sábado, 6 de abril de 2013

Doble Trampa 17

¡Un policía! Primero hubo sorpresa, pero después pensaron que iría por alguna tontería. Así que todos menos Lucas, se dieron media vuelta para volver al salón.



-Buenos días -Sonrió el agente-. La señorita Marta López... -Todos se detuvieron, en especial Marcus, quien se acercó preocupado.


-Sí -Respondió éste-. ¿Ocurre algo?

-¡Yoo! -Chilló Marta desde lo alto de las escaleras, mientras las bajaba corriendo-. ¡Hola! -Saludó sin aliento, pero con una gran sonrisa-. ¿Eres Robert?

-Sí -respondió acercándose para darle dos besos, y poniendo en alerta a los hombres y a Marcus, quien cogió aire de forma exagerada ante aquel beso-. Encantado... Tienes unos ojos muy bonitos a pesar de ese morado.

-Lo mismo digo -soltó con sonrisa tonta-. Si vienes conmigo...

-Un momento -La detuvo Marcus, con cara de pocos amigos-. ¿Qué ocurre aquí?

-Nada malo. Es simplemente,  un regalo para Sabrina...

-¡Qué!

-¡Seréis!


Todos se quedaron parados. Ahora entendían todo, las muy pillinas se habían cogido un boys. Seguro que para ponerlos celosos. ¡Muy bien, lo habían conseguido! Pensó muy enfadado Lucas. ¿Cómo se atrevían hacer aquello? Marta, ella era la culpable... Ponía la mano en el fuego por ello.


-¿Y si es un regalo para Sabrina, por qué te pusiste esa falda? Si es que se le puede llamar así, a ese trozo de trapo... -Exigió Marcus, con la cara roja de ira.

-Me pongo lo que me dé la gana, es igual de decente que la que llevan las demás...

-Ya veo...



-Y Marcus... -Sonrió ella, mientras cogía por el brazo a Robert y se lo llevaba escaleras arriba-. Es un regalo para Sabrina, pero en donde cada una tiene también una buena porción de pastel como ya sabrás...


No se detuvo a pensar, Marcus se acercó a ella a paso decidido y sin detenerse, tal como ascendía por las escaleras la cogió en volandas y se la cargó al hombro.


-¡AH! -Chilló ésta sorprendida-. ¿Qué haces bruto? ¡Suéltame!

-¿Quieres pastel? Pues yo te voy a dar pastel...

-¡Suéltame imbécil! -Chilló, mientras aporreaba en la espalda con sus puños-. ¡Y quita tus manos de mí trasero!

-No pequeña -rió-. Ciertamente, tienes un bonito trasero desde mi punto de vista. Y se te ha acabado el tiempo de tantas tonterías.

-¡OH! -Soltaron sorprendidas las chicas, que aparecieron en aquel momento tras escuchar los gritos de su amiga.

-¿Qué ocurre aquí? -Preguntó Sabrina.

-Perdonadme chicas, pero tendréis que seguir la fiesta sin Marta -Les informó Marcus ascendiendo las escaleras nuevamente.

-¡Y un cuerno! ¡Decidle que me suelte! ... ¡AH! -Gritó de frustración.

-¿Marcus, qué se supone qué vas hacer? -Preguntó Sabrina.

-Nada fuera de lo normal, creo que nos vamos a tomar cada uno una porción de pastel.

-¿Perdona? -No lo entendió.

-¡A mí ni me toques, cerdo! ... -Escupió Marta, sin dejar de patalear.

-Tú, vas a tener tu trozo de pastel -Comentó señalando al policía-. Pero yo, le voy a proporcionar a Marta el suyo.

-¡Chicas! ¡Ayudadme!

-Ya veo...-Se hizo la inocente-. Ese chico, vestido de policía me trae un pastel...

-Cariño -Habló al fin Lucas-. No te pega el hacerte la inocente. Sé, que tú has tramado todo esto junto con Marta.

-No sé de que me hablas.

-Tratas de decirme, que no sabes que... Robert, es un boys -soltó desdeñoso.

-¡OH! -Exclamó con sorpresa.

-Gracias Lucas... -Protestó Sopa-. Estropeaste la sorpresa.

-No me lo creo -Respondió tozudo-. ¿Y ciertamente mamá, como apoyaste una cosa así?

-Bueno... -La mujer se puso colorada.

-Disculpen -Interrumpió el agente-. ¿Me marcho o me quedo?

