Capítulo 4
- Creo que… -empezó rompiendo el silencio André.
- Lo mejor es… -decía Garely al mismo tiempo.
- Sigue tú, Garely -cedió André.
- Yo no deseo quitarte más tiempo…
- Pero si quien está quitando tiempo soy yo. Yo presioné para que vinieras… y no te he causado muy buena impresión ¿cierto?
- La verdad, no me agradó nada el episodio en la cafetería… pero tú manera de ser con la pequeña… ¿tienes doble personalidad? -bromeó riéndose.
- No… al menos eso creo -él sonrió sinceramente- es que… tengo un… como podría llamarlo… un problemita con las personas que fingen…
- ¿Eh? -Garely lo miró sin entender- ¿Cómo lo sabes si ni siquiera conocías a nadie en la cafetería… o me equivoco?
- No, pero ya he conocido lo suficiente… sé de lo que hablo, Garely… pero -su rostro se ensombreció- los periodistas son los peores…
- ¿Los periodistas? -inquirió notando el cambio de humor en André.
- Si señorita Vega… la prensa… no soporto a la prensa…
- Pero… -Garely no entendía esa actitud… un enigma más en ese hombre- Es natural que seas centro de atención… y también muy humano que ya estés cansado -concedió ella.
- Es mucho más que eso… -giró André por un instante… parecía contener una avalancha de emociones- ¿tú nunca te has molestado con la prensa? -enfocó él.
- No… -negó pero sin seguridad total.
- ¿Nunca se han entrometido en algo que odiaste? -preguntó André y Garely recordó de inmediato… aquellos horribles meses de convalecencia.
La prensa jamás se había comportado cruelmente con Garely… hasta ese día. Después del accidente en la pista… se empezó a especular toda clase de conjeturas. Que si ella había estado desconcentrada… que ya no le interesaba su carrera… que estaba al borde de una peligrosa adicción… ¡Había sido infernal! Y solo empeoró cuando surgió la noticia de que había roto con su novio… eso fue fuente de más suposiciones… de peores… incluso llegaron a decir que había querido suicidarse… que por eso estaba débil y fracasó en la pista… y tuvo aquel maldito accidente…
Garely no tenía conocimiento de esto… hasta que un día se le ocurrió prender el televisor… estaban pasando noticias y de pronto empezó los minutos de farándula… ella era un titular… ella y su… ¿problema con drogas? ¿su rompimiento con Dirk? ¿su frustrada boda? ¿al borde del suicidio?
¿Qué diablos estaba sucediendo? ¿Quién había inventado tantas estupideces?
Se levantó furiosa… o lo intentó. Llamó a una enfermera y pidió histérica un teléfono para comunicarse con sus padres… algo debían haber escuchado… ¿por qué nadie le dijo nada? Era su vida… tenía derecho a saber de ella… lo que se decía de ella, al menos…
Su madre llegó alarmada… Garely le preguntó directamente. Ella le restó importancia pero Garely insistió… quería que esos rumores se terminaran ya… y estaba más que dispuesta a conceder una rueda de prensa. Su madre se opuso… aún no estaba completamente recuperada… a ella no le importó…
- La verdad… si -Garely miró con negros recuerdos en sus ojos- Cuando estuve… alejada de las pistas… en recuperación. Todo lo que se dijo… fue… terrible… y lo peor… solo era mentira tras mentira…
- Tengo una idea clara… -aseveró André mirando más allá de ella… en realidad su mente estaba muy lejos de ahí- entre otras razones… es por eso que no doy entrevistas bajo ningún concepto… odio las cámaras…
- Yo no -negó Garely- yo concedo entrevistas siempre… a pesar de lo sucedido… comprendí también que no todos los medios son iguales…
- Eso no interesa… la intención es la misma… solo que unos lo hacen abiertamente y otros sencillamente… no.
Habían caminado un largo tramo y Garely sintió una ligera molestia en su tobillo. Por un segundo hizo una mueca pero trato de aparentar normalidad.
- ¿Te sucede algo? De repente te has puesto muy pálida… -André observó y fue como un rayo… recordó que Garely no se encontraba bien- Pero niña, debiste decirme que el dolor inició nuevamente… lo había olvidado por completo…
- Yo también lo olvidé -afirmó extrañada- pero creo que es mejor si nos sentamos ¿te parece bien?
- Claro, ven… conozco otro lugar. Prometo comportarme esta vez… -André sonrió y Garely le correspondió la sonrisa.
