-¿La verdad? –Volvió a sonreír,
dejando de acariciarse el labio-. Es la primera vez que recurro a tal memez
–Confesó un tanto abatido-. Esto lo hace un amigo mío, que no es Sandro… -Aclaró veloz, al ver como ella fruncía el
ceño-. Yo no soy así de… -Alzó una mano con cierta vanidad-. Siempre va por ahí
fanfarroneando, que es el dios de las mujeres y sabe que es lo que necesitan
verdaderamente… -Se cruzó de brazos para evitar el alargar una mano y
acariciarle el suave cabello-. Pero estoy desesperado, me tienes desesperado…
No entiendo que hice, para que me rechazaras desde un principio.
-¿Acosarme, besarme sin mí
consentimiento? –Señaló con remordimientos escondidos, sabiendo que ella había
sido la causante de aquello. Le estaba negando al hombre, una verdad que te
aseguraba el destino dorado.
-No te estoy acosando –Mostró una
sonrisa por un momento-. Hoy sí, que vine a buscarte. Pero los demás días, has
sido tú quien te has cruzado en mi camino.
¡Vaya, ahí tenía razón el hombre!
Pensó con cierto fastidio y mirando por un momento hacia la salida, sin ver
señales de Sergei. Quería que apareciera ya. Lo necesitaba como escudo para sí
misma. Como Santino siguiera hablando, sabía que iba a caer ante su magnetismo
y todo iría de mal en peor.
-Respecto al primer beso y
segundo intento, pido disculpas –Alzó sus dos manos para juntarlas y pedir
clemencia-. No debí anticiparme.
-Supongo que estas acostumbrado a
ir repartiendo besos por ahí –Interrumpió en un resoplo sin mostrarle que eran
celos cada vez que lo veía besar a una chica en la televisión-. Pero ésta vez,
no has ganado aún ninguna carrera para que me beses.
-¿Qué? –Frunció el entrecejo por
un segundo al no captar el significado de sus palabras-. ¡Ah! –Sonrió-. Mi
patrocinador me obliga hacerlo al estar soltero –Se alzó de hombros-. Pero
contigo no estaba obligado, lo deseaba de verdad… Supongo que si ya te caía mal
antes, tras saber que me siento atraído hacía ti, deberás aborrecerme –Dijo con
un brillo de esperanza en la mirada.
Lo miró por un segundo, para
voltear los ojos al techo y suspirar con fuerza.
-Nunca dije que me cayeras mal.
No te conozco –Se alzó de hombros-. Te lo eh dicho un par de veces.
-Pues sin embargo, yo siento como
si te conociera de toda la vida –Confesó sincero-. Verás, no se trata de ningún
juego idiota que utilice para ligar.
Volvió a mirar un poco impaciente
hacia la salida de allí, pero no acudía nadie. ¿Dónde estaba Sergei? ¿Tanto se
tardaba en una llamada de teléfono? Tenía que escapar de allí ¿Pero cómo? Sabía
que es lo que Santino quería confesarle, pero no quería oírlo. No aún…
-Pero lo más chocante, es que en
teoría yo no debería de sentir esa fuerte atracción hacía ti… Por ello te besé
el otro día –Exhaló aire con cierta profundidad-. Lo más curioso, es que no
paro de darle vueltas a la cabeza. Puede que simplemente me halle en un error,
confuso por haber tenido en tiempos atrás simples relaciones. En las que
comprendo, que no fueran nada importantes. Que simplemente creía que aquello
era verdaderamente una atracción pasajera. Pero ahora veo, que simplemente se
trataba de simples encuentros sexuales de varios días. Sin embargo, contigo eh
sentido lo que nunca eh sentido… ¿Y sabes una cosa? Me asusta –Sonrió con
pesar-. A la vez que también estoy triste. No entiendo porque no puedes ser tú,
quiero que seas tú. No sabes lo mucho que lo deseo.
¡No, no! ¡Cállate! Gritaba
mentalmente, sin quitarle los ojos de encima. Aquello se estaba complicando
cada vez más, por ser una mentirosa. ¡Una maldita cobarde y mentirosa! Tragó
saliva, esperando no tartamudear.
