Les dejo el 11° cuento de mi saga, y uno de mis favoritos....
Aún
no era la época pero al recorrer el camino de regreso a su hogar, él podía
imaginar los árboles florecidos ,casi como si las etéreas flores de cerezo le
dieran la bienvenida.
A
medida que avanzaba sentía que su corazón se aligeraba, el paisaje familiar lo
llenaba de recuerdos y poco a poco, sin
darse cuenta, iba acelerando el trote de su caballo.
Regresaba
a su casa, y ansiaba ver la aldea, el castillo y mucho más aún a la gente que lo habitaba. Amaba las
aventuras y recorrer tierras lejanas, pero sólo había un lugar en el mundo al
que él pertenecía completamente y ahora podía
sentir con intensidad la llamada de
aquel lugar.
Cruzó
el poblado cabalgando deprisa, atravesó las puertas exteriores del Castillo
mientras los guardias lo saludaban y dio
los últimos pasos con sus ojos verdes brillando de alegría.
Apenas
atravesó el umbral , una menuda mujer rubia se lanzó sobre él para
abrazarlo y llenarlo de besos
-¡Mamá! ...- protestó Blaze que a
sus veintitrés años no aceptaba muy fácilmente tantas demostraciones de cariño.
Aunque su protesta no era muy real porque amaba a su madre tanto como ella a
él.
- ¡Oh cariño ! , es que te extrañé
mucho – respondió Fair y enlazó por la cintura a su alto hijo.- Vamos cuéntame
todo.
-Fair , dale un respiro, el muchacho
acaba de volver – resonó la voz de Caleb Blackdalion mientras se acercaba a su esposa e hijo . Sin
embargo, al llegar hasta ellos, envolvió a su hijo en un apretado abrazo .
Desde el día que habían sabido que
Fair estaba embarazada , Caleb le había prometido que a su primer hijo y a
todos los que llegaran después , jamás les faltaría amor, ni demostraciones de
cariño que les hicieran saber cuan amados eran. Y así había sido. Cada día Fair
trataba de compensar la falta de cariño de su infancia y juventud y Caleb Blackdalion , que seguía siendo serio
e incluso un poco frío con los demás , era muy demostrativo con su familia.Ambos
habían decidido que sus hijos siempre se sintieran queridos y así se sentían
los cinco vástagos de la pareja.
Blaze sonrió a sus padres, había
disfrutado su viaje pero estaba contento de volver a casa. La sed de aventura
corría por su espíritu sin embargo si
pasaba demasiado tiempo lejos, lamentaba no ver crecer a sus hermanos menores y
temía que las travesuras de las gemelas terminaran mal si él no estaba presente
para cuidarlas. Además de temer por lo que podían hacer los mellizos Likaios
sin supervisión, aunque Lysander estaba bastante controlado desde su matrimonio
con Alina.
-¿Los abuelos? – preguntó Blaze
recordando a los pilares de la extensa la familia
-Bien, esperando tu regreso – contestó Caleb
-¿Y las gemelas?- Casi ni se animaba
a hacer aquella pregunta.
-Rechazando pretendientes como
siempre…y por suerte no han hecho nada más – contestó Fair con un gesto de
cansancio – También tus tíos y primos están bien, antes de que preguntes. Y tus
hermanos menores están en Levany de visita, vuelven mañana.
-Y los mellizos
siguen vivos – aclaró Caleb haciendo referencia a los jóvenes Likaios. – y no
han destruido nada en unos meses. Tal vez finalmente hayan madurado.
Blaze río, era bueno estar en casa.
-Muy bien si hay algo de comer, les
contaré las novedades.- dijo a sus padres
y en ese momento las dos únicas mujeres que superaban a Fair en demostraciones de cariño se lanzaron
contra él agitando sus rizos oscuros.
Blaze había pasado cerca de un mes
visitando a su prima Kristana en las lejanas tierras de Ildrake.
Lo había pasado muy bien allí ya que
adoraba a Krista y al bebé y , aunque odiara reconocerlo , también le agradaba
Sayen. De hecho lo consideraba un buen amigo , pero prefería seguir
molestándolo , después de todo no era bueno que el Señor de Ildrake se relajara
demasiado.
-¿Cómo están?- preguntó Elady ansiosa.
-Muy bien abuela, de hecho Kristana
ha hecho milagros allí. Ya saben que usó las aguamarinas del botín de la búsqueda
del tesoro para ayudar a mejorar la economía de Ildrake, bueno, todo marcha
bien ahora. Además tío Connor ayudó con los cultivos y Sayen se ha esforzado
mucho por sacar adelante a su gente. También él ha cambiado, creo que ese dragón ya no asusta a
nadie…-dijo con una sonrisa.
En verdad el cambio que se había
operado en Sayen era sorprendente, pero a Blaze no le extrañaba, después de todo
Krista era capaz de hacer ese milagro y mucho más. No había lugar donde
Kristana no pudiera llevar luz.
-¿Lo molestaste bastante?- preguntó
Ari a su hermano.
-Sí, comí mucho hasta hacerlo temer
por sus despensas, acaparé a Krista y al niño ..y lo incomodé todo lo que pude….Hice
mi mejor esfuerzo hermanita y me inspiré en ustedes.-respondió guiñándole un
ojo a Ariadne.
-¿Cuándo van a dejarlo en paz?-
censuró Fair a su hijo.
-Dentro de unos años…de hecho la
semana próxima Sean va a ir a visitarlos.-contestó él divertido.
-¿Es que acaso se turnan para
atormentarlo? – preguntó Kyrios.
-Sí- confesó él sonriendo. El día
del casamiento de Kristana le habían prometido a Sayen que ellos lo atormentarían,
y parecían decididos a cumplirlo.
-¿Y el bebé? – preguntó Bri , refiriéndose
al hijo de un año y medio de la pareja
-Ha crecido mucho y es precioso.
Sonríe todo el tiempo y tiene a su padre en sus manos, como si Krista no fuera
suficiente para domesticarlo.
-Me gustaría verlo, ha de haber
cambiado desde que lo vi – exclamó Fair y Blaze sonrió
-Tus deseos son órdenes madre – dijo
y le alcanzó los dibujos que había hecho durante su estadía en Ildrake. El joven había heredado el talento
de su padre para el dibujo, por lo que los bocetos eran hermosos reflejos de la
alegría hogareña que vivían los jóvenes
Señores de Ildrake y su pequeño hijo.
-¡Oh son hermosos!- exclamó Fair
mientras pasaba los dibujos al resto de la familia.
-Tenía más, pero Sayen me los robó…-
dijo con una mueca que dejaba en claro que él mismo se los había regalado.
-¿Sabes?, podríamos hacer dinero con
este talento tuyo.- comentó Brianna , mientras lo miraba especulativamente.
-¿Es que necesitas dinero? –
preguntó él horrorizado por la idea de ser una posible fuente de ingresos para
sus hermanas. Aquella ocurrencia podía traerle futuras pesadillas.
-Bueno, nunca está demás…-contestó
ella y todos rieron.
A la tarde siguiente, Blaze se
dirigió a la aldea, aunque en realidad el nombre de aldea ya le quedaba chico…era una
población grande y próspera. Algún día
el bienestar de toda esa gente sería su responsabilidad, pero por ahora
, gracias a la presencia de su padre, él podía relajarse e ir a visitar a sus
amigos.
Se encaminó directo hacia la
herrería.
-¡Has vuelto! -exclamó el joven
herrero al ver llegar a Blaze y se acercó para saludarlo. El joven Blackdalion
le dio un abrazo y luego se acomodó en
el taller de su amigo para escuchar las novedades.
-¿Y cómo ha estado todo por aquí?
-Todo tranquilo…preparándonos para
el invierno, pero sin ningún hecho relevante…-contestó Raine
-¿Y mis hermanas?¿No causaron
problemas?
-Blaze…no soy tu espía , ¿lo sabes,
verdad?
-Vamos Raine…sólo quiero saber si
algo sucedió.
-Pregúntales a ellas…
-No confesarían ni bajo tortura.
-Bueno, en realidad no escuché nada.
Lo mismo de siempre, alguna fiesta y muchos pretendientes que se fueron con el
corazón roto tras el rechazo de las señoritas.
-¿Nada destruido, ningún incendio…?
-Todo tranquilo.—le confirmó Raine y
Blaze sonrió.
-¿No vas a darme nada de comer?
-Pensé que ya habías acabado con la
alacena del castillo…
-Siempre queda espacio para un poco
más –contestó el joven Blackdalion .
Un tiempo después ,Raine apareció
con carne, pan y unas copas con vino.
-Muy sabrosa, eres bueno cocinando. Yo
apenas si puedo cocinar algo comestible mientras viajo
solo.
-He vivido solo mucho tiempo. O
aprendía a cocinar o me moría de hambre – respondió el herrero dándole un
mordisco a un trozo de carne hábilmente
condimentada.
-Tal vez sea hora de que te
cases…-comentó Blaze y su amigo se atragantó con la comida.
-Quizá deberías casarte tú…no te
faltan candidatas.
-No. Mi padre me dijo una vez que
sólo me casara el día que no pudiera vivir sin una mujer en particular, el día que llegara
alguien sin cuya presencia no me imaginase el mundo.Aún no conocí a nadie
así…¿y tú?
-No hablamos de mí…
-¿Entonces sí? ¿Te enamoraste?¿Quién
es, la conozco?-se interesó con curiosidad
-Come Blaze, come sin hablar…-respondió
Raine malhumorado y su amigo lo miró
divertido.
-¿Entonces no vas a decirme quién es
ella?. A Maya le gustas…creo que trajo
un cuchillo para que se lo afilaras como cinco veces en un mes, ¿quién hace
eso?...y en el baile de la cosecha
Dabell no dejaba de mirarte..y…-insistió
-Ocúpate de tu vida Blackdalion, la lista de mujeres que te
persiguen a ti es mucho más extensa, por lejos..-lo cortó ceñudo Raine y Blaze
río con ganas.
-Bueno , háblame del trabajo o
cualquier otra cosa que no hiera tu sensibilidad.-cedió el joven con los ojos
aún reflejando diversión.
A la noche Blaze se refugió en la
torre , en la que antes se refugiaba su tío Ennis, se sentó en el alfeizar de
la ventana para contemplar el tranquilo paisaje que se extendía ante su vista.
Había un silencio agradable, la
noche estaba iluminada por la luna y se distinguían algunas luces que provenían
del poblado.Había paz en aquel lugar,el joven había viajado bastante y no conocía un mejor lugar
en la tierra que su propio hogar, tanto su abuelo ,como su padre habían hecho
un gran trabajo asegurando el bienestar y la prosperidad de los habitantes de
las tierras Blackdalion.
Él sabía muy bien que aquello no era
algo fácil de conseguir y que había lugares que parecían haber sido olvidados
por la gracia divina, sin embargo allí
las bendiciones parecían estar presentes.
La atención de Blaze se distrajo al
sentir unas leves pisadas y al mirar hacia la entrada, vio a su hermana Lionysse
mirándolo. A pesar de sus 9 años era extremadamente seria, tenía el cabello
rubio muy largo y los ojos oscuros, era callada por naturaleza, pero era una
muy buena observadora.
-Hola Lyon,¿me extrañaste?-preguntó
Blaze y ella asintió con un gesto de la cabeza-¿Qué te parece si te cuento de
mi viaje? – le preguntó abriendo los brazos y Lionysse corrió hacia él. El joven se sentó en el
suelo abrazando a su hermanita y narrando anécdotas con su cálida voz la transportó a
los lugares lejanos que había visitado.
Un rato después la criatura dormía
en sus brazos, la levantó para llevarla a dormir cuando se encontró con su
madre que venía a buscarla.
-Así que estaba aquí
contigo…-observó Fair acariciando la frente de su hija dormida.
-Sí, ha crecido mucho…
-Así es, creo que será más alta que
nosotras – comentó refiriéndose a ella y las gemelas.
Blaze llevó cargada en brazos a su
hermana hasta el dormitorio y Fair se encargó de arroparla, luego la besó
suavemente deseándole dulces sueños.
El muchacho observó con
atención la forma en que su madre
arropaba a la niña.
-¿Ella te preocupa mucho, verdad?-preguntó
él y Fair asintió.
-Sí, se parece demasiado a tu padre,
como tú. Aunque creo que Lionysse es la que más se parece a Caleb. Es tan
pequeña, pero es muy severa consigo misma. Me temo que al igual que tú y tu
padre , ella no se perdonará los errores con facilidad…cualquier traspié la
turbará profundamente. Es tan fuerte y tan frágil al mismo tiempo.-observó
suspirando.
-Madre, no tienes que preocuparte, cuidaremos
bien de ella.-dijo él con seguridad y Fair rió, era lo mismo que decía Caleb. Sin
embargo cuando su hija menor la miraba con aquellos ojos oscuros con tanta
seriedad, ella no podía evitar sentirse inquieta, había tanta determinación en
aquella pequeña criatura que le preocupaba que algo le pasara. Ni siquiera las
gemelas la inquietaban así, porque
gracias a su carácter extrovertido ellas siempre salían adelante, eran como
tormentas de verano. Lionysse era diferente.
Miró de reojo a su hijo mayor,
también él le preocupaba mucho aunque no lo dijera. El joven solía pensar que
era capaz de todo y que era su deber proteger a quienes lo rodeaban. Ese podía
ser un camino muy áspero, incluso para alguien con el espíritu de Blaze.
Fair sonrió, el nombre de su hijo
hacía mención a una llamarada y así era él , puro fuego que ardía la vida.
Ser madre también era un camino
áspero, pero era ,al mismo tiempo , el mejor de los milagros.
Fair estaba muy agradecida de lo que
le había dado la vida, y sonrió secretamente al pensar que iría corriendo hacia
Caleb a agradecerle la maravillosa familia que le había dado.
La mañana en el Castillo de los Cerezos se llenó de risas y ruidos, las
gemelas recorrieron la cocina llenando una canasta con panes recién horneados ,
frutas y delicias varias. Luego arrastraron a Blaze hacia la Casa Antigua para organizar un
picnic con los jóvenes Likaios.
Junto a Conrad y Lysander iba Alina,
la esposa de este último. Los seis eran un grupo que derrochaba alegría y
vitalidad juvenil.
Lys y Blaze se sentaron apoyando sus
espaldas contra un grueso tronco mientras
a corta distancia Conrad entretenía a las mujeres con trucos de magia
varios.
Lysander miraba atentamente cada
movimiento de su esposa.
-¿La tratas bien, verdad? – preguntó
Blaze con un toque de preocupación en la voz.Siempre había pensado en Alina
como en una hermana menor.
-¿Qué crees? ¡Es mi esposa!-
reaccionó ofuscado Lysander.
-Ella sufrió mucho por ti Lys,
merece que la amen…-aclaró Blaze y en ese momento los dos se quedaron mirando sorprendidos
como Conrad les cambiaba el color de cabello a las tres chicas, las
gemelas daban gritos de alegría al tener
el cabello rubio una y rojizo la otra, agitaban alegres sus rizos de un lado a otro. Blaze estaba convencido de
que sus hermanas estaban considerando la posibilidad de mantener ese cambio por
un tiempo. Alina llevaba el cabello oscuro y se giró hacia su esposo con una
sonrisa agitando la melena ahora oscura como la noche, él frunció el ceño, negó
con la cabeza y con un leve gesto de su mano le devolvió el color cobrizo a los
cabellos de su amada. Ella rió y le mandó un beso en el aire con la mano antes
de volver a jugar con Bri y Ari.
El joven Likaios sonrió y se volvió
hacia su primo que lo estudiaba atentamente.
-La amo Blaze, la amo con todas mis
fuerzas y no debes preocuparte por ella, voy a cuidarla bien. Sin importar que
tan desastroso pueda ser en las otras áreas , seré el mejor marido para Alina, y haré que los años que esperó
por mí no sean tiempo perdido- dijo con intensidad y el otro joven le sonrió
palmeándole el hombro.
-Ya veo, parece que no tengo que
preocuparme más por ti.
-No, además Dominick me tiene
vigilado,¿quién podría pensar que un anciano fuese tan aterrador?
-Sí, verdad, ¿quién lo hubiera
pensado?-dijo Blaze y él y su primo se miraron sonriendo. La palabra anciano
no encajaba ni con Dominick Navarre ni
con Kyrios Blackdalion, hasta el tiempo parecía respetar a aquellos dos bravos
guerreros. Las canas y las arrugas delataban su edad, pero seguían siendo
hombres admirables, llenos de fuerza y vitalidad.
