Eran las dos de la mañana y estaba despierta en la cama. Lucas, sin embargo dormía profundamente. ¿Qué ocurría? Se había tomado la pastilla para dormir, como la noche anterior. Pero ni bostezaba... Tenía los ojos más abiertos que una lechuza. Y no quería abusar de esas pastillas.
¡Que envidia! ¿Cómo podía dormir tan a gusto? Pensándolo mejor, iba a ser su único momento para poder observarlo a sus anchas. Con lo dormido que estaba, seguro que ni se enteraba si se aproximaba demasiado a él. ¿Por qué no iba a sacarle provecho a la situación? Después del día señalado, no creía que la dejara acercarse a él ni a cinco metros.
Con sonrisa traviesa y un poco de miedo, había que confesarlo, se acercó a él. Después, soltó la respiración contenida y pudo notar su calor corporal darle la bienvenida... Pero su cuerpo le pedía más, bueno... Sus manos le pedían más. ¿Y por qué no podía disfrutar un poquito? ¿Quién se iba a enterar? Lucas parecía estar profundamente dormido. Con todo lo que se había movido en la cama y éste, ni se había inmutado. Aquello solo podía significar una cosa, que estaba totalmente croqui. Solo había que mirar la relajación que reflejaba su rostro... Su pecho, el ritmo relajado que llevaba... Menudas pectorales, como quería resistirse una mujer ante un cuerpo atractivo como aquel. ¡Cretino!. ¿Por qué se había acostado con solo unos pantalones? ¿Por qué no sería tan descarado de acostarse desnudo, verdad? Se quedó bloqueada por unos instantes... Bueno, siempre tenía la opción de levantar la sábana y quitarse de dudas. No podían acusarla de nada malo... ¡Pero y si se llevaba una sorpresa, y sí estaba desnudo! ¡Vaya!. Ya notaba el altera miento que estaban sufriendo sus hormonas ante tal pensamiento. ¡Tenía que tocarlo! ... ¡Uy! Quería decir que tenía que averiguarlo, y poder así dormir tranquila. ¡Dios, se había vuelto una loca obsesa por el sexo!
Conteniendo la respiración, se aproximó a él. Notó una explosión de sensaciones recorrerle todo el cuerpo, en cuanto mantuvo contacto con su brazo, al igual que su estomago. Y aquella vez, él no lo sabía. Aquella vez, era ella la mala. Con un poco de miedo, sujetó la suave sábana con sus dedos. En ningún momento, le quitó la vista de encima de su rostro. ¿Supón que se despertara en aquel momento? Podía disimular aún. Pero en cuanto levantara la sábana, no creía que hubiera ninguna excusa por lo que estaba haciendo...
¡Pero mira que estaba bueno! Antes que nada, inclinó su cuerpo hacía delante con mucha delicadeza... Sí, dormía. Con sonrisa traviesa, abandonó por un momento la sábana para pasarle un dedo por la mejilla... ¡Cuello, pecho, estomago...! ¡Basta! Le estaba entrando mucho calor, y no tenía ganas de levantarse para darse una ducha de agua fría. ¡Ya lo había tocado, no! ... ¡Pues quietecita, si no quería empeorar las cosas! Pero aún tenía la duda... ¿Llevaba Lucas puesto algo de ropa? Miró hacía sus piernas cubiertas por la ropa de cama, y miró hacía él... No creía que fuera al inferno por mirar una milésima de segundo, debajo de la sábana. Y que venganza, si éste no llevaba nada puesto. Pero sentía una gran curiosidad y necesidad... Sí, había visto a un hombre desnudo en las revistas, televisión y en la clase de artístico... Pero en carne y hueso, y solo en exclusividad para ella jamás en la vida. Y ahí tenía una oportunidad de ver a un adonis al desnudo. Lástima que no tuviera su cámara cerca...