-No comprendo lo que me quieres
decir muy bien –Se llevó una mano al cabello en un movimiento estudiado para no
darle una patada en la espinilla y salir de allí huyendo tras gritarle perdón. Si
su madre estuviera allí, tendría su mirada de asesina clavada en la nuca pro
ser tan mezquina. Pero lo admitía, era una cobarde que no creía mucho en el
amor a primera vista como él le había confesado.
-No pasa nada, solo quería
disculparme –Dijo con voz calmada-. No tienes porque comprender lo que dije.
Pero me gustaría mucho ser tu amigo –Sonrió con un cálido brillo en los ojos-.
Prometo que sin besos.
-¿Sin besos? –Achicó un poco los
ojos, respirando con un poco de más tranquilidad.
-Sin besos –Prometió el hombre
riéndose y alargando el brazo para cerrar el trato. Probemos a ser amigos…
-¿Cómo qué probar? –Retiró veloz
la mano que le ofrecía al hombre, causando que éste soltara una carcajada.
-Tranquila mujer –Rió limpiándose
las lágrimas-. Me refería que si no te acabo de cuajar como amigo, puedes
posicionarme en la categoría de simple conocido.
-Ah vale… -Sonrió un poco
volviendo a ofrecer su mano, que Santino estrechó veloz con gran calor y mirada
fija a los ojos.
-Bien amiga –Suspiró un tanto
animado-, será mejor que vuelva a las pistas. Ya nos veremos por aquí –Dijo
guiñándole un ojo y alejándose de allí con paso apresurado y silbando una
melodía legre, que interrumpió para despedirse de Sergei que entraba en aquel
momento.
-Lo siento mucho, pero me
entretuvo mi hermana al teléfono –Se disculpó cuando llegó a su lado.
-¡Me abandonaste! –Le reprochó
simulando enfado y pegándole con un trapo que había por allí lleno de grasa-.
Mucho apoyarme, y luego nada…
-Lo siento mucho Jaimie –Volvía a
disculparse avergonzado-. Prometo que no volverá a suceder ¿Fue todo bien? Vi
que salía muy animado.
-Es broma tonto –Le guiñó un
ojo-. Y en referencia a Santino, no se
si hice bien… -Se encogió de hombros-. Acepté ser su amiga en fase de pruebas.
No volverá acosarme, eso me prometió.
-¿Y podrá cumplirlo? –Preguntó dudoso.
-Más le vale –suspiró-. Y espero
que sea así.
-No es por llevarte la contraria
–comenzó hablar mientras ella cogía el escondido mono y se lo volvía a poner.
-Pues no lo hagas –Soltó con
cierto sarcasmo subiéndose la cremallera del mono azul.
-Solo digo, que los hombres
pensamos un poco diferente a vosotras –Jaimie se hacía nuevamente el moño, no
sin echarle una mirada irónica ante aquella indicación-. Santino va a por ti,
no puede evitarlo por mucho que te prometa –Sonrió con una mueca-. Se siente atraído,
enamorado por ti… Coge el calificativo que mejor te vaya en éste momento.
-Sergei… -Le reprendió dándole un
suave pellizco en el ante brazo-. No et pases de listo y deja de fastidiarme mi
tranquilidad.
-¡Hay! –Se quejó frotándose en el
lugar-. Pero si simplemente digo, que siendo tu amigo estará más cerca de ti…
Ganando terreno. Creo que aún es peor la cosa –Se quedó pensativo por un
momento, viendo como ella también pensaba en ello.
-Dios –Soltó un suspiro-. Cometí
un error –Se rascó la barbilla-. Anda, acabemos esto que ya me cansé de tanta
cháchara… Quiero terminarlo eh ir a darme un baño a la piscina.
-Me apunto –Se animó buscando en
la caja de herramientas lo necesario para continuar.