-Aunque no te relajes demasiado
Blaze, te quedan aquellos tres – dijo Lys señalando a Conrad y las gemelas.
-¡Rayos!-gimió Blaze y los dos
rieron.
Todos parecían estar ocupados, Blaze
había acabado todas sus tareas, había pasado un par de horas entrenando y se
había cerciorado múltiples veces de
que las gemelas estuviesen vivas y de
que el resto del mundo estuviese a salvo de ellas.
Su madre había ido a visitar a Kalymera junto con Lionysse y Christopher,
Kyrios y Caleb andaban por la aldea y todo estaba en silencio en el Castillo.
Era extraño tanto silencio, pasó por
la cocina y tomó un trozo de pastel recién hecho, no en vano era el favorito de
las cocineras.
Luego el joven se dirigió a uno de
los Salones y allí junto al inmenso ventanal vio una familiar figura sentada en
un sillón.
Era una de las mujeres más
admirables que conocía, ahora que era una abuela, parecía ser toda de plata,
cabellos plateados y ojos del mismo tono, aún así seguía siendo una dama muy
bella y era uno de sus principales referentes.
Elady Silverest, Señora Blackdalion,
estaba sumida en sueños lejanos.
-¿Abuela?-llamó Blaze a la mujer que
sentada en un sillón parecía alejada del mundo que la rodeaba.
-Blaze …-dijo ella con una sonrisa
al percatarse de su presencia y clavó sus espléndidos ojos color plata en él
-¿Estabas muy lejos?
-Bastante…lejos en el tiempo,
recordaba cuando tu abuelo tenía el cabello tan oscuro como tú, cuando tu padre
era un pequeño bebé…es extraño pensar que
ahora tú seas un adulto…-dijo ella con un deje de nostalgia.
-¿Te pone triste?
-Claro que no…me alegra ver a tres
generaciones de hombres tan extraordinarios, hombres a los que amo
profundamente –contestó ella con los ojos grises cargados de ternura.
-¿Nunca te desilusionamos?
-Nunca…siempre me sorprenden. Tú
abuelo sigue enamorándome cada día, tu padre es mi orgullo y tú mi esperanza…
-¿No soy tu orgullo? – preguntó él con una sonrisa
divertida
-¡Pequeño ! -exclamó ella y luego rió al pensar que ese era un adjetivo
totalmente inadecuado para su alto nieto.
-Vamos cuéntame, cuéntame historias
de esa época –la invitó él sentándose
en el suelo junto a ella y Elady empezó a deshilvanar sus recuerdos
buscando historias de aventuras pasadas que eran las favoritas de su nieto
desde su temprana infancia.
Mientras contaba Ely observaba
atentamente las reacciones que se reflejaban en los intensos ojos verdes del
joven. Si bien Blaze se parecía mucho a Caleb , tanto en lo físico como en la
seriedad y responsabilidad que tenía , él era mucho menos estricto que su
padre, Blaze era más flexible con los
demás , no así con él mismo, y más abierto con sus emociones que el mayor de los Leones
Blackdalion. Ella estaba segura que se debía a la herencia de Fair, y tal como
decía Kyrios nadie con aquellos ojos verdes podía ser totalmente serio.
Aunque Blaze siempre parecía
dispuesto a probar su valor, tanto a los demás como a él mismo, con los años
Ely había descubierto lo difícil que era para los hijos seguir los pasos de sus
padres, y Blaze más que ningún otro deseaba la aprobación de Caleb .Elady no
dudaba que las acciones de su nieto perseguían el objetivo de probar que era un
digno heredero y que sería un buen Señor de las tierras Blackdalion cuando
llegase el momento. Sin embargo , ella también sabía que la responsabilidad de
proteger a los demás podía ser muy agobiante a veces.
Además , aquella necesidad de probar
su valía era del todo innecesaria porque Caleb adoraba a su primogénito y
estaba muy orgulloso de él, Ely pensó que tal vez debiera recordarle a su hijo
que se lo dijera más seguido y no diera por supuesto que Blaze lo sabía. Aunque
tampoco tendría mucho sentido, era esposa de un Blackdalion, madre de cuatro y
abuela de muchos, sabía que ellos necesitaban probarse a sí mismos.
No deseaba que su nieto cargara con
ese peso aún, aunque él estuviera decidido a cuidar de todos aquellos que amaba
sin importar las consecuencias.
Lo bueno era que ahora el muchacho
estaba en casa y que eran tiempos de paz. Agradeció aquello profundamente, era
una suerte no tener que contemplar a ninguno de sus nietos batallando por su
vida, sobretodo pensando que aquel joven
de ojos verdes sería el primero en ir al frente.
Dos jóvenes entrenaban en el patio
de armas del Castillo.
-¡Cielos Blaze, recuerda que soy tu
primo! – protestó Lysander parando una feroz estocada.
-¡Blaze si le haces un solo rasguño
te las verás conmigo! – le gritó Alina desde donde los observaba.
-¿Te defiende tu esposa?-preguntó
Blaze a su primo y éste le dedicó una sonrisa sesgada.
-Sí y me encanta –le contestó y le
devolvió el golpe al tiempo que desenvainaba una segunda espada.Los Likaios
solían luchar con dos espadas a un tiempo, aunque ni así Lys podía derrotar a Blaze.
El entrenamiento , que no dejaba de
ser un juego, ya que jamás se dañarían el uno al otro, se vio interrumpido por
la llegada de Kyrios Blackdalion.
-¡Oye Blaze! – lo llamó su abuelo y
el joven bajó la espada.
-¿Qué sucede abuelo?
-Cachorro, deberías ir a ayudar a tu
padre. Acaba de llegar el mensajero y él está encerrado con un montón de
papeles tratando de ordenar el mundo, seguro que no le vendrá una mal que le
des una mano.-dijo Kyrios con una sonrisa.
-Está bien…-dijo el joven
devolviéndole la sonrisa.
-¿Y qué hay de mi?-preguntó Lysander
haciendo una mueca de desilusión
-Yo jugaré contigo un rato –
contestó Kyrios y tomó la espada de Blaze cuando éste pasó a su lado. Al ver a
su nieto dirigirse al Castillo , Kyrios agradeció que hubiera heredado cosas de Fair tanto como de Caleb, era bueno
que no fuera tan severo.
-¿Y abuelo, qué esperas?- preguntó
Lysander con la espada en alto.
-Vamos a ver qué tanta sangre
Blackdalion tienes…-dijo Kyrios lanzando la primera estocada
-La suficiente –contestó el muchacho
y le guiñó un ojo haciendo reír a Kyrios.Éste otro nieto suyo, también era muy
parecido a su madre, obviamente era hijo de Kalymera.No había dudas de eso.
Blaze entró en el despacho donde su
padre estaba estudiando una serie de documentos.
-¿Pasa algo? – preguntó al verlo
fruncir el ceño y Caleb le alcanzó el mensaje que acababa de recibir.
El joven leyó atentamente y entendió
que era lo que turbaba a su padre.
-Es un pedido de ayuda…-dijo Blaze
devolviendo el mensaje.
-Sí, pero de otro continente. Hay
algo extraño…
-En realidad padre, siempre hay
gente pidiendo tu ayuda y desde todos los rincones. El nombre del abuelo y el tuyo son conocidos en muchos
lados…
-Sí, pero ¿por qué un noble buscaría ayuda tan lejos,
en lugar de recurrir a alguien más cercano?
-Tal vez porque confía en tu fama de
ser justo, tal vez porque no tiene a nadie confiable cerca. O tal vez porque
nosotros no conocemos la verdadera situación – dijo finalmente Blaze poniéndole
palabras a la preocupación de su padre.
-Sí, eso es lo que me preocupa.
¿Cuál de todas las opciones es? No me gusta dejar desamparado a nadie que
solicite mi ayuda , pero en estos momentos hay muchas cosas de las que debo
ocuparme, tampoco creo que sea adecuado enviar a nuestro ejército sin conocer
antes la situación.
-Yo puedo ir a evaluar la situación…
-Blaze, hace poco has regresado a
casa…además él habla de un grupo de insurrectos
que está sembrando el terror y que amenaza su posición, pero no sabemos
a ciencia cierta cuál es la verdad. Podrías encontrarte con cualquier cosa.
-Por eso creo que debo ir. Veré que
sucede y luego decidiremos que hacer.
-Hijo…
-Sabes que es la única forma. Si no
queremos ignorar el mensaje o iniciar una acción insensata.
-Si es así, deberás llevar hombres
contigo.-Terció Caleb clavando su mirada oscura en su hijo mayor.
-No es posible, iré solo.
-¡Claro que no!
-Padre, si llevo hombres , será lo
mismo que haber tomado una decisión para intervenir en el conflicto.Y hasta que
sepamos a ciencia cierta lo que sucede, no es una buena idea.
-No puedes ir sólo, en todo caso
pídele a Conrad que te acompañe.
-¡Oh sí, llevar a un mago insensato!
Sé cuidarme a mí mismo, sólo iré a ver que pasa sin hacer notar mi presencia. Tan
pronto sepa algo, me comunicaré contigo y entonces decidiremos qué hacer y si
es necesario mandarás a los hombres.
-No estoy de acuerdo en dejarte ir
solo, puede ser peligroso Blaze.
-¿No confías en mi? – preguntó el
joven con la seriedad reflejada en sus ojos verdes Y Caleb sintió que se
quedaba sin salida. Su hijo ya era demasiado adulto para tomar decisiones, pero
para él aún era pequeño y necesitaba cuidarlo, sin embargo si le impedía, Blaze
lo vería como una falta de confianza. Caleb sólo podía rezar para que nada le
sucediera …y para que Fair comprendiera las razones por las cuáles lo estaba
dejando marchar.
-Está bien Blaze, tú estás a cargo
de esto- consintió Cal finalmente con la
íntima convicción de que lo lamentaría. Uno no podía dar órdenes impunemente a
un hombre de 23 años y metro noventa, pero el haberlo visto nacer sí le daba
ciertos derechos. Aunque él entendía a
Blaze e iba a dejarlo ir y probarse a sí
mismo de lo que era capaz. Y tendría presta la espada para ir en su auxilio si
llegase a ser necesario.
La mujer se acercó por la espalda al
joven que miraba por la ventana.
-¿Ya te vas de nuevo? –preguntó Fair
y su hijo se giró inmediatamente para ver a la mujer de cabello rubios y ojos
verdes .
-Mamá…¿él ya te lo dijo?
-Sí, tu padre prefirió apresurar el
mal trago – contestó ella con una sonrisa que no llegaba a reflejarse en sus
ojos verdes. Blaze adivinaba que ella no estaba muy contenta.
-Debo ir …-dijo él.
-Sí.Lo sé, con ustedes siempre es el deber. Espero que
esta vez encuentres lo que buscas.-dijo ella al tiempo que enlazaba su cintura
con un brazo.
-¿Lo que busco…?
-Siempre he tenido la sensación de
que hay algo allí afuera que debes encontrar Blaze, algo que constantemente te
llama y te aleja de nosotros. Espero que puedas encontrarlo y así volver a
casa en paz. Vamos a extrañarte…-dijo
ella con tono triste y Blaze se sintió culpable.
-Volveré pronto –prometió y ella
asintió levemente. Fair nunca se acostumbraría a las partidas, también ella
prefería tener a los suyos donde pudiese cuidarlos.
Blaze ya se había despedido de sus
amigos y de sus primos, aunque Conrad había decidido acompañarlo hasta el barco
que lo llevaría al otro continente. Ya que
el joven Blackdalion no lo dejaba ir más lejos, al menos le haría
compañía en aquel trayecto con la secreta esperanza de que lo dejara
acompañarlo.
El heredero mayor de Caleb estaba
preparando sus cosas para el viaje mientras
sus cuatro hermanos menores le hacían compañía.
Christopher custodiaba la espada de
su hermano mientras éste ordenaba la ropa y Lionysse observaba todo sin hablar,
silencio que las gemelas compensaban con creces.
-¿Vas a llevar esa capa? – preguntó
Ari señalando la gruesa prenda negra que Blaze sostenía.
-Sí, ¿qué tiene de malo?
-Deberías llevar la verde, combina
con tus ojos…-acotó Bri sonriendo con inocencia.
-¡Por todos los cielos no necesito
que combine con mis ojos! Tampoco voy a un baile –contestó ofuscado.
-Lleva la gris, es más disimulada,
entre tu figura, el caballo negro y esa capa …bueno, te notarán a millas de
distancia – sentenció Ariadne y con un gruñido Blaze le dio la razón.
-¿Sólo llevarás eso? – volvió a
atacar Brianna.
-Sí, no necesito más –dijo él.
Lo cierto era que le gustaba viajar
ligero, su espada, un puñal, dos cambios de ropa y sus elementos de dibujo era
todo lo que necesitaba. Sonrió al imaginar a las gemelas preparando un viaje,
acarrearían por lo menos un par de baúles con ellas.
Como si le leyeran la mente, Ari
propuso.
-¿Qué tal si nos llevas contigo?
-De ningún modo- dijo él y ella
le sacó la lengua.
-Bueno, ya está todo listo – dijo él
.
-¿Te irás mucho tiempo? – preguntó Christopher
y Blaze se acercó para sacudirle los rizos rubios. Su hermano había heredado el
color de cabellos y ojos de su madre.
-No mucho Cris, cuida a todos por mí
,¿sí?
-Papá está aquí.
-Lo sé, pero él también necesita que
lo cuiden –dijo Blaze y su hermano le dedicó una amplia sonrisa .
-Lo haré – prometió el niño con
seriedad.
-Bien, vamos a comer , entonces –
propuso y los niños salieron primero, luego Ari y Blaze fue detrás de ella pero
antes de salir de la habitación la voz
de Brianna lo detuvo.
-Llévame contigo, quiero viajar en
barco y recorrer tierras extrañas – pidió la joven.
-No digas eso Bri –replicó él con
seriedad.
-¿No te gusta que esté contigo?
-No es eso, sólo que…por un instante
te imaginé alejándote por el mar hacia
tierras extrañas, a las que yo no podía protegerte.No me gustó la idea.
-Blaze, pedía ir contigo…no pensaba
escaparme.
-Esta vez no.Tal vez algún día Bri.
-Muy bien, entonces prometo causar
suficientes problemas aquí como para hacerte envejecer prematuramente –amenazó
ella.
-Yo la ayudo – dijo Ariadne asomándose
desde la puerta y Blaze no tuvo dudas de que cumplirían su palabra.
Las miró a ambas con detenimiento.
Eran las hijas de su madre y las
nietas de su abuela, hermosas, delicadas, elegantes y seductoras , pero eran
también las fieras descendientes de los Leones Blackdalion y Blaze vio todo eso
en la mirada de sus hermanas, y por un segundo fue como si pudiera vislumbrar
algo más en Bri. Algo que escondía el futuro de la tempestuosa joven.
Se preguntó si estarían bien durante
su ausencia, pero tal como había afirmado Christopher, su padre estaba allí
para protegerlos.
Blaze se llevó a su caballo favorito,
un brioso animal negro que provocó que su abuela comentara que aquello venía de
familia, haciendo una obvia referencia al “ caballo negro, armadura negra y
Castillo negro de Kyrios”.
El joven se despidió de todos y
recibió una serie de consejos, luego acompañado por su primo emprendió el viaje
hasta la costa, donde abordaría un barco.
“Avísame tan pronto sepas algo”
había pedido Caleb y él se había comprometido a hacerlo.
-¿Estás seguro de que no quieres que
te acompañe? – insistió Conrad cuando llegaron al puerto.
-Con, estaré bien. No necesito que
me cuides las espaldas y quiero hacer
esto solo.
-Blaze, ¿sabes que no es necesario,
verdad?.Ya no soy un niño que se mete en problemas, puedo ayudarte, no
necesitas ir solo. A veces también nosotros podemos cuidar de ti.
-Si tanto has madurado , ¿ qué fue
toda esa tontería entre tú, Kyrian, Alina y Lysander?
-¿Funcionó , no es así?. No es mi
culpa que mi hermano no sea capaz de ver lo que tiene delante…-contestó
con una sonrisa maliciosa.
