-Solo quiero ayudarte –Alzó las
palmas de sus manos al aire, en gesto de defensa por aquel ataque verbal.
-¡Qué ocurre aquí! –Exclamó de
repente un guarda de seguridad, que aparecía por allí con un perro.
-La chica se ha lastimado –Explicó
Santino posicionándose en pie y mostrando un carnet que llevaba colgado del
cuello-. Soy piloto… -Dijo con voz apremiante-. Creo que habría que llamar una
ambulancia.
-¡Ni hablar! –Protestó veloz
mirando con lágrimas en los ojos al guarda que se detenía enfrente de ellos,
pero al otro lado del vallado.
-Por culpa de él –Escupió veloz entre
dientes, logrando sacarle una sonrisa al piloto, pero que el guarda mostrara
confusión.
-Se cayó, tras estar subiendo la
valla como una idiota -Explicó con un
suspiro Santino, mirándola con cierto pesar.
-Señorita, esa valla podía
hallarse perfectamente conectada –La reprendió el guarda de seguridad
completamente asombrado por lo que quería hacer-. ¿Por qué demonios la subía? –Alzó
una ceja.
-Para entrar –Tuvo que admitir al
final-. Y antes de que me mire mal –Soltó con cierta altanería, mirando primero
al piloto-. Tengo acreditación que me permite acceder a las instalaciones
cuando me plazca –Gimió un poco, al introducir una mano en el bolsillo del
pantalón y extraer la tarjeta electrónica-. Solo que hoy se mojó bastante por
así decirlo, y no me abre ahora la puerta.
-Debería haber esperado un poco –Acusó
el guarda-. Siempre vamos pasando por aquí.
-Eso –Corroboró Santino, observándola
con cierta curiosidad. ¿Por qué tenía ella en su poder una acreditación? ¡Podía
ser la novia de algún piloto! Sus pulsaciones se alteraron con gran
nerviosismo.
-¿Quiere qué llamemos una
ambulancia? –Preguntó el guarda abriendo con gran seguridad la puerta-. ¿O
avisamos a alguien que esté en el circuito?
Pudo comprobar como Santino la
observaba en todo momento con gran interés. Aquello resultaba ser un gran
inconveniente. No podía dar el nombre de su tío. Entonces, él relacionaría el
apellido y sabría todo… Tenía que procurar, que Santino no averiguara aún la
relación que tenía con Henrí. El camino, era que él la creyera una amiga del
viejo mecánico. Solo tenía que conocer el apellido de su padrastro. Aquello era
un laberinto sin salida, que él debería de tomar para ella poder estar más
segura. De manera, que no le quedaba más remedio que cruzar los dedos
mentalmente y esperar que todo fuera como su mente había ideado en unos
segundos.
-Sí, por favor –Susurró con voz
baja a pesar de que el dolor comenzaba a remitir un poco-. Podría pedirle que
viniera aquí a Jeremy Durnöe.
Muy poco tiempo después, aparecía
Jeremy por el fondo que al verla arrancó a correr hasta llegar a su lado lleno
de preocupación.
-¡Pero qué te ha pasado! –Le puso
una mano alrededor de sus hombros-. ¿Dónde hay que llevarte pequeña?
-¿Llamo a la ambulancia? –Preguntó
otra vez el guarda de seguridad.
-No creo que haga falta –Protestó
Jaimie, tratando de mostrar una débil sonrisa-. Supongo que me duele por la
caída y en un rato pasará.
-Tuviste una buena caída –Habló Santino,
que observaba atentamente a los dos.
-Gracias a ti –Lo fulminó con la
mirada.
-¿Es eso cierto? –Inquirió Jeremy,
mirando al hombre y reconociéndolo al momento.
-No –Respondió Santino-.
Simplemente la detuve para que no subiera la valla, que se asustó y cayó…
-¡Jaimie! –La regañó el hombre
comprendiendo el peligro que había corrido la joven, y no viendo el brillo
felino que aparecía en los ojos del piloto al escuchar el nombre de la chica-.
¿Acaso perdiste un tornillo?
-No me funcionaba la tarjeta –Refunfuñó
enfadada, al ver la expresión de Santino tras escuchar su nombre. Todo iba a
peor, nada salía como quería-. Y se que me esperaban…
-Y no pudiste esperar un poco –La volvió a regañar el hombre, consiguiendo
que ella volteara los ojos ante aquellas palabras-. Será mejor ir a un
hospital.
