martes, 1 de enero de 2013

Desde las sombras 10° -Final-


Al abrir la puerta, la última persona que esperaba encontrar Lucian, era Claire, pero allí estaba. Y antes que pudiera echarla, se coló por debajo de su brazo y entró a su departamento.
La chica dio un rápido vistazo al lugar, era un ambiente amplio, minimalista, con muy pocos muebles y en la gama del blanco y el negro.
Era un lugar frío y despojado.

-¿Qué haces aquí? – preguntó él y maldijo mentalmente a los guardaespaldas a por no avisarle que ella iba hacia su casa. Tendría que hablarles sobre lo que esperaba de ellos.
-¿Qué hiciste? – preguntó ella  enfrentándolo.
-Tendrás que ser más específica, doctora. Últimamente me acusan de muchas cosas.
-¿Qué más hiciste por mí? ¿Qué trato hiciste con tu padre hace doce años? – preguntó ella y él la miró sorprendido. No había esperado ese tipo de pregunta.
-No sé de que hablas…- negó frunciendo el ceño.
-Lo sabes, y ahora yo también lo sé. Lo que hiciste para que tu padre me dejara en paz, las donaciones al hospital, esos estúpidos guardaespaldas que tienes siguiéndome…
-Claire, ¿acaso hablaste con mi padre? No sé lo que te dijo, pero…
-Sí hablé con él, pero no me lo dijo. Necesité doce años para juntar todas las piezas y descubrirlo yo sola, y después me jacto de ser tan inteligente. Seguramente también tuviste que ver con mis becas porque si no,  no entiendo cómo las gané…-bromeó.
-Claro  que no tuve nada que ver con eso.
- Pero en lo demás sí. ¿Por qué lo hiciste?
-Estás malentendiendo algo. Vete por favor, es tarde y estoy cansado.
-¡Maldito estúpido! – le gritó sobresaltándolo.
- Claire…¿qué pasa contigo?
-¿Qué pasa conmigo? ¿Creíste que lo agradecería? ¿Qué sería feliz porque te sacrificaras por mí?
-Oye…
-Oye tú, Lucian Crow, vas a escucharme, es lo menos que me debes. ¿Protegerme? ¿Esa era tu idea al hacer pactos con tu padre, al someterte a ti mismo a hacer cosas que no deseabas? ¿Nunca se te ocurrió pensar en qué me convertía eso a mí? Yo te amaba…también quería protegerte, cómo pudiste…- dijo y empezó a sollozar.
-Claire, cálmate- dijo él pero ya era tarde para seguir mintiendo, tampoco tenía ganas para hacerlo. Se le acercó y la atrajo hacia sí para abrazarla pero ella le golpeó el pecho con los puños.
-¿Por qué te lastimaste así, cómo puedo ser feliz al verte herido?- dijo mientras seguía llorando.
-Shhhh, esto no tiene nada que ver contigo. Cálmate, soy la clase de hombre que estaba destinado a ser, tú no hiciste esto, no tienes que culparte. Es el camino que yo elegí…- le susurró acariciándole la cabeza.
-Entonces debiste hacerlo hasta el fin, apegarte a tu papel, no debiste demostrarme que mi Lucian sigue allí, no debiste dejar que te ame  de nuevo. – le confesó y él la detuvo de los hombros para apartarla.
-No. Deja eso en el pasado. Tienes que dejarlo en el pasado y seguir, entiendes Claire. No puedes amarme, aléjate de mí – le dijo él con urgencia.
- ¿Y dejarte a ti detrás? Ya lo hice una vez, te creí, fui una tonta que te creyó cuando me alejaste. Dime, acaso eso nos hizo felices…
-Ya basta.
-Tu intento de  alejarme para protegerme es un asqueroso fracaso, Lucian Crow, porque lo único que yo he necesitado es a ti. Sólo a ti, no debiste escuchar a tu padre…no me importaba perderlo todo si te tenía a ti.
-¿Estás loca? No podría verte herida, jamás dejaría que algo te pasara.
-¿ Y te sacrificaste a ti mismo?
-Aquella vez te vi llorar…-  soltó sin darse cuenta y ya no pudo callar
-¿Cuándo?
-El día que te dejé, caminaste hasta tu casa como un autómata…
-¿Me seguiste?
-Luego te dejaste caer y empezaste a llorar como si estuvieras rota. Estaba escondido en la esquina y quise correr a consolarte. Pero sabía que no podía, tenía que protegerte así, desde las sombras.
-Lucian…-dijo ella y levantó la mano hacia su rostro para acariciarlo.
-Ya está, Claire. Sabes lo que querías saber, puedes irte en paz- dijo quitando su mano.
-No quiero irme, voy a quedarme contigo. Ahora ya todo está bien- insistió la mujer.
-Claire, el pasado no cambia el presente. Sigo siendo el mismo hombre contra el que peleabas un mes atrás. He hecho muchas cosas que tú no aprobarías.- dijo apartándose de ella y se fue hacia el ventanal como si no tuviera el valor de mirarla a los ojos. Lo siguió y lo abrazó por la espalda, pegando su cabeza contra él. No iba a dejarlo, no importaba qué hubiese hecho, no iba a abandonarlo de nuevo.
-Dije que te amo, ¿qué gracia tendría amar sólo lo bueno de alguien? Te amo a ti, todo lo que tú seas ….te amo, Lucian.
-Yo no puedo amarte, Claire, no como tú quieres. Nuestros mundos se alejaron hace mucho tiempo. Lo que pudo ser para nosotros, quedó atrás, en el pasado.
-Está bien, me conformaré con lo que puedas darme…
-Claire- dijo él dándose vuelta hacia ella y tenía de nuevo el mismo tono atormentado.
-Aún no lo entiendes ¿verdad?. No puedo perderte dos veces, Lucian. He vivido a medias doce años, no me pidas que vuelva a hacerlo, no seas tan cruel. También yo quiero protegerte, no puedes imaginar lo que sentí al verte llegar al hospital aquella noche, sólo pensar que podías morirte me enloquecía. Quería verte de nuevo, aunque fuera para gritarme o despreciarme,  quería escucharte decir mi nombre y tu silencio me sumía en la desesperación.
Nunca me sentí así, ni en mis peores momentos me sentí así. Dices que no puedes amarme como deseo, que lo que soñamos una vez no es posible ya…tal vez tengas razón, hemos cambiado, han pasado tantas cosas, pero aún así queda algo entre nosotros. Supongo que no habrá matrimonio, hijos, y una vida idílica, pero no me apartes de tu lado. Acepto tu oferta…