-Conrad, es sólo un viaje más. No te preocupes por mi, que ese
cambio de rol me hace sentir muy extraño. Asegúrate de que todos estén bien en
casa, ¿sí?
-De acuerdo.- contestó, luego sonrió
y le dio un abrazo a su primo antes de
que éste abordara el barco que lo llevaba a una nueva aventura.
Una semana después, Blaze desembarcó
y siguiendo las indicaciones de unos lugareños se dirigió al Señorío de Cadmais
de dónde había venido el pedido de auxilio.
Viajó durante varios días, hasta
llegar a una zona montañosa y cubierta
por espesos bosques. A medida que avanzaba, adentrándose en el bosque, el joven
no podía desprenderse de la sensación de ser observado, además ya era bastante
tarde y la falta de luz hacía más
patente aquella sensación.
¿Era sólo una impresión de él o de
verdad alguien estaba siguiéndolo?
Blaze disminuyó la velocidad de la
cabalgata y concentró sus sentidos, pero no pudo detectar nada. Siguió
avanzando hasta que su caballo se puso difícil de controlar. Desmontó y le
acarició el hocico.
-¿Qué pasa Kelpie?- le preguntó al
animal y miró alrededor por si veía algo extraño.Nada.-¿Es qué hoy no tienes
ganas de andar por los bosques?¿O el camino se ha hecho difícil de seguir?-le
preguntó de nuevo pensando que ciertamente la vegetación estaba muy cerrada.¿Se
habría confundido de camino?
Volvió a montar y prosiguió sin
dejar su cautela de lado, sin embargo muchos metros más adelante el caballo
volvió a inquietarse y Blaze notó que el
camino estaba bloqueado por ramas. Nuevamente descendió de Kelpie, le dio unas
palmaditas en el lomo para tranquilizarlo, tomó las riendas, avanzó hasta el
lugar del bloqueo y se inclinó un poco para ver si podía quitar los escollos .
Al agacharse , escuchó el relincho
del animal, pero ni siquiera alcanzó a darse vuelta porque recibió un fuerte
golpe en la cabeza.
Blaze no supo que
muy lejos de allí las gemelas tenían un
sueño inquieto, ni que su madre se acurrucaba contra Caleb buscando
protección sin saber por qué, ni que su
padre estaba insomne pensando en él.
Tampoco supo que
aún más lejos , unos días antes una
joven de ojos dorados fue firmemente sostenida por su esposo mientras
experimentaba una visión turbadora.
Él no supo nada de
esto y perdió la conciencia.
La chica se acercó al árbol debajo del cual lo habían atado,
llevaba muchas horas inconsciente, casi estaba amaneciendo. Por un segundo se
preguntó si lo había golpeado con demasiada fuerza.
Días atrás les habían advertido que
un desconocido había inquirido sobre la forma de llegar hasta Cadmais y habían
decidido actuar antes de que fuera tarde y que Reual recibiera la ayuda que
esperaba para derrotarlos completamente.
Examinó con cuidado al hombre que
habían tomado prisionero y pensó que nada bueno podía provenir de
él...seguramente era un enviado del infierno para terminar de destruirlos ,
porque tenía la apariencia de un demonio.
Al menos eso creyó, porque tenía la
íntima convicción de que los demonios debían ser atractivos para poder causar
tanto daño y aquel hombre lo era, era la perfección encarnada y eso no podía
ser nada bueno. Cuando él abrió los ojos
y enfocó las pupilas intensamente verdes en ella, estuvo segura.
Aquellos ojos podían atravesar su
alma y por un segundo Saoirse se quedó inmóvil, sin respirar…como si esperara
un veredicto de aquel hombre. Luego recordó quien era el prisionero y quien el
captor.
-¿Qué..? – empezó a preguntar Blaze
y se dio cuenta que le costaba enfocar la visión y que tenía la boca pastosa
.Entonces recordó, había caído en una
emboscada y a juzgar por las cuerdas que lo mantenían fuertemente sujeto lo
habían apresado. Trató de aclarar su mente , pero el dolor de cabeza que tenía
no lo dejaba pensar con claridad.
-¿Quién eres? –preguntó una voz
femenina y entonces con algo de esfuerzo levantó la cabeza y enfocó la mirada.
Había un grupo de personas frente a
él, pero en realidad él sólo veía a la mujer que le había hablado, los demás
sólo eran un conjunto borroso. Era
joven, de cabello y ojos oscuros y lo
miraba desafiante al tiempo que volvía a repetir la pregunta que le había
hecho.
-¿Quién eres y por qué estás aquí?
-Soy Blaze Blackdalion – respondió e
inmediatamente pensó que decir quien era podía haber sido una imprudencia, sin
embargo ya era tarde para arrepentirse- Y yo quisiera saber que he hecho para
que me tengan atado así.
La joven dio un paso más hacia él y
entonces notó que era muy delgada, demasiado y que su ropa estaba bastante
maltrecha.
-¿Por qué vas a Cadmais?
- ¿De qué se me acusa? Creo que al
menos merezco saber eso – preguntó él.
- El hecho de que estés relacionado con Reual de Cadmais, es
suficiente crimen –respondió ella indignada y Blaze comprendió que aquellos
eran los insurrectos de los que había hablado el Señor de Cadmais al solicitar
ayuda. Pero ahora que él podía ver más claramente sólo parecían ser un grupo de
campesinos, la joven no era mayor que sus hermanas, y la gente que estaba con
ella eran un par de personas de mediana edad, otra joven, un jovencito apenas
mayor que su hermano Christopher y un par de ancianos.
¡Vaya! Blaze rezó por qué Conrad
nunca se enterara de eso. Él le había jurado que sabría como protegerse y había
sido capturado por un conjunto de inexpertos.
-Yo no conozco a Reual de Cadmais ,
aun.
-Pero has venido a verlo…-lo acusó
ella
-Sí. Solicitó ayuda y sólo vine a
saber que sucede.-contestó él con honestidad.
Saoirse se sentía cada vez más
enfadada, era obvio que aquel hombre estaba de parte de su enemigo, pero además
ni siquiera se percataba de su situación. Estaba atado y aún así se enfrentaba a ella y la
cuestionaba, incluso la trataba como si fuese ella quien era injusta.
-¡Eres la misma clase de monstruo
que él!-le gritó y aquello fue demasiado para el joven Blackdalion.
Llevaba un rato forcejeando con las
cuerdas que mantenían sus manos sujetas a la espalda, había logrado soltarlas
un poco y acceder a la daga que llevaba en la cintura, agradeció que sus
captores fueran novatos. Sólo le habían quitado la espada.
En un rápido movimiento cortó las
cuerdas que ataban sus manos, sus piernas y
se incorporó para atrapar a la
chica que lo estaba increpando.
Saoirse jamás había visto un animal
depredador, pero tuvo la idea de que sus movimientos debían ser iguales a los
de este hombre. Increíblemente rápidos y precisos , sin darle a la presa tiempo
para reaccionar.
Antes de darse cuenta, estaba
atrapada en sus brazos.
Con el movimiento repentino, el
cabello que la joven llevaba sujeto se soltó y como una cascada oscura se
enredó en las manos de Blaze.
Quedaron enfrentados, ella con la
cabeza forzosamente levantada hacia él, mirándolo en forma desafiante.
-Hazlo rápido –dijo la joven
decidida pero con un leve temblor en el cuerpo que él pudo percibir en el suyo
propio.
-¿Qué haga qué?-preguntó confundido.
-Mátame.
- ¡Oh rayos! –gimió él y la liberó
con presteza dándole un leve empujón para apartarla de él- No vine a matarte,
pero no tengo intención de quedarme atado mientras me acusan. Vine a averiguar
algo y eso haré.-dijo y la gente pareció recobrar el sentido que habían perdido
cuando Saoirse había sido capturada por él.
Blaze aún sostenía la daga, así que
nadie se animaba a avanzar o a hacer nada. Una cosa era atacarlo por sorpresa,
otra muy diferente enfrentar directamente a aquel hombre. Ninguno era tan
temerario, ni siquiera Saoirse, aunque la joven se negaba a rendirse.
- Dices que no vienes a matarme,
pero vienes por un llamado del Señor de
Cadmais, eso te hace mi enemigo. Él es un tirano que pretende matarnos y yo no
voy a permitirlo.
-Él dijo que estaba siendo atacado y
solicitó la ayuda de mi familia y nuestro ejército. Yo voy a escuchar lo que él tiene para decir- sentenció él como
si hablara con un grupo de niños.
“Mi familia y nuestro ejército”, al
oír aquellas palabras Saoirse comprendió que aquel hombre provenía de una
familia noble y una muy poderosa si Reual les había pedido ayuda.
- Si existe la más mínima posibilidad
de que lo ayudes y traigas un ejército contigo, no puedo dejarte ir –dijo la
joven.
-¿Y cómo vas a detenerme? ¿Matándome?
Porque en ese caso ,te advierto que no te quedaría ninguna esperanza, porque
entonces sí el ejército Blackdalion los derrotaría sin detenerse a pensar en
quién tiene razón – dijo él y en verdad no era una demostración de arrogancia,
ni de poderío. Era la verdad , si algo le pasaba, sabía que su padre
perdería su sentido común y arrollaría a
los culpables sin atender razones.
-Yo…-titubeó ella y Blaze comprendió
que la joven nunca había pensado llegar tan lejos. Estaba perdida.
-Cuéntame tu versión, déjame hablar con tu líder y hablar con tu gente.
-Ella es nuestro líder – dijo una de las personas que la acompañaba,
atreviéndose a hablar. El joven sacudió la cabeza incrédulo, ¿ella era el líder?.¿Aquella
joven era la terrible amenaza?.
-Nunca te llevaría hasta mi gente,
Cadmais ha tratado de encontrarnos por todos los medios y ¿piensas que yo
llevaría a su espía hasta ellos?.Mi versión ya te la conté. Él es el malo. Pero
tú no me crees. Ahí termina todo. Si dices que no quieres hacernos daño,
entonces cree mi palabra y vete.-propuso
ella.
- No me gusta guiarme por el juicio
de otros, sólo me valgo de lo que yo mismo puedo ver, señorita. Así que
averiguaré qué es lo que pasa aquí y decidiré por mi mismo quien tiene la culpa
– sentenció él con aquella autoridad que lo caracterizaba.
-Te pondrás del lado de él – dijo
ella con resentimiento.
-Bueno tiene una ligera ventaja
sobre usted, me temo – comentó cambiando el tono.
-¿Por qué pertenecen a la misma
clase? –atacó ella
-No , porque al menos él no intentó
matarme con un golpe en la cabeza, ni me ató , ni ...
-¡Ni que fuera para tanto ...!- lo
interrumpió ella molesta por aquella seguidilla de quejas que la habían
desconcertado. Nada resultaba como lo esperaba y se debía a aquel hombre.
Era una situación totalmente
absurda. Estaban los dos en medio del bosque, él con una daga en la mano, ella
enfrentándolo sin ningún arma más que su valor y sus acompañantes rodeándolos en silencio con
el temor grabado en sus rostros. No importaba que ellos fueran más, porque algo
en la actitud de aquel hombre anunciaba que no podrían volver a vencerlo.
Él había dicho que se iría de allí,
no lo dudaba. Tenía una seguridad escalofriante.
-Agradecería que me devolvieran mi
caballo y mi espada.
-¿También quiere una escolta? –
preguntó ella y fue un error porque en dos zancadas volvió a tenerla atrapada
en sus brazos.
-Me temo que es la única forma en
que saldré de aquí – le susurró él - ¡Mi caballo!- exigió.
-¡Déjela! – gritó uno de los hombres
e intentó lanzarse sobre Blaze pero la joven lo detuvo.
-No, quédense tranquilos. Denle lo
que pide.- dijo ella y entonces luego de que uno de ellos silbara aparecieron
de entre la espesura un par de
jovencitos con el caballo y la espada. Estaban pálidos del miedo.
¿Qué le había pasado a aquella
gente?
-Me alegra que seas razonable.- Dijo
él y con un gesto pidió que le acercaran el caballo.
-Maldito.-susurró ella a su vez.
-Pongan la espada en la correa sobre
las alforjas y suelten las riendas del caballo – ordenó él- Ven aquí Kelpie-
llamó al caballo y éste acudió a él. Con una agilidad sorprendente Blaze
lo montó sin soltar a la joven , ni la daga que sostenía contra ella.
-Ahora guíame – le ordenó
-Al infierno – contestó ella.
-¡Saoirse! – gritó una de las
personas y ella se volvió hacia su gente.
-Vayan al campamento, pongan a todos
a salvo. Aún hay tiempo ¡Rápido! – demandó la joven y ellos obedecieron, saliendo
dispersados por el bosque.
Entonces fue cuando Blaze comprendió
la rendición de la chica, se había sacrificado a sí misma para salvar a los
suyos. Era valiente.
-Lo siento – se disculpó él sabiendo
que acababa de ir contra todos sus principios al actuar de esa manera- Te
dejaré tan pronto salgamos de aquí , no tienes que temer.- prometió y al
sostenerla más fuerte contra sí para que no cayera ni escapara fue más que consciente de la delgadez de
ella.
-Haz lo que quieras – apenas
contestó ella entre dientes.
-Cuéntame, cuéntame que les hizo
Saoirse. Dime tu versión.
-¿Importa? -preguntó ella un poco
incómoda por el tono de voz de él y porque la hubiese llamado por su nombre.
-Sí importa. –afirmó Blaze e
increíblemente le creyó.
-Empezó a cobrar más impuestos de
los que podíamos pagar, pero eso no fue tan grave. Lo peor llegó cuando se
descubrió un yacimiento de oro, entonces empezó a forzar a nuestra gente a
trabajar allí. Tuvimos una mala cosecha, no teníamos suficiente comida, pagamos
impuestos altos, y nos convertimos en esclavos de nuestro Señor.
-¿Nadie hizo nada?
- Kennon, Kennon se rebeló y se
convirtió en nuestro líder. Él nunca soportó las injusticias. Pero ese monstruo
lo capturó junto al grupo principal de opositores y los tiene trabajando en las
minas, mientras los deja morir de hambre y los agobia con maltratos.
-La mayoría huimos a los bosques y
nos refugiamos, los conocemos como nadie , así que pudimos ocultarnos , pero
cada vez se acerca más. Ya casi no queda gente en la aldea y los refugiados tampoco
tenemos ni alimento ni fuerza suficiente para seguir adelante y derrotarlo…ya
vez, seremos presas fáciles. – comentó ella agotada. Aquel hombre había venido a terminar la tarea
y no quedaba mucho que hacer, aunque ella pensaba luchar hasta su último
aliento. Se lo debía a Kennon…
- No creo que sean presas fáciles –
dijo él pensando que Cadmais había pedido ayuda para acabarlos- ¿Y cómo te
hiciste su líder?
-No había nadie más – contestó
simplemente y él sintió un estremecimiento recorrerle el cuerpo por esa
confesión.
Ninguno de los dos volvió a hablar
hasta que llegaron a una zona más despejada y Saoirse señaló el camino, a lo
lejos se veía humo y casi se distinguía la silueta del Castillo…
-Allí, ese es el camino Blaze
Blackdalion, por allí llegas al infierno – dijo ella y él casi sonrió
por el espíritu de lucha que la joven tenía.
-Bien, ese es mi camino entonces. No
el tuyo – dijo y la bajó del caballo mientras ella lo miraba sorprendida.
-¿Qué…?
-Te di mi palabra , ¿no?. Averiguaré
qué sucede y nos veremos pronto Saoirse-dijo él y azuzó su caballo para emprender una rápida
cabalgata hasta el Castillo de Cadmais.
Por alguna extraña razón, Saoirse no
pudo salir corriendo para encargarse de los suyos, sólo se quedó parada allí
viendo alejarse a aquel demonio de ojos verdes que acababa de liberarla. Lo
siguió con la mirada hasta que no pudo distinguir su silueta.
Sus planes habían cambiado
totalmente, no había pensado en revelar su identidad al Señor de Cadmais, pero
ahora que Saoirse ya lo sabía, no tenía caso seguir ocultando quien era. Tal
como había dicho pensaba escuchar ambas versiones, pero en el fondo sabía que
era innecesario. Había descubierto en el bosque la verdad que buscaba. Estaba
reflejada en la pobreza de los rebeldes, es su improvisado papel de guerreros,
en el miedo instalado en los ojos de niños y ancianos y sobretodo en la mirada
oscura de una joven que luchaba aun cuando no tenía fuerzas para hacerlo.
