martes, 9 de abril de 2013

Líos de Oficina 2

Dos días después, Marta colgaba el teléfono con un golpe seco y demasiado fuerte, sorprendiendo a todos con unas duras palabras.


-¡Será imbécil!... –Gruñó bien fuerte.

-¡EH, que el material de oficina no es para maltratarlo! –Protestó Thom, que salía en aquel momento de su despacho.


-¡Marta! –Exclamó Karolaine escandalizada.


-¡Qué! –Protestó con mirada furibunda, para levantarse seguidamente y dirigirse al baño de chicas y encerrarse allí con un fuerte portazo. Mientras la oficina se quedaba unos segundos sumida en silencio, por la escena ocurrida.

-¡Es que no me tenéis ni un puñetero respeto! –Empezó a protestar un Thom muy mosqueado-. Soy vuestro jefe… Para que puñetas me molesto en hablaros si ni ahora me estáis escuchando debidamente nadie de ésta oficina… Sí, podéis ir averiguar que puñetas le ocurre tú y Susan, a lo mejor hay que vacunarla contra la rabia…- Indicó en un bramido, mientras volvía a encerrarse en su despacho sin dejar de murmurar por lo bajo-. No hay quien las entienda a las mujeres, desde luego…


-¡Ya estas apagando ese cigarrillo! –La riñó Karolaine, nada más abrir la puerta del baño-. ¿Quién te lo dio? ¡Se supone que habías dejado de fumar! –Le reprochó enfadada.

-¿Quién te ha llamado? –Preguntó Susan cerrando la puerta.

-Después del estrés de esta semana, creo que me lo merezco…

-Por eso mismo –le indicó-, has aguantado un montón sin fumar y…

-Y no me mordí las uñas, por que me obligasteis a cortármelas –señaló irónica-. Y solo es un cigarrillo, da gracias a que no me haya inclinado a la bebida.

-¡No seas tan exagerada!

-Dejaros de tanta cháchara –Las interrumpió Susan-. ¿Qué diablos te ocurre?

-Marcus –Pronunció su nombre en tono despectivo-. Le ha pedido mi número de teléfono a Sabrina, para decirme que saldrá un artículo en donde él declara que solo somos amigos y conocidos de los novios… Que aquel día estábamos discutiendo los diferentes puntos de vista, de cada uno sobre la protección de nuestro amigo…

-Mejor para ti –Señaló Karolaine-. ¿No dijiste que no ibas a tener nada con él?

-Karolaine, no te enteras… -Comentó Susan.

-Lo que me mosquea de verdad, es como me ha dicho las cosas, en ese tono tan… Como si hubiese sido yo una chica más en su lista. ¡Maldita sea! Siempre era él quien me buscaba para besarme, y después de que estuviéramos a punto de…
-¡No! –Exclamó Susan-. ¿Cuándo?

-¡Serás! –Chilló asombrada Karolaine.

-En la boda –soltó en un suspiro-. Debo decir, que paremos por que me di cuenta de que lo único que él buscaba era apartarme en aquel momento de Sabrina. Y hay que decir, que todas conocíamos su método… -Lamentó con gran penalidad por lo ocurrido-. Pero hubo un maldito momento en el que bajé la guardia, pero tuve la suerte de recuperarla a tiempo. Y ahora, con su llamada me ha demostrado lo cretino que llega a ser. Como yo solo fui su objetivo previamente diseñado por Lucas… Para aquel pequeño asunto.

-Lo siento… -Se lamentó Karolaine.

-Karolaine, no ocurre nada…-Sonrió con cariño-. Tuviste suerte, de que Matt fuera un chico más tranquilito…

-Sí –Sonrió la joven chica con un poco de timidez y bajando la mirada por unos segundos… Ante el comentario de su amiga, había sentido encogerse un poco su corazón. Sabía que soltarían un grito de sorpresa y horror si supieran de sus pensamientos… Para ser sincera, le habría gustado de tener un poco más de tiempo para pasarlo junto a Matt. ¡No por dios, no se había enamorado de él! Su corazón desde bien jovencita que estaba entregado a Sebastián. Sí, aquel era el amor imposible de su vida… Una pueblerina, enamorada del rico y guapo amigo de su hermano mayor, que solamente la veía como una hermana. En Sicilia, había podido experimentar por primera vez lo que era ser besada. Y había que recalcar que le había gustado…Y gracias a las chicas, que le habían dado aquella libertad de cascos… Por calificarla de alguna manera, había decidido soltarse verdaderamente la melena. Había puesto a Matt como su objetivo. Había querido a Matt como hombre, para realizar su total entrega. Perder su virginidad con él, sabiendo que nunca conseguiría el amor de Sebastián. Y Matt, le había parecido un hombre atento y cariñoso… Pero le faltaron días para ser valiente…

-¡Jolines! Si también me hubieran seducido, al menos tendría alguna cosa de la que hablar con vosotras –Soltó con fastidio Susan, interrumpiendo los pensamientos de la joven becaria.

