domingo, 30 de diciembre de 2012

Desde las sombras 8°


Jacob se acercó a la mujer que estaba sentada en un banco en los jardines abrazada a sus rodillas.
-¿En qué piensas tan concentrada?
-Intento armar un rompecabezas pero me faltan demasiadas piezas , así que no logro que tenga sentido – respondió Claire.
-¿Puedo ayudarte? Ofreció sentándose a su lado.
-Quizá sí, ya que eres hombre...
-¡Vaya, lo notaste! – dijo él arrancándole una sonrisa.
-Quise decir que tu perspectiva masculina podría ayudarme.
-Bueno, a ver dime e intentaré no aplastar tu pobre criterio femenino con mi superioridad.
-¿Por qué proteges a alguien? Quiero decir por qué un hombre protege a una mujer, a alguien que no es de su familia me refiero...

-Porque la quiere.
-¿No puede ser caballerosidad u otra cosa?
-Supongo que también, depende de la clase de hombre que sea. Algunos actúan ante cualquier injusticia, pero la mayoría sólo toma esa actitud si quiere a la mujer. ¿De quién estamos hablando?
-Nadie en concreto, sólo hipótesis – respondió ella pero no lo convenció.
-Y por qué un hombre oculta una mujer de su padre.
-Dos opciones de nuevo.
-Jacob, no estás siendo de mucha ayuda.
-Me temo que tus planteos no son tan simples, no hay una respuesta única porque depende del caso. Ya he hecho mucho reduciendo las probabilidades a dos...
-De acuerdo, ¿cuáles serían?
-Primera opción, se avergüenza de ella.
-¿Cuál es la otra opción? – preguntó descartando esa posibilidad, ya que Lucian no había parecido avergonzado, sino tenso, dispuesto al ataque.
-La otra opción es que su padre no acepte esa relación.
-Ahhhh, ya veo...
-¿Te sirve de ayuda?
-Sí...en algo sí...
-Bien, entonces reclamo mi pago, cena conmigo el viernes, Claire. Ambos tenemos el día libre.
-Pensé que era una ayuda desinteresada.- dijo ella.
-No, tengo mucho interés. Claire, date una oportunidad, sólo es una- le dijo serio.
-Yo...-dudó al joven.
- Una cena de amigos, si es lo que quieres.
-Está bien, acepto – dijo ella pensando que Jacob era muy agradable y su compañía le hacía bien.
-Bueno, vuelvo a atender entonces. Nos vemos luego.
-De acuerdo- lo saludó ella y siguió en su meditación. Sin dudas, Lucian la había escondido de su padre, su acción tan repentina de escudarla tras él tenía un cariz indudablemente protector. ¿Pero de qué la quería proteger?
Jacob le había dado una pista, una posibilidad era que el padre no aprobara la relación, pero ella no tenía una relación con Lucian, aunque sí la habían tenido desde el pasado.
Tal vez ella siempre le hubiera desagradado, a ella tampoco le agradaba aquel hombre. Recordaba muy bien la vez que Lucian había ido golpeado y también recordaba que en el pasado padre e hijo no tenían una relación estrecha. Lucian evitaba hablar de él.
La desaprobación de los padres podía influir en una relación de pareja, pero cuánto podía influir la de un padre vinculado al mundo criminal.
Su propio padre había estado preso, pero por robo. En cambio el de Lucian siempre había estado vinculado a delitos más pesados y condenables.
¿Cuáles podrían ser las consecuencias de que un hombre así no la quisiera como mujer de su hijo?
Aquella pregunta quedó grabada en su mente y se ramificó en muchas dudas más.
¿El padre se había opuesto a su relación en el pasado? ¿Por qué Lucian se sentía obligado a protegerla en su presencia?
Suspiró profundo y se sintió muy tonta, sólo estaba buscando justificaciones en lugar de aceptar lo innegable. Padre e hijo eran de la misma especie, aunque hubiera existido un tiempo en que ella habría jurado que no era así, que eran tan diferentes como la noche y el día.

Cuando llegó el viernes, estuvo a punto de llamar a Jacob para cancelar la salida, pero recordó las palabras de su amiga, la pediatra y también de su hermana a quien se lo había comentado en su última llamada telefónica.
Ambas le habían aconsejado que saliera con él, que le diera una oportunidad.
“Es un buen hombre, puede llegar a ser más que un amigo” – le había dicho su amiga y su hermana había insistido con que se diera una oportunidad de enamorarse.
“No puedes vivir sólo para el trabajo, Claire. Encuentra un buen hombre que te ame” había dicho  su hermana con cierto pesar, como si la angustiara verla sola. Ella había intentado convencerla que estaba bien tal como estaba, pero  ni siquiera se había convencido a sí misma. Porque  su mente seguía poblada de imágenes de Lucian Crow besándola.
Esa había sido otra de las causas por las que había mantenido su cita con Jacob, aunque sabía que era injusto buscaba que su compañía le sirviera para exorcizar los recuerdos del otro hombre.
Hacía mucho tiempo que no se arreglaba para una cita, así que estaba un poco ansiosa, se puso un vestido, se peinó y maquilló con esmero y cuando Jacob llegó por ella la miró complacido.
-Estás preciosa, la bata blanca te sienta bien, pero este estilo es mucho mejor- le dijo y ella le agradeció el cumplido.
Fueron a uno de los restaurantes más exclusivos de la ciudad, el ambiente era agradable y la comida deliciosa, antes de darse cuenta Claire estaba a gusto y pasándola mejor de lo que esperaba.
Se alegraba de haber aceptado la cena, Jacob era muy gentil y estaba respetando su parte de portarse como un buen amigo.
Estaba poniéndose de para retirarse cuando una pareja llamó su atención, Lucian acababa de entrar acompañado por una mujer que parecía sacada de una revista.
Por un momento se cruzaron sus miradas, el contacto se cortó cuando Jacob puso una mano en su espalda para guiarla a la salida.
Justo cuando iban a pasar junto a la pareja, Lucian se volvió hacia su acompañante y la besó, la besó con la misma pasión que la había besado a ella días antes.
-Claire, préndete el abrigo, está fresco afuera – dijo de pronto Jacob y ella sintió aunque s ele había formado un nudo en el estómago.
-Lo siento- dijo el médico tan pronto salieron del lugar.
-¿Por qué? – preguntó ella.
-Porque tuviste que encontrarte con Lucian Crow- respondió mirándola significativamente
-No te preocupes, lo pasé muy bien, no dejaré que algo así nos arruine la noche- dijo restándole importancia, aunque el encuentro la había conmocionado más de lo que creía posible.
-Claire...
-¿Sí?
-¿Cuál es tu relación con él?
-¿Qué?- estaba sorprendida por aquella pregunta.
-Las preguntas que me hiciste el otro día tienen algo que ver con él, ¿verdad?
-¿Por qué crees eso?
-La vez que fue al hospital, dijiste que era algo entre ustedes. Y la forma en que se miraba pues me hizo pensar que no se trataba de lo de la contaminación, sino de algo más.
-Es una larga historia ...-dijo ella
-Está bien, no tienes que contármelo. Supongo que eso debe complicarte mucho las cosa, ¿verdad?
-Sí, es un poco complicado- reconoció.
-Claire, si alguna vez necesitas hablar con alguien o ayuda de algún tipo, puedes contar conmigo, ¿lo sabes, cierto?
-Gracias Jacob, de verdad muchas gracias.- le  dijo, valoraba mucho tener a alguien así de sincero a su lado.