Blaze sólo había ido allí para
confirmar lo que ya sabía y dado que pensaba entrar en una batalla, necesitaba
saber más sobre la persona a la que iba a enfrentar.
Cuando supo de su llegada el Señor
Reual de Cadmais le dio una calurosa bienvenida e inmediatamente Blaze lo
detestó.
Era un hombre de mediana edad, que
hablaba en voz muy alta, vestía lujosamente y
desprendía una violencia contenida en cada palabra que decía y
movimiento que realizaba. Su mirada estaba llena de soberbia y malicia.
Blaze recordó a la gente del
bosque y el contraste le hizo revolver
el estómago. También recordó a Sayen de Ildrake, había sido un Señor severo y
su pueblo había pasado malos tiempos, pero él había estado en la misma
situación que ellos, no vivía en mejores
condiciones que los suyos . Y a pesar de sus modos bruscos había luchado con su
vida por proteger a su gente. Aunque había tardado en reconocerlo, Sayen era un
buen hombre.
No era el caso de Reual de Cadmais y
Blaze tenía su veredicto.
Blaze se parecía en muchos aspectos
a Caleb y uno de ellos era la frialdad para pensar cuando era necesario, no
podía ser intempestivo en aquel momento. Le siguió el juego a aquel tirano,
escuchó sus lamentos y su historia sobre el grupo de insurrectos que amenazaba
la tranquila vida de su pueblo, el terror que habían sembrado entre la gente y
las muchas vidas que se habían perdido.
Lo escuchó justificar la gran
cantidad de guardias que lo custodiaban y que rodeaban al Castillo y a la aldea. Lo escuchó mencionar las malas
cosechas y la época de carestía, la cual no se notaba en la mesa cargada de abundante comida que estaba
frente a ellos. Escuchó con paciencia y sin delatar su creciente enfado, tal
vez los años de compañía de las gemelas y sus dotes de actuación
estuviesen dando sus frutos. O quizás el saber que un error de su parte sería
el fin de Saoirse y los suyos, lo mantenía bajo control.
Al escucharlo, también comprendió
porque había solicitado ayuda a los Blackdalion.No sólo porque le costaba
atrapar al grupo de “rebeldes”, sino porque la participación del famoso clan le
daría un carácter de legalidad a la matanza que se proponía llevar a cabo. Esperaba
usar el buen nombre de los Blackdalion para encubrir sus crímenes.
Blaze soportó, agradeció las
atenciones y la habitación que le habían proporcionado y tan pronto todos se
durmieron y el Señor de Cadmais bajó su guardia y se sumió en el sueño pensando que los
Blackdalion lo ayudarían, se escapó de allí.
Tal vez entrar al Castillo fuera difícil,
pero ciertamente nadie le prestaba atención a alguien que se iba.
“ Vaya que iba mejorando” estaban apuntándole con una espada, un par de
cuchillos de cocina, un azadón y una rama…Lo tenían rodeado y aunque él pudiera
deshacerse fácilmente de quienes lo rodeaban no tenía intención de atacar a un
par de mujeres, dos adolescentes y un anciano.
- ¿Cómo llegaste aquí? – preguntó de
pronto una voz y Blaze vio que Saoirse se acercaba abriéndose camino entre la
gente que lo había detenido.
- El espía que enviaste para ver que
sucedía en el Castillo dejó muchas huellas, la verdad es que no sé cómo han
sobrevivido hasta ahora. Es muy fácil encontrarlos si uno presta atención.
-¿Entonces nos han encontrado? –
preguntó ella significativamente.
-No , sólo yo y Kelpie – respondió
él con una sonrisa.
-¿El caballo…?- preguntó ella
recordando el nombre del animal.
-Sí, lo dejé abajo para que no me descubrieran
hasta que fuera demasiado tarde.- dijo él que había subido el terreno irregular
hasta llegar al escondite de los refugiados, casi al borde de la zona
montañosa.
-¿Qué haces aquí?
-Ya hablé con el Señor de Cadmais, y
ya decidí a quien voy a prestarle mi
ayuda…
- Si quieres ayudar , vete por donde
viniste – dijo ella y él se adelantó para tomarla de un brazo. Al mismo
tiempo las improvisadas armas se
dirigieron a él pero, con ágiles movimientos Blaze desarmó a las personas que
intentaban frenarlo.
Todos lo miraron atónitos.
-Saoirse, parte de cuidar a otros es
saber aceptar ayuda cuando la necesitas – dijo e ignoró la voz que le recordó
que él no había seguido aquella regla.
-Yo…
-Te estoy ofreciendo la ayuda del
clan Blackdalion para derrotar a Reual, ayudar a tu gente y rescatar a los que
tienen prisioneros.
-No puedo creerte - dijo ella.
-Lo sé, pero si no llega nadie tras
de mí en una hora, deberás aceptar que
no soy un traidor y que sólo intento ayudar.
-Muy bien. Dos horas. – aceptó ella
y para sorpresa de todos Blaze se sentó en el suelo y sonrió.
-Esperemos – dijo.
Saoirse no sabía que hacer con él,
¿cómo había pasado eso?. ¿Quién era en verdad Blaze Blackdalion? ¿Acaso era
cierto que venía a ayudar?¿Era la respuesta a sus plegarias?
Durante dos horas lo observó
mientras todas estas preguntas rondaban en su cabeza, él se quedó allí
tranquilamente sentado, mientras Saoirse y los demás lo observaban desde cierta
distancia.
Tras dos horas de espera, él se
levantó y silbó fuertemente lo que alertó a sus observadores que se
tranquilizaron al ver que sólo aparecía un gran caballo negro de entre los
árboles. Luego se acercó a ellos y habló mirando a Saoirse.
- ¿Me llevas hasta donde está la
gente que cuidas? Me gustaría conocerlos.
Ella asintió con un breve movimiento
de cabeza y se echó a andar mientras Blaze y los demás la seguían.
Cuando llegaron al campamento ,
Blaze descubrió un grupo de poco más de cien personas. A simple vista era
evidente la falta de hombres jóvenes y fuertes,
y se debía, por supuesto , a que Cadmais los había reclutado para
trabajar en las minas. Sólo quedaban mujeres, niños, ancianos , un puñado de
adolescentes y no más de cinco hombres
en edad de combatir.
Constituían un grupo lamentable.
-¿Qué les pasó ?- preguntó él
pensando que era imposible que aquella gente hubiera resistido tanto tiempo encontrándose en aquel estado.
-Se nos acabó la comida, ya casi no
nos queda nada y muchos enfermaron por el frío y el hambre…- explicó Saoirse dejando en claro que aquella larga lucha había
acabado con ellos poco a poco.
Blaze sacudió la cabeza en un gesto
de pesar y sus ojos se volvieron de un verde más intenso por la indignación que
sentía.
Él no había pedido ser el heredero de un Señorío , pero lo era, y
desde la más temprana infancia había aprendido las obligaciones que esa
posición conllevaba y también el honor que significaba ser responsable de la
vida de los demás.
Le dolió pensar en el contraste de
su tierra y la realidad de esta gente, ellos merecían a alguien que los
cuidara, no que los llevara hasta aquel lamentable estado.
-Ven …- dijo ella y reunió a la gente para presentárselo. Entre
ellos estaba la madre de Saoirse, era claro que
estaba recuperándose de una enfermedad, se la veía débil y cansada, una
joven la ayudaba a sostenerse en pie, sin embargo en su mirada tenía la misma
fuerza que su hija. Cuando Saoirse explicó que él venía a ayudarlos, aunque no
sonaba para nada convencida, la mujer le dedicó una sonrisa a Blaze y éste le
correspondió con una más amplia.
Se pasó la tarde escuchando a la
gente y explicando cómo iba a ayudarlos, pensaba solicitar la ayuda inmediata de su familia, ya había
sido demasiado terco en ese aspecto y juntos se encargarían del Señor de
Cadmais.
Se enteró de muchas cosas, como que el padre de Saoirse también estaba en
las minas, que apenas les quedaba
alimento para resistir otro mes y
los verdaderos motivos por los que la joven se había convertido en la
líder de aquel movimiento.
La verdad le llegó por boca de una
amiga de la joven.
-Ella amó a Kennon toda su vida, es
un poco mayor que Saoirse así que desde niña fue su héroe, cuando él fue
apresado fue natural para ella seguir su trabajo. Además claro de que ella es
tan idealista como él…- comentó la muchacha
y la mirada de Blaze se dirigió hacia Saoirse que conversaba con su
madre.
“¿Qué clase de hombre era el que
ella amaba?”
Más tarde cuando ella volvió a
contarle detalles sobre lo sucedido ,él fue plenamente consciente de las muchas
veces que nombraba a Kennon y de la adoración que se percibía en el tono de voz
de la joven.
-¿Qué vamos a hacer ahora? –
preguntó Saoirse .
La joven estaba totalmente
extrañada, conocía a Blaze desde un día, había pasado de ser el enemigo a un
aliado y a pesar de que era un extraño se sentía cómoda con él y él le hacía
sentir que todo aquello era algo que también lo involucraba. “¿Cómo podía
ser?”.
Lo había observado cuidadosamente a
lo largo de todo el día, explicaba las cosas con seriedad ,pero al mismo tiempo
cuando la situación se volvía tensa o la preocupación por el futuro era patente,él
con una broma o una sonrisa relajaba el ambiente.
Había comido agradecido la frugal
comida que le habían ofrecido, había sido gentil con su madre y con todas las
personas que se le acercaron, había dejado que los niños acariciaran su caballo y había hecho una evaluación cuidadosa de las armas que tenían.
Si se trataba de nobles Señores , ella sólo había conocido a
Reual de Cadmais, pero este joven que
caminaba junto a ella estudiando el terreno era de otra clase,
totalmente diferente, y ella no alcanzaba a comprenderlo del todo.
¿Todos eran así en el otro
continente? ¿O sólo Blaze Blackdalion?
-Saoirse…-la llamó él y se dio
cuenta de que se había distraído y no había escuchado lo que él le decía.
-¿Sí?
-Preguntaste qué haríamos.
Mañana me iré a enviar un mensaje a mi
familia para pedir refuerzos, luego
volveré para darles un poco de entrenamiento y ayudarlos en todo lo
necesario para que puedan resistir hasta su llegada, y de ser posible iré a
investigar que sucede en esas minas.
Sin embargo eso no fue posible, al
día siguiente uno de los exploradores trajo las noticias de que Reual había
mandado hombres para impedir el paso hacia el puerto, los tenía rodeados no
podían ir ni hacia el puerto ni hacia el Castillo sin caer en sus redes. La
huida de Blaze lo había puesto sobre aviso.
-¡Maldición! – gritó él furioso
consigo mismo. Si le hubiera hecho caso a su padre o incluso a Conrad, aquello
no estaría sucediendo. Ahora estaban solos y él sabía que su destreza no era
suficiente para ganar aquella batalla. Probablemente al no recibir noticias ,
su padre haría algo , pero pasarían muchos días, más sumado al tiempo de viaje
que les llevaría llegar hasta allí, sería demasiado tarde .Saoirse no dijo
nada, sólo bajó la mirada y se puso pálida como si ya estuviese acostumbrada a
que las esperanzas se murieran antes de florecer.
-Supongo que deberé enviar a algunas
personas más a patrullar, él va a
redoblar sus esfuerzos por atraparnos ahora…
-Saoirse, yo aún estoy aquí. Quiero
decir…no estás sola.
-Gracias-dijo ella escuetamente y se
preguntó si él lo decía porque estaba atrapado allí con ellos sin ninguna otra
opción.
Sin embargo, con el correr de los
días cambió de opinión. No parecía no tener opción, estaba allí ayudando donde
hacía falta, organizando, cazando para obtener comida, y parecía ser uno más de ellos.
Había un pequeño grupo conformado
por la gente más activa, planeando los próximos movimientos.
-Tal vez deba ir a ver si averiguo
algo sobre la gente que está en las minas, si tengo cuidado puedo ir sin que me
descubran - propuso Blaze.
-Iré contigo.-se ofreció Saoirse.
-No, tú no puedes ir- intervino
Meriha , la joven amiga de la muchacha-
Sabes que él está detrás de ti, si te captura…después de la última vez que escapaste
, sería muy peligroso que fueras…
-¿Escapaste? ,¿ya te atrapó antes? –
preguntó Blaze.
-Sí.
-Él
la tomó prisionera, estaba obsesionado con capturarla – agregó la
muchacha.
-¿Por qué eres la líder? – preguntó
él que había notado algo extraño en el tono de voz y las miradas de la jóvenes.
-No, no es el único interés que
tiene en ella- aclaró la otra joven y Blaze imaginó a Saoirse en manos de aquel
hombre y sintió una furia descontrolada recorrerle el cuerpo.
-¿Él te..?- ni siquiera pudo hacer
la pregunta y afortunadamente Saoirse lo interrumpió.
-Escapé antes, le di con un jarrón
en la cabeza y escapé- dijo ella y él sintió un alivio indescriptible.
-De allí tu gusto por golpear a la
gente en la cabeza-bromeó y ella se relajó.
-No te dejará ir otra vez si te
atrapa- advirtió la amiga.
-No dejaré que eso pase-aseveró el
joven Blackdalion con convicción y Saoirse se sintió segura por primera vez en
mucho tiempo.
Blaze había empezado a entrenarlos
en técnicas de lucha, lo mejor era que
estuvieran tan preparados como fuera posible para defenderse.
Nadie iba a llegar a rescatarlos ,
así que tendrían que aprovechar al máximo cada oportunidad.
Él había estado dividido entre irse
para intentar conseguir ayuda o quedarse a protegerlos, la idea de abandonarlos
a su suerte aunque fuera por buscar un bien mayor no le había agradado, así que
había decidido quedarse allí, pasara lo
que pasara no iba a abandonarlos.
-¡Así no! – exclamó de pronto y se
acercó a Saoirse que sacudía una vieja
espada casi como si usara una vara para espantar moscas.
- Hago lo que puedo, es pesada – se
quejó ella y él se puso a su espalda y
le enseñó como sostenerla.
-Así de esta forma, equilibra mejor
el cuerpo o te caerás – le explicó y puso sus manos sobre las de ella para
enseñarle como hacerlo.
Blaze casi la estaba abrazando, era
mucho más alto y sus manos cubrían las suyas por completo, Saoirse se sintió
inquieta con aquella cercanía, era incapaz de escuchar las instrucciones de él,
trató de desprenderse y se giró con tal velocidad que estuvo a punto de caer.
En el intento por atajarla, se
chocaron y sus labios se rozaron, ambos se separaron avergonzados .
-Yo…-trató de excusarse él. No
estaba acostumbrado a hacer las cosas tan mal, la había tomado prisionera, la
había puesto en una posición incomoda y acababa de besarla. Que fuera un
accidente no lo justificaba para nada, porque al rozar la boca de ella , la
había apretado un poco más contra sí de lo necesario y había deseado prolongar
el beso…aún sabiendo que había alguien más en el corazón de ella.
-Iré a buscar una espada más
liviana- dijo ella y se marchó de prisa tratando de no darle importancia a la
situación.
Saoirse caminó tan rápido como pudo
para alejarse de él, acababan de besarse, mejor dicho ,por accidente, Blaze le había robado su primer beso.
“No era algo importante” se dijo
Saoirse a sí misma y en los siguientes días actuó como si nada, aunque tenía la
sensación de ser más consciente de la presencia de él.
En ese momento por ejemplo, aunque
ella estaba ocupada en otras tareas, era plenamente consciente de que Blaze
estaba cerca contándole historias a un niño que se le había acercado y a
algunos más que lo escuchaban desde cierta distancia.
El joven Blackdalion le contaba al
niño sobre barcos, pero al pequeño le costaba imaginar aquellas naves
que surcaban los mares.
Al ver el desconcierto infantil a
Blaze se le ocurrió una idea. No podía llevar a los niños a otro lugar, pero podía traer esos lugares
hasta ellos. Buscó el estuche que guardaba en sus alforjas, afortunadamente no
lo había perdido. Lo abrió y encontró las hojas de papel y la carbonilla.
Dividió algunas hojas en cuatro y se
puso a dibujar. Un rato después de su mano había surgido la imagen de un
hermoso barco que se movía entre las olas mientras el viento insuflaba sus
velas.
