lunes, 13 de febrero de 2017

Noches En El Balcón 33

- ¿Diga? - Habló una Elisbeth, con cautela, al no conocer el número que había aceptado responder-. ¡Yola! -Exclamó sonriente-. Me pillas, que voy en dirección a casa de Eric, de modo que espero... -Calló un segundo al ser interrumpida por su joven amiga-. ¡Cómo! -Exclamó sorprendida y nerviosa-. De modo, que acabas de conocer a Jordi -Repitió con voz temblorosa, deteniendo sus pasos enfrente su coche-. Me hallaba en casa de mí prima, pero el listo de Eric, me pidió que acudiera a su casa por un asunