Hoy les vengo hablar de una novela, que tuve la suerte de decir sí a comprarla.
Como sabrán, no hará mucho nuestra querida Editorial Harlequin propuso un concurso de manuscritos, para ser presentados como los primeros,en un nuevo sello con el que emprender una nueva colección de escritores, donde éstos iban a ser de habla hispana.
Me alegro, por la decisión que tubo la editorial de realizar tal concurso. Pues viendo por el momento uno de los finalistas, encontré muy satisfactorio el resultado.
Notando en ello, que han decidido refrescarse un poco en cuanto a forma narrativa.
¿Qué quiero decir?
Comparando la forma narrativa de ésta novela. Compruebo de forma satisfactoria, que el estilo ha cambiado. Se asemeja mucho más a las novelas juveniles y no tan juveniles (Chick Light), que podemos encontrarnos por las librerías y en sitios de descarga para eboock.
No va siempre sobre la misma línea de venganza o mujer embarazada... No con ello, quiere decir que me esté quejando. Al revés. Las novelas de harlequin, me gustan para pequeños momentos de una lectura sencilla, cómoda y rápida.
Nunca las descarto, siempre van conmigo. Ellas, me hicieron descubrir el mundo de la lectura romántica.
Ahora, con gran satisfacción sumo a mi lista de escritoras a tener siempre en cuenta sus nuevas publicaciones a Erika Fiorucci. Recordándome en sus momentos de humor a nuestra querida Kinzella.
Realmente, les recomiendo que se pierdan entre las páginas de Cuatro días en Londres.
Donde nuestra querida protagonista, por un intento de saber quién es y qué hacer en la vida, cuando decide que está en un momento de estancamiento, es arrastrada por medio mundo hasta parar a esa linda ciudad por su buena y loca amiga.
Allí, en un impulso de hacer algo que nunca ha hecho. Conoce a un joven, creyendo que será su primera cana al aire. Pero en verdad, por causas naturales es el puente a conocer su amor.
Mostrándonos a una joven algo histérica o neurótica, divertida, terca y decidida. Cuando decide entregarse a un misterioso y atractivo ruso. Quien desde un primer momento se siente cautivado por ella.
No se lo piensen dos veces y léanla.
Vivirán momentos de tensión, diversión hasta mearse en las bragas con alguna tontería soltada por su boca o llanto, cuando creemos que a veces el amor es injusto. al ponernos aún más trabas por el camino.
Aquí, les dejo la sinopsis de ésta fantástica novela. Gran merecedora de ese premio.
Sinopsis:
La vida de la periodista Marianne Cabani está en
una encrucijada. Siguiendo un impulso, renuncia a su empleo y se va de viaje
intentando poner sus ideas en orden.Llega a Londres sin tener claro qué va a
hacer con el resto de su vida. Quiere ser una persona diferente... y decide
irse de un bar con un extraño, que resulta ser Sergei Petrov, “el chico malo
del ballet”, el bailarín con más talento desde Baryshnikov.Gracias a él, conoce
al misterioso Vadim, un hombre que no duda en expresar a los cuatro vientos un
odio irracional hacia todos los periodistas del planeta y que mantiene una
férrea protección en torno a Sergei.Tratando de ocultarle a Vadim lo que hasta
hace unos meses fue su ocupación, Marianne se deja llevar por la atracción que
los une y empieza a descubrir que la pasión no es un sustituto del amor, pero
puede ser una puerta para dejar entrar sentimientos que prácticamente había
olvidado.
Fragmentos de ella:
Un día desperté dándome cuenta de que tenía veintitantos años y que lo más
lejos que iba a llegar era a ser Jefe de los Servicios Informativos, eso cuando
el señor inconforme y cascarrabias que ahora ocupaba el puesto se retirara en
dos años.
En conclusión, era una profesión para adictos al trabajo muy solitarios y
yo estaba cansada de estar sola, de casi perderme la boda de mi hermana, de no
estar en los aniversarios de mis padres, de dejar de ver a mis amigos de toda
la vida hasta que se volvían solo un recuerdo.
Así
que renuncié.
Solo Alex, diminutivo de Alexandra, la única amiga
que había podido conservar en esos siete años.
Fue ella quien, entre trago y trago, sugirió las
vacaciones y me arrastró a todos los lugares de Europa que yo siempre había
querido visitar, pero nunca había tenido el tiempo.
—Deja de pensar, Marianne —me dijo poniéndose de pie y estirando una mano
hacia mí—. Vamos a bailar, es tiempo de poner la mercancía en el mercado.
