Jacob se acercó
a la mujer que estaba sentada en un banco en los jardines abrazada a sus
rodillas.
-¿En qué piensas
tan concentrada?
-Intento armar
un rompecabezas pero me faltan demasiadas piezas , así que no logro que tenga
sentido – respondió Claire.
-¿Puedo
ayudarte? Ofreció sentándose a su lado.
-Quizá sí, ya
que eres hombre...
-¡Vaya, lo
notaste! – dijo él arrancándole una sonrisa.
-Quise decir que
tu perspectiva masculina podría ayudarme.
-Bueno, a ver
dime e intentaré no aplastar tu pobre criterio femenino con mi superioridad.
-¿Por qué
proteges a alguien? Quiero decir por qué un hombre protege a una mujer, a
alguien que no es de su familia me refiero...
-Porque la
quiere.
-¿No puede ser
caballerosidad u otra cosa?
-Supongo que
también, depende de la clase de hombre que sea. Algunos actúan ante cualquier
injusticia, pero la mayoría sólo toma esa actitud si quiere a la mujer. ¿De
quién estamos hablando?
-Nadie en
concreto, sólo hipótesis – respondió ella pero no lo convenció.
-Y por qué un
hombre oculta una mujer de su padre.
-Dos opciones de
nuevo.
-Jacob, no estás
siendo de mucha ayuda.
-Me temo que tus
planteos no son tan simples, no hay una respuesta única porque depende del
caso. Ya he hecho mucho reduciendo las probabilidades a dos...
-De acuerdo,
¿cuáles serían?
-Primera opción,
se avergüenza de ella.
-¿Cuál es la
otra opción? – preguntó descartando esa posibilidad, ya que Lucian no había
parecido avergonzado, sino tenso, dispuesto al ataque.
-La otra opción
es que su padre no acepte esa relación.
-Ahhhh, ya
veo...
-¿Te sirve de
ayuda?
-Sí...en algo
sí...
-Bien, entonces
reclamo mi pago, cena conmigo el viernes, Claire. Ambos tenemos el día libre.
-Pensé que era
una ayuda desinteresada.- dijo ella.
-No, tengo mucho
interés. Claire, date una oportunidad, sólo es una- le dijo serio.
-Yo...-dudó al
joven.
- Una cena de
amigos, si es lo que quieres.
-Está bien,
acepto – dijo ella pensando que Jacob era muy agradable y su compañía le hacía
bien.
-Bueno, vuelvo a
atender entonces. Nos vemos luego.
-De acuerdo- lo
saludó ella y siguió en su meditación. Sin dudas, Lucian la había escondido de
su padre, su acción tan repentina de escudarla tras él tenía un cariz indudablemente
protector. ¿Pero de qué la quería proteger?
Jacob le había
dado una pista, una posibilidad era que el padre no aprobara la relación, pero
ella no tenía una relación con Lucian, aunque sí la habían tenido desde el
pasado.
Tal vez ella
siempre le hubiera desagradado, a ella tampoco le agradaba aquel hombre.
Recordaba muy bien la vez que Lucian había ido golpeado y también recordaba que
en el pasado padre e hijo no tenían una relación estrecha. Lucian evitaba
hablar de él.
La desaprobación
de los padres podía influir en una relación de pareja, pero cuánto podía
influir la de un padre vinculado al mundo criminal.
Su propio padre
había estado preso, pero por robo. En cambio el de Lucian siempre había estado
vinculado a delitos más pesados y condenables.
¿Cuáles podrían
ser las consecuencias de que un hombre así no la quisiera como mujer de su
hijo?
Aquella pregunta
quedó grabada en su mente y se ramificó en muchas dudas más.
¿El padre se
había opuesto a su relación en el pasado? ¿Por qué Lucian se sentía obligado a
protegerla en su presencia?
Suspiró profundo
y se sintió muy tonta, sólo estaba buscando justificaciones en lugar de aceptar
lo innegable. Padre e hijo eran de la misma especie, aunque hubiera existido un
tiempo en que ella habría jurado que no era así, que eran tan diferentes como
la noche y el día.