Los niños comenzaron a rodearlo, así
que el joven se vio obligado a cumplir con los pedidos de un montón de
criaturas maravilladas. Claro que para él no era una verdadera obligación,
estaba feliz de poder dibujar para ellos y arrancarles una sonrisa. Por un
instante podía cambiar la triste realidad y con su talento mostrarles lugares
exóticos, animales extraños y escenas felices.
Saoirse lo observaba atentamente,
aún sentado en el suelo su estatura resaltaba. Parecía un gigante en medio de
los niños. Pero lo que más le llamaba la atención era la sonrisa de él, se lo
veía relajado mientras dibujaba y repartía ilustraciones y lo más milagroso era
que su felicidad era contagiosa, los niños reían despreocupados.
La joven desvió la mirada y volvió a
concentrase en su labor, no notó que los niños se dispersaban ni tampoco que
Blaze se acercaba a ella. Sólo fue consciente de la presencia de él cuando el
muchacho le extendió una hoja.
-Para ti – dijo escuetamente y ella
tomó el dibujo. Observó con cuidado cada magistral trazo, paseó su mirada
captando cada detalle.
-¿Existe un lugar así?- preguntó
después sin dejar de admirar el dibujo.
-Sí, existe, es mi hogar. Ese es el
camino de entrada – contestó él señalando el camino custodiado por árboles de cerezo en flor que había dibujado.
Saoirse casi pudo ver los árboles en
flor, Blaze había capturado la luz que se filtraba entre las ramas, la etérea
belleza de las flores, el movimiento de las hojas e incluso la caída de pequeños
pétalos que iban cubriendo el suelo .Casi pudo recorrer aquel camino y ver lo
que apenas se vislumbraba como un esbozo en el dibujo, la silueta de un
castillo y una aldea, que esperaban al final del camino.
Era un lugar que transmitía paz
y felicidad.
-También hay cerezos alrededor del
Castillo, muy pronto florecerán y será un hermoso paisaje rosado…Saoirse ,
existen lugares así. Todo estará bien, ya verás – dijo y se alejó de ella.
Por un instante había querido
agregar que deseaba que ella lo viera en realidad, que recorriera aquel camino
con él, había sido una revelación para el joven Blackdalion, pero sabía que eso
no era posible. Mantenerla viva, ya sería suficiente desafío.
En la mañana , llegó una joven
bastante alterada a hablar con Saoirse,
las dos se fueron a hablar a solas en una de las tiendas y luego salieron apresuradas sin dar ninguna
explicación.
Cuando ya iban alcanzando el borde
del bosque , Blaze las alcanzó.
-¿Dónde vas? – preguntó sosteniendo
a Saoirse por un brazo.
-Yo…debo ir…Kennon me necesita. Lo
han llevado al Castillo…Lynn vino a avisarme.
-Quédate , yo iré – dijo él.
-No,
debo ir yo – insistió la joven y él frunció el ceño con aquella mueca
que lo asemejaba a Caleb.
-Iré con ustedes – dijo él y la
joven que venía con ella la tomó de la mano para apresurarla.
-Esto es totalmente imprudente –
dijo Blaze.
-Lynn me ha informado que habrá
pocos guardias esta noche, ella es una de las personas que se quedaron en la
aldea. Pero nos trae información sobre
lo que sucede cada vez que le es posible. Kennon fue llevado al Castillo , si
hay pocos guardias tal vez pueda hacer algo por él.Cadmais nunca esperará que
yo vaya.
-No, no debe pensar que eres tan
estúpida para ir a meterte en su guarida.
-Está bien, si esperamos a la noche
será seguro – dijo Lynn y Blaze la miró con fijeza.
-¿Estás segura de lo que dices?
-Sí , un grupo grande se ha
marchado. Supongo que andan tramando algo, pero lo cierto es que han descuidado
la vigilancia. Una de las empleadas de la cocina, nos ayudará a entrar- dijo la
joven.
-¿Por qué te fuiste sin decirme
nada? – increpó Blaze a Saoirse.
-Ibas a impedir que viniera.
-Ya lo creo…- musitó él- Dime , ¿él
vale que arriesgues tu vida?
-Sí- contestó ella sin dejar dudas.
Cuando oscureció, los tres se escabulleron hasta el Castillo, no
había vigilancia y todos los sentidos de Blaze se pusieron en alerta.
Una mujer abrió una puerta lateral y
les hizo señas para que corrieran hacia allí.
Era muy, muy extraño. El joven
Blackdalion tomó a Saoirse de una mano y la detuvo.
-Vámonos de aquí – le dijo y
forcejeó con ella que quería soltarse, pero él era mucho más fuerte y la
arrastró consigo.
-¡Blaze!- protestó ella y en ese
momento una lluvia de flechas provenientes de los arqueros que estaban
escondidos detuvo su marcha. Habían caído en la trampa.
De golpe empezaron a salir soldados y más
soldados del interior del Castillo hasta rodearlos completamente, detrás de
ellos venía Reual de Cadmais.
Rápidamente Blaze escudó a Saoirse
con su cuerpo y desenvainó la espada.
-No te muevas…- susurró pero ella no
le hizo caso y salió corriendo tratando de alcanzar a Lynn que se había
separado de ellos.
-¡Diablos! – maldijo Blaze y fue
tras ella
-¡Lynn! – gritó Saoirse y entonces
la joven la miró sin expresión en sus ojos
-¿Lynn?- preguntó pero acababa de
darse cuenta de que había sido traicionada por alguien en quien confiaba
plenamente, Lynn la había entregado al Señor de Cadmais.
-Lo siento, él prometió liberar a
Kennon y a mi familia , si yo te traía, no eres la única que lo quiere- dijo la
joven y Saoirse sintió que el pecho le oprimía.
Blaze estuvo a punto de llegar hasta
Saoirse pero los soldados empezaron a atacarlo y cuando quiso darse cuenta la habían
capturado.
-¡Suéltenla! – gritó mientras él mismo era rodeado. Reual se
acercó a ellos.
-¿Crees que la voy a soltar después
de todo el trabajo que me tomé para traerla aquí?.
-Suéltala o voy a matarte.
-No me hagas reír, no puedes
liberarte tan fácilmente, me temo que serás tú quien no salga de aquí.
-Bien , mátame, y entonces mi
familia acabará contigo.Dame el gusto.
-No Blackdalion, ellos se aliarán
conmigo para matar a los rebeldes asesinos de su heredero.- dijo y Blaze comprendió que eso también era parte del plan de Cadmais,
vivo o muerto era lo mismo, pensaba usarlo para sus propósitos. Blaze no pudo
contener más su furia, necesitaba llegar hasta Saoirse y sacarla de allí.
Empezó a luchar. Estocada tras
estocada, mantuvo a sus enemigos a distancia.
-¡Ríndete o ella muere! Si dejas la espada, ambos vivirán.- gritó Reual
y Blaze vio que quienes la sostenían le habían puesto una espada en el cuello.
Blaze sabía que podía acabar con
cuatro fácilmente, no eran un problema para él, incluso sabía que era posible
que derrotara a diez. Después de todo, era el joven león Blackdalion, forjado
por generaciones y generaciones de guerreros…estaba acostumbrado a vencer, sin
embargo aunque derrotara a sus enemigos no tenía garantía alguna de que Saoirse
saliera ilesa.
Ella estaba en manos de los
enemigos, y mientras él luchaba podían herirla, ya que él controlaba la espada pero
no el tiempo ,y en los minutos que le llevara librarse de aquellos que lo
enfrentaban, ellos podían lastimar a la
joven.
Los de su familia no se rendían,
peleaban ,pero la verdadera premisa que regía sus vidas era proteger. Los
Blackdalion priorizaban el proteger a alguien por sobre el matar, por eso si
tenía que elegir entre acabar a sus enemigos y proteger a la chica, él elegía
esto último.
Sus ojos verdes se oscurecieron,
mientras todo su cuerpo se rebelaba contra lo que pensaba hacer, su mano estaba
lista para blandir la espada y no para soltarla, sin embargo la dejó caer en un
gesto de sumisión. Fugazmente dirigió su mirada hacia Saoirse.
-¡No! – gritó Saoirse y en ese
momento los soldados se lanzaron contra
Blaze para golpearlo.Él ni siquiera intentó defenderse.
Desde el suelo, el joven alcanzó a ver cómo Reual se
aproximaba a Saoirse . Trató de levantarse pero lo patearon en las costillas y
debió quedarse tirado.
El hombre se aproximó a la chica y
levantó su cara a la fuerza.
-Ahora eres mía…- le dijo y
ella forcejeó para apartarse de él, sin
embargo la sujetó con más fuerza y la besó. Saoirse lo mordió con fuerza y él
la abofeteó. Con las pocas fuerzas que le quedaban Blaze se levantó y como si
la furia le diera energía golpeó a los
que lo sostenían y llegó hasta Reual lanzándose contra él. Pero estaba débil y
los soldados del enemigo volvieron a atraparlo. Él cerró los ojos .
-Llévenlo al calabozo y a ella
a mi habitación, más tarde me encargaré
de arreglar las cosas con la pequeña fiera . Ah, maten a esa otra – agregó
señalando a Lynn e inmediatamente la joven fue atravesada por una espada.
-¡Nooooooo! – gritó Saoirse y las
lágrimas se reunieron en sus ojos, su
imprudencia los había sacrificado a todos.
Los guardias lanzaron a Blaze al
calabozo sin la menor contemplación y
luego se retiraron.
El joven abrió los ojos verdes.
Pensó que debía ceder su lugar como heredero del Señorío a las gemelas, sin
dudas ellas no harían las cosas peor de lo que él las estaba haciendo.
Saoirse no podía quedarse quieta,
había intentado abrir la puerta sin resultado alguno, incluso se había lanzado
contra ella logrando sólo un fuerte dolor en el cuerpo.
No podía sólo quedarse allí y
esperar a que llegara aquel monstruo…
Miraba de un lado al otro para
buscar algo con qué defenderse pero no había nada, sólo una cama y un par de
sillas.
Iba a luchar hasta su último hálito
de vida, pero eso no le quitaba el miedo que sentía.
No había mucho que ella pudiera
hacer para detenerlo, tomó una silla y la lanzó un par de veces contra la
pared, hasta que la madera cedió,
desprendió dos de las patas y las tomó como garrotes, pensaba luchar.
Cuando sintió que la puerta se abría
, lanzó con fuerza la madera contra el hombre que entraba. Este la tomó en el
aire y la miró con disgusto.
-Al menos esta vez no fue mi
cabeza…-dijo solemnemente.
-¡Blaze! – exclamó ella sin poder
creer que él estuviera allí, pero era real, estaba parado frente a ella.
-Vamos, o quieres quedarte aquí – la urgió y extendió
una mano que ella tomó de prisa.
-¿Cómo..?-
-Sé abrir cerraduras, salí de allí
, me encargué de los guardias, recuperé
mi espada y vine por ti . Espero no llegar tarde …
-No, justo a tiempo. ¿Así que tienes
habilidades de ladrón?
-Es una larga historia….mi familia
no se lleva bien con los encierros. Ahora haz silencio y no te sueltes. Debemos
salir antes que noten mi ausencia. Están relajados creyendo que todo acabó para
nosotros, es nuestra única ventaja.
Ella asintió y él la fue guiando por
pasillos, mientras evitaban a los centinelas que hacían ronda , finalmente y por milagro
pudieron salir del Castillo. Blaze tenía razón, creyéndolos prisioneros,
habían relajado la guardia, probablemente el Señor los había invitado a
festejar la victoria.
Amparados en la noche , Blaze y
Saoirse pudieron escapar. Él empezó a correr , arrastrándola consigo, no tenían
mucha oportunidad así que debían poner tanta distancia como fuera posible antes
de que notaran su ausencia.
Corrieron sin parar hasta que Blaze
la sintió gemir al tropezar. Ya estaban bastante alejados en la profundidad de
los bosques así que se detuvo para que
descansaran.
-¿Estás bien?- preguntó él.
-Sí, ¿y tú?
-Bien- contestó él pero se lo notaba
agitado y ella recordó la golpiza que había recibido.
-Lo siento, lo siento mucho – se
disculpó la joven.
-Está bien, no vuelvas a pensar en
ello ahora, sólo debemos salir de aquí.
Ella asintió , pero cuando quiso pararse , no
pudo sostenerse, se había doblado un pie
y sumado a los nervios apenas podía mantener el equilibrio.
-Sube a mi espalda yo te cargaré-
dijo él.
-No, tú estás cansado…
-No puedes caminar y debemos
alejarnos de aquí. Puedo hacerlo, vamos Saoirse- insistió y se agachó para que
ella subiera.
Finalmente la chica aceptó por miedo
a que los alcanzaran, ya había provocado demasiada tragedia por su cabezonería.
-¿Qué pasará ahora? – preguntó.
-Me temo que el combate es
inminente, debemos preparar a todos y ponernos en alerta. Con lo de hoy ,
redoblará sus esfuerzos y no sabemos si
haya algún otro traidor dando vuelta.
La chica sintió que se le atenazaba
la garganta al recordar a Lynn y todo lo sucedido. Se abrazó más fuerte al
cuello de Blaze y fue conciente de la forma costosa en que él respiraba y del
esfuerzo que estaba haciendo para mantenerlos a salvo.
Finalmente llegaron al campamento,
la madre de Saoirse casi se muere del susto al verlos llegar en aquellas
condiciones.
La gente empezó a susurrar nerviosa,
presa del miedo. Blaze logró calmarlos y convencerlos de que no había nada que
pudieran hacer esa noche, al día siguiente se pondrían en acción.
Por último , Blaze se retiró a
una de las improvisadas tiendas para
descansar un poco, necesitaba recargar fuerzas.
Unos segundos después vio a Saoirse
parada en la entrada, su indecisión era
clara.
-Deja que te cure la herida -pidió
Saoirse y Blaze asintió. Ella se acercó a él, y el joven se quitó la camisa que aún estaba manchada con sangre. La
muchacha se sonrojó intensamente por la intimidad de aquella situación. Apenas
se animaba a mirarlo, sin embargo cuando lo hizo descubrió los grandes
moretones que él tenía en el torso. Se le acercó angustiada.
-¡Cielos!- exclamó apenada
recordando cómo él se había dejado
golpear por ayudarla.
-No te preocupes, no es nada – dijo
él quitándole importancia, pero cuando ella posó su mano en el costado
machucado, se encogió instintivamente.
-Debe dolerte mucho… y aún así
corriste y me cargaste. Blaze…-gimió ella angustiada.
-Soy fuerte, no hay problema- dijo
con una sonrisa pretendiendo calmarla y aquello la hizo plenamente conciente
del fuerte cuerpo de poderosos músculos que estaba medio expuesto ante ella. Se
sentía pequeña y femenina junto a él, aquello era más preocupante aún que todo
lo que les había sucedido.
-Buscaré algo para los golpes, sólo
había traído para curar tu corte, ya vuelvo -dijo y se retiró con rapidez.
-Bien – contestó Blaze y cuando la
joven salió, se sentó respirando con
dificultad mientras se movía cuidadosamente. “¡Rayos le dolía hasta tomar aire!”.
Ahora que la adrenalina del combate y de la huida se le había pasado, se sentía
agotado y dolorido. Esperaba no tener ninguna costilla rota, menudo defensor
sería si tuvieran que cuidar de él. Apenas unos minutos después, Saoirse volvió a entrar cargando un pequeño cesto con
medicamentos.
Se dedicó a curarlo con esmero,
mientras tenía el ceño fruncido por la concentración.
-Listo – dijo ella una vez que terminó de aplicarle ungüento y vendarlo ,y guardó
las cosas.De repente Blaze tomó sus manos y antes de que ella pudiera reaccionar
la levantó por la cintura y la sentó sobre la
rústica mesa que había junto a la litera.
-Tú también estás herida –dijo
mirándola tan cerca que ella pudo contemplar las distintas tonalidades de sus
ojos verdes.
-No es nada-replicó tocándose la frente.
Ni siquiera recordaba haberse herido, tal vez en el forcejeo con los guardias o
el roce de las ramas mientras huían.
