Leonora pensó que hasta la buena suerte podía darse vuelta o
tal vez ella hubiera nacido estrellada en lugar de tener estrella. Aquello que
en algún momento le había parecido un suceso afortunado ahora le resultaba un
peso agobiante, era la secretaria de Bastian Cavendish.
Si tenía que hacer un recuento de su infortunio hasta llegar a aquel punto, debía
empezar con el momento en que su padre los había abandonado, entonces todo
había empezado cuesta abajo. Su madre, era una irresponsable que primero había
caído en la depresión y luego simplemente se había decido por eludir sus
deberes como adulta y dedicarse a gastar más dinero del que tenía creando
constantes problemas. Su hermano menor era, aunque le doliera decirlo, un delincuente
juvenil en potencia y su hermana pequeña era la única sensata, pero sólo tenía diez
años, lo que no era de mucha ayuda.
Así que no le había quedado más remedio
que hacerse cargo de su familia, desde los diecisiete se había visto obligada a
salir a trabajar para mantenerlos y había hecho más trabajos de los que podía
recordar.
Todos legales y nada que atentara contra
sus valores, porque ante todo Leonora era una chica correcta. Demasiado, si le
preguntaban a cualquiera que la conociera.
Así que los últimos siete años de su vida
habían consistido en convertirse en sostén de su familia y también un poco en
madre de ellos, incluso de su propia madre. Era la encargada de cuidarlos,
de rescatarlos de los problemas en los que se metían y de tratar de meterles un
poco de sensatez en la cabeza, cosas que raramente lograba.
Por
eso cuando había conseguido ser la secretaria de un ejecutivo, a pesar de no
tener sus estudios completos, había saltado de alegría creyendo que por fin había acabado su porción
de malos momentos y llegaban los tiempos de buena cosecha.
Eso
había sido hasta empezar a trabajar y conocer a su jefe…Bastian Cavendish era
un hombre de 32 años, atractivo..y allí acababan sus méritos. Era un mujeriego,
irresponsable, cabeza hueca y se había convertido en una más de sus
preocupaciones, en una persona más que ella debía cuidar.
Era
su secretaria pero parecía su niñera, tenía que perseguirlo para que cumpliera
sus compromisos laborales, espantarle a las novias, obligarlo a quedarse a
trabajar..cielos era peor que su hermana de diez años. No parecía su jefe, no
era al menos como ella había imaginado que sería un ejecutivo, y le había
tocado a ella. El menor de los Cavendish, el novato en el negocio…el barco que
iba directo a hundirse era su jefe.
Leonora
gruñó, masculló en silencio y frunció el ceño antes de entrar a las oficinas,
estaba segura que sería un día negro, siempre lo era.
Y
su mal humor fue empeorando a medida que pasaba la mañana, su jefe no apareció
hasta las diez y media, a pesar de que el horario laboral iniciaba a las ocho.
-Buenos
días …-dijo alegremente mientras entraba cargando un café. Leonora lo siguió.
-¿Sabe
qué hora es? – preguntó y el le sonrió
de una manera que derretiría a cualquier mujer de entre tres años y trescientos.
Ella era inmune.
-Tranquila
leoncito, recién comienza el día, no deberías estar de mal humor.
-Ya
le he dicho que no me llamé así – se quejó señalándolo con el dedo índice.
-Pero
es totalmente indicado, eres un Leoncito…tienes melena – dijo él señalando sus
mata de cabello rizado color castaño.
-Podría
acusarlo de acoso.- lo amenazó y él negó con su cabeza.
-También
están esos extraños ojos tuyos…
-No
son extraños - se defendió ella,
tenía ojos ámbar, grandes y levemente
estirados lo que le confería un aspecto felino a su mirada.
-Y
gruñes, mucho, todo el día – aseguró él.
-Si
usted hiciera lo que debe, yo no debería ser así…-comentó enfadada.
-Y
también está tu nombre, es totalmente adecuado.
-Correcto,
tengo nombre así que deje de decirme “Leoncito” y llámeme por mi nombre,
Leonora. Nuestros clientes pensarán cualquier cosa, qué clase de jefe trata así
a su secretaria. Debería ser más formal.
-Tampoco
creo que haya una secretaria que reprenda así a su Jefe…- comentó y bebió su
café. Al hacerlo Leonora notó que llevaba el botón del puño descocido, a punto
de caerse.
-¿No
tiene otra camisa? – preguntó.
-Vaya,
qué forma de cambiar el tema…No, no tengo.
