Capítulo 20
- … pero aún no me
has dicho… ¿sucedió algo con Sebastien?
- Mel… ¿cómo va
todo por Italia? -inquirió Dome sin
ánimo y evadiendo una vez más las preguntas de su amiga.
- ¿Dome? -Mel interrogó por el teléfono- ¿Estás bien?
- Perfectamente,
Mel -seguía con una voz extraña- ¿Por qué?
- Por nada -desistió porque Dome no decía nada- ¿Y Alex?
- Muy juguetón
preguntando por ti.
- ¿Está por
ahí? -Mel inquirió y oyó la risa de
Dome.
- Si, está
conmigo. Te lo paso.
Mel habló un tiempo con Alex. Dome sonreía al ver el entusiasmo de su
pequeño ¡Estaba cada día más preguntón!
Además, Mel era su madrina y siempre estaba pendiente del pequeño. Posteriormente, Dome tomó el teléfono y
preguntó por Danna, la hermana de Mel, y le envió disculpas por no poder
asistir. Se despidieron sin conversar
nada en concreto, la verdad es que Dome no tenía ansia alguna de hablar sobre
sus decisiones ni debatir con Melina sobre su obsesión. Ya no… estaba cansada de líos y solo
necesitaba paz… nada más.
***
Sebastien se preparó para descender del avión que lo
dejaba finalmente en Italia. Habían sido
días agitados… y ahora podría disfrutar junto a Leonardo y su familia, que eran
como si fueran suya también. Sonrió…
además podría investigar algo más de la conexión entre el pequeño y Dome…
- Sino porque te quiero a mi lado… -Sebastien la estrechó- te deseo tanto Dome…
eres única…
Sus palabras no eran
románticas precisamente… pero la hacían sentir en el paraíso… deseo o no… no
importaba, lo que realmente era valioso, era que… no hacía falta falsas
promesas de amor, que rara vez se cumplían, para ser feliz… definitivamente
no, eso lo había aprendido con él.
- Yo también te deseo, Sebastien… -ella le dirigió una mirada pícara- ahora más que nunca…
- ¿Ahora?
-inquirió sonriendo seductor-
¿estás segura?
- ¿No crees lograrlo, Seb? -bromeó ella provocativa.
- ¿Qué no?
-Sebastien se fingió ofendido-
Vas a ver lo que puedo lograr…
- ¿Señor
Lucerni? Hemos aterrizado -anunció nuevamente el asistente y él asintió
sin mucho interés… perdido aún en recuerdos.
- Sebastien… han sido días maravillosos…
perfectos. Gracias -pronunció besándolo en la mejilla.
- De nada
-sonrió el atrapando su boca- Y
este es porque yo también debo darte las gracias cariño… -y nuevamente la besó.
- Siendo así… de nada… -susurró ella contra sus labios y antes que
se separara lo besó nuevamente.
- Así no terminaremos nunca… -bromeó él y continuó besándola…
- Ya basta Seb…
-él volvió a besarla- vas a
perder el avión… -él siguió- mantén tu
boca quietecita Sebastien Lucerni… -lo
reprendió riendo.
- Un último beso… vamos Dome… no me castigues
así…
- Ahí tienes tu último beso… -pronunció dándole un suave y breve roce en
su mejilla- ahora… vete de aquí…
- Está bien… mala… -murmuró y se giró con las manos en los
bolsillos.
- Ya… vale.
Uno más… -pronunció Dome
girándolo hacia ella y lo besó con infinita pasión y ternura.
***
Sebastien arribó a la fiesta con su objetivo muy
claro. Debía localizar a Mel y hacer que
empezara a hablar… no escatimaría recursos… por supuesto. La halló sentada completamente sola en la
mesa… era su oportunidad. Se acercó
sigilosamente y le habló despacio:
- ¡Qué bueno
verte, Melina! -inquirió con voz sexy y
la sobresaltó.- Te ves preciosa.
- ¡Sebastien! -Mel lo miró sorprendida.- Igual te ves muy bien,
- ¿Por qué no bailas? -él sonrió seductor.
- ¿Qué? Porque no estoy de ánimo -ella se mostraba sorprendida.
