miércoles, 10 de abril de 2013

Líos de Oficina 3

  Aparcaron los coches y se acercaron a la mono volumen a descargar las bolsas del supermercado.


-Madre mía, parece que hayamos arrasado con el súper –Se quejó riendo Ana-. Sois unos comilones.

-¡Quien fue hablar! –La señaló Jaime, dándole un tirón de la coleta-. ¡Comes más que yo!

-¡Mentiroso! –Le sacó la lengua.

-Comemos todos –Interrumpió Carlos, el padre de Marta-. Por que somos veinticinco personas y aquí hay para el doble, y solo hemos comprado para ésta semana –Rió-. Buitres, que ya no estáis en edad de crecimiento.


Riendo, entraron todos con las  bolsas por el camino ajardinado, hiendo directamente a la cocina, por la puerta trasera que daba a la piscina. Ya en la cocina, empezaron a guardar las cosas compradas.



-¡Hola! –Entró corriendo Lucia, con el bañador mojado.

-Hola chiquitina –La saludó Marta-. Te hemos traído colchonetas nuevas.

-Bien, le diré al tío Marcus que me las infle –soltó muy contenta.

-¿Tío Marcus? –Preguntó Ana, su madre-. ¿Cariño vuelves a inventarte amigos?

-No –rió coqueta-. Es el novio de Marta, por lo tanto es mí tío…

-¡Genial! –Rió Ana-. Ahora te inventa un novio… -Se calló al ver la cara blanca de su cuñada-. ¿Marta? –Todos en la cocina habían dejado de guardar las cosas y la miraban sorprendidos.

-Está en el salón, con la yaya María –Continuó parlanchina la niña.


Le faltaba aire. ¿era cierto lo que decía su sobrina? Marcus allí, en aquella casa… ¡Con toda su familia! ¡Y había estado a solas con su madre y su hermana Celia! No podía ser… Sus amigas le habrían dicho algo, solo ellas sabían donde iba aquel año… ¡Maldita sea! Por que había sido tan estúpida de jugar con él, vete a saber que tenía en mente. Tenía que averiguarlo…


Corrió al salón, bueno todos los que se hallaban en la cocina corrieron al salón. Efectivamente, allí se encontraba sentado en el sofá junto a su madre y su hermana. Y en los otros, su cuñado Ramón y varios de sus primos. No se le veía para nada incómodo charlando con ellos. Ni siquiera, cuando entraron de sopetón unas veinte personas y se lo quedaron mirando fijamente.


-Es cierto, estas aquí –Susurró con la mano en el pecho.
-Hola cariño… -Le respondió él, con voz dulce.

-¡AH! ¡Es Marcus Andrassi ¡Es un cantante muy famoso! –Chilló Rosa, la hermana pequeña de Marta-. ¡Estas saliendo con Marcus, increíble! ¡Verás cuando se enteren mis amigas!

-¿Es un cantante famoso? –Preguntó Carlos, el padre de ellas.

-Sí –Respondió animada rosa-. Allí, él es como un Alejandro Sanz aquí.

-Vaya… -Respondió alguien.

-Al menos, no es uno de esos cantantes con melenas largas y las uñas negras –Río el hombre-. Bien venido a la familia.

-¡Papá! –Protestó Marta, por sus palabras.

-¡Carlos! –Rió María.

-Bien chicos –Comenzó María-. Se ha acabado el espectáculo. Todo el mundo a la cocina a guardar la compra.

-¡Bromeas! –Protestó alguien.

-Sí –Corroboró otro-. Es el primer novio de Marta que conocemos, y encima es un cantante famoso…

-Eh dicho que todo el mundo a la cocina –Zanjó María en una orden-. Sino comeréis en el bar…

-¡OH!

-Vale, que aguafiestas…

-Sí, se veía que ahora viene lo interesante…


Todos se marcharon de allí, poco a poco mirando con gran curiosidad a los dos. Marta, se encontraba con la cabeza girada y completamente ruborizada.


-¿Quieres que vayamos a otro lugar para que puedas explotar? –Bromeó él en inglés. Se había dado cuenta de que allí Marta no era tan… Digamos apasionada de carácter, como lo era en Londres. Al menos su familia, no conocía mucho ese aspecto.