Una hora y poco más después de
que Santino se fuera, terminaban con el Aston Martin. Quedando los dos
satisfechos con el resultado. Le gustaría bajarlo en aquel momento a una de las
pistas para probarlo, pero era tentar mucho a su mala suerte de que alguien
atara cavos y casualmente se enterara Santino de todo. De modo, que lo dejarían
para el siguiente día que lo probara el mismo dueño. Ahora mismo, eran las
siete y media pasadas de la tarde. En aquel momento la piscina del hotel se
hallaría solitaria… Sería un baño súper relajante el poder nadar un par de largos.
Pero antes, sería mejor consultar con su tío si le hacía falta que le echara
una mano con alguna cosa.
Estirando un poco el cuello, se
acercó en donde había dejado su móvil. Para cogerlo y darle al numero cuatro de
marcación rápida. A los tres tonos le respondió Henrí.
-¡Hola, por aquí lo tenemos
finalizado todo! –Saludó con voz cantarina-. ¿Entonces hoy no te hago falta?
Pues me vuelvo al hotel a darme un baño en la piscina… -Rió-. Dile a Jeremy,
que lo oí… -Miró a Sergei, mientras su tío le preguntaba-. Ha sido un magnifico
ayudante, me lo pido para todo lo que vea que puede echarme una mano –Rió, al
ver como el joven se acercaba y le daba un cariñoso beso en la mejilla-. Vale,
espero tu llamada por si quieres cenar en el restaurante.
-¿Por hoy se ha terminado el día?
–Preguntó obteniendo una afirmación de cabeza de ella-. ¿Qué te parece ir a
tomar una cerveza bien fresca? ¿OH prefieres darte el baño?
-Mejor nos damos el baño en la
piscina con la compañía de esa cerveza ¿Qué me dices?
-Que me acerco en un periquete a
mí casa a buscar mi traje de baño –Le guiñó un ojo.- Quedamos en el agua… -Miró
su reloj de pulsera-. ¿En media hora?
-Hecho –Aceptó Jaimie sonriendo y
sacándose el mono de mecánico.
-14-
Con el biquini bajo aquel vestido
playero lleno de flores, obviamente escogido por su madre, llegó a la piscina
para descubrir que Sergei no se hallaba solo allí. Se hallaba sentado en el
borde de la piscina en la oscuridad del anochecer, hablando con Sandro. Aquello
provocó que frenara en seco y se pensara lo de zambullirse en el agua.
¿Acudiría también Santino? Pero por lo visto fue lenta o Sandro rápido.
-¡Hola sirena! –La saludó
sonriente-. Si vienes a zambullirte, el agua esta buenísima… -Sonrió-. Pero
espero que lleves traje de baño esta vez.
-Por suerte tuya, no llevo la
cola de sirena para atizarte –Le respondió con humor, no quedándole más remedio
que ir con ellos.
-Ahora nos traerán las cervezas
–Indicó Sergei-. Las acabamos de pedir… Nos presentó hoy mi tío Jeremy –Explicó
para que comprendiera el porque estaban juntos-. Estábamos hablando de…
-Coches –Terminó Jaimie con
burla.
-Pero sabemos comportarnos –Guiñó
un ojo Sandro-, y ahora que tenemos una dama aquí presente, dejaremos de hablar
de coches y carreras.
-Por mí no os sintáis obligados –Señaló
dejando sus cosas junto con la de todos
ellos, para quitarse el vestido por encima de la cabeza-. Yo vine a nadar un
poco –Dijo justo antes de lanzarse de cabeza al agua y bucear hacia el otro
extremo de la larga piscina. Allí emergió y se quedó por un rato apoyada contra
la pared con los ojos cerrados. Solo quería un momento a solas para relajarse,
sabía que no quedaría para nada bien el quedarse apartada de ellos dos. Y había
hecho venir al pobre Sergei, cuando este podía haberse quedado en su casa descansando
o saliendo por ahí con sus amigos. De modo que más el valía nadar hacía
aquellos dos. Rezando porque no se les
uniera en el último momento Santino, aunque era raro que no estuviera allí,
siendo aquellos dos muy amigos.
Cuando llegó junto a ellos, vio
como el piloto la miraba con interés disimulado. Él lo sabía. Sabía que Sandro
le había dicho cosas de ella. Vágame dios, que ahora iba a tener que despistar
a dos mentes en vez de una… Y lo mejor, era no hablar para nada de coches.