- ¡Lástima! Yo deseaba tanto bailar contigo -susurró galante y ella empezó a mirarlo como
si estuviera loco.
- ¿Sebastien estás
bien? -Él nunca se había fijado en
ella. Ahí había algo muy raro- Generalmente, tú…
- ¿No soy
así? -él preguntó divertido.
- No, siempre eres
así -Mel dijo retadora- pero no conmigo.
- ¡Atrapado! -él sonrió y ella entendió el encanto matador
del que hablaban las mujeres- Solo
quiero hablar…
- ¿De qué? -ella no iba con rodeos y eso hizo que él se
separara.
- ¿Doménica está
bien? -Mel lo miró sorprendida.
- ¿Por qué?
- Porque no ha
venido -él habló con un tono
despreocupado- Y sé que es muy amiga de
Danna también… Simple curiosidad.
- ¿Si? -Mel no se lo creía. ¿De cuándo acá Sebastien tenía “simple
curiosidad”?- Te conozco,
Sebastien. Me agradas pero no voy a decir
nada de Dome… solo que estaba perfectamente la última vez que la vi.
- ¿Y no vino por?
- Porque no
pudo. ¿Algo más para satisfacer tu
simple curiosidad? -Mel dijo sonriendo
irónica porque no iba a decir nada de nada.
Sebastien se fingió resignado pero no acabó por
convencerla.
Capítulo 21
- ¡Nunca vas a
caer! -sonrió inocentemente y Mel
entendió que era lo que hacía irresistible a Sebastien. Era esa mezcla de ángel – demonio. Pasaba de ser un corderito a todo un lobo en
segundos. Pero eso sí -pensó Mel- nunca lo había visto sin esa sonrisa
seductora y ese brillo de cazador experimentado.
- ¡Ni lo
intentes! -bromeó mientras tomaba su
mano para ir a la pista de baile.
Durante varios minutos Sebastien reflexionó las palabras
que debía decir… aunque suponía que Mel seguiría sin comentar nada… hummm… de
pronto se había quedado muy callada.
- ¿En quién
piensas? -Sebastien le miró inocente.
- ¡Qué curioso
eres! Nadie en especial…
- ¿Adivino? -Mel lo miró suplicante y él entendió la
sutil señal- Estabas pensando en… lo
bien que se ve ese pastel de cumpleaños
-sonrió y le tomó la mano- Vamos que
yo también tomaré un pedazo.
Sebastien sonrió ante la sorpresa dibujada en la cara de
Melina… pero pronto ella dejó su actitud defensiva y se mostró como una
compañía sumamente agradable y una excelente bailarina… pero, no era lo que él
deseaba… sus brazos la rodeaban pero no sentía nada… no encajaban
perfectamente… como… solo le sucedía… con Dome.
***
-
¿Interrumpo? -preguntó Dome
mirando por la puerta entreabierta.
- Para nada Dome…
pasa linda -saludó con cariño Edu
levantándose de inmediato a besar su mejilla-
Siéntate, por favor.
- Gracias
Edu. ¿Qué caso estás revisando? -inquirió curiosa al ver los papeles que
copaban el escritorio.
- El de la
transnacional -respondió concisamente.
- ¿Ha surgido
algo? Según dijiste…
- Si, no es que
haya mayores dificultades. Solo que
Santoro se ha retirado del caso…
- ¿Por qué? -Dome estaba sorprendida- Era algo que no consumía demasiado tiempo e
ideal en su caso…
- Exacto. Lo era…
-afirmó él- hasta que su esposa
dio a luz.
- ¿Ya? -ahora Dome lo entendía todo- Ha pedido tiempo para…
- …dedicarse a su
familia -completó Eduardo asintiendo.
- ¿Qué vas a
hacer? Tú lo asumirás supongo…
- No, Dome. De hecho, estaba a punto de llamarte… lo asumiré si, pero requiero tu ayuda. Tú conoces que tengo varios casos que no
puedo posponer… así que tú te enfrascarías en estudiar completamente el caso de
la transnacional… exclusivamente…
- Pero Edu… tú
sabes que deseaba tomar mis vacaciones…
- Lo sé. Solo es un pedido al que te puedes negar sin
problema Dome. Es que conoces nuestra
situación… como bufete estamos a rebosar de casos… únicamente tú lo evitaste
por no interferir con tus vacaciones precisamente. Pero, no será mucho. Es solo cosa de leer los contratos y analizar
las leyes que pueden llegar a interferir… seguridad jurídica. ¡Vamos Dome!