-Voy a curarte, porque tú jamás
pensarás en cuidar de ti misma –dijo él y antes de que ella pudiera replicar ,
Blaze ya estaba aplicándole ungüento en los raspones que tenía en la cara .Lo
hacía con una delicadeza sobrecogedora, Saoirse ni siquiera se animaba a
moverse.
-¿Cómo sab…?- empezó a preguntar
ella pero la herida de la frente le ardió y él se inclinó para soplarle
quitándole el ardor.
-Hermanos y primos menores que
viven cayéndose y haciéndose heridas
cuando se meten en problemas .Ahora dame las manos, también tienes unos
raspones allí –dijo él y siguió con el cuidadoso tratamiento.
-Gracias…-dijo ella cuando él
terminó.
-Bien, creo que ya está, también te
heriste la pierna ¿verdad?.
-Yo lo curaré – respondió ella
rápidamente un poco sonrojada y él asintió con repentina seriedad.
La bajó con cuidado y le deseó
buenas noches.
Blaze no podía dormir, su cabeza
daba vueltas una y otra vez sobre las distintas posibilidades y las opciones
que tenía para salvar a aquella gente.
Parecía que no era el único que no
podía conciliar el sueño, sintió unas pisadas en el exterior y alcanzó a ver
una silueta escabulléndose en el bosque. La siguió con sigilo.
Era Saoirse que estaba adentrándose más y más en el
bosque, cuando se alejó lo suficiente del campamento, se dejó caer junto a un
árbol y empezó a llorar.
Ella lloraba, tratando de no ser muy
ruidosa, de que no la descubrieran .Era claro que no quería preocupar a nadie
pero necesitaba desahogarse, y por la forma en que manaban las lágrimas , no
sólo lloraba por lo sucedido ese día…sino por todo lo que le había pasado en el
último tiempo.
Él sabía que su corazón no sólo dolía por el peligro que
había corrido sino también por la traición y la muerte de Lynn. Era una joven
muy sensible y noble que cuando confiaba en alguien lo hacía plenamente.
Blaze sintió que su corazón también
dolía con la desazón de ella.
Se le acercó despacio y se agachó a su lado, luego, antes de que ella pudiera percatarse de lo que sucedía, la abrazó.
Se le acercó despacio y se agachó a su lado, luego, antes de que ella pudiera percatarse de lo que sucedía, la abrazó.
Saoirse se sobresaltó , pero al
darse cuenta de que era Blaze se dejó abrazar y siguió llorando como si ni
siquiera le quedaran fuerzas para resistirse al consuelo.
Lloró y lloró hasta que no pudo
seguir haciéndolo, entonces levantó los ojos y miró al hombre que la envolvía
como un escudo.
Había tanta tristeza en aquellos
ojos castaños que Blaze no pudo evitarlo, bajó la cabeza y la besó con mucha
delicadeza. No era una demostración de pasión, sino un gesto de consuelo, ella
estaba herida y él quería ayudarla, incluso borrar con sus labios el roce de
Cadmais y de su maldad. Ella lo recibió de la misma manera, necesitaba el
contacto de aquel hombre de corazón noble.
Se separó de ella , pero no la
soltó, la acomodó mejor en sus brazos para que estuviera cómoda. Iba a
disculparse, pero sólo empeoraría la situación.Ella no parecía enfadada, había
comprendido su intención.
- Cuéntame cómo es que aprendiste a
abrir cerraduras – dijo ella y él sonrió, se recostó un poco contra el árbol y
la amoldó contra su cuerpo ubicando la cabeza de ella contra su hombro.
Luego empezó a hablarle sobre su
familia. Sobre como su abuela había escapado de una torre y su madre había
saltado por una ventana. También sobre como habían esclavizado a su tío
Connor.Y cómo cada miembro de la joven generación había aprendido a abrir una
cerradura para evitar que los
encerraran.
Luego siguió hablando, sobre sus
padres , hermanos y primos mientras ella hacía preguntas.
-¿Cómo son? – preguntó ella
refiriéndose a Bri y Ari a quienes acababa de nombrar.
-Son las mujeres más peligrosas que
conozco – dijo él
-¿Se parecen a ti?- preguntó Saoirse
y Blaze tuvo la certeza de que ella imaginaba
a las gemelas como gigantes con espadas en mano. Sonrió mientras la
chica lo miraba extrañada.
-No , no se parecen a mi, excepto en
los ojos. Son algo más bajas que tú…
-¿En serio ? - preguntó ella
incrédula.
-Sí..son ..- Blaze había estado a
punto de decir delgadas pero entonces pensó en la extrema delgadez de Saoirse,
imaginó que de seguir en aquella lamentable situación pronto la chica
desfallecería de hambre, las veces que la había sostenido le había parecido
capaz de quebrarse entre sus brazos.De pronto la palabra delgada le supo amarga
y se le trabó en la lengua.
-¿Son…?-lo urgió ella.
-Esbeltas, con rizos oscuros y ojos
verdes.
-¿Cómo pueden ser peligrosas?
-Lo son , créeme. Porque son
criaturas encantadoras, deslumbran a cualquiera con un pestañeo pero son muy
hábiles para meterse en problemas. Si no hay un problema que pueda
involucrarlas , ellas lo crean.
Saoirse rió y Blaze sintió que un peso se quitaba de su corazón al sentirla reír.
-¿Y Lionysse, también ella es así?
-No, Lyon es distinta…-dijo él y
siguió contándole hasta que el amanecer llegó y los dos volvieron al
campamento.
No habían dormido, habían hablado
toda la noche, pero ambos se sentían más tranquilos.
Aquel día Blaze se pasó organizando
a la gente para el ataque que adivinaban inminente, organizaron trampas y
patrullas de exploración para estar preparados.
Finalmente , él le dio su daga a
ella. Le sería mucho más útil y fácil de manejar que las espadas.
Saoirse se lo quedó mirando y
recordó lo que él le había contado sobre su hogar y sobre su familia. En aquellos días , ella casi había olvidado
quien era él, era el heredero de un Señorío, había gente que lo amaba y lo
esperaba en su casa.¿Qué hacía Blaze Blackdalion involucrado en aquella lucha
que no era suya?.Era muy injusto que no pudiera regresar a su hogar de cerezos
en flor.
-Blaze…- dijo ella alzando la cabeza
para mirarlo.
-¿Mmmm?
-¿Estás dispuesto a morir por
nosotros? – preguntó y él la miró sorprendido.
-No…pero estoy dispuesto a morir a
su lado en la lucha.- contestó él con intensidad y ella supo que era verdad,
aquel hombre combatiría hasta su último aliento.
-Ojala no fuera así…-dijo ella con
la voz entrecortada al pensar que él pudiera morir.
-No te preocupes, encontraremos una
forma – dijo él y sonrió. Con mucha dificultad ella le devolvió la sonrisa
-¡Un ejército se acerca! – gritó un
joven que llegó agitado al campamento.
-¿Vienen desde el Castillo?-
preguntó Saoirse alarmada.
-No, desde el otro lado, desde la
costa. Son demasiados…llevan dos leones en el estandarte- agregó.
-¡¿Dos leones?!- preguntó Blaze .
-Sí , uno negro y uno blanco.-
contestó y Blaze se echó a reír.
-¡Vamos! – dijo tomando a Saoirse de
la mano y arrastrándola consigo.
-¿Dónde vamos ?
- A que conozcas a mi familia.- dijo
él.
Fueron hasta el borde del bosque ,
desde dónde se divisaba el camino y los vieron.
Saoirse miró acercarse a aquellos
señores, todos magníficos y se estremeció.
Ella conocía a los
Señores y sabían como podían ser. Arrebatan lo que querían, tomaban sin pedir,
destruyendo todo lo que estuviera a su paso. Eliminaban a los débiles sólo
porque tenían el poder de hacerlo. Tenían el poder que daba
el oro y la nobleza, el poder de los ejércitos y la fuerza. Así era
Reual de Cadmais.
Sin embargo ella también había
conocido a Blaze Blackdalion y eso le dio esperanzas, tal vez existiera algo
mejor.
Aunque desde aquella distancia no se
distinguía el estandarte, Blaze no necesitó ningún emblema para identificarlos,
reconocería a los hombres que guiaban a aquel grupo en cualquier lugar en el
mundo. Conocía el nombre de los caballos que montaban tan bien como el del
suyo, conocía sus armaduras y espadas, sus movimientos, conocía sus corazones.
Salió de prisa a su encuentro y
Saoirse lo siguió a cierta distancia.
-¡¡Bienvenidos!! – gritó Blaze
agitando los brazos y los jinetes apresuraron su marcha para llegar hasta él.
El hombre que iba delante desmontó antes de que su caballo se detuviera y llegó
hasta Blaze para apretarlo fuerte contra sí.
-Me alegro que estés bien- le dijo
Caleb a su hijo.
-Y yo me alegro de que estés aquí –
contestó el joven devolviendo el abrazo, en algunas ocasiones había pensado que
nunca los volvería a ver. No sólo estaba
alegre por el refuerzo en la batalla sino por tener cerca a sus seres queridos.
Detrás de Caleb se acercaron varios
jinetes más, allí estaban Conrad y Lysander, Sean y Colin y también el Señor de
Ildrake.
-¿Sayen? , qué haces aquí – preguntó
Blaze sorprendido de verlo allí.
-¿A quién crees que envío Kristana
como mensajero hasta el Castillo de los Cerezos?, cuando se trata de ti se lo
toma muy en serio , lo suficiente como para mandar a su esposo a batalla
después de ver en sus visiones que corrías peligro.
-¿La dejaste sola? – preguntó Blaze
que también adoraba a su prima y al igual que ella cuando se trataba de su
seguridad se lo tomaba muy en serio
-Por supuesto que no, pasé por
Levany, me traje a estos dos – dijo señalando a Sean y Colin - , y Connor fue a
casa a cuidar de Kristana.
-Debiste traerme contigo Blaze, nos hubiéramos
ahorrado tanta preocupación- dijo Conrad.
-Sí y tanto trabajo, el tío nos
obligó a manipular los vientos para que los barcos vinieran más deprisa, en
serio Blaze deja de ser tan inmaduro-acotó Lysander y Blaze lo bajó del caballo para darle un abrazo.
-¿Están disfrutando esto, verdad? –
le preguntó a los mellizos Likaios.
-Por supuesto, no todos los días
tienes la oportunidad de decirle “te lo dije” a Blaze Blackdalion- sentenció
Conrad divertido.
Blaze dio un vistazo rápido a las
filas del ejército que venía con su familia, ejército y amigos porque conocía a
cada uno de aquellos soldados, entonces su vista se detuvo en un par que
estaban lejos, en el fondo.
Blaze se acercó a su padre y le
susurró en voz baja
-¿Qué hacen las gemelas aquí?
-Blaze tus hermanas no están aquí,
¿cómo crees que las traería? – respondió Caleb
-Padre, ellas...-dijo Blaze y los
ojos de su padre se oscurecieron aún más
-¡¡Ari ,Bri!! – gritó ferozmente
Caleb y desde el fondo de la tropa dos jinetes descendieron y al quitarse los
yelmos dejaron ver dos rostros idénticamente hermosos.
-¡Bocón! . ¿Así nos pagas que
vengamos a rescatarte? – le reprochó
Brianna a Blaze mientras se
acercaba a ellos .Ariadne sólo le dio un golpe en un costado al pasar a su
lado.
-Mamá va a preocuparse por ustedes,
no deberían hacerle eso…-se justificó Blaze
y entonces fue Caleb quien entornó la mirada y carraspeó llamando la atención
de su hijo-¿Padre..?
-Fair..ya puedes salir – pronunció
Caleb elevando la voz y otro jinete se apartó del resto .
-¡¿Ella también está aquí?! – preguntó Blaze incrédulo
mientras las gemelas abrían grandes sus ojos en señal de sorpresa.
- Por supuesto, ¿no conoces a tu
madre? .Tratándose de ti no había forma de que se quedara en casa – contestó el
Señor Blackdalion.
El jinete llegó hasta ellos ,
descendió y se quitó el yelmo que llevaba para dejar ver el rostro y los rizos
rubios de Fair Blackdalion. Blaze la abrazó con fuerza.
-Madre, ¿qué haces aquí?...-le
preguntó aunque estaba encantado de
verla.
-Cuidarte, ¿qué más?.Soy tu madre -respondió
ella y luego miró a su esposo- ¿Lo supiste todo el tiempo Caleb?
-Siempre sé donde estás Fair, puedo
sentirte. Además hace tiempo que aprendí que por el bien de mi salud era bueno
tenerte bien vigilada.
-No dijiste nada…-susurró ella
sorprendida.¿Acaso ese hombre nunca iba a dejar de sorprenderla?.
-Prefiero tenerte cerca donde pueda
cuidar de ti – dijo él imperceptiblemente sonrojado y ella le sonrió.
-Bueno, parece que estamos todos …–
dijo Lysander cortando el clima.
-Eso parece – respondió Blaze
contento de tener a su familia a su lado.-Vengan hay alguien que quiero
presentarles – dijo y los guió hasta Saoirse.
Saoirse había observado la reunión
familiar, pasando de sorpresa en sorpresa. Finalmente cuando vio a la mujer
rubia abrazar a Blaze, se sintió conmovida. Se la veía muy joven y pequeña , no
parecía la madre de él. Sin embargo cuando vio los ojos verdes de la mujer no tuvo dudas del parentesco.
El ejército más grandioso había
llegado a tiempo para el rescate.
Y si alguna vez había pensado que
Blaze era un demonio, ahora no podía verlo más que como un ángel vengador que
estaba destinado a hacer justicia.
Sonrió al conocer a las personas de
las que tanto había oído hablar.
-Bueno hijo, tú estás a cargo. Dinos
qué hacer – dijo Caleb y Saoirse vio como la cara de Blaze se iluminaba por
aquel reconocimiento del Señor Blackdalion.
-Tendremos que prepararnos rápido,
supongo que ya no puede evitarse el enfrentamiento…-comentó él.
-Sí, bueno, no fuimos muy
disimulados en llegar. Creo que ya saben que estamos aquí –dijo Lys con una
sonrisa traviesa.
Un rato después todos estaban al
tanto de lo sucedido, aunque ya sabían algo por las visiones de Kristana.
Aquello era lo que había permitido que llegaran a tiempo.
Pero los Blackdalion , no sólo
habían traído un ejército con ellos, sino alimentos, caballos y armas.
Fair y las gemelas rápidamente se
juntaron con la madre de Saoirse y se pusieron a trabajar repartiendo comida.
-Raine te manda esto – dijo Lysander
señalando un par de cajas de madera y al abrirlas Blaze se encontró con una
gran cantidad de espadas.
-¿De dónde sacó tantas?- preguntó
asombrado.
-Eran pedidos que tenía y otras creo
que de su colección personal, le dijimos que nosotros traíamos pero le
preocupaba que no fueran suficientes. Además dijo que no todos podían blandir
espadas hechas para hombres de metro noventa.
-¡Vaya! , estoy en deuda con él-
dijo Blaze y sonrió .
Un día antes sólo pensaba cómo
salvar a esa gente, ahora la respuesta a
sus plegarias estaba frente a él. Su familia había pensado en cada detalle.
Mientras Caleb organizaba a los
soldados, él se reunió con sus primos para organizar el ataque.
Saoirse iba a llevarles un poco de
comida cuando le tiraron de la falda, las gemelas estaban sentadas en el suelo
, observándolos.
-No te molestes, están demasiado
ocupados ahora planeando estrategias – le dijo Bri a Saoirse .
-Sí, quédate un rato con nosotras
–la invitó Ari y ella no pudo negarse. Era muy extraño, Saoirse se sentía muy
diferente a aquellas muchachas. Las gemelas
eran asombrosamente bellas, toda las mujeres del poblado habían
comentado sobre la apostura de los hombres , pero también habían comentado
sobre la belleza de aquellas muchachas idénticas. Aún vestidas con ropa
masculina se destacaban.
Ante ellas, uno tenía la sensación
de estar frente a princesas, delicadas y con facciones perfectas, sedosos rizos
oscuros , cuerpos delgados pero con aspecto saludable, brillantes ojos verdes,
todo en ellas trasmitía vitalidad. Saoirse también sabía que eran buenas con
las espadas y al verlas era claro que no habían pasado ninguna penuria en sus
vidas, eran criaturas privilegiadas y también aquello las hacía diferentes a
ella. Sin embargo, Brianna y Ariadne compartían con su hermano la calidez, uno
se sentía cómodo con ellas cerca, atraían irremediablemente y eran encantadoras.