-Su
botón está por caerse y tiene una reunión en media hora, cielos , qué clase de
imagen va a dar…no podría haberse fijado mejor en lo que iba a ponerse.
-No
estaba muy atento, me pareció que bastaba con venir vestido – comentó con una
sonrisa ladina para provocarla. Ella ni se molestó en responder, salió deprisa
y un par de minutos después volvió a entrar
con su cartera. Revolvió un rato dentro y sacó un kit de costura, luego se
acercó a su Jefe.
-Deme
su brazo…-indicó mientras enhebraba una aguja.
-No
creo que deba acercarme a ti cuando tienes objetos punzantes .
-Ya
deje las bromas y deme su brazo.
-¿No
quieres que me la quite? – sugirió.
-Ni
se le ocurra – aclaró ella casi con desprecio y él rió.
-Eres
única – la elogió y estiró su brazo para que ella cosiera el botón. En unos
minutos y hábilmente terminó la tarea.
-Listo,
ahora al menos no pensarán que es un desaliñado, no podemos hacer nada con lo
otro …-dejo en el aire y guardó su kit de costura. Antes de que pudiera
recuperar su cartera, Bastian la tomó y empezó a hurgar en ella.
-¿Qué
tienes aquí? – preguntó curioso y volcó el contenido en su escritorio.
-¡Hey!
– protestó ella pero él ya estaba como un niño con sus juguetes.
Estaba
el kit de costura, unas curitas, cinta adhesiva, el teléfono celular, un pedazo
de alambre fino, pañuelos tisú, un silbato de esos para ahuyentar delincuentes,
pastillas de menta, un rollo de papel higiénico, su billetera, una lapicera y
un anotador, una calculadora, una cortaplumas multiuso y una linterna pequeña.
-¿Esto
es una cartera de mujer o un kit de supervivencia? – preguntó asombrado y ella empezó
a guardar las cosas apresuradamente.
-Es
mi cartera, no es asunto suyo.
-Pero
es muy original, no se parece a ninguna otra cartera de mujer que haya visto.
-Y
debe haber visto muchas – lo acusó ella.
-Las
suficientes para saber que no llevan lo que llevas tú.
-¿Y
qué se supone que llevan? – preguntó y se arrepintió inmediatamente.
-Mmm,
veamos, el teléfono, billetera,
maquillaje , perfume, a veces una muda de ropa interior o medias finas y, a
veces, preservativos.- dijo y la vio sonrojarse.
-Allá
ellas, yo llevo cosas útiles…
-Como
una madre preparada para emergencias- comentó Bastian.
-Si
no fuera así no podría haberle cosido el botón.
-Bueno,
en realidad era a ti a quien le molestaba, no a mí.
-¡Ya!
Es imposible, ¿tiene su presentación lista para la reunión, verdad?
-Sí
, mamá Leona – asintió él en broma y Leo Salió enfadada de su oficina.
Omo, me ha gustado .. leoncito, ah qe tierno.. sigo pendiente con la mitad de los post para leer... brujis me matará pero leeré todo en unas horas, me voy a dormir... :)
ResponderEliminarlas diez con siete...??? es medianoche!!!!!
ResponderEliminaralgo de comedia me encanta en las historias, bien seguiremos esperando mas y acostumbrandonos al nuevo formato jajaja
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, Nata! La verdad ando muy atrasada en lectura en general (estoy en exámenes!) pero no pude resistirme, me ha encantado y espero que continues pronto. Lo que si, odio los cambios (no es crítica eh!) pero estoy de mal humor por el cambio en facebook y ahora veo que cambiaron aquí también y no están mis comentarios (creo que todos se borraron)... aaaah en verdad haría toda una historia de por qué no debe haber cambios jajaja pero debo seguir estudiando. Besotes chicas y sigan con el gran trabajo!
ResponderEliminarPero si esta por aqui la más chiquitina de la casa!!!! Saludos Gaby!!!! cuanto tiempo!!!!! Aparcete más joía, las excusas solo son buenas conmigo jajajaja
EliminarOstras!!!! Como me gusta este punto de humor con el que has comenzado la historia!!!! jejejeje
ResponderEliminarVeo que aquí habrán peleas!!!! mola mola!!!!
wiiwiiwii
Ya llego. he empezado ésta, que pinta bien. Pero como es muy tarde aquí en mi tierra, (casi que es ya mañana XD) leido el primero tengo grandes espectativas sobre "leoncito" y "Jefecito". Mañana seguiré.
ResponderEliminarBienvenida!!! si las expectativas no son satisfechas sabes donde hallarme!
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