-Tonta –Se rieron Marta y Karolaine.

-Lo mejor que puedes hacer es pasar de él –Le recomendó Susan.

-Lo se, pero… -Se quedó por un momento pensativa-. Bueno sí, supongo que tenéis razón.

-La tenemos –Respondió con firmeza Karolaine-. Nada de empezar con pequeñas venganzas, que nos conocemos… Luego mirad lo que ocurre.

-Que sí –alzó los ojos al cielo-. No creo que haga nada, estate tranquila.

-¿Creo? –Repitió con voz de pito Karolaine-. No, no… Quiero escuchar de tus labios un juramento, conforme…

-¡Karolaine! No tenemos diez años…-Se rió Marta, mientras abría la puerta del baño y salía.

-¡Pero ves, como no me jura nada! –Protestó a Susan-. Presiento que vamos a volver a las andadas… ¡Y solo ha pasado un día!

-Karolaine, no digas tonterías y tranquilízate –Rió Susan, mientras salía también de allí dejando a la chica sumida en sus pensamientos.


Dos días después a las siete y media de la tarde, se encontraba con Susan sentada en una terraza tomándose algo. El artículo ya había salido, tal y como él le había informado… Y de seguida, que la prensa rosa había perdido interés por ella. Salvando algunas revistas, en donde estos habían comentado abiertamente que recelaban un poco de las palabras del atractivo cantante, y que esperarían por un tiempo a tener pruebas que lo confirmaran…


-¿Ya me vuelves a estar perdida en las nubes? –Señaló su amiga.

-No –Respondió con un gruñido-. No puede sencillamente una persona estar callada y relajada bajo un magnífico sol. No siempre significa que esté pensando en alguna cosa determinada.

-Sí –rió divertida dándole la razón por un momento-.  Pero tú no. A quien intentas engañar Marta, sabes que te conocemos muy bien. Sabemos, que lo de Marcus te ha afectado mucho más de lo que tú intentas reflejar.

-¿Y sí es así?- Supuso pensativa.

-Queremos ayudarte en lo que tengas pensado…

-Esa sí que es buena –Rió-. Por mucho que no queráis creerlo, no tengo nada tramado chicas. ¡Madre mía, me ponéis como a Cruella De Vil!

-Pero lo tendrás.

-No. No pienso molestarme en hacer nada, para ese cretino. Metéroslo en la cabeza…

-Yo lo haría –Protestó-. Si yo estuviese en tu lugar o en el de Karolaine…

-Tú estas metida en tu pequeña venganza, por que Jack no te ha seducido –Se rió la chica-. Admítelo…

-¡Vale! Me da rabia, no soy fea soy una chica atractiva…

-Eres descarada, provocativa…

-Una mujer del siglo XXI…

-Probablemente le diera miedo eso…

-¡Jack! –Pronunció su nombre con gran sarcasmo-. Conozco a los hombres muy bien… Y Jack, no es de los asustadizos.

-Has pensado en la pequeña y remota posibilidad, de que tuviera en mente a una chica y no se prestara a llegar más lejos…

-Mmmm… -Se quedó pensativa unos segundos-. Vaya, no había caído en ese detalle. Que lástima, mira que era mono…

-¿Mono? –Repitió con retintín Marta.

-¡De acuerdo! –Levantó las manos en acto de rendición-. Todos los hombres de aquella maldita casa, eran dioses griegos. ¿Satisfecha?

-No –Resopló-. Mejor diría que muy insatisfecha… -Soltó con tono pícaro.
-¡OH! –La miró un segundo sorprendida por el comentario, para luego echarse a reír-. Espérame un minuto, voy al servicio y nos vamos…


Al quedarse sola, se puso a mirar pensativa por las mesas de la terraza. Hasta detenerse en una, en donde había un grupo de jóvenes estudiantes mirando algo con gran interés y diversión… Una de ellas cogió una hoja grande y la levantó al aire, fue cuando pudo ver lo que miraban con tanta adoración… Marcus. Era obvio, que eran admiradoras de él y estarían mirando alguna revista en donde saldría algún reportaje. No pudo evitarlo, sintió gran curiosidad por ver que era.