-¿De qué hablas? – dijo y trató de que su voz sonara clara porque la emoción lo embargaba. Que ella le confesara sus sentimientos de tal manera lo conmovía. Quería aferrarse a ella con todas sus fuerzas, pero ya era tarde.
-Dijiste que si quería acostarme contigo estabas dispuesto, ¿lo recuerdas?
-¡Diablos Claire!
-Lo dijiste hace doce años y hace poco también, de acuerdo, acepto la propuesta. Pasa esta noche conmigo, Lucian – dijo acercándosele y se puso en puntas de pie para besarlo.
Fue un beso suave, provocador y causó el efecto deseado. Lucian le respondió y la abrazó contra sí.
-Claire…estás loca.
-Sí, pero te necesito – dijo ella y él la abrazó elevándola unos centímetros de suelo
-Está bien, pero esto es lo único que puedo darte, es lo único que tendremos…esta noche – le dijo con seriedad como si aquello fuera una pesada sentencia para ambos.
-Entonces tendrás que hacer que valga por toda una vida – lo provocó. Él se apartó un poco , le sonrió y la levantó en brazos para llevarla al dormitorio.
La acostó sobre la enorme cama, las sábanas estaban frías y Claire pensó que lo único con calidez en aquel palacio de hielo era el hombre que amaba, Lucian se echó  junto  a ella y  la besó.
Claire había esperado la misma urgencia de la vez anterior, pero el beso era delicado, tan suave como el que ella le había dado a él. Como adivinando sus pensamientos, él le respondió.
-Iremos despacio…tenemos todo el tiempo del mundo.
-Toda la noche- dijo ella abrazándolo por el cuello.
-Nuestra parte de eternidad – le respondió e intensificó el beso.
Claire pensó que también era su parte de paraíso.
Había dicho que no podía amarla, pero la estaba amando, aunque fuera con su cuerpo iba a convencerlo, iba a lograr que ambos tuvieran la oportunidad que se les había negado. Se pertenecían, no había dudas sobre ello, podía sentirlo con cada beso.
Poco a poco , él aumentó la intensidad de sus besos, exploró su boca con maestría, despertándola, la pasión empezó de a poco , pero tras unos segundos de besarse no fue suficiente. Claire le pasó las manos por el torso, y empezó a desabrocharle la camisa, él se apartó un poco y terminó de quitársela él mismo. Ella volvió a acariciarlo, deslizando sus dedos por el musculoso abdomen, por sus costados y al sentirlo encogerse bajo sus manos, recordó su herida.
-Tus costillas…- exclamó preocupada.
-Shhh, estoy bien, doctora. Es tu turno ahora – le dijo y la ayudó a quitarse la remera. Después descendió sus manos y le desabrochó el pantalón para quitárselo en un fluido movimiento. A Claire no le agradó aquella pericia para desvestir mujeres, pero no tuvo mucho tiempo de pensar en ello porque él se quitó los pantalones y se quedó arrodillado en la cama mirándola Ambos sólo tenían su ropa interior, y aunque ella había buscado aquella situación se sentía algo cohibida, sobre todo cuando él la miraba así.
-Eres hermosa, Claire, quiero verte- dijo y entre caricias le quitó las prendas de encaje dejándola totalmente desnuda.
-Lucian…-pronunció en tono de queja.
-Quiero verte, quiero recordarte así, desnuda en mi cama, quiero guardar cada detalle- le dijo y ella supo que hablaba en serio, que para él era hermosa y se sintió segura y sensual. Quería tentarlo, quería atraerlo y nunca dejarlo ir.
Lucian se sentía en medio de un sueño, y ya no le importaba, durara un segundo o una vida , iba a vivirlo. Claire estaba en su cama, el pelo derramado, ruborizada, los ojos cargados de deseo y su piel resplandeciente. Era suya.
Quería grabar esa imagen para siempre.
-Mi amor…-susurró ella e inmediatamente las manos y los labios de él empezaron a recorrerla.
Era una lenta tortura, empezó despacio acariciando sus pies, luego sus manos se deslizaron por sus piernas, hasta casi llegar a sus muslos, entonces pasaron a sus caderas y su cintura, mientras él se inclinaba a lamer sus senos.
Claire empezó a gemir al sentir su boca cálida y su lengua estimulando sus pezones. Involuntariamente se elevó hacia él para tenerlo más cerca, Lucian volvió a besarla en los labios al tiempo que una de sus manos descendía hasta su centro, para acariciarla íntimamente.
La vez anterior se habían sumido en una pasión vertiginosa y desesperada, esta vez era lenta, como espirales que los envolvían, ante la posibilidad de tener ese único momento querían prolongarlo todo lo posible.
Sin embargo, cuando los dedos de él comenzaron a explorarla y acariciarla, Claire sintió que no aguantaría mucho más.
-Por favor, por favor…-gimió sin ser consciente de lo que estaba pidiendo. Sólo lo quería a él, quería tenerlo muy cerca, quería fundirse con Lucian.
-Mi Claire….-susurró él mientras aumentaba la presión de sus caricias y le besaba el cuello.
-Te necesito- le dijo ella y elevó las caderas para incitarlo a acabar con los juegos preliminares y poseerla.
Tampoco Lucian podía seguir conteniéndose, se quitó los bóxers que llevaba, separó sus piernas con delicadeza y se acomodó sobre ella. Claire le abrazó las caderas inmediatamente para unirlo a ella y Lucian en un fluido movimiento la penetró.
Ambos gimieron al unirse, estaba mirándose el uno al otro y las sensaciones eran indescriptibles, casi como si sintieran lo que el otro sentía.
Simplemente estaban completos, habían llegado al lugar al que pertenecían. Claire respiraba agitada, sólo podía sentir, sentir como Lucian la llenaba dándole un inmenso placer. Su presencia en su interior la estimulaba devolviéndole la vida. Lo sentía formar parte de ella , eso la hacía feliz y le daba paz.