-¡Se marcha! -Dijeron los hombres.

-¡Se queda! -Protestaron las mujeres.

-Perfecto... -Comentó el agente, alzando los ojos al techo.

-El chico se queda -Habló Helen-. No hay nada de malo en ello. ¡Calla Thom! -Ordenó en un gruñido, cuando vio que su marido iba hablar-. Estás más guapo así. Es un regalo inocente que le hemos hecho.

-De acuerdo -Aceptó Lucas sin quitarle la mirada a su prometida-. Luego, no me protestes...-Le amenazó.


¿A qué? Pensó Sabrina. Se podía referir a muchas cosas. Pero esperaba que no fuera lo que creía...


-Marcus, suelta a Marta -Ordenó antes de darse la vuelta y marcharse.

-Ok -Sin ningún esfuerzo la bajó de sus hombros y sin ningún pudor, la besó con mucha hambre delante de todos-. Recuerda esto durante todo el espectáculo -Le susurró al oído.


Sabrina miró a su amiga, viendo como ésta estaba paralizada por lo ocurrido. Pobrecilla, acababa de comprobar que ella también se estaba enamorando de Marcus.


-Creo que ya no me parece tan divertido, lo del espectáculo... -Susurró Marta.

-A mí también me ocurre lo mismo.


Vio como Lucas se marchaba solo a la terraza, mientras que los demás se iban al salón. Mirando a las chicas un segundo con cara apenada,  decidió seguirlo.


-¿Sabrina? -La llamó Marta.

-Yo... Ahora vengo -Les susurró.

-Si vas, estás admitiendo tú derrota -Declaró Sophía.

-Lo siento... Solo quiero ir a comprobar una cosa.

-¿Qué mi hijo es un machista? -Acusó Sophía.

-¿Creo qué me estoy perdiendo algo? -Señaló Teresa.

-Quiero acabar con todo esto, ya no aguanto más... -Sollozó.

-Te advertí que tenías que ser fuerte -Siguió la mujer mayor-. Tú  estas poniendo tu corazón en juego.... Pero no creo que él, esté haciendo  lo mismo.

-De verdad, que no aguanto más -Imploró.

-¡No lo hagas! -Pidió Marta-. Te destrozará aún más, por favor no salgas detrás de él.

-¿Y si nos vamos ésta noche? -Comentó Karolaine.

-Creo qué me habéis ocultado algo grande -Señaló Teresa, en medio de aquella discusión.

-Aunque nos fuéramos, ten por seguro que me buscaría para decirme algo...

-Por favor, cariño -empezó Sophía-. Te aseguro, que mi hijo está haciendo el papel en estos momentos... Solo intenta fastidiarte... ¡Sigue con su mismo objetivo!

-El mismo que tiene Marcus... -Le recordó Marta.

-No me gusta lo que estoy escuchando -Interrumpió Teresa.

-No lo entenderías -Le dijo su hija.


Ninguna de ellas se fijó, como Marcus salía por un rincón y se dirigía hacia la terraza.


-Viene a buscarte -EL comentó apresurado.

-¡En serio! -Abrió los ojos de sorpresa. No se esperaba aquello.


Sabrina corrió a la terraza, pero allí no había nadie. ¿Y ahora qué? Miró con desesperación por todo su alrededor, pero nada. Estaba sola en el jardín, en compañía de las chicas que acudían en su ayuda.


-¿Puede que se encuentre en su dormitorio?

-¡Basta! -La paró Marta-. Es lo que quieren que hagamos... -Lo siento mucho -Susurró Marta.

-Tú no tienes que sentir nada. Solo yo, por ser tan idiota... Sabía que tenía que haber echado el freno cuando vi lo que ocurría... Pero mi estúpido orgullo de mujer feminista pudo más.

-Pero nosotras, también tenemos gran parte de la culpa.

-Bueno, no vamos a ponernos a culparnos aquí las unas a las otras -Comentó en broma Sophía-. Mejor entremos en la casa y lo discutimos todo tranquilamente. Aquí, puede haber mucho curioso suelto...


Con gran pesar en el cuerpo, volvieron a entrar en la casa en donde les hallaba esperando Robert.


-¿Chicas?

-¡OH! -Comentaron con sorpresa al descubrir que se habían olvidado de él-. Lo sentimos, dinos cuanto es... -Susan se lo llevó a parte, mientras que Marta seguía convenciendo a Sabrina.

