lunes, 18 de junio de 2012

Una canción para ti 8°


Emma se despertó sobresaltada y temblando, como muchas veces, el sueño siempre era una tregua y luego despertaba  a la realidad, una realidad demasiado dolorosa y solitaria. Pero inmediatamente notó que no era su casa y recordó lo sucedido el día anterior, era la cama de Tristan, luego de llorar y llorar  se había quedado dormida allí
Tanteó buscando sus lentes, estaban  en una mesa de noche a su lado y se dispuso a levantarse, con suerte ellos no habrían despertado aún y podría irse sin que lo notaran.
-Buenos días, Emma…-dijo Bim desde la puerta de la habitación antes que ella pudiera levantarse.
-Bim…Hola…-respondió avergonzada. Le resultaba muy difícil enfrentarlos ahora que sabían lo que sucedía en su casa. No quería que su relación con ellos cambiara, no quería su lastima y tampoco quería meterlos en problemas.

-Tristan y Leandro fueron a trabajar, así que yo soy el encargado del desayuno…-dijo Bim.
-¿Ellos están bien? Quiero decir…-preguntó asustada, temía que algo le hubiera sucedido a Tristan por golpear a su padrastro.
-Sí, están bien.
-Bien, ya me voy…-dijo ella,  Bim se acercó y se sentó en la cama a su lado.
-Espera, Emma, no vas a ir a ningún lado, te quedas aquí.
-No, estoy bien…no es necesario…- insistió y él le apoyó su mano en el hombro para calmarla.
-Emma, no es tu culpa, nada de esto es tu culpa. No tienes que avergonzarte…-le dijo mirándola con seriedad y la chica por primera vez lo miró a los ojos. Era extraño que adivinara lo que sentía.
-No sé que hacer – dijo ella abrazando sus rodillas.
-Lo sé, sé que no es fácil Emma. Mi padre se emborrachaba y le pegaba a mi madre, luego a nosotros…-contó y ella lo miró asombrada. Él sonrió tristemente y luego siguió contando.
-Sólo que era mi padre de verdad, y yo no era muy dócil …así que era peor, y para cubrir sus golpes, salía a buscar peleas con los otros chicos…era más fácil decir que tenía un ojo negro por pelearme con alguien que porque me habían golpeado en casa. Tampoco lo podía decir, ni siquiera a mis amigos…era muy vergonzoso. Mi madre lo echaba de la casa, pero él regresaba, o nos buscaba donde estábamos…
-¡Oh Bim! – dijo ella dolida
-Así conocí a Tristan…me había peleado con él antes, en esos días que buscaba descargar mi dolor a los golpes, pero  un día mi padre fue a buscarme a la salida de la escuela y comenzó a pegarme, yo me defendía como podía…y Tristan apareció allí y me ayudó, no preguntó , ni dijo nada, sólo me ayudó y se quedó a mi lado. Así pasamos de rivales a amigos. Mi madre pidió ayuda y encontró una abogada que hacía trabajo ad honorem y logró una orden de restricción…todo mejoró entonces. Además crecí lo suficiente, y me conseguí unos amigos bastante peligrosos – dijo guiñándole un ojo y ella sonrió.
-Temo que los dañe…-confesó Emma.
-No te preocupes, encontraremos la manera de arreglarlo, pero no estás sola Emma, y no vas a volver allí…lo decidimos por votación unánime. Ahora levántate a desayunar.

Bim se quedó con ella, luego llegaron Dani y Luc y a mediodía volvieron Tristan y Leandro con pizzas.
-Llegó la comida…-dijo Tristan y luego su mirada se cruzó con Emma, quería preguntarle muchas cosas, pero sabía que no estaba cómoda, así que dolo dijo lo primero que se le ocurrió.
-¿Tienes hambre?- dijo y ella asintió, inmediatamente se pusieron a comer.
Mantuvieron una charla ligera y cuando terminaron, llegó Cameron.
-¿No me guardaron ni una porción? – se quejó. Y recibió una serie de contestaciones que hicieron sonreír a Emma.
Estaban todos reunidos y la chica tuvo la extraña sensación de que no era casual.
Dani le dio un codazo a Tristan y él los miró incómodo.
-¿Qué sucede? – preguntó ella finalmente.
-Queríamos saber si hay algún horario en que ese tipo no esté para que busques tus cosas en tu casa…-soltó Tristan .
-¡Oh! No es necesario, en serio…yo no puedo quedarme aquí.
-¿Tienes otro lugar donde ir? – preguntó Leandro.
-No, pero…
-Ya te lo dije esta mañana, Emma. Escudo Azul ha decidido que te quedarás aquí.-intervino Bim.
-Pero no puedo depender de  ustedes, ni instalarme aquí…no quiero ser una molestia.
-Yo vengo aquí cuando me peleo con mis padres…-dijo Dani.
-Yo cuando quiero un descanso de mis hermanos …-mencionó Luc.
-Todos nos quedamos alguna que otra vez, así que esta vez es tu turno, eso es todo-explicó Cameron.
-Sólo dinos si hay algún horario en que podamos acompañarte a buscar tus cosas-insistió Leandro.
-Por la tarde, él trabaja, no estará en casa…-dijo finalmente ella, después de todo, no tenía otro lugar donde ir y tampoco quería regresar. Sabía que no estaba bien, sabía que traería problemas pero aún así quería hacerlo, quedarse allí, sentirse protegida.
-Bien, a la tarde entonces…-dijo Tristan.
La mayoría de ellos se quedaron allí a pasar el rato, un par salieron pues tenían cosas que hacer y regresaron a la hora pautada.
A pesar de lo complicada que era la situación, Emma no pudo evitar sonreír al andar caminando protegida por aquellos siete chicos que habían puesto su mirada más fiera como si quisieran hacer saber a todos que quien se metiera con ella estaría en problemas. Habían acentuado su actitud de “chicos malos” y hasta ella caminaba con más seguridad, protegida por aquel escudo, acompañada por sus amigos.
Llegaron a la casa y Tristan junto a Cameron entraron junto a ella, los demás se quedaron esperando en la puerta por si surgía algo. Emma temió que los vecinos llamaran a la policía o algo al ver a aquellos cuatro adolescentes con estilo rockero parados allí, haciendo guardia. Era extraño que la gente del vecindario pudiera juzgar mal a aquellos chicos, sin saber que el verdadero delincuente era un hombre de reputación impecable, que vestía traje y vivía entre ellos.
La chica subió sola a su habitación y guardó deprisa lo que le parecía indispensable, quería irse rápido. Sólo llevó su mochila cargada y un bolso pequeño.
-¿Eso es todo? – preguntó Cameron, ella asintió y salieron de allí, mientras Tristan tomaba el bolso de su mano para que ella no lo cargara.
Volvieron juntos, cantando y riendo. Ema se sentía libre y feliz, y eso le daba mucho miedo porque sentía que estaba soñando, que su sueño había empezado el día que Tristan había llegado a la azotea con su poema en la mano, y temía tener que despertar pronto.