Cuando estuvieron sentados, de nuevo, y con un café en sus manos estaban riendo divertidos… en realidad la conversación había girado en torno a su gran amor: el patinaje. Era algo de lo que tenían pleno conocimiento… y que adoraban…
- Pero… ¿hace cuánto fue la lesión? -inquirió André de pronto.
- No me gusta hablar de ello… -evadió Garely pero él le dirigió una mirada dura- ya… hace poco más de un año…
- ¿Un año? -negó él incrédulo- pero aún es muy pronto…
- Tal vez… no importa… yo necesitaba patinar… es… no lo puedo dejar…
- Es adictivo… -afirmó- y sin sentirlo se convierte en una parte esencial de tu vida –comentó André anhelante… sin duda él extrañaba el patinaje…
- Por la manera en que te refieres a patinar… -Garely sonrió- es lo mismo que siento yo… pero, no entiendo… ¿por qué no has vuelto a patinar?
- Yo sí patino… -dijo él vacilante.
- Sabes que me refiero al patinaje profesional… ¿por qué retirarse?
- ¿Por qué no? Decidí que quería hacer algo distinto con mi vida… el patinaje era parte de mi vida pero… necesitaba una… eh… profesión real… -concluyó.
Capítulo 5
- ¿Una profesión real? -Garely le dedicó una mirada burlona- señor Miller… ¿está usted hablando enserio? -añadió en tono escéptico y con una pizca de humor.
- Claro que sí, Garely… y no me hables así…
- Es que… por un momento me sonaste como un anciano… ¡André! El patinaje es… ¿cómo puedes decir que no es…? Si llena tu vida y…
- Lo sé… lo he vivido, créeme pero… -André ocultó su mirada- no me gusta referirme a ese tema.
- Hummm… pues yo dije lo mismo de mi accidente… y eso no te limitó ¿no?
- Tienes razón -aceptó avergonzado- pero no es igual…
- ¿Ah no? ¿Y qué lo hace distinto?
- Que tú estás aquí para contarlo… -susurró con dolor.
- ¿Disculpa? -Garely no entendió su expresión.
- El motivo… ella ya no está aquí… -soltó de pronto como si fuera algo que le oprimiera el pecho y suspiró.
Garely se quedó callada al instante. Ella ya no está aquí… “ella” ¿A quién se referiría André? ¿Ya no está aquí? Significaba que estaba…
- Lo siento. No me gusta hablar de ello -esbozó una triste sonrisa y se miró las manos- Pero… por esta vez haré una excepción… siempre que tú prometas que también me relatarás los acontecimientos alrededor del accidente y… por qué estás empeñada en volver tan pronto a las pistas, ignorando incluso a los médicos…
Ella lo miró. Ese hombre le intrigaba sobremanera pero no estaba segura de querer narrar su historia aún. Había partes muy dolorosas y otras tantas vergonzosas pero… ¡Dios! ¡Era André Miller quien se lo pedía! Tal vez sería la última oportunidad en que él se abriría con alguien sobre el pasado… ¿Por qué con ella? ¿qué había visto distinto en ella?
- Acepto la propuesta, André -respondió suavemente.
- Bien… -él afirmó sumido ya en el pasado.
Una victoria más se llevaba André Miller a su casa. La ciudad lo recibió con gran emoción y él… como el joven muchacho que era, se dejó mimar por la serie de atenciones que recibía. Estaba un paso más cerca de su gran sueño: las olimpiadas de invierno. Cerró sus ojos saboreando el momento y…
- ¡André! -se abalanzó la joven mujer a sus brazos- ¡eres grande! ¡impresionante!
- ¡Mi niña! -se fundieron en un tierno abrazo- ¿cómo estás?
- Mejor ahora que has vuelto…
- Entonces… me alegro de estar aquí.
- ¿No lo has olvidado verdad? -preguntó la chica.
- Nunca… -negó él vehemente- cumpliré mi promesa…
- ¡Gracias mi Andy! -depositó un suave beso en su mejilla- ¡Sabía que podía contar contigo!
Sus ojos se oscurecieron y se detuvo mirando fijamente a un punto en el vacío… esas palabras parecían retumbar en sus oídos… aún ahora las sentía como si no hubiera pasado un solo instante… “¡Sabía que podía contar contigo!” Janice estaba muy equivocada… nadie debía ni podía confiar en él… ¡nunca!