-Sabes hablar español –Observó enfadada.

-Sí, es muy parecido al italiano. Lo aprendí hace mucho tiempo.

-¿Qué es lo que quieres?

-Por que no lo hablamos en un lugar más privado… -Sugirió divertido, al notar que de la cocina no provenía ningún sonido. Y aquello era difícil de conseguir con tanta gente.




Sin decir nada, Marta se dio media vuelta y se dirigió a las escaleras que conducían a la planta superior, donde se hallaban la mayoría de los dormitorios. Entró en el suyo, llevándose una gran sorpresa al encontrarse con las maletas de él.


-¿Qué significa esto? –Preguntó furiosa y señalándole las maletas.

-Tú que crees…-Soltó divertido.

-Me estas tomando el pelo…

-Mmm… No, creo que no.

-No vas a quedarte aquí. Tendrás que hacerlo por encima de mí cadáver.

-Por favor, no seas tan melodramática –Se burló Marcus.

-Quieres una confesión –Se le acercó furiosa, plantándole cara-. ¡Muy bien, fui yo! ¡Fui yo quien publicó tu número de teléfono, y el lugar donde pasas tus vacaciones. Ya esta, ya lo sabes… Ahora, lárgate de aquí…

-No.

-¡Quiero que te largues de mi vista! –Le gritó furiosa.

-Veamos cariño…

-No me llames cariño, no lo soy…

-Me debes mis vacaciones, así que pienso quedarme aquí…

-Puedes irte a donde quieras, por que aquí…

-Por que estas tú…

-Entiendo que estés enfadado por lo que hice, ahora me arrepiento mucho…

-¡Vaya, entiendes lo que se siente cuando invaden tu intimidad! –soltó con gran ironía.

-Solo quería gastarte una broma, yo…

-¿Porqué? No te hice nada malo.

-¿Te parece poco lo de Sicilia?

-Creo que es un igual, a lo que planeasteis por Lucas…

-Te portaste de una forma muy sucia…

-Acepto que no me porté muy bien que digamos, pero reconoce que había cierta química sexual… -Comentó sujetándola por los hombros-. Tú misma lo dijiste. ¿Recuerdas?

-No, yo…

-Vamos Marta, recuerda aquel día. En verdad, no me creo que lo hayas olvidado…-dijo con voz sensual-. Por que yo no eh olvidado que estuvimos a punto de hacer el amor…
-Marcus, no –Lo amenazó para que callara.

-Aún recuerdo la necesidad de mí cuerpo de sentir el roce del tuyo, mis manos abarcar tus pequeños senos...

-¡Cállate! –Se intentó separar.

-No. Y quieres saber una cosa, mi cuerpo aún anhela aquella unión… -Le dijo, poco antes de cogerla y besarla con gran pasión. Consiguiendo que los dos cayeran encima de la cama.

-¡Tío Alberto! –Se escuchó de pronto la voz de Lucia, detrás de la pared de su dormitorio-. ¡Se están besando en la cama como hacen mi papá y mi mamá por la noche, cuando creen que duermo! – Y se alejó corriendo de allí, mientras escuchaban las risas de toda la gente de abajo por lo dicho de la niña.

-¡Suéltame! –Lo empujó Marta con todas sus fuerzas-. Tú sabías que se encontraba ahí –Le señaló enfadada al ver como se reía él.

-Bueno…

-Me has vuelto a besar para conseguir algo, me das asco –Se bajó de la cama.

-Ese sentimiento no es cierto, solo estas enfadada. Acabas de descubrir que llevo la razón con lo nuestro.

-Me píllate de sorpresa, no te vi venir.

-Es la excusa más barata que jamás haya escuchado –Se rió, estirado aún en la cama-. Desde el primer roce, no has hecho nada para separarme de ti…

-¡Te odio!

-Eso lo dices, por que estas en caliente mi amor…


Marta cogió una sandalia como último recurso por no tirarse encima y propinarle un puñetazo, y se la tiró con mucha fuerza.


-Vete de ésta casa…-Le masculló.

-No, me quedo a pasar mis vacaciones.

-¡Eso es imposible!

