Se había comido la
cabeza tontamente.
Desde un primer
instante, al llegar a la enorme casa de lujo con piscina y jardín al pie de la
playa, de los amigos de Elisabeth. Estos se habían portado de maravilla con
ella.
En ningún momento,
había vislumbrado ninguna mirada llena de burla o socarronería, por ser menor
de edad.
El momento difícil de
la noche, había sido al entrar en el dormitorio de su amiga, para ver lo que
había encima de la cama y tratar de hacerle comprender a ésta, que no pensaba más que pintarse un poco
los ojos y un poco de brillo en los labios. Siempre y cuando, volviera a
guardar aquella mini falda de cuero, en el fondo del armario.
Hasta después de cenar,
cuando habían ido a vestirse. Que había comprendido que se trataba de una
broma. Aquella prenda, era parte de un disfraz de mujer policía sexy de hacia
unos años.
Por suerte suya, ésta
tenía montones de vestidos y faldas preciosos.
Acabando por escoger,
uno de gasa color verde botella, con pequeños volantes en el bajo que le llegaba
justo por encima de las rodillas.
La verdad, es que le
quedaba muy bien con el color de su cabello y su tez blanca, con un leve toque
moreno.
Lo que no le parecía muy
bien, era Ignasi. Desde que había llegado a la pequeña y agradable fiesta, el chico
se había arrimado a ella tras haber sido presentados.
No se quejaba por ello,
pues resultaba muy atento con ella en todo momento. Además de ser divertido…
Pero para ella, en aquel
momento era nada más que un conocido. Le importaba tres narices, que fuera
atractivo y rico.
Y así se lo había
dejado claro a Elisabeth, cuando le había guiñado en una ocasión el ojo desde
el otro lado de la terraza. Ella, la había mirado con mirada entrecerrada.
Asombrándose, cuando ésta solo había sabido reírse y mirar su reloj de pulsera
de forma disimulada.
¿Y su rescate?
Se suponía que iba a ir
por ella, en vez de girarse con su copa hacia donde habían algunos bailando al compás
de la música.
Nada... Soltó un
profundo suspiro. No le quedaba más remedio, que salvarse así misma del brazo
alrededor de su cintura.
-Voy a ir un momento al
baño –Informó con tono suave y sonrisa, en la comisura de sus labios.
El chico, dejó de
escuchar un segundo a su otro amigo y se giró a ella, con sonrisa simpática.
-Claro –Le retiró el
brazo de la cintura-. ¿Sabes dónde está?
¡Libre! Era libre… Y
no, pero no creía necesitar una brújula o guía montañista, para poder hallarlo.
-Creo que sí –Volvió a
sonreír, retirando un mechón de cabello que había volado con la suave brisa
hacia sus labios.
-¿Si quieres te
acompaño? –Se ofreció con caballerosidad.
Yola, se imaginó
causándose así misma una arcada con el dedo por la pesadez del chico.
-No hace falta, gracias
–Señaló sin perder la forzada sonrisa-. Ahora vengo.
¡Y corrió al interior
de la casa!
Mentira. Aquello, es lo
que imaginaba su cerebro. Mientras, que por otro lado le ordenaba a sus piernas
a caminar de forma tranquila y pausada.
Cruzó el enorme salón y
al salir al pasillo, abrió la primera puerta a la derecha, dando las gracias en
silencio, al haber acertado a la primera.
Cerró la puerta con
cerrojo, tras haberse apresurado a entrar para apoyarse de espaldas a ella, al
tiempo que soltaba un enorme suspiro.
¡Que maravilla, un
momento a solas!
Pero no duró nada,
cuando alguien dio dos golpes suaves a la madera blanca de la puerta y susurró
su nombre.
-Yola, abre…
Pidió Elisabeth.
La verdad, es que dudó
de hacerlo. Y la otra opción que le vino a la mente, era de abrir para volver a
cerrarle en las narices, cuando diera los primeros pasos para entrar dentro del
baño.
Pero la chica no tenía
ninguna culpa.