Garely alzó su rostro al notar que André se detenía. Había interrumpido el relato con brusquedad… como si estuviera desenterrando algo tan profundo que el solo pensarlo le desgarraba el alma. Vio como se debatía entre el dolor y… algo más… algo como… Y finalmente, su rostro reflejó dureza… un gesto severo dirigido a sí mismo… ¿qué estaría pasando por su mente?
- ¿Quieres que lo intente yo? -se ofreció Garely tras largos minutos de silencio. André asintió con rastros de recuerdos revividos por todo su rostro. Así que ella tomó la palabra:
Las etapas finales para alcanzar un cupo para las olimpiadas individuales estaban tocando su punto máximo de esplendor. Grandes destrezas se exhibían en la pista y cada vez eran más complejas las rutinas a seguir.
Garely respiró profundamente y se lanzó a la pista. Patinó con gran elegancia y habilidad… como solo ella lo podía hacer. Hizo varias maniobras que requirieron de toda su concentración y cerró con un salto triple sencillamente limpio y magnífico. Sus calificaciones se reflejaron en la pizarra y ella hizo una venia.
- ¡Excelente cariño! -se acercó su padre a felicitarla- Has hecho un gran trabajo…
- Tienes razón -esta vez era su madre- nuestra niña lo ha hecho maravillosamente.
- ¡Garely! -Dirk se acercó a tomarla en brazos- ¡Eso ha sido estupendo! Tienes un futuro brillante… a mí lado espero -comentó besándola.
- Claro que sí amor… siempre a tú lado… -afirmó emocionada.
- Vamos a celebrar… -dijo Dirk- además que debemos celebrar por partida doble…
- ¿Por qué por partida doble? -inquirió la madre de Garely.
- Mamá, papá… -Garely tomó la palabra- Dirk y yo vamos a casarnos -exclamó entusiasmada- nos comprometimos ayer.
Por los rostros paternos… la noticia no les sentó muy bien. Pero intentaron disimularlo y congratularon a su hija. Después de todo, solo querían su felicidad… aunque eso significara aceptar a Dirk en sus vidas.
Salieron juntos… pero Garely regresó sola a su hogar. Lo sucedido lo había callado y ni siquiera sus padres entendieron el por qué pero Garely arrojó el anillo de compromiso que brillaba en su mano.
Al día siguiente Dirk acudió a verla pero Garely se negó a recibirlo. Les había dado instrucciones a sus padres de que no quería verlo y que le entregaran ese estúpido anillo que le había dado.
- Pero hija… ¿qué es lo que sucedió? -preguntaba una vez más su madre.
- No significa nada… -tomó el anillo con rabia- es una mentira… ¡lo odio! –murmuró sin escuchar las palabras de su madre- ¡no quiero saber más de él!
Capítulo 6
André había estado escuchando atentamente el relato pero no la miraba, para evitar incomodarla. No sabía que tanto sería el daño… el alcance que tendría. Sobre todo el alcance… ¡Rayos! No había planeado que Garely le hablara sobre su vida privada… su vida amorosa no le interesaba y… sin embargo… quería… necesitaba saber más de ella.
Cuando sintió que ella se detenía y se quedaba en total silencio, él la miró y encontró absoluto y total… ¿dolor? ¿tristeza? ¿melancolía? Hummm… jamás le había sido tan difícil el leer a alguien…
- Yo… -habló André sin siquiera pensarlo y fue interrumpido por Garely.
- Creo que ha sido bastante por hoy -dijo después de aspirar profundamente- ¿vienes todos los días a entrenar?
- ¿A la pista? -ella asintió- Sí, excepto los jueves… vengo todas las mañanas muy temprano… o procuro hacerlo…
- Bien… -Garely dudó… sin saber si debía continuar- ¿te parece…? ¿tú quieres…?
- ¿Sí? -André la instó a seguir- ¿Continuamos mañana?
- Sí… si a ti te parece… si lo deseas claro…
- Sí… entonces mañana… -confirmó André y sonriendo añadió- pero prométeme que no volverás por hoy a la pista… ve a descansar…
- No pensaba volver -contestó Garely… y sabía que mentía.
- Aja… no te lastimes -pidió él con inusitada vehemencia y ella se encontró asintiendo lentamente- bien, nos vemos mañana -se despidió con un suave beso en la mejilla, pagó la cuenta y se alejó.
Garely decidió tomarse un té helado… mientras reaccionaba y recuperaba el habla. El roce había sido tan ligero -se llevó su mano a la mejilla- e indescriptible… André Miller… ¿también él o… solo era ella la que lo sentía así?