Sujetó por segunda vez la sábana, con dedos temerosos. Y mirándolo a él, la levantó con cuidado. Fue a girar la cabeza, pero al hacerlo lo hizo con ojos cerrados y mejillas coloradas por la vergüenza. ¡Ánimo, solo tenía que abrir los ojos, y mirar bajo la sábana!
-¿No sabía qué fueras tan curiosa? -Comentó Lucas, con voz rasposa y sensual.
Soltó la sábana como si le hubiera quemado la mano. Y sin moverse de donde se encontraba, siguió con los ojos cerrados y maldiciéndose por dentro...
-Te hacía dormido... -Fue lo más original que pudo decirle, en aquel instante una vez que vio que él no decía nada en espera a una respuesta.
-Puedo seguir fingiendo un poquito más -Soltó con gran humor.
-¡OH! -Abrió los ojos entonces y se giró para encararlo cara a cara-. ¡Estabas despierto desde un principio! -Necesitaba esconderse que vergüenza.
-No sabía que sientes tanta curiosidad -Dijo en tono dulce e incorporándose en la cama de cintura para arriba-. Entiendo, dado que careces de experiencia y...
-¡Solo quería saber si habías tenido la desfachatez de dormir desnudo!
-¿Cómo?
-Lo que has oído -Soltó molesta y avergonzada por su estúpida actitud.
-¿Y eso te molesta?
-¡Sí, no! ...Yo...
-Esta nerviosa. Solo nos quedan dos días. Y luego vendrá la gran noche -Le acarició una mejilla-. ¿Mi niña, si quieres no esperamos a esa noche? Si lo deseas, te doy todo lo que me pidas ahora...
Sabrina giró su mirada y la posó en la de él. Sabía, que Lucas le había hablado en aquel momento con el corazón. Era decisión de ella, dejarse llevar por sus deseos. Tenía el poder de acabar con todo en aquel momento...
Por que llevaba puesto un pantalón de pijama, sino Sabrina habría descubierto que estaba más que despierto. ¡Dios!. Estaba que iba a explotar, necesitaba tocarla, sentirla, amarla... Después de llevar un buen rato, sintiendo como lo observaba. Había decidido esperar para ver qué más iba a ocurrir. Antes de irse a dormir, le había sustituido las pastillas de dormir por otras que la mantenían bien despierta. Ese pequeño castigo, se lo tenía bien merecido.
-¿Qué me respondes?
-¿A qué? -Preguntó confusa y nerviosa.
-Si adelantamos la noche de bodas... -Soltó con mucha picardía.
Prometía encender una vela, o ir a rezar los domingos... ¡Pero otro reto a superar, no por favor! ¿Siempre iba a ser así? Es que su vida iba a ser un infierno, hasta el mismo día de la boda... Mejor, alejarse de la tentación.
-¿A dónde crees qué vas? -Preguntó él, al ver como se alejaba de su lado.
-A tomarme un chocolate...
-¿En verano? -Comentó divertido.
-Pues un granizado de chocolate -Masculló entre dientes.
-Vamos Sabrina... -Rió, sujetándola de pronto por el brazo, para tirar de él con delicadeza hasta llegar a tumbarla nuevamente en el lecho-. Creo que fui un poco egoísta el otro día...
-¿Solo ese día? -Soltó con cierta ironía, intentando levantarse sin gran éxito cuando su prometido se estiró encima de él. ¿Qué estás intentando?
-Puede que adelantar la noche de bodas -Susurró junto a su oído, poniendo a mil por hora sus terminaciones nerviosas.
-No creo que sea buena idea... -¡Vaya! Le faltaba un vaso de agua, su garganta necesitaba refrescarse. Hacía calor, mucha calor. Simplemente era eso, no tenía nada que ver con sentir el calor corporal de... ¿Estaba desnudo? ... No lo creía, pero a decir verdad, sentía muy cerca su cuerpo y su calor...
-¿Te ocurre algo?
