Su Jefe se paró delante de ella y agitó
la mano para que Leo le prestara atención.
-Me voy
antes- le informó Bastian a Leonora.
-¿De nuevo?
-Tengo cosas que hacer….muy importantes
– dijo él y ella frunció el ceño, pero en realidad ni siquiera tenía muchas
ganas de pelear ese día. Un jefe irresponsable que abandonaba su trabajo sólo
completaba el panorama de su vida.
-De acuerdo. – contestó ella y él se
inclinó para mirarla con curiosidad.
-¿De acuerdo? ¿Así de fácil….? ¿No
indagarás ni darás un discurso?
-No, sólo no haga nada ilegal, en serio no soportaría
tener que buscarlo a usted en la comisaría. Aparte de eso, haga lo que quiera y
ahórreme los detalles.
-Te doy mi palabra de honor… - dijo
poniéndose la mano sobre el corazón y ella suspiró sonoramente.
Sin Bastian cerca, lo se dedicó al
trabajo, mantenerse ocupada era todo lo que podía hacer.
Cuando salió del trabajo después de
haber cumplido con su horario, iba con la cabeza gacha sumida en sus pensamientos,
así que no vio a su hermano hasta darse con él.
-¿Henry..? ¿Qué haces aquí?- preguntó
alarmada, temiendo una nueva complicación.
-Yo…Leo..
-¿Qué pasó ahora?
-Toma, conseguí un trabajo, mamá me
contó y quiero ayudar – dijo el chico y le extendió un sobre.
-¿Qué? ¿Trabajo, cuándo, dónde ,
haciendo qué..? Espera, mejor hablemos – dijo y tomándolo del brazo lo arrastró
hacia una confitería cercana para interrogarlo a conciencia.
-Explícame…-dijo una vez que se sentaron
mientras examinaba el contenido del sobre.
-Conseguí un trabajo, y te traje el
dinero que me pagaron para arreglar lo de la renta, igual no alcanza más que
para un mes…pero seguro que conseguimos un plazo. ¿Verdad?
-¿Cuándo comenzaste a trabajar?
-Hoy…
-Henry, dime la verdad, ¿de dónde sacaste
este dinero? ¿Tiene que ver con esos amigos tuyos, los que hicieron que
acabarás en la comisaría…?
-No, ya no me junto con ellos. Conseguí
un trabajo.
-En ningún trabajo te darían este tipo
de adelanto. Dime la verdad. ¿Qué tipo de trabajo es? ¿Dónde?
-Confía en mí- dijo el chico nervioso.
-Eso es muy difícil para mí. Necesitamos
dinero y de golpe consigues un trabajo y te adelantan tanto dinero...¿entiendes
que no te crea, verdad?
-Alguien que conozco me recomendó, es
una empresa de construcción…haré trabajos de recadero y eso…
-¿Alguien que conoces? ¿Quién?
-Sólo un amigo, Leo. Tú no lo conoces,
es un trabajo decente…
-¿Y la escuela?
-Trabajaré los fines de semana y algunas
veces a contraturno, no dejaré la escuela.
-Sigue siendo extraño que te dieran
dinero por un trabajo que aún no has hecho…
-Le expliqué al jefe de nuestra
situación y es un buen tipo. Además voy a trabajar para ganármelo, en serio. Puedes
hablar con ellos o ir si no me crees – dijo el chico y le dio una tarjeta donde
estaban los datos.
-Quiero creerte, Henry…-dijo ella con
sospechas.
-Entonces créeme.
-Es raro, muy raro y las cosas buenas no
pasan así como así. Ni tampoco hay gente tan buena que ayude
desinteresadamente.
-A veces sí, a veces te ayudan,
Leonora.- contestó su hermano y ella tuvo la seguridad de que escondía algo.
Pero si existía alguna posibilidad de que aquello fuera verdad, no quería
arruinarlo.
-De acuerdo. Gracias por la ayuda.
Hablaré nuevamente con la casera, tal vez hoy sea nuestro día de suerte.
Leonora volvió a hablar con la mujer,
ofreció darle una parte del dinero y prometió que le daría el resto pronto,
extrañamente la arrendadora estuvo mucho más permeable a sus ruegos y aceptó.
Quizá su hermano tuviera razón o quizá su suerte estuviera cambiando, pero aquella
noche pudo dormir tranquila.
Al día siguiente estaba llena de
energía, así que cuando Bastian llegó, su escritorio ya estaba cargado de
carpetas y cosas que Leonora consideraba que debía ver con indicaciones pegadas
en las páginas.
Cuando ella entró a su oficina, él le
sonrió.
-¿Has recuperado tu buen humor? – le
preguntó.
-Sí, vuelvo a ser yo misma.
-Ya gruñes de nuevo, Leoncito . Me
alegra.