-Hola… -Saludó al principio con dulzura y algo de timidez a las chicas, quien primero la miraron un tanto extrañadas-. No eh podido evitar el ver que admiráis unas fotografías de Marcus Andrassi.

-Sí…-Respondieron con un poco de recelo.

-Bueno, veréis…

-¡OH! ¡Es ella! –Chilló de pronto una de ellas-. Es la chica quien Marcus cogía en brazos…

-¡Es verdad!


Increíble, pensó asombrada Marta. Jamás hubiera pensado que le hubieran dado tanta importancia, a que saliera en unas pocas fotografías cuando la estrella de aquel día fueron naturalmente Sabrina y Lucas…


-¿Eres su novia?

-No –Rió.

-¿Pero te liaste con él?

-EH… -No pudo evitar el dudar un poco-. Digamos que no…

-Has dudado –Señaló una de las jovencitas con tono picaron.

-Solo fueron unos pocos besos…- ¡Que hacia dándole explicaciones a unas jóvenes estudiantes!

-¿Y cómo besa?

-¿Es simpático?

-¿Es igual de guapo en la realidad?


La acribillaron a preguntas en un momento, y eso que solo eran cinco chicas… No quería imaginar un regimiento entero de fans…


-Besa muy bien –No podía mentir sobre aquel punto, sería imperdonable-. Y supongo que es simpático, cuando le apetece. Y si, es igual de guapo…

-OH… -Suspiraron todas a la vez-. Que suerte, me encantaría ser más grande.

-A mi me encantaría poder hablar con él…

-Eso, es lo que le gustaría a todas sus fans.

-¿Me preguntaba qué es lo que mirabais?

-Pues, que viene la semana que viene a Londres a firmar discos y a cantar en una discoteca –Sonó un poco apenada-. Iremos a las firmas, a la discoteca aún somos jovencitas –Todas rieron.

-Vaya, lo siento mucho… -Vio salir a Susan del baño y acercarse a ella un tanto extrañada al encontrarla charlando con las jovencitas. Bueno, me tengo que ir. Encantada de conoceros.


Se despidió y se acercó a su amiga que la esperaba al lado de la mesa, preparada para marcharse de allí.


-¿De qué hablabas? –Preguntó ésta con gran curiosidad.

-Eran admiradoras de Marcus y me han reconocido de las fotos de la boda…

-¡Vaya!

-Sabes una cosa –Soltó con gran picardía-. Tenéis mucha razón, sí que voy hacer algo. Y es más ya se el que, solo tenemos que pasar un momento por un cibercafé…

-¿Cibercafé? ¿Para qué demonios quieres un ordenador de ahí, cuando tienes uno en tu casa y otro en la oficina?

-Mejor de un ordenador ajeno… No dejan ningún rastro.

-¡OH!... Que miedo me estas dando, pero te apoyo… -Y riendo se alejaron por las calles de Londres.




-¿Sí? –Respondió Sabrina al teléfono de Lucas.

-Hola preciosa –Saludó un Marcus risueño, por el otro lado de la línea.

-Hola Marcus –Lo saludó un tanto desconfiada, dado que no le había gustado como se había comportado con su amiga-. Lucas, se encuentra en éste momento duchándose… Bueno no, ya sale… -Y con el teléfono en las manos, entró en el baño en donde su marido se enrollaba una toalla  alrededor de la cintura y le entregó el aparato como si le quemara en las manos-. Toma, es tú amigo Marcus.

-EH… -La detuvo éste sujetándola con delicadeza por el brazo-. ¿No me vas a dar un beso?

-Mmmm…. –se hizo como que se lo pensaba, sin poder ocultar una sonrisa juguetona de sus labios-. Creo que no.


-Que sepas, que luego me lo pienso cobrar –Le susurró al oído, mientras le daba un cariñoso beso en la sien-. Dime Marcus…


Quince minutos después, Lucas colgaba el teléfono y se acercaba al dormitorio en donde su querida esposa se hallaba en la cama un poco adormecida por la suave brisa que entraba por el balcón. Se le acercó de forma sigilosa, para poder sorprenderla al depositar dulces besos por su espalda, hasta llegar ascender a la base de su delicado cuello.