Lucian no había generado aquel encuentro, de hecho había sido una coincidencia. Si bien los guardaespaldas le habían informado que Claire había salido con el médico a cenar, no le habían dicho donde.
Así que encontrársela había sido una sorpresa. Y verla con el médico aquel, le había dado celos, ni siquiera había pensado que también él iba acompañado, sólo había sido consciente  de la forma en que el otro hombre la tocaba o como ella lo miraba.
Había temido hacer una locura, algo como sacarla de allí y llevársela lejos, así que finalmente había besado a la mujer que lo acompañaba, sólo para no ir por ella y también, aunque fuera muy mezquino de su parte, como desquite al verla con otro.
Pero sus acciones se le habían vuelto en contra, porque mientras besaba a aquella mujer cada fibra de su cuerpo le gritaba que no era Claire.
Después de cenar, habían tomado caminos separados, en principio la había invitado a salir para quitarse a Claire de la cabeza, pero había fracasado rotundamente.
Sabía que el acostarse con cualquier mujer no sería una solución, no lo había sido durante años, menos ahora que había alcanzado a vislumbrar lo que sería volver a hacerle el amor a Claire. Con ella él estaba completo, con las demás era un cascarón vacío, así de simple.

Aquella mañana, Claire había sentido nostalgia, estaba libre así que había ido a recorrer los lugares de su niñez y adolescencia.
Había pasado por la que había sido su casa cuando vivía allí, incluso había encontrado a unas vecinas que la recordaban a ella y su familia. Luego se había ido a la biblioteca, había buscado viejos libros que amaba e incluso se llevó la sorpresa que ella era la última que figuraba en las fichas de préstamo de un par de ellos. Nadie los había leído en aquel tiempo, se habían quedado detenidos en el tiempo “como yo” pensó la chica y  después de hojearlos un poco siguió su paseo.
Llegó hasta un parque cercano y recordó.
Habían ido allí a  relajarse luego de un día de exámenes, habían comprado  bocadillos dulces en una pastelería y se habían sentado en el césped bajo un gran pino para comerlos.
Habían hablado mucho y él la había hecho reír .Aquel día fue cuando la invitó a pasar un fin de semana en la casa de campo.
Sin dudar había aceptado, porque sabía que lo amaba como jamás amaría a nadie.
Una repentina lluvia había acabado con su día al aire libre. La había ayudado a ponerse de pie, se había quitado la chaqueta para cubrirla como si fuera un paraguas y habían corrido buscando refugio.
Terminaron empapados y riendo, la lluvia no les importaba, nada exterior importaba, sólo ellos dos.
Cuando encontraron refugio en una parada de autobús, ella se corrió el cabello mojado de la cara, él le ayudó y después de apartarle un mechó de la frente, la besó.
Claire volvió del pasado cuando sintió unas gotas de lluvia que la mojaban, estaba tan sumida en sus recuerdos que no se había dado cuenta de lo que sucedía en el presente, tal como el día que rememoraba se había largado a llover repentinamente.
Pensó en salir corriendo, pero luego no le importó, dejó que el aroma que desprendían los árboles y la tierra mojada la inundara calmando el desasosiego que la invadía.
De pronto, tuvo una sensación extraña, se sintió observada, giró para ver si había alguien y vio a Lucian parado a pocos metros.
En un primer momento creyó que alucinaba, que su sesión de viaje al pasado lo hacía imaginarlo allí, pero no era el joven sino el hombre actual quien la miraba a través de la fina cortina de lluvia.
Él estaba allí, tal como ella, los dos mojándose como aquel día.
No supo qué hacer, tampoco él por lo visto, porque sólo se quedaron allí, mirándose, sin hablar ni moverse.
La mujer sentía que estaba bajo un hechizo y no quería romperlo, si seguía parada allí entre el presente y el pasado, tal vez descubriera las respuestas que buscaba.
De pronto su teléfono empezó a sonar y la distrajo, rebuscó en su bolso y al levantar la vista, alcanzó a ver la espalda de Lucian mientras se alejaba.
Se arrimó al amparo de un árbol para atender la llamada, era del grupo ecologista.
-Hola Claire- la saludó Eric quien los dirigía.
-Hola, ¿qué sucede?
-Quería comentarte un par de cuestiones respecto al caso.
-De acuerdo, te escucho.
-Ya hemos hecho la presentación legal para que se investigue, aunque me temo que pueda quedar desestimada y disolverse bajo las capas de corrupción del sistema. Sobre todo si se trata de los Crow.- dijo el hombre desalentado.
-Esperemos que no sea así, ¿qué es lo otro?– pregunto.
-Es algo que me he enterado, no tenemos confirmación, pero las fuentes son muy confiables…
-¿Qué sucede?
-Lucian Crow contrató un grupo de expertos para tratar de sanear las aguas del río o al menos para  tratar de que el daño causado no sea tan alto.
-¿Por qué? – preguntó sorprendida mientras le venía a la mente la imagen de aquel hombre que la miraba bajo la lluvia.
-Eso no lo sé, quizá intente borrar la evidencia que podría condenarlo…
-O quizá le importe y quiera impedir que haga más daño…-susurró ella.
-Sí, también eso es posible. Los nombres que me dijeron son de personas muy importantes, si logro contactarme con alguno de ellos tal vez pueda conseguir más información.
-Bien, cualquier novedad me avisas.
-De acuerdo. Oye, se escucha la lluvia de fondo, ¿por casualidad estás en el exterior?
-Sí, estoy en el parque, bajo la lluvia – dijo ella sabiendo que el significado especial de aquella situación sólo podían reconocerlo dos personas. Ella y Lucian.