-No –volvió a protestar-. Que me
echen un vistazo los paramédicos de las ambulancias que hay ahí dentro.
-Que yo sepa, sus ojos no son
rayos X -Inquirió un poco exasperado
Santino.
-No estoy pidiendo tu opinión –Masculló
en un ladrido-. ¿Me llevas Jeremy?
-Sí –Acabó por aceptar un poco resignado
ante el carácter de ella-. Vamos allá –Dijo pasándole el otro brazo bajo las
rodillas y alzándola, para encaminarse dentro.
Tuvo suerte. Al ver los
paramédicos lo pesado que llegaba a ser
Santino con el diagnostico que iban dando mientras la observaban, decidieron
echarlo de allí. Pudiendo estar tranquila junto a su tío y Jeremy, sin que el
piloto se enterara de su parentesco con Henrí. Y tampoco estaba ya muy
preocupada por el golpe. El dolor iba remetiendo. Todo lo que tenía que hacer
por el resto del día, era un poco de reposo y tomarse el calmante que le habían
suministrado. Además de rezar porque no le saliera un moretón muy feo.
Sentada allí, entre todo el
equipo mostraba sonrisas y aplausos. Pero no eran del todo ciertos. Estaba en
verdad muy nerviosa, notando como a escasos metros Santino la observaba de
tanto en tanto, cuando no era interrumpida por algún piloto o mecánico. ¿Se le
volvería acercar? Esperaba que no…
Giró un momento la cabeza hacia
él, sabiendo que no tenía que hacerlo. Solo encontraría problemas. Pero el
impulso que sentía, era más fuerte que su voluntad. Éste, en aquel momento se
hallaba hablando con su compañero y alguien más, que no reconocía a simple
vista. Tenía un poco de espacio para poder observarlo a sus anchas. Resultaba
ser un hombre muy atractivo y alto, recordó cuando lo tuvo a su lado en la
piscina. Moreno de piel, debido al clima que pertenecía y suponía que también por
hallarse muchas horas bajo el sol en las pistas de entrenamiento. Con aquella
aura de seguridad que le envolvía, no le extrañaba que tantas mujeres
suspiraran por él. Mujeres muy bellas, que se movían en el mundo de la moda y
de la gran pantalla. Mujeres, que ella estaba muy lejos de poder tener un punto
de comparación. Y aún así, el destino la había escogido. Ella, un joven ratón
de la mecánica. Ella, que desde hacia tiempo lo había admirado en secreto de un
modo especial. Sorprendiéndose mucho al saber que él compartiría un futuro con
ella… ¿Entonces aquel impulso que sentía al observarlo y el calor que la había
devorado ante su contacto, significaba que el destino ya había activado el
juego? Que tal vez, todos llevaran una esencia en su cuerpo, que al juntarse
con otra de determinada manera, te accionaba el cerebro a creer en el amor con
aquella otra persona… ¡Diablos, parecía que estaba montando una película de
ciencia ficción!
Pero no podía negar, que desde el
primer encuentro con Santino ella había cambiado. Aquella admiración y
enamoramiento que había tenido desde siempre, se había tornado más fuerte,
salvaje… Y cuando lo había rechazado hacía un rato, en verdad tenía que haberse
mordido la lengua por no gritarle que la acogiera entre sus brazos. Aquello era
nuevo para ella y la asustaba. De repente, sus ojos se toparon con los grises
de Santino, que brillaban divertidos ante la sorpresa de capturarla
observándolo. Y cuando le guiñó un ojo de forma tan provocativa, rápidamente
apartó la mirada hacia otro punto completamente avergonzada por haber sido
pillada infraganti.
¡Maldita sea, que estúpida! Se
regañó así misma, al comprender que al menos tenía que haber enfrentado al
hombre con una mirada dura y cargada de indiferencia. No, que se había comportado
como una estúpida virgen… ¡Algo que resultaba ser cierto!
Se volvió a recalcar así misma
con gran amargor, esperando que aquel gesto no alentara al hombre a volver aproximarse
a ella. Pero sabía que tarde o temprano lo haría. A pesar de haber estado en el
suelo, soportando el dolor por aquella caída. Había podido captar de reojo la
reacción del hombre, cuando Jeremy la había llamado pro su nombre, regañándola
por su estupidez de acercarse aquella valla.