-Hazme caso y no vayas a buscarlo. Lucas se lo merece... -Se enfurruñó-. Lo único que ha demostrado aquí, es que quiere tenerte a sus pies... Mira como ha dominado al cavernícola de Marcus... Solo les importa ellos mismos. Hay que demostrarle en sus narices, que no es el adonis que cree ser... Y que no tiene a todas rendidas a sus pies.

-¿Sabes qué es lo malo de todo esto? -Indicó Sabrina-. Que quedan pocas horas para el momento esperado.

-Me vas a tener a  tu lado, hasta el último segundo...

-Gracias -Sonrió y seguidamente la miró con picardía-. Creo que nos merecemos a ese joven policía...

- ... -Marta se quedó parada, para seguidamente salir en búsqueda de Susan-. ¡Robert!.

-Sabrina.... -Le susurró Karolaine, señalándole tras su espalda con gesto  de  cabeza.


Era el perro guardián de Lucas, Marcus. Que apoyado en el marco de la puerta, la miraba con sonrisa torcida. Sí, definitivamente había sido tonta y débil. Acababa de comprobar gracias a Marcus, que todo aquello era un juego de ellos... Pues a jugar.


-Helen -Alzó un poco la voz para que éste la escuchara bien-, podrías mirar si hay champán en la nevera...

-Estoy segura que tu prometido tendrá alguna botella... -rió la mujer, y pasando por el lado del hombre volvió hablar-. Pero mejor que sean tres.

-Ojo, no vayáis acabar resacosas para mañana... -Observó éste.

-Tranquilo, no sabías que aguantamos muy bien el champán... Lo tenemos todo dominado, además, no tenemos que coger el coche.

-Y en la habitación, hay una cama por si una se siente un poco mareada durante la fiesta -Chinchó Sabrina.

-¿Vais a montar la fiesta allí?

-Si, pero estaros tranquilos -Comentó Mara que apareció en aquel momento-. En la agencia, me han dicho que es un chico de fiar...

-Seguro que sí... -Masculló entre dientes-. Que os lo paséis bien -Y desapareció de allí, no sin antes ver la sonrisa de triunfo de ellas.



Los chicos encontraron a Lucas y Thom en el bar que éste había dicho, sentado en la terraza tomándose otro café.


-Por vuestras caras, diría que han seguido en adelante -Comentó éste divertido.

-Sí, dudaron un poco -Habló Marcus-. Pero al final han comenzado la fiesta, subiendo al dormitorio con tres botellas de champán...


Thom miró a Lucas y luego se hecho a reír pillándolos desprevenidos.


-¿Y a éste qué le ocurre? -Preguntó Jack.

-Que mañana, habrá una novia resacosa al igual que una dama de honor... -Masculló Lucas.

-Mi mujer y Sabrina, con dos copas o tres de champán ya están borrachas.

-¿Y lo encuentras gracioso, habiendo un jovencito y una cama por el medio? -soltó Matt, consiguiendo que Thom dejara de reír.

-Voy hablar con ese chico...-Fanfarroneó levantándose  ya de la silla.

-¡EI! No tan rápido -Lo pararon todos-. Está su madre y la mía. Y no son tontas para liarse con un jovencito...

-¿Y es qué nos vamos a quedar aquí, mientras ellas se lo pasan de muerte?

-Por eso no te preocupes, pero no creo que tu mujer le haga gracia que nos metamos luego en un bar de striptease...

-Lucas, también se merece tener su despedida de soltero... Así, que no creo que ella se enfade... -comentó bien mosca.



Eran las doce y media de la noche, cuando los chicos llegaban a la casa. Observaron que el coche del joven policía, ya no se hallaba en la casa. Pero sí, que había algunas luces encendidas.


Soltando un profundo suspiro de cansancio, abrió la puerta principal. Se escuchaba el murmullo de sus voces, se encontraban en el salón principal.


-¡Buenas noches, chicas! -Gritó Marcus, mientras buscaba a Marta con la mirada.

-¡OH! ¡Hola guapos! -Sonrió Sophía-. Os habéis perdido una fiesta muy divertida...

-Bueno, también hemos tenido la nuestra -Comentó Lucas y sonriendo con satisfacción, al ver la cara que puso Sabrina ante sus palabras.

-¿En serio? -Se levantó del sofá-. Ya me imagino vuestra fiesta...



