domingo, 20 de septiembre de 2020

Conociéndote 29° - Final

 

La charla fue a la mañana siguiente, junto con el desayuno. Tanto Benedict como su padre se disculparon. Ben se animó a bajar las barreras, a ser aún el adolescente confundido y vulnerable que era, el que temía ser abandonado.
Sus padres entendieron, sus padres consolaron, sus padres le dijeron lo mucho que lo amaban. Y lo mucho que agradecía que hubiera llegado a su vida.


-Te amamos a ti, Ben. No necesitas ser perfecto, puedes equivocarte, no voy a amarte menos. Ni voy a dejarte – le explicó su madre con voz temblorosa. Durante años se lo había tratado de demostrar con sus acciones, ahora entendía que él también necesitaba las palabras, que decirlo podía despejar las sombras.

Luego le habían dejado feliz cumpleaños, y la madre lo había dejado con el padre a solas. No podía ser intermediaria, necesitaban hacerlo solos.

-Sé que tus cumpleaños te ponían incómodo, por eso no pensé mucho al acordar la reunión, Ben.

-Eso cambió este año- dijo él.

-Sí, tu madre me lo explicó. Helena.

-Sí, Helena- respondió él.

-Me alegra, Ben. Estoy ansioso por conocerla esta noche, no tienes que preocuparte, no voy a espantarla. Te trajo de regreso – agregó y los dos sabían que no se refería solo a lo sucedido la noche anterior.

-Gracias- respondió sonriendo y su padre le revolvió el cabello como si aún fuera un niño pequeño.

Lena lo llamó para ver cómo estaba y para verlo, la cena sería a la noche pero quería verlo antes y él no dudó en ir a su encuentro. Se citaron en un parque. Helena estaba sentada en un banco, Ben se detuvo un momento a observarla antes de que ella notara su presencia. No sabía si algún día volvería a buscar a su madre biológica , había entendido que muchas personas se iban y otras llegaban para quedarse. Por ejemplo sus padres y Helena. Y estaba eternamente agradecido, ahora podía ver cuán afortunado era. Iba a elegir ser el Benedict que sus padres habían amaban y el Benedict de Helena.El que esas personas habían elegido tener en sus vidas, no el que habían abandonado.

-Hola, fugitivo- lo saludó al verlo llegar.

-Hola, chica mala- respondió sentándose a su lado.

-¿Cómo fue todo? – preguntó cautelosa.

-Hablamos y creo que todo irá mejor ahora, voy a dejar de poner barreras. No siempre fue consciente, pero sí lo hacía. Y no voy a esforzarme tanto por ser perfecto, quizás desapruebe un par de evaluaciones- dijo bromeando.

-Eso no, no quiero ser tu mala influencia.

-Jamás lo serás. Más cuando no puedes esperar pro verme – dijo y de pronto se preocupó- Si vendrán esta noche, ¿verdad? No sucedió nada.

-Iremos, no pasó nada. Quería verte para saber cómo estabas y porque quería darte tu regalo- dijo bajando su tono de voz. Había preferido dárselo a solas, se sentía incómoda, pero sería mucho peor si estaban ambas familias – Feliz cumpleaños, Ben- dijo extendiéndole el paquete envuelto.

-Gracias – respondió también algo cohibido y lo desenvolvió. Era una brújula con tapa donde tenía una pequeña inscripción "Soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma" Benedict lo reconocía , era un fragmento del poema Invictus de Henley.

-Para que no vuelvas a perderte, y también porque me ayudaste a encontrar mi rumbo de nuevo – susurró Helena.

-Es...el regalo perfecto – respondió emocionado y apoyó una mano en la mejilla de ella para obligarla a mirarlo- Gracias, Lena.

-Gracias por no rendirte – respondió ella.

-Te amo- declaró Ben y la besó.

La cena por su cumpleaños fue muy amena. Al inicio todos estaban algo tensos e incómodos, pero la familia de ambos querían que aquel fuera un momento feliz para los jóvenes, así que se esforzaron por lograrlo.

El padre de Lena y su hermano se habían sentido algo intimidados por la posición económica de los padres de Ben, habían sabido que su familia tenía dinero, pero al llegar al lujoso edificio en las mejores zonas de la ciudad, se habían sentido algo fuera de lugar. Además el padre había tratado de que su discapacidad no lo acobardara aún más, pero se sentía una carga para sus hijos más que nunca. No había imaginado estar así cuando conociera a la familia del novio de su hija, la vida estaba llena de malas pasadas, pero Lena había sacrificado tanto y había sido tan valiente, que él podía sacrificar su orgullo. Sin embargo, los Cole fueron muy amables , además el padre de Ben resultó ser un fan del boxeo así que habían encontrado un tema en común y al mediar la cena ya estaban todos relajados, disfrutando del festejo. Cuando se despidieron fueron sinceros al decir que había sido una noche agradable y que esperaban que se repitiera.