Puede que en verdad,
hubiera acudido ahora allí a solas con ella, para decirle como quitarse de
encima a Ignasi. Dado que a lo mejor, en la fiesta no había visto el momento
propicio de hacerlo.
En cuanto hubo corrido el cerrojo, la otra chica giró el pomo con cierto apresuramiento, para entrar de la misma manera. Después, se aseguró de volver a cerrar la puerta con el pestillo y se echó a reír.
Menos Yola, que no dejaba de observarla seria con los brazos cruzados por debajo del pecho.
-Lo siento -Se disculpó, parando ya el ataque de risa y limpiándose unas lágrimas con cuidado, para no quitarse parte del maquillaje-. Pero madre mía, has enamorado como un tonto al pobre chico.
Yola rebufó con fuerza, yendo a sentarse sobre la tapa del lavabo.
-A mí no me hace gracia -Dijo en un gruñido-. además, creo que estás exagerando demasiado -Volteó los ojos al techo-. Es imposible que esté enamorado de mí, en tres horas que llevamos aquí.
Elisabeth sonrió al ver el apuro que llevaba la chica encima.
-Vale, no digo que esté enamorado -Le dijo con tono risueño-. Pero sí encandilado.
Yola, resopló igual que un caballo ante la alegría de la chica por aquel dato.
-¿Aún no has tenido novio, verdad? -Preguntó su amiga en un susurro.
-Yola le negó con un gesto de cabeza.
-¿No estas mínimamente interesada en él?
Volvió a recibir el mismo gesto de cabeza, pero añadiendo una mirada de malas pulgas.
-Bueno... -Suspiró alzando sus hombros-. Se de otra persona, que se alegrará de saberlo.
-¿Qué?
Cuestionó la joven, mostrando en su rostro que se hallaba más confundida por aquella señalización.
En cuanto hubo corrido el cerrojo, la otra chica giró el pomo con cierto apresuramiento, para entrar de la misma manera. Después, se aseguró de volver a cerrar la puerta con el pestillo y se echó a reír.
Menos Yola, que no dejaba de observarla seria con los brazos cruzados por debajo del pecho.
-Lo siento -Se disculpó, parando ya el ataque de risa y limpiándose unas lágrimas con cuidado, para no quitarse parte del maquillaje-. Pero madre mía, has enamorado como un tonto al pobre chico.
Yola rebufó con fuerza, yendo a sentarse sobre la tapa del lavabo.
-A mí no me hace gracia -Dijo en un gruñido-. además, creo que estás exagerando demasiado -Volteó los ojos al techo-. Es imposible que esté enamorado de mí, en tres horas que llevamos aquí.
Elisabeth sonrió al ver el apuro que llevaba la chica encima.
-Vale, no digo que esté enamorado -Le dijo con tono risueño-. Pero sí encandilado.
Yola, resopló igual que un caballo ante la alegría de la chica por aquel dato.
-¿Aún no has tenido novio, verdad? -Preguntó su amiga en un susurro.
-Yola le negó con un gesto de cabeza.
-¿No estas mínimamente interesada en él?
Volvió a recibir el mismo gesto de cabeza, pero añadiendo una mirada de malas pulgas.
-Bueno... -Suspiró alzando sus hombros-. Se de otra persona, que se alegrará de saberlo.
-¿Qué?
Cuestionó la joven, mostrando en su rostro que se hallaba más confundida por aquella señalización.
-Nada -Trató de disimular-. Que alguna chica de por aquí, se alegrará de tener el camino libre -Chascó la lengua-. Pobre Ignasi, es tan mono -Hizo un mohín con sus labios.
-Elisabeth -La miró enfurruñada-, me acabo de mudar a ésta ciudad. Aún, tengo que buscar un buen instituto para hacer el bachiller científico. Y después, quiero ir a la universidad -Resopló al tiempo que volteaba los ojos algo frustrada-. ¿Dónde ves que pueda meter a un novio?
Su amiga, no pudo contener una carcajada ante su pequeña planificación del futuro próximo.
