miércoles, 27 de noviembre de 2013

Becaria Pueblerina 7

Karolaine colgó el teléfono, con cierta sonrisa divertida en sus labios.

Algo que no pasó desapercibido en Sebas, quien se hallaba con los brazos cruzados por encima de la mesa y las cejas casi juntas, de lo mucho que estaba frunciendo el ceño. Sin contar los labios en una perfecta línea recta.


Era obvio, que también iba a procesarla en otra sesión de interrogatorio. Y como no pensaba dejarse tomarse más el pelo, decidió tomar la delantera con cierto tono sarcástico.

Algo, que él aún no concebía en ella.

¿Pero y lo divertido que resultaba?

-Dispara –Alzó una de sus finas cejas perfectamente depiladas.

-¿Quién es ese Lucas? –Inquirió Sebastián molesto por lo ocurrido.

-Un amigo.

-¿Qué clase de amigo? –Volvió a pedir.

-¿Y a ti qué te importa? –Lo encaró-. Es mi vida, no la tuya… Y Llevamos mucho tiempo sin vernos, como para que me hagas de hermano mayor ahora –Se puso en pie, y sacó un par de billetes del monedero.

-¿Qué crees que haces?

-Largarme, eres insoportable.

Y dicho aquello, se alejó de allí dejándolo sorprendido.

Estaba harta de dar vueltas por la ciudad.

 Sus pies, le estaban gritando un descanso a pleno pulmón. Si lo miraba bien, llevaba ocho horas fuera de casa. Solo se había detenido a descansar cuando se paró a comer al mediodía.

 ¿Y para que se detuvo?  Aquello había sido un grave error. Empezando, desde su llamada por teléfono a Susan y de la aparición de él.

Paró un tanto melancólica, delante de un escaparate de juguetes. Aquello no es lo que quería. Jamás, se habría esperado un encuentro con Sebastián. Mirando su ritmo de vida en los últimos años, era imposible que se encontraran alguna vez.

 Pero había sucedido después de todo… Y por ello, se hallaba enfadada.

 Él, no la miraba como ella anhelaba. Pero eso ya lo tenía asumido. No hacía falta que nadie se lo dijera. Era lo suficiente madura, para hacer la exacta observación de que era una idiota. Sí, una idiota.

 ¡Por dios, Sebastián era mayor que ella! Un hombre atractivo y con éxito, en el mundo de los negocios.¿De verdad, se había creído que con solo verla, él se iba a sentir enamorado de ella?

¡Que ilusa! Y además, no creía que él fuera un hombre de vida familiar.

Y eso, es lo que ella quería.

Quería poder tener lo que tenían sus amigas. Un marido que la quisiese, fuera como fuera ella. No hacía falta, que se tuviera que realizar un enorme cambio físico por él… Quería un hombre, que ya la viera sexy sin falta de maquillaje y minifaldas.

¿Y qué significaba aquello?

Pues,  había llegado  el momento  de pasar página en su vida. Habría nuevos sueños que apuntar  y momentos que vivir.

Sí, por mucho que le doliera, tenía que decirle adiós a Sebastián.

Ánimo, pasados unos días ya no lo iba a volver a ver… Ahí, es cuando todo cambio comenzaría.

Con una sonrisa en sus labios, dio media vuelta sobre sus pasos y puso rumbo, dirección a casa de su hermano. Mejor se apresuraba, si quería prepararles algo de cena, pues quedaba poco para que se presentaran en la casa.



Cerró la puerta principal a sus espaldas, para quedarse clavada en el lugar. Al observar que era la última en llegar.

 En la casa, estaban las luces encendidas  y se escuchaban las voces de los tres.  Aquello no era normal, algo debía de haber ocurrido.

 ¡OH! Solo esperaba, que no fuera por culpa de ella. Es decir, por culpa de Sebastián. Que enfadado por su conducta, hubiera llamado a su hermano preocupándolo.

De modo, que con paso decidido entró en el salón  para llevarse una sorpresa muy diferente a lo que había pensado.

 Allí, en el suelo justo al lado del sofá había una gran maleta de viaje. Y justo, en aquel momento Sebastián salía con una más del pasillo que conducía a los dormitorios.

¡Cómo! ¡Se marchaba! ¡Porqué, si aún no había intentado nada con él!

 ¡Idiota!

¿Dónde estaba todo el sermón que se había dado antes a sí misma?

 Paparruchas, aquello es lo que habían sido sus propias palabras. ¿A quién quería engañar? Era la típica idiota, que se podía tirar casi toda una vida enamorada del mismo hombre, sin siquiera habiendo recibido un solo beso en los labios por su parte…

¡Así, que él no podía marcharse aún!

