El ruido de un
coche la despertó, provocando que se levantara del frío y mugriento suelo, para
acercarse a una de las ventanas medio tapadas con tablones. Se trataba de un
vehículo muy diferente del que les había embestido. Pero no pudo ver a ningún
ocupante que se bajara de él. Suponía que habían entrado en la vieja casa. Y al
momento, unos ruidos abajo se lo confirmaron. Con gran desesperación corrió a
la puerta para volver aporrearla.
-¡Abridme la
puerta! –Golpeó seguidamente-. ¡Quiero ir al baño malditos! –Volvió a golpear
con más ahínco, escuchando como unas pisadas subían por unas escaleras. Aquello significaba que se hallaba en el
desván de aquella abandonada casa y alguien acudía a sus gritos. Esperaba haber
hecho lo correcto al haber llamado su atención… Aunque supiera que fuera a morir, el instinto de uno era retrasarlo
cuanto pudiera.
Aquella persona
ya llegaba, sus pasos eran muy fuertes y secos. Seguramente, uno de aquellos
dos gorilas. Mejor era retirarse de la puerta y observar primeramente, con qué
humor venía a ella… Pudo captar, como sacaba varias llaves eh iba probando en
diferentes cerraduras. Por lo visto, habían colocado algún que otro refuerzo a
la puerta. Ahora sabía que era inútil intentar abrirla a golpes. El pomo
oxidado comenzó a girar, para dar paso a un fuerte chirrido de las bisagras y
aparecer el que la había agarrado de los cabellos. Se la quedó mirando en
silencio por un rato.
-¿Te ocurre algo
para armar tanto ruido? –Preguntó con tono amenazante, dando unos cuantos pasos
hacia ella y viendo como Janna, se encogía en una esquina asustada-. Te hice
una pregunta niña rica –Se acuclilló delante suyo posicionándose a su altura-.
Venga, dime por qué tanto grito y golpe… -Demandó alargando su mano para darle
una floja, pero no menos amenazante cachetada en la mejilla-. Responde niña –Gruñó
enfadado.
-Yo… -No se
atrevió a mirarlo más de un segundo a los ojos-. Yo…
-Yo… Yo… -Se
burló condescendiente el matón-. ¿Eso es lo único que te han enseñado en el
colegio de señoritas ricas?
-Necesito ir al
baño –Se atrevió a pedir en un hilo de voz.
-Yo también
necesito muchas cosas y no las tengo aún –Sonrió despóticamente-. Por el
momento, no tienes derecho a ir al baño. Después ya veremos si tendrás ese
privilegio.
Volvió a ponerse
en pie con suma tranquilidad para encaminarse hacia la puerta. Deteniéndose un
momento antes de abrirla, para mirarla fijamente con gesto amenazador.
-Procura no
volver hacer ruido –Ordenó con voz amenazante-. Mi paciencia tiene un límite y
se, que por unos simples moratones no me van a decir nada… -Soltó con frialdad,
antes de abrir la puerta y largarse de allí volviendo a cerrar todas las
cerraduras que hubieran.
Se quedó mucho
rato o poco, no lo sabía sin tener un reloj donde consultarlo, mirando la
puerta vieja por la que había salido aquel matón. No tenía más vías de escape y
su estancia allí, hasta que la mataran o la soltaran iba a ser sin ningún
privilegio por encima de aquella suciedad. Intentando ahogar un gemido, ocultó
su rostro entre las rodillas para romper a llorar en silencio. Un llanto de
dolor por su gran pérdida y por desesperación, al ver que aquella pesadilla no
tocaba fin aún.
***
-¡Yo solo digo,
que son las ocho de la noche y aún no han llamado! –Vociferó Paul, a los
agentes del FBI soltándose del brazo de Francesca, quien intentaba por todos
los medios apaciguarlo-. Creo que sería de mayor utilidad, si me deja salir
fuera a buscarla –Rogó frustrado por verse allí encerrado sin hacer nada.
-Comprendemos su
desesperación –Habló un agente con voz calmada-. Pero su lugar está aquí.
Pueden que estén esperando a que oscurezca… Y esté todo más tranquilo por las
calles. Pero ya le dije, que tenemos todos los caminos cubiertos.
-¡Como quiere que
esté tranquilo, cuando ahora mismo ella puede estar a lo mejor herida en
cualquier parte! –volvió a vociferar marchando después hacia el patio trasero
de la casa, para quedarse sentado en las escaleras.