-Puedes estar tranquila cariño -Rió, acercándose a ella. Tenía enormes deseos de abrazarla-. Ha sido igual de inocente que la vuestra... -Comentó tranquilamente. Mientras le rozaba los labios con los suyos.

-Eso espero -Comentó Helen, mirando a su marido.

-A mí no me mires así, también podría hacerlo yo. ¿Por cierto, te esperaba una poquita chispita?

-Tontaina -rió-, no he bebido apenas nada. Mañana es un día para estar totalmente lúcida.

-Por eso mismo, es mejor que nos marchemos todos a dormir... -Habló Sophía, levantándose del sofá-. Mañana hay que madrugar...

-Sí -Respondieron muchos al unísono-. Voy a darle una buena paliza a la cama -Comentó Marta, desperezándose de manera exagerada delante de Marcus. Sabía que el top que llevaba era muy ajustado, y si le sumabas la mini falda... Le encantaba provocarlo -. Quiero estar muy despierta y guapa, para mañana...

-Yo también me voy a dormir -Comentó Susan, levantándose del sofá.

-Yo me quedaré un rato más, aún no tengo sueño -Masculló enfadada Karolaine.

-¿Te dejo unas uñas postizas? -Bromeó Susan, ante los nervios de su amiga.

-Muy graciosa...

-Me quedo aquí abajo un rato -Comentó Matt-. Le daré un poco de charla a Karolaine.

-¡OH, no hace falta! -Se puso aún más nerviosa.

-Tranquila mujer -sonrió éste tranquilizándola-. Tampoco tengo mucho sueño...


Susan se acercó a su amiga a darle un beso de buenas noches, y susurrarle así al oído... -Vaya, mira el efecto que tiene la mini falda que te dejé.

-Te lo dije, era muy corta -Masculló.

-No, te hace sexy... Lo que siempre has escondido a los demás. Y parece ser, que Matt se ha dado cuenta.

-Bueno, será mejor que nos vayamos a la cama. Mañana temprano, empezará  avenir mucha gente... -Dijo Lucas, mirando a Sabrina.

-Mmmm....Sí, claro -Respondió algo nerviosa. Todos menos Karolaine y Matt, se marcharon  a sus respectivas habitaciones.

-Chicos, si vais haceros un chocolate tener cuidado -Bromeó Susan, sacándoles una carcajada a todos menos a Karolaine y Marta, quienes le dedicaron una mirada asesina.

-¿Bueno, qué te apetece hacer? -Preguntó Matt, después de estar unos minutos en silencio.

-¿Y por qué me tiene que apetecer de hacer algo? -Protestó asustada.

-Me refería a sí querías tomar algo en especial...

-¡No! -Respondió veloz y cortante. Consiguiendo que Matt la mirara con sonrisa cariñosa. 

-Karolaine...-Empezó hablar, hiendo a situarse a su lado en el sofá-. No voy a comerte, no soy Marcus.

-Y yo no soy tonta... -Soltó mordaz.

-Yo no dije que lo fueras... Pero no entiendo, esa actitud tuya hacia mí. Que yo sepa, no te he hecho nada... -Comentó en tono relajado.

-No me hagas hablar... -Lo miró enfadada-. ¡OH, venga! Sé que soy pare de tú plan...

-¿Plan? -Se hizo el extrañado-. Me estas asustando.

-Dime una cosa, me escogiste tú o te toque a...

-¿Cómo? -rió-. No sé de qué me hablas.

-Sí, hombre -soltó con sarcasmo-. Estás aquí para entretenerme a parte de ser mí acompañante como dama de honor.

-Estoy aquí, para ser acompañante de una de las damas de honor, cierto. Y sí, te escogí yo... Bueno, a decir verdad no tuvimos ningún problema en ello. Tú me llamaste la atención desde un principio. Pero no hay nada de malo, en todas las bodas siempre ha habido damas de honor y acompañantes.

-Verdaderamente te crees todas esas chorradas que me estas soltando... -Lo interrumpió con presunción-. Por que si lo haces para que me duerma, créeme que lo vas a lograr.

-... -Matt echó a reír ante la señalización de la joven-. Me sorprendes... Y mucho a cada día que pasa. Primero eres tímida y muy precavida. Sin embargo, ahora te has soltado la melena. Me apareces con una mini falda enseñando unas preciosas piernas y ningún temor hacerme unas acusaciones y provocaciones...