Sus miradas chocaron y se desafiaron en el primer segundo. Después, se observaron atentamente en busca de respuestas…

-Vaya, si sigues viva -Soltó con retintín-. Lo empezaba a dudar, al ver que me tratabas igual que a ese tal Lucas, en ignorar todas mis llamadas.

¿Esa iba ser su despedida? Pensó con fastidio.

 No iban haber palabras cariñosas, un abrazo y un beso… Solo se iba a marchar, siguiendo con sus broncas. Nada había cambiado… ¡Cómo podía ser tan cretino! Pues que no esperara ni una pizca de ternura, por parte de ella.

-Créeme  que a Lucas lo trato mucho mejor que a ti –Le escupió con rabia, dejando su bolso en el sofá y comenzando a quitarse el abrigo-. ¿No me digas, que me voy a librar de mí más preciado carcelero? –Soltó las palabras cargadas de gran malicia y dejando que él lo viera.

-¿Eso es lo que te gustaría, cierto? –Preguntó él, totalmente serio.

-Por favor Seba -Se puso los brazos en la cintura, a modo de jarra-. Ya sabemos los dos la verdad.

Pero la aparición de su hermano, calló las palabras que fuera a decirle el hombre.

-¡Hola princesa! –La saludó su hermano, saliendo también en aquel momento Clara al salón-. Llegas en buen momento, así nos podremos despedir.

Nadie dijo nada, mientras trataba de asimilar las palabras que su hermano había dejado caer en especie de bomba.

¿Despedir? ¿Había oído bien? Tenía que deberse de un gran error, pues era imposible que su hermano la abandonara en aquel momento, dado que se trataban de sus vacaciones de navidad prolongadas por más tiempo, para estar más días juntos.

Pero lo nervioso que hallaba al hombre, le hizo dudar de haberse imaginado aquello.

-¿Cómo? –Se extrañó al ver que algo no cuadraba en la actitud de todos con ella.

-Te vas a tener que quedar sola con Seba, por una semana más o menos –Comenzó a explicar Derek, al tiempo que ayudaba a su cuñada a ponerse el abrigo-. Al padre de Clara, lo acaban de ingresar. No se sabe aún por qué…

Sí, había oído bien. Y aquello era… ¡OH dios mío!

-¡OH, Clara! –Se giró a mirarla, para después apresurarse en fundirse en un abrazo con ella-. Lo siento mucho, espero que…

-Tranquila –Le sonrió la otra chica con tono calmado-. Verás como todo está bien. Mi padre, es un hombre muy fuerte –Miró un segundo ha su prometido con los ojos entrecerrados-.  Pero me molesta, que te guardaras tus días de verano para pasarlas en éstas fechas, y ahora sale…

-¡Oye! No me vengas con tonterías –Le sonrió con cariño-. Dispongo de muchos más días, verás como no es nada y estáis pronto aquí.

-Gracias preciosa –Le acarició la mejilla.

Sebastián carraspeó un poco, antes de volver hablar con suma seriedad en su rostro.

-¿De verdad, que no queréis que os acerque al aeropuerto? –Volvió a insistir su inminente carcelero.

-No, déjalo –Habló Derek-. El taxi ya nos espera –Se giró aún nervioso hacia su novia-. ¿Lista cariño?

-Sí –Dijo en un gemido, mordiéndose el labio inferior y mirando por un momento a la chica y al hombre que se quedaba al cuidado de ella. Para coger aire y volver a mirar a la joven soltando el aire-. En la nevera, sabes que hay comida de sobras…

-Vete tranquila, no te preocupes que estaremos bien –Le dijo, acompañándola hasta la puerta.

Sebastián iba justo tras de ella.

-Llamad cuando lleguéis –Pidió Sebastián.

-Mantenme informada sobre tu padre –Le rogó la chica con cierta tristeza.

Ya en la cabina del ascensor, su hermano se giró hacia su amigo para estrecharle la mano.

-Cuida a mí hermana –Habló Derek.

-Se cuidarme sola –Soltó molesta y mirándolos a los dos con mucha furia.

Los dos solo supieron mostrar una pequeña sonrisa, antes de ser interrumpidos cuando Karolaine saltó a los brazos de su hermano para darle un fuerte abrazo.

-No te preocupes por ella –Le guiñó un ojo Sebas por encima de la chica, antes de sujetarla por la cintura y sacarla del interior de la cabina elevadora-. Adiós.

-Adiós –Dijo la pareja, antes de que se cerrara la puerta del ascensor.

Primero, pasó ella  con la cabeza cabizbaja. Y detrás él, que fue quien cerró la puerta sin dejar de observarla en todo momento.

 Solos… Le retumbaba de forma repetida aquella palabra en la cabeza.