Estaba muy tentada de aceptar. Después de todo no era complicado y… debía
tenderle la mano a Edu. Él siempre lo
había hecho con ella.
- Está bien… pero
solo será ese… -aceptó con algo de
resistencia.
- Gracias… sabía
que contaba contigo.
- ¿Podrías ponerme
al tanto? -interrumpió Dome.
- Lo siento pero
eso debes preguntárselo a Santoro. Aún
no he tenido tiempo de estudiar ni la primera hoja del expediente. Ni siquiera sé quien es el representante legal…
todos esos detalles lo conoce Santoro… llevaba prácticamente solo el caso. Yo estoy ahí por si surge algo, como siempre
Dome, pero sé que lo harás perfectamente…
- Vale. Iré a hablar con Santoro y luego comunicaré
al representante el cambio de asesor legal
-se despidió con un beso suave en la mejilla y se alejó sonriendo.
Dome no estaba del todo convencida de lo apropiado de
tomar el caso, después de todo había planeado estas vacaciones desde hace
mucho… pero no era mayor trabajo. Unas
cuantas sesiones y pocos análisis finiquitarían el caso. Luego de recoger los papeles de la
transnacional de las manos de Santoro, se dirigió a su secretaria y le pidió
que comunicara la noticia del cambio de abogado al representante legal.
Tomó una de las carpetas para iniciar la lectura. Así que era una transnacional de varios
accionistas con oficinas por todo el mundo y su matriz en…
- Doctora me he
comunicado con las oficinas de LIMB Corporation… pero ha tomado el recado la
secretaria ya que el representante está de viaje.
- ¿Cuándo
vuelve? -inquirió Dome elevando su
mirada de los papeles.
- Probablemente en
una semana.
- Gracias Joan,
puedes retirarte -dijo Dome pero de
inmediato añadió- no olvides programarme
una cita con él en cuanto regrese.
- Por supuesto
doctora. Está hecho -contestó retirándose.
Dome continuó leyendo.
Efectivamente LIMB Corporation estaba conformada por varios accionistas
y tenían su sede en… Los Ángeles -eso le
presentó cierta inquietud. Intentó
recordar… ¿era LIMB el nombre de una de
las empresas que manejaba Sebastien? Él
casi nunca hablaba de trabajo con ella en aquel entonces… pero cuando nombraba
algo de la transnacional sus ojos brillaban… se sentía orgulloso… y para colmo…
recordaba claramente… “su matriz está en
Los Ángeles”. Pero, había que ser
realistas ¿qué posibilidad había de que en tan grande ciudad Sebastien
contratara el servicio de su bufete o que en realidad fuera esa
transnacional? Prácticamente
ninguna -se afirmó tranquilizadora- pero tenía una forma rápida de zafarse de
dudas… el expediente legal entre sus manos.
Leyó con presteza… por supuesto… sociedad anónima representada por su
presidente ejecutivo… Sebastien Lucerni.
Capítulo 22
¿Existiría una ironía más grande? Cuanto más deseaba olvidarlo… más presente se
volvía. Quien diría semejante
coincidencia… pero no había que darle
más importancia de la que merecía.
Porque analizándolo era lógico: una gran transnacional contratando al
mejor bufete… Ya basta, mejor lo dejaba
ahí… además ni siquiera había considerado algo: Sebastien era el presidente
ejecutivo y los presidentes ejecutivos no se encargaban de ir abriendo
sucursales por ahí, para eso tenían delegados.
¡Claro! Ahora la presencia de
Sebastien en España tenía sentido: había venido a supervisar la apertura de la
nueva sucursal.
Si, pensándolo bien… no había más que pensar. Mejor llamaba a Mel para preguntar como iba
todo por ahí.
- ¿Si? -contestó Mel
- ¿Cómo estás
Mel? Estuve intentando comunicarme
pero… -empezó a decir Dome, pues la
llamada no le entró de inmediato.