-Nada -Respondió nerviosa. Solo que estoy ardiendo de deseo por ti, idiota. Pensó con gran amargura-. Tengo calor...
-No me extraña, con tanta ropa -¡Tanta ropa! Pero si llevaba su fino camisón de verano, pensó alarmada-. Lo mejor que hay en verano, es dormir desnudo como yo...
-¡Lo sabía! -Gritó amenazándolo con un dedo-. ¿Cómo te atreves a dormir así?
-¿Perdona? -preguntó divertido-. No hay nada de malo.
-Estas en la cama conmigo... -Masculló enfadada-. Y para de reírte, cuando lo haces tu cuerpo...
-¿Te tienta? -Soltó con tono sexy-. Vamos Sabrina, confiesa que te vuelve loca el sentir mi cuerpo presionar el tuyo. Sentir mi calor corporal, saber que lo único que te separa del roce de mi piel, es éste ridículo camisón tuyo...
-¡Lucas, no!
-¿No? - Acercó sus labios de forma peligrosa a la base de su cuello-. Mientes, Sabrina. Pero tu cuerpo no. En estos momentos, tienes el estomago en tensión y retienes la respiración, mientras que tus pezones erectos llevan un buen rato volviéndome loco... Y todo, por que estas deseando que te bese...
-Eso, ni te lo crees tú -Lo desafió con poco valor.
-¿Tan segura estás? -sonrió con indolencia. Después, sin que ella se lo esperase empezó a descender con mucha delicadeza su mano por su caluroso cuerpo. Notando por unos segundos la tensión de éste-. Tranquila, no voy hacer nada que no quieras...
-Entonces, quítate de encima de mí...
-Schhh... -La calló-. Esto, si que lo estas deseando... -Y la besó ardientemente, callando sus protestas de forma eficaz.
Sí, era cierto. Lo estaba deseando a gritos. Pero desde hacía mucho, que deseaba sentir su cuerpo junto al suyo. Sentir como sus brazos la devoraban con la misma pasión que sus labios. Se estaba abandonando a la pasión, no iba a luchar. Era una tontería hacerlo. Siempre había sabido que el vencedor era Lucas. Habían intentado demostrar lo contrario, pero había sido imposible. Y demostrando su derrota, posó sus manos en su caja torácica, demostrando su sumisión ante él...
-¿Qué demonios? ... -Aquel estridente sonido, fue lo que la salvó-. Es la alarma de incendios, voy averiguar... Quédate aquí... -Le ordenó saliendo corriendo de allí.
¡Incendio!. Y un cuerno se iba a quedar allí. Cuando llegó al final del pasillo se encontró con Susan, Karolaine y Helen.
-¿Qué ocurre? -Preguntó Karolaine.
-Es la alarma de incendios.
-Eh visto a los chicos, saltar por las escaleras como demonios -comentó Susan.
-Voy averiguar -dijo Sabrina, bajando las escaleras seguida de las chicas-. Huele a quemado -Comentó a medida que se acercaba a la cocina.
-¡OH! -Exclamaron todas al unísono, cuando entraron en la estancia.
Allí se encontraba Marta, discutiendo con Marcus como era lo habitual. Mientras en la cocina, flotaba una gran nube de humo a causa de una cacerola en el fuego.
-¡Marta! ¿Estás bien? -Preguntó Karolaine.
-Sí, chicas -Respondió muy enfadada-. Siento el haberos despertado...
-No pasa nada. ¿Qué ha ocurrido?
-Bajé hacerme un chocolate, no podía dormir...
-¿Un chocolate en verano? -Volvió a preguntar Lucas.
-No soy la única, idiota...-Lo atacó Sabrina riendo.
-Pero cariño, tú me tienes a mí para su sustitución -La picó él.
-Te aseguro, que lo que nos deja más satisfechas a las mujeres es el chocolate -No pudo evitarlo.
-Lucas... -rió Marcus-. Hay algo que no estás haciendo bien.
