viernes, 3 de enero de 2014

Noches En El Balcón 15

¡Maldita fuera!

Gruñó para sí, cuando se vio nuevamente abordada por Ignasi. Sí, sí… El chico estaba siendo muy atenta con ella, reconoció cuando de un solo trago bebió el refresco de limón, que le había servido en un vaso ancho.

Aquello parecía una bebida digna del infierno. ¿Cómo podía beberse aquello la gente? Prácticamente parecía que le estabas dando un trago a la lejía.


Detuvo sus protestas mentales, cuando por el rabillo del ojo captó que Elisabeth y Eric, se decían algo. Molesto para él, pero satisfactorio al parecer para ella.

¿Se trataría sobre la compañía de Ignasi?

Pensó abriendo un momento sus ojos, para velozmente plantar una arruga en su frente, al ver por donde estaba tirando su mente.

¿Ya le estaba afectando el alcohol al cerebro?

Realmente, llevaba unos días que su mente en referencia a todo lo que estuviera relacionado con Eric, no trabajaba nada cuerda.

No señor, algo le estaba fallando ahí dentro. Dado que no era normal, que se hubiera sentido un poco triste e inquieta al no saber donde estaba. Molesta y avergonzada, cuando lo pilló en aquella situación en el sofá y que su sistema nervioso, hirviera cuando lo tenía rondando cerca.

Solo podía haber una explicación para aquello… El chico la sacaba de quicio.

-¿Lo conoces de hace mucho?

Interrumpió de sopetón Ignasi, el caos que había en su cabeza.

-¿Perdona?

Se giró a mirarlo algo avergonzada, al reconocer que lo había ignorado, después de que él estuviera atento por ella.

Viendo como los labios del chico, aparecía una leve mueca, acabando en una tierna sonrisa.

-¿Si hace mucho que conoces a Eric?

-Unos meses –Respondió no comprendiendo aquel repentino interés en ello-. Es mi vecino y trabajamos juntos –Se encogió de hombros-. Aunque tampoco es que nos veamos mucho. Pero puede decirse, que es la primera persona que he conocido en mi mudanza a ésta ciudad. Además, me ha ayudado mucho, sin pedirme nada a cambio.

Ignasi volvió a mostrar otra nueva sonrisa.

-Sí, ese es nuestro Eric –Soltó un suspiro leve-. Todo un caballero.

-Al que también le gusta chincharme siempre que puede –Masculló entre dientes, causando que el chico soltara una sonora carcajada, llamando la atención de los que se hallaban cerca.

-Pues yo creo, que esto te divierte un poco –Le guiñó un ojo-. Aunque ahora mismo, por ciertas razones te lo niegas a reconocer.

-¿Cómo? –Mostró una leve arruga en la frente, obvia respuesta a que no comprendía exactamente sus palabras.

-Nada, tonterías mías –volvió a sonreír-. Me refería a que va ha ser una noche divertida -Confesó dando un paso hacia ella, para rodearle el cuello con un brazo y arrimarla hacia él, pudiendo así, depositar un casto beso en su frente-. ¿Te vienes a dar un paseo por la playa?

No pudo ocultarlo, fue muy evidente.

Ante aquella proposición, Yola abrió sus ojos de forma desmesurada a la vez, que todo su rostro se tornaba colorado. Mirando por un segundo, en repetidas veces a su amiga con gesto nervioso.

Ignasi, al ver el apuró que apareció en  la chica por su invitación, volvió a soltar otra sonora carcajada, para seguidamente sorprenderla aún más cuando se inclinó hasta su oído y susurrarle unas palabras tranquilizadoras, pero intensificando así los nervios en su amigo al depositar su mirada burlona fija en él.

Sí, estaba provocando a Eric, sin que ola lo supiera.

-Puedes estar completamente tranquila, que no llevo segundas intenciones. Nos cavamos de conocer… Se trata de solo caminar un poco. Estirar las piernas en la arena de la playa –Explicó volviendo a enderezarse, mirando por última vez a su amigo, quien tenía el ceño fruncido.

-¿Te apetece? –Preguntó volviendo a mirarla-. De ésta manera –Le guiñó un ojo con cierta diversión-. Podrás ser tú, quien chinche un poco a Eric.

-OH –Soltó en un susurro ella, mientras lo pensaba por un segundo.

Realmente, sabía por Elisabeth que podía confiar plenamente en el chico. No tenía porque desconfiar en él. Y al parecer, éste también había captado el aire restrictivo que estaba aplicando su vecino sobre ella.

Que también le agradecía mucho, que estuviera pendiente de ella. Lo único que podía molestarle, es que se negara aceptar que a veces lo hacía, marcado por la diferencia de edad. No queriendo ver, que podía saber cuidarse en la mayoría de situaciones.

Como en aquel mismo momento, giró un segundo su cabeza hacia él, para encontrarse con su mirada reprobadora.

¿A qué diantres venía aquello?

