Leo entró a la oficina y se encontró a
su jefe leyendo una revista.
-Salí bien, ¿verdad?- dijo mostrándole
la doble página donde aparecía junto a una bella actriz de moda. La verdad que
se veían deslumbrantes, ambos con ropa de fiesta, sonrientes y atractivos.
-¿Terminó con los informes?
-Sí mi general…pero no me respondiste,
¿me veo bien?. Tal vez debí posar con mi otro perfil…- insistió moviendo su
cabeza en distintas posiciones y Leonora sólo tomó las carpetas de su
escritorio y se marchó.
No pasó mucho tiempo hasta que escuchó
exclamaciones y vio que la había mucho
movimiento fuera de su oficina, casi lo adivinó antes de que la mujer entrara.
La actriz de la foto estaba allí. Parecía recién salida de una portada, se
quitó los lentes de sol y agitó las pestañas con exageración.
-¿Bastian? – preguntó simplemente.
-Un segundo, ya la anuncio…-dijo Leo
pero al dirigirse hacia la oficina de su Jefe , la mujer la siguió.
-Lo buscan…-dijo Leonora y la actriz se
asomó tras ella.
-Querido, vine a buscarte…
-Liz, querida, ya voy- dijo él y Leo
revoleó los ojos con exasperación.
Cuando pasó a su lado, la chica lo
detuvo.
-¿Se va? ¿Y el trabajo?
-Estará esperándome cuando regrese,
¿cierto? Me temo que el trabajo no se va a ningún lado. Ve a casa temprano,
Leoncito – dijo y luego se reunió con la mujer que se le colgó del brazo
mientras él le sonreía.
-Ahí va de nuevo…-susurró Leo para sí
misma. Y más tarde cuando apareció sorpresivamente el hermano de Bastian a
buscarlo, maldijo mentalmente a su jefe.
Inventó mil excusas para cubrirlo, pero
estaba más que segura de que el mayor de los Cavendish estaba muy bien informado
sobre las actividades de su hermanito y sólo había ido a comprobarlo.
Leonora se pasó la tarde leyendo y
analizando los informes y documentos, así sería más fácil agilizar el trabajo cuando su jefe regresara, si es que
alguna vez lograba salir de la cama de la actriz.
Mientras Leo trabajaba, descubrió
algunas discrepancias en unos informes, tal vez no fuera algo trascendente pero
tenía la impresión de que sí, lamentó no tener nadie a quien consultarle y se
fue a su casa muy frustrada.
Al día siguiente, bastante avanzada la
mañana, Bastian llegó derramando sonrisas, lo que acrecentó el deseo que tenía
de golpearlo.
-¿Me perdí de mucho? – le preguntó y
ella simplemente le pasó las carpetas y masculló por lo bajo.
-Mi Leoncito está rugiendo de nuevo…-comentó
divertido.
-L.E.O.N.O.R.A…me llamo Leonora- le dijo
malhumorada.
-Es un buen nombre..- le dijo sin darle
mayor importancia y entró a su oficina. La chica fue tras él.
-Espero que no traigas un cuchillo ni
nada, recuerda que soy quien te paga tu sueldo.
-Créame que lo sé, y que me lo repito
muchas veces al día – le contestó ella y él elevó las cejas en un gesto de
falso asombro.
-¿Crees que deba venir con chaleco
antibalas, armadura o algo? ¿O podemos confiar en que te contengas?
-Ya deje la tontería, tengo algo
importante que decirle.
-¿Qué pasó?
-Allí, esa carpeta, la azul…-dijo ella y
se le acercó.
-¿Qué pasa con esto? – preguntó tomándola
y hojeando los informes.
-Hay algo raro en ellos, cifras que no coinciden…-
dijo y Bastian la miró con atención.
-Enséñame – le ordenó y Leo fue a su
lado y le mostró lo que había encontrado.
-Aquí…y si se fija bien, aquí dice otra
cosa, tal vez pueda consultar con alguien, pero me pareció raro…- se explicó
ella.
-Buen trabajo, chica lista…-le dijo él
sonriendo y Leo se sonrojó.
-No era para que se burlara de mí.
-No lo hacía Leoncito, no lo hacía. De
hecho estoy muy orgulloso de ti – le dijo él y sonó sincero.
-Lástima que yo no pueda decir lo mismo –
contestó ella y salió. Bastian se quedó leyó los informes atentamente y comenzó
a hacer llamadas con su celular.
Durante los siguientes días, Bastian apenas
aparecía por la oficina, evitaba hábilmente los regaños de Leonora y encontraba
cualquier excusas para escabullirse.
El trabajo parecía acumularse sin que él
le prestara demasiada atención. Llegaba bostezando y con lentes oscuros que
ocultaban sus ojeras, bebía demasiado café y Leonora había visto un par de
revistas que hablaban de la ocupada “vida social” del menor de los Cavendish.
Lo estaba perdiendo, si no hacía algo ,
iba a hundirse y la arrastraría con él.
-Tenemos una reunión en dos días, así
que espero que pueda postergar sus compromisos. Y si es posible que duerma un
poco, así puede dar una buena impresión cuando haga la exposición…
-También me gustaría dormir un poco más –
dijo él.
-Pues hágalo, ya no tiene quince años,
madure un poco…
-Hoy no Leoncito, me duele mucho la
cabeza, deja tus regaños para otro día ..-pidió Bastian y la chica notó que
estaba muy pálido, pero no pensaba dejarse conmover, si andaba tomando y
saliendo todas las noches era lógico que se sintiera mal. No iba a compadecerlo.
-Ya le traigo café, aunque debería dejar
de beberlo y tomar alguna otra cosa o terminará con un agujero en el estómago…
-Leo…-susurró él y cuando Leonora se dio
vuelta lo vio caer al suelo.
-No haga esas bromas- se enojó pero él no respondió, así que asustada corrió
a su lado.
-¡Bastian! ¡Bastian! – lo llamó e
intentó moverlo y pero él siguió inconsciente. La chica llamó a emergencias y salió corriendo a buscar
ayuda en alguna de las otras oficinas
Oye tú!!! Que le hiciste a mi bastian!!!! No et lo habrás cargado!!!! Mi pobre niño!!!! Que alguien me lo traiga aquí a mi lado a la camita, que ya lo cuido yo.... No como su escritora, que deja que se golpeé la cabeza contra el suelo!!!!
ResponderEliminarJEJe... Gracias, veo que vas inspirada. Jamás me imaginé que obtendría un nuevo capitulo. Eres un tesoro vieja.
Hay no y ahora que le paso al pobre Bastian, es que les encanta hacerme sufrir y sobre todo dejarme con la angustia, miren que ya son dos uñas que me como de los nervios donde estoy leyendo, unos con inocencia robada y otra con leonora, hay no!!! ya se me arruino el manicure jaja.
ResponderEliminarEso digo yo... que le hiciste??? jajaja voy al otro.. si, con retraso... problems tecnicos ya sabes.
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