-Tú métete en tus asuntos, que bastante tienes ya... -Le espetó mirando a Marta divertido.
-Ya lo hago, y mira que buen resultado -Rió Marcus, señalando la cocina.
-! ¡Qué ha ocurrido aquí! -Preguntaron Sophía y Teresa, escandalizadas al entrar en aquel momento.
-Eso nos gustaría saber... -Comentó Susan.
-A Marta, se le quemó una cacerola... -Informó Karolaine-. Supongo que por culpa de algo...
-OH, alguien -Comentó divertida Susan. Siendo fulminada por Marta.
-Anda, Marta vamos a dormir -Comentó Sabrina.
-Sí -respondió aliviada de poder salir de allí y alejarse de Marcus.
-¿Cariño? -Preguntó Lucas con sonrisa torcida, sabiendo que ésta estaba volviendo a escurrirse de sus manos.
-No te importa encargarte de esto, verdad. Me voy hablar con Marta... Parece cansada, y más con lo del ojo... -Comentó orgullosa, sabiendo que él veía su vía de escape.
-Claro, tenemos toda una vida por delante de estar juntos -Le susurró en el oído, besándola posesivamente delante de todos-. Mañana será otro día.
Pero en el dormitorio de Marta, no entraron ellas dos solas, entraron todas juntas. Con muchas ganas de averiguar lo ocurrido realmente.
-Bueno querida, suelta todo con pelos y señales... -Apresuró Helen, sentándose en una esquina de la gran cama.
-Sí, que no creo que seas tan torpe para prepararte un chocolate... Y se avisa, por si alguien quiere... -Le señaló Susan.
-¿A las tres de la mañana?
-Crees, que realmente dormimos con lo que se avecina... -Le respondió.
-¿Entonces, teníais razón respecto a los chicos? -Preguntó Karolaine asustada.
-Sí -Respondieron Marta y Sabrina, a la vez.
-Hay dios mío...-Suspiró profundamente-. Solo queda un día, os dais cuenta. Pero ese día, tiene veinte cuatro horas. Que serán veinte cuatro horas, intentando esquivar a mí enviado... -Se estaba poniendo nerviosa-. Y ya habéis visto a mi gran enviado... Alto, moreno...
-¿Quién baja a la cocina a buscar una tila? -Señaló Marta-. Creo que le hace falta...
-¿Con ellos merodeando por ahí? .Ni loca -Señaló Susan-. Que se muerda las uñas por hoy...
-Por cierto... ¿Y ese numerito del beso posesivo? -Quiso saber Marta.
-¡OH, nada!-Rió nerviosa-. Gracias y mil gracias a ti, ha evitado que adelantara mi noche de bodas.
-¡Qué!
-¡Madre mía!
-¡Virgen santa, María! -Masculló Karolaine-. Estamos con verdaderos diablos...
-No, cariño -Rió Helen-. Solo son hombres libertinos y nada más...
-Solo tienes que ir con cuidado...
-¿No sería mejor escapar ésta anoche? -Sugirió Karolaine con cierta cautela y en voz baja.
-¡Ni loca! -Señaló Marta-. Hay que seguir... Sabrina, es quien va a dar el palo fuerte. Pero nosotras la vamos apoyar y ayudar. Después de haber visto la actuación de Marcus...
-¡Eso, eso! -Se quejó Susan-. Tanto hablar aquí, y ninguna de las dos cuenta algo.
-Lo mí, es lo de siempre...-Empezó Sabrina-. Él, no para de engatusarme para llevarme a la cama. Y ya sabéis, que me tiene loquita y lo difícil que me es de pararle los pies... -Resopló molesta-. Y estos días, que me ha tocado dormir con él, eh utilizado las pastillas para dormir... Lo raro, es que hoy no me han hecho ni bostezar. Es más, no tengo sueño... Y pensé que él dormía desnudo...
-¿Así? -Señaló Susan.
