jueves, 29 de noviembre de 2012

Deberes de Príncesa 10

Apagaba el ordenador del estudio, cuando su móvil volvió a captar su atención. Consiguiendo que soltara un quejido, al volver ser su hermana. Con cierto fastidio, presionó el botón verde.
-No te enfades si hoy a las cinco de la madrugada, te llamo yo al móvil para invadir tu tranquilidad –Ladró sin darle tiempo al a chica a mencionar una sílaba.
-¿Entonces, no te interesa que te diga hacia donde conduce Jacqui? –Soltó con cierta mofa, logrando dejar por un momento a su hermano sin palabras.
-¿Le has dado mi dirección? –Preguntó sorprendido de que se atreviera a ir hacia allí.
-No me ha quedado más alternativa –Resopló-. Y digamos que no se va ha tratar de una visita de cortesía. Solo quería avisarte, aunque no os lo merezcáis mucho ciertamente.
-Gracias Norah –habló risueño-, si no te importa, debo colgarte.

Sin esperar respuesta de su hermana, había cortado la comunicación para dirigirse a la ducha silbando una melodía animada. Iba ha tener a Jacqueline a solas para él, por primera vez después de tantos años. Siempre había buscado ella un lugar, donde hubiera gente cerca. Pero aquella vez, era territorio peligroso para ella. En su piso no había nadie más que pudiera escucharlos. Se le escapó una sonrisa, al comprender que la chica se hallaba muy enfadada, para detenerse a pensar hacia donde iba. Pero a él, ya le iba bien que se hallara cegada por la furia.

Salió de la ducha anudándose la toalla a la cintura, para detenerse enfrente del espejo y secarse el cabello con la otra toalla. ¿A qué distancia se hallaría en aquel momento? Aunque siendo domingo y luciera un brillante sol en la calle, no creía que se topara con mucho tráfico. Mejor dejaba el afeitado para la mañana siguiente. Se pondría unas bermudas, para no ir del todo desnudo. El no incomodarla, no se hallaba entre sus  prioridades.
Diez minutos después, no pudo evitar el que sus labios sonrieran, cuando sonó el timbre de la verja exterior. Se hallaba en la cocina, con el café recién hecho a punto de hacerse una tostada. Cosa, que no le importaba dejar en segundo plano por el momento. Así que, acercándose al interfono pudo ver reflejada en la pantalla a su esposa, con cara de pocos amigos en el interior de su coche… Bien, comenzaba el espectáculo.
-¿A qué tengo el honor de su visita alteza? –Dijo con cierto tono pomposo, viendo como las manos de Jacqui hacían más presión sobre el volante, debido a que la estaba provocando aún más.
-Déjate de idioteces –Masculló-. De sobras te habrá avisado Norah –Miró fijamente a la cámara-. Ábreme.
-No se sí resulta prudente abrirte –Se hizo el inocente-. Hoy no esta el guardia de seguridad. ¿Quién me dice, que no vienes con artillería pesada?
-Eso sería acabar de una manera muy rápida contigo –Siguió el juego, pero con cierta tiranía-. Nada satisfactorio para mí. Si pudiera matarte, buscaría primero un lugar que pueda manchar y esconderte. Tú casa, no resulta nada adecuada. Abre.
-Pensé que lo primero que aprendía una princesa, era ser educada –Volvió a bromear, viendo como la chica decía algo entre dientes, cogía aire y volvía a mirar a la cámara con sonrisa falsa.
-Podrías abrirme la puerta Kénan, por favor… -Sonó totalmente exasperada.
-Por supuesto alteza, la espero en la cocina –Dijo accionando el botón de apertura y caminando de vuelta a la mesa, para seguir con su desayuno.

