Al día siguiente Cristhian no apareció, pero sí llegó Robert a visitarla,
por lo visto la discusión del día anterior había servido para que levantara el
toque de veda que había impuesto sobre su novio.
Pero ella no se alegro de verlo, muy por el contrario fue plenamente
consciente de que no era Christian y odió eso, odió como después de tantos años
, él volvía a aparecer y borraba todo lo demás.
-¿Te traigo algo? – preguntó
Robert tímidamente y ella no pudo evitar comprarlo con el otro hombre que rara
vez preguntaba, y que sin dudas no titubeaba. Robert era un buen hombre, se conocían
desde hacía un año y habían empezado a salir un par de veces antes.
Era apenas un año mayor que ella
y se llevaban bien, pero ahora podía notar sus falencias. No porque
hubiera algo malo en él, sino porque él no sabía cómo manejar aquello, al
accidente, a ella y su nuevo estado, ni nada de lo que sucedía.
No podía ocultar su sorpresa ni su espanto al verla allí postrada en la
cama, titubeaba al hablarle y se lo veía claramente incómodo. Tan distinto de
Cristhian.
-No , estoy bien, Bob, no necesito nada.
-Lamento no haber venido antes, me dijeron que no podías recibir visitas
todavía, pero llamé cada día para saber cómo estabas.
-Lo sé, no tienes que preocuparte.- respondió escuetamente, la mirada de
él le recordaba lo patética que debía verse ante quienes la conocían bien.
- Todos mandan saludos y tienen muchas ganas de verte …- dijo
inocentemente pero eso le causó un pinchazo de angustia en su interior porque
ella en verdad, no tenía ganas deber a nadie, no se sentía ella misma y no era
buena fingiendo.
-Sí, gracias, salúdalos de mi parte, también. Hasta que esté mejor no
quiero ver a nadie…
-Sí, claro, tienes que ponerte bien primero. – balbuceó él.
-Robert, estoy cansada, yo…
-Claro, me iré para que duermas un rato, nos veremos luego – le dijo él
y ella pudo percibir el alivio del hombre.
-Nos vemos, Robert – le dijo y él se inclinó torpemente para besarla,
apenas le rozó los labios y Liz se sintió extraña con el contacto, como si de
pronto no fuera su novio, sino un extraño.
Cuando Robert se retiró se sintió más tranquila, estuvo tentada de
decirle que debían terminar su relación pero aún lo necesitaba, lo necesitaba
como escudo.
¡Maldito Cristhian Kensington!
Se acurrucó lo mejor que pudo ,dada su escasa movilidad, para dormir
pero no era cierto que tuviera sueño y su mente estaba llena de recuerdos.
Desde pequeño él había sido así, si Cristhian estaba presente en algún
lugar lo demás dejaba de importar, su presencia era tan apabullante que lo dominaba todo. Y ella nunca había sido la
excepción, desde la primera vez que lo había visto había ocupado un lugar
importante en su vida y había ido creciendo hasta volverse todo.
Quizás esa característica de su personalidad lo había llevado tan lejos,
cuando alguien estaba delante de él tenía la impresión de estar frente a
alguien poderoso, capaz de todo. Aún cuando era más bien reservado, atraía a los
demás. Era serio , inteligente y tenaz, desde, quizás el crecer solo con su
madre lo había hecho más serio y determinado
que a los demás niños, quizás sólo era algo innato .
No recordaba cuando se había enamorado de él, siempre había sido
importante y una vez que pudo recuperarse de la pérdida de sus padres, sólo
Cristhian con su fuerte personalidad fue
un par para su personalidad desbordante. Sólo él resultaba el compañero
adecuado para sus juegos , su confidente para sus sueños y su cómplice para las
mil travesuras que se le ocurrían. Y a medida que iban creciendo, llegó el
entendimiento, lo quería, no como amigo, ni compañero de juegos sino de una
manera más profunda e inquietante.
Empezó a sentirse incómoda por ser menor que él, y celosa por todas las
chicas que lo rodeaban.
Empezó a sentirse insegura, porque no podía ir al mismo ritmo que él,
porque Cristhian parecía estar creciendo muy deprisa, porque no podía igualar
su inteligencia, porque ella que era
puro entusiasmo e intuición parecía chocar con la forma de ser de él.
Sin embargo, cuando estaba agobiada con aquellas preocupaciones, él la
aliviaba con algún gesto sencillo. Elegía quedarse a ver una película con ella
en lugar de ir a una fiesta a la que lo habían invitado, la acompañaba a ver
algún espectáculo de baile, le ayudaba pacientemente con las tareas o le
revolvía el cabello con la mano en forma cariñosa, y volvía a sentirse a salvo,
a creer que ella ocupaba un lugar en su corazón tanto como él en el de ella.