-¡Schhh! -La calló Helen divertida.
-¡Que vergüenza! Me cazó en plena faena de averiguación... Ya tenía la sábana levantada, solo me faltaba echar un pequeño vistazo...
-¡Sabrina! -Chillaron entre risas, mientras les contaba la historia.
-¡Pues tuviste suerte!
-¡Vaya! -rió Marta-. Tendrás que agradecérselo a Marcus... Si él no me hubiera seducido...
-¡EH! Menuda nochecita -Se quejó Susan-. Y yo abrazada a mi almohada.
-Bueno, bajé hacerme un chocolate y ponerme mi pomada en el ojo...
-Lo siento mucho -Volvió a disculparse Karolaine.
-¡Ya basta! -La amenazó en broma-. Una vez más y te lanzo a los brazos de tu enviado...
-¡OH! ...-Soltó horrorizada por la idea.
-Bien, así me gusta calladita....-rió ante la cara de espanto de su amiga-. Pues a los dos minutos, Marcus estaba allí. Es como si me hubiera estado espiando. Y como vio la pomada, se ofreció a ponérmela...
-Ya veo... -Interrumpió Susan-. El viejo truco, que te mira con ojos de corderito. Te encandila, y... ¡Zas! Te besa.
-¡Sí! Pero menudo beso...-Se sonrojó, recordando lo ocurrido-. No sabía lo sensual que era que te sentaran en la pica del lavamanos... Si no llega a ser por la cacerola, mucho me temo que Marcus y Lucas, habrían ganado...Y después, de escucharlos como dos gallos de corral en la cocina, me he mosqueado mucho...
-Está claro, que algo quieren hacer. ¿Pero el qué? -Preguntó Helen.
-Me temo que ésta noche duermes solo -Rió Marcus, mientras palmeaba la espalda de su amigo.
-Creo que no soy el único... -Lo miró con sorna-. ¿Se puede saber que estabas haciendo?
-Ayudar a Marta -Se rió.
-¿Así? Pues casi me quemáis la cocina...
-Exagerado.
-Veo, que te tomas muy al pie de la letra lo de entretenerlas... Pero tampoco te pedí que llegaras a ciertos extremos...
-No te preocupes... Sé lo que hago. Además, me gusta Marta. Quiero ver llegar al fondo de la cuestión...
-¡No! -rió en aquella ocasión Thom-. ¿Estás seguro? Te advierto que es muy...
-Simpática, divertida, guapa... -Interrumpió Marcus.
-No -rió-. Iba a decirte, dominante, quisquillosa, loca.... Puedo seguir, tengo más...
-Eso, son otros puntos fuertes de su encanto.
-No me lo puedo creer, tenemos doble sesión de Cupido en mi oficina...-Todos se echaron a reír-. No me gusta, me vais a dejar sin plantilla a éste paso.
-Piensa lo tranquilo que estarías sin Marta -Comentó Lucas.
-Sin ella, mi oficina sería un caos a pesar de sus defectos... ¡Oye! Prohibido, tocarme a Susan y a la dulce de Karolaine... -Amenazó a los otros dos hombres.
-Tranquilo -rieron los dos-. Solo vamos a jugar un poco... Aún no tenemos ganas de soltar nuestra preciosa soltería...Por el momento, nunca se sabe.
-Espero que mi Helen no se entere nunca de esto, si no me mata y me pide el divorcio.
-¡Menudas mujeres! -Todos se volvieron a echar a reír.
-Me voy a la cama -comentó Lucas-. Solo, pero mejor. Tengo que estar despierto con esos angelitos... Y también va por vosotros, no son tontas... Vamos a dormir.
Algo le estaba presionando la cara. Con gran esfuerzo y dolor en el cuerpo, hizo el esfuerzo de despertarse... ¡Madre mía! Aquello que le presionaba era el pie de Susan. Se habían quedado dormidas en la cama apretujadas. Suerte, que la cama era de dimensiones grandes. Pero aún así, se habían hecho un lío.