- Llamada de mi
madre -interrumpió Mel.
- Te escucho…
hummm… extraña. ¿Sucedió algo?
- Nada
extraordinario… -Mel respondió- Excepto que encontré varios rostros
familiares…
- Como es de
suponerse… -se rió Dome y eso alivió a
Mel.
- Pero no te
imaginas a quien…
- ¿Quién? -preguntó tensamente Doménica.
- ¡Daniel,
claro! -Mel se rió porque podía
imaginarse la cara de ella- ¿el amigo de
Edu, recuerdas?
- Se quién es,
Mel… ¡muy graciosa! -suspiró aliviada.
- ¿Por qué? ¿Tú de quien pensabas…? -dijo fingiendo inocencia- Ah, tú creíste que hablaba de…
- Si, si -para que negarlo- Ahora que quedó claro… ¿qué paso?
- Nada…
- Melina… -rebatió en tono de advertencia Dome.
- ¿Recuerdas la
primera vez que saliste con Sebastien?
-Mel no esperó respuesta- Claro
que si -se auto contestó- Me dejaste intrigada… toda la noche…
- Pero no es lo
mismo… -replicó Dome.
- No pude dormir
pensando en como había sucedido aquel beso…
tú… tan recatada…
- Mel… al
grano -Dome no quería volver a evocar
esos recuerdos.
- ¡Qué no te
cuento nada! -soltó riendo de golpe.
- ¿¿Cómo?? -Dome gritó-
No te vas a atrever a dejarme así…
- ¿Lo
apuestas? -Mel no escuchó nada- Adiós Dome.
- Pero… no es
justo…
- Cuida mucho a Alex.
- No es lo mismo…
tú no tienes fecha de retorno…
- Chiao Dome - colgó a pesar de las protestas de su amiga.
Dome se quedó mirando entre indignada y divertida a la
bocina del teléfono. Fuera lo que fuera
que estaba pasando en Italia, le estaba haciendo mucho bien a Mel, que volvía a
bromear y reír, como en el pasado.
Cuando estuvo a punto de marcarle otra vez, Edu entró en su oficina y la
invitó a comer. Tenía tanta hambre que
reprimió enseguida la curiosidad anterior, entablando conversación con Eduardo
y los casos del bufete.
***
Sebastien se recostó en el cómodo asiento de su avión
privado mientras daba un último vistazo a Italia. Había transcurrido toda una semana desde la
fiesta de Beth y se sentía mucho más relajado después de verificar que todo
marchaba bien y que su mansión seguía tal como la había dejado al igual que su
odiosa hermanastra… -suspiró sonriendo-
bueno, en realidad, se sentía con grandes deseos de ver a Dome. Cada paso que daba en Italia traía a su mente
recuerdos del pasado… memorias de la
época más tierna de su vida.
Sebastien intentaba convencer a Dome para que adelantara su viaje a
Italia. Le prometía unos días
maravillosos y estaría disponible en todo ese tiempo para ella. Tenía la excusa perfecta al asistir a la
fiesta de Danna… no tardó mucho en
vencer la débil resistencia de ella con una sesión intensa de besos.
Se trasladaron en su avión privado y a pesar de todo, Dome se resistió a la
idea de hospedarse en la mansión Lucerni que le ofrecía Sebastien. Él accedió a llevarla a la hostería pero eso
si, le advirtió, tendría paso libre para visitarla siempre que quisiera. Por supuesto, accedió ella riendo por la
picardía contenida en sus gestos.
Pasaron la noche en la hostería y al día siguiente Sebastien le comunicó que
deseaba que conociera su hogar. La
mansión Lucerni era impresionante…
decorada con exquisito gusto.
Recorrieron los hermosos jardines mientras charlaban y reían tomados de
la mano… como ya era una costumbre… juntos se sentían relajados y felices. Bromeando por una anécdota que acaba de
relatarle Sebastien, dieron vuelta y se encontraron con una bella mujer… a la
que Dome no conocía pero se notaba que era de alta cuna y por el aire
aristocrático que manaba de la dama en cuestión, debía ser…
- Sebastien ¿tú por aquí? -saludó la mujer con evidente desdén.