-¿No te gusta el sol? –Preguntó el
piloto.
-Sí –Se encogió de hombros manteniéndose
a flote con las manos y pies-. Pero mucho más la tranquilidad… Supongo que los
dos hemos venido a relajarnos un poco.
-Me gusta nadar cuando me noto
los músculos tensos –Sonrió de forma traviesa-. Suelo meterme en el jacuzzi con
mi amigo Santino, pero hace demasiado calor hoy… -Indicó sin que pudiera saber
por donde andaba el otro piloto en aquel momento, al no darle éste ninguna
pista.
-Yo, ni saunas ni jacuzzis –Rió Sergei-.
No aguanto el calor… Por eso vinimos a darnos un baño y tomarnos una cerveza.
Que por cierto, creo que se han olvidado.
-Haré una llamada –Dijo Sandro saliendo
del agua, para coger su móvil.
-No te preocupes, puedo ir a
buscarlas yo –Sugirió Jaimie.
-Tranquila –Le guiñó un ojo-, en
un momento tendremos nuestras cervezas aquí –Dijo llevándose el aparato a la
oreja y aleándose un poco.
-Chico listo, apuntándose el teléfono
de recepción al móvil –Observó Sergei.
-Se nota que están más
acostumbrados que nosotros dos a moverse por los hoteles –EL sonrió, pero por dentro
tenía como un gusanillo nervioso al ver que se había alejado para hablar por teléfono.
-Eh podido observar que te mira
bastante –Comentó en un susurro-. Y sabiendo que es el compañero de Santino,
sabe lo que ocurre entre vosotros dos. ¿Me equivoco mucho?
-Para nada –Dijo dejando flotar
su cuerpo entero encima del agua, para poder observar como iban apareciendo las
estrellas en el cielo.
-Quiero que cuentes conmigo para
lo que sea –Soltó arrollador y seguro, logrando hacer que Jaimie sonriera.
-¿Vas a ser mi caballero de
brillante armadura? –Bajó las piernas al fondo del agua, para mirarlo
sonriente-. ¿Crees que vas a poder defenderme? –Preguntó con cierta burla-.
¿Qué te parece hacer una carrera de punta a punta?
-Yo digo que sí –Interrumpió Sandro
apareciendo al lado de ellos, sin que lo hubieran notado.
-Te veo muy confiado –Dijo Jaimie,
para seguidamente soltar las siguientes palabras con un tono de burla-. ¿Ya te
crees igual de rápido que en la pista?
-Acaso a mí no me estáis contando
por ser más joven –Señaló Sergei con mirada divertida.
-No –Rió Jaimie-. Por ser más
joven se te engaña de forma más fácil –Dijo poco antes de darse impulso y con
sus brazos hundir a Sergei bajo el agua-. ¡Ya! –Soltó riéndose y nadando hacia
la meta.
-¡Pobre chico! –Rió Sandro, antes
de dar su mayor impulso para llegar a meta, utilizando también juego sucio al
alcanzar a Jaimie por un pie y darle un tirón hacia abajo, logrando que ésta
exclamara y tragara agua en el proceso.
-¡Tramposo! –Tosió sin dejar de
reír.
-Quien fue hablar –Señaló Sergei
saliendo del agua y sentándose en el borde, observando como el piloto se
detenía a medio camino.
-No tenéis ánimo competitivo –Dijo
divertido y nadando hacia Jaimie.
-Pensé que se llamaba hacer
trampa –alzó una ceja ella con la risa plantada en el rostro.
-Y yo pensé que no habían normas,
que todo valía –Soltó el hombre con burla.
-¿También juegas sucio en la
pista? –Se le escapó, arrepintiéndose mentalmente por haber hablado de un tema
prohibido “Todo lo que tuviera que ver con coches y Santino”.
-No –Rió-. En competición soy
serio como en los entrenamientos, salvo cuando juego con Santino, ahí si
hacemos trampas.
-¿Cuándo eh hecho trampas? –Soltó
ofendido el aludido apareciendo en aquel momento allí, con dos bolsas de plástico
en la mano cargadas de frescas bebidas y envases de plástico, llenos de comida.