-¡Chicas, hay que levantarse! Mañana es el día, y hay mucho que hacer -Gritó Sophía, nada más abrir la puerta y riendo ante el cuadro que tenía delante.
-Un poquito más...-Pidió alguna.
-Secundo la moción...-Susurró otra, levantando un brazo por algún lado de la cama.
-¡Muy bien chicas! -rió una voz masculina-. Os doy dos minutos para que os levantéis, sino, todos nosotros estaremos más que encantados de hacerlo de una manera refrescante... Son las once de la mañana.
¡Dos segundos!. Abrieron los ojos de sopetón y viendo la escuadrilla allí delante, saltaron corriendo de la cama. Cayéndose al suelo en masa y en un fuerte golpe, ante el lío de piernas que se hicieron con las prisas. Después, mientras se ponían bien los cabellos caminaron hacía ellos para salir del dormitorio. Y una vez en el pasillo, salir corriendo lo más lejos posible de ellos.
-Tú, quietecita aquí -La sujetó Lucas entre tanto alboroto, con una gran sonrisa-. Tenemos detalles que ultimar y no quiero que desaparezcas otra vez, así que vamos juntitos a que te cambies.
Solo se escucharon desde el fondo, protestas bajo tono ante el descuido tan grande que habían tenido.
Una vez que entraron en el dormitorio, Sabrina empezó a protestar.
-Se supone, que no nos tenemos que ver...
-Eso es el mismo día de la boda... Además, eso son tonterías... Nosotros sabemos lo que sentimos el uno hacia el otro.
-Sexo... -Susurró Sabrina con poco ánimo.
-¿El qué? -Preguntó él, haciéndose el despistado.
-Si mal no recuerdo, tu declaración se basó en el sexo...
-Exacto -Respondió con seguridad en la voz-. Lo que de verdad mueve una relación es la atracción sexual, y no la chorrada del amor. Eh visto miles de parejas romperse por el amor... Ese sentimiento no existe, no es duradero. Es la pasión, pero que las mujeres la vestís con esa palabra... Y entre nosotros hay muy buena química. Creo que a pesar de todo lo que ha ocurrido, podemos construir algo a partir de aquí.
-Ya... ¿Y cuando se te apague la mecha? -Soltó escueta y con enfado.
-Si por mí fuera, te tenía siempre en el dormitorio...
-Pero puede llegar un momento en el que te canses de tenerme en tu cama.
-¿Tienes dudas?
-¿No las tienes tú?
-Te quiero en mi cama, Sabrina. No te miento respecto a ello. Y si algún día dejo de desearlo, ten en cuenta que lo sabrás... Lo de la boda, si mal no recuerdo es un arreglo de cara a mi madre y a la prensa. Por el lío que se ha montado y por si estas esperando a un hijo mío...
¡Más claro no podía ser! Pero como podía ser tan capullo, y en algunos otros momentos tan amable y...
-Venga, date prisa en vestirte niña... -Dijo dándole una palmada fuerte en el trasero. ¡OH!. Control, control... No podía pegarle al novio un día antes de la boda. ¿Verdad?
-Antes quiero ducharme -Y dicho aquello se encerró en el baño, no sin antes dar un fuerte portazo como costumbre.
Media hora después, Sabrina se encontraba delante de un hotel. ¿Qué es lo que iría a enseñarle allí? Aquello no le gustaba mucho, se olía algo raro.
-Bueno, hemos llegado. Solo quiero que me digas si todo lo que te voy a enseñar te gusta...
-Quedamos en que tú escogerías todo. Se supone -Soltó con sarcasmo-, que tenía que ser una sorpresa. ¡Hay espera! -enfatizó con cierto humor negro las siguientes palabras-. Que tú no crees en las sorpresas, ni en las tradiciones, ni en el amor...- Acto seguido, se apeó del coche dando su segundo portazo del día.