Cuando llegó el
viernes, estuvo a punto de llamar a Jacob para cancelar la salida, pero recordó
las palabras de su amiga, la pediatra y también de su hermana a quien se lo
había comentado en su última llamada telefónica.
Ambas le habían
aconsejado que saliera con él, que le diera una oportunidad.
“Es un buen
hombre, puede llegar a ser más que un amigo” – le había dicho su amiga y su
hermana había insistido con que se diera una oportunidad de enamorarse.
“No puedes vivir
sólo para el trabajo, Claire. Encuentra un buen hombre que te ame” había
dicho su hermana con cierto pesar, como
si la angustiara verla sola. Ella había intentado convencerla que estaba bien
tal como estaba, pero ni siquiera se
había convencido a sí misma. Porque su
mente seguía poblada de imágenes de Lucian Crow besándola.
Esa había sido
otra de las causas por las que había mantenido su cita con Jacob, aunque sabía
que era injusto buscaba que su compañía le sirviera para exorcizar los
recuerdos del otro hombre.
Hacía mucho
tiempo que no se arreglaba para una cita, así que estaba un poco ansiosa, se
puso un vestido, se peinó y maquilló con esmero y cuando Jacob llegó por ella
la miró complacido.
-Estás preciosa,
la bata blanca te sienta bien, pero este estilo es mucho mejor- le dijo y ella
le agradeció el cumplido.
Fueron a uno de
los restaurantes más exclusivos de la ciudad, el ambiente era agradable y la
comida deliciosa, antes de darse cuenta Claire estaba a gusto y pasándola mejor
de lo que esperaba.
Se alegraba de
haber aceptado la cena, Jacob era muy gentil y estaba respetando su parte de
portarse como un buen amigo.
Estaba
poniéndose de para retirarse cuando una pareja llamó su atención, Lucian
acababa de entrar acompañado por una mujer que parecía sacada de una revista.
Por un momento
se cruzaron sus miradas, el contacto se cortó cuando Jacob puso una mano en su
espalda para guiarla a la salida.
Justo cuando
iban a pasar junto a la pareja, Lucian se volvió hacia su acompañante y la
besó, la besó con la misma pasión que la había besado a ella días antes.
-Claire,
préndete el abrigo, está fresco afuera – dijo de pronto Jacob y ella sintió
aunque s ele había formado un nudo en el estómago.
-Lo siento- dijo
el médico tan pronto salieron del lugar.
-¿Por qué? –
preguntó ella.
-Porque tuviste
que encontrarte con Lucian Crow- respondió mirándola significativamente
-No te
preocupes, lo pasé muy bien, no dejaré que algo así nos arruine la noche- dijo
restándole importancia, aunque el encuentro la había conmocionado más de lo que
creía posible.
-Claire...
-¿Sí?
-¿Cuál es tu
relación con él?
-¿Qué?- estaba
sorprendida por aquella pregunta.
-Las preguntas
que me hiciste el otro día tienen algo que ver con él, ¿verdad?
-¿Por qué crees
eso?
-La vez que fue
al hospital, dijiste que era algo entre ustedes. Y la forma en que se miraba
pues me hizo pensar que no se trataba de lo de la contaminación, sino de algo
más.
-Es una larga
historia ...-dijo ella
-Está bien, no
tienes que contármelo. Supongo que eso debe complicarte mucho las cosa,
¿verdad?
-Sí, es un poco
complicado- reconoció.
-Claire, si
alguna vez necesitas hablar con alguien o ayuda de algún tipo, puedes contar
conmigo, ¿lo sabes, cierto?
-Gracias Jacob,
de verdad muchas gracias.- le dijo,
valoraba mucho tener a alguien así de sincero a su lado.
Lucian no había
generado aquel encuentro, de hecho había sido una coincidencia. Si bien los
guardaespaldas le habían informado que Claire había salido con el médico a
cenar, no le habían dicho donde.