Era obvio, que
por su actitud no quería estar en aquel momento con nadie. Quería que lo
dejaran solo con su frustración. Pero todos también sufrían aún más al verlo en
aquel estado de nervios. Por eso, siempre rondaban cerca de él por si en algún
momento se derrumbaba del todo y necesitaba del apoyo de sus amigos. Pero no se
los merecía. Su pequeña, tampoco tenía a nadie en aquel momento. Se hallaba
sola ante el horror que estuviera viviendo en aquel momento. Apretó sus puños
con gran fuerza listo para golpear algo, al pensar en la sola idea de que le
estuvieran haciendo daño.
-No lo hagas –Le
pidió su amigo hiendo a sentarse a su lado-. No pienses en nada, salvo que ella
esta bien.
-Eso es muy
difícil –Señaló sin mirarlo-. Cuando han transcurrido tantas horas y aún no
sabemos nada. Quien no me dice, que no existe ningún rescate… Que el secuestro
se ha realizado por el trato de blancas. Que posiblemente la tengan en una casa
con más chicas y en estos momentos, la están llenando de drogas para que no
resulte ninguna molestia a los clientes.
-¡Eso ni lo
pienses! –Gruñó Robin enfadado.
-Pero es lo que
temo que ocurra, como no suene el maldito teléfono –Sollozó-. Y si no la vuelvo
a ver… No quiero que pierda esa preciosa sonrisa de su bello rostro, pero temo
que es imposible y tarde de evitar. Nos han robado a nuestra pequeña Janna para
siempre –Alzó la mirada llena de lágrimas a la de su amigo-. Y tú lo sabes. Sabes
que con el horror de ver la posible muerte de su padre y ser secuestrada, ya no
volverá a ser ella.
-Por eso te pido
que te tranquilices y tengas un poco de esperanza –Suspiró Robin-. Nos la van a
traer… Pero será más cosa tuya, el conseguir que brille como la Janna de
siempre. Tienes que ser fuerte.
-Hace mucho que
mis fuerzas me abandonaron. Yo… -Se interrumpió al escuchar el timbre del
teléfono de la casa. Miró a su amigo, para comprobar que él también lo oía y no
eran imaginaciones suyas.
-¡Paul! –Gritaron
desde dentro de la casa, consiguiendo que despertara de su estupor y saliera
corriendo con Robin tras sus talones. Ya en el interior, frenó sobre sus pies
junto al teléfono y cuando le dieron la señal, descolgó el teléfono con el
manos libres conectado y el aliento contenido.
-¿Sí? –Preguntó
rezando porque ella estuviera bien.
-Buenas noches
–Sonó una voz grabe-, creo que encuentra a faltar una pequeña joya –Soltó con
cierta burla.
-Hijo de puta
–Soltó sin poder contenerse-. ¿Qué le han hecho? ¿Qué es lo que quieren?
-La chica se
encuentra bien –Habló el secuestrador-, pero dejará de estarlo si me vuelve a
faltar el respeto o no sigue mis sencillos pasos. Y si sus amigos federales, no
se están quietecitos… -Se escuchó como sonreía-. ¿Acepta el trato?
-Si me demuestra
que ella esta bien –Pidió casi en una orden.
-¿No se fía de
mí? –Inquirió el secuestrador con tono sonriente.
-Después de lo
que le hizo a Adam –Soltó con rabia-. Y tratándose de quien es usted, creo que
nunca confiaré en una rata de su categoría.
-Hace bien –rió-.
Me gusta su actitud… Pero le dije que no volviera a faltarme al respeto –Recordó con tono
grabe.
-Si yo aceptaba
el trato –Expuso Paul con gran entereza-, y para ello, tengo que cerciorarme de
que la chica esta bien.
-Ya veo…
-Arrastró las palabras el hombre al otro lado de la línea-. Bien, por ahora ya
llevamos un rato hablando. Espere nuevamente mi llamada…
-¿Pero y
Janna?... –Pidió con desesperación, para obtener como respuesta el pitido de
finalización de llamada-. ¡Mierda! –Exclamó tirando lo que había encima de la
mesa la suelo-. ¡Joder, han podido localizar la puta llamada! –Se giró
esperanzado a los agentes que habían allí.
-Casi, faltó muy
poco… -Avisó un agente con movimiento negativo de cabeza.
-Tranquilo –Lo
calmó el que se hallaba allí al mando-. Lo ha hecho muy bien, no ha dejado que
él lo lleve a su terreno… La próxima vez…
-¡Quien me
asegura que habrá una! –Zanjó furioso-. Puede que colgara porque ya no esta
viva.
-Lo esta… -Volvió
hablar el federal con calma-. Créame cuando se lo digo. Conozco como trabajan…
Solo tenga un poco de paciencia. Se que es duro. Pero es lo que…
-¿Y de verdad
cree que tengamos tiempo para esa confianza como dice usted? –Inquirió con toda
esperanza perdida-. Perdone que no esté muy crédulo, pero usted tiene una
persona que le sonreirá cuando llegue todos los días a su casa –Soltó con
cierto sarcasmo al mirar la alianza que brillaba en la mano del hombre-. Yo por
el momento dudo de ello –Expuso con gran dolor y alejándose hacia la cocina, en
donde se hallaba Francesca con las dos mujeres mayores, que callaron cuando
entró allí y se dirigió a la cafetera.
-Has hecho muy
bien –Habló con voz dulce su amiga-. Pero no dejes que el dolor te domine Paul
–Pidió con los ojos vidriosos por las lágrimas-. No es bueno para ti.
-Se nota que
llevas un rato con ellas –Soltó con un profundo suspiro señalando a las dos
mujeres-. Ya sabes lo que es bueno para mí antes que yo…
-¡Paul! –Medio
sonrió al comprobar que su amigo seguía bajo tantas capas de dolor-. No seas
así con ellas.
-No le hagas caso
–Soltó Thelma-, le duele reconocer que dos pellejas lo conozcan mejor que él
mismo.
-¿Quieres un
sándwich? –Preguntó Louise-. Te lo puedo hacer en un momento. Todos los que
hicimos se los han comido los de ahí fuera.
-No te molestes
–Soltó con cariño, para remplazarlo con sarcasmo-, al menos ellos tienen
apetito con tantas esperanzas. Estoy afuera fumando un cigarro –Dijo saliendo
por la puerta de la cocina.
Llevaba un buen
rato solo en el patio, cuando se le acercó Hanck con cara de cansado. No lo
había vuelto a ver desde que había llegado aquel mediodía a los juzgados para
darle la mala noticia. Después lo llevó a casa y marchó en cuanto llegaron los
federales. Suponía, que siendo el jefe de policía tenía más asuntos que
atender.
-Hola Hanck –Lo
saludó con el mayor dolor cargado en los hombros.
-Paul, venía a
comentarte una cosa –Se quitó el sombrero para secarse el sudor de la frente
con un pañuelo de tela color blanco-. Llevo todo el día indagando con al gente,
y puede que tengamos algo…
-¡Cómo! –Lo
agarró esperanzado por los hombros.
-Escúchame –Trató
de calmarlo un poco-, ya eh hablado con los federales. Han mandado a un pequeño
grupo a investigar… -Suspiró-. Por que te aprecio mucho te lo eh dicho, pero me
pidieron que no… Podrías hacer algo que estropeara todo…
-¿Qué quieres
decir con ello? –Lo soltó con mirada suspicaz-. ¿Hay algo más?
-Ellos tienen
razón –Resopló-. Conociéndote, eres capaz de salir disparado hacia allí…
-Deduzco que se hallan
cerca de aquí por tus palabras –Señaló desesperado.
-Es probable con
lo que pude sonsacar de algunos comentarios de un par de vecinos –Respondió con
cierta duda.
-Hanck, por
favor… -Imploró desesperado.
-No… -Señaló con
gesto rotundo de cabeza-. Tienen razón. No estas ahora mismo concentrado como
para asimilar la información y quedarte quieto sin hacer nada.
-¡Maldita sea
Hanck, joder! –Gruñó furioso y caminando de arriba abajo-. Ella se encuentra
cerca, puede que aún esté viva… -Se frotó los ojos agotado por los nervios que
lo consumían-. Hay que hacer algo.
-Ya lo están
haciendo Paul –Siguió hablándole con calma-. Deja que lo hagan ellos, es su
trabajo.
-Lo se… -Soltó un
suspiro, apoyando sus manos en las caderas.- Es solo que yo… -Las palabras se
le atascaban en el fondo de su garganta a causa de las lágrimas.
-Tranquilo chico
–Se le acercó el jefe de policía para infundirle ánimo, dándole unas palmadas
en la espalda-. Todo el mundo comprende que no sonrías ahora.
-Gracias por
haber indagado por tu parte –Lo miró con agradecimiento.
En aquel momento,
se les unió Robin portando una bandeja en sus manos con bebidas y sandwichs.
-Como no devuelva
esto vacío, las tres locas que hay en la cocina se me echaran encima-. Soltó
con cierto resignamiento-. Me eh tenido que tragar un buen discurso, sobre que
tenemos que cuidarnos para estar fuertes cuando nos traigan a Janna.
-Tienen razón
–Mostró una mueca Hanck, aceptando coger un sándwich y un refresco-. Tenemos
que estar fuertes y serenos, para darle todo nuestro apoyo.
-Está bien –Se
rindió alargando una mano para hacer lo mismo que el jefe de policía.
