Todos
podían ver perfectamente, los esfuerzos que estaba haciendo la chica por no
coger y romperle el maldito teléfono, en todas las narices a Thom.
-Vamos
tesoro –Le habló con dulzura su marido-. Sabes que no es nada bueno, que te
alteres en tú estado.
Susan
solo supo girarse hacia él, para mirarlo con ojos llameantes de furia.
-¡Solo
estoy embarazada! –Protestó enfadada-. No creo, que me convierta en míster
Hide.
Aquella
vez, intervino otra en la conversación para que dejaran en paz a Susan.
-Thom,
eres un idiota –Lo riñó Helen-. No sabías estarte igual de calladito que
nosotros. Has asustado a la chica.
-¿Pero
acaso soy el único cuerdo aquí? –Se defendió éste-. Por favor chicos, que
estamos hablando de nuestra Karolaine.
Los
hombres se rieron ante la desesperación de su amigo.
-Hazte
a la idea, de que tú protegida ha madurado a pasos grandes –Rió Marcus.
-Solo
tiene veinte años –Volvió a marcar Thom en un gruñido-. Como queréis casarla
ya.
-Solo
tiene unos pocos menos, que cuando lo hiciste conmigo vida –Sonrió Helen, metiéndose
un poco más con su marido.
-Pero
es muy diferente, porque… -Intentó protestar una vez más. Pero no el dejaron.
-No
tienes razón y lo sabes –Interrumpió Susan-. No me vengas con la diferencia de
edad. Está clarísimo, que para todos nosotros no sirve –Rió con mofa-. ¿Y no me
digas, qué quieres que pase por el mismo sufrimiento que tú y Helen?
-¿Cómo
puedes saber, que a él le ocurre lo mismo? –Acusó Thom, aún sin convencer.
-Según
lo que me cuenta Karolaine, y…
Éste
se puso en pie, exaltando un poco a todos por aquel repentino movimiento.
-¡Ha!
–Rió con sarcasmo el hombre-. ¿Y si se
equivoca? ¿Y si la traumatizas para siempre?
Aquella
vez se rieron las chicas.
-Tú
sí, que la traumatizas –Protestó Marta-, si no dejas que salga de esa burbuja.
-¡Solo
estoy mirando por su bien! –Señaló, volviendo a sentarse completamente
convencido de sus palabras.
-¡Dejad
de discutir! –Pidió Sabrina alzando un poco más la voz, para que le prestaran
atención-. ¿Verdad, que su hermano lo sabe todo de ella?
Ante
aquella señalización, las chicas soltaron exclamaciones deleitadas por aquel
recordatorio y lo que podía significar.
-Sí
–Respondió Susan muy animada-. Cierto, muy lista Sabrina -Le guiñó un ojo un
poco más animada, por saber por donde continuar con la averiguación de
información.
Menos
Thom, él si que no estaba contento en aquel momento con aquella indicación.
-¿Y
qué pinta ahora su hermano? –Preguntó un poco frustrado.
-Pues,
podemos llamarlo y hablar con él -Indicó Susan con cierta burla en la mirada-.
Es el amigo íntimo de Sebastián, sabe que su hermana suspira por él. Quien
mejor, para guiarnos sobre éste…
-¡Caos!
–Interrumpió Thom-. ¡Si es que lo sabía! –Chasqueó sus dedos, mientras seguía
refunfuñando-. ¡Ya hacía mucho tiempo, que no se cometía ninguna locura! En mis
oficinas, se respiraba demasiada paz.
-Thom
–Habló se rió Marta-. Te me estas convirtiendo, en un viejo cascarrabias –Le
guiñó un ojo, sabiendo que le molestaba que lo llamaran así.
-¡Solo
defiendo lo que quiero! –Dijo con gran puchero hundiéndose un poco más en la
silla-. Y tampoco veo bien, que nos metamos en su vida.
-¡Será
que no te has metido bastante en la nuestra! –Protestó Sabrina algo exaltada
por aquel comentario.