Pudiendo éste observar como el semblante de ella se tornaba serio.
-Siempre que puedes –Acusó con
humor su amigo, nadando en dirección a él y Sergei-. Veo que has traído algo
más que bebidas, chico listo.
-Supuse que ha esta hora, todos
tendríamos algo de hambre –Se alzó de hombros el piloto dejando todo encima de
una de las mesas que había allí-. Me pareció muy buena idea el darnos un baño y
cenar al aire libre en completa tranquilidad –Dijo mirándola a ella con gesto
un poco desafiante ¿Saldría también aquella vez huyendo de él, después de haber
prometido intentar ser amigos?-. Hola nuevamente chicos –Los saludó a los dos.
-Hola –Saludó Sergei un poco
cauto, esperando la respuesta de ella.
-Hola –Saludó Jaimie mirando como
dejaba todo y comenzaba a sacar las cosas-. No deberías haberte molestado.
-No resulta molestia alguna –Respondió
sin alzar la mirada de lo que estaba haciendo-. Comer había que comer.
-Pero no veo bien que tu pagues
todo eso –Señaló un tanto molesta por verse atrapada a cenar allí. Sí se
marchaba quedaría fatal… Y tampoco tenía muchas ganas de salir del agua, cuando
Santino se encontraba allí observándola. Le daba vergüenza que la viera en
biquini, era como estar desnuda ante sus ojos. Aún recordaba aquella mirada devoradora en el semáforo
que se saltó. Por no detenerse a pensar cuando la besó.
-Por mí no es molestia –Se alzó
de hombros el piloto, para después quitarse por encima de la cabeza el polo que
llevaba-. Hoy yo, mañana tú… -Siguió seguidamente con los tejanos para
descubrir debajo un bañador de color verde hoja. Después se acercó al borde de
la piscina y se zambulló de cabeza, para nadar hacia Jaimie. Quien aún se
hallaba con las mejillas coloradas por la visión de aquel cuerpo. Daba gracias
a que la oscuridad que había allí, la ocultaba bastante. Pero si antes le
costaba salir del agua, ahora se moría por hacerlo en un santiamén al ver que
estarían ellos dos allí dentro con poca ropa. Empezó a moverse, pero fue cuando
notó dos manos que la sujetaban por la cintura, para después impulsarla bajo el
agua en una nueva ahogadilla. Al salir, lo hizo nuevamente tosiendo para
toparse con la mirada divertida de Santino-. No te enseñaron a no abrir la boca
bajo el agua…
-Muy gracioso –Masculló salpicándole
con las manos-. Aquí todos os aprovecháis de que soy una chica, por lo tanto
más débil.
-¿No serás un feminista quejica? –Siguió bromeando Santino.
-No, pero es la segunda vez que
trago agua… -Lo fulminó con la mirada.
-No haber hecho trampas –Rió aquella
vez Sergei poniéndose de parte de aquellos dos, cuando dijo que sería su
caballero.
-Veo que tienes ganas de volver a
tocar el fondo de la piscina –Escupió entre dientes ella, con ganas de
agarrarlo por el cuello.
-¿Qué os parece si primero
comemos y luego ya ahogaremos a alguien? –Se apresuró a señalar Sandro dándole
un trago a la lata de cerveza que había cogido-. Todo lo que hay aquí huele de
maravilla.
-Será mejor que salgamos pronto –Dijo
Santino comenzando a moverse en aquella dirección-. Conozco a Sandro, y cuando tiene
hambre no piensa en el de su lado…
-Es que aún me hallo en fase de crecimiento
–Protestó el aludido en burla sentándose en una de las cuatro sillas junto con
Sergei y picando una patata frita del paquete.
-Sí claro –Rió el más joven-, y
los cerdos van en moto.
-¿Me estas llamando viejo? –Alzó una
ceja-. Aunque habría que preguntar cuantos días hace que te quitaste los
pañales… -Se burló dándole un trago nuevamente a la cerveza.