Lucian siempre había sabido que Claire era la única que podía darle aquel placer, con ella se unía su cuerpo y su corazón. Sentirla recibirlo en su interior y retenerlo como si no quisiera separarse de él era increíble.
Empezó a moverse con  movimientos lentos y profundos.
No iba apurarse ni tomarla como un loco, iba a amarla lentamente por cada año que la había esperado, por cada año que no la tendría. Sin embargo  controlarse era muy difícil, más cuando ella respondía de aquella manera, apretando sus talones en sus caderas para  atraerlo hacia sí, aferrándose a sus hombros o elevándose un poco para besarle el cuello mientras él se movía en su interior, entrando y saliendo en el más antiguo de los rituales.
Los dos se fueron llevando al límite del placer, hasta que las penetraciones de Lucían  se volvieron más urgentes y poderosas.
De pronto cambió de posición, pasó las manos por la espalda de ella y la levantó, se arrodilló sobre la cama y la llevó con él, quería abrazarla mientras le hacía el amor, quería tenerla tan cerca como fuera posible,
Se tenían uno al otro como si no fueran a dejarse ir nunca.
-Te amo….-susurró Claire mirándolo con profundo amor, él le respondió besándola y llenándola con intensidad y el cuerpo femenino se contrajo al llegar al máximo placer.
Y fueron esas contracciones las que también lo llevaron a él al clímax.
Se quedaron unidos y abrazados un rato, sentían que estaban en medio de un naufragio y que si se soltaban se perderían para siempre. Cuando cayeron en la cama y Lucian se derrumbó  sobre ella, Claire siguió abrazándolo con sus piernas para mantenerlo en su interior y abrazó su cabeza contra ella para cobijarlo.
Él la había protegido, ahora ella sería su refugio y su escudo, con infinita ternura le besó la frente húmeda por el sudor.
Poco a poco, él se recobró y se separó acostándose a un lado, pero antes de que Claire protestara la atrajo hacia sí y la envolvió en sus brazos.
-Te amo, Claire, siempre te amé- le dijo y luego con un delicado beso limpió las lagrimas que ella vertió al escucharlo decir aquellas palabras.

Claire se removió inquieta en la cama, abrió los ojos y se dio cuenta que ya había amanecido y que estaba sola.
Sintió pánico, se levantó desnuda envolviéndose con la sábana para buscar a Lucian.
Salió de dormitorio y tuvo la esperanza de encontrarlo haciendo el desayuno, pero no estaba en la cocina. No estaba en ningún lado de la casa.
Fue a ducharse, luego se vistió y se sentó a esperarlo.
Dos horas después, él seguía sin aparecer, intentó llamarlo pero no contestaba su teléfono.
Finalmente decidió ir a buscarlo, quizá había ido a la oficina y no había querido despertarla.
Abrió la puerta y se encontró a uno de los guardaespaldas.
-¿Lucian? – preguntó.
-Se fue muy temprano, me pidió que le diera esto – dijo el hombre y le entregó un papel doblado. Claire lo tomó y volvió a entrar para leerlo.

“Dije que sólo tendríamos esta noche. No me esperes. Cuídate, no llores, no sufras, olvídame y no me esperes más”

¿Qué significaba eso?
Salió de prisa, iba a encontrarlo, ahora no había manera de que ella lo dejara ir, Lucian había dicho sinceramente que la amaba, y desde su punto de vista eso era todo lo que necesitaba. Una vez el mundo los había derrotado, esta vez no sería así.
Al salir el guardaespaldas la siguió.
-El señor me pidió que la acompañara hasta su casa- le dijo serio.
-A donde va a acompañarme es a la empresa Gladius, y si él no está allí, iremos a recorrer toda la ciudad- contestó con decisión y el hombre no tuvo más opción que seguirla.

