viernes, 5 de abril de 2013

Miradas Cupido

Algo que solemos encontrar muchas veces en las novelas románticas, y que utilizamos tambien cuando escribimos las nuestras, son las miradas cupido.

Se trata de coger a uno de los personajes principales, y obligarlo acudir a una fiesta privada o importante evento, a causa del trabajo. Y en mitad de ella, sentirte atrapado por un flechazo ante los ojos de un desconocido, que te obserba fijamente desde el otro lado del lugar....

Si el narrador se centra en la mujer. Nos encontramos con una descripción del momento de cierta manera. Reflejando, que ella se siente algo agitada o nerviosa, con cierto cosquilleo en la nuca. Para después, pasado un rato al voltear el lugar con la mirada y toparte con él.

Un hombre alto, con una presencia imponente y completamente atractivo. El cual, dirige hacia ella una mirada fría o apasionada. Jamás leí ningua novela, en donde aquella mirada estuviera cargada de cierta burla. Pero en todas, él siempre la está observando fijamente con descaro y seguridad. Sin importarle el ser descubierto.
En según que novelas, se le acerca al momento. En otras, al rato y alguna es que no vuelven a encontrarse hasta pasado unos días.

Sin embargo, cuando el narrador nos describe la situación desde el punto de vista masculino. El encuentro, suele ir con tendencia a ser apasionado o arrollador. Es decir, si es por motivos de venganza. Nos describe sensación de odio hacia la persona u hacía sí mismo, al notar como su líbido despierta por el deseo sexual que le atraviesa en aquel momento, no queriendo que aquello le ocurriera. Y sin embargo, si se trata del primer encuentro éste será lleno de tensión sexual, pero con gran arrogancia. Al indicarle, que la mujer se ha dado cuenta y en sus ojos, se aprecia tambien algo de ansiedad por la pasión que le quema al verlo. Pero simplemente se dedica a  su papel de tímida y lo rehuye, cuanto puede durante la celebración...

Pues bien. Yo quiero sentir eso. Por favor, es una de esas cosas que me gustaría vivir entrando en una novela.

Y no lo nieguen. ¿A qué mujer no le gusta coquetear de forma disimulada, cuando nota que alguien del sexo contrario la observa en algún lugar público?

Es una indicación, a que eres viable... (ja, ja) Es decir, no resultas del todo invisible para la población masculina auqnue tengas marido o pareja. Te hace sentirte bein, animada... Vamos, que te sube el autoestima.

Pues, me gustaría verme en una novela como protagonista. Hallarme en un evento, donde todo el mundo viste de gala presumiendo de sus mejores joyas. Sentirte nerviosa, por hallarte allí a causa del trabajo o un favor a un amigo, por quedarse éste en el último momento sin acompañante.

Comenzando a sentir dolor de pies, por esos tacones que hacía tiempo no sacabas del fondo del armario. E intentando disimular tu expresión de aburrimiento, al no compartir los mismos gustos que la mayoría de las personas que había allí, al ir los fines de semana a navegar, jugar al golf, etc... Pero no por no querer ir, sino por no poder tener medios y realizarlos...

Además, de procurar controlar en todo momento el nivel de alcohol a consumir, por tener toda la velada una copa entre tus manos. Útil, para ocultar un temblor ligero de manos reflejo de tus nervios ante ser descubierta tu verdadera situación social.

Cuando de repente, mientras vas asintiendo con gesto afirmativo con la cabeza de forma pausada, a la conversación que simulas escuchar y comprender, a un hombre mayor canoso sobre los precios de las acciones del petróleo. A la vez, que tus ojos van buscando una prometedora vía de escape por algún punto del salón. Dan marcha atrás, al saltarse unos ojos burlones.

Solo tardas dos segundos, en notar que el dueño de aquella mirada divertida es un hombre que te altera tu respiración, causando que te entre un pequeño hipo al comprender que va dirigida a tí en exclusiva.  Rápida como una gacela, bajas la mirada a tus pies. Perdiendo el hilo de asentir todo lo que te explica tu acompañante del momento, y deseando detener el loco impuslo de alzar la mirada y comprobar si es cierto. Y no son alucinaciones tuyas, por llevar más de cuatro copas de champan. Con peligro de quedar mal con el apacible hombre de la bolsa, decides ser valiente y volver a mirar hacia aquel punto. Notando como tus mejillas, adquieren un tono ruborizado y por tu cuerpo te recorre un pequeño río de lava. Sí, es la verguenza al ser descubierta.

Vuelves a interrumpir el encuentro, prestando total y suma atención a tu acompañante. Quien sin haberse percatado de lo ocurrido, sigue conversando con tono neutro su historia sobre los valores de según que empresas. Pero por culpa del vello erizado de tu cuerpo, sabes que él sigue observandote aún.

Pasado un tiempo que se te ha hecho eterno, alguien interrumpe la conversación y te salvan de seguir escuchando algo que jamás emplearás en tu día a día. Decides huir, pues necesitas calmar todo tu sistema nervioso. Por unos segundos, dudas entre el baño de señoras o salir afuera a la terraza. Optas por la terraza, al estar cerca el otoño habrá poca gente afuera.

Cuando te sientes a salvo y segura, por haber tenido suerte de no haber nadie allí. Tu corazón vuelve a dar un brinco, al aparecer él allí entre las sombras y....

Ni loca sigo, es mi fantasía. Seguir vosotras con la vuestra jajajajjajja





7 comentarios:

  1. jajajajajaja que os me he imaginado todo jajajajajaja y claro que yo seguí mucho más jajajaja... Excelente :)

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    1. Es increible!!!! Esoy mas que segura, que todas habeis acabado en una única dirección!!!!!

      Hay que ver como somos!!!! jajajajjaa

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  2. Jajajajaja, claro que me lo he imaginado, todo, todito... y que mas hago?? Ummm, primero me sobresalto, me entran los nervios y al verme incapaz de manejar la situación intento irme y él no lo permite.. lo demás... no sigo, lo siento jaja.

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  3. Jaja muy buena entrada Esther, me ha encantado. Y también he podido imaginármelo todo. A seguir imaginando qué haría jaja

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  4. GABy B!!!!! Porque ya no eres mi niña joven y timida, sino te ponía un cinturón de castidad!!!! jajajajjaja
    Mi niña, ya creció... buuuu ya no teine sus joviales 17 años buuuuu jejejejje
    ¿Entonces, me dan permiso las sises para pervertirte? jajajjajajjaa

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    1. Ahora ella es la que debe darte permiso jejeje

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    2. Jajaja Estherrrrr!! No, ya no tengo 17 pero sigo siendo tímida jajaja.

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