-¿Quieres que sepan como te comportaste con Lucas? ¿Lo que me has hecho a mi? Por lo que eh observado, aquí conocen a otra Marta. Una que esta completamente relajada, y…

-Muy bien, quédate –Aceptó-. Pero no prometo hacerte la vida fácil.

-Me encantan tus retos, mi amor  -Aceptó con muy buen humor-. Presiento que van a ser unas maravillosas vacaciones… Me gusta tu familia.

-Tú lo has dicho, mí familia. Y no creo que te ganes la confianza de todos…

-¿Otro reto? –Levantó la ceja divertido.
-Bien mirado –se animó más-, me lo voy a pasar bomba teniéndote aquí y viendo como…


Unos golpes en la puerta la interrumpieron. Era Lucia, que venía a buscar a Marcus.


-Vamos a la piscina, ponte tu bañador… Las chicas grandes cocinan hoy –Sonrió alegre-. Vienes en mi equipo, aunque David y Sergio te pidan que no…

-Claro. ¿Pero equipo de qué?

-Pelea de titanes en el agua…

-Mmm… Suena divertido, ahora bajo preciosa.


Bajó a la cocina con el corazón latiéndole a mil por hora. Marcus, iba a tenerlo tres largas semanas allí junto a ella y su familia. ¿Qué diantres pretendía? Si se creía que iba a fastidiarla, lo tenía muy difícil. Ciertamente, Karolaine tenía razón una vez más. No tenía que haberle hecho nada… Pero es que jamás se habría creído que fuera capaz de buscarla y presentarse allí. Y encima con el cuento de que eran novios, aquello se parecía mucho a lo de Sabrina. Pero ella ya sabía que intenciones llevaba Marcus.


Entró en la cocina, y se encontró que todas las chicas dejaban de hacer lo que estuvieran haciendo, y se la quedaban mirando con seriedad. Lo sabía, ahora venía un exhaustivo interrogatorio. Soltando un suspiro, cerró la puerta y se preparó para el bombardeo.


-¿Quién empieza? –Preguntó con gran sarcasmo.

-Soy tu hermana mayor –Le encaró Celia-. Como no me has dicho nada cuando hablamos por teléfono…

-¡EH! Y yo soy su hermana menor...-Protestó Rosa-. También tenía el mismo derecho…

-¿Dónde lo conociste? –Preguntó su prima Sarah.

-¿Cuánto llevas con él? –Preguntó su cuñada Ana.

-¡Que calladito niña! –Se rió Patricia.

-¡Menudo novio! –Habló su tía Antonia.

-¿Supongo que te casaras por la iglesia? –Amenazó su abuela.

-Por supuesto –Respondió Marcus risueño, sorprendiendo a todas al entrar en la cocina con el bañador puesto-. Cuando llegue su momento, no dude en ver a su nieta vestida de blanco…

-¿Y cuando será? A mí no me queda mucho… -Mintió con picardía.

-¡Abuela! –Protestó Marta entre dientes.

-¡Que! No eh dicho nada malo… -Soltó indignada.

-¿Y os veis mucho? –Preguntó Rosa-. Lo digo por que tú vives en Italia…
-Bueno, llevamos poco tiempo –Empezó Marcus, viendo que Marta lo miraba divertida sin ningún motivo para ayudarlo-. Aún estamos en una fase de conocimiento. Aunque debo decir que lo nuestro a empezado, digamos que con unos lazos muy fuertes… Pero yo tengo un piso en Londres, recién comprado… -Vio como Marta fruncía el ceño-. Lo sé mi amor –le sonrió cariñosamente-, quería que fuera una sorpresa. Voy a pasar más tiempo allí, dado que…

-¡OH! ¡Que bonito! –Comentó alguna.

-Vamos Marta –rió otra-. No seas tímida y dale un beso, que romántico…


¡Ni loca! ¿Besarlo otra vez? Demostrar ante todas que se derretía en sus brazos… No sabía que Marcus tenía tan buena imaginación… ¡Lazos Fuertes! ¿Quién se creía aquella chorrada? Que cursi…


-No seas sosa Marta –soltó su prima Lidia-, todos sabemos que habéis hecho las paces ahí arriba…

-¡De eso quería hablar! –Bien, algo para esquivar aquello-. No os da vergüenza mandar a una niña pequeña a espiarnos…

-No –Respondieron al unísono todas.