- Por supuesto, Antonella. ¿No puedo venir a mi casa? -preguntó con igual tono y con desgana soltó
la mano de Dome- Doménica, te presento a
mi hermanastra, Antonella.
- Mucho gusto señorita -dijo Dome y educadamente le extendió una
mano que Antonella no aceptó.
- Igual niña ¿es tu nueva
conquista? -increpó con malicia
Antonella mientras Sebastien le dirigía una mirada asesina- Hummm… ¿qué viste esta vez? -siguió Antonella
- Cuida tus comentarios,
Antonella. Recuerda que es mi casa
-enfatizó Sebastien molesto-
Mejor vete de compras -dijo… y no
era una sugerencia sino una orden- Eres
una maleducada… -cortó la réplica de Antonella-
y aprendes a comportarte con mis
invitados o puedes ir buscando un nuevo lugar para vivir… -dio por terminada la discusión y la mujer se
retiró furiosa.
Capítulo 23
El ambiente se había puesto algo tenso pero Sebastien no le dio
importancia. Volvió a tomar la mano de
Dome y le condujo a través del camino que llevaba hasta la hermosa piscina de
la mansión.
- ¡Que piscina más
espectacular! -murmuró Dome encantada.
- ¿Te gusta nadar? -Seb la miró sonriendo.
- Me fascina… es una de mis
actividades favoritas en mi tiempo libre…
- Bien… entonces a nadar se ha dicho -aseveró Sebastien divertido.
- Ah no Sebastien… tú no me dijiste
nada de lo planeado y no tengo bañador…
- ¿Y eso que tiene? -inquirió él cada vez más expectante.
- Ni lo pienses… De ninguna
manera… -dijo Dome mirando el brillo
pícaro dibujado en los ojos de él- Seb…
quieto… -ella murmuró cuando él la
atrapó contra sí.
- Hummm… repítelo… -él le retó.
- Seb… vas a arruinar mi ropa -dijo adivinando sus intenciones- vamos…
- Ese no es problema… -espetó juguetón y empezó a desabrochar los botones
de la blusa de Dome.
- No me refería a eso… Sebastien, estás loco…
- Completamente loco por ti -afirmó y con Dome en brazos saltó a la
piscina.
Se sumergieron y Sebastien continuó jugueteando con la boca de Dome…
recorrió su rostro mientras sus inquietas manos la despojaban una por una de
sus prendas.
- Seb… -Dome sonrió-
me divierto tanto contigo… te…
-estaba a punto de decírselo… casi… sus labios por poco pronunciaron… te
amo.
- ¿Te…? -él la miró algo tenso.
- Te agradezco por haberme convencido
de venir antes…. –concluyó Dome y eso
arrancó una de las seductoras sonrisas de Sebastien.
- De nada… pero menos palabras y más
hechos… -dijo riendo y la dejó en brassier y bragas.
- Es totalmente injusto… si alguien
nos viera…
- Nadie nos verá… es propiedad
privada…
- Igual… es injusto… porque no
estamos en iguales condiciones…
- ¿Pero tiene arreglo no?
Dome afirmó y empezó a despojar con lentitud a Sebastien de su camisa y
pantalones. Entre beso y beso sus
cuerpos se acercaban más a la ardiente pasión que consumía sus almas.
- Ha sido maravilloso… -murmuró Dome sentada entre las piernas de
Seb mientras él acariciaba su cabello- tengo sueño…
- ¿Vamos a mi habitación? -sugirió y ella accedió.
Sebastien salió mientras se colocaba sus pantalones y su camisa totalmente
mojada… fue por unas toallas y arropó a Dome.
Él se enrolló la toalla en la cintura y la condujo hasta su
habitación. Se recostaron empapando la
cama… pero él retiró el edredón y cuando hubo recorrido cada rincón del cuerpo
de Dome… secándolo, le colocó entre las finas sábanas. Sebastien hizo lo mismo y se recostó a su
lado… quedándose dormidos al instante.
Ella firmemente acomodada en el pecho de su Sebastien, mientras él
estrechaba con uno de sus brazos su cintura.