Claire llegó a la oficina a buscarlo, pero la secretaria le dijo que no había ido a trabajar aquella mañana. La chica no le creyó y entró a la oficina aun cuando la empelada intento impedírselo, pero estaba vacía.
Sin embargo no se rindió tan fácilmente, buscó por las demás oficinas de la empresa hasta que estuvo segura que él no estaba allí.
Ya era mediodía y no sabía donde más buscarlo, la secretaria le había jurado que no sabía nada sobre él, de hecho era raro que faltara a su trabajo.
Sólo se le ocurría otro lugar donde buscar, la guarida del lobo.
Con dieciocho años no se había animado ni a golpear la puerta de aquel lugar para preguntar por Lucian, ahora estaba dispuesta a tirarla abajo, y después de todo tenía un par de guardaespaldas para protegerla.
Sin dudarlo, fue hasta la casa de Cristian Crow, él debía saber dónde estaba su hijo, incluso era probable que hubiera vuelto a chantajearlo o amenazarlo.
A medida que se acercaba, se dio cuenta que algo había pasado, había varios autos y mucha gente.
Corrió para acercarse y  en medio de empujones logró colarse para ver qué sucedía. Había periodistas y fotógrafos,  sorprendida vio como la policía sacaba esposado a Cristian Crow y lo metía en un auto para llevárselo detenido.
Buscó con la mirada para tratar de localizar a Lucian, pero no lo pudo ver por ningún lado, había tanta gente que era difícil moverse. Aunque poco después sus guardaespaldas se encargaron de despejarle el camino para que ella se desplazara con comodidad. Se detuvo un momento ante un equipo periodístico que había terminado de transmitir para preguntarles qué sucedía.
-Parece que al viejo le llegó la hora de pagar por sus delitos, los tipos que arrestaron por el sabotaje en la fábrica y la explosión, mencionaron muchas cosas que implican a Crow en el mundo delictivo…esta vez no va a escaparse tan fácil.
-¿Y el hijo? – preguntó ansiosa, la aliviaba que el padre fuera castigado por sus crímenes, pero ¿cómo afectaba aquello a Lucian?
-Según sé, Lucian Crow está en tribunales, se presentó voluntariamente  esta mañana. Creo que también está acusado por algunas cosas, y además está complicado por lo de la contaminación del rio…espere, ¿usted no es la doctora que lo acusó? – preguntó el hombre y Claire sintió que el mundo se le venía encima.
¿Lucian también iría preso? Y sí, ella era la que lo había acusado…No podía creerlo.
-En un rato se trasmitirá una entrevista que grabó ayer- intervino otro de los periodistas y Claire reaccionó.
-¿Una entrevista?
-Sí, Crow la grabó ayer en la mañana y pidió que recién la trasmitieran hoy. Seguramente tiene mucho que contar estoy ansioso por saber lo que dijo.- comentó y la chica se alejó, las piernas le temblaban. Aquello no podía estar pasando, no podía ser la culpable de que él terminara preso.
Sintió que iba a caerse pero unos fuertes brazos la detuvieron. Era uno de los guardaespaldas.
-Vamos, señorita, la llevaré a su casa.
-No a mi casa no, a tribunales…-insistió ella.
-No creo que la dejen verlo.
- Por favor – rogó y el hombre asintió. Luego sosteniéndola por los hombros la llevó hasta un auto donde esperaba el otro guardaespaldas y un chofer.
La ayudó a  subir y luego dio la indicación de ir a tribunales. Para su pesar, no logró verlo, pidió, discutió, argumento y nada surtió efecto.
Lucian estaba siendo interrogado y estaba incomunicado.
Claire se fue totalmente frustrada, hubiera deseado quedarse y esperar, pero también había otra cosa que quería hacer, ver la entrevista que él había dado.
No le había dicho nada la noche anterior y ahora ella entendía porque había sido tan categórico sobre que aquella sería su única noche, él sabía muy bien lo que iba a sucederle al día siguiente.
Una vez más la había dejado en la ignorancia para protegerla.
La llevaron a su casa, y cuando estaba por entrar ella les pidió a sus custodios que se retiraran.
-Estoy bien, ya pueden irse, no es necesario que sigan detrás de mí todo el tiempo – dijo pensando que era Lucian quien necesitaba más cuidado ahora.
- Nuestro trabajo es cuidarla, ya han pagado nuestro contrato por seis meses, de hecho ayer lo renovaron y se pidió que dobláramos la cantidad de agentes.
-Pero…
-Descanse – dijo el hombre y se alejó, aunque Claire sabía que seguirían cerca para cumplir con la tarea que Lucian les había asignado.
Entró y prendió el televisor, faltaban sólo veinte minutos para que trasmitieran la entrevista. Se debatía entre ver y no, ¿qué había planeado Lucian para sí mismo?
Se sentó en el sillón y en un gesto nervioso se estrujó las manos hasta hacerse doler. Antes de la entrevista pasaron las noticias de la detención de Cristian Crow.
Los ojos se le llenaron de lágrimas cuando vio a Lucian en pantalla, mientras la conductora lo presentaba se lo veía tan calmado, aunque ella podía descifrar que no era calma sino resignación.
Él habló primero sobre la situación de Gladius, explicó que había sido puesta en el mercado de valores casi un año atrás y que ahora había una junta de accionistas que se haría cargo de dirigir la empresa, había dimitido de su cargo un mes atrás, aunque recién ahora se haría efectiva su renuncia.
Luego ante la pregunta de la periodista admitió que su padre y él habían sido denunciados y que él se presentaría voluntariamente ante la justicia.
También contó sobre el atentado a la fábrica y la relación que tenía eso con el mundo del crimen. Y por último habló de ella.
Mejor dicho, reconoció que las acusaciones de la contaminación del río eran ciertas, que se estaban tomando medidas para subsanarlo y pedía disculpas, a la Doctora Claire Wild y a toda la comunidad que se había visto afectada.
O sea, había limpiado su nombre.
Cuando la entrevista terminó, Claire apenas distinguía la pantalla.
¿Se suponía que así terminaba todo? No quería, se rebelaba contra ese cruel destino.
Llevaba media hora pensando y tratando de encontrar una salida cuando llamaron a la puerta. Era Jacob. Lo hizo pasar y él dirigió una mirada al televisor que aún seguía prendido y sintonizado en la televisora que había trasmitido la entrevista.
-¿Lo viste? – preguntó preocupado.
-Sí, lo vi. Tengo que ayudarlo, debe haber una manera – dijo ella y él la tomó de los brazos para obligarla a mirarlo.
-Claire, puede ir preso, será mejor que lo dejes.
-Yo le hice esto....yo no sabía- susurró ella.
- Oye, no es culpa tuya, está acusado de muchas más cosas, no se trata sólo lo de la contaminación. Y además si es responsable debe pagar, tú hiciste lo correcto. Defendiste lo que creías...
-Pero no sabía el precio, Jacob. No quiero verlo herido. Además estoy segura de que su padre es responsable de muchas de las cosas de las que lo acusan a él... tengo que ayudarlo.
-¿Qué harás si es verdad? Si es culpable de todo lo que lo acusan...
-Él se hundió en las sombras por mí, así que si fuera verdad, me encargaré de arrastrarlo hacia la luz...y me quedaré a su lado para curarle las heridas. Lo amo – dijo ella reconociéndolo por primera vez frente al médico.
-¡Oh cielos! ¡¿Qué haremos contigo?! – exclamó y se sentó en el sillón.