Bailar.
A fin de cuentas eso era lo que quería en un principio y el plan de Alex tenía
una falla: debía encontrar a alguien interesado en mí y creo que la última vez
que eso me ocurrió en un bar fue cuando aún estaba en la universidad.
Una mano se deslizó por mi cadera trayéndome de vuelta de mi autoimpuesta
inconsciencia y cuando abrí los ojos me encontré respirando frente al pecho de
un cuerpo que se movía a la par que el mío.
El sujeto parecía un príncipe de cuento de hadas con un rostro hecho de
ángulos y una nariz que le daba un nuevo significado a aquello de «rasgos
nobles». Tenía el cabello oscuro que le caía un poco largo y desordenado sobre
los ojos, que eran más azules que las aguas del Mediterráneo. Pero lo mejor era
la boca, que exhibía ahora una sonrisa a mitad de camino entre la inocencia y
la malicia, y que tenía esa forma redondeada que solo parece estar presente en
los bebés.
No sé cuánto tiempo estuvimos así, bailando, hasta
que la música cambió de ritmo y él se detuvo, separándonos.
Mi teléfono comenzó a vibrar en el bolsillo trasero de mis pantalones donde
había quedado olvidado.
Solo quería saber si estabas viva, era
un mensaje de texto de Alex.
Todo bien —escribí de vuelta—, en un rato estoy allá.
¡¡¡Quiero todos los detalles!!!
¡Detalles!
Alex no podía ni imaginarse el tipo de detalles que iba a recibir.
Cerré completamente la puerta de la habitación, dándole la espalda a este
bizarro capítulo de mi vida y me encaminé hacia la salida lista para dejarlo
atrás lo más pronto posible.
La
cerradura de la puerta principal giró justo antes de que pudiera llegar a ella
y un pánico completamente irracional, como todo pánico debe ser, me invadió
dejándome paralizada.
Miré
de un lado a otro buscando un sitio donde esconderme como una rata capturada en
medio de una fechoría por una luz que se enciende de repente. Justo en el
momento en que la puerta se abrió, contuve la respiración en un inútil intento
de hacerme invisible, táctica que era infructuosa, según había comprobado
cuando aún era una niña.
Un
hombre entró y parecía aún más sorprendido que yo al verme parada tiesa, sin
respirar, en el medio del recibidor. No entendía su asombro, por mal que me
viese después de la horrenda noche en el sofá, él era mucho más aterrador que
yo.
Era enorme en todas sus direcciones, alto y ancho, en una sola palabra:
inmenso. Sin embargo, lo más amenazante en él no era ni la dimensión de su
torso ni lo ancho de sus piernas, sino la expresión fría de su rostro, que
subía hasta unos ojos grises convirtiéndolos en un par de piedras.
Si
alguien se atrevía a insinuar que los rubios tienden a parecer encantadores,
con seguridad no conocía a este tipo.
—¿Quién
eres tú?—prácticamente ladró y ¡oh sorpresa! tenía el mismo acento de Sergei,
aunque su voz era unos cuantos decibelios más baja.
—Marianne
—No había más que decir, era la respuesta más directa a su pregunta.
—¿Sergei?
—Durmiendo.
Pocas
palabras. Era la opción a la que me atendría. Gracias a ellas, mi voz sonaba
segura y mi mente no tenía mucho trabajo, lo que le dejaba suficientes neuronas
hábiles para convencerme de que no había sido capturada in fraganti haciendo
nada malo. Solo me estaba yendo del apartamento donde me habían invitado a pasar la noche.
El
desconocido pasó a mi lado sin volver a mirarme y abrió la puerta de la
habitación, obviamente para asegurarse de que yo decía la verdad, y sin más
comenzó a gritar en ruso. Ok, esa parecía ser mi señal para salir de escena.
Y ya no os pongo ningún trozo más salteado del primer capítulo.
Solo espero que la lean y la disfruten, tanto como lo hice yo.
Saludos
Gracias por la reseña. Me alegra mucho que te haya gustado "Cuatro días en Londres".
ResponderEliminarRealmente, gracias por pasarte por nuestro pequeño rincón, considerado nuestra segunda casa.Y dejar un comentario.
EliminarReseña, reseña... Las hay muchísimo mejores. Pero me gusta hacerlas algo diferentes y directas.
Ahora, estoy deseando leer éste fin de semana" Una sonata Para ti".
Me emociona mucho, pues adoro el piano.
Y mi punto débil, son las novelas donde la protagonista es mucho más joven que él y algo rebelde.
Se que no me va a decepcionar.