-Mmm… ¡Lucas! –Rió divertida y perezosa, ante las cosquillas que le hizo la barba de dos días de su marido en su cuello-. ¿Es que no te cansas?.

-De ti, nunca –Respondió, mientras le daba la vuelta con suma delicadeza y empezaba a recorrerle el estomago con la lengua produciéndole miles de sensaciones.

-¿Qué quería Marcus? –Preguntó utilizando toda la sutileza que le fue posible.

-Nada importante –Respondió sin poner ningún interés en sus palabras.

-No sería nada importante, si no nos hubiera llamado por segunda vez en nuestra luna de miel.


Ahora sí, ahora si que se detuvo su marido ante las palabras que pronunció por mucha sutileza que hubiese empleado. Éste se la quedó mirando unos segundos para luego hablar un poco enfadado.


-Hasta que no te lo cuente, no me vas a dejar tranquilo. ¿Verdad?

-Sí –Respondió sin ninguna vergüenza, pero si con mirada maliciosa.

-No entiendo por que tanto interés, si se que mi amigo no te cae nada bien que digamos…

-Sí que me cae bien –Protestó veloz-. Es solo que no me gustó su forma de ser con Marta. Y se que tú tienes bastante culpa en ello…

-Yo…-soltó un tanto indignado.

-Sí, tú…

-Sabrina estamos casados, es nuestra luna de miel –se bajó de la cama-. Y estábamos muy bien. No empieces amargarlo todo, pensé que el día de nuestra boda quedó todo claro.

-Sí, todo quedó claro –Se puso de rodillas en la cama con los brazos en jarra-. Pero admite, que fuiste un poco lejos con Marcus y Marta…

-Lo admito y me disculpé en su momento con Marta, en el banquete… Bueno en el baile –Comentó en tono sensual, recordando como se habían saltado el banquete y se habían marchado al hotel, para hacer su aparición en la apertura del baile-. ¿Pero no entiendo, por que te enfadas con él ahora?

-No es ahora, siempre eh estado enfadada con él, hasta que no le pida disculpas a Marta.

-Eso ya es cosa de él, yo no me puedo meter ahí…

-Lo se…-Suspiró-. ¿Qué es lo que quería?

-Darme su nuevo número de teléfono. Por lo visto, llevaba dos días recibiendo constantemente llamadas de fans a su móvil privado. Alguien ha colgado en internet el número…


¡Marta! Pensó de seguida Sabrina. Seguro que aquello lo había hecho su amiga, prácticamente llevaba su sello.


-Ya te puedes imaginar lo enfadado que se encuentra Marcus –Continuó hablándole, mientras volvía a subirse a la cama-. Ha intentado averiguar quien ha podido ser, pero no ha encontrado ni una mera pista…

-Vaya, menuda faena…

-Sí –ya se encontraba enfrente de ella de rodillas y mirada sexy-. Y ahora que tu curiosidad ya está más que satisfecha…

-Tengo hambre –Sugirió con sonrisa traviesa, mientras se enrollaba un mechón de su cabello con un dedo en gesto inofensivo.

-Yo también –Respondió con voz seductora.

-Lucas… -Reía, mientras se dejaba abrazar por los fuertes brazos de su marido, que la tumbaban nuevamente en el gran lecho-. Lo digo en serio, quiero comer algo…

-Por supuesto, ahora llamaremos al servicio de habitaciones en cuanto termine con un pequeño asuntillo que tengo entre manos…

-Lo único que tienes entre manos en estos momentos…  –No pudo evitar reírse, mientras le pasaba los brazos alrededor de su cuello-. Es a mí tontorrón.

-¿En serio? –Le besó con suavidad los labios-. Entonces, deberé de ocuparme primero de ti. Y después, llamaremos al servicio de habitaciones. ¿Prometido?

-Eres imposible mi vida… -Protestó feliz, mientras se dejaba llevar.




Era su última mañana de trabajo. Después se cogía tres semanas de vacaciones. Y también, aquel era el día que Marcus se encontraba en la ciudad para firmar discos. Cuanto le habría gustado encontrarse delante de él, justo en el momento preciso en el que sus fans empezaban a llamarlo al teléfono.