Tal vez hubiera mucha diferencia,
pero las jóvenes no lo hacían sentir y al pensar en que ellas habían venido
escondidas para ayudar a su hermano, Saoirse estuvo segura de que eran mujeres
formidables, no sólo por la inteligencia de sus miradas, sino por la fuerza que
parecía provenir de su interior.
Les sonrió y aceptó sentarse junto a
ellas, mientras los jóvenes seguían charlando.Cuando terminaran les ofrecería
algo de comer.
-¡Vaya cónclave! Cinco de los
hombres más poderosos… -dijo Bri con un leve tono de burla y señaló a su
hermano y primos.
-Sí, uno no tiene tantas
oportunidades de contemplar juntos a hombres tan eminentes –Acotó Ariadne y
Saoirse miró atentamente a los jóvenes frente a ellas.
-Mira –señaló Bri- aquel es el Señor
de Ildrake…parece temible pero en realidad es bastante tierno una vez que lo
conoces. Y además de ser un gran guerrero está acostumbrado a sobrevivir.
-Sí, definitivamente Sayen es un
sobreviviente.- agregó Ari.
Saoirse pensó que ciertamente , aquel joven con una
cicatriz en el rostro y pálidos ojos aguamarina, daba impresión de ser letal. Aunque también había calidez al dirigirse a sus
compañeros.
-Aquél, es el futuro Señor de Levany
–continuó Ariadne señalando al joven rubio que palmeaba la espalda de Blaze.
-El mayor de todos, y es
aburridamente serio, sinceramente es la versión en joven de nuestros padre,
nació en la familia equivocada. Sean
tiene reglas para todo…pero no hay nadie tan confiable como él, y es el
segundo mejor espadachín de la familia.
-¿Quién es el primero? –preguntó
Saoirse intrigada.
-Creo que lo conoces, el futuro
Señor de las tierras Blackdalion , mi hermano Blaze –Dijo Bri y el orgullo se
traslució en sus palabras.
-Sí…y bueno, no hay mucho que decir
sobre él, ¿verdad? –señaló Ari como al pasar y Saoirse se sonrojó levemente.
Por supuesto que había mucho que
decir sobre Blaze, incluso en aquel grupo de hombres formidables, él
destacaba.¿O tal vez fuera que ella sólo podía prestarle atención a aquel joven
moreno y de intensos ojos verdes?
No quiso pensar en la respuesta y
señaló a los otros jóvenes.
-¿Y ellos de dónde son Señores?
–preguntó indicando a los mellizos Likaios.
-De ningún lado, mi tío tiene
tierras y títulos pero no los usa y ellos menos…
-Aunque tal vez, podamos casar a
Conrad con alguien con un título , es
posible que hasta acabe de príncipe de algún lugar exótico –dijo risueña
Brianna.
-Sin embargo, no te engañes, aunque
no tengan título son los más poderosos de los cinco, ellos podrían ser dueños
del mundo si quisieran…-señaló Ari
-¿Cómo? – preguntó Saoirse turbada
por la repentina seriedad de la muchacha.
-Tienen el don, y en ellos es
extremadamente fuerte, hay pocas cosas que no pueden hacer.
Saoirse había escuchado lo que la
gente con el don era capaz de hacer, en su infancia alguna vez había
contemplado a alguien con una pizca de poder que andaba de pueblo en pueblo
para entretener a la gente con su magia,pero era obvio que los mellizos no
pertenecían a esa clase. Había un aura de poder en ellos que era claramente
perceptible.
-¿Entonces por qué…? –preguntó la
joven y las gemelas comprendieron a qué se refería.
-Porque no es lo que ellos desean,
el poder en sí mismo no es malo, sólo
depende de quien lo use.Sé que has vivido una mala experiencia, pero esos cinco
son la prueba de que existe otra opción, son nobles ,justos y ponen su vida en
juego para hacer del mundo un lugar mejor. –aseveró Brianna con pasión.
-Así que no pierdas la esperanza
Saoirse.-pidió Ari y la joven sintió que tenían razón y que aquellas jóvenes
que podían ser juzgadas como bellamente superficiales acababan de darle una
lección. Aunque si lo pensaba bien, todo
había cambiado a partir de la llegada de Blaze Blackdalion, quien casi como si
oyera sus pensamientos se giró y les dedicó una deslumbrante sonrisa.
El corazón se le aceleró y ni
siquiera notó las miradas que intercambiaron las gemelas.
El campamento estaba en plena
ebullición, la gente de los Blackdalion iba de un lado a otro, había un clima
extraño, típico de los preparativos previos a un combate.
Cadmais ya debía saber de su llegada, así que
no tenía sentido dilatar lo inevitable por más tiempo.
-¡¡NO!!- negaron a coro las gemelas cuando Blaze les dijo que debían
quedarse en el campamento en lugar de ir a la batalla.
- Se quedan aquí- confirmó Caleb
acercándose a sus hijas- también su madre y Colin.
-Es injusto – protestaron ellas.
-Las necesito aquí – dijo Blaze –
necesito que cuiden a esta gente y que si algo sucede ustedes los protejan.
Además no conozco mucha gente capaz de distraerlos y animarlos en estos
momentos de tensión…
-No
nos engañas, sólo nos quieren lejos del campo de batalla – contestó Bri.
-Eso también, pero lo otro no deja
de ser verdad .Por favor, ayúdenme en esto.– dijo él con seriedad y ellas se
rindieron. Blaze pocas veces pedía algo, sólo daba órdenes así que cuando
solicitaba ayuda era imposible negarse.
-Está bien, pero deberás atar a
Colin para que no los siga …
-Sean se encargará de él – dijo
Caleb.
-Sí, discutirle algo a Sean es casi
como discutírtelo a ti padre. Imposible.-dijo Ari haciendo una mueca que hizo
sonreír a Caleb.
-¿Ya has organizado el ataque
Blaze?-preguntó el León Negro a su hijo.
-Sí. En realidad pensaba dejar a la
gente de la aldea aquí y que sólo fuéramos nosotros, pero muchos de ellos
quieren ir, después de todo es su pelea, así que les asigné posiciones en la
retaguardia. De esa forma los tendremos bien cubiertos.
Tú, yo y Conrad iremos hacia el
Castillo; Sayen junto a Lys y Sean irán a las minas a rescatar a la gente que
está allí.
-Me parece bien – estuvo de acuerdo
Caleb.
-¿Y dónde iré yo? – preguntó una voz
y Blaze se dio vuelta con un gesto de fastidio, era la última persona a la que
pensaba asignarle un lugar en el campo de batalla. Caleb se retiró
silenciosamente, aquello no parecía incumbirle a él.
-Te quedas aquí – le dijo a Saoirse.
-Soy la líder de mi gente, debo ir.
-No sabes ni usar una espada…
- Te tomé prisionero sin saber
hacerlo.
-Es peligroso, demasiado.
-Es mi batalla Blaze –dijo ella y él
no pudo discutir aquello.
-¡¡Bien!!, entonces irás dónde pueda
verte…
-¿En la vanguardia, entonces? –
preguntó ella sabiendo que él iba a
guiar el ataque.
-No, ah, no lo sé.-dijo enfadado y
desconcertado. No podía dejar que ella fuese al frente, pero tampoco perderla
de vista. Debería hablar con Conrad para que se asegurará de tenerla bien
vigilada.
“¿Quién era aquel hombre?” Saoirse se
quedó sorprendida mirando a Blaze organizar a las tropas, se había acostumbrado
a verlo como uno más, vestido con ropa sencilla y sonriendo con facilidad.
Aquel hombre era diferente. Estaba
extremadamente serio, daba órdenes precisas e iba vestido para la batalla, con
una ligera cota de malla esmaltada en negro que llevaba la insignia de su
familia.
Se lo veía más impresionante vestido
de aquella manera, ya de por sí sobresalía por su altura y constitución física,
pero ahora ella lo veía por primera vez como el futuro Señor Blackdalion.
En la emboscada en el castillo, lo
había visto como un guerrero por primera vez, la forma en que había peleado con
los soldados de Cadmais la había impresionado, había visto lo letal que podía
ser Blaze con una espada. También lo había visto rendir esa espada por el bien
de ella.
Pero ahora , rodeado de su gente , y
con aquel aire de autoridad tan patente, le resultó imponente.
Sus pensamientos se diluyeron
cuando se movió y recordó que ella misma
llevaba una cota de malla que pertenecía a un joven soldado, de tamaño similar
al de ella, era lo más incómodo que había usado en su vida, pero Blaze lo había
puesto como condición para dejarla acompañarlos.
-¡Uff! –protestó la chica, al pensar
lo incómodo que sería ir a caballo usando eso.
-¿Muy pesada? – preguntó un joven de
ojos celestes glaciares.
-Demasiado – respondió ella.
- Tal vez pueda ayudarte, si confías
en mí.
- Está bien- aceptó ella y entonces
Conrad usó su poder para ajustar la cota al tamaño de Saoirse y para aligerar
un poco el pesado metal sin que la protección perdiera efectividad.
-¿Mejor?
-Sí, gracias –dijo ella.
-No te preocupes, todo sea porque a
Blaze no le de un ataque si te sucede algo.-comentó él y ella se sonrojó por el
mensaje implícito que cifraban aquellas palabras.
“¿De verdad ella era importante para
él?”
Al atardecer el ejército se dirigió hacia el Castillo, tal
como habían pensado el Señor de Cadmais los esperaba con toda su armada lista
para el ataque.
Sin embargo había poco que aquel
nefasto hombre pudiera hacer para contrarrestar las fuerzas de los
Blackdalion, la experiencia de Caleb, la
pericia de Blaze aunada a su sed de justicia, el poder de Conrad y las espadas
de los mejores soldados que servían a los mismos propósitos que sus intrépidos
capitanes, concluyeron con una rápida victoria.
Sólo que en el fragor de la batalla,
Reual escapó y la única que lo vio irse y salió tras él fue Saoirse.
Blaze había desarrollado un sexto
sentido para estar pendiente de ella,
así que al no verla se acercó a Conrad.
-¿Dónde está?
-No lo sé, hace un minuto estaba
aquí, pero fui tras un par de soldados y ella desapareció…creo que fue hacia
allí – dijo señalando hacia el bosque.
-¡Maldición! – gritó Blaze y cabalgó
hacia donde Saoirse se había dirigido.
Blaze escuchó un ruido fuerte , que provenía del bosque y
apresuró la marcha, tampoco había visto a Reual y sabía que era lo único que
podía hacer que la joven saliera tan deprisa. El corazón le latía con fuerza
por la preocupación, no importaba las medidas que tomara para protegerla, con
Saoirse nunca era suficiente.
Blaze descendió de Kelpie y se quedó
atónito, frente a él estaba la joven sosteniendo una gruesa rama y en el suelo
yacía Reual de Cadmais.
-¡¿Qué..?!- preguntó él y ella
sonrió.
-Mi ataque sorpresa – respondió ella
y avanzó hacia él, Blaze se vio obligado a sonreír. Extendió los brazos para
abrazarla y entonces la chica vio como la expresión de él cambiaba repentinamente.
Blaze se adelantó y cuando ella lo abrazó notó que él tenía un brazo extendido
con la espada y que con la otra mano presionaba la cabeza de ella contra su
pecho.
Se desprendió a la fuerza de Blaze ,
y entonces lo vio.
El Señor de Cadmais yacía en el
suelo, con la herida de una espada y sosteniendo aún un puñal en la mano.
Era obvio que mientras ellos se
distraían se había incorporado y se había lanzado hacia ella, sólo los rápidos
reflejos del joven Blackdalion habían impedido que la matara.
-Blaze…
-Ya está, ya acabó…-susurró él
abrazándola con fuerza, luego la subió a Kelpie y se marcharon de allí. De
camino el joven dio instrucciones para que sepultaran a Cadmais, pero Conrad le
hizo señas de que no se preocupara de nada.
Blaze asintió con un gesto y se
marchó, sólo quería sacar a Saoirse de allí.
-Lo lamento – dijo ella es voz baja.
-¿El qué?
-Que hayas tenido que ser tú quien
lo matara…
-Era él o tú , Saoirse, no había
otra elección…y prefiero haber sido yo quien lo hizo.- respondió con seriedad.
-Gracias, gracias por venir – dijo
ella y ni quiera la propia joven estuvo segura si se refería al rescate
reciente del bosque o a que hubiera llegado a su vida.
Blaze sabía que su padre, Conrad
y los hombres de su ejército se
encargarían de los prisioneros y todo lo que hiciera falta , él sólo deseaba
alejar a la joven del campo de batalla, ya había visto demasiado, sin embargo
apenas se acercaron a la aldea, se vio obligado a detenerse.
Frente a ellos avanzaban Lysander,
Sayen , Sean y traían consigo a todos los prisioneros de las minas que habían
logrado sobrevivir. Por su aspecto desmejorado, era obvio que habían pasado
muchas penurias.
Sean traía a un hombre mayor en su
caballo , mientras él caminaba a un lado..
-¡Padre! – gritó Saoirse y Blaze la
ayudó a desmontar. Ella echó a correr hasta llegar a ellos , entonces el hombre
también desmontó y ambos se fundieron en un apretado abrazo.
El joven Blackdalion siguió avanzando hacia ellos , pero en ese
momento un hombre de unos treinta años , se abrió camino entre los demás y
llamó a Saoirse. Ésta se dio vuelta, pegó un grito y corrió a abrazarlo.
Blaze se quedó quieto, viendo como
la joven se reunía con su amado Kennon.
Al anochecer, todos estaban reunidos
en la aldea, los refugiados que se escondían
en el bosque por fin habían podido volver a su hogar y reunirse con sus
familiares.
Como era de esperar , tras el largo
periodo de tristeza y opresión , llegaron la alegría y la libertad. Y vinieron
acompañadas de lágrimas, risas y agradecimientos….y poco a poco a medida que se
encendían fogatas para contarse todo lo sucedido , se fue encendiendo también
la esperanza.
Los habitantes del señorío de Cadmais , habían decidido que
Kennon se encargara de dirigirlos, para ayudarlo Caleb había prometido hablar
con los demás señores de la zona y con el Rey si fuese necesario más apoyo. Los
Blackdalion también habían ofrecido dejar a un grupo de sus soldados para
socorrerlos en lo que hiciese falta.
Blaze había sido presentado a Kennon
y había descubierto que era un muy buen hombre, la gente de ese lugar estaría
bien en sus manos. Igualmente, le había ofrecido a Saoirse y a quienes
quisieran que si lo deseaban podían
ir de regreso con ellos a las tierras
Blackdalion.
Tal como lo esperaba la muchacha
agradeció la oferta , pero la declinó.
Ahora mientras comían y bebían , el
joven permanecía en silencio observando a Saoirse que reía junto a sus padres y
Kennon.
A muy poca distancia sus hermanas y
primos lo observaban a él.
-¿Hacemos algo ? – preguntó Brianna
preocupada.
-No, esta vez no meteremos nuestras
narices.- indicó Conrad
-Pero se trata de Blaze…-protestó
Ariadne que tenía la convicción de que su hermano mayor no tenía ni la más
mínima idea de qué hacer.
-Por eso mismo, como se trata de
Blaze, no vamos a entrometernos – dijo Lysander apoyando a su hermano.
-Pero…
-Nada.Él debe resolverlo solo –dijo
Conrad dando por terminada la cuestión.
Saoirse se acercó al hombre que
estaba cepillando al hermoso caballo negro.
-¿Te vas? – preguntó
-Sí, mañana en la mañana nos
marchamos – confirmó él.
-Nunca voy a poder agradecerte todo lo que has hecho…
-Vive bien, sé feliz…-dijo él
simplemente y le dio la espalda para
volver a cepillar al animal.
-Hasta mañana –dijo ella y empezó a
alejarse.
-Saoirse…-la llamó.
-¿Sí?
-Nada…que duermas bien – dijo él,
dejándola ir.
Caleb se acercó a su hijo.
-¿No vas a pelear por ella? –
preguntó y Blaze lo miró sorprendido, luego sonrió con un dejo de tristeza y sacudió la cabeza.
-No padre, esa batalla la perdí
antes de empezarla, hay otro en su corazón y siempre lo supe. No puedo luchar
por una mujer que está enamorada de otro…
-¿Nos iremos mañana, entonces? Los
barcos están esperándonos en el puerto.