Cuando Dome despertó se incorporó lentamente… estaba sola en una cama
desconocida… pero deliciosa. Miró
alrededor y enseguida notó ese aroma inconfundible… era el dormitorio de
Sebastien. Se levantó envuelta en la
sábana y empezó su recorrido. Era una
habitación masculina pero elegante… sobria en detalles y con solo dos fotos
cerca. Suponía que en una de ellas
aparecían los padres de él… en otra, era un precioso niño… de seguro era Seb.
- ¿Has terminado Dome? -inquirió divertido Seb apoyado en el marco de
la puerta- ¿O deseas un recorrido
privado?
- No te sentí venir… -aclaró ella ofuscada- no te molesta ¿cierto?
- Claro que no… sino en primer lugar
no te habría traído a mi habitación…
- No me dirás que soy la primera
¿eh? -exclamó irónica Dome.
- Pues no -aclaró él y ella se puso seria- En realidad, la mucama entra todos los días…
- Sabes que no me refiero a eso…
- Pues en ese caso… si eres la
primera mujer con quien tengo una relación que haya conocido mi habitación
privada. Bienvenida…
Dome sonrió y se acercó a besar tiernamente sus labios. Él la tomó en brazos y le colocó suavemente
en la cama. Ella se revolvió sonriente y
le dejó un reguero de besitos por todo el rostro.
- Dome que no sigas… la comida está
lista… -exclamó con esfuerzo.
- Tienes razón… me muero de
hambre -confirmó ella deteniéndose.
- Lo suponía… aunque me estaba
gustando mucho esta actividad…
- De eso nada Sebastien Lucerni…
ahora me llevas a comer y punto.
Se levantaron riendo y él bromista le dijo que si deseaba imponer una nueva
moda -al verla con la sábana alrededor
de su cuerpo- ella se sonrojó
profusamente y le pidió unos minutos para cambiarse.
En el atardecer regresaron a la hostería y cenaron. Luego de varias sesiones cargadas de pasión y
romanticismo, Dome le preguntó por su relación con Antonella, no parecía una
normal entre hermanos…
- Es algo complicado mi niña. Antonella es mi hermanastra, es solo hija de
mi padre… de su primer matrimonio. Fue
breve y en apenas un año mi padre se volvió a casar con mi madre. Antonella siempre sintió resentimiento por mi
madre… tuvieron una relación muy difícil.
Luego nací yo… me convertí en el heredero de la familia Lucerni… de su
apellido para darle descendencia. No
pienses que Antonella no heredó también a la muerte de mis padres… en realidad
ella heredó una suma equivalente a la mía, en dinero, pero yo ya tenía mis
inversiones… y la mansión por tradición es propiedad del heredero varón; pero
todo ese dinero ella lo derrochó en viajes y caprichos. Tuvo que casarse con un hombre adinerado pero
terminó divorciándose… él le da una pensión, que no es mucho para su estilo de
vida… por eso tenía la esperanza de conquistar a mi amigo Leonardo, pero Danna
le estropeó los planes -sonrió Seb- para bien, eso si. Yo me compadecí de ella y le ofrecí como
residencia la mansión Lucerni… ella aceptó aunque a veces se le olvida que es
mía. Pero Antonella sabe que tiene sus
límites… así que no te preocupes… ella no hablará de ti con nadie. Y en cuanto a su comentario sobre mis
conquistas… no es cierto, solo quería fastidiarte -terminó él y Dome se acurrucó a su
lado- Duerme linda que mañana tenemos
todo un día por delante… juntos
-Sebastien le pasó el brazo por su cintura y se durmió acariciando con
su otra mano su cabello.
***
Sebastien volvió a la realidad cuando le anunciaron que
había llegado a su departamento en España.
Había dado un breve recorrido por unas memorias tan… especiales… únicas…
- ¿Señor
Lucerni? -llamó carraspeando el
chofer- Me han comunicado que tiene una
visita en el salón.
- ¿Una
visita? -extrañado Sebastien se preguntó
quien podía ser. Prácticamente nadie
conocía el hecho de que llegaba a España hoy-
Gracias.