Bajaba del coche muy enfadada, por el gracioso trato de Kenan en al puerta. Pero al caminar en dirección a la puerta, el enfado fue acompañado pro algo de indecisión. Estaba en su casa por primera vez. Siempre había tenido ganas de saber como era, en cuanto se enteró por Norah años atrás que se la había comprado. Fue el primero de todo el grupo en independizarse. Y sintió mucha rabia en su momento por varios motivos. Uno, por su libertad y dos, por no querer imaginarse el numero de mujeres que iban a disfrutar de aquellas enormes cuatro paredes y de su supuesto marido.
Fue una época muy dura. Era joven, solo contaba con veinte años. Se acababa de casar por una apuesta con el chico que amaba en secreto, cuando él no. Y el verlo a él feliz, con su libertad y montones de mujeres colgadas de su brazo, hicieron que por un año, odiara su futuro de heredera a la corona. Y creciera la enemistad, que él quería hacer desaparecer sin más.
Pero aquello no era todo. Siempre había tenido la sensación extraña, de que él también se sentía interesado por ella al poco de conocerse. Aunque a los pocos días, vio de su gran error. El comportamiento hacia ella era muy tosco, sin ella haberle hecho nada. Cabiendo la posibilidad, de que aquello fuera debido a causa de que Kenan supiera que se sentía atraída hacia él, y por entonces la veía como una niña… No lo sabía. Solo daba por hecho, que no había corrido buena amistad entre ellos por culpa de él.
Y ahora, iba ha entrar al nidito de amor de él. Su mal humor corría aún más fuerte por su torrente sanguíneo. Él, tenía todo lo que ella no tenía. Una vida propia… Cogió aire y subió los seis escalones, para empujar la gran puerta que se hallaba entornada.
¡OH! Fue lo primero que sus labios dijeron al traspasar el marco de la puerta. Aquello era todo luz y hogareño. Para nada era el piso de un mujeriego moderno. El olor a café, la guió hacia el fondo de aquel pasillo a mano derecha. Donde la puerta de la cocina se hallaba abierta, mostrándole una estancia de madera color nogal. Su estilo de cocina… Y sentado en la mesa de una esquina, semidesnudo la observaba un Kenan con mirada risueña.
-Deberías haber dicho… Cariño, ya estoy en casa –dijo lo último guiñándole un ojo.
-¿Para después acercarme a ti y ser tu esclava? –Empleó sarcasmo en sus palabras yendo hacia él.
-Eso lo has dicho tú… -Rió-. ¿Quieres café, zumo, tostadas? –Preguntó señalando con al mano lo dispuesto en la pequeña mesa.
-Creo que con el zumo me quedaré satisfecha –Señaló alargando el brazo, para hacerse con la jarra de zumo de naranja y volcar su contenido encima del hombre-. ¿Está ácido? ¿Quieres más azúcar?
-Puede que un poco sí quiera…
Tal vez fue su tono de voz, o como achicó los ojos en cuanto dijo aquellas palabras, que fueron suficiente advertencia para que soltara la jarra encima la mesa y se girara, en un intento de escaparse. Pues Kenan, se impulsó de la silla veloz y decidido atraparla.

¡Malditos nervios! Gruñó para sí, cuando al pasar por la puerta en vez de girar a la izquierda, lo hizo hacia la derecha entrando en el salón. Ahora, la salida de la casa quedaba tras su espalda. Se dio la vuelta para contener el aliento, al ver allí al hombre bloqueándole el paso.
-Sí –Chocó las palmas éste-. Era hacia la izquierda pequeña…
-Salte del medio –Escupió en una orden.
-¿Cómo? –Se rió a carcajadas-. ¿De verdad te crees, que te vas a escapar de ésta pringue? –Se señaló así mismo, manchado pro el zumo.
-Te lo merecías –Indicó estudiando la estancia, sin perderlo de vista en ningún momento.
-Si esa es tu excusa –Se alzó de hombros.
-Si me hubieras dejado tranquila, no habría nada en los periódicos de hoy –Lo acusó con cierto enfado, y estudiando un pequeño pasillo que había a mano izquierda.
-¿Pero por qué te molesta tanto? –Dio un paso al frente-. Siempre hemos salido en los periódicos.
-¡Pero nunca nos habían relacionado! –Apuntó, con la idea fija de ir hacia aquel pasillo, puede que hubiera alguna salida, dado que al final había demasiada claridad. ¿Saldría a alguna terraza?
-¿Y eso ha sido motivo suficiente, para que vinieras a mí casa a tirarme el zumo por la cabeza? –Soltó irónico-. Sabes que dejando pasar unos días, darían la noticia como falsa.
-Para mí sí –Dio un paso algo indeciso hacia el pasillo-. Si tú me hubieras dejado tranquila no habríamos salido, y no debería preocuparme de ello… Vine, para advertirte de que me dejaras en paz. Esa tontería de hacer las paces, puede darme ahora mismo más problemas. Los periodistas, estarán pendientes de todos nuestros movimientos…
-Por fin vamos llegando a la cuestión, pero sigues siendo un tanto cobarde .Sonrió de forma lobuna-, y creo, que no hay ningún periodista apostado en la puerta de mí casa. ¿Te ha seguido alguien?
-Sabes que desde hace unos años tras, tienen prohibido perseguir en conducción a la casa real –Alzó la barbilla un tanto desafiante-. Pero eso, no quiere decir que cundo me halle por la ciudad, no pongan más insistencia.
-Como ya dije hace un momento, serán unos días… -Suspiró-. Luego se aburrirán.
-Sobre todo, si tú me dejas tranquila –Volvió a señalar.
-¿Entonces, no crees que corriste mucho riesgo al venir a mí casa? –Preguntó divertido-. Luego, no me culpes a mí si mañana volvemos a ser portada. Además, no es la primera vez que te ponen un novio. Y no creo que hayas ido a sus casas, amenazarlos…
-Ellos no lo buscaban como tú –Acusó veloz.
-Para qué demonios voy a buscar el salir en las portadas –Frunció el ceño-. Ya salgo suficientes veces y sin buscarlo –Soltó con cierta sorna en la voz-. Reconócelo Jacqui… -Comenzó a caminar con paso tranquilo, pero no menos amenazante hacia donde se hallaba ella-. Solo te ha molestado ésta vez, porque soy yo el que sale a tú lado. Vamos, dí porque no quieres aceptar mi oferta de paz –Ya estaba apenas un metro de ella-. No te preocupes, ya lo digo yo…
Al oír sus palabras y verlo tan cerca, dejó a un lado su enfado por querer escapar de lo que veía venir. Hizo el intento de escabullirse hacia la salida principal, ahora que él no bloqueaba el paso, pero fue lenta o él más rápido de reflejos al sujetarla por el brazo, aunque no con la suficiente fuerza. Dando un fuerte tirón, se liberó para seguir corriendo hacia la puerta principal. Cegada por los nervios al escuchar como Kenan iba a escasos pasos de ella, algunas lágrimas brotaban de sus ojos. Tenía que llegar a su coche y huir lejos de él… Dio un poco más de impulso a sus piernas, logrando un poco más de distancia entre ellos. Pero sabía que no iba a ser suficiente… y así fue, apenas tocó con sus manos el vehículo, que su cuerpo fue apresado entre el metal y el cuerpo de Kenan.
-Suéltame –Clamó revolviéndose un poco en el hueco que tenía, con al mirada puesta en el interior de su coche como punto de libertad. No quería escuchar la verdad en boca de él.