Parecía que el destino se había encaprichado en juntarlo con ella cuando quería mantenerse apartado, primero había sido el restaurante, ahora el encuentro bajo la lluvia en el parque.
Él se había escapado del trabajo porque necesitaba respirar un poco de aire fresco, sin darse cuenta había terminado en el parque. Los recuerdos de su pasado con Claire lo habían invadido, lo acechaban en cada rincón de aquel lugar. Aún podía recordar su mirada confiada, su risa cristalina, incluso rememoraba el sabor de los pastelillos de chocolate y crema que habían comido aquel día.  De hecho la boca de ella conservaba aquel dulce sabor cuando la había besado.
La lluvia lo había sacado de sus recuerdos y con incredulidad, había visto que Claire estaba allí. Estaba en el parque, delante de él. Creyó estar equivocado pero ella se giró y ambos quedaron mirándose.
Supo que ella estaba recordando lo mismo que él y se preguntó si no era posible volver el tiempo atrás.
Por un segundo, tuvo la intención de ir a cubrirla con su abrigo, incluso movió su mano en un gesto imperceptible y luego se detuvo.
Ya no podía hacer eso, había tantas cosas que quería hacer por ella y no podía. Pero no quería cortar el contacto, quería seguir viéndola frente a él, quería que la lluvia durara para siempre y quedarse allí los dos, en un mundo propio.
En un mundo que podían compartir sin salir heridos. Pero el contacto se cortó y él aprovechó el momento de distracción de Claire para marcharse.
Lo mejor que podía hacer era regresar al trabajo, mantenerse ocupado  haciendo negocios que le diera mucho dinero, eso era lo que mejor sabía hacer.
Además tenía que inaugurar una nueva fábrica la semana siguiente y eso lo mantendría suficientemente ocupado.
Iba meditando en aquello cuando su abogado lo llamó para informarle que habían hecho una presentación legal por el tema de la contaminación del río.
-Encárgate de eso- le contestó.
-Lucian, deberías tomártelo en serio, puede traerte complicaciones.
-Se supone que así sea, ¿verdad? Los malos de la película siempre son castigados- dijo él.
-¿De qué diablos hablas?
-Hablemos luego, cuando regrese a la oficina.
-¿No estás en tu oficina?
-No. Estoy en el parque  y está lloviendo – respondió y colgó.


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