Las mañanas se fueron sucediendo con lentitud… los días se fueron convirtiendo en meses y lentamente resbalaban por las vidas de André y Garely. Ella entrenaba como cada mañana, él la miraba y aprobaba sus esfuerzos, regañaba si se excedía y evitaba sus caídas. Se divertían mucho juntos… realmente disfrutaban de su mutua compañía. No habían vuelto a tocar el tema del alejamiento de las pistas de él… o del accidente de ella.
Garely no se había atrevido a pedirle que patinaran juntos… André moría de ganas de patinar… con ella. Debo esperar… al momento adecuado -se decían a sí mismos.
Aquella mañana de tantas fue especial… muy especial… André patinó junto con Garely. No lo había sentido… se había deslizado hasta la pista… como hipnotizado… desorientado… y la miró con fervor… con… ¿casi amor?
Garely sentía la pasión de André en cada uno de sus movimientos y le dedicó una mirada llena de la admiración que sentía por él… ya no solo por el patinador… sino por la persona que era… y de pronto… lo notó. Ya no era solo admiración… era… casi como si fuera… ¡amor!
Terminaron y sus miradas se entrelazaron… ¿así se sentía el amor?
Se resistían a esa revelación, ocultaron sus ojos bajo sus párpados pero… continuaron tomados de la mano. En ningún momento destruyeron ese lazo de unión inconsciente entre ellos.
Sí… empezaron a patinar como pareja. Ella no lo había pedido… él no se había resistido. Simplemente… había surgido así.
Cada mañana… tenían esa cita. Ese acuerdo tácito… era una especie de secreto que les pertenecía… que los volvía cómplices… y no solo compartían el amor por el patinaje… él lo sabía… ella también… pero eso no impedía que se negaran a aceptarlo… temían a lo que podía estar surgiendo entre ellos. Sus historias habían sido dolorosas… ninguno se sentía listo para seguir adelante… pero… ¿cuándo el corazón le pregunta a la razón?
En la cafetería de todos los días, Garely le planteó la cuestión que le daba vueltas la cabeza, desde hace varios días:
- André… estos meses contigo he aprendido tanto… -explicó Garely con su voz impregnada de agradecimiento- si me he recuperado… ha sido por tu ayuda. No has permitido que me exceda… aunque ni yo misma sé como lo lograste… por eso…
- Eres muy testaruda… pero yo también -asintió él sencillamente.
- Sí, lo somos -admitió ella y continuó con su declaración- quiero darte las gracias, André y… yo no sé como… pedirte que…
- ¿Si Garely? ¿Qué pasa? -André la miró curioso.
- ¿Quieres ser mi pareja en las Olimpiadas de Invierno? -soltó antes de arrepentirse y él se tensó. Ella se arrepintió al instante… ¡tonta y mil veces tonta! Él había dicho que no volvería a patinar… y…
- Garely no creo que sea buena idea… -habló finalmente.
- André… yo solo participaría contigo -confesó ella evitando mirarlo. ¡Qué difícil era abrir el corazón a alguien!- Tú me conoces… como nadie -tosió y añadió- en las pistas me refiero -aclaró y él sonrió levemente pero ella no lo vio- y sabes cuáles son mis debilidades. Quisiera decir que mi habilidad ha quedado intacta luego de… pero no es así. Y tú lo has vivido conmigo… tú sabes lo que puedo lograr… el punto exacto en que necesito apoyo… tú…
- Tú te estas subestimando, Garely. Lo podrías lograr con cualquiera… y tú lo sabes… Yo no… no podría hacerlo…
- ¿No puedes o no quieres?
- Sabes que… ¡rayos! Ni lo uno ni lo otro -admitió André con un resoplido- lo quiero y… lo necesito. Tú sabes que si… tú me has conocido… sin palabras… en la pista… mejor que nadie, me atrevería a decir… ¡sabes que lo quiero!
- Entonces…
- Sí -escuetamente dijo.
- ¿Sí? -Garely no quería emocionarse en vano.
- Inscríbenos… -pronunció y con un gesto de la cabeza se despidió. Ella lo miró alejarse… algo abatido. ¡Deseaba tanto correr tras él! Pero, era evidente, quería estar solo… y ella no tenía ningún compromiso con él… nada de complicaciones… solo palabras claras… y eso significaba, que ellos eran solo amigos.
Quiero mas, quiero mas, quiero maaaaas!!
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