-¿Pro...Provocaciones? -Ahora si que estaba nerviosa, no le gustaba como estaba cambiando la conversación-. Yo no estoy haciendo nada... Y no está prohibido que una chica tímida, se ponga una falda.

-Cierto, pero sabéis que es una gran provocación por vuestra parte...

-¡Ha! -rió con falsedad-. Lo que me faltaba, tú también eres uno de esos...

-¿Uno de esos?

-Sí, que creen a todas las horas que lo único que hacemos las mujeres es provocaros.

-Vaya, pues si que tienes mala opinión de mí -Rió-. Karolaine, estas muy equivocada. Pero volviendo al tema, es solo que en algunos momentos eh notado tus miradas...

-¿Mis miradas?

-Sí, igualitas a las mías -Señaló divertido-. Esas miradas, que hecha uno cuando cree que el otro no le ve. Esas que más que nada devoras...

-¡OH! Eso es mentira -Protestó asustada y avergonzada al saber que la había pillado.

-No -Negó él con cierta picardía-. Confiésalo, no hay nada de malo en ello. Admito, que yo lo eh hecho contigo muchas veces. Vamos Karolaine, que sé que eres una chica sincera.

-Eso es lo que dicen ellos, pero y si no es verdad. Y si soy todo lo contrario... -soltó con duda.

-Entonces, te pegará más el punto de mirarme de manera interesada cuando no te veo.

-En conclusión, tengo que admitir que te observé en momentos dados y según tú, durante estos días.

-Sí -La miró a los ojos.

-¿Y qué ganas con ello? -Preguntó con voz provocadora, consiguiendo una dulce sonrisa de él.

-Lo ves, como en algunos momentos te sale ese lado provocativo... ¿Por qué te escondes con la otra fachada?

-No me escondo con nada, digamos que en un tiempo récord eh descubierto cosas de mí, y todo gracias a mis amigas.

-¿Thom tiene razón? -Rió divertido-. Se quejaba, que desde que vas con ellas que ya no eres la misma.

-Thom, siempre se está  quejado... -Soltó con un  suspiro-. Creo que me voy a dormir.

-¿Si quieres te invito a compartir? ...

-Mejor no sigas -Le cortó veloz-. Ya te dije, que no somos tontas. Sabemos que estáis aquí por...

-La boda. ¿Vuelves con la misma tontería?

-Sí, por que tengo razón...

-No soy ningún adolescente, para hacer apuestas de llevarme a quien se me cruce por delante a la cama. Solo estaba intentando decirte, que me siento atraído hacía ti... Y sé que tú también has tenido un poco de curiosidad... Solo quería hablar de ello. Lo que dije antes de compartir cama, era una broma. No tiendo a llevarme las chicas a la cama en la primera cita. Y que yo sepa, aún no la hemos tenido. Ya está, ya te dije todo lo que quería decirte...

-¿Y qué quieres que haga con ello?


Matt la miró un momento sorprendido, para seguidamente romper a carcajadas. Después, se acercó a ella sujetándole el rostro con sus manos.


-Hay que ver, tus momentos de inocencia me vuelven loco -Y acto seguido, bajó sus labios capturando los temblorosos de ella.



Abrió la puerta con mucho cuidado de no hacer ruido. Estaba completamente segura de que la estaban acechando. La cerró muy lentamente, después de mirar si había alguien en el pasillo, pero no encontró a nadie. Era raro, seguía teniendo esa sensación. A lo mejor, era solamente su temor a la aparición de Marcus. Ciertamente, la mirada que le había echado cuando subían todos a sus dormitorios, le había inquietado un poco. Fue al dormitorio de Karolaine, que era el más próximo al suyo. Y con mucha delicadeza, dio dos golpes en la puerta... No escuchó ningún ruido. Volvió a repetirlo, pero aquella vez la llamó en susurros. 


-Karolaine... -Esperó un poco  y nada. Era raro. Tenía que encontrar a alguien, había que ayudar  a Sabrina... Buscaría a Susan. Fue al darse la vuelta, cuando se chocó con él. Pero había sido tonta, unos segundos antes su cuerpo ya lo había presentido. Tenía muy buen olfato, y el perfume de Marcus lo reconocía a quilómetros...

-¡UY! -Se quejó.

-Schhh... -La calló él, tapándole por unos segundos la boca-. ¿Qué haces?

-Nada que te importe... -Masculló en un gruñido.

-Vale, vale... -Levantó las manos en son de paz-. Solo te hice una pregunta.