-Y
siempre ha sido contra mi voluntad –Le guiñó su jefe un ojo-. Digamos, que me
eh visto atrapado por…
-Mejor
no sigas –Interrumpió aquella vez Lucas riendo-. Y ahora, que ya no os gritáis.
¿Yo aún sigo con la curiosidad de lo que le ha ocurrido ésta mañana?
Alzó
su teléfono móvil ante la mirada de todos, con cierta sonrisa traviesa en sus
labios.
-Y
yo –Dijo Zack inclinándose hacia delante en la silla-. Quiero saber, que le
ocurre a mí pequeña fierecilla.
-Deja,
que ya la llamamos nosotros -Dijo Marcus, aventurándose a sacar su móvil.
-Trae
-Se lo quitó Zack de las manos muy animado-.
Que yo tengo más confianza con ella –Rió-. Ya
me ha insultado y amenazado, varias veces.
Ante
aquella pelea de los hombres, las chicas se reían a carcajada suelta.
-¿De
verdad os creéis, que os va a dar el voto a la confianza? –Se rió Marta.
-Somos
más que amigos –Le guiñó un ojo Lucas-. Somos, una pequeña familia.
-Sois,
su peor pesadilla –Rió Susan.
Pero
una vez más, Thom volvió a sorprenderlos al ponerse nuevamente en pie con
cierto ímpetu.
Y
solo bastó con una simple mirada a su cara, para saber que se hallaba muy
enfadado.
-¿Se
puede saber, qué es lo que os proponéis?
–Pidió en un gruñido, pero con gran curiosidad.
-Ayudarla,
como ella ha hecho con nosotros –Giñó un ojo Lucas.
-¡Estáis
como una maldita cabra! –Volvió a exclamar Thom, casi poniéndose rojo de ira-.
Lo único que conseguiréis, es que la fastidie.
-¿Nos
estás diciendo, que no te fías de nosotros como casamenteros? –Rió Marcus.
-Exactamente
–Asintió con la cabeza-. Porque no entiendo, esto de liaros tanto –Se pasó las
manos por el pelo-. ¿Acaso no sabéis ir paso a paso? Hay que aceptar, lo que te
va dando día a día la vida.
-¿Y
desaprovechar, el tiempo que pueda disfrutar? –Lo interrumpió Helen en completo
desacuerdo con sus palabras, por propias vivencias.
-Dejar
escapar al hombre de su vida, por esperar… -Refutó Sabrina.
-Ya
ves, Thom –Rió aquella vez Clarise, quien se hallaba callada por no conocer al
cien por cien el problema-. Aquí, vamos a por el amor.
Su
jefe, aún de pie. Se giró a mirarla por unos segundos callado, con el ceño
fruncido.
Aquello,
no le hizo mucha gracia a la chica. Sabiendo que era un gesto, muy propio del
hombre antes de soltar su estacada.
-Pues
yo no veo, que tú hagas nada –Le devolvió al fin la pelota.
Todos
calaron observándolos, al notar que se cocinaba algo tras aquel ataque verbal.
-¿Perdona?
–Preguntó la chica sin comprender aún y comenzado a sentirse nerviosa.
-¿Vas
tú también a dejar, que se te escape Ramón? –Soltó divertido, viendo como la chica se sorprendía, después se sonrojaba y
por último, se enfadaba.
-Ramón
no me interesa… -Alzó la barbilla con orgullo-. Digamos, que lo veo demasiado
creído para mí gusto.
Los
demás, pasaron a murmurar por lo bajo entre ellos.
-Yo
diría, que lo veo demasiado perfecto para ti –Volvió atacar su jefe.
-Y
yo diría –Protestó Clarise-, que nos estamos desviando del tema principal.
Su
jefe, soltó una fuerte carcajada.
-Querida
mía –volvió a morderla -, aquí el tema principal no es otro, que el amor –Le
guiñó un ojo.