Sí, Santino también tenía en su
poder una carta dorada en donde salía su nombre. ¿Desde cuando? Era imposible
de saberlo, si no se lo preguntaba directamente a él. Cosa a la que no iba a
prestarse ni loca. Pero que no podía negar que le gustaría saber. ¿La habría
buscado? Y si era así, que habría pensado al descubrir que podía ser ella y
estaba allí a su mano… También podía hacer que hiciera poco que la tuviera en
su poder, y aún no hubiera tenido el afán de salir averiguar quien era la chica
de la carta. Y así, podía tirarse un buen rato probando diferentes suposiciones
y no dar con la acertada. Ahora, solo tenía que procurar jugar con su último
recurso. El apellido de su padrastro. Y recordarle todo a su tío, quien se
llevaría una enorme sorpresa al descubrir que el piloto se hallaba en Alemania.
Solo tenía que cruzar los dedos en espera de que aquello funcionara. Pero tenía
pocos ánimos, pues por el momento todo era desastre tras desastre.
-Te dejo mi Lamborgini –Interrumpió
Jeremy apareciendo a su lado con un refresco para entregárselo a ella.
-¿Qué? –Alzó sus ojos a él aún pérdida
en sus cavilaciones.
-Quiero disfrutar al verte
conducir mi coche por la pista –Señaló de buen humor, bebiendo de su lata de
cerveza-. Sabes la de cosas que me contado tu padre. Que eres magnifica conductora
y mecánica. Se nota que has cogido los buenos genes de la familia de tu padre
-Le guiñó un ojo.
-Espero que nunca te oiga mi
madre decir eso –Rió divertida.
-Quedo advertido –Rió el
patrocinador.
-¿De qué quedas advertido? –Quiso
saber Henrí apareciendo al lado de ellos.
-De no decirle nada a mamá de mí
y coches –Rió Jaimie.
-¡OH! –Mostró su tío una
sonrisa-. Tiene toda la razón. ¿Estás mejor? –Preguntó aún preocupado.
-Sí –Respondió en un resoplo-. No
te preocupes más, que me tienes a tu lado éste año.
-Le acababa de ofrecer mi
Lamborgini, para que saliera también a la pista –Indicó Jeremy.
-Por mí ningún problema –Alzó las
manos su tío.
-Otro día Jeremy –Rechazó con una
sonrisa en los labios-. Hoy que disfruten los demás.
-Como gustes pequeña –dijo un poco
decepcionado-. Voy a dar una vuelta por ahí, hasta luego.
Cuando Jeremy se hallaba a una
distancia prudente, observó como su tío agarraba una silla y la posicionaba
pegada a la de ella. Después, se sentaba mirando hacia el fondo donde estaban
gran mayoría de pilotos y mecánicos, mirando los coches y corriendo.
-Supongo que las cervezas no
llevan alcohol –Dijo ella riendo.
-Supones bien –Respondió con tono
nervioso-. Y hablando de suposiciones. No se suponía que Santino Vizenzo,
andaría en Italia compitiendo –Masculló entre dientes, por si alguien los oía.
-Tú lo has dicho –Se alzó de hombros-.
Se suponía que competía allí.
-¿Lo sabe tú padre?
-Hoy lo llamé, pero no me lo
cogió y con todo el lío del teléfono mío –Explicó con voz débil y notando como
era observada una vez más, por el objeto de su charla.
-¿Qué vas hacer? –Preguntó cargado
de preocupación.
-No voy a dejarte plantada –Habló
veloz.
-Eso, es lo de menos pequeña –Sonrió
con cariño-. Pero resulta que nos ha tocado también hacer sus revisiones y
pruebas de motor. Bueno, para decir exactamente ha pedido que le atendiera mi
equipo… Sabe quien es mi hermano.
-Te entiendo –Lo miró-. Únicamente
debes recordar mi nuevo apellido, y los chicos también. Y si quieren que digan
que soy tu sobrina. Puede quedar la cosa como que soy hija de unos amigos
tuyos, y me consideras como una sobrina ¿No? –Supuso nerviosa.
-Por los chicos no me preocupo –suspiró-.
Pero será mejor que pille cuanto antes a Jeremy. La cuestión será, que me
invento –Dijo un poco exasperado.
-Lo siento mucho –Dijo apenada
por las complicaciones que le daba.
