-No quiero que mi reino caiga en manos extrañas, no
quiero que nadie destruya lo que me ha costado tanto construir, mi hija será la
reina – explicó mirando brevemente a Azize- y tú , como consorte seguirás
protegiendo el reino y a ella como lo has hecho hasta ahora…
-No soy digno, soy sólo un soldado, Su Majestad. Estoy
seguro que hay otros candidatos más adecuados – respondió Cian.
-Esto no se trata de
más adecuado o no, esto es puramente política y se trata de lo mejor
para nuestra Nación.
-Su Majestad…-intervino Azize adelantándose hacia su
padre.
-Es mi decisión, ya puedes retirarte Princesa, quiero
hablar con el comandante.
-Sí , Su Majestad - Asintió ella con una leve
inclinación de cabeza sabiendo que nada de lo que dijera lo haría cambiar de
opinión. “es puramente política” había dicho su padre y esas palabras habían
sido una sentencia. En silencio pasó junto a Cian y se retiró de la sala.
Mientras tanto, el joven Comandante se acercó al rey,
aún no podía salir de su asombro, le acababan de ordenar casarse con la princesa.
-Habla, di todo lo que tengas que decir …-dijo el rey.
-Su Majestad, sabe que le he servidos siempre con
lealtad…
-¿Pero?
-Estamos hablando de un matrimonio , el matrimonio de
la princesa…
-¿Y piensas que he tomado una decisión equivocada?
¿Qué hay hombres más adecuados?
-Estoy seguro que hay hombres más adecuados, yo soy un
guerrero, he llevado vida de soldado…no soy adecuado para ser el rey de una nación,
ni siquiera como consorte.
- Estoy seguro que hay muchos hijos de ministros y
nobles varios, también están los príncipes extranjeros que codician su mano en
matrimonio, pero si dejo que se case con alguien así…cualquiera sea querrá
poder. La ambición se desatará y pondrá
en jaque tanto a Azize como al reino.
-¿Y yo no? ¿Confía en mí?
-Tú mismo lo dijiste, eres un guerreo…lo has sido
siempre. A pesar de ser un hombre inteligente, la vida en la corte jamás te ha atraído,
no creo que tu corazón cambie de la noche al día. Y así como has cumplido con
mis órdenes anteriores, confío que esta vez también…
-Pero no se trata de una invasión, ni un ataque a los
enemigos. Es un matrimonio.
-Es una alianza estratégica, tú sabes de estrategias. ¿Acaso
tienes a una mujer y por eso no puedes
aceptar?
-No se trata de eso. Pero ella tal vez quiera a
alguien.
-Azize sabe que es su deber, no se trata de querer o
no querer, su matrimonio nunca ha tenido que ver con nada tan prosaico como los
sentimientos. Su matrimonio es un asunto de estado.
-Es una niña…-comentó y el rey lo miró con una semi sonrisa.
-Sólo es nueve años menor que tú y en general a los
hombres les gustan las mujeres más jóvenes, ¿a ti no?
-Su Majestad…- susurró bajando la cabeza y luego hizo la pregunta que no dejaba de
rondarle la cabeza-¿Por qué yo?
-Porque eres mi súbdito más leal, porque confío en que
seguirás haciendo lo que has hecho hasta ahora, lucharas para proteger a la
gente de este reino. Pondrás tu vida en juego si es necesario, y seguirás
cuidando a la princesa como lo has hecho hasta ahora. Cinco años atrás salvaste
su vida, así que creo que puedo confiarte a mi hija.
-Podría seguir haciendo eso sin casarme con ella.
-No, no podrías, casada con otro estaría bajo el poder
de su marido…y mi reino en peligro. Esta es la solución perfecta. Sabes que
sólo tienes dos opciones, aceptar o desobedecer mi orden y marcharte para
siempre de aquí. En honor a lo que te debo te dejaría marchar vivo pero
tendrías que irte, lo sabes.- dijo con la seguridad de quien decide sobre las
vidas de los demás.
Cian bajó la mirada, estaba turbado, era un guerreo y
no sabía cómo había terminado así. Aquella mañana jamás hubiera esperado que su
vida diese un giro tan brusco. Conocía las reglas, las escritas y las que no,
no podía convertirse en el marido de la princesa pero tampoco podía negarse. El
rey acababa de dejarlo sin salida.
Levantó la mirada y respondió.
-Lo haré – dijo sencillamente y el rey asintió.
-Empezaremos los preparativos – aseveró sin más como si aquello hubiese estado
decidido desde antes que él aceptara, sintió un fugaz deseo de rebelarse ante
aquel hombre a quien le había entregado su vida y que ahora le pedía más de lo
que era posible. No necesito que el rey dijera nada más, estaba claro que la
conversación había acabado, Cian hizo una reverencia y se retiró.
De pronto se sentía agotado, sin fuerzas. Estaba por
hacer algo que claramente era una locura, y no sabía qué consecuencias tendría
en las vidas de todos.
Además él sabía algo que el rey no, la princesa amaba
a alguien, el verano anterior la había escuchado confesárselo a su prima
mientras él las custodiaba. Las jovencitas no habían notado su presencia pero
él claramente había oído cuando la princesa había dicho que estaba enamorada de alguien.
Ahora ayudaría a que aplastaran los sueños de aquella
niña, tan solo porque ella era una pieza en un tablero de juegos, por eso
odiaba la política. En ocasiones, los asuntos de estado hacían que la gente no
valiera nada…
Se dirigió hacia los cuarteles, sólo deseaba acostarse
y no pensar. No quería recordar que en breve anunciaría la noticia de la boda Y
entonces tendría que tener su espada lista, porque aquella novedades no serán bienvenidas
por mucha gente de la corte y de los reino vecinos. El rey había querido
impedir conflictos, pero tal vez con su decisión sólo hubiera creado uno mayor.
-Comandante, ¿está bien? – preguntó uno de sus hombres.
-Sí…es sólo que …voy a casarme – dijo y por un segundo
se divirtió al ver la cara que puso su subordinado , y eso que no le había dicho
quien era su futura novia.
Si no se hubiera tratado de algo tan trascendente para
su vida, Azize se hubiera reído de aquella situación, toda la corte estaba
alterada con la noticia de su próxima boda con el Comandante del ejército real.
En el palacio las murmuraciones eran constantes, por donde pasaba notaba las
miradas y los susurros de la gente.
Algunos se habían opuesto, pero su padre había sido muy firme al respecto,
sabían que no podían ir contra su voluntad, no abiertamente al menos. Estaba segura que había varios
complots tramándose en palacio, pero también la reputación letal de su futuro
esposo los frenaba.
Temían tanto al rey como a Cian.
Ella escuchaba todo y observaba sin intervenir, era
cautelosa y prefería que pensaran que era un títere de su padre. Vigilarlos sin
ser evidente era buena forma de tratar con los enemigos. Su padre le había dado
una carga muy pesada, el destino de mucha gente estaría en sus manos cuando
fuera reina, pero era su pueblo y pensaba dar lo mejor de sí misma, aunque
debiera hacer sacrificios para ello.
Aquellos días de preparativos le parecían algo irreal,
también su futura boda, recién al ver el vestido que usaría en la ceremonia
supo que era algo definitivo y que ya no había marcha atrás.
Su traje de bodas era de color azul con pájaros
bordados, casi parecía irónico pues ella perdería su libertad al usarlo. Por
primera vez en mucho tiempo, deseó tener a su madre junto a ella, deseó que no
hubiera fallecido, de haber estado a su lado le hubiera dado su apoyo y podría
haberle contado todo lo que guardaba en su corazón. Pero estaba sola, tal vez
aquello fuera lo peor de su posición, la soledad. No poder confiar plenamente
en nadie, no poder ser sincera con sus sentimientos y siempre disimular.
Apenas si se
había visto un par de veces con Cian aquellos días, y sentía que era lo mejor, se
sentía muy rara con él cerca. De hecho sus miradas se habían cruzado unos
minutos cuando se habían encontrado mientras ella paseaba por los jardines y se
había sentido intimidada.
Hubiera querido saber qué pensaba él sobre toda
aquella situación, pero siempre había sido taciturno e inexpresivo.
Y sería su marido.
tres, tres, tres... Quiero el tres!!!! Sí, lo quiero. Ya, ahora plis!!!!!
ResponderEliminarEM encanta esta nueva historia. Se que me voy a reír bastante!!!
Pronto habrá tres brujis, pero te equivocas no viene de comedia!!
EliminarMe encanta!!! Nata tienes la capacidad de alejarme del estudio jajaja... quiero mássssssss!!! No tardes :D
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