Clarise,
también se puso un momento en pie con ganas de propinarle un bofetón.
-Pero
no va dirigido hacia mí –Señaló un tanto mosqueada.
-No
te preocupes –Rió su jefe-. Ya haré yo todo lo posible, por enfocarlo también a
ti –Escupió guiñando un ojo.
-¿Se
puede saber qué hice, para que ahora te conviertas en mi mártir? –Soltó toda
exasperada y volviendo a sentarse, ya que Marta la había agarrado del codo y
tirado hacia la silla para tratar de calmarla.
-Estar
soltera y enamorada -Respondió el hombre, sin perder en ningún momento la risa.
-¡Yo
no estoy enamorada! –Protestó demasiado veloz y furiosa, para el gusto de todos
los presentes.
-Claro
que sí –Volvió a indicar el hombre alzando sus hombros-. Si te lo noto desde
hace unos meses.
La
joven, solo supo volver alzarse con los ojos desorbitados.
-¡Tú
estás chiflado!
Acusó
con gran furia, y dejándose bajar nuevamente a su silla por las manos de Marta una
vez más.
-Puede
ser, que se me esté pegando algo de éstos degenerados –Explicó como excusa-. ¿Y
sabes una cosa?
Aquel
brillo en sus ojos, no era nada bueno. Obvio, que estaban clamando venganza por
lo de Karolaine.
-Ni
me hables -Le escupió la chica, girándole la cara con morros.
Pero
él siguió con tono diábolico.
-Yo
te voy ayudar a ti –Soltó animado y decidido.
-¿Perdona?
–Preguntó sin comprender-. No he pedido ningún tipo de ayuda. Y menos por parte
tuya.
-¿Qué
quieres decir? –Quiso saber su esposa muerta de curiosidad.
-Muy
sencillo -Los miró a todos divertidos-.
Ya que me recalcáis que el tiempo perdido es muy importante…
-Ahórrate
tus palabras, no quiero saberlo -Lo interrumpió la chica casi implorando con la
mirada.
-Pero
nosotros sí – Rió Marcus, muy divertido ante lo que estaba ocurriendo.
-¡Métete
en tus asuntos Marcus! –Le indicó con furia ella.
-Eres
nuestro asunto –Habló Lucas apoyando al otro hombre-. Te recuerdo, que somos
como una familia.
-Te
recuerdo, que esto no es una secta –Soltó Clarise desesperada-. ¡Chicas joder!
–Pidió ayuda al mirarlas a ellas.
-¡Ya
vale! –Dijo Susan riendo, pero guiñándole un ojo a Thom.
-¡Te
eh visto! –Exclamó Clarise, señalando con el dedo a su amiga.
-¿Cómo?
–Se hizo ésta la loca-. No hice nada… Solo te estoy ayudando. ¿Y es más, no es
hora de llamar a la pequeña? –Dijo, desviando por completo el tema actual.
-¡Yo
lo hago! –Pidió Lucas, arrebatándole el teléfono a Zack.
No
creía, que aquella copa de vino le fuera a calmar los nervios. Pero por si las
moscas, pensaba bebérsela entera.
No tenía que haber realizado aquella llamada.
Ahora, ya había creado la alarma sobre sus
amigas. Y más, al haberles colgado, sin contarles el idiota episodio de aquella
mañana. ¡Porqué tenía que ser tan idiota!
-¡Perfecto!
–Habló Sebastián de repente a su lado, asustándola-. Aún, no has empezado el segundo.
-¡Qué!
–Se asustó ella, llevándose una mano al cuello.
¡OH, no!
El día, seguía empeorando a pasos agigantados.
Sebastián, la había buscado y encontrado. ¿Qué le tocaría aguantar ahora? Ni
tan siquiera, tenía ganas de mirarlo aún. Sabía, que se pondría roja al
momento.
-Perdona,
si te asusté -Sonrió él, sentándose en la silla que había libre enfrente suyo-.
¿No te importa verdad?
¡Pues
claro que le importaba! Menudo morro que tenía.
-¿Qué
vienes a cortarme el bistec? –Soltó un tanto a la defensiva.
-Sacándome
las uñas, enana -Rió divertido por su actitud.
-Tú,
también te lo mereces –Dijo con enfado.
-Vaya.
De manera que no soy el culpable de tu mal carácter –Rió complacido-. ¿Y quién
es?
-Nadie
que conozcas y si te importa, me estas molestando.
-¿Aún
sigues enfadada por lo de hoy? –Sugirió con tono sensual-. Se te fue al traste,
tu papel de… -Se calló, al escuchar como el móvil de ella que se hallaba en la
mesa, comenzaba a sonar-. ¿No vas a contestar? –Preguntó, ante la indiferencia
de la chica.
-No
¿Te importa? –Se alzó de hombros, poco antes de volver a darle un trago al vino.
-Sí,
no soporto mucho rato ese sonido –Le respondió con cierto resoplido.
-Que
lástima –Sonrió con sarcasmo y encogiéndose de hombros, sin molestarse en
responder.
-Contesta
Karolaine –Le ordenó con tono tajante, tras ver la indiferencia de la chica.
-No
–Sonrió de forma retadora-. Y no tienes derecho sobre mí, Seba.
-Muy
bien -Soltó al tiempo que estiraba el
brazo y le cogía el móvil-. Yo lo haré por ti.
-¡No!
–Le exclamó, intentando quitárselo en vano-. No te atrevas a responder –Achicó
los ojos y alzó un dedo amenazador-. Juro que te romperé las piernas.
-No
me dan miedo tus amenazas –Le guiñó un ojo y descolgó la llamada-. ¿Sí?...
¿Hola?... –Preguntó seguido, al ver que nadie decía nada más-. ¿Diga? –Volvió a
insistir Sebastián, con gran seguridad en la voz.
Lucas,
se quedó primero un poco sorprendido al ser una voz masculina, quien le
respondiera al otro lado de la línea. Pero aquello, no le impidió el querer saber
más de Karolaine. Por mucho, que ella no se atreviera a responder.
-Hola
–Saludó con voz jovial-. Debes de ser el hermano de Karolaine, mi nombre es
Lucas. Encantado de…
Pero
aquella voz masculina, lo cortó con mal carácter.
-No
soy Derek –Respondió empleando cierto tono cortante, al encontrarse al otro
lado de la línea una voz varonil.
-¡OH,
vaya! –Sonrió Lucas-. ¿Me podrías poner con Karolaine?
-¿Para
qué? –Preguntó inquisitivo.
-¿Quién
eres? –Preguntó Lucas, con gran curiosidad ante el tono amenazante de aquel
hombre.
-No
creo que te sea de mucha relevancia –Le respondió-. Pero si me gustaría saber
quién eres tú. Dado que ella, ignoraba descolgarte el teléfono –Señaló en
segundas.
-¿Perdona?
–Dijo totalmente sonriente al sospechar de quien se trataba, y de lo mucho que
la protegía. Sí, ya tenía una idea para
ayudar a Karolaine-. Ya te dije que mi nombre es Lucas.
-Cierto,
me dijiste tu nombre. ¿Pero quién eres para ella? -Se atrevió a preguntar, viendo como ella
habría los ojos desmesuradamente por sus palabras.
-¿Quién
es Seba? –Se inclinó hacia delante en la silla, viendo como él la ignoraba por
completo-. Dame el teléfono –Le ordenó.
-Mí
nombre es Lucas, y digamos que soy un amigo de Karolaine…
-Por
tu voz, diría que me pareces un poco mayor para ser su amigo –Reprochó intentando
infundirle miedo.
-Cierto
–Rió Lucas-. Hay una gran diferencia de edad entre nosotros. Pero a mí no me
importa, Karolaine es toda una mujer.