-Sí…mañana – respondió él y le dio
un par de palmadas a Kelpie , aunque el que necesitaba consuelo era él.
Caleb no dijo nada más y se marchó,
seguramente Fair tendría mucho que decir , pero Blaze tenía razón en que no
podía hacer nada si ella no lo quería. El problema era que Fair, las gemelas e
incluso él mismo estaban convencidos de que ese no era el caso.
Su padre dormía recuperándose, Saoirse
no tenía palabras suficientes para agradecer que él hubiese logrado sobrevivir
y que estuviese de regreso junto a ellas.
Le acarició la frente y luego se fue
a acostar junto a la otra mujer que no podía
dormir por la felicidad que sentía.
Saoirse estaba abrazada a su madre,
acurrucada entre sus brazos, como cuando niña. La mujer le acarició el cabello
y empezó a hablar en voz queda, pero con un tono que hablaba de la preocupación
que sentía por su hija.
-Cuando eras niña, te contaba
historias de príncipes y princesas…pero tanto tú como yo sabíamos que los
hombres de esas historias , gallardos, valientes, capaces de todo por amor ,no
existían. Sin embargo, encontraste que Kennon se parecía bastante, era lo más
cercano a aquellos magníficos hombres. Él
que defendía sus ideales y hablaba de un mundo mejor , deslumbró tu
mente de niña soñadora.
-Madre…
-Nunca me molestó, sabía que era una
ilusión de niña , algún día crecerías y eso quedaría atrás. Y si no era así, si
ese sentimiento maduraba contigo , tampoco me molestaba porque también yo creía
que él era el mejor de los hombres. Pero
ya no eres una niña y él tampoco te ve como tal…y me preocupa que te confundas.
-Yo siempre lo quise.- dijo ella y
recordó la forma en que Kennon la había elogiado esa noche y como la había
mirado, con esa mezcla de orgullo y admiración. Había esperado toda su vida
porque la mirara de esa forma, sin embargo, ¿por qué su corazón no se había
acelerado?
-Lo sé, pero eso era otra cosa mi
niña y él no puede darte lo que necesitas. No me malentiendas, lo adoro y es un gran hombre, pero sus ideas siempre
serán más importantes que otras cosas, incluso que el amor. Hay hombres cuyos sueños son como fuego que arde en ellos,
y allí no hay lugar para nada más, pues sus ideas consumen todo lo demás. Pero
también existe otro tipo de hombre , otro tipo de fuego…ellos mismos son como
llamas que encienden todo lo que tocan,
lo iluminan, lo envuelven en calidez sin dañarlo. Son como llamas ardiendo en
noches frías y oscuras y , además, son lo suficientemente fuertes para soñar y
para amar al mismo tiempo. No pensé que existiera esa clase de hombre , pero así es. Ni tú ni yo creímos que existían
los príncipes de cuentos, esos que pueden protegerte, amarte y darte felicidad
...nunca creí que hubiera alguien digno de ti Saoirse… hasta ahora. Hasta que
él llegó. Sólo tú puedes decidir hija, pero no dejes que las ilusiones del
pasado te impidan ver la verdad de tu corazón.
-Mamá ...- susurró ella y se abrazó
más fuerte a aquella mujer que leía su corazón con claridad. Ninguna de las dos
había mencionado el nombre, pero su presencia era tan fuerte que no lo
necesitaban pronunciar, tal vez sí era fuego y la había marcado para siempre
con su mirada de ojos verdes.
Cuando llegó la mañana, el clan
Blackdalion se despidió de la gente de Cadmais y se dispusieron a regresar a su
hogar.
La despedida entre Blaze y Saoirse
fue sencilla y algo incómoda.
Finalmente se marcharon y la joven
fue con Kennon hasta un promontorio del
bosque para verlos marchar…los siguió con la mirada hasta que los perdió de
vista.
Él la observó un momento y luego
comenzó a hablar.
-De niña siempre andabas alrededor
mío mirándome con adoración, ahora daría cualquier cosa por que volvieras a
verme de esa manera. Ya nunca será
igual…
-No digas eso…tú eres uno de los hombres más magníficos que conozco…-
dijo algo avergonzada.
-Curioso, poco tiempo atrás hubieras
dicho que yo era el “más magnifico”, pero ya no soy el único, ¿verdad?.-
preguntó él.
-Kennon…
-Tu padre solía decir que no debía
preocuparme por ti, que algún día te enamorarías de verdad y te olvidarías de mí.
Y justo ahora cuando yo quisiera ser el
único en tu vida, eso ha sucedido. Ahora que puedo verte como a una mujer ya no
eres mía…-dijo él con sinceridad.
-No, yo…- trató de excusarse ella.
-Este ya no es tu lugar, Saoirse
-¡Claro que sí, es mi hogar ! He
luchado por él.
-Lo sé pequeña – dijo abrazándola –
y has perdido una parte de ti en la lucha, tú no eres guerrera , eres una
soñadora .Se avecina un tiempo duro, de reconstrucción. Es una etapa triste…
-Yo quiero estar aquí.
-Tú mereces un lugar de paz, donde
haya risa y felicidad y puedes tener ese lugar, también puedes llevarte a tus
padres y a quienes quieran ir contigo. Lo merecen. Un lugar donde puedas
florecer…y ese lugar está con él. Porque tú amas a Blaze Blackdalion. –aseveró
Kennon con un dejo de tristeza.
Saoirse no quería creerlo , pero era verdad.
Su madre se lo había intentado decir, Kennon se lo repetía ahora, pero ya antes
su corazón lo había sabido. Lo amaba desde el día que se había cruzado con su
mirada verde intensa, por eso había sentido que él era peligroso. Durante tanto
tiempo Kennon había llenado sus sueños de niña que no había sido capaz de
percibir como la mujer en que se había convertido encontraba al amor real.
Porque Blaze no era una ilusión de jovencita romántica, Blaze era lo más verdadero que ella tenía.
-Sí lo amo –dijo sencillamente y sonrió .
Blaze iba delante de la comitiva, junto
a Bri y los jóvenes Likaios.Un poco más atrás venían Ariadne , Sean y Colin y
en la retaguardia sus padres y Sayen.
De hecho sus padres habían pasado
todo el trayecto cuchicheando por lo bajo y algunas veces hasta había parecido
una discusión, pero extrañamente , se callaban cada vez que él se acercaba.
-¿Se puede saber por qué avanzamos
tan lentamente? – lo interrogó Brianna y él la miró enojado.
-Porque aún hay muchas trampas por
esta zona y debemos tener cuidado – contestó él.
-¡Sí, claro! – respondió ella y
se retrasó un poco para hablar con
Colin.
Estaba mintiendo,
desvergonzadamente, avanzaba despacio porque simplemente le costaba irse de
allí, le costaba dejar a Saoirse, pero no era capaz de reconocerlo. Aunque lo
hiciera, eso no cambiaría los sentimientos de ella. Suspiró profundo y en ese
momento Sayen se le acercó poniendo su caballo a la par.
-Ella me envió un mensaje para ti,
pidió que te lo dijera cuando estuviéramos a
punto de volver a casa –comentó lentamente y los intensos ojos verdes se
clavaron en la mirada aguamarina.
-¿Cuál fue el mensaje de Krista? –
preguntó Blaze sintiendo una emoción extraña en su interior, “¿qué era lo que
su prima había visto en su futuro?”
-Dijo que debía decirte lo que
significaba el nombre Saoirse, en idioma antiguo quiere decir…
-¡Dilo ya! – lo urgió Blaze sabiendo
que allí residía la respuesta a sus dudas.
-Libertad, eso significa. Dijo que
tú entenderías.
-Gracias – respondió Blaze y las
palabras que su prima había mencionado muchos años antes resonaron en su
memoria. Cuando en una temeraria búsqueda del tesoro habían encontrado una
espada con la palabra libertad inscripta en ella, Kristana se la había
entregado ceremonialmente y con mucha seriedad había dicho “Te pertenece”.
Ahora sabía que Krista no había hablado sólo de la espada y que en ese entonces
ella veía su futuro tan claro como él lo hacía ahora.
Le sonrió agradecido a Sayen, giró
su caballo y pasó corriendo en sentido
contrario junto a su gente.
-¡Blaze! – lo llamó su padre- ¿Dónde
vas?
-¡Espérenme! – gritó como respuesta
y se perdió en el camino.
-¡Al fin!- exclamó Fair Blackdalion
y su marido le sonrió.
Blaze iba pensando en qué diría o
qué haría, tal vez debiera romper algunos más de sus principios y secuestrarla
o explicarle que una vidente había comprobado que ella era su destino.
Nunca había estado tan desconcertado
y nunca tan decidido, apuró un poco más a su caballo y cuando llegaron a un
recodo del camino, frenó en seco.
Por lo visto, nunca iba a dejar de
sorprenderlo.
Saoirse estaba parada delante
de él, con sus padres y un grupo de unas
treinta personas detrás de ella
-¡Iba a buscarte! ¡¿Podemos ir con
ustedes?! – gritó ella mientras permanecía a cierta distancia.
Sin decir una palabra él desmontó y
empezó a caminar hacia ella.
Saoirse se quedó congelada viéndolo avanzar, de ser otro el hombre hubiese temido ya que
caminaba con una decisión que intimidaba, pero era Blaze.
Se movía emanando fuerza, como si
fuera capaz de tomar cualquier cosa que quisiera o eliminar cualquier obstáculo,
aunque también tenía aquella elegancia majestuosa en su andar, y ella no le
temía, nunca le temería a él.
Sus ojos verdes brillaban, había resolución en
su mirada masculina y algo más que la envolvía, la joven sintió que podría
contemplar aquellos ojos el resto de su vida. El cabello oscuro de él se agitaba
por el movimiento y Saoirse quiso hundir las manos entre las hebras oscuras,
quiso encontrar la forma de aferrarse a él para no dejarlo ir nunca.
Parecía que se dirigía a la batalla
más importante de su vida, había algo alarmante en su avance pero ella
permaneció quieta, esperándolo, con el corazón latiéndole furiosamente .
Blaze sólo podía caminar hacia una persona, lo único que veía era a
Saoirse esperando y se sentía como un navegante que perdido en la noche oscura
era guiado por una estrella hasta la costa segura.
Saoirse era su estrella y estaba dispuesto a
llegar a ella sin que nada se interpusiera.
La amaba y eso era suficiente razón
para Blaze Blackdalion.
Finalmente llegó a su lado, las palabras
se le borraron de la mente así que estiró sus manos y tomó el delicado rostro
elevándolo hacia él. Sus ojos verdes se fundieron con los de ella y se inclinó
para besarla con pasión.
Un beso era capaz de arrebatar el
alma o de devolverla , o como en este caso, era capaz de unirla a otro ser humano para
siempre. El arrebatador beso de Blaze unía para siempre sus destinos, ese
pensamiento fugaz cruzó la mente de la mujer antes de olvidarse del mundo en
brazos de aquel hombre.
Cuando al fin se separaron y fueron
capaces de articular palabra, él trató de despejar una incógnita que lo aquejaba.
-¿Y tu hogar? – preguntó él
-Mi hogar eres tú Blaze – respondió
ella y vio como la mirada de él se
iluminaba con alegría.
Un instante después ambos se
sonrojaron al darse cuenta de que la gente de ella y la de él estaban
observándolos.
Sin embargo siguieron reflejándose
uno en los ojos del otro durante otro rato, ajenos al mundo que los rodeaba.
Los Blackdalion , habían seguido a
Blaze por insistencia de Fair, así que estaban todos disfrutando del momento.
Desde su llegada habían esperado que ese momento llegara, pero parecía que los
últimos en darse cuenta de sus sentimientos habían sido los protagonistas.
-Creo que necesitaremos otra
embarcación – le dijo Caleb a su esposa y sobrinos , cuando vio la gente que
venía con Saoirse.
-En realidad , cuando desembarcamos
le pedí al capitán que nos consiguiera otro barco- dijo Sayen con una sonrisa
-¿Cómo sabías? – preguntó Sean, pero
no necesitó que su cuñado le respondiera, así que agregó- En mi hermana ese
aire misterioso queda bien, pero en ti es exasperante, así que haznos el favor
y borra esa sonrisa.
Sin embargo Sayen sonrió mucho más ,
al pensar que su amada Kristana estaría
satisfecha con este final feliz.
Epilogo
Luego de desembarcar , Blaze le había pedido a su
familia que se adelantara junto al ejército y a la gente de Saoirse. También le
había pedido autorización a los padres de la chica para ir un poco más tarde, ellos habían estado de
acuerdo, así que habían partido hacia las tierras Blackdalion tras un breve descanso, mientras Blaze y
Saoirse habían partido a la tarde.
-¿A qué se debe? – le preguntó ella
con curiosidad.
-A que hay algo que quiero mostrarte
y quería que fuera un momento tuyo y
mío, ya tuve demasiados testigos como para toda una vida.- dijo él al recordar
como se habían besado en público y Saoirse río.
- En realidad a mi no me importó.-
le dijo ella
-Eso es porque tú no tendrás que
aguantar las bromas de los mellizos durante los próximos cincuenta años.
-Al menos estaré allí para
consolarte.
-Sí – dijo él y el amor que sentía
fue tan evidente que la joven se sonrojó.
Esta vez fue Blaze quien rió y luego
la subió en su caballo y se dirigieron a casa.
- ¿Por qué yo Blaze?- preguntó ella
para quién aquella situación era demasiado nueva e increíble. Él entendió
perfectamente a qué se refería.
-Porque una vez mi madre dijo que
había algo allá afuera que yo buscaba constantemente, ahora sé que era tú.
Porque eres la única persona que me derrotó dándome un golpe en la cabeza y me
hizo prisionero, así que supongo que me
conviene tenerte de mi lado.- bromeó y ella le dio un golpecito en un brazo,
luego él siguió y se puso serio.- Te amo por tu fuerza, pero también cuando
lloras en mis brazos, amo tu forma de ser, tu
preocupación por los demás, la forma en que ríes o cuando discutes…y te
amo porque eres mi libertad.
-Blaze…-dijo ella conmovida, mirando
sus ojos verdes, ya que sin muchas explicaciones él la había sentado de costado sobre el caballo, así que ella iba
agarrada a él y mirándolo sin poder ver
hacia donde se dirigían.
-¿Y tú?
- Porque no me dejaste más opción
que amarte. Porque cuidas de la gente y serás un gran Señor algún día, porque
sabes abrazarme en silencio si estoy
llorando, porque besas bien – lo provocó haciéndolo sonrojar –porque dibujas
barcos para niños y le sonríes a mis padres, porque eres totalmente honesto
pero abres cerraduras…y te amo porque eres Blaze. – finalizó y entonces él
estuvo de nuevo dispuesto a probarle lo bien que besaba.
-Ahora puedes mirar hacia delante –
le susurró cuando se separaron y medio atontada por el beso, Saoirse giró la
cabeza.
-¡Oh! Es hermoso- fue lo único que
pudo exclamar , frente a ella se extendía un camino flanqueado por árboles de
cerezo en flor, era un espejismo de rosa, donde cada color estaba resaltado por
la luz solar de la mañana , por eso
Blaze había decidido viajar durante la tarde y la noche.
Él hizo avanzar al caballo
lentamente y una leve brisa hizo que cayera sobre ellos una lluvia de pétalos rosados.
Saoirse miraba todo encantada, era
como si ingresara al dibujo que él había hecho aquella vez.
-Parece un sueño…-comentó.
-No mi amor, es nuestra realidad .
Bienvenida a casa.
-Siempre contigo – dijo ella a su
vez y siguieron avanzando hacia el maravilloso futuro que los aguardaba.
*Mi* Blaze <3 digo... ejem... nuestro si Nata? xD
ResponderEliminarAaaay me encanta este cuento y me encanta Blaze, no puedo evitar imaginarme que soy yo jajaja (lo quisiera, realmente lo quisiera!). Es bueno tenerte de vuelta Nata y un gusto leerte como siempre :)
¡Genial! Sigo sin poder detenerme (lo cual me preocupa)...
ResponderEliminarCoincido con Gaby... Y años después. Un gustazo leerte.
Nata... ¿esta serie ya terminó? Es que no sé que sería peor. Igual creo que preferiría hacerme a la idea antes del golpe.
Lu