-Increíble –Se llevó una mano a la cara y soltó un profundo suspiro.

-Hemos tenido que mirar la revista que gentilmente nos ha dejado tu novio, para así poder leer alguna cosa del tema…

-¿Cómo? –Aquello la sorprendió aún más-. Es increíble que con lo curiosas que sois, que no compréis esas malditas revistas…

-Era tu deber, es normal que reaccionemos así al presentarse él aquí sin tú decirnos nada…

-¡Eso no os importa!


Marcus reía, ante la escena que estaba sucediendo allí. Le gustaba aquella familia. La suya no era tan ruidosa como aquella. Verdaderamente, iba a ser una de sus mejores vacaciones.


-¿Querías algo al entrar aquí, Marcus? –Le preguntó María, ignorando a las chicas que seguían en la misma actitud.

-Sí, gracias –Sonrió amable-. Me olvidé de traerme alguna toalla de piscina.

-Bien, en el armario del pasillo están todas.

-Gracias –Y salió de allí dejando que Marta se las viera con ellas, era lo mejor.

-¿Queréis dejarme ya? –Imploró.

-Aunque no estamos nada satisfechas con las respuestas –comentó Celia-, lo haremos dado que tenemos todas estas semanas por delante.

-Yo no te hice tanto interrogatorio, cuando empezaste con Ramón –Señaló en un gruñido.
-Por que estabas en Londres, acababas de empezar a trabajar para Thom. Entiéndelo, vives en el extranjero y apenas te vemos.

-Y ahora se por que de ello –Bromeó.

-Chicas, ya basta –habló María-, hay que acabar de preparar la paella…

-¿Paella? –Preguntó Marta-. Creí que tocaba ensalada de pasta y carne.

-Hemos cambiado por Marcus –Señaló su tía Antonia-. El pobre nunca la ha probado y el gazpacho andaluz tampoco.

-Sois imposibles –Se rió Marta, pero por dentro estaba rabiando. Por el momento él iba ganando, se había apropiado del corazón de todas las mujeres de la casa, y señalaba en todas. Pero de seguro, que con los chicos iba a ser diferente. Sobre todo, con su hermano Jaime. Pensó sonriendo un poco más animada, mientras comenzaba a preparar el gazpacho.



Montaron la gran mesa en el porche y cuando todo estuvo listo, fueron avisar a los hombres. Marta acompañó a su prima para ver como le iba a Marcus. Y no debería de haberlo hecho. Allí estaba él, saliendo del agua con aquellos brazos tan fuertes y aquellos pectorales… Se le secó la boca, mejor dicho se les secó la boca.


-¡Jesús! –Susurró su prima-. Menudo ejemplar fuiste a pillar…

-Tú ya tienes a tu Toni –Bromeó ella, para demostrarle que no le había afectado tanto aquella escena-. Y cierra la boca, que te van a entrar moscas.


Se fijó en él. Se había vuelto a tirar a la piscina, persiguiendo a los niños junto con su primo Alberto. Bufó, al ver que no se lo estaba pasando mal…


-¡Chicos a comer! –Soltó en un bramido sin mirarlo y dándose media vuelta.

-Hermanita –Se interpuso su hermano en su camino-. Te veo un tanto mosqueada…

-Piérdete –No tenía ganas de jueguecitos.

-¡Vale, vale!... –Sonrió, levantando las manos en señal de rendición-. Me gusta tu novio, hemos estado hablando de negocios…

-¿Negocios? -¡Qué negocios! ¡Y además, es que no había nadie en su familia que no hubiera caído bajo sus encantos!

-Sí, de su empresa… -La miró extrañado su hermano Jaime-. ¿No sabes nada de Marcus o qué?...

-Sabe muy poco –Intervino el aludido, acercándose a ellos completamente empapado-, tu hermanita nunca le ha hecho gracia el hecho de que sea cantante, a razón de ahí nunca me ha dejado hablarle de cosas mías… ¿Verdad cielo? –La abrazó por la espalda, dándole igual que estuviera empapado.

-¡Estas mojado! –chilló y forcejeó para separarse.
-Y tu seca… -Observó divertido. Mientras le daba un beso en la mejilla y la soltaba rápido, por miedo a lo que le fuera hacer por aquel inocente beso.

