La elección 8°

El amigo y hombre de confianza de Cian lo había mandado a llamar pues tenía algo que comunicarle. El guerrero se sintió reconfortado de volver a las barracas de la Guardia Real. En los salones del Palacio se sentía incómodo.

-¿Averiguaste lo que te pedí?

-Sí, Su Alteza.

-Te he dicho que no me llames así...- lo reprendió.

-Sí, Comandante- respondió con una sonrisa.

-Dime lo que averiguaste. ¿Encontraste a los espías?

-No, pero es verdad que los hay. Sólo pudimos saber que un extranjero estuvo estos días y se reunió con algunos miembros de la corte, aunque no logramos obtener más información. Creo que si vamos al lugar donde se reunieron podríamos lograr saber más.

-¿Y por qué no fueron a investigar?

-Me temo que no es un lugar donde pueda ir cualquiera, Comandante. Muchos menos soldados sin rango.

-¿Qué lugar es ése? – preguntó Cian y el otro le dirigió una sonrisa lobuna.

Unas horas después, Cian iba cabalgando junto a Deq, su amigo. Iban  bien embozados en sus capas y la mirada del guerrero denotaba su disgusto, sin embargo era algo que debía hacer si quería estar al tanto de las conspiraciones que se tramaban.  Pero, hubiera deseado que fuera en otro lugar y no en el prostíbulo de lujo al que sólo asistían las personas más renombradas del reino.

Al llegar hasta las puertas, se vio obligado a descubrir su cara y revelar su identidad para que le dieran paso.. Las puertas se abrieron y delante de ellos apareció el inmenso jardín lleno de flores e iluminado por lámparas que le daban un aire irreal.

Una joven les dio la bienvenida y los invitó a acompañarlos, había aroma a flores y se escuchaban risas, cada tanto pasaba algún invitado con una joven y bella muchacha. Era la primera vez que Deq estaba allí, así que miraba con curiosidad y cada tanto codeaba a Cian, éste iba con la mirada baja, no quería que se corriera el rumor de que estaba allí.

La joven los dejó en la entrada de una estancia y se abrieron las puertas corredizas de madera invitándolos a entrar, dentro los esperaba una mujer que hizo señales a sus sirvientas para que salieran y se puso de pie para recibirlos.

Era joven y muy hermosa.

-Bienvenido, Su Alteza- dijo haciendo una reverencia – Mi nombre es Nabin, manejo este lugar…Me alegra que esté aquí, aunque escuché que no es la primera vez, ¿verdad? – preguntó.

-No, es verdad, estuve una vez antes, hace unos cuatro años…- dijo él para sorpresa de su amigo.

-Sí, eso me contaron, era Comandante de la Guardia Real entonces, ayudó a una de nuestras damas y finalmente pasó la noche aquí…dejó muy buena impresión, Su Alteza. –dijo ella con un tono burlón en la voz.

-Sí, eso está en el pasado – respondió algo avergonzado- Pero no es eso lo que me trae hoy

-¿No? Entonces, qué podemos hacer por usted-Preguntó seductora.

-Me temo que su negocio se ha convertido en un reducto de traidores, así que quisiera su colaboración…

-Si habla de traidores, entenderá que yo no puedo traicionar a mis clientes. Eso arruinaría mi negocio.

-También lo arruinará el que sea involucrada en las conspiraciones, podría perder más que su negocio….podría perder su vida.

-Entiendo – respondió con una sonrisa- ¿Cómo puedo colaborar?

Cian le explicó lo que habían descubierto, le pidió los nombres de los nobles y que le avisara de la próxima reunión que celebraran allí, necesitaba descubrirlos en plena conspiración, necesitaba pruebas.

La mujer sabía que no había mucha opción, tenía que decidir de qué lado estar, así que prometió ayudar.

-¿Ya se va?...Podría aprovechar nuestros servicios…-dijo ella cuando terminaron de hablar.

-No, gracias, no es a eso a lo que vine.

-Es una pena, estoy segura que es muy diferente tener en la cama a una princesa que yace tiesa y fría esperando que todo acabe pronto a tener una mujer de verdad que sepa darle placer a un hombre…-comentó y vio como la mirada de Cian cambiaba, se oscurecía.

-Tiene razón, es muy diferente…-respondió con calma remarcando sus palabras y se dirigió hacia la puerta.

-Espere, Comandante – lo llamó Deq deteniéndolo de un brazo.

-¿Qué pasa?

-Deberíamos aceptar quedarnos …

-¿Estás loco?

-Piénsalo Cian – dijo informalmente – probablemente alguien nos viera entrar, resultaría sospechoso que nos fuéramos así. Y si queremos mantener en secreto nuestros planes, tenemos que hacerles creer que vinimos por lo que todos vienen…con una hora bastará.- se explicó haciendo dudar a Cian.

-El tiene razón  Su Alteza, por el bien de sus planes y de mi seguridad le pido que escuche a su amigo.

-De acuerdo- asintió Cian que comprendía que como estrategia era la mejor opción si no quería poner a sus enemigos sobre aviso. Sin embargo no le gustaba la idea.

-Bien – asintió Nabin y golpeó sus manos. Una muchacha apareció y ella le dio instrucciones, cuando la chica se retiró , se volvió hacia los dos hombres- En seguida vendrá una joven para acompañar a su amigo a una de nuestras habitaciones – dijo hablándole a Cian- no debe preocuparse por los costos…la casa invita.

-De ningún modo – dijo él y se acercó para darle un saquito con monedas de oro- Calculo que eso es suficiente….por todos sus servicios – dijo intencionalmente refiriéndose al compromiso que ella había hecho.