-¿Qué te ocurre? Llevas toda la mañana con un humor de perros... ¿No me digas que ahora te has vuelto una chica romántica? -Notó como al pronunciar aquello en un tono de humor, a ella el enfado se le crispaba un poco más...
-¡Vete al cuerno! -Y empezó andar hacia el hotel, sin mirar tan siquiera si él la seguía. Una vez en recepción, optó por ir a la cafetería-. Un café, por favor...
-Ni se le ocurra -interrumpió Lucas-. Póngale un zumo y a mí otro...
-¿Le ocurre algo al café?
-No, es más lo hacen muy bueno. Es solo, que creo que ya estás bastante alterada.
-¿Y?
-Créeme, me interesa que en el transcurso del día no mates a nadie. Es obvio, que todo esto es por los nervios ante la boda... Todas las mujeres lo sufren.
-Mira, tómate tú el zumo solito. Te espero en el coche. No quiero saber nada... ¡Me oyes!
-¿Te tiene que venir el período? De haberlo sabido...
Se marchó. Dio media vuelta y lo dejó allí abandonado. Bien, todo iba sobre lo previsto. Sabrina tenía que llegar al altar muy cabreada. Tenía que odiarlo un poquito... Su venganza, iba al pie de letra.
Entró en la casa después de pagar el taxi, con muy mal humor. Por suerte la suya, cuando salía por la puerta del hotel había uno dejando a gente allí. Ni siquiera sabía para qué la había llevado allí Lucas... Pero ya le daba igual, estaba más que furiosa con aquel hombre. Fue a la piscina y allí, estaban las chicas vigiladas por los chicos. Sabrina se acercó a Marta.
-¿Dónde están Sophía y mi madre?
-Fueron a la ciudad, a ultimar unos detalles... Parece, que Sophía lo está disfrutando y tú madre...
-No me digas nada de eso... -Masculló.
-¿Qué ocurre?
-Lucas, me ha mosqueado un montón. Parece como si todo ocurriera para que tenga más ganas de fastidiarlo, por ser el maldito playboy que es...
-¿Y las tienes esas ganas? -Preguntó con sonrisa traviesa.
-Sí -Respondió con gran sed de venganza-. Veo que estas deseando de hacer algo, también por pequeña venganza supongo...
-Supones bien -rió, sabiendo que todos estaban pendientes de ellas, sobre todo Marcus-. Con tanta vigilancia, me ha venido una magnífica idea que además será nuestro propio disfrute...
-¿Son rápidas de hacer?
-Con una simple llamada de teléfono, se pone en marcha todo. Y bueno, trescientos euros.
-¿Qué? ... -No quiso saber que tramaba, mejor así. Bueno, en verdad conocía bastante a su amiga -. Pues empieza, lo quiero todo para ésta tarde.
-¿No quieres saber de qué se trata?
-Creo que ya me hago un poco la idea de por donde vas a ir... Así, diles a todas que se pongan lo más sexy posible... Voy a ponerme más cómoda, Lucas tiene que estar a punto de llegar.
-Ahora vengo -Comunicó en voz alta, para que se enteraran todos-. Voy hacer un par de llamadas.
-¿A quién vas a llamar? -Preguntó Marcus.
-A una persona -Le comunicó empezando con el juego.
-¿Quieres que te acompañe y te ayudo a ponerte la pomada?
-No gracias... -Sabía perfectamente lo que ocurriría si la acompañaba. Se había pasado todo la mañana excitada con las caricias que según accidentalmente, Marcus había realizado. Que si un poco de roce de piernas... Un abrazo, para después intentar hacerle una ahogadilla... Era muy listo, pero ella más.
-¿Tan importante es esa llamada que me abandonas?
-Sí. Y créeme, necesito un respiro de tú compañía...
-¡Ouch! -Se tiró al suelo como si lo hubiesen herido de bala, de forma cómica.