-Primero -Alzó un dedo de su mano libre-. No te tomes la vida con tanta seriedad -Alzó el segundo dedo-. El amor, no se programa -Se encogió de hombros sonriendo-. Simplemente ocurre y a veces, tardamos en darnos cuenta de que nos ha cazado -Alzó un dedo más-. Y tercero, lo del instituto lo tienes fácil -le guiñó un ojo-. digamos que la empresa para la que trabajas, tiene cierto acuerdo con un determinado instituto y universidad privados.
Aquello hizo que Yola se pusiera en pie muy interesada.
-¿De verdad? -Sus ojos brillaban como diamantes.
Elisabeth asintió, dando un trago a la bebida que llevaba en la mano, antes de abrir el cerrojo del baño.
-Creo que llevamos demasiado aquí -Se miró un segundo al espejo que había a mano izquierda-. Pero como trabajas para ellos, te libras de la inscripción y algo más... -Se quedó un momento pensativa-. Si encima sacas buenas notas y sigues trabajando, te premian con becas -Mostró una sonrisa.
Aquello fue lo mejor para la chica joven, quien se puso a dar saltitos y aplaudiendo a la vez.
-Tienes que decirme donde esta -Le pidió cerrando la distancia con ella, para quitarle el vaso de la mano y darle un trago largo.
-¡Oye! -Protestó Elisabeth abriendo los ojos y riéndose al momento-. No creo que te guste ni que debas...
Pero llegó tarde.
Yola se puso colorada y comenzó a toser.
-Pensé que contenía refresco e cola -Dijo con voz ronca por culpa del escozor de garganta.
-Y lleva refresco de cola -Rió la chica, por la expresión de la joven.
-Pues será un dos por ciento como mucho -acusó con los ojos medio cerrados y llorosos.
-Tú me la quitaste -Siguió riéndose y saliendo del pequeño habitáculo-. A mí no me culpes ahora -Siguió riendo mientras caminaba en dirección a la terraza.
-Pero podrías haberme avisado -Le recriminó Yola, tratando de eliminar el mal sabor de boca que se le había quedado, tragando varias veces saliva-. Necesito beber algo urgentemente -Comentó saliendo ya por la puerta de la terraza, tras los pasos de su amiga.
-Espero que no lleve alcohol, la bebida que estas pidiendo pequeño demonio rojo.
Dijo una voz justo a su derecha, causando que las dos dieran un brinco por el susto.
-Elisabeth -La miró enfurruñada-, me acabo de mudar a ésta ciudad. Aún, tengo que buscar un buen instituto para hacer el bachiller científico. Y después, quiero ir a la universidad -Resopló al tiempo que volteaba los ojos algo frustrada-. ¿Dónde ves que pueda meter a un novio?
Su amiga, no pudo contener una carcajada ante su pequeña planificación del futuro próximo.
-Primero -Alzó un dedo de su mano libre-. No te tomes la vida con tanta seriedad -Alzó el segundo dedo-. El amor, no se programa -Se encogió de hombros sonriendo-. Simplemente ocurre y a veces, tardamos en darnos cuenta de que nos ha cazado -Alzó un dedo más-. Y tercero, lo del instituto lo tienes fácil -le guiñó un ojo-. digamos que la empresa para la que trabajas, tiene cierto acuerdo con un determinado instituto y universidad privados.
Aquello hizo que Yola se pusiera en pie muy interesada.
-¿De verdad? -Sus ojos brillaban como diamantes.
Elisabeth asintió, dando un trago a la bebida que llevaba en la mano, antes de abrir el cerrojo del baño.
-Creo que llevamos demasiado aquí -Se miró un segundo al espejo que había a mano izquierda-. Pero como trabajas para ellos, te libras de la inscripción y algo más... -Se quedó un momento pensativa-. Si encima sacas buenas notas y sigues trabajando, te premian con becas -Mostró una sonrisa.
Aquello fue lo mejor para la chica joven, quien se puso a dar saltitos y aplaudiendo a la vez.