Así que
encontrársela había sido una sorpresa. Y verla con el médico aquel, le había
dado celos, ni siquiera había pensado que también él iba acompañado, sólo había
sido consciente de la forma en que el
otro hombre la tocaba o como ella lo miraba.
Había temido
hacer una locura, algo como sacarla de allí y llevársela lejos, así que
finalmente había besado a la mujer que lo acompañaba, sólo para no ir por ella
y también, aunque fuera muy mezquino de su parte, como desquite al verla con
otro.
Pero sus
acciones se le habían vuelto en contra, porque mientras besaba a aquella mujer
cada fibra de su cuerpo le gritaba que no era Claire.
Después de
cenar, habían tomado caminos separados, en principio la había invitado a salir
para quitarse a Claire de la cabeza, pero había fracasado rotundamente.
Sabía que el
acostarse con cualquier mujer no sería una solución, no lo había sido durante
años, menos ahora que había alcanzado a vislumbrar lo que sería volver a
hacerle el amor a Claire. Con ella él estaba completo, con las demás era un
cascarón vacío, así de simple.
Aquella mañana,
Claire había sentido nostalgia, estaba libre así que había ido a recorrer los
lugares de su niñez y adolescencia.
Había pasado por
la que había sido su casa cuando vivía allí, incluso había encontrado a unas
vecinas que la recordaban a ella y su familia. Luego se había ido a la
biblioteca, había buscado viejos libros que amaba e incluso se llevó la
sorpresa que ella era la última que figuraba en las fichas de préstamo de un
par de ellos. Nadie los había leído en aquel tiempo, se habían quedado
detenidos en el tiempo “como yo” pensó la chica y después de hojearlos un poco siguió su paseo.
Llegó hasta un
parque cercano y recordó.
Habían ido allí
a relajarse luego de un día de exámenes,
habían comprado bocadillos dulces en una
pastelería y se habían sentado en el césped bajo un gran pino para comerlos.
Habían hablado
mucho y él la había hecho reír .Aquel día fue cuando la invitó a pasar un fin
de semana en la casa de campo.
Sin dudar había
aceptado, porque sabía que lo amaba como jamás amaría a nadie.
Una repentina
lluvia había acabado con su día al aire libre. La había ayudado a ponerse de
pie, se había quitado la chaqueta para cubrirla como si fuera un paraguas y
habían corrido buscando refugio.
Terminaron
empapados y riendo, la lluvia no les importaba, nada exterior importaba, sólo
ellos dos.
Cuando
encontraron refugio en una parada de autobús, ella se corrió el cabello mojado
de la cara, él le ayudó y después de apartarle un mechó de la frente, la besó.
Claire volvió
del pasado cuando sintió unas gotas de lluvia que la mojaban, estaba tan sumida
en sus recuerdos que no se había dado cuenta de lo que sucedía en el presente,
tal como el día que rememoraba se había largado a llover repentinamente.
Pensó en salir
corriendo, pero luego no le importó, dejó que el aroma que desprendían los
árboles y la tierra mojada la inundara calmando el desasosiego que la invadía.
De pronto, tuvo
una sensación extraña, se sintió observada, giró para ver si había alguien y
vio a Lucian parado a pocos metros.
En un primer
momento creyó que alucinaba, que su sesión de viaje al pasado lo hacía
imaginarlo allí, pero no era el joven sino el hombre actual quien la miraba a
través de la fina cortina de lluvia.
Él estaba allí,
tal como ella, los dos mojándose como aquel día.
No supo qué
hacer, tampoco él por lo visto, porque sólo se quedaron allí, mirándose, sin
hablar ni moverse.
La mujer sentía
que estaba bajo un hechizo y no quería romperlo, si seguía parada allí entre el
presente y el pasado, tal vez descubriera las respuestas que buscaba.
De pronto su
teléfono empezó a sonar y la distrajo, rebuscó en su bolso y al levantar la
vista, alcanzó a ver la espalda de Lucian mientras se alejaba.
Se arrimó al
amparo de un árbol para atender la llamada, era del grupo ecologista.