-Marcus, no tienes a todas las mujeres bajo tu encanto por ser un famoso cantante -Señaló una risueña Helen.
-Ya veo... -Respondió, pero sin perder de vista la extraña desaparición de Marta. Miró un momento a los chicos, y pudo ver que todos pensaban igual que él. Allí ocurría algo, las chicas tramaban un plan. Tenía que averiguar el qué... Pero se notaria mucho si iba en aquel momento tras ella. Algo debían de hacer y más les valía que fuera rápido.
Era la hora del café y los chicos, observaban atentamente todos los movimientos de éstas. Estaban nerviosos, por que sabían que tenía que ocurrir alguna cosa. No les había hecho mucha gracia, la exclamación y las carcajadas de Sophía y Teresa en cuanto las chicas les susurraron algo al oído nada más llegar. Y encima, habían soportado toda la comida viendo sus traviesas sonrisas que se lanzaban entre las unas y las otras. Menos Sabrina que en alguna ocasión, les había preguntado en tono inocente si les pasaba alguna cosa por aquel comportamiento tan extraño en ellas. Pero él no era tonto, sabía perfectamente que Sabrina estaba fingiendo. Por lo que Marcus le había contado, su futura esposa y Marta, eran las principales sospechosas. ¡Por lo visto, se había enfadado mucho con el numerito de aquella mañana! Pensó sonriendo....
-Mamá, Sabrina tiene razón...-Preguntó con calma-. Se os ve muy excitada ésta tarde a todas.
-¿En serio?- Se hizo la despistada-. Bueno hijo, eh de decirte que mañana te casas... Creo que es suficiente razón para tener éste estado de ánimo. ¿No crees?
Marcus, sorprendió a todos al soltar una sonora carcajada por la respuesta de la mujer. Era increíble, como se sacaban las excusas rápidamente de la manga... No estaban tratando con inocentes, no señor...
-¿Te ocurre algo a ti? -Preguntó Sophía un tanto mosqueada.
-No, Sophía. Es solo, que me hace gracia de ver a Lucas un poco nervioso por el acontecimiento de mañana... -Intentó esquivar también como pudo la inquisitiva pregunta.
-En verdad, creo que lo estamos todas -Rió Teresa-. Bueno chicas, creo que es hora de que nos llevemos a Sabrina.
-¿A mí? -Se hizo la sorprendida.
-¿A dónde? -Quiso saber Lucas, levantándose de la mesa.
-Tranquilo Lucas -rió Marta-, no vamos a salir de la casa... Así que no habrá ninguna novia a la fuga...
-Que graciosa.
-Solo vamos a darle unos cuantos regalos íntimos -Comentó Karolaine-. Es normal regalar ciertas cosas a las novias para su luna de miel.
-¡Chicas! -Protestó Sabrina.
-¡OH! -Dijeron algunos de los chicos.
-Así que nada de molestarnos.
-Ya veo... -Comentó Lucas, sin quitarle la mirada de encima a Sabrina.
En cuanto las chicas desaparecieron en la planta de arriba, los hombres se quedaron por unos minutos en completo silencio.
-Bueno, al menos sabes que ropa interior sexy tendrá esa noche -Rió uno de ellos.
-No me lo creo -Soltó Lucas.
-Ni yo -Apoyó Marcus-. Están tramando algo y se nos escapa de las manos.
-¿Voy y hecho un vistazo? -Comentó Matt.
-No -Rió Lucas-. Seguro que están en alerta. Mejor nos esperamos a terminar los cafés y luego veremos...
-De acuerdo -Aceptó Matt, volviendo a sentarse en la silla.
Diez minutos después, llamaban al timbre de la puerta principal. Sí, allí tenían la respuesta. Estaba completamente seguro, por que sabía que no esperaban la visita de nadie en concreto.
-Creo que ahí tenemos la respuesta -Soltó levantándose con los demás, y hiendo abrir la puerta. Para llevarse un gran chasco....
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