 ¡Dios mío, iban a estar completamente solos!

¿Y qué? Solo tenía que comportarse como un hombre adulto, que es lo que se esperaba de él. Y de esa manera, evitaría toda tentación posible que apareciera por el camino.

¡Maldita sea!

 Lo único que le faltaba, era no tener la presencia de su amigo allí. Aquella semana, iba a ser toda una tortura.

-¿Quieres cama de matrimonio o individual? –Preguntó de sopetón ella, llegando a mitad del salón.

-¿Qué? –Frunció las cejas.

 ¿Cama de matrimonio? ¡Burro! Ella mencionaba qué habitación quería, y lo primero que hacía imaginarse a los dos desnudos en una de ellas.

 De seguro, que si Derek le pudiera leer los pensamientos, volvía atrás con el taxi y le atizaba un buen puñetazo en su rostro. Iba  a tener que aprender a controlarse…

Y un momento…

 Sonrió un tanto divertido. No estando allí su amigo, iba a poder averiguar de forma más libre quien era aquel Lucas.

-¿Seba? –Lo llamó ella, saludándolo con la mano. Al comprobar, que el hombre se hallaba perdido en sus propios pensamientos.

De seguro, que estaba pensando que todo aquello era ahora un gran fastidio. Que él, no tenía que ser el canguro de una jovencita.

 Ahora, seguro que su mente estaba maquinando donde y como realizar los encuentros programados por su agenda negra.

 Maldito idiota…

Ella, podía ser mucho mejor que cualquier mujer de aquella agenda. Si pudiera se la quemaba.  Pero tampoco tenía que ser así. Él, simplemente buscaba a mujeres bastante expertas en la cama y ella,  aún no había llegado ahondar en aquel punto.

 Bueno, ni tan siquiera lo había anotado como prioridad en descubrir.

 Pero aquello, es lo que querían sus amigas. Que viviera un poco la vida. ¿Y si primero practicaba? ¿Iba a saber hacer todo eso?

 Mejor hacía al día siguiente una visita a la librería.

-Perdona –Habló unos segundos después éste-. ¿Me decías alguna cosa enana?

-Que si querías dormir en la cama de ellos o en la que estas ahora -Volvió a preguntar, pero entrando en la cocina para ir a prepararse algo de cena.

-Me da lo mismo –Soltó un suspiro, al volver a pensar por una milésima de segundo en una absurda idea.

-Mejor cógetela tú –Dijo ella desde la cocina-. Tú eres mucho más grande. A mí me  da igual, el dormir en una cama individual.

-Pero es la casa de tu hermano –Habló él, acercándose a la cocina-. Tú, tienes mucho más derecho que yo –Comentó ya en el quicio de la puerta apoyado y con las manos dentro de los bolsillos delanteros del pantalón.

Aquello la ponía nerviosa. Que estuviera allí de pie, observándola fijamente con cierto brillo en la mirada.

-No seas tonto Seba –Sonrió ella, mientras lavaba unos tomates para hacerse una ensalada, y hacía como que le daba igual el ser observada.

-Vaya, me alegra comprobar que ya no te hallas enfadada conmigo –Observó este, al ver que le hablaba con tono casual.

-Simplemente, no me gusta pasarme días enfadada –Se alzó de hombros sin girarse a mirarlo-. Soy joven, no tengo necesidad de amargarme la vida –Que ilusa era, pensó para sí misma con ironía-. Pero te indico, que más te vale no sacar el tema. Es mi vida y soy una mujer adulta.

-Vamos Karolaine, hace mucho que no nos vemos –Manifestó con cierto tono zalamero-. Solo quería saber un poco más de tu vida.. –Se rió, para quitar un poco de cizaña.

-Eres el amigo de Derek.

-Karolaine, te conozco desde antes que gatearas –Sonrió divertido.

-Me conocías de pequeña –Le señaló, ya acabando con la ensalada y llevándola a la mesa del salón mirándolo solo un momento y con ojos fríos-. Como yo te conocía, cuando tú eras un adolescente. Pero han pasado muchos años…

-Soy yo, Sebastián…

-Y yo Karolaine –Le copió hasta el mismo tono de ironía-. Y te aseguro, que para nada la misma chica de pueblo.

-Eso es lo que quiero saber –Dijo levantando una ceja.

-Eso, es lo que más te va a costar –rió con mordacidad-. Deja de ser peor que un carcelero y tendrás, mi obediencia entre comillas  -Señaló yendo hacia la cocina, para abrir la nevera y sacar diferentes tipos de quesos, para disponerlos encima de la mesa.

-No acabo de estar de acuerdo… -Habló para nada convencido.