Por medio de Sabrina, que le había llamado cuando Lucas se encontraba atendiendo una llamada de trabajo urgente, ella había simulado hablar con su madre. Por lo visto, Marcus se encontraba muy furioso respecto aquel asunto. Había tenido que cambiar de número de teléfono, por que no le paraba de sonar. Incluso había intentado averiguar al culpable de aquella fechoría.




Y gracias a su amiga, ahora sabía donde se iba a ir Marcus a pasar sus vacaciones. Pobrecillo, no sabía lo que se le volvía a venir encima… Pensó muy sonriente, mientras tecleaba unas cosas en su ordenador. Se lo tenía bien merecido. Y aunque éste la señalara a ella como única culpable de aquellas fechorías, no tenía ni una sola prueba en su contra.


-¿Dime que no has sido tú? –Preguntó una Karolaine con miedo en la voz.

-¿De qué?

-¡Conmigo no te hagas la graciosa! –Se puso histérica.

-Vale… Lo admito –Soltó muy orgullosa de sí misma.

-Estás loca –La acusó con histeria-. ¿Te has parado a pensar un solo momento, lo que puede ocurrir si lo averigua?

-Imposible, lo hice en un ordenador ajeno… -En aquel momento, se les unió Susan.

-¿Lo has hecho ya? –Preguntó con gran curiosidad, sin prestarle mucha atención a lo que estaban discutiendo sus amigas antes de que ella llegara.

-¿Tú sabías lo del teléfono? –La encaró Karolaine.

-Sí –La miró extrañada-. Y lo otro también.

-¿Qué otro?

-Bueno… -Verdaderamente no sabía como empezar-. También hemos publicado, su lugar de vacaciones para este año…

-¡Qué! –Se llevó una mano al pecho-. ¡Pero se puede saber qué diantres os pasa! ¿No tuvisteis suficiente con todo lo ocurrido en Sicilia?

-Tranquilízate –Sonrió Marta-. No va a volver a ocurrir nada como lo de Sicilia. Además, yo me voy de vacaciones con mi familia…Así que difícil, de que me encuentre alguien.

-¡Claro, lárgate y cárganos al muerto!

-¡Dios! –Rió Susan-. No le hagas caso, es solo que tiene miedo de que aparezca Matt para besarla otra vez…

-¡Idiotas! –Rió, alejándose de ellas-. Aviso, que ésta vez no participo en nada.

-Vale, tú te lo pierdes –Declaró Susan-. Me voy, antes de irte pásate y te despides. Nos vemos.





                                                             ***




Dos días después de la marcha de Marta, apareció un atractivo Marcus por el edificio XIV. Iba con un objetivo determinado, y nadie ni nada, se lo iba a impedir de conseguirlo. Le hacia gracia todo aquello. Antes, había sido Lucas el engañado. Pero en aquella ocasión, era al revés. Quien iba a llevar la batuta desde un principio iba a ser él y no su querido contrincante.


Salió del ascensor y se detuvo un segundo mirando a su alrededor. Allí había mucha gente trabajando. Sobre todo chicas jóvenes, que ya lo habían reconocido y estaban dudando entre el deber o el salir corriendo hacia él y pedirle un autógrafo. Esperaba que optaran por la primera opción… Y sí, tuvo suerte al ver que nadie se levantaba aunque lo devoraban con la mirada. Al final, pudo vislumbrar a la amiga de Marta detrás de una mesa, sino recordaba mal era Karolaine, la chica que Matt había intentado seducir. Con sonrisa traviesa, se acercó hasta su escritorio… El juego comenzaba.


-Hola Karolaine… -La chica dejó las hojas que estaba mirando y alzó la cara, con expresión de horror-. Vaya, creo que eres la única de la oficina que me mira con esa cara.

-Hola… ¡Qué! –Se levantó nerviosa, para estrecharle la mano-. Perdona, no te esperaba ver por aquí…

-Dame un beso –sugirió Marcus con buen humor-, después de todo somos amigos para que nos tengamos que estrechar la mano de manera tan formal –Y sin esperar, la sujetó por los hombros y le dio dos besos, uno en cada mejilla. Observando como se encendieron las mejillas de la joven de forma alarmante-. ¡Vaya! –rió-. Me olvidaba de tu timidez, perdona…

-No importa, tranquilo… -aún así, ahora mismo era la chica más envidiada de aquella oficina. Y era divertido.

-¿Se encuentra Marta? –Preguntó intentando poner un tono de despreocupación.

-No –Respondió veloz-. Se encuentra de vacaciones.