-¿Me tiene miedo Sandro? –Pinchó Sergei
divertido-. Sabes que posiblemente ligue más que tú en una discoteca.
-¡Ha! –Rió aquella vez Jaimie,
saliendo tras Santino del agua sin atreverse a mirarlo, para ir rápido a la
silla y envolverse con la toalla enorme-. Te recuerdo que son dos pilotos
famosos –Inquirió yendo a sentarse en una de las sillas libres que había.
-Aquí en Alemania, también soy un
poco conocido yo –Presumió Sergei-. Saben quien es mí tío y padre.
-Igualmente, no tendrías nada que
hacer –Siguió Sandro para girarse a mirarla y ponerla sin quererlo en un
apuro-. Querida Sirena…
-Deja de llamarme así –Masculló Jaimie-.
Tengo nombre.
-Sí, tiene Nombre –Corroboró Santino
con un tono incrédulo-. Jaimie Pianott.
-Mmm… -Se quedó un momento
pensativo el otro piloto-. Pues en éste momento, me gusta más sirena –Decidió con buen humor-. ¿Así qué con quien de los
tres te quedarías si nos acercáramos a ti en la discoteca.
¡Santino sin duda! Pensó para sí
en un impulso rápido, y sonrojándose al momento cuando vio que él la miraba con
sonrisa traviesa. Seguro que pensaba que en él por el beso que se habían dado…
-Con ninguno –Rió divertida al
ver l acara de fastidio de Sandro-. No voy a las discotecas.
-Cobarde –Rió Sandro.
-Paso de sufrir una nueva
ahogadilla con mi elección –Se excusó riéndose y dándole un trago a su cerveza.
-Chica lista –Volvió a reír
Sandro.
Y a partir de aquel momento,
salvando el comentario de Santino sobre su nombre, el resto de la cena
transcurrió en completa normalidad. Como si llevaran un tiempo siendo amigos.
Pudiendo eliminar la tensión de su espalda, al poder apoyarse por completo en
el respaldo de la silla la hora y media siguiente que estuvieron allí a medio
oscuras charlando.
Sergei, Sandro y Santino, se
despidieron de ella. Tomando cada uno un camino diferente para volver a su
dormitorio. Sergei, dirección a la entrada del hotel para ir a su casa. Sandro
y Santino, hacia los pasillos del lado izquierdo del hotel y ella, hacia los
pasillos de la derecha. Iba canturreando por los pasillos al tiempo que le escribía
un mensaje para su madre y su padre, indicándoles que había sido un día
interesante para mandárselo a los dos, cuando se detuvo a medio camino con el
ceño fruncido. Apuntaba la principal letra del nombre de su madre, pro la lista
de contactos no la encontraba. Decidió probar con el de su padre, pero también dio
fallido.
-¡Maldito cacharro! –Gruñó entre
dientes, medio enfadada porque se hubiera estropeado-. ¡Pero si es nuevo! –Pinchó
en la lista de contactos y comenzó a deslizar su dedo por la pantalla, cuando
gimió de horror-. ¡No, no! -¡Aquel no era su teléfono! Era el mismo modelo,
pero no era el suyo. Tenía que ser de uno de los tres chicos…-. Mierda –Volvió a
gemir, al recordar como era el teléfono de Sergei. De modo, que pertenecía a
Sandro o Santino. Tenía que devolverlo y rápido, antes de que alguno de sus padres
decidiera ponerse en contacto con ella por la noche. Entre aquella confusión,
ellos podían enterarse de todo-. Joder, ya decía yo de mi buena suerte –Gruñó dando
la vuelta y yendo en busca de los pasillos de la izquierda. Pero cuando llegó
allí, se quedó parada al no saber cual era el dormitorio de cada uno. Y
tampoco, a quien buscar como dueño del teléfono…-. ¿Y sí? –Sonrió al volver a
buscar por la agenda. Solo tenía que dirigirse a la letra “S”. Y según el
nombre de quien apareciera allí, sabía que el teléfono pertenecía al otro…
-Sandro… -Murmuró apenas en un susurro al hallar el nombre en la lista de
contactos. El teléfono como no, pertenecía a Santino. Dio a llamada, mientras
rezaba porque no se hubiera percatado del cambio y estuviera fisgoneando las
fotos y demás cosas-. ¡Hola Sandro! –Saludó nerviosa-. Sí… -Rió-. Sorpresa soy
la sirena con el móvil de Santino. Resulta que él tiene el mío ¿Estáis aún juntos?