-Han llamado del
tanatorio, para informarme que es mejor no mostrar a Adam –Informó apenado-.
Mañana se celebrará el entierro a media mañana.
-Me gustaría que
todo esto fuera una simple pesadilla –Confesó Paul con la mirada perdida-. Pero
no lo es… Uno nunca se espera que pueda ocurrir algo así con sus seres
queridos. Solo rezo por poder tener de vuelta a Janna sana y salva, ésta misma
noche.
¿Cuánto hacía que
había subido el grandullón? Debían haber sido bastantes horas, para que afuera
estuviera oscuro. Sin darse cuenta, se había quedado dormida encogida en
aquella esquina. Necesitaba ir al baño y calmar la sed que tenía. Pero iba a
tener que aguantarse.
Limpiándose los
ojos y sorbiéndose la nariz, miró a su alrededor. Poco podía ver, dado que la
única luz que había allí, era de la luna que entraba por los recodos que
quedaban libres en las ventanas. Su cuerpo ya no aguantaba más, tenía que hacer
sus necesidades y si mal no recordaba, al lado de aquellos mugrientos
colchones, había como un cubo de aluminio. Aquello era mejor, que hacérselo
encima o en un rincón del suelo.
Se puso a cuatro
patas, para acercarse allí tanteando y no hacer ningún escándalo, si volcaba el
cubo al topar con los pies. Por ello, gateando era más prudente. Aunque en
aquel suelo, habían hormigas, arañas y creía haber visto una cucaracha a lo
lejos unas horas atrás.
Pasado un par de
minutos, halló el cubo y tanteándolo con las manos, pudo ver el diámetro, para
saber que podía hacer sus necesidades sin dificultad alguna. Comenzó a
incorporarse, cuando escuchó pasos decididos ascender por segunda vez las
escaleras. Con gran miedo se encogió y corrió apoyarse a aquella esquina.
Pudiendo observar desde allí, como por la rendija de la puerta se vislumbraba
un halo de luz en continuo movimiento sin orden alguno. El que iba a entrar,
portaba una linterna para buscarla en la oscuridad.
No creía que
vinieran a tomarle nota para cenar, ni para averiguar si estaba bien. Ella
debía importarles muy poco, para tenerla abandonada allí arriba tantas horas.
¿A qué venía a buscarla? Las lágrimas a causa del miedo volvían aflorar en su
rostro. Quería salir de allí, correr veloz y no parar hasta llegar a su casa y
esconderse en su cama. Como había hecho siempre de pequeña. Y esperar a que su
padre acudiera a ella para abrazarla y quedarse con ella hasta que se dormía
segura en sus brazos. Pero aquella vez, no era una niña y su padre, por mucho
que esperara bajo las sábanas no iba acudir. Nunca más iba a sentir los brazos
rodearla, para reconfortarla con el latido de su corazón. Aquel corazón había
dejado de bombear de una forma brusca, por aquellos que ahora venían a
buscarla.
***
Apretando los
ojos con fuerza se llevó las palmas de las manos a sus oídos, para no escuchar
el ruido de las llaves al abrir la puerta. Pero no era escudo suficiente. Pudo
escuchar perfectamente el sonido chirriante de la puerta al abrirse, y como una
cálida luz se posaba encima de ella. La había localizado en aquel mugriento
lugar… ¿Qué haría ahora con ella?
-Ven pequeña estúpida
–Gruñó con cierta impaciencia el hombre
agarrándola de un brazo de malas maneras y sacándola de allí casi arrastras,
completamente asustada al no saber lo que le esperaba al llegar al final de las
escaleras.
¿Y , y y ? Aishhh, en serio? Gracias por subir más...pero te agradezco con dejarme con la intriga todo el fin de semana? ¡¡¡NOOO!!!
ResponderEliminarBuen capi , brujis....
Todo el fin de semana y la semana!!! jajajaja Porque subiré para el viernes nuevamente!!!! jajaja Ahora estoy escribiendo Ocultándose al Amor... jejeje
EliminarPor que!!!!???? no es justo que nos dejes asi, sin saber que va a pasar, noooooo!!!!!!
ResponderEliminarSabes lo lei en el trabajo, y me dijeron que si por que lloraba jaja, les dije que me ardia la vista jaja.
Estuvo muy muy bueno el capitulo pero se me hizo muy poquito me quede con muchas ganas de saber mas, bueno aunque tambien es emocionante leer asi.
Saludos.
En serio te hice saltar una lágrima.... Y yo que quiero que aún sufra un poco más ella....
EliminarGracias Kriss por tu opinión y por estar ahí dándonos siempre apoyo. Muchos besos
Hasta el viernes y si lo logro, habrá el siguiente capitulo!!!!