jueves, 31 de octubre de 2013

Conociéndote 5




Durante un par de días, Lena se las arregló muy bien para no encontrarse casualmente con Benedict y  tuvo mucho más cuidado en no quedarse dormida , a pesar de que estaba agotada y se le cerraban los ojos del sueño, hizo su mayor esfuerzo para aguantarse. No quería volver a ser sorprendida.
Con la inesperada atención del delegado había vuelto a asomarse al mundo, pero prefería no hacerlo, seguir estando lejos, mirando desde afuera.
Era orgullosa, si el mundo le había dado la espalda tantas veces, ella no iba a ser menos.
Pero todos sus esfuerzos semanales se fueron por la alcantarilla en la salida escolar que hicieron a una exposición de arte en el museo.

No es que Helena no quisiera ir, sino que  era difícil mantenerse despierta cuando una guía poco entusiasta hablaba en tono monocorde sin parar.
Por suerte, no sólo estaba su grupo en aquel paseo, había un par más de cursos, e incluso alumnos de otras escuelas, así que Lena pensó que nadie se daría cuenta si se escabullía.
Ser invisible, solía tener sus ventajas, así que de a poco se fue apartando hasta escabullirse.
Al salir afuera tomó una gran bocanada de aire, y estiró los brazos para despejarse. Era agradable sentir la brisa y el sol de la mañana en el rostro, además tenía el olor del mar, la bahía no estaba lejos de aquella parte de la ciudad. Lena no solía ir muy seguido por allí, pero tenía muchas ganas de ver el mar, había algo relajante en mirar grandes extensiones de agua, era como si el movimiento marino dijera “todo pasará” y uno pudiera creer que ciertamente lo malo se iría pronto.
Se metió por unas callecitas aledañas para andar tranquila y fue a dar a un mercado que se extendía un par de cuadras. Color y movimiento, era mucho mejor que estar encerrada, al menos aquel día.
Había puestos de flores, pescado, ropa y frutas, era muy pintoresco. Avanzó un poco y fue allí cuando notó su presencia, Benedict Cole estaba siguiéndola.
Se giró con rapidez para enfrentarlo
-¿Me estás siguiendo?
-Sólo salí a tomar un poco de aire, ¿no puedo? – preguntó él en tono inocente .
-No, claro que no, eres el delegado…no se supone que te escapes de una actividad escolar.
-¿Y tú sí?- preguntó con curiosidad.
- Por supuesto, soy la chica mala. Así que deja tu papel de buen samaritano que va tras la oveja descarriada y aléjate, vuelve al museo.
-No creo que mi lugar en el mundo sea el museo, ¿tú crees que sí? – preguntó Ben y ella giró sin contestar, aunque le quedó repiqueteando aquella pregunta en su mente. Sobre el lugar en el mundo de Benedict Cole y también sobre el de ella.
Intentó darse prisa pero Benedict seguía tras ella, cada vez que giraba, él estaba allí haciéndose el disimulado.
Incluso cuando ella paró en un puesto a mirar, él se paró a su lado, lo miró furiosa y el chico sólo respondió con un gesto de hombros.
Toda la paz que había conseguido al escaparse se había esfumado con la presencia de Benedict, estaba tensa.
Iban llegando al final del mercadillo y había un par de puestos de frutas. Ben caminaba cada vez más cerca de ella, a escasos metros, y Lena tuvo una perversa idea.
Pasó junto al puesto y tomo dos manzanas, se giró con rapidez hacia él y le lanzó una
-¡Atrápala! – dijo y salió corriendo dejando a Benedict perplejo, al tiempo que la dueña del puesto se daba cuenta y se encaminaba hacia el chico. Él sin pensarlo mucho salió corriendo detrás de Helena mientras la mujer les gritaba “ladrones”.
Lena corrió hasta casi quedarse sin aliento y cuando por fin se detuvo, el mar estaba delante de ella y Benedict a su lado, jadeando. No esperaba verlo allí, no esperaba que él saliera corriendo sino que se quedara a pagar la fruta, disculparse o algo parecido. Pero estaba ahí, con una mano apoyada en las rodillas y la otra aún sosteniendo la manzana.