Dani llevó un colchón que no utilizaban y acomodaron la casa para que Leandro y Tristan compartieran habitación y  Emma tuviera un lugar para ella.
-¿No necesitas nada más? – preguntó Cam a la chica antes de irse.
-No, está bien. Gracias, por todo- dijo ella y los chicos se marcharon a sus casas.
-Trajiste muy pocas cosas, ¿de verdad no necesitas nada más? – preguntó Tristan y ella sacudió la cabeza.
-No, no quiero nada más de allí, con un poco de ropa de me basta y traje lo más importante…- dijo ella y descargó su mochila. Había varios cuadernos.
-¿Tus poemas? – preguntó él y ella asintió. También había una foto  que cayó de entre las hojas. Era una pareja.
-Mis padres…- dijo Emma y le alcanzó la foto. En ese momento Leandro los interrumpió, llamándolos para comer.
-Yo puedo encargarme de hacer la comida…-dijo la chica.
-Emma, no tienes que hacer nada eres nuestra invitada, claro que si te aburres de nuestra cocina, puedes intentarlo, pero no porque debas hacerlo, ¿de acuerdo?-dijo Leandro.
-No quiero ser una carga…-explicó ella.
-No lo eres – dijo Tristán.
Apenas habían terminado de comer cuando golpearon a la puerta. Fue Leandro quién abrió y se encontró con unos policías.
-¿Tristan Blackstone?- preguntó el hombre y Leandro miró nervioso hacia dentro.
-Soy yo – dijo Tris llegando hasta la puerta y haciendo a un lado a su amigo.
-Tendrá que acompañarnos… tiene una denuncia por agresión y también por retener a una menor.
Emma estaba escuchando todo y salió.
-¡¿Qué?! ¡Él no agredió a nadie, sólo me defendía! Y yo estoy aquí por mi voluntad…
-Emma, ve adentro. Leandro cuida de ella…
-Lo siento, pero también usted debe acompañare y la señorita debe volver a su casa, su padre la está esperando- dijo el policía.
-No, ella se queda aquí – dijo Tristan, pero lo sacaron por la fuerza, igual que a Leandro.
-¡NO! – gritó Emma intentando interponerse pero la hicieron a un lado y se llevaron a los chicos hacia el patrullero.
-¡Emma! – llamó Tristan y entonces todos vieron el auto estacionado enfrente y como el padrastro de Emma bajaba y se acercaba hacia ellos.
-Vamos a casa – dijo el hombre y tomó a Emma de un brazo.Ella se soltó.
-¡No!- protestó la chica.
-NO! ¡Esperen, no la dejen con él!- gritó Leandro pero lo ignoraron y lo metieron al patrullero. Tristan siguió gritando y dando golpes para soltarse, desesperado por no poder hacer nada.
-¡¡EMMA!! – gritó sin resultado, pues lo metieron esposado al patrullero y el padrastro de Emma la tomó del brazo y se la llevó.

4 comentarios:

  1. La madre que ....... Será ca..... Mal na..... Como puede haber gente tan ...... Te juro que lo mataba, déjamelo un ratito a mi a solas que lo pongo bien fino!!!!!

    No nos puedes dejar con este ... hay... Por mucho tiempo!!!!! Así que espero la siguiente parte con ansia!!!!

    Besos desde mi camita malita con pasita de barriguita. grrrr

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  2. Probando, probando por si me llega una cosa.... Pero la prueba me iría de maravilla si subieras el siguiente capitulo. jejejejejjeje

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  3. Omo!!!! No puede ser y ahora??? Pobre Emma, esto está super interesante.

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  4. Aaaay no, Emma!! Esperando con ansias el siguiente cap Nata, que triste. Y Tristan y Leandro en la cárcel!!

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