-Tienes que decirme donde esta -Le pidió cerrando la distancia con ella, para quitarle el vaso de la mano y darle un trago largo.
-¡Oye! -Protestó Elisabeth abriendo los ojos y riéndose al momento-. No creo que te guste ni que debas...
Pero llegó tarde.
Yola se puso colorada y comenzó a toser.
-Pensé que contenía refresco e cola -Dijo con voz ronca por culpa del escozor de garganta.
-Y lleva refresco de cola -Rió la chica, por la expresión de la joven.
-Pues será un dos por ciento como mucho -acusó con los ojos medio cerrados y llorosos.
-Tú me la quitaste -Siguió riéndose y saliendo del pequeño habitáculo-. A mí no me culpes ahora -Siguió riendo mientras caminaba en dirección a la terraza.
-Pero podrías haberme avisado -Le recriminó Yola, tratando de eliminar el mal sabor de boca que se le había quedado, tragando varias veces saliva-. Necesito beber algo urgentemente -Comentó saliendo ya por la puerta de la terraza, tras los pasos de su amiga.
-Espero que no lleve alcohol, la bebida que estas pidiendo pequeño demonio rojo.
Dijo una voz justo a su derecha, causando que las dos dieran un brinco por el susto.
-¡Eric!
Exclamó alegre
Elisabeth, acercándose a éste y dándole dos besos, uno en cada mejilla.
Pero ella no.
Ella, se quedó quieta
en el lugar observando la escena. Oh más bien, aprovechando aquella acción para
poder fijarse en él, después de tres semanas sin verlo.
Llevara la ropa que
llevara, le quedaba toda muy bien. Como en aquel momento, que iba vestido de
traje y corbata. Era la primera vez, que lo veía de manera tan formal.
¿Dónde demonios había
estado?
Cuando la chica se hubo
apartado, sus miradas se habían cruzado por un segundo en silencio.
Fue cuando volvió a
sentir recorrer por todo su cuerpo, aquella inquietud al saber que la estaba
observando detenidamente.
¡Menuda chorrada! Era
Eric, su vecino. Y ella, una chica adolescente, mezclándose en una fiesta de
sus amigos. De seguro que aquello lo veía divertido.
Ella, alternando en un
ambiente que aún le quedaba lejos.
Ahora, se sentía algo
cohibida y enfadada, por sentirse fuera de lugar a causa de él.
-Hola Yola.
¡Lo sabía!
En su mirada había un
brillo divertido. Después de tres semanas sin verse y creyendo que lo echaba de
menos, comprobaba que era una estúpida por hacerlo.
-Hola –Lo saludó con
tono neutro-. ¿Ya vuelves a estar por aquí?
Eric sonrió algo socarrón.
-Eso parece indicarme, que
no me encontraste a faltar .
Ahi? Quéda ahí? Y no sabré lo que está pensando Eric al ver a Yola o si tendrá que encontrarse con su recién hallado rival o si habrá beso o sí....? Ok ok....sé que estás complicada pero que conste en actas quiero MAS!!!
ResponderEliminarMe gusta, me gusta!!!!
EliminarRealmente, te tengo algo perdida con ésta historia. Vas mal encaminada, chumino saltarin!!!! jejeje
me obligarás a hacer trampa,mala sis , mala sis
Eliminarme encantó! tiene que haber enfrentamiento con el rival, para que no se demore tanto en demostrarle a Yola que le gusta, sino se la van a quitar...jajajaja...quiero más!!!!
ResponderEliminarMuchas gracias tesoro!"!!!!
EliminarY enfrentamiento, ya veremos si hay o no... jejejjeje Y aparcete más por aqui!!! y deja de presumir tanto de belleza en el faceboock
Aunque que demonios, eres guapa!!! presume y que se mueran de envidia los demás jajajjajaa
mira que entro al blog todos los días!, pero es complicado encontrarlas, creo que nuestros horarios no son muy compatibles!
Eliminargracias por lo de guapa!, y seguiré presumiendo en el Facebook...jajajajajajja