Los días siguientes fueron caóticos. Luego de su declaración, Lucian había quedado detenido por los cargos de la contaminación del río y por sobornos.
Claire había intentado verlo por todos los medios, pero no lo había logrado. Ni siquiera cuando habían permitido visitas pudo verlo, porque Lucian no quiso recibirla.
Jacob la puso en contacto con un abogado y éste la asesoró acerca de las cuestiones legales y las posibles consecuencias que enfrentaba Lucian.
La mujer decidió investigar por su cuenta y encontrar pruebas que lo ayudaran, más allá de lo que sentía por él, estaba segura que un hombre que había arriesgado su vida para salvar a los trabajadores no podía ser tan malo.
Pidió licencia en el hospital  a pesar de los regaños de Jacob, por primera vez en su vida, su trabajo no era la prioridad. Tenía mucho que hacer, mucha gente con quien hablar.
Las gestiones de Claire finalmente tuvieron resultado, descubrió que no era Lucian quien había ordenado suprimir las medidas de seguridad en las fábricas sino su padre y por ello se había producido la contaminación. Además logró que el hombre que se lo dijo, uno de los supervisores, accediera a declarar en el juicio, así mismo consiguió otras pruebas que al menos lo libraran de aquel cargo, también consiguió que declararan los obreros que había salvado y las pruebas de las muchas donaciones anónimas que hacía.
Antes se había dedicado a mostrarlo como un monstruo, ahora haría todo lo posible por mostrar el lado bueno de él, no importaba que hubiera hecho cosas ilegales ella iba a mostrar que  había algo rescatable en él, que no merecía una condena absoluta.
Y esperó hasta el día del juicio, su única oportunidad de verlo.
Jacob la acompañó, necesitaba algún tipo de apoyo. Cuando Lucian ingresó ni siquiera la miró y ella le aferró la mano con fuerza a su compañero, necesitaba un ancla.
Pensó que los recuerdos de aquel día serían confusos porque aunque prestaba mucha atención a cada palabra, a cada gesto, sentía que estaba ausente.
La voz de él mientras contestaba o declaraba sonaba hueca y a ella le dolía verlo así.
Quería gritarle que no se diera por vencido, que luchara, que fuera el Lucian temible que había sido en los últimos años. Pero se quedó en silencio, siendo testigo de cómo lo juzgaban.
Si pudiera volver el tiempo atrás, si pudiera evitar que doce años atrás se sacrificara por ella , eso no estaría sucediendo.
¿Qué hubiera sido de él si ella no hubiese aparecido en su vida?
Pero los “y si” eran posibilidades quiméricas, no servían para cambiar el presente, sólo para perturbarla pensando en los distintos caminos que pudieron tomar y no tomaron.
La realidad era aquella, la realidad era que Lucian , a pesar de ser absuelto de muchos cargos no había podido librarse de otros, y había sido condenado a dos años de prisión.
Ella se puso de pie y se le acercó cuando se lo llevaban.
-Lucian…-lo llamó pero al girarse no la miró a ella sino a Jacob que estaba detrás.
-Llévatela de aquí – pidió sin más y siguió caminando, mirando al frente, sin volverse a verla ni una vez.