-¡Cielos! No esperaba eso – exclamó mirándola.
-Pensé que ibas a quedarte allí.- dijo ella sin pensar.
-Lo siento, no sabía cómo reaccionar, es mi primera vez robando algo- dijo él y guardó la fruta en el bolsillo de su uniforme..
-También es la mía – confesó ella y, extrañamente, el chico no demostró estar sorprendido con aquella revelación.
-Entonces tuvimos suerte de principiantes – le dijo Benedict y pasó a su lado hacia la muralla baja que separaba la costa. Lena caminó junto él hasta el muro donde se sentaron.
-No lo dudaste…-dijo ella más como una reflexión para sí misma que otra cosa.
-¿El qué?
-Que fuera mi primera vez robando algo.
-No tengo por qué dudar de lo que dices…y tampoco te veías muy habilidosa- respondió bromeando.
-Pero lo que dicen…
-Yo creo en lo que veo, en lo que puedo probar, no en los rumores que escucho…- respondió él con seriedad y Helena bajó la mirada para ocultar cuanto la conmovía eso.
-Eso es extraño -comentó luego de unos minutos y se subió al paredón. El chico también se subió.
-¿Tregua? – preguntó.
-¿Qué? – preguntó ella confundida.
-Por hoy, los dos nos escapamos de clase y somos ladrones de fruta, ¿podemos tener una tregua?
-De acuerdo…- respondió ella dudosa y respiró profundo para llenarse de aquel aire fresco y salino, había vuelto a relajarse.
-¿Puedo hacerte una pregunta? – se animó él y Lena lo miró.
-Suelta…
-El moretón en tu brazo…¿cómo te lo hiciste? – interrogó y ella lo miró sorprendida, ahora su brazo estaba cubierto así que debía haberlo visto antes. Y aún lo recordaba , además le daba curiosidad como para preguntarle, aunque ella no estaba segura de querer aquel interés.
-Una pelea, suelo meterme en peleas…seguro que lo has escuchado antes…- respondió escueta.
-Ya te dije que no creo todo lo que escucho.- dijo él sabiendo que era una evasiva y que ella no iba a decirle la verdad.
-Haces bien,  después de todo siempre hay muchas versiones sobre los hechos – respondió Lena con los ojos velados. Benedict hubiera apostado a que estaba recordando algo, algo que le resultaba doloroso. De pronto la chica se llevó las manos a los lados de la boca y gritó con todas sus fuerzas, como si el mar y el aire pudieran llevarse lo que motivaba aquellos gritos.
Él primero se sorprendió y luego hizo lo mismo. Gritó con ella, hacia el mar, a los fantasmas pasados y los miedos presentes, para sacar lo que estaba lastimando dentro.
Era liberador.

5 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho, sobre todo la parte de ellos gritando. Siempre he querido probar que tan liberador es gritar cuando estás frustrado o triste o simplemente mal.
    Lo de la manzana me hizo mucha gracia, la forma en que ella improvisa y de repente la lanza ajjajajaja
    Quiero máaaaaaaaaaaaaaaaaaaass!!! jjijijijiji

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    Respuestas
    1. Thais me alegra que te gustara, y sí yo tamboén quise saber eos de gritar a voz en cuello al aire libre.
      Besos

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  2. Me gusta mucho esta historia. Estos dos chicos me tienen superintrigada. Estoy esperando mas.
    Muchos besos

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    Respuestas
    1. Gracias Yola querida, las hermanas se han confabulado para pedir más, jajaa. Me alegra les esté gustando

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  3. Tendremos un , el que la sigue la consigue?
    jejeje

    Me encanta la actitud de Benedict. Va a ser un niño pijo que me enamorará... aich... estoy segura.

    Y me apunto a la escena de la playa encantada. hasta quedarme afónica y sin fuerzas. Seguro que me encontraría mejor. Y mira, que la tengo a 25 min en conche.... Mmmm

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