-Hola Claire- la
saludó Eric quien los dirigía.
-Hola, ¿qué
sucede?
-Quería
comentarte un par de cuestiones respecto al caso.
-De acuerdo, te
escucho.
-Ya hemos hecho
la presentación legal para que se investigue, aunque me temo que pueda quedar
desestimada y disolverse bajo las capas de corrupción del sistema. Sobre todo
si se trata de los Crow.- dijo el hombre desalentado.
-Esperemos que
no sea así, ¿qué es lo otro?– pregunto.
-Es algo que me
he enterado, no tenemos confirmación, pero las fuentes son muy confiables…
-¿Qué sucede?
-Lucian Crow
contrató un grupo de expertos para tratar de sanear las aguas del río o al
menos para tratar de que el daño causado
no sea tan alto.
-¿Por qué? –
preguntó sorprendida mientras le venía a la mente la imagen de aquel hombre que
la miraba bajo la lluvia.
-Eso no lo sé,
quizá intente borrar la evidencia que podría condenarlo…
-O quizá le
importe y quiera impedir que haga más daño…-susurró ella.
-Sí, también eso
es posible. Los nombres que me dijeron son de personas muy importantes, si
logro contactarme con alguno de ellos tal vez pueda conseguir más información.
-Bien, cualquier
novedad me avisas.
-De acuerdo.
Oye, se escucha la lluvia de fondo, ¿por casualidad estás en el exterior?
-Sí, estoy en el
parque, bajo la lluvia – dijo ella sabiendo que el significado especial de
aquella situación sólo podían reconocerlo dos personas. Ella y Lucian.
Parecía que el
destino se había encaprichado en juntarlo con ella cuando quería mantenerse
apartado, primero había sido el restaurante, ahora el encuentro bajo la lluvia
en el parque.
Él se había
escapado del trabajo porque necesitaba respirar un poco de aire fresco, sin
darse cuenta había terminado en el parque. Los recuerdos de su pasado con
Claire lo habían invadido, lo acechaban en cada rincón de aquel lugar. Aún
podía recordar su mirada confiada, su risa cristalina, incluso rememoraba el
sabor de los pastelillos de chocolate y crema que habían comido aquel día. De hecho la boca de ella conservaba aquel
dulce sabor cuando la había besado.
La lluvia lo
había sacado de sus recuerdos y con incredulidad, había visto que Claire estaba
allí. Estaba en el parque, delante de él. Creyó estar equivocado pero ella se
giró y ambos quedaron mirándose.
Supo que ella
estaba recordando lo mismo que él y se preguntó si no era posible volver el
tiempo atrás.
Por un segundo,
tuvo la intención de ir a cubrirla con su abrigo, incluso movió su mano en un
gesto imperceptible y luego se detuvo.
Ya no podía
hacer eso, había tantas cosas que quería hacer por ella y no podía. Pero no
quería cortar el contacto, quería seguir viéndola frente a él, quería que la
lluvia durara para siempre y quedarse allí los dos, en un mundo propio.
En un mundo que
podían compartir sin salir heridos. Pero el contacto se cortó y él aprovechó el
momento de distracción de Claire para marcharse.
Lo mejor que
podía hacer era regresar al trabajo, mantenerse ocupado haciendo negocios que le diera mucho dinero,
eso era lo que mejor sabía hacer.
Además tenía que
inaugurar una nueva fábrica la semana siguiente y eso lo mantendría
suficientemente ocupado.
Iba meditando en
aquello cuando su abogado lo llamó para informarle que habían hecho una presentación
legal por el tema de la contaminación del río.
-Encárgate de
eso- le contestó.
-Lucian,
deberías tomártelo en serio, puede traerte complicaciones.
-Se supone que
así sea, ¿verdad? Los malos de la película siempre son castigados- dijo él.
-¿De qué diablos
hablas?
-Hablemos luego,
cuando regrese a la oficina.
-¿No estás en tu
oficina?
-No. Estoy en el
parque y está lloviendo – respondió y
colgó.
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