Estar preso no era tan malo, afortunadamente su mala reputación servía para algo y no tenía demasiados conflictos. Debía mantenerse alerta, pero también podía estar solo en su celda y dejar que su mente descansara un poco.
Aquella expiación de sus malos actos le daba un poco de paz, por primera vez se sentía libre, lo cual era muy contradictorio. Pero ya no tenía que hacer cosas que no quería, su padre también había sido condenado pero al contrario que él, su condena era de muchos años.
Tanía la sensación de que las cosas se habían acomodado, que habían vuelto a su lugar.
Lo único que seguía atormentándolo era el arrepentimiento por la noche que había pasado con Claire, sabía que no debía haberlo hecho, que sólo les causaría más dolor a ambos.
Debería haberla echado de su casa, pero él ya sabía de su inminente detención cuando ella llegó a verlo, ya había jugado todas sus cartas y al tenerla allí confesándole que lo amaba, no había podido resistirse.
Había sido egoísta y mezquino, pero qué le hacía un pecado más cuando la necesitaba. Sólo que aquella noche le había dado esperanzas a ambos y él sabía que no debía ser, era hora de cortar con aquel destino que los había lastimado, estaba cansado de luchar.
La amaría siempre, eso era innegable, lo había sido desde el principio, pero ya era hora de dejarla ir, esperaba que ella hiciese lo mismo. Aunque no parecía  algo fácil, seguía viniendo y pidiendo verlo sin importar que él se negara.
Sacó de su bolsillo la carta que ella le había enviado y la releyó, ya el papel comenzaba a ajarse de las veces que la había leído.

Mi amor:
                  ¿Estás bien?. Espero que seas fuerte y resistas, come bien, duerme y no te enfermes.
Yo estoy bien, tus guardaespaldas siguen tras de mí como cachorritos y la gente a mi alrededor cuida de mí, no tienes que preocuparte.
No importa si no quieres verme, estoy aquí, y estaré cuando salgas. Nos hemos esperado tantos años, ¿qué importa un poco más?
Puedo ser más testaruda que tú, voy a esperarte aunque no quieras.
Pero esta será la última vez, luego no te dejaré ir más.
Te envié libros para que el tiempo pase más rápido, por favor, por favor, vuelve a mí.
Y cuando sea muy difícil cierra los ojos y vuelve a nuestra noche eterna, yo siempre lo hago, siempre estoy contigo.
Te amo, Lucian.
                                            Claire

Lucian se acostó en la cama, puso el papel sobre su corazón y cerró los ojos.
Había mentido, no se arrepentía de aquella noche, era lo único que tenía ahora. Podía cerrar los ojos y volver a ella. Claire siempre había sido su lugar, donde él pertenecía, donde ansiaba regresar, donde era feliz y tenía paz.


8 meses después…

Claire terminó de atender a su último paciente, colgó su delantal en el perchero, tomó su bolso, suspiró y salió de prisa. Casi se chocó con Jacob al salir.
-Iba a buscarte, ¿ya te vas?
-Sí…
-¿Estás lista para el gran día? – preguntó él y ella sonrió.
-Más que lista…pensé que no llegaría nunca.
-¿Quieres que te acompañe?-preguntó pero al ver la mirada de ella, sonrió- Imagino que no, quieres ir sola.
-Jacob..
-¿Sí?
-¿Cómo me veo? – preguntó insegura.
-Preciosa, Claire, estás preciosa.- le contestó y ella sonrió. Jacob se guardó para sí el pensamiento de que estaba mucho más delgada y de que era la primera vez en meses que una sonrisa le llegaba de verdad a los ojos. Deseó con todo su corazón que aquel hombre fuera digno de ella.

Claire había comprado un auto, y cuando un embotellamiento la retrasó, pensó que habría sido mejor ir a pie.
Liberaban a Lucian aquel día, su buena conducta le había permitido acceder a una sentencia menor,  quería llegar a tiempo, ser la primera persona en verlo.
Llevaba ocho meses sin saber nada de él, no la recibió jamás los días de visita ni contestó sus cartas, ahora no podría seguir evitándola.
Iba a estar allí cuando saliera e iba a abrazarlo con fuerza.
Hizo sonar la bocina preocupada por llegar tarde.
Los ojos de Claire perdieron su brillo cuando el guardia le dijo que Lucian ya había salido y se había marchado.
-No puede ser, aún falta media hora para su salida – protestó ella y se inclinó sobre los papeles que tenía el hombre- Fíjese de nuevo, por favor…- pidió y el guardia echó otro vistazo.
-Lo siento, él ya no está aquí.- le informó.
Claire miró hacia todos lados, buscándolo pero al final se rindió y se subió a su auto. Quizá no estuviera muy lejos y pudiera darle alcance.

Cuando se aseguró que ella se había marchado, Lucian salió.
-¿Estás seguro, chico? – preguntó el guardia.
-Sí, es lo mejor. Gracias – le dijo al guardia que había mentido por pedido suyo.
Respiró profundo , llenándose los pulmones de aire. Era bueno estar libre, no había sido una experiencia agradable estar preso, pero para ser sincero él había tenido momentos mucho peores en su vida. Por suerte había salido ileso, la oscuridad de la cárcel era sólo un poco más en su historia llena de sombras.
Y ahora era sólo un mal recuerdo, sin embargo, no iba a cargarla a ella con sus estigmas.
Si estuvieran juntos, tarde o temprano alguien usaría su oscuro pasado para herirla a ella, incluso los comentarios malintencionados la podían afligir.
Su brillante Claire no lo merecía. Quería que fuera muy feliz.
Se acomodó en el hombro las correas del bolso con sus pertenecías y echó a andar, en el sentido contrario al que había ido ella.

Llevaba un mes buscándolo sin tener noticia alguna, parecía que se lo hubiera tragado la tierra.
Lucian había vendido su departamento, no tenía relación alguna con la empresa ni tampoco familiares cercanos. No sabía dónde buscarlo, era probable que él se hubiera marchado muy lejos.
Por primera vez, Claire se preguntó si debía rendirse.
Después de todo, ella sólo le había traído problemas. Su amor por ella, siempre lo había herido.
Tal vez era hora que en nombre de ese amor, se alejara de él.
Ya estaba libre de la influencia nefasta de su padre, ahora debía liberarlo de la suya.
Lucian tenía derecho a ser feliz, a dejar de sacrificarse o vivir su vida según los designios de los demás.
Lo amaba, lo amaba con todo su ser, todo lo que habían pasado, aquel destino enredado que tenían había hecho que su amor fuera mayor. Ya no era el amor idílico de una adolescente, era un amor pleno, que abarcaba las luces y las sombras.
Era un amor que deseaba lo mejor para el otro. Iba a dejarlo ir, deseando que en otra vida pudiera amarlo sin que eso les causara daño.