-Ya... -Soltó con ironía-. ¿Seguro que no me estas siguiendo para incordiarme?

-No -rió-, ya te gustaría a ti. Solo voy a buscar un vaso de agua.

-Pues yo buscando a Karolaine.

-Fácil -Levantó los hombros-. Se encuentra con Matt -Lo siguiente lo dijo en tono risueño-. ¿Pero en el salón o en el dormitorio de él?

-En el salón -Respondió confiada ella y dirigiéndose hacia allí.

-¿Segura?

-Sí -Lo miró por encima de los hombros-. Karolaine, no es así...

-Define así...-Comentó divertido mientras la seguía.

-Es una chica lista -Dijo con arrogancia-. No se besa, así sin más con ningún hombre.

-¿Entonces, tú qué eres? -Señaló en broma.

-Capullo... -Gruñó, segundos antes de entrar en el salón y detenerse de golpe por la sorpresa-. ¡OH!.

-¡Vaya, mira nuestra chica lista! -Rió él.


Marta lo fulminó con la mirada, para ver como su amiga le daba un fuerte empujón a Matt y se levantaba sonrojada.


-¡OH, dios mío! -Se llevó las manos a las mejillas-. Caí en la trampa como una tonta...

-¿Trampa? -Preguntó Matt-. Karolaine, como tengo que decirte...

-¡Déjame! -Lo miró con enfado-. Desde un principio te quedaste aquí conmigo con esa idea.

-Sí y no... -Empezó a explicar, pero no le dejaron acabar.

-Mentiroso -Interrumpió Marta-.Vamos a buscar a Sabrina, y nos quedamos todas en mi cuarto. Es donde estaremos más seguras... -Y le dedicó una furibunda mirada a Marcus.

-¿Entonces, ésta noche no te pongo la pomada? -Bromeó él, sabiendo que se enfadaría aún más.

-Me voy a la cama -Comunicó Matt, un tanto abatido por lo ocurrido.

-Y no me explicas qué ha sido ese beso... ¿Pensé que no ibas a buscar nada?

-Y así es, pero me asaltó de pronto esa necesidad...Me parece que ésta casa está maldita.

-Claro, lo que tú digas...-Rió ante las excusas de su amigo-. Me voy a l acama nuevamente solo. Aunque creo que es lo mejor, dado lo que pueda ocurrir mañana.

-Sí, tienes razón -Soltó un suspiro mientras subía las escaleras.



Nada más entrar en el dormitorio, había corrido al baño como sistema de protección. Y para disimular, se había metido en la ducha. Aquella era la última noche en Sicilia... Al día siguiente, todo terminaría. ¿Cómo? No lo sabía, pero apostaba que nada bien.  Estaba nerviosa, por la amenaza que Lucas le había lanzado aquella tarde, antes de largarse... Tenía que tener fuerzas, solo era una noche más evitando caer en la tentación. Sabía que aquel era su castigo por lo que iba a ocurrir al día siguiente. Enamorarse de él y no poder estar una última noche como tanto le apetecía...


-Como no salgas ya, vas acabar como una pasa. Toda arrugada...

-¡Ya voy! -Contestó apresurada y nerviosa. ¡Maldita sea! No había cerrado la puerta del baño, pero que estúpida que llegaba a ser.

-Si quieres, te saco y te seco -Sugirió él divertido-. No obtuvo ninguna respuesta de ella, solo silencio. Aquello fue lo que hizo que respirara más acelerado. ¿Acaso Sabrina se lo estaba pensando? Un poco nervioso, decidió averiguarlo-. ¿Sabrina? ... -Volvió a preguntar con cautela y acercándose poco a poco a la ducha. Seguía sin responder. Aquello solo podía significar una cosa... Rendición. Ella se estaba rindiendo, le estaba poniendo fin a todo-. Sabrina, mi niña...-susurró con delicadeza, tras sujetar el pomo de la mampara. Pero llamaron a la puerta del dormitorio, sacándola de su tontería.

-Será mejor que vayas abrir -Sugirió con voz temblorosa.

-Que sigan llamando -Contestó con brusquedad-. Si fuera algo importante, ya habrían gritado.

-Sabrina...-Se escuchó el susurro de Marta -. Lucas...

-Déjame decirte, que esa amiga tuya está acabando con mi paciencia. ¿Qué diantres querrá? -¿O cómo fastidiará la noche? Se preguntó con gran rabia.

