Llegaron a su casa y se
despidieron de Finn, había sido un día muy largo así que tanto Ana como Sean,
se fueron directo a dormir.
O’Connell, en cambio, una vez
que llegó a su casa, se quedó un largo tiempo en el parque pensando en cómo
acercarse a Ana Hunt y capturar su corazón.
Cuando al día siguiente Ana
regresaba a casa, se encontró a su vecino hablando con Sean, el hombre le dio
la mano y el chico entró a la casa. El señor Brent, esperó que Ana llegara.
-Lamento todo lo que sucedió
ayer, te felicito lo has criado muy bien….es un chico excelente.
-Lo es – dijo ella orgullosa.
Cada uno siguió su camino pero
Ana se dio vuelta y lo llamó.
-Señor Brent…
-¿Sí?
-Sabe, para mí hubiera sido
mucho más fácil si mis padres me hubiesen apoyado cuando quedé embarazada de
Sean, por favor no deje a su hija sola. Usted dice que mi hijo es un gran
chico, estoy segura que su nieto también
lo será. Y Candance lo necesita, no la deje - pidió y el hombre hizo un breve
gesto de asentimiento.
Al entrar a la casa se
encontró con la cara sonriente de su hijo.
-Ya sé a quién me parezco,
gracias por intentar ayudarla.- dijo él.
-Creo que yo me estoy
contagiando de ti. Sean dile a Candance que si necesita hablar con alguien, que
se acerque, me gustaría ayudarla en todo lo que pueda.
-Claro…es raro pensar que tú
eras así de joven también…
-Sí, ahora también a mí esos
días me parecen tan lejanos. Bueno, mejor hacemos el almuerzo.
-De acuerdo, tengo hambre.
-Siempre tienes hambre…-lo
regañó en broma.
-Estoy creciendo.
“Demasiado de prisa”
pensó Ana , pero no lo dijo.
La tienda estaba llena, así
que Ana sólo se dio cuenta de la presencia de Finn cuando ambos llegaron al
mostrador.
-Hola- la saludó.
-Hola- respondió ella
tímidamente.
-¿Y eso? – preguntó él
señalando las cosas que Ana estaba comprando. Rollos de papel y otros elementos
para decoración.
-Son para hacer algunos arreglos a una casa que
pondremos a la venta. ¿Y tú?
-Materiales para el resort.
¿Tú te encargas de hacer esos arreglos?
-Algunas veces, me gusta la
decoración de interiores y he aprendido un poco, así que a veces le hago
algunos arreglos a las casas que tenemos en la inmobiliaria.
-¿También arreglaste la mía? –
preguntó él.
-Sólo elegí las lámparas…y la
paleta de colores.
-Muy buenas elecciones.- la
alagó.-Es una casa preciosa
-Sí, lo es. Helena dijo que
vas a comprarla, ¿es verdad?- preguntó y bajó la mirada, aún recordaba el
impacto que le había causado la noticia, que Finn comprara la casa significaba
que iba a quedarse en la ciudad.
-Sí, es una buena inversión y
me gusta este lugar.
-¿Vas a quedarte?- le preguntó
-Lo estoy analizando.- comentó
brevemente, no podía decirle que ella era una de las cosas que más lo atraía de
aquel lugar. No lo dijo, pero su mirada fue muy elocuente.
Ana cargó los rollos de papel
y un par de bolsas.
-Déjame ayudarte.-se ofreció
él.
-Está bien, puedo sola.
-¿Ya tienes auto?
-No, pero la inmobiliaria está
a solo un par de cuadras.- aclaró ella mientras él daba instrucciones de que le
enviaran los materiales al resort.
-Deja que te ayude, Ana. No
voy a pedirte nada a cambio.- susurró él
y ella hizo un gesto de asombro que lo hizo sonreír, aquella mujer no estaba
acostumbrada a que intentaran seducirla. Aquello lo intrigó aún más. ¿Cómo había
sido su historia con el padre de Sean?
Antes de que ella se negara,
Finn le quitó de los brazos las cosas que ella cargaba y así Ana se vio
obligada a seguirlo, no quería armar un revuelo en la tienda.
-¿Cómo han ido las cosas con
Sean? – le preguntó él casualmente buscando conversación.
-Todo ha estado bien, sin
sobre saltos –comentó ella sin ser muy explicativa.