-Imbécil –Lo miró con gran enfado y se alejó hacia la casa.

-Aún sigue enfadada –Rió Jaime-. Pero no le hagas caso. Nos alegra que te hayas presentado. Supongo, que debe de sentirse un poco rara de que vayamos a estar pendientes de vosotros. A Marta, siempre le ha gustado controlarlo todo…

-Sí, eso lo se muy bien –Bromeó-. Bueno, supongo que es mi oportunidad para convencerla de lo nuestro… Claro que sí, hay que ser positivos. Vamos a comer, que llevo un hambre bestial…



¡Marcus, eres increíble! ¡Marcus, que guapo!... ¡Marcus, Marcus, Marcus! Durante toda la comida y el café, solo había escuchado alabanzas hacia el playboy que tenía sentado a su lado. ¡Odioso, aquello era terriblemente odioso! ¿Cómo lo había hecho? En unas horas, se había ganado la confianza de toda su familia. Incluso de Bobby, el pastor –alemán de sus padres que desconfiaba de toda persona extraña. En cuanto pudiera, llamaría a las chicas y les comentaría en la situación en la que se hallaba. Había que trazar un nuevo plan y rápido. Quería borrar aquella sonrisa estúpida de su cara lo más pronto posible.


-¿Por qué no te vas a dormir un poco? –Sugirió su madre-. Supongo que debes de estar un poco agotado del viaje.

-Bueno…

-La mayoría de los que estamos aquí, es lo que vamos hacer –comentó Carlos-. Que no te de vergüenza.

-En ese caso –Sonrió-, acepto la sugerencia. ¿Si no te importa cielo? –Comentó girándose hacia ella y acariciándole la nuca, delante de todos con gesto muy cariñoso.

-No, claro…

-Marta, es una de las que no perdona la siesta en cuanto viene a España –rió su tía-. Así que no debes preocuparte, por que de seguro que te acompaña.


¡Gracias, tía Antonia! Ahora, como demonios iba a quitarse de encima aquel hombre… Vio como todos miraban fijamente. Aquello, era una gran novedad para ellos. Nunca habían conocido a un novio suyo, y menos que fuera un famoso que no sabía otra cosa que aprovechar cualquier situación para mantener contacto con ella. Pues si esperaban verla en actitud empalagosa con Marcus, iban a esperar mucho tiempo por que no iba a volverse una completa tonta y enamorada novia… Iba a seguir con su actitud de siempre, dijeran lo que dijeran sus hermanas y familia… ¡Y como no dejara de acariciarle la nuca, todos sus pensamientos sobre su comportamiento, se iban a ir al garete! ¡Dios, se le estaban erizando todos los pelos de su cuerpo de gustirrinin!


-Vamos a dormir un poco –Comentó levantándose con gran energía. Era la única manera, para quitarse la mano de Marcus de su nuca, sin que nadie sospechara mal de ella.

-De acuerdo –Comentó perezoso, el sueño comenzaba a ganarle la batalla.

Mientras se alejaba hacia el interior de la casa, sabía perfectamente que casi todos los observaban marchar atentamente. Aquello le ponía los nervios de punta. Estaba segura, que más de uno de sus primos y por no mencionar a sus hermanas, pensaban que no iban a dormir mucho...


Y como le gustaría que aquello fuera cierto, pero era una cosa impensable. Tenía que andar con mucho cuidado, ya casi había sucumbido una vez con sus juegos sucios. Ahora, por lo menos sabía que él se hallaba allí con un único plan. Venganza. No tenía ni idea de que tenía planeado, pero era obvio que estaba allí para fastidiarle sus vacaciones, como ella había hecho con las de él.


Lo difícil, era que solo había una cama de matrimonio en su dormitorio. ¿Por qué tenían que haber alquilado una casa tan grande aquel año? Maldijo por lo bajo, y se dirigió con paso decidido a su dormitorio. Estaba completamente segura, de que las noches se le iban hacer interminables al saber que se encontraría en su mismo dormitorio, con poca ropa… ¡Basta! Se auto-regañó. Tenía que poner control en su mente, si no quería volverse una loca desquiciada en pocos días.