-Cuando la conozcas bien, te gustará -Rió aliviada. Una vez más, era salvada de la tentación. Cogió una toalla y empezó a secarse con rapidez.

-¿Qué quieres? -Preguntó sin ocultar el fastidio por la interrupción.

-Hola -sonrió ella con orgullo-. Venimos en nombre de todas las mujeres de la casa...

-Algo malo será entonces -Soltó con ironía.

-Lo sentimos mucho, pero nos llevamos a Sabrina -Soltó  risueña, mientras intentaba entrar en el dormitorio.

-Ni lo soñéis, ya la habéis tenido hoy -Protestó, mientras se interponía entre Marta y la puerta.

-Y tú, la vas a tener toda tu vida -Continuó señalando ella.

-Exacto, pero me da igual lo que me digáis...

-La noche antes, el novio no puede ver ni dormir con la novia -Empezó también Karolaine, saliendo del pasillo.

-Vaya, pensé que estarías con Matt... -Comentó divertido-. Y mala suerte chicas, ya es el día de la boda... Así, que se queda conmigo... Buenas noches -Y fue a cerrarles la puerta en los morros, pero apareció Sabrina.

-Hola... ¿Qué ocurre? ... -Ya se había puesto el camisón.

-Nada cariño -soltó con sarcasmo-. Aquí, tu queridísima amiga que siempre...

-Hemos venido a buscarte -Lo interrumpió Marta, ignorándolo-. Le estábamos explicando los rituales de una boda... Bueno, de la noche antes de la boda.

-Y yo les comentaba -Siguió él-, que no soy para nada supersticioso.

-En teoría -rió su amiga-. No tendríais que veros, ni dormir juntos...

-¿Y lo de llegar vírgenes? -Preguntó él, sabiendo que con aquello las pillaba.

-¿A qué te refieres? -Preguntó Karolaine nerviosa.

-Se supone que se debe llegar virgen al matrimonio.

-Estamos en el siglo XXI -Manifestó Marta.

-Bien, como ese punto de la tradición no se puede cumplir. ¿Verdad cielo? -La miró a los ojos divertido.

-Bueno, yo... -Carraspeó nerviosa. Se estaba pasando de listo.

-No, ya os digo yo que es imposible. Y como creo que es uno de los puntos más importantes, entonces los otros pierden -sujetó la puerta con una mano, dispuesto a cerrarla -. No se cumple ninguna tradición y finito...

-¡EH! -Empujó Marta la puerta-. Los hombres no entendéis nada... Se viene con nosotras y no hay nada más que decir, ganamos las mujeres por goleada -Cogió a Sabrina y la sacó por la puerta-. Lo siento, otra vez será.

-Mañana, será toda tuya -Señaló Karolaine.

-Como lo sabéis, mañana ninguna de vosotras podrá abrir la boca -Comentó risueño-. Que ganas... Buenas noches, descansa para mañana cielo -Y se despidió, cerrando la puerta en las narices de todas ellas.


-Gracias -dijo nada más entrar en el dormitorio de Marta-. No sabéis lo mucho que os lo agradezco.

-De nada. Pero siento haber tardado tanto, pero tuve que lidiar con Marcus y luego -rió-, rescatar a ésta de los brazos de Matt...

-¡EH! -Protestó enseguida-. Tú también caíste con Marcus...

-Karolaine, lo siento mucho... -Se disculpó Sabrina-. Ahora, también van a por ti y todo por mí culpa...

-Da igual -confesó sorprendiéndolas-. A decir verdad, no sabía que se podía disfrutar tanto con un beso.

-¡Karolaine! -rió Marta-. No me digas que vamos a tener que ponerte un cinturón de castidad.

-Muy graciosa... -Le tiró un cojín-. Pero es muy difícil, que me ocurra eso con un hombre que apenas conozco. Además aún pienso en Sebastián... Pero lo de besar... No le  hace ningún daño a nadie.

-¡Vaya, con la chica puritana de la oficina!

-Decididamente, creo que Thom tiene razón -confesó con alegría Marta-. ¡Te hemos mal influenciado!

-¿Y Susan?

-Conociéndola -Comentó Karolaine-, debe de estar por el séptimo sueño...

-Y yo no salgo más en toda la noche a ese pasillo -Señaló Marta-. Hay muchos intrusos sueltos.

-Bueno, pues mejor que intentemos dormir...

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