-Entonces, no hay ninguna tregua –Le sonrió con cierto sarcasmo-. No esperes, que ésta semana que vayamos a estar solos te haga ningún caso. Soy una mujer adulta.

Sebastián soltó un gruñido por sus palabras, acercándose a ella.

-Deja de repetir eso –La miró con seriedad-. Eres…

-Una chica, que tiene más cabeza que tú cuando tenías mi edad –Se adelantó a responder, de manera certera mientras se sentaba a picar de lo que había puesto en la mesa. Ignorando que él se hallaba de pie a su lado, con la mirada fija.

-No creo que sea muy cierto –Se cruzó éste de brazos-. Creo, que estas saliendo con hombres más mayores que tú.

-¿Y qué hay de malo en ello? –Preguntó, alzándose de hombros y llevándose un tomate a la boca.

-Eres aún muy joven –Afirmó con el ceño fruncido-. Ellos…

-Me ven como una mujer adulta –Le replicó con cierto retintín.

-¿Cómo sabes que no se están aprovechando de ti?

-Al fin y al cabo Seba, todo se reduce a lo mismo. Sexo –Logró pronunciar con la mirada fija en él, y sin lograr sonrojarse en ningún momento-. No me engañan, como puedes comprobar.  Buscamos el mismo tipo de diversión -¡Y un carajo! Se respondió a sí misma.

 Estaba completamente segura, que en aquel momento si Susan se hallara allí, estaría muy orgullosa de sus palabras.

-Aún eres muy inocente –Respondió lleno de ira.

 Jamás, había pensado que su dulce Karolaine iba  a jugar  a aquellos juegos con diferentes hombres. 

Ella no, ella era especial.

 Nunca se había detenido a pensar, que llegaría aquella verdad ante él. ¿Por qué tuvo que marcharse del pueblo? La vida que tenía allí en el campo, era muy saludable.  Y estaba seguro, que su dulce inocencia le habría durado un par de años más.

-Claro que aún soy un poco inocente –Rió ella en tono coqueto-. Aún me quedan muchas cosas por aprender. Pero no quiero que me veas como una niña por mi edad. Quiero que me trates como a una igual. No hace falta, que me des la mano para cruzar la calle. Hace mucho tiempo, que dejé atrás esa época. No es mi culpa, que nunca estuvieras aquí para darte cuenta de ello Seba.

Sebastián apretó sus puños, ante toda aquella palabrería soltada por ella.

-Solo quiero que veas, que se trata de preocupación por ti –Habló a media voz, tratando de calmar su respiración por el enfado que lo estaba consumiendo.

-Y te doy las gracias –Le sonrió-. Pero llegas tarde. Soy persona seria, en la cual se puede confiar. Como le eh podido demostrar a Derek.

-Muy bien, esos son tus argumentos en tu defensa –Se sentó en la mesa y cogió un tenedor, con el cual pinchó un trozo de lechuga-. Me voy a mantener por unos días en guardia…

-¡Qué es lo que no has entendido! –Le chilló al momento muy molesta, al ver lo cabezota que era aquel hombre.

-Me niego a creerme, todo éste teatro ensayado delante de un espejo –Le soltó, con un brillo de furia en la mirada-. Solo tienes veinte años. Y por lo que a mí respecta, que pude llegar a observar ésta mañana. Aún eres muy inocente –Recalcó con fuerza, las últimas palabras.- Así, que vas a tenerme como un perro guardián, te guste o no te guste.

-¡Vete al infierno! –Le gritó, poniéndose de pie.


-Bienvenida a él, enana  -Le sonrió con gran satisfacción, para al momento hacerlo con fastidio, al ver como ella se atrevía a tirarle el contenido del vaso a la cara.

6 comentarios:

  1. OHHHHHHHHHHHHH! ¿y ahora? Eso quiero verlo..rápido ráido, lo que sigueeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!! Quiero más....se nota?

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  2. yo tambien quiero más, nos has hecho esperar mucho para lo que viene!!...

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    Respuestas
    1. Tu solo apareces para incarme el tenedor en el culo!!!!!! jajajajja

      Seguro que me pondrías un kit de calambres, hasta que no vieras que acabara con esta historia!!!!

      jajajajajja

      Besos guapa, que hace mucho que no se de ti!!!!

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    2. jajajajjaja...creeme que si pudiera hacerlo para que continues con la historia, lo haría!!!!
      Besos para ti también! extraño tus locuras :)

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  3. si queremos massss, ya quiero que llegue el complice de lucas para ayudar ala pobre karoline con el pesado de sebastian

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    Respuestas
    1. Como no, coincides con Nata!!!!

      Veo que lo malo se pega!!!! jejejejje

      Es broma, pero para que veais a Matt en acción, aún os quedan unos capis

      ahora me rio yo... juas juas juas

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