-Pues
que empiece a importarte Lucas –Empezó hablar con tono amenazador-. Como me
entere, que… ¡Devuélvemelo! –Exclamó, cuando Karolaine le arrebató el aparato
sin que se hubiera percatado, levantándose ésta de la mesa-. Karolaine.
Le
ordenó a la chica, pero vio como ésta se apuraba en dar disculpas al hombre que
se hallaba reclamándola.
Aquello
no le gustó ni un pelo.
-Lucas,
perdona a Sebastián –Se disculpó veloz ella-. A veces, digamos que se sobre
pasa en educación… -Se rió, ignorando la mirada dura de su acompañante.
-No
te preocupes cielo –Rió Lucas-. Pero me parece, que le eh inyectado una dosis
de celos.
-No
digas tonterías –Sonrió ella divertida.
-Eso,
me lo debes contándome lo del dormitorio –Pidió divertido él.
-No
–Volvió a reírse, mientras no podía evitar que sus mejillas adquirieran un tono
sonrosado por la vergüenza-. Eso, tiene un precio más elevado. Adiós, Lucas… -Utilizó
cierto tono cantarín al despedirse de él.
-Un
segundo, pequeña -La llamó éste, pero la comunicación ya había cesado.
Allí
estaba, bajo la atenta mirada de todos y sin poder haber averiguado mucho. ¿Oh
no?
-¿Qué
te ha dicho? –Preguntó Susan.
-Era
Sebastián, quien me ha cogido a lo primero –Soltó con sonrisa torcida-. Y no
parecía muy contento, con que yo fuera mayor que ella. Además, le dejé en el
aire que era más que un amigo… Digamos, que parecía un poco celoso.
-¡OH!
–Celebró encantada Susan-. Veis, como algo hay. Solo que es terco con la edad.
-Pues,
bien que hace –Habló Thom-. Sus motivos tendrá…
-No
empieces otra vez –Lo amenazó Helen.
-Marcus
–Habló Lucas-. ¿Por dónde anda ahora Matt?
Thom,
volvió a ponerse en alerta por lo que pudiera estar tramando su amigo.
-Pues…
En Nueva York… -Soltó sin comprender.
-Me
parece genial –Chasqueó los dedos el hombre.
-A
Karolaine, le gusta Sebastián –Habló Susan-. No me la líes con Matt… -Suplicó.
-Pero
Matt, me comentó que está saliendo con una chica –Habló Marcus.
Lucas
les guiñó a todos un ojo y con una sonrisa de oreja a oreja.
-Simplemente
quiero a Matt, para que le dé más celos
al hombre. Veremos si se lanza o no –Se frotó las manos orgulloso de su plan-.
Solo tendremos que hablar con Matt, para ver si acepta.
-¡Maldita
sea! –Exclamó Thom-. Esto, lo suelen hacer las mujeres. No los hombres, estáis
tarumbas. ¿Sabéis, el lío qué vais a montar?
-Sí
–Sonrieron todos divertidos.
Jajaj esos chicos son peores que sus amadas, me gustannnnnnnnnn, y ya sabes amo los celso, quiero vera Sebastian perder la cordura y reclamr el amor de Karoline para él. Gracias preciosa...más PRONTO que llevo añoooooooooooooooooooossssssssssssssssss esperando!!!!
ResponderEliminarPues si que añoraba esta historia, me hiso reir un montón. Muchas gracias.
ResponderEliminarQuiero maaaaaaaas jijiji.
Muchos besos
me encanta esta novela y lueo dicen que las mujeres somos las chismosas jajaja, ya quiero saber que pasa con el plan de lucas
ResponderEliminarSon años verdad Nata con esta historia?
ResponderEliminarPero la culpa sabes quien la tiene? La Enana, por crear el blog!!!! cuando lo hizo.
gracias chicas!!!!!
Y ciertamente, yo creo que los hombres son mas chismosos que las chicas jejeje
ResponderEliminarbesos