Cuando los Wilde se marcharon, el padre de Ben dio su aprobación.

-Es una chica encantadora, Ben.

-No lo era al principio- respondió risueño recordando lo que le había costado llegar a ella.

-Pero entiendo porque te gusta tanto.Y según me contaron hasta te pusieron un ojo negro por ella, así que debe valerlo.

-Lo vale, y se encargó de vengarme – contó. Estaba feliz.

-Quiero escuchar esa parte de la historia- dijo el padre y durante un rato Benedict presumió sobre su novia que no toleraba las injusticias y atrapaba ladrones en la calle.


Helena tomó el teléfono que no dejaba de sonar y miró el mensaje.
"Si llegas tarde esta vez, no te lo perdonaré. Tu Delegado"

Entonces miró la hora y se asustó. No podía ser tan tarde.

-¡Marco, date prisa!

- Papá y yo estamos listos, eres tú quien aún no lo está. Además va a esperarte, Helena. No se irá de allí hasta que llegues.

-Sí, es verdad. Pero no quiero hacerlo esperar – respondió sonriendo y su hermano hizo una cara de repulsión.

-¡Juliaaaaaaaaaaa!¡Puedes venir, no soporto a mi hermana! – llamó y la aludida entró apurada.

-Vete de aquí, no entiendes nada- dijo empujándolo- ¿Nerviosa?- le preguntó a la joven.

-Sí.

-¿Feliz? – repreguntó.

-Mucho. No es tarde, ¿verdad? Ben no deja de enviar mensajes.

-No, estamos perfectamente a tiempo. Debe estar ansioso.

-Bueno, creo que ya estoy – dijo terminando de colocarse los aretes y revisando su maquillaje y su peinado frente al espejo.

-Estás preciosa. Le avisaré a tu padre y a Marco que estás lista – dijo y Lena asintió.

El tiempo era relativo, pensó luego, mientras caminaba por el pasillo hacia Ben, que la esperaba junto al altar. Parecía haber sido ayer el día que la había atrapado llegando tarde, pero había sido años atrás. Aún se sentía como una adolescente enamorada cuando lo veía, pero ya era una joven mujer,aunque seguía enamorada, mucho más. Lo amaba lo suficiente como para convertirse en su esposa tras varios años de noviazgo. Habían esperado a terminar sus estudios, tener un trabajo y ahora el momento había llegado.
Benedict Cole la miraba mientras avanzaba hacia él, la miraba con infinito amor y ella caminaba hacia él como si fuera el norte que marcaba la vieja brújula que le había dado como primer regalo.

Se habían elegido a lo largo de los años mientras crecían, habían estado allí el uno para el otro a través de buenos y malos momentos, eran mejores amigos además de amarse profundamente.Estaban seguros de lo que sentían y de que se cuidarían mutuamente.

Su padre esperaba adelante, junto a Ben. Marco la acompañaba por el pasillo. Cuando finalmente estuvo a su lado y su futuro marido le tomó la mano, Helena se sintió en calma.

-Te amo- le susurró mientras se ubicaban frente al sacerdote

-Te amo- respondió ella convencida de que confiar en Benedict Cole, allá lejos, hace muchos años, había sido la mejor decisión de su vida.

10 años antes

Ben estaba en el recreo con sus amigos, aunque en realidad ninguno de ellos era demasiado cercano a él, eran compañeros de clases y compartían actividades comunes, pero no mucho más. Tenía una relación superficial con ellos, y le gustaba que fuera así. No le interesaba tener a nadie demasiado cerca. La charla se había vuelto tonta y aburrida, y quería ignorar los coqueteos de Lorena, así que se volvió hacia la ventana.

Una chica avanzaba por el camino de entrada, era tarde para entrar a clases y no la había visto nunca, debía ser nueva. De repente empezó a llover, hubiera esperado que ella corriera o se agitara, pero no lo hizo, solo caminó tranquila debajo de la lluvia. Le gustó eso. Aquella chica le despertó curiosidad, quería saber más de ella.

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Gracias a quienes leyeron esta historia. Ha costado terminarla, pero después de  cuatro años, Ben y Lena tienen su final feliz.

Espero que les gustara. Abrazo grande


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