jueves, 5 de abril de 2012

Amor oculto, 5° parte


Aquel día Ana tenía mala suerte, tenía que llegar a una cita con unos clientes y su auto se había descompuesto, para mal de peores era una zona poco concurrida, había llamado al auxilio pero estaba prestando servicio en otro lugar y demorarían.
Su trabajo era muy importante para ella, la responsabilidad lo era todo en su vida porque era la única forma en que había podido salir adelante, así que se sentía muy frustrada, tanto como para darle un par de patadas a su auto y no notar que alguien estacionaba.

-¿Es un nuevo método para que arranque? – dijo alguien y aún antes de darse la vuelta , ella sabía quien era.
- Tal vez funcione...-dijo brevemente.
-No creo, ¿puedo ayudarte?- se ofreció Finn.
-No, gracias, el auxilio llegará pronto – mintió ella, él era la última persona de quien quería recibir alguna ayuda.
-¿Segura? Puedo llevarte si necesitas ir a algún lugar...
-No, está bien...- contestó y se dijo que seguramente pasaría alguien más que pudiera ayudarla.
-Si crees que es molestia, no lo es, voy hacia el resort, así que si vas para aquel lado puedo llevarte...-insistió él porque las respuestas de ella no lo convencían. No deseaba dejarla sola allí.
Ana quería negarse, de verdad que sí, pero también sabía que se le hacía tarde para su cita de negocios. Si los clientes se ofendían por su tardanza y cancelaban la compra , sería muy problemático y le fallaría a su jefa.
Finn se iba alejando cuando la escuchó llamándolo.
-¿Puede llevarme?, por favor.
-Claro – asintió y le abrió la puerta de su auto para que entrara.
Apenas arrancó el auto, Ana se preguntó qué tanto daño sufriría alguien al saltar de un auto en movimiento, aceptar la  oferta de Finn había sido una pésima idea. En un espacio tan chico, teniéndolo tan cerca, se sentía totalmente atrapada.
-Lamento nuestro último encuentro….imagino que haber visto herido a Sean fue un gran impacto.
-Sí, lo fue ... Gracias por ayudarlo – agregó ella forzadamente.
-Es un buen chico…
-Lo es – respondió con más brusquedad de lo que deseaba, pero no le resultaba fácil hablar con Finn sobre Sean.
Él pareció notar su incomodidad porque cambió de tema.
-La casa es muy agradable…
-¿Eh? – respondió Ana distraída.
-La casa que ustedes me alquilaron es muy cómoda.
-Sí, es una de las mejores casas de la ciudad, y lo mejor es..
-El parque – dijeron ambos al unísono y Finn le sonrió por la coincidencia.
-Siempre me gustó ese lugar…-comentó ella soñadora y aunque Finn estuvo tentado a invitarla no lo hizo, tenía la certeza de que lo rechazaría.
-La ciudad también me gusta – dijo él.
-¿Vas a quedarte mucho tiempo?- preguntó con cierta ansiedad.
-No lo sé, el proyecto del resort está comenzando recién, así que calculo que me quedaré un tiempo.
-¿Qué trabajo haces? – preguntó con curiosidad. Helena le había hablado de su relación con el resort pero no sabía bien qué era lo que Finn hacía.
-Dirijo la construcción..
-¿Es arquitecto?
-No, no puede ir a la Universidad. Cuando era un adolescente empecé a trabajar en construcción, luego traté de aprender todo lo que pude, hice cursos y eso. Con el tiempo empecé mi propio negocio, tengo una constructora y además tengo acciones del resort.
-Ahh…-contestó sin saber muy bien que decir. Las palabras de él le habían hecho pensar en el Finn de antaño, lo que había contado había sido como un puente entre el adolescente que ella había conocido y el hombre que estaba a su lado.
Le había dicho que no había podido estudiar y que además había trabajado desde muy joven. Había imaginado que mientras ella se convertía en madre, él tenía una vida cómoda, una vida en la que no era necesario crecer de prisa, sin embargo ella no sabía nada de él.
-¿Y tú? ¿Hace mucho que trabajas  en el negocio de inmobiliaria?- le preguntó intrigado.
-Desde que llegué aquí, Helena me contrató y me enseñó.
-¿Entonces no trabajaste siempre en eso?
-No, trabajé en muchas cosas distintas…-respondió ella y por un segundo se perdió en sus recuerdos, vendedora, secretaria, limpieza, había trabajado en todo lo que encontrara para mantener a Sean.
-Imagino que no debe ser fácil criar a un niño sola.
-No lo es- respondió con dureza y el hombre se dio cuenta que había tocado otro punto sensible. Quizá a ella no le gustaba hablar de eso y además  no se lo había contado personalmente sino que se había enterado por el hijo. Había tenido poco tacto al mencionarlo.
Por suerte llegaron a destino y el clima de incomodidad se disolvió.
-Aquí está bien…-dijo Ana.
Finn detuvo el auto y  antes de que ella bajara la invito a pasar por el resort algún día.
-No sé nada de construcción…-comentó ella.
-Pero me gustaría que vieras el trabajo que se está haciendo, además  puedes llevar a Sean que lo vea. El paisaje junto al mar es precioso.
-Gracias por la invitación – dijo y por el tono Finn supo que lo estaban rechazando cortésmente.
-Adiós Ana.
-Adiós y gracias por traerme.

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