Habitación ciento veinte y tres… Muy bien, dos minutos y te pico a la puerta.
Y así fue, unos tres minutos después
cogiendo aire daba un par de golpes con el puño cerrado. Para dar un paso hacia
atrás, al abrirle la puerta Sandro con una enorme sonrisa.
-Hola sirena –Saludó haciéndola pasar
para después el salir afuera.
-Que… ¿Qué te vas? –Preguntó con
los ojos fuera de orbita, logrando hacer reír al hombre.
-Voy un momento a buscar tabaco –Le
guiñó un ojo-. Santino ahora sale del baño.
-Pero solo quiero mi móvil –Alzó el
que no era suyo en súplica. No quería quedarse allí a solas con él.
-Lo tiene él –Se alzó de
hombros-. Miré por aquí encima y no lo vi –Dijo antes de cerrar la puerta y
desaparecer de allí.
Aquello no le hacia ni una pizca
de gracia, pensó con el sonido de sus pulsaciones nerviosas retumbando como dos
grandes tambores en sus oídos. ¿Cómo puñetas lo hacia el destino, para que
acabara a solas con Santino? ¿Y ahora qué se suponía que hacia? Se sentaba por
allí, menos encima de la cama o picaba
en el baño, para que saliera atenderla… ¡Dios! Gruñó en silencio completamente
frustrada por verse cada dos por tres, en situaciones inhóspitas como aquella. Pero
por suerte suya, no iba a tener que tomar ninguna situación, la puerta del baño
se abrió dando paso a un Santino recién duchado con una toalla azul marino
anudada a la cintura. Quien se quedó completamente parado al verla allí.
-Creo que al final voy a
comprarme un diccionario sobre al mujer – Soltó con humor, dando un paso hacia
ella quien completamente azorada desviaba la vista hacia un lado-. Creo
recordar según mantuvimos ésta tarde una conversación, que quedábamos como
amigos –alzó una ceja divertido-. Difícil me lo estas poniendo, si te hallo en
mi dormitorio por la noche…
-Fue Sandro quien me metió aquí –Habló
interrumpiendo lo que fuera éste a decir.
-Voy a tener que darle un buen
regalo a mí amigo por tan amable gesto –Señaló con humor.
-¡OH, quieres parar ya! –Soltó un
tanto sulfurada con ganas de huir de allí. Estaban muy cerca de una cama. Él
desnudo bajo aquella toalla y ella, podía solucionarse en un momento… ¡Pero en
qué demonios pensaba!-. Solo vine a recuperar mí teléfono, pero ése que tú
llamas amigo –Frunció las cejas-. Me… Me dejó aquí, sin avisarte ni nada… -Se
cruzó de brazos para mantener sus manos quietas, de los impulsos que comenzaban
a empujarlas hacia aquel pecho masculino
tan bien esculpido.
-¿Tú móvil? –Preguntó sin
comprender.
-Éste no es mío –Alzó el pequeño
aparato que el hombre reconoció veloz-. Tuvimos que cambiarlos en la piscina
sin darnos cuenta.
-Vaya –Sonrió-, veo que tenemos
el mismo gusto.
-No deja de ser un simple teléfono
–Se apresuró a señalar, causando diversión en él.
-Sí, que varios modelos lo
mejoran con miles de aplicaciones –Siguió
molestándola, sabiendo que iba a sacarla de sus casillas-. Pero por lo visto,
no somos muy amigos de las nuevas aplicaciones. Lo utilizamos para lo esencial…
-Mira, lo tengo de ayer… El mío
se estropeó… -Señaló con voz dura, mintiendo respecto que ella lo había elegido
sobre nos veinte modelos con las mismas características-. Con la caída ala piscina y es el que me dieron en la
tienda… Puede que el chico este dispuesto a comprobar si sois ideales… -Se
burló de él, sabiendo que era el comportamiento de una niña pequeña. Pero le
resultaba imposible pensar de forma adecuada ante aquella situación.