-¡OH! - ¡Maldita sea! Para empezar, ya estaba cambiando su plan-. Bueno, solo quería saludarla. En verdad, a quien venía a ver es a tu jefe Thom.

-¿Tienes hora concertada? –Su corazón iba a mil por hora.

-La verdad es que no –Y le mostró una de sus arrebatadoras sonrisas.

-Pues entonces, deberías de hablar con Susan…

-Susan, vuestra otra amiga… ¿Y dónde se encuentra? –Preguntó con gran interés.

-En seguida le digo que venga… -Con manos temblorosas, llamó a Susan al teléfono móvil interno. Seguramente se encontraba con Thom, o en alguna planta buscando algo.



-¡Qué! –Respondió la otra mal humorada-. Nada. Tengo a un idiota, que me ha borrado un archivo en donde tenía las fotos de Sabrina. Y ahora, las tengo que buscar otra vez… Y ya sabes, como de ordenados tienen aquí los archivos. ¡Marcus! Ahora voy, y tú ciérrate la boca con cremallera que nos conocemos…

-Ahora viene, se encuentra en los archivadores. Si quieres tomarte de mientras un café, afuera en el pasillo hay una máquina…
-Gracias, pero acabo de tomarme uno antes de venir hacia aquí…

-Bien, bueno pues si quieres sentarte…-Le señaló unos sofás bastantes escondidos.

-Tranquila, no me importa esperar de pie… De ésta manera, podremos charlar un poco.

-Yo… Bueno… -¡No! Tenía que alejarse de allí, sino averiguaría alguna cosa de ella-. Tengo bastante trabajo…

-¡OH! Entiendo, te dejo trabajar. Estaré en esos ventanales.


Al fin llegó Susan, pero con la lengua fuera y un montón de carpetas entre sus manos.


-¿Dónde se encuentra? –Preguntó soltando todo lo que llevaba encima del escritorio de la chica.

-¿Has venido corriendo?

-Por las escaleras, mucha gente en el ascensor –Se puso el pelo bien, con el movimiento de subir las escaleras algunos mechones se le habían escapado de la coleta-. ¿Dónde?

-En los ventanales, bueno se acerca hacia aquí… -Los nervios volvieron hacerle mecha-. Preguntó por Marta. Pero dice que viene a ver a Thom.

-Ya, al traidor de Thom… -Masculló.

-¡Susan! –Le recriminó a media voz-. Os lo advertí, pero no quisisteis hacerme… ¡Mierda!

-¡Hola guapa! –Las interrumpió Marcus, apareciendo junto a ellas.

-Hola –Se giró ella con una gran sonrisa, todo teatral-. Me dice Karolaine, que quieres hablar con Thom.

-Pues sí, así es.

-Bueno, si me acompañas a mi mesa. Miraremos como se encuentra el asunto…

-De acuerdo –Le sonrió con amabilidad y cediéndole el paso.

-Es que al estar tantos días fuera de la oficina para la boda, ahora está casi siempre liado con reuniones para adelantar faena atrasada… Ni siquiera se toma un simple descanso para comer –Comentó con voz melosa, mientras se sentaba en su silla y miraba en el ordenador-. Siéntate, mientras miro cuanto vas a tener que esperar.


Sabía que le estaba mintiendo. Estaba haciendo todo lo posible, para que no viera a Thom. Aquello le estaba resultando muy divertido. Ahora, ya sabía que tenía opción averiguar el paradero de Marta.


-Karolaine, me ha comentado que Marta se encuentra de vacaciones.

-Sí –Levantó un momento la mirada-. Se ha ido con su familia, como hacía mucho que no los veía.
-¿Marta, también es española como Sabrina, verdad?

-Sí, las dos revoltosas son de España. Nuestra recién casada de Barcelona y Marta, de Madrid. Pero Marta, realizó sus estudios aquí en Londres. De manera que lleva en ésta ciudad casi diez años… Por eso, las vacaciones de verano las pasa con su familia al completo. Cada año, van a un lugar diferente. Y éste año, creo que han ido a… ¿Cómo se llama? Vaya, no me sale el nombre…

-Bueno, esté donde esté se lo estará pasando muy bien –Bromeó sin creerse que no se acordara del nombre-. ¿Cuándo podré hablar con Thom?

-Pues, lo que queda de semana lo tiene muy lleno… Dame tu teléfono, y será mejor que se ponga él en contacto contigo por la noche.