Y aquel camino se precipitó en el penúltimo año de secundaria de él,
cuando tenía 17 años y ella 14, los
mejores recuerdos y los peores tenían que ver con ese año.
¿Cómo la felicidad podía oscurecerse en un segundo?
Aquel verano era tan feliz que caminaba en el aire, la habían elegido
como bailarina principal en una obra de la escuela y existía la posibilidad de
que se presentaran en otras escuelas del condado, pero lo más importante era
que estaba creciendo, su cuerpo iba cambiando , se sentía más linda y segura de
sí misma, sobre todo porque los chicos no dejaban de coquetear con ella, y eso
la alegraba , no porque le importara el coqueteo sino porque quería que
Cristhian se fijara en ella de la misma forma, que viera que ya no era una niña
pequeña.
Milagrosamente parecía haberlo
notado, porque la mirada de él cambiaba y estaba muy posesivo, incluso se ponía
de mal humor cuando algún otro chico se acercaba.
Ahora que lo pensaba, siempre había tenido aquella personalidad
dominante que ahora de adulto lo hacía temible.
Aquel día estaba grabado en su memoria.
-Oye Pelirroja, ¿qué crees que estás haciendo? – había dicho él mientras
se apoyaba en el marco de la entrada a su habitación y la miraba algo enfadado.
-¿De qué hablas?
-Martin Grey de tercero anda diciendo que irá al baile del próximo
sábado contigo.
-Me invitó – dijo ella encogiéndose de hombros.
-Niña tonta, no vas a ir, sólo tienes 14 años y él 16….no irás de ningún
modo.
-De nuevo la edad, sé cuántos años tengo Cristhian, tengo 14, tú 17. Tú
sí iras al baile con alguna de tus compañeras porque son mayores, yo porque soy
una niña no puedo ir….quiero ir a bailar.
-El problema es que ya no te ves como de 14 y no tienes ni idea de lo
que ven los chicos…
-¿Qué ven? – le preguntó desafiante.
-Una mariposa, bonita, colorida y atractiva, pero ellos no te conocen,
no saben quién eres en verdad, pelirroja.
-¿Qué soy según tú? ¿Qué ves?
-Una niña que es demasiado inocente y dulce , que intenta parecer mayor
de lo que es pero que le gusta bailar, jugar y pasar las noches mirando
películas de Disney. Créeme no estás preparada para jugar con chicos
todavía…-le dijo él y ella se enfado, odiaba que le recordara cuan niña era,
que usara aquel tono de soy mayor y sé lo que te digo. Odiaba que pusiera esa
distancia entre ellos.
-¿Y si quiero jugar con chicos? ¿Qué? –lo desafió y él entró en la
habitación, entonces fue consciente de la diferencia de alturas además de la
edad y de que estaba bastante enfadado.
-No irás a la fiesta, eso es todo. No voy a dejar que vayas, aunque
tenga que decirle a tu abuela o pelearme con media escuela, no irás.
-¡TE ODIO CRISTHIAN! – le gritó y no pudo evitar que una lágrima se le
cayera.
-No es cierto, no me odias, ¿ y de verdad tanto te importa salir con ese
idiota? – le preguntó mientras le limpiaba el rostro con el dorso de su mano.
- No quiero ser una niña, estoy cansada de que me trates como una.
-¿Por qué tienes tanto apuro por crecer?
-¡Por ti, idiota! – le gritó y
entonces él sonrió.
-Entonces no te apures, tómate tu tiempo pelirroja. Voy a esperarte – le
dijo y luego, tomándola por sorpresa bajó la cabeza y la besó, apenas rozó sus
labios con los de él, con suavidad con ternura e hizo que su mundo diera
vueltas.
Aquel había sido su primer beso.
Aquellos habían sido los días felices.
Oooooooooooh, me ha encantado este capítulo. Me gustan mucho los "recuerdos" y este fue hermoso (aun suspirando). Gracias por el capítulo Nata y esperando el siguiente! Abrazos.
ResponderEliminarGracias Gaby, abrazo!!!
EliminarQue lindo!!
ResponderEliminarQuiero más Bolí rojo. Esta historia es súper intrigante. Él, sencillamente arrollador y ella dulce.
Quiero saber qué les separó, como fueron novios y lo más importante. Quiero más de la determinación de él..
Me enamoré.
Lindo sábado, sentada en la cocina con mi colacao y ésta historia..
No te demores,
Gracias sis, me alegra que te gustara, qué comoda te ves leyendo y tomando hocolate!! Ya habrá más...esperemos....
EliminarPD: quién dijo que fueron novios? jajajaa
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