Fue un romance fugaz, aquellos cuyo propósito es no dejar huella. Él era famoso y a ella poco le importaba eso, lo irónico del asunto es que aquel romance sin huella la había marcado para siempre. No solo había terminado con otro hombre famoso… además tenía un hijo que le recordaría para siempre la persona que una vez fue.
El pasado una vez enterrado no volvía ¿cierto? Pero ahí estaba Giovanna, enfrentándose al joven que una vez había jugado con ella… ahora todo un hombre. Ese “niño”, Darian, jamás imaginaría que tenían un hijo.
Aún recordaba, como si hubiera sido hacia unos segundos… aquellos ojos azules aún tenían la magia de transportarla a un pasado que quería olvidar. Darian había jugado, sí… pero ella también. Era pasado, Giovanna ya no era la misma mujer.
- ¿Tú? -preguntó Darian en voz alta y sin dar importancia a la mujer que colgaba de su brazo- ¿Cómo estás? Tanto tiempo…
- Bastante -intentó ocultar al niño que iba junto a ella. Imposible, él lo había notado ya. Una ligera crispación rozó su rostro pero la ocultó de inmediato.
- ¿Tomas un café? -preguntó y Giovanna miró sin disimulo hacia la joven rubia- ella es mi hermana.
- En este momento, no. Mi esposo me espera –ella intentó no mirar. Había sido un gran error aquella aventura y no pensaba pagar por sus errores una vez más. Se alejó.
El hombre que llamaba esposo la miró interrogante y ceñudo al llegar. Le preguntó sobre el hombre pero ella omitió decir algo. No valía la pena.
Sin embargo, ese no era un día cualquiera. Giovanna estaba harta de esa simulación de matrimonio. Ella no tenía porque soportar más… ese hombre del pasado le había recordado, con tan solo una mirada, la mujer que había sido… y ya no era. Pero tampoco era la mujer que había estado por 5 largos años con su “esposo”, permitiéndole todo. ¡No más!
Tomó sus cosas y a su hijo. Los papeles de divorcio, largo tiempo guardados, se los arrojó en la cara mientras él tenía a una de sus nuevas empleadas en brazos. Finalmente le confirmó… ¡sí, tenía razón! Su hijo no era de él… era del hombre del pasado, de Darian.
Su esposo no objetó nada. Leyó los términos brevemente y en verdad le daba igual. Giovanna había sido un bonito adorno pero ahora ya no.
Una vida perdida tal vez, pero ganaba mucho más. Podía tener el lugar que ella quería y había llegado el momento de lograrlo. Su hijo sería su apoyo. Aquel rostro del pasado, replicado en su pequeño, en un principio le había llenado de amargura por el sarcasmo de la vida… mas, ahora significaba todo, le daba el sentido de vivir y de existir.
El hotel que había escogido para pasar la noche le abrió las puertas y se encontró de frente con él. Nuevamente, pero esta vez Darian iba solo y pensativo. Dos encuentros en un mismo día…
- ¿Ahora si tomas un café? -preguntó él nuevamente pero Giovanna miró al niño que dormía en sus brazos.
- No lo sé, mi hijo está dormido y no quiero despertarlo.
Él le señaló al fondo de la recepción. Su hermana les hizo una seña y ella lo siguió. Le preguntó si podía tomar al niño y Giovanna miró indecisa. No podía decir sí, hacía tanto tiempo que no sabía nada de él…
- Lo siento pero no. Gracias de todas maneras… -quiso mirarlo pero se resistió.
La habitación que había reservado estaba ahí, tal como la había pedido. Solo restaba retomar ciertos contactos y su antiguo empleo de diseñadora que tanto éxito le había supuesto.
Efectivamente, días más tarde, con su fama bien ganada y el rumor de que volvería, las ofertas no habían tardado en llover en su vida.
Tenía varias citas de negocios esa tarde y su hijo estaba con la niñera. Tras tres encuentros se sentía algo cansada y no se fijo quién tomaba asiento a su lado.
- ¿Ahora si? -preguntó aquella voz tan familiar y a la vez tan extraña- No puedes negarte, soy tu siguiente entrevistador para un trabajo.
- ¿Tú? -preguntó incrédula- ¿por qué querrías contratarme? En todo caso tú eras…
- Sí, lo fui. Ahora manejo algunas empresas de espectáculo y tus diseños son bastante reconocidos. Quiero montar una nueva escenografía.
- No sé si logre ese tipo de diseños, yo…
- Tú sabes que lo que quiero saber es… ¿por qué desapareciste así? –hizo una pausa, respirando hondo- Tu hijo… es mío también.
Eso Giovanna se lo había esperado. El parecido era innegable y ella suspiró resignada. Le explicó que su juego no había sido tan fugaz después de todo. Se había dado cuenta que estaba embarazada y ninguno de los dos estaba listo. Ella tenía apenas 23 años y él, 21. Decidió huir, era lo mejor. Sus padres la presionaron a aceptar casarse con su futuro ex esposo, él tenía buena posición y había prometido que continuaría con su empleo. No fue así… había sido una pesadilla de opresión y traición a su alrededor. Un infierno que no volvería a vivir…
- Tú pudiste seguir sin él… como seguiste sin mí. Tenías todo para seguir…
- Lo intenté pero era débil. Me resigné al darme cuenta que todos tenían razón al decir que era peligroso y ni siquiera valía la pena intentarlo contigo.
- ¿El factor de la edad sigue siendo tan decisivo para ti? –preguntó Darian.
- Tú sabes que antes lo era. Nunca estuve segura de ese detalle… pero ahora… no lo sé, algunas cosas cambian -y lo miró a los ojos- otras… no.
- Siempre seré menor que tú, pero eso no hace la diferencia –Darian le sostuvo la mirada- Yo, es cierto, era inmaduro y jugué contigo. Pero te he buscado por todas partes, te fuiste sin dejar rastro de ti. De pura casualidad te he encontrado aquí… en esta pequeña ciudad. Necesito… -tomó su mano trasmitiéndole su calor instantáneamente.
- ¿Qué? –Giovanna hizo una pausa y retomó el tema- Tienes razón, mi hijo es tuyo. Pero eso no cambia nada… simplemente lo complicaba todo y ahora es algo del pasado… que me ata al pasado.
- Y lo será siempre… es un lazo indestructible de un pasado que nos unió eternamente… y lo seguirá haciendo –Darian estrechó su mano- ¿lo volverías a aceptar?
Giovanna se lo pensó un momento mirando los ojos azules de Darian impregnados de sinceridad y ahí, tomando su mano y reflejando su alma en esa mirada… lo supo. Esto era… no se había equivocado antes y ahora… solo podía haber una respuesta… SI.
**Este fue mi intento… va para ti Nata**
Gaby Ruiz S.
Me encanta como todas tus historias, gracias y besos. Espero ver muchas más en el blog .Te quiero
ResponderEliminarGracias por tu comentario Nata, ¿recuerdas que tú me impulsaste a escribir esta historia corta? Cuánto tiempo... te quiero mucho y me da tanto gusto verte.
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