-¡No! –Respondió un tanto desconfiado-. Mejor dame tú su número o se lo pido a Lucas. Es que, últimamente eh tenido problemas con ello. Sé que eres de confianza, pero no me fío que se extravíe y caiga en manos equivocadas…

-OH… -¡Vamos, se fuerte y no te rías! Se regañó Susan. Ella sabía muy bien a que se refería. Y se alegró al saber que le habían hecho pasar un mal rato-. Bueno, supongo que no hay nada de malo en que te de su número de teléfono… Al haberos conocido en Sicilia y siendo amigo de Lucas… -No quería darle el teléfono y tampoco quería que hablara con Thom. ¿Cómo podía quitárselo de encima?

-Susan, tienes el informe de… ¡Marcus! -¡No! ¿Por qué había salido de su despacho? ¿Porque no se lo había pedido por el intercomunicador?-. Que sorpresa, supongo que viniste a visitar a Marta.

-No, en verdad venía a verte a ti. Estaba concertando una hora con tu secretaria…-Comentó mientras se levantaba a saludarlo.

-Concertando una hora... –Repitió extrañado-. Ya veo... –Miró a Susan, pero esta tenía la cabeza baja mirando unos papeles-. Estas de suerte, puedes entrar tengo un hueco… De veamos… -Se miró el reloj de forma exagerada y habló con voz alta-. ¡Vaya, media hora! Y después dos horas, mi tiempo para ir a comer.


Marcus, sonrió a Thom sabiendo lo que ocurría allí. Así que le guiñó el ojo a Thom en gesto conspiratorio.


-Gracias por todo Susan –Le habló con amabilidad-. Si contactas con Marta, dale un fuerte saludo mío.

-…Sí, eso haré –Comentó sonriendo de forma fingida.



Thom cerró la puerta, sin tener en cuenta a la mirada amargada de Susan que le echaba desde su escritorio.


-Increíble –Suspiró-, y yo que pensé que volvería la tranquilidad después de la boda.

-Lo siento –Se disculpó divertido.

-Me tenéis contento chicos, supongo que vienes a por Marta…

-Sí, verás yo… -Calló, cuando Thom le levantó una mano en señal de que callara un momento.

-No quiero saber nada, tuve bastante con lo de Sabrina… No quiero llegar a saber lo que te habrán hecho…

-Publicar mi intimidad…

-¡AUCHH! –Entrecerró los ojos, simulando dolor-. No sigas, ya empiezo a tener dolor de cabeza. Veo que va todo por la misma línea… ¿Tenéis algún problema para relacionaros de forma normal?

-No –Rió.

-Pero son ellas, quien te lo complican. Mira que eran dóciles, pero desde que apareció Sabrina se me han vuelto… Mejor no lo digo…-Rió-. Bueno, pues tú dirás en que puedo ayudarte. Pero creo que poco harás, Marta se encuentra de vacaciones.

-¿Y sabes dónde?

-Lo único que sé, es que está con su familia –Sonrió divertido-. Éste año, no me ha informado de nada. Ahora soy el mal de la película, por que me puse de apoyo a ustedes. Teme que pueda pasaros información… Y veo que lo tenía todo bien planeado, sabía que ibas aparecer por aquí.

-Entonces, veo que se me escapa…

-Ellas sí que lo saben, pero no creo que te suelten nada.

-Sí, ya lo eh visto…

-Y tampoco podemos presionar mucho a Karolaine –Soltó mosqueado-. Ya no es la dulce Karolaine, ahora parece uno de esos caniches que te ladran por todo… Desde luego, me la habéis revolucionado muy bien.

-¿Sabes si Marta las llama?

-Sí, pero se hablan más a través del ordenador. Marta se ha llevado su portátil… ¡Vaya! Solo hay que mirar el correo electrónico de una de ellas, y apuesto por el de Susan.

-¿Y cómo lo hago? A puesto que están sentadas con la mirada fija en la puerta, esperando a que salga –Soltó con gran ironía.

-Tranquilo, eso déjamelo a mí… -Rió frotándose las manos-. Tú solo tienes que darte prisa en cuanto las tenga en mí despacho.

-Bien, muchas gracias… Te dejo mi móvil por cualquier cosa –Comentó dándole una tarjeta mientras se levantaba del sillón-. Pero por favor, que mi número no caiga en manos de ellas ni de tú mujer… -Thom lo miró extrañado-. Mejor no quieras saber, lo que han hecho con mi anterior número.