A la mañana la despertó la llamada de su hermana menor. No le había contado todo lo sucedido para no preocuparla.
-Claire, tengo buenas noticias, no podía esperar para contártelo– le dijo cuando la atendió.
- Dime, me hace falta escuchar de ésas- contestó.
-Serás tía – le dijo y ella empezó a dar gritos de alegría y felicitarla.
-¿Cuándo?
-  Estoy en el segundo mes, así que falta , tendrás tiempo…
-Está bien, ya tienes médico verdad, ve a todos tus controles, tienes que comer bien…
-¡CLAIREEEEEE! , ya está bien, tengo demasiado con Marco controlándome cada momento.
-Cierto, ¿cómo está él?
-Feliz y aterrado, e insoportable y adorable…
- Me alegra Lucy, me alegra mucho.
-Claire…-susurró su hermana como si dudara ante lo que iba a decirle.
-¿Pasa algo?
-No sólo quería decirte que te quiero mucho, gracias por cuidar siempre de mí…y…no te rindas.
-¿Qué?
-Lucian Crow, si lo amas no te rindas..
-¿Lo sabías? – preguntó sorprendida.
-Tengo televisión , internet y además muy buena memoria. En aquellos días escribías su nombre por todos lados…llenabas hojas con su nombre y haciendo corazones. No dije nada porque imaginé que tenías tus razones para ocultármelo y que ya era demasiado complicado para ti, pero sabía que el hombre que enfrentabas, el que luego fue detenido, era él, tu amor.
Ella gimió angustiada  sin poder responder.
-¿Claire, ¿él te ama? – preguntó su hermana
-Sí…-alcanzó a decir con la voz entrecortada.
-Entonces no te rindas.
-Pero le hago daño…- dijo ella.
-No creo que sea verdad, pero pueden dedicarse a hacerse bien el uno al otro durante toda su vida. Ya vivieron todo lo malo, ¿verdad? Les toca vivir lo bueno ahora…-
-Gracias- dijo sinceramente con el corazón conmovido y decidió intentarlo una última vez.
¿Pero cómo podía averiguar dónde se ocultaba?
De pronto tuvo una idea. Salió a la calle e inmediatamente uno de sus guardaespaldas se acercó.
-En serio, no me acostumbro a esto. ¿Cuánto tiempo más me custodiarán? – preguntó ella con un toque de diversión.
-Nos renovaron el contrato no hace mucho, creo que cuatro meses más. ¿Sucede algo? – preguntó el hombre.
-No, esta vez necesito información – dijo y el custodio elevó las cejas.
-Ustedes han custodiado a Lucian en el pasado, ¿verdad?
-Sí, así es.
-Sabe si tiene otro lugar, además de su departamento y su empresa, ¿otro lugar donde pueda estar? Quizá alguna vez lo acompañaron, trate de recordar, por favor…- pidió ella.
-Espere un momento – dijo él y tomó la radio con la que se comunicaba con los demás agentes – Necesito que me digan todos los lugares a los que recuerdan haber acompañado al Sr. Lucian Crow cuando lo custodiaban.
-G R A C I A S – moduló ella en silencio mientras la radio se llenaba de mensajes de posibles lugares donde podía encontrarlo.
Y ese no fue el único favor que le debía a sus custodios, también les debía que la hubieran dejado ir sola hasta allí.

Apenas uno de los custodios mencionó el lugar, Claire supo que era donde él estaba.
Debería haberlo sabido, aquello era una señal. Condujo hasta el lugar y notó que apenas había cambiado en aquellos años.
Bajó y caminó despacio, estaba algo asustada, pero para ganar tenía que jugarse entera.
Se detuvo un momento ante la puerta, tomó aire, se dio valor a sí misma y golpeó.
Aquella era su segunda vida y estaba a punto de empezar.

Lucian se extrañó cuando llamaron a la puerta, nadie sabía que estaba en la casa de fin de semana y tampoco esperaba visitas. Estaba preparándose la cena, así que dejó las cosas sobre la mesada de la cocina, se limpió las manos y caminó hacia la puerta.
-Hola – dijo Claire cuando él le abrió y se quedaron mirándose unos minutos. Con un solo vistazo, ella lo abarcó entero, se dio cuenta que llevaba el cabello más largo, barba de un par de días y estaba más delgado. Aún así se veía muy bien, y había algo diferente en él, como si estuviera en paz.
-Claire- susurró sin poder creer lo que veía- ¿qué haces acá?
- La última vez que estuve en este lugar dijiste que ibas a asegurarte de estar cerca de mí, para verme,  que no querías perderte nada, estar cuando despertara, cuando sonriera, cuando me durmiera, abrazarme si lloraba, hacerme bromas si estaba preocupada, ibas a estar allí amándome cada segundo. Vine a hacerte cumplir tu palabra…
-Pero – dijo él y ella le puso un dedo sobre los labios y entró a la casa.
-Basta de peros Lucian Crow…- le dijo y con el pie cerró la puerta detrás de ellos. Él la apartó y se puso serio.
-No podemos, ¿de verdad quieres estar con un ex convicto? Claire esta relación que tenemos no es sana…
-Cállate de una vez. Yo te dejé ir, y tú a mí. Pero pedí volver a amarte en otra vida. Ésta es nuestra segunda vida, Lucian. Esta vez nada va a salir mal , empezaremos de nuevo, vamos a amarnos sin miedo, sin sombras…- le dijo ella pero el hombre notó su inseguridad, se dio cuenta que era un pedido más que una afirmación.
Y sonrió, porque ella tenía razón, porque una segunda oportunidad era algo extraordinario. Era un milagro.
Con ella allí, parecía muy simple, un hombre y una mujer que se amaban. Eso era todo, por primera vez en muchos años vio un camino recto delante de ellos. La abrazó contra sí.
-Te extrañé – dijo susurrando contra su cabello.
-Y yo – dijo ella, entonces Lucian la besó. Y luego volvió a besarla y no dejó de hacerlo durante mucho tiempo.