-¿Siempre tiene que ser a su manera? – preguntó la joven y en ese momento llegó la mujer que esperaban. Deq, se fue con ella y Nabin se acercó a Cian.

-Ahora es su turno, Alteza, ¿me acompaña a una de las habitaciones? – preguntó y él le dirigió una mirada de advertencia que la hizo reír. Tenía una risa cristalina.

-Con Deq es suficiente.

-No si quiere que esto sea creíble, cuando alguien de su rango viene aquí…sólo puede ser buscando mis atenciones. No sería verosímil si no vamos a una habitación juntos….no tiene sentido que rechace a la mujer más codiciada del reino.

-Tal vez no sea de mi gusto – le dijo él bruscamente.

-Sí, hiere mi ego, pero ya me lo ha dejado muy claro…pero ya que todos estamos metidos en esto, debemos actuar hasta el final. Prometo comportarme, sólo es un espectáculo para los demás…¿me acompaña? – dijo abriendo las puertas y extendiendo su mano hacia él.

Cian la siguió al exterior pero no tomó su mano, ella le sonrió y se aferró  su brazo, luego caminó despacio por los jardines hacia un sector donde estaban las habitaciones.

Una vez más, dos sirvientas lujosamente ataviadas abrieron las puertas corredizas y se retiraron después que ellos entraron.

Había perfume a flores frescas, velas y lámparas que iluminaban, una mesa baja repleta de comida y bebidas, la cama estaba hecha al nivel del suelo, con mantas de seda y almohadones. Era un lugar lleno de cosas hermosas y diseñadas para el placer.

La joven se sentó en medio de la cama y Cian se sentó en el suelo lejos de ella , contra la pared.

-No pensé que alguien como usted me temiera…-lo provocó y él la miró de una forma que hubiera helado la sangre de cualquiera.

-¿Con pasar una hora aquí bastará, verdad?

-Oh sí…será suficiente para arruinar su reputación y salvar la mía- contestó divertida- Deje de mirarme así, en el fondo las cortesanas no somos tan diferentes a las mujeres de la nobleza…yo no soy tan distinta a su princesa , ¿sabe?. Un matrimonio arreglado también es una forma de venderse…¿no lo cree?: Se casa con alguien que no quiere, entrega su cuerpo y no su alma…no hay tanta diferencia.

-No hable de lo que no sabe- respondió él con ferocidad.

-No le tengo miedo, sé que quiere que me calle, que está enfadado y que probablemente sería sabio de mi parte no provocarlo. Conozco su reputación y sé la clase de hombre que es, sin embargo no creo fuera capaz de dañarme, no es alguien cruel.

-No me conoce tan bien como cree.- respondió con seriedad.

-Siempre tuve curiosidad por conocerlo, aquella mujer con la que pasó una noche aquí hace cuatro años…me habló de usted. Creo que se quedó medio enamorada del Comandante que la ayudó y que luego le dio placer….esperó mucho tiempo que regresara.

-¿Qué pasó con ella? – preguntó Cian mostrando algo de interés. Recordaba muy bien a la joven cortesana, era bella con un aire de inocencia, la había salvado de que la atacaran en la calle y luego, tras haber tenido un día muy difícil, había aceptado el consuelo de sus brazos. Había sido la primera y última vez que había pisado un lugar como aquel.

-Hace dos años un cliente se enamoró de ella y se la llevó de aquí, tuvo suerte…escuché que lleva una vida muy feliz.

-Me alegra escuchar eso- dijo él sin más.

-Ella dijo algo sobre usted que despertó mi curiosidad desde entonces. Además de decir que era un buen hombre y alabarlo en todos los aspectos, incluso como amante, me dijo que había algo que no lograba descifrar. Sé que no me preguntará, así que se lo diré igual…dijo que no sabía si era un hombre que amaba a alguien o que no sabía amar… Ahora entiendo lo que ella quiso decir y me temo que tampoco yo encuentro respuesta. ¿Cuál de las dos opciones es , Su Alteza?

-No me gusta que me llamen Su Alteza. – dijo él cambiando de tema.

-Comandante, entonces, pero esta noche vino escudado tras su rango de Príncipe Consorte…aunque imagino que a alguien como usted no le gustan demasiado los títulos.¿ Me pregunto…?- dijo dejando la pregunta inconclusa como si hablara para sí misma. Cian elevó una ceja pero ella negó  con la cabeza- Nada, no es nada…¿le gustaría que cante para usted? Tenemos que pasar el tiempo de algún modo y no es alguien muy locuaz, tampoco piensa ponerme una mano encima. Esto será muy aburrido…

-Entonces que sea aburrido, ya tengo todo lo que quería de usted que es su cooperación. No quiero nada más, ni sus canciones ni nada, si está aburrida duerma- le dijo con  aspereza y ella rió.

-Creo que eso haré, dormir mientras el Comandante de la Guardia real, el Príncipe consorte vigila mi sueño…será una buena historia para contar algún dia– respondió la cortesana y se acostó. Estuvo tentada de quitarse la ropa para dormir, pero intuía que ya había presionado demasiado a aquel hombre

Cuando Nabin despertó era la mañana, hacía muchos años que no dormía así, una de sus sirvientas entró a asistirla.

-¿Se fue hace mucho? – preguntó a la muchacha.

-Sí Señora, se fue anoche y pidió que la dejásemos dormir.- contestó y Nabin sonrió.

-Me pregunto cómo será…

-¿Señora?

-¿Cómo será tener un hombre como ése y ser amada por él?