No estaba haciendo nada malo, ni tampoco se hallaba provocando a su amigo, para confundirlo y que se creara falsas expectativas.

¿Acaso no tenía derecho, hacer algún amigo más aunque no fuera de su edad? Era aquello lo que le molestaba a Eric.

Pues Ignasi, tenía razón. Iba a ser divertido chincharle un poco aquella noche.

-Acepto dar ese paseo por la playa –Señaló con tono cantarín, girándose y alzando su rostro hacia él-. Además, ésta zona del paseo marítimo no la conozco aún.

-Pues andando –Sentenció posando una mano alrededor de su cintura, para conducirla con paso tranquilo por la terraza a una puerta, que daba directamente al paseo marítimo.

Aunque sonriera un poco por aquello, sabía que tampoco había actuado del todo bien, al no acercarse al menos a su amiga y darle alguna explicación.

Simplemente se había limitado a dejarse guiar por Ignasi, sin mirar en ningún momento por encima de su hombro en dirección a ellos dos. Pero aún así, sin hacerlo. Podía notar la mirada de él clavada en su espalda, taladrando con gran fuerza. Sabiendo, que aquello le costaría mucho más tarde una reprimenda. Aún así, plantó aún más grande sus sonrisa al salir los dos a la oscuridad del paseo.

Caminaron hasta el muro bajo, que separaba la acera de la arena de la playa y se quitaron los zapatos, para llevarlos sujetos en las manos.

No pudiendo evitar de soltar un suspiro lleno de satisfacción, cuando sus pies descalzos hicieron contacto con la fresca y fina arena.

Ignasi la miró y sonrió por aquel gesto súbito, mostrando lo sencilla que era.

-A veces, un momento de paz sienta de maravilla –Comentó divertido.

-Sí –Le sonrió-. Me encanta la playa. En Gerona, no había día del año que me acercaba a la playa. Me encanta su paz y poder leer de forma relajada con su música.

-Que te parece si caminamos por la orilla –Sugirió con una sonrisa pillina-. ¿O eres una princesita que teme mojarse?

-No soy ninguna flor delicada –Soltó con un poco de enfurruñamiento y con los brazos en jarra, para encogerse de hombros cuando la voz de su vecino, la sorprendió pro la espalda.

-Eso puedo asegurarlo perfectamente –Interrumpió en la arena junto a Elisabeth-. ¿Verdad pequeña demonio rojo?

-Entonces, sino no soy esa flor –Se giró a encararlo con cierta brusquedad-. ¿Qué demonios pintas yendo tras mis pasos?

Su amiga, sonrió y le hizo una señal de victoria con su pulgar apuntando hacia arriba. Al ver la sorpresa de Eric, ante su actitud atacante.

Pero como no, éste se recuperó rápido de su sorpresa para sonreírle y mirarla directamente a los ojos.

¡OH no, ahí volvía a estar aquella mirada extraña en él!

-Porque me gusta tu compañía –Se encogió de hombros, al confesar con tono relajado-. Y también me gusta pasear por la playa… Y no, en ningún momento se me ha pasado por la cabeza que fueras a necesitar que te vigilara a ti.

Dijo aquello último, mirando por un segundo de forma inquisitiva al otro chico.

-¿Dime, podemos entonces apuntarnos al paseo? –Preguntó alzando una ceja con cierto matiz de diversión.

Un pequeño hormigueo había sido activado por las palmas de sus manos, cuando él hubo confesado aquello. Ciertamente, aquel chico la desconcertaba un montón. Llegando a sacarla de quicio, por sus diferentes actitudes con ella.

Pero aquellas palabras, le habían gustado. Notando como un poco más de calidez en su pecho, al ver su sinceridad en ellas.


-Claro –Se alzó de hombros, antes de darse la vuelta y emprender la marcha hacía la orilla-, la playa no es mía.


5 comentarios:

  1. Bueno, bueno, bueniiiiiiiiiiisimo...
    Quiero mas jijiji.
    Muchos besos

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  2. jajaj gracias por hacerte tiempo brujis, espero que ten un poco de descanso porque extraño tus historias. Me ha gustado, ese Eric cuidando lo suyo me encanta.
    Y me hiciste reír con esto
    " Solo podía haber una explicación para aquello… El chico la sacaba de quicio"
    Chica tonta...se dará cuenta que lo quiere cuando hayan pasado los años y estén caminando rumbo al altar!!!
    No pido más por ser considerada...pero sabes, ¿verdad?

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    Respuestas
    1. Gracias por tener paciencia, y sí esta tarde pude tener cierto hueco, pero por culpa de cierta visita de cada mes, que vino tocándome bastante las narices... No se si lo pillas. jajajajjaja

      Se dará cuenta? Sí!!!!

      Cuando? No te lo pienso decir!!!!!

      juas, juas

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  3. gracias!!! me encantó, aunque hay que meterles un empujoncito para que se apuren un poquito.,..jajajajajja

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