Los rayos de sol que se filtraban por la ventana lo despertaron, se estiró y abrió los ojos con pereza. Se asustó al ver que  la cama estaba vacía, por un segundo temió que todo hubiera sido un sueño. Que Claire no hubiera ido a buscarlo, que no hubieran hecho el amor hasta agotarse, que no estuviera junto a él. La había soñado tantas veces en esa casa, que quizá hubiera enloquecido extrañándola. Sin embargo unos ruidos lo terminaron de despertar y una sonrisa plena se dibujó en su rostro.
Se envolvió en la sábana y caminó descalzo hasta la cocina.
Ella estaba preparando el desayuno y siendo muy ruidosa, como si lo presintiera se giró apenas él se apoyó en el umbral.
-Buenos días …- la saludó y ella le devolvió la sonrisa.
-Buenos días, ¿dormiste bien?
-Sí, ¿ y tú?
-Muy bien – contestó sonriendo. Se había despertado muchas veces para mirarlo dormir a su lado y asegurarse que fuera real.
-¿Qué haces?
-El desayuno, ésta vez me tocaba a mí, ¿verdad? – le preguntó y los dos se miraron. Eso habían acordado allí más de trece años atrás, que la próxima mañana que despertaran juntos, ella haría el desayuno.
-Sí, era tu turno.
-Lamento la demora.-contestó Claire y se acercó a besarlo.
-Está bien, nos pondremos al día. También vamos retrasados con lo demás- dijo Lucian acariciándole el cabello.
-¿Lo demás?
-Sí, casamiento, perro…cinco…-contestó él divertido.
-¿Cinco?
-Nuestros cinco hijos…- le respondió y ella río.
-Vamos a estar muy ocupados poniéndonos al día con todos esos planes.- evaluó.
-Sí, mucho. Y además el desayuno se va a enfriar – le dijo Lucian y la cargó en brazos para llevársela al dormitorio.
Tenían toda una vida por delante para estar juntos y aún así no les parecía suficiente. Sin embargo habían aprendido a amarse y disfrutar cada segundo de la felicidad por la que se habían esforzado tanto.
Ahora ya no temían, habían llegado a su lugar, se habían encontrado el uno al otro.

 

Y la historia de Lucian y Claire llegó a su final, espero que les haya gustado. Muchas gracias por leerla y acompañarme, por hacer que esta historia que no pudo estar a tiempo para el concurso de Harlequin tuviera un lugarcito en ustedes.
Y mil gracias a mis sises y a Gaby que me alentaron, me dieron fuerza y creyeron en mí( más que yo misma)...las quiero y les dedico esta historia!!
Tengan una mravilloso 2013!

5 comentarios:

  1. Esperé a que concluyeras sis para decirte y repetirme pero es que contigo no me queda de otra, solo esperar que me creas y que aceptes lo que digo: escribes condenadamente bien!!! me crees verdad??? tienes que hacerlo, por que es la puritita verdad, pido tambien que tu imaginacion nos siga dando historias asi de geniales. besosss

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  2. Aaay mi querida Nata, es hermosa esta historia. Me ha encantado y lo repetiré (me uno a Jey en eso) tienes mucho talento, enserio es increíble.
    Gracias por compartir tus maravillosas historias con nosotras, ten un lindo 2013, lleno de mucha lectura y escritura. Y, es un gusto leerte y seguiré apoyándote (presionando jeje) para que escribas más y más. Besotes!!

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  3. Me ha gustado mucho, tanto que no me siento tan bien de que termine, pero que le vamos a hacer fue un final hermoso.

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  4. Ya sabes lo que te fui diciendo de esta maravillosa historia, mientras la ibas creando a pasos agigantados. Porque madre mía, lo qu ellegas a crear en pocos días. Lástima que no pudieras presentarla al concurso... Pero con la que lo hiciste, se be tu don para las palabras. Sabes que soy una enorme admiradora tuya. Por tus palabras y por como sumerges a la gente dentro de la historia. Eres fantastica!!!!!!!!!!!!!!!
    Y en cuanto a e´sta historia, amé el punto de que hubiera un lado mafioso. Esperando con gran ansiedad y curiosidad el como llegabas a su final, para ver tu don imaginativo en desarrolar un final y hacer bueno al pequeño mafioso jejejje
    La amo!!!!! Muchos besos guapa

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  5. Me encantoooooooo, llore, rei, me enoje, bueno son todas las emociones que me encantan sentir cuando leo una excelente novela y esta lo era, de verdad te felicito eres una maravillosa escritora, y seguimos al dia para leer todo lo que escribas.

    saludos

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