Se dirigió lleno de curiosidad… el pasillo que daba al
recibidor le permitió vislumbrar la figura esbelta de una preciosa mujer. Ella percibió su llegada y lo miró… era
Rebecca, la joven que lo besó en la cafetería.
Sebastien no cabía en sí de la sorpresa ¿cómo supo ella donde hallarlo y
el momento?
- Sebastien, te
estaba esperando… -dijo con tono
sensual.
- Hola Rebecca,
que gusto verte… -respondió con
cautela. Primero debía averiguar las
intenciones de ella al venir-
¿Cómo…? ¿Quién…?
- Tengo mis
medios, guapo -contestó ella
rápidamente- Hago de todo por conseguir
lo que quiero…
- ¿Y qué es
exactamente lo que quieres?
- Te quiero a
ti… -explicó acercándose con movimientos
felinos.
Capítulo 24
- A ver preciosa…
-Sebastien le indicó el asiento-
hablemos con calma…
- No pensé que
fueras hombre de palabras…
- Si estoy enfrentándome
a la joven hija de un amigo, si lo soy…
- ¿Es eso lo que
te preocupa? -espetó la jovencísima
mujer- Yo soy mayor de edad… ya no rindo
cuentas Sebas…
- No deseo tener
problemas Rebecca. Yo no soy un hombre
de relaciones serias y ese tipo de cosas…
- ¿Ese tipo de cosas?
-ella caminó hasta sentarse junto a él-
¿Quién te dijo que yo estoy interesada en una relación seria?
Rebecca intentó abrazar a Sebastien… empezó a pasar sus
dedos por el cabello de él y se fue acercando hasta sus labios.
- Estoy dispuesta
a todo por ti, Sebastien. Me pareces un
hombre tremendamente magnífico… quiero continuar lo que dejamos pendiente en la
cafetería… llegar hasta…
- Me halagas
chiquilla pero que te parece si lo tomamos con calma -comentó alejándose sutilmente- tú también me pareces puro fuego pero…
- Aceptó Sebas… lo
tomamos con calma -accedió- pero con una condición.
Él estaba a punto de respirar aliviado. No es que esa mujer no le gustara… solo que
era una muy chica y si el padre de ella se enteraba… podía verse comprometida su tan preciada
libertad…
- ¿De qué
condición estamos hablando?
- Una cena…
- ¿Una cena? -Sebastien dijo sorprendido.
- Si, una cena… tú
y yo… solos… ¿Qué dices?
- Una cena será entonces… dalo por hecho preciosa -sonrío Seb seductor… pensándolo bien… si
estaba necesitando algo así en su vida…
***
Doménica se vistió con un traje muy sencillo color gris y
una delicada blusa palo de rosa. Había
llegado el día de la reunión con el representante de LIMB Corporation. Sería tonto negar que se sentía muy
nerviosa. ¿Qué tal si Sebastien era
quien dirigía la nueva sucursal? Sabía
que ya había concluido que eso sería algo absurdo… pero aún así, esa inquietud
no acaba de borrarse del todo de su corazón.
Cuando pisó las oficinas todo era muy elegante. Pidió a la secretaria la condujera hasta el
lugar de encuentro. La oficina contaba
con un escritorio de fino acabado, escasa decoración y… un hombre que no se
parecía en nada a Sebastien parado detrás de él.
Dome soltó el aire aliviada, el hombre le dedicó una
sonrisa genuina.
- Buenos días
abogada. Siéntese por favor -Dome agradeció sonriendo pero su gesto se
congeló al instante cuando el hombre continuó-
el presidente está a punto de llegar.
Precisamente, Sebastien entraba por la puerta
disculpándose por el retraso… y miró escéptico a la mujer sentada en la silla…
así que su nueva abogada era Doménica… que coincidencia más grande.
- Señor Lucerni,
la abogada representante del bufete.
Permiso.
Sebastien asintió y lentamente se acercó hasta colocarse
detrás del escritorio y se sentó en su silla.
Mutuamente se seguían con detenimiento cada movimiento. Él tomó la palabra.
- ¡Qué sorpresa
encontrarte a ti Dome! -habló risueño
Sebastien- ¿te encuentras bien?
- Perfectamente
Sebastien y ¿tú cómo estás? -Dome
intentaba sonar profesional.