-Entiendo… -Sonrió, mientras también le entregaba una tarjeta.


Se acercaron a la puerta, y Thom la abrió poniendo una gran sonrisa. Las dos chicas, efectivamente se encontraban juntas en el escritorio de Susan.


-Bueno Marcus, encantado de charlar un rato contigo –le dio un par de palmadas en la espalda-, entonces quedamos para cenar un día de éstos… -Se giró a ellas poniendo una mirada seria-. Chicas, me hacéis el favor de entrar un momento…

-¿Ahora? –Preguntó simulando un poco de fastidio Susan.

-Sí –Respondió escueto.

-Adiós chicas, mandarle un saludo a Marta –Se despidió él, alejándose de allí.

-Adiós –Soltaron las dos mujeres con un tono un tanto amargo. 


En cuanto la puerta se cerró, Marcus corrió al escritorio de Susan. ¡Sí! El ordenador se encontraba encendido y la página de Hotmail abierta, aquello era demasiada suerte. Ahora, esperaba que hubiera algún mensaje de Marta sin borrar.




Aparcó el jeep, justamente en la cera de enfrente. Málaga, la familia de Marta tenía una casita alquilada en la playa. Bueno, bien mirado era una casita grande con jardín y piscina. Antes de sacar las maletas del coche, decidió que mejor era presentarse y ver que ocurría. Aunque, ya había reservado habitación en un hotel. Sabiendo que lo más seguro es que acabara allí. Llamó al timbre y esperó, mientras escuchaba los gritos de niños que anunciaban su llegada.


La puerta se abrió, dando paso a una pequeña niña morena con dos coletas y bañador rosa.


-Hola…-Dijo un tanto tímida.

-Hola –Sonrió él-. Estoy buscando a Marta… -La puerta volvió a cerrarse, pillándolo por sorpresa. Pero se quedó más tranquilo al escuchar los gritos de la niña.

-¡Abuela! ¡Afuera hay un hombre que pregunta por la tía Marta!


Vaya, era la sobrina de ella. ¿Qué se encontraba entonces toda la familia allí? Mejor… Sonrió malicioso. La puerta volvió abrirse, dando paso a una mujer de mediana edad. Era una réplica de ella. Tenía delante de él a la madre de Marta.


-Hola –Sonrió ella amable-. ¿Qué pregunta por mi hija Marta?

-Sí, siento presentarme así de sopetón –soltó una de sus devastadoras sonrisas-. Supongo, que ella no querrá verme al mandarla a usted atenderme…

-¿Qué no quiere verlo? –Preguntó extrañada-. Verá señor…

-¡OH! Perdón –Le tendió la mano-. Mi nombre es Marcus Andrassi. Y digamos, que soy el novio de su hija…
-¡Novio! –Exclamó sorprendida, llevándose una mano al pecho.

-Comprendo –soltó un suspiro-. No les ha hablado de mí –La mujer negó con la cabeza-. Bueno, verá su hija Marta es una chica muy cabezona…

-Ya lo creo…

-Yo soy un cantante famoso, y ese es el problema. A ella no le gusta mi profesión… Lo que ocurre, es que no le gusta que mis fans más mayorcitas me persigan…

-Dios mío… -susurró la mujer mayor.

-Y en la boda de mi amigo, tuvimos una pelea… Yo quiero formalizar las cosas, pero su hija… ¿Se encuentra bien?

-Sí –Contestó un tanto alterada-. Aquí fuera hace mucho calor, por que no entras. Mi hija Marta, se encuentra con el resto de la familia haciendo la compra de la semana. ¿Perdona, tienes donde alojarte?

-Pues no –Mintió piadosamente-, eh venido directamente del aeropuerto.

-Pues coge tus maletas –sonrió-, me da igual como se ponga mi hija. Tú duermes aquí. Mira que no decirnos nada de ti…

-Salimos en las revistas del corazón…

-¡En serio! –soltó sorprendida-. Ella sabe que nosotros no compramos esas cosas. Y siento no conocerte… -Se sonrojó un poco.

-No se preocupe… -Sonrió amable.

-Llámame María y no me trates de usted –Lo regañó en broma-. Me haces más vieja.

-Gracias, María.

-Entra, te presentaré a Celia, mi hija mayor y Ramón, su marido. Más algún primo de mi hija.

-Vaya…

-Lo siento, pero hoy vas a conocer a la familia entera. Nos juntamos todos en verano…

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