Azize observó a la
distancia como Cian y una pequeña comitiva se alejaban, por un momento pensó en
acercarse para despedirse apropiadamente, luego se arrepintió. Desde un
corredor lo observó y deseó de corazón que volviera sano y salvo, era un hombre
capaz de dar la vida por proteger su Nación , esperaba que no lo hiciera. Lo
siguió con la mirada y antes de atravesar las murallas, creyó ver que él se
giraba hacia atrás, estaban muy lejos, pero sintió que la había visto, que
sabía que ella había ido a despedirse. Luego, él azuzó su caballo y desapareció
de su visión.
Aquellos días, la princesa
se dedicó a atender asuntos de protocolo y como de costumbre pasar la mayor
parte de su tiempo entre libros, se sentía demasiado sola en palacio.
Ciertamente estaba su
padre, pero no podía ir a él sólo porque necesitara compañía, no sería bien
visto y tampoco ella quería mostrar aquella debilidad.
La relación entre ella y
Cian era demasiado frágil y extraña, pero
estaba demasiado acostumbrada a tenerlo cerca, sin él se sentía a merced
de miradas hostiles y de criticas malintencionadas.
Desde niña, aquel hombre
había sido una especie de escudo, uno que la aislaba y a la vez la protegía. Sin
embargo Cian estaba lejos, en las fronteras y ella, una vez más era una
exiliada en su propio palacio, quizás más que antes, ya que cosas que antes se
le permitían ahora le estaban vedadas por ser una mujer casada.
Le era imposible ahuyentar
la tristeza, quería ser una hija que pudiera acudir a su padre, no un súbdito
de un rey, quería ser una mujer que pudiera amar libremente y ser amada, pero no era posible.
Pasaba sus horas
cumpliendo sus deberes reales, vistiéndose para diversas ceremonias y caminando
con la cabeza en alto mientras escuchaba rumores a su paso.
La corte podía ser una
batalla más cruenta que ninguna otra y se sentía muy sola.
Al anochecer se refugiaba
en su habitación, durante un par de día apenas si comió, hasta que el capitán a cargo de su guardia, golpeó en
sus aposentos y entró con una bandeja de comida.
-Su Alteza, apenas si ha
comido estos días…
-No tengo hambre -
respondió ella.
-Lo siento, pero el
Comandante, quiero decir Su Alteza , el Príncipe Consorte, me pidió que cuidara
de usted y que me asegurara que comiera bien durante su ausencia.
-Yo no…-intentó negarse
ella pero recién entonces cayó en la cuenta de que Cian había dejado a su mano
derecha y mejor amigo a cargo de su cuidado.
-Por favor, Princesa, el
comandante va a matarme si descubre que usted no ha estado bien cuidada.
-Él...¿estará bien en las
fronteras, verdad?
-Por supuesto, Su
Majestad. Estará bien y regresará pronto, así que debe cuidarse hasta que
vuelva- contestó el hombre dejando la comida en una mesa cercana a ella- Y si
necesita algo, por favor acuda a mí, estoy para servirle – aclaró y se retiró
inmediatamente.
Azize recordó la última
visita de Cian, cuando habían comido juntos y se sintió extrañamente reconfortada
al pensar que él había dado órdenes sobre su alimentación, casi como si le
recordara que no estaba sola.
Era un matrimonio arreglado, pero él estaría para
apoyarla, ese era el mensaje que le transmitía al dejar a su hombre de
confianza custodiándola. Comió con apetito y decidió ser más fuerte, cada uno
de los dos tenía batallas que pelear y saldría victoriosa en las suyas para no
defraudar a quienes confiaban en ella.
Exactamente diez días
después de la partida de Cian, le llegó la oportunidad de probar su valor.
El capitán pidió una
entrevista a solas con ella ya que tenía algo importante que comunicarle.
-Su Alteza, perdone si la
incomodo pero el comandante dijo que usted estaba al tanto de lo los planes de
traición que se tramaban y de lo que había sucedido en La Casa de las Flores –
dijo el hombre ruborizándose levemente al mencionar aquellos hechos frente a la
joven. Pero Azize mantuvo la compostura y ocultó el aguijón que aquello significaba
en su orgullo.
-Sí, estoy al tanto.
-Bien, ha llegado una
mensajera de ese lugar y nos informan que la reunión de los traidores se
llevará a cabo mañana al anochecer.
Envié un mensaje al Comandante pero dudo que llegue a tiempo, no sé si tendremos
otra oportunidad.- titubeó el hombre quien claramente estaba en una disyuntiva.
- Yo me haré cargo…
-No es necesario Alteza,
sólo dé la orden y nosotros nos encargaremos.- comentó incómodo.
-La única forma de
atraparlos es que un miembro de la familia Real sea testigo, no podemos
involucrar a mi padre por si algo sale mal, y mi esposo no está. Soy la única que
puede hacerlo….
-Su Alteza, es peligroso,
no puedo dejarla…
-Tenemos que atraparlos,
usted y sus hombres estarán allí para protegerme. Es posible que no tengamos
otra oportunidad y dejarlo pasar sería una amenaza constante sobre nuestras
cabezas – dijo intentando sonar segura. Aquel asunto aún era una espina en su
corazón, y a pesar de que había creído las palabras de Cian, necesitaba
comprobarlo personalmente. Además si se trataba de un caso de traición, era su
deber velar por la seguridad de su padre y de la Nación.
-Ten todo listo para
mañana, yo iré con ustedes, es una orden – dijo la joven.
-Sí, Su Alteza- accedió el
soldado y se inclinó ante ella plenamente consciente de que estaba en una gran
encrucijada, saliera todo bien o no, su amigo iba a destrozarlo por aquello.
Gracias Nata, esta historia tambien me encanta, espere pacientemente por ella. gracias, me gusta mucho me recuerda a las novelas de los Blackdalion. trato de no mencionar las historias que me gustan y que estan sin terminar, para no presionar. jiji. seguire esperando con paciencia todas sus novelas.
ResponderEliminar¿Qué puedo decir? Yocelyn lo ha dicho muy bien, me encanta esta historia y la había extrañado mucho (ni siquiera sabía cuánto quería leerla hasta que he estado leyéndola, hermosa!). Muchas gracias Nata, no sabes el gusto que me da que de a poquito estés "volviendo". Aquí te esperamos siempre. Besos!!
ResponderEliminarPd: por supuesto, ¡quiero más!
Excelente regalo de navidad.... se extrañaba, gracias
ResponderEliminar¡¡Precioso!!
ResponderEliminarNo voy a repetir lo anteriormente comentado jijiji, pero opino lo mismito. Gracias Nata. Aquí pacientemente, esperando mas.
Muchos besos
Sis ya sabes lo qe `pienso verdad???? Aqi estoy, tarde pero segura y chispas....MIL GRACIAS POR VOLVER... CHINCHA... KOMAWOOO
ResponderEliminarSaltos de alegría, al poder volver a leer de mi querida azize!"!!!!
ResponderEliminarY ahí, claro que sí. Con dos pares de ovarios, al frente de esa enredada a los tramposos!!!!