-No tienes que sentirte culpable
pequeña –Le guiñó un ojo-. Quien dijo que los caminos del amor eran sencillos. Sino,
pregúntale a tu tía lo que me hizo sufrir –rió-. Tres meses detrás de ella,
para que me concediera una cita. Cada uno tiene sus razones, y no hay que
cuestionar. Lo que me preocupa ahora, es dejarte sola. Lleva mucho rato observándote
cuando cree que nadie lo notará.
-A decir verdad –Se puso en pie-.
Me gustaría que me acompañaras a la moto.
-¡Te vas ya! –Sonó apenado.
-Sí –Rió-. Quiero leerme unos
manuales.
-También debes disfrutar Jaimie –Dijo
levantándose y caminando junto a su sobrina dirección a la salida.
Era ella. Era ella… Se repetía
todo el rato, tumbado en la cama a las dos de la madrugada. Nadie podía negárselo.
Por fin le ponía un rostro aquel nombre. Tendría que ser mucha coincidencia,
que la única francesa con la que se topaba en Alemania se llamara igual.
Además, estaba la fuerte atracción que había sentido desde un principio. Esos impulsos
a protegerla, besarla, matarla por exaltarle el corazón, hacerla suya… Lo que
no acababa de comprender, era la actitud de ella hacia él. ¿Si era su destino
como marcaba la carta dorada, no tendría que haber más interés?
También podía ser, que ella aún
no tuviera en su poder la carta y que aquellos momentos fuera la novia de algún
piloto o mecánico. Aquel pensamiento no le gustó, le hirvió la sangre. Pero
notaba como no le era indiferente, aunque ella tratara de darle aquel
sentimiento constante.
Bueno, no le quedaba más remedio
que acercarse a Henrí, el jefe de mecánica o a su amigo patrocinador Jeremy,
para tratar de averiguar algo más de la huidiza Jaimie.
Para la puñetera de Nata, que me apremió!!! Aquí lo tienes, aunque tenía que subirlo mañana. Tocaba para mañana malandra!!!!! Así que no esperes nada más mío hasta el Lunes.
ResponderEliminarBuen fin de semana, espero les guste!!!!!
Nooooooooooo como que hasta el lunes, son malas nos tienen en espera de varias novelas jaja, bueno ni modo seguiremos esperando jajaja
ResponderEliminarLo sentimos mucho kriss, jejeje pero si consigues inventar una maquina que escriba los pensamientos de cada una. Seguro que tendrías capítulos a montón cada día!!!!!!
EliminarSi es posible, que la de J.J lleve muchos pinchos para ponérselos en toda la cabeza. jajajajja
Gracias , gracias y más gracias por consentirme ahora que estoy enfermita, pasaré por alto la forma en que me llamaste....
ResponderEliminarCada vez está mejor y ahora como se escapará?? ¿hasta el lunes? nooooooooooo
Síiiiiiiiiiiiiiii!!!!!
EliminarQue yo sepa soy persona y necesito tener descanso!!!!! No quiero que mi cabezota acabe como una tetera!!!!!
Cuídate mucho vieja chocha!!!!! jajajaja
¡¡¡Nooooooooooo!!!
ResponderEliminarOtra vez a esperar, eso no vale jajaja. Todavia toy esperando por "El dulce sabor del amor" jiji... necesito chocolaaaaaaaaate jiji.
Besos
La vida es un dulce esperar.... jajajajajja Y un carajo, te comprendo muy bien Yola!!!! J.J nos tiene más que abandonadas con el chocolate. Y eso que sabe la pasión y el deseo que sentimos las mujeres hacia él.
EliminarMecachis, tendremos que montar una huelga de hambre grrrrr
hola soy nueva en el blog y lo ame <3 dime cuando vas a subir un nuevo capitulo que lo llevo esperando desde que publicaste este *-* y ya me he comido todas las uñas esperando el siguiente (:
ResponderEliminarSaludos <3
Bienvenida al blog, nos alegra que te gustara, EJ ha dicho que subirá un capi por semana, así que si no sube pronto estás invitada a hacernos compañía para torturarla con pedidos y que no nos tenga en ascuas...
EliminarSaludos y gracias por visitarnos
Perdona The Games Lover, creo que no me di cuenta de lo que tardé ésta vez. Pero ya tienes el siguiente cap subido.
EliminarNormalmente suelo subir un capitulo cada semana de cada novela que escribo.
Gracias por quedarte en nuestra casa!!!! Muchos abrazos!!!