- Muy bien, aunque
algo preocupado por nuestro último encuentro.
¿Seguro estás mejor? -él lucía
verdaderamente preocupado- ¿has visto a
un médico?
- No ha sido nada,
Seb -Dome sonrió tranquilizadora,
olvidándose por un momento de que debía alejarlo de ella- Es algo… que me sucede a veces…
- Esta bien
entonces… ¿Te parece si empezamos?
- Por
supuesto -Dome tomó las carpetas del
caso e inició las observaciones en los contratos.
Pasaron varias horas revisando los papeles
pertinentes. A los dos les costaba
concentrarse, pero Dome se sentía muy bien, Sebastien siempre había sido una
excelente compañía… muy ingenioso y divertido.
- Creo que eso es
todo -Dome se levantó
despidiéndose- Hasta pronto.
- Espera… ¿quieres comer algo?
- Lo siento, ya
tengo una cita -se disculpó.
- No hay problema
entonces -ella se dio vuelta- una última cosa ¿por qué no fuiste a la
fiesta en casa de Leonardo?
Dome se lo pensó un momento. Sebastien la miraba con algo parecido a la
esperanza en sus ojos azules.
- Mucho trabajo…
- Bien. Hasta pronto Doménica -él se levantó caballerosamente mientras ella
salía del despacho.
Doménica salió rápidamente de ahí. Sentía unas ganas locas de besarlo… realmente
lo había extrañado… ¿por qué rayos tenía que volver a su vida? La verdad, había pensado que luego de la
última vez en Italia… jamás se volverían a ver…
Había llegado la
fecha de la fiesta ofrecida en casa de Danna y Leonardo. Doménica había pasado la semana más deliciosa
de su vida junto a Sebastien… momentos memorables. Cada día se sentía más peligrosamente parte
de él… sentía que empezaba a tener sentimientos hacia él…
- ¿Qué sucede Dome? -inquirió Mel- te has quedado muy callada mirando a
Sebastien… ¿ha pasado algo?
- ¿Ah?
¿Yo con Sebastien? -Dome río
nerviosa- Sería una locura. Solo lo miraba… realmente es muy guapo…
- Si, y todo lo que tiene de guapo lo tiene de
seductor -observó Mel.
- Efectivamente. No es mi tipo de hombre -aclaró Dome- solo que es toda una tentación…
- ¿Qué paso con tu timidez? -bromeó Mel.
- No lo sé… la estoy buscando. Así que ya sabes si la encuentras… -le siguió la broma Dome y en ese preciso
momento se acercaba Seb.
- Buenas tardes bellas señoritas -saludó galantemente y sonrió como solo él lo
podía hacer- ¿Me concedes esta pieza
Doménica?
Ella aceptó la mano
extendida y él le guiñó un ojo para a continuación dirigirse a Melina:
- Estoy plenamente convencido de que la mejor
manera de llegar al corazón de una mujer es conquistando a su mejor amiga… así
que permiso Mel -dijo provocando la risa
de las jóvenes y Mel asintió solemnemente aún riendo.
- Estás loco, Sebastien. No sé que tienes pero…
- ¿Igual te gusto no? -él puso una cara angelical.
- Tienes razón.
Loco o no… no puedo dejarte Seb…
- Eso está mejor -Seb asintió y la estrechó contra su cuerpo
moviéndose al ritmo de una suave melodía.
Habían disfrutado de
la canción. Se separaron pues era lo más
prudente y se citaron en su amado jardín.
- Cariño, extraño tanto tus labios -Sebastien atrapó su boca frenético- tu rostro, tu cabello, tu cuerpo -decía besándola con pasión.
- Yo también te extrañé mucho…
Pasaron varios
minutos reconociéndose. Habían pasado
apenas dos días sin verse… pero ellos los sentían como toda una eternidad. Finalmente respiraron y se miraron
sonrientes… con ojos llenos de ternura…
- ¿Has pensado en casarte? -Dome soltó sin pensar dejándolo sorprendido.
- Nunca
-afirmó cortante él. El solo
pensar en perder su amada libertad hacía que le recorrieran escalofríos- Yo no pienso casarme jamás.
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