No podía detenerse en pensar en aquellas cosas, ni tampoco recordar el momento de la iglesia, sus fuertes manos sujetándola en el aire, su pectoral presionando sus senos, sus labios… ¡No! ¡Maldita sea, ya volvía hacerlo otra vez! Con gran enfado, abrió la puerta de su dormitorio para hallarse con la visión de la gran cama, esperándoles en una entera invitación…


-Duermes en el suelo –Le soltó mordaz, nada más cerrar la puerta.

-¡Qué! –Soltó en gesto sorprendido él-. Ni hablar, la cama es muy grande…

-Si te crees. Que…

-En esa cama, duermen tres personas a pierna suelta –Se apresuró a señalar divertido-. No nos vamos a rozar, aunque si lo dices por que no te ves segura de ti misma…

-¡Como! –Soltó enfadada-. ¿Realmente te piensas que eres irresistible ante todas las mujeres del mundo, verdad?... Pues bien, métete en tu hueca cabeza que delante de ti tienes a una que no.

-¿Porqué lo haces? –Preguntó confundiéndola-. Por que me provocas de esa manera, con esas mentiras tuyas –Le señaló cerrando la puerta tras ellos. Y acercándose a ella de manera felina.

-No des ni un paso más… -Le ordenó con voz temblorosa, y empezando a retroceder al ver que no se detenía ante su petición-. ¡No vuelvas con lo de Sicilia! Aquello se terminó… -sus rodillas chocaron con la enorme cama, indicándole que era el momento de aceptar su derrota.

-No tengas miedo, cariño –Le susurró Marcus, una vez que llegó a ella-. Sientes lo mismo que yo, un gran deseo que nos consume desde hace días…

-No –Gimió ella con voz poco segura-. Marcus, dejemos todo éste juego… -Se calló al escuchar como Marcus empezaba a reírse a carcajada limpia delante de sus narices. ¿Qué ocurría allí? Éste se agachó y se tumbó en la cama soltando un profundo suspiro, sin dejar de mirarla con actitud divertida.

-¿Cariño, acaso crees que voy a seducirte? Ya tuve suficiente con lo de Sicilia, créeme… Si mal no recuerdo, estuvimos a punto de cometer un gran error. Pero fuimos listos y admitamos que lo mío fue un plan con Lucas y los demás chicos, que me gustó realizar, para ser sinceros. Admito que me gusta besarte, como a ti también te gusta… Lo confesaste el día de la boda. Pero hiendo a lo importante, a mí me gusta el sexo libre y es obvio que a ti no. Recuerda que estoy aquí por tus bromitas de mal gusto. Me fastidiaste mis vacaciones… -Se incorporó un poco y la miró con picardía-. ¿Qué lado de la cama prefieres?


¿Cómo? Aún estaba asimilando lo que le había dicho, como para decirle que el lado de la ventana era su favorito. ¡Maldito cretino! Se había divertido de lo lindo en hacerle creer que iba a… ¡Madre de dios! Se puso colorada de solo pensarlo. ¿Por qué a ella? Lo odiaba, sí lo odiaba muchísimo…


-Piérdete… -Y se largó del dormitorio dando un fuerte portazo.


Tenía que llamar a las chicas, tenía que contarles lo que ocurría… Estaba desesperada por lo que se le venía encima, no iba a poder aguantar mucho ella sola. ¿A quien quería engañar? Marcus, estaba dispuesto a representar delante de su familia, el papel de novio devoto. Y sabía perfectamente que con tanto beso y caricia, se iba a revelar. Su familia vería que su corazón latía muy fuerte por él, y eso es lo que él también acabaría viendo. Y aquello, para él seria un gran triunfo sobre ella.

3 comentarios:

  1. Ahora si que le toco a la pobre Martha, pero ya quisiera yo llegar a mi casa y encontrarme uno asi, jajaja

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    1. jejejje

      Confiesa, que pusiste un comentario porque sabes que ya mismo se acerca la novela de Karolaine...
      La siguiente es susan y luego ella!!!!!
      jejejjee

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  2. jajaja la verdad si, y aunque ya las leí todas, sigo leyendo los capitulos nuevamente, me encantan y por supuesto que espero con ancia la de Karolaine...

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