Hasta que llegaron a la
inmobiliaria, Finn apenas pudo sacarle algunas respuestas breves a Ana, pero
era su cercanía lo que más lo perturbaba, era un hombre adulto pero con ella
cerca se sentía como un adolescente, era totalmente consciente de su presencia,
del aroma de su piel, de sus mínimos gestos, de los tonos de su voz. Sin
embargo parecía que no era mutuo. Aunque, ella se ponía demasiado tensa cuando
él se acercaba, tal vez aquello fuera una señal.
Cuando llegaron ante la puerta
de su trabajo, Ana recuperó las cosas que Finn cargaba, agradeció y se despidió
de prisa.
Aquella tarde, mientras
realizaba otros trámites relacionados con el resort, O’Connell se topó con Sean
y un grupo de amigos que paseaban por la ciudad. El chico se detuvo un momento
a saludarlo.
-Oye, quisiera hablar contigo
luego – le dijo el hombre.
-De acuerdo, ¿te parece mañana
a esta hora en la cancha de básquet?- propuso el chico.
-Perfecto.
Así fue como al día siguiente
se encontraron. Sean estaba encestando y Finn llegó con unos refrescos, jugaron
un rato y luego se sentaron en las gradas a charlar.
-¿Sucede algo? – preguntó Sean.
-Sí…-contestó Finn suspirando.
Había decidido que lo mejor era hablar primero con el chico.
-Me estás asustando…¿qué pasa?-
preguntó y dio un sorbo a su refresco.
-Me gusta tu madre – soltó Finn
y Sean se atragantó con la bebida que estaba tomando.
-¿Qué?
-Pensé que correspondía decírtelo
primero, sé que ella está saliendo con Thompson.
-No, no están saliendo, mi
madre habló con él y quedaron solamente como amigos. Te dije que ella no lo quería.
-¿En serio?
-Sí. ¿Pero de verdad te gusta
ella?
-¿Te molesta?- preguntó
preocupado.
-No, creo que no. Eres un buen
tipo – dijo con una sonrisa.
-¿Te caigo mejor que Andrew Thompson?
-Mucho mejor…Pero, ¿ es de
verdad, cierto? Quiero decir ella te interesa de verdad, no como algo del
momento, mi madre no…
-Lo sé, Sean. Sé que no es de
ese tipo. Sí, me gusta en serio, mucho.
-Bien, veamos, tienes un buen
trabajo, ¿verdad? – preguntó y Finn sonrió , por lo visto le tocaba pasar el
interrogatorio, más que molestarlo , lo enterneció que el chico se preocupara
por sus antecedentes.
-Sí, gano bastante bien…
-Pero ,no eres de aquí, ¿Cuánto
tiempo vas a quedarte?
-Voy a venirme a vivir aquí,
administraré el resort una vez que esté terminado. Ya compré la casa que
alquilaba.
-Es una buena decisión…¿Has
estado casado?
-No, nunca me casé.
-¿Hijos? No es que importe…sólo
para saber…
-No, no tengo hijos.
-¿Tu salud?
-Muy bien, gracias. Y por si
cuenta hago ejercicio regularmente, aunque eso lo sabes…- comentó risueño.
-Eres bueno al básquet y al
beisbol, otro punto a favor.- evaluó el chico.
-Vuelvo a respirar…-bromeó Finn.
-Finn…
-¿Sí?
-¿Sabes que vengo en el
paquete, verdad? Si mi madre decide salir con alguien y eso, no interferiré ni
nada , pero ella y yo….
-Lo sé, Sean. Sé que ella y tú
vienen juntos y eso , para mí, es otro punto a favor…-comentó copiando lo Sean
había dicho momentos antes.
-Estás aprobado , por el
momento.
-Gracias…ahora sólo me queda
lo más difícil, lograr gustarle a tu madre. Creo que me odia.
-No lo creo, te mira cuando tú
no te das cuenta. Y nunca he visto que mirara a nadie así…
-Me evita la mayoría de las
veces.
-Sí, me di cuenta, pero…
-¿Pero?- preguntó Finn
interesado en lo que el chico había percibido.
-No creo que le seas
indiferente, hay algo, aunque no sé qué..
-Tengo esperanzas, entonces. Sólo
tengo que seguir esperando que el destino nos cruce de nuevo y tratar de caerle
bien…
-Creo que sí, aunque tengo una
idea para ayudar al destino. Iremos a la playa este fin de semana, mañana le
entregan el auto y planeamos el paseo. Está cerca de tu resort…ya sabes…por si
pasas por allí, de casualidad.- sugirió y Finn le guiñó el ojo.
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