Un pequeño destello en al zona de árboles que había tras la verja, le llamó la atención, haciendo que aflojara la presión en Jacqui. Quien aprovechó para meter la llave en al cerradura y desbloquear el cierre. Aún así, sonrió porque seguía bloqueándole la huida. Ella, no podía abrir la puerta para introducirse en el interior. La cuestión en aquel momento, era sí la dejaba partir ahora sabiendo que un periodista los tenía en su objetivo. Era obvio, que al día siguiente una nueva exclusiva luciría en alguna portada de la prensa sensacionalista. Y Jacqui, no iba a perdonárselo aunque fuera ella la que hubiera acudido allí. El chisme, iba a circular de todos modos. Era el momento de decidir si sacaba provecho… Era arriesgarlo todo a una sola carta. Perderla o ganarla.
-Estoy harta de tus juegos –Masculló ella entre dientes completamente frustrada.- Suéltame Kenan…
Entrecerró los ojos antes de separar su cuerpo lo justo, para darle la vuelta entre sus brazos.
-¿Mis juegos Jacqueline? –Repitió mostrando cierta sonrisa socarrona en los labios-. Lo único que quiero, es que admitas lo idiota que es, el que estemos como enemigos…
-¿Ya te has cansado de lo que tú comenzaste? –Le reprochó con cierto coraje y desafiándolo con la mirada.

Era cierto. Él tenía la culpa de la enemistad que había mantenido, a lo largo de todos aquellos años. Pero había tenido sus motivos. Llegando a desafiarlos en aquel viaje, donde le hizo la apuesta y se casaron. Al menos, pensando que aquello era parte de la fiesta, lo había utilizado para poder vivir la sensación de hallarse ante un altar junto a ella… Sentía rabia hacía sí mismo por haberle causado dolor. Un dolor, que él también había sentido.
-Y tú no quieres que lo abandone, por miedo a que te guste esto… -Dijo bajando su rostro hacia el de ella y capturando con cierta fuerza sus labios, justo en el momento que un coche llegaba y hacia sonar con insistencia su bocina enfrente la verja de la finca. Muy molesto alzó la mirada, para hallar a su amigo Pierre que le señalaba hacia los árboles. Obvio que lo alertaba, sin saber aún que la chica era Jacqueline.

5 comentarios:

  1. ME ENCANTÓ..pero ¿y el beso?. Este capi ruvo de todo...pura emoción, rápido, rápido, quiero más

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  2. Si nos volviste a dejar con media uña comida jaja, en el suspenso...queremos mas

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  3. Ella se pondrá mas furiosa!!!! y ahora??? ay ay.. esto se complica.

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  4. Imposible, EJ!! Como nos puedes hacer esto...
    ¡¡¡Estaba superemocionaaaaaaante!!!

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  5. Pero alguna vez quedais conforme con algo!!!!!!!!!!!!!!!
    AHHHHHHHhh Pero mirad que llegais a ser quisquillosas!!!!!!

    Jejejejjee

    Besos ya veremso que hago que ocurra... jejeje... Aun no lo decidí. Esta semana pues ...

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