-Sabes muy bien, que es imposible
que me decline hacia el sexo masculino –rió devorándola con la mirada-. No
tendría ningún problema en refrescarte la memoria, que me gustas…
-¡No! –Dio un paso atrás.
-Pero te hice una promesa –La miró
fijamente-, y además, se que no tendría que aprovecharme de ti, por muy
tentación que seas para mí. Debo ir tras mí luz dorada –Soltó con mirada
suspicaz por si ella mostraba alguna reacción. Pero no hubo nada-. Espera, no
hace falta que salgas huyendo otra vez –Sugirió divertido, al tiempo que se
daba la vuelta y entraba en el baño para salir al segundo con su móvil en las
manos-. Aquí tienes tu móvil, pero déjame un segundo que… -vio como desbloqueaba
y marcaba unos números para darle al botón de llamada, al momento el teléfono que
tenía ella en las manos vibró unos instantes, para después quedarse muerto otra
vez-. Ahora, tú tienes mi numero y yo el tuyo –Le guiñó un ojo-. Nunca se sabe,
si lo podemos necesitar –Después se lo alargó, para que ella lo cogiera un poco
confundida por aquel atrevimiento de él.
-Bien… -Carraspeó un poco más
tranquila al tener en su poder su teléfono, sin que hubiera habido ningún
accidente-. Yo… Será mejor que me vaya… Es un poco tarde… -Comentaba dirigiéndose
hacia la salida, justo cuando alguien llamaba a la puerta, provocando que diera
un respingo. Miró un momento a Santino, para comprobar que le daba permiso de
abrir. De modo que abrió la puerta para toparse con un sonriente Sandro.
-Hola sirenita –Sonrió-, espero
no molestar con mí… ¡Auch! –Se quejó cuando Jaimie le propinó un buen tirón de
oreja.
-Te lo mereces –Escupió con los
ojos chispeantes-. ¡Adios! –Y como sabía hacer muy bien, huyó de Santino una
vez más a la carrera.
Su amigo cerró la puerta del
dormitorio con sonrisa pillina, sin dejar de frotarse la oreja. Mientras que
Santino se quitaba la toalla, para meterse dentro de la cama y apagar la luz
sin hacerle caso.
-¿No me irás a dejar así? –Inquirió
incrédulo ante la actitud de su amigo.
-Sí, te lo mereces por ésta
jugarreta –Rió-. Imagínate que llego a salir desnudo del baño… -Le reprochó-. No
la vuelvo a ver en años. Anda, vete a dormir que hay que entrenar mañana.
-Así le agradecen a uno el que te
sirvan a una sirena en bandeja –Rió acercándose a la puerta-. Luego no me pidas
favores… -Volvió a reírse-. Buenas noches.
Jajja...pobrecito y nosotras que lo acusamos por su comportamiento. Me gusta , me gusta...y la muy tonta se lo está perdiendo. Gracias por subir...¿y no tienes nada de inocencia robada pr allí? Después de como lo dejaste me muero de ansias...!!!
ResponderEliminarjejeje... Lo se, lo pusisteis verde a mi Santino. Malas!!!! jejejeje
EliminarInocencia robada esta en el horno, le quedan unas dos hojas de cocción doña petarda!!!!!
Te quiero mucho vieja!!! Besos
Muy bueno los capitulos, pobre Santino seguira sufriendo aunque ya tomo otra estrategia que no me esperaba, y si yo tambien quiero saber que paso con inocencia robada, de verdad esa novela me tiene entre nerviosa y angustiada, no se me he imaginada}o tantas cosas que pueden pasar que estoy desesperada..........
ResponderEliminarjajajja Sois unas inconformistas!!!!! Os subo de una y me pedís de otra jejeje
EliminarCuando suba de inocencia, me pediréis de que????
Gracias Kriss, por dejar comentario diciendo que te gustaron!!!! Mil y una gracias
me gusta, me gusta... santino sobre todo jajaja
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