-Sólo me queda hacer algunas
investigaciones luego, espero no llevarme ninguna sorpresa.
-¿Investigaciones?
-Mi hermano…dígame ¿a usted no le parece
sospechoso que alguien le adelante como dos meses de salario a alguien que ni
ha empezado a trabajar?
-Suena raro, pero no imposible…¿quieres
un adelanto?
-¡¿Qué?!
-Bueno, no quiero sentirme menos que
otros jefes…
-No necesito adelanto, ni nada- dijo
ella y salió apresuradamente, Bastian la observó mientras se marchaba con una
enigmática sonrisa.
Menos de una hora después, el hermano
mayor de Bastian entró a la oficina sin anunciarse, obviamente furioso, y con
Leo detrás de él intentando detenerlo.
-¡¿Se puede saber qué estás haciendo,
pequeño bastardo?!
-Hola, hermano, también me alegra verte…-
lo saludó Bastian sin inmutarse y el hombre puso un fax sobre el escritorio.
-Explícame.- exigió el hombre.
-No sé a qué te refieres, si pudieras
ser más claro –contestó el hombre con una sonrisa provocadora.
-¿Por qué cambiaste de proveedor sin
avisarnos? Durante años hemos hecho tratos con…
-¡Oh, eso! Es que conocí a un empresario
alemán que me resultó muy simpático, me hizo un mejor precio…y pensé “¿Por qué no?”. El tipo hasta me invitó a visitarlo en Hannover…
-¿Me estás diciendo que cambiaste de
proveedor porque te invitaron a Alemania?
-No, claro que no. Hay otras razones,
por supuesto – dijo Bastian y miró directamente a su hermano. Sus palabras
sonaban ligeras pero su mirada era firme
y parecía decir mucho más.
-¡Diablos! Padre debió dejar que te siguieras
divirtiendo allá donde estabas en lugar de traerte de regreso. No hay nada que
hagas bien…- le soltó su hermano mayor con desprecio
-Probablemente tengas razón.- le
respondió y el otro hombre se fue tan intempestivamente como había llegado.
Bastian se echó hacia atrás en la silla
y puso los brazos debajo de su cuello, cerró los ojos por un segundo y Leonora
tuvo la idea de que estaba más alterado de lo que demostraba. Unos segundos
después abrió los ojos y la miró.
-¿Aún estás allí, Leoncito?
-Sí, ¿está bien? ¿Necesita algo?
-Mmmm, creo que una familia nueva no estaría
mal.
-No es posible, créame lo he intentado –
dijo ella y él largó una carcajada.
-¿Lo hizo a propósito, verdad? No creo
que deba provocarlo así.- Lo interrogó Leonora que ni siquiera había podido
retirarse del lugar impactada por el combate verbal de ambos.
-Pero es muy divertido, Leoncito. Si me
obligaron a estar acá, es justo que tenga algún momento de diversión.
-Sabe, no creo que sea tan fácil
obligarlo a hacer algo que no quiere. ¡Cielos , yo lo intento cada día y es un
dolor de cabeza!
-Tal vez debieras reunirte con mi
familia , podrían intercambiar experiencias.
-No, no creo que me agraden – dijo ella
y él le sonrió con calidez.
-Mi leal secretaria, mi hermano tiene
suerte de que no lo mordieras. Como agradecimiento, prometo que sólo dejaré que
tú me obligues a hacer cosas que no quiero.
-¿Agradecimiento porque no mordí a su
hermano? - preguntó ella elevando una ceja.
-Agradecimiento porque tuviste toda la
intención de hacerlo, lo vi en tu mirada – contestó él y Leo se sonrojó.
De verdad se había sentido furiosa con aquel
hombre por como se había dirigido hacia su jefe, por más irresponsable que
fuera también era un Cavendish y merecía respeto. Ella también solía gritarle a
su hermano, pero lo amaba, no podía decir lo mismo del hermano mayor de
Bastian.
Rabia, pena y deseos de proteger a su
jefe de aquellos ataques. Y ya no estaba muy segura si aquello se debía a su
sentido del deber como secretaria o a otra cosa.
Uy, uy... siguen los signos de que Leoncito ya cayó...creo que él lo tiene claro desde hace un tiempo wiiii
ResponderEliminarWow, me encantó este capítulo... ya hacía falta Leo. Massssssss :D jajajaja
ResponderEliminar¡¡¡Que lindo!!! Ya se siente el amor por el aire... jiji
ResponderEliminarya estan saliendo a flote los sentimientos de leo jaja y estoy de acuerdo en que bastian lo sabia desde hace mucho
ResponderEliminarél ya lo sabe!!!!! él ya lo sospecha!!!! oh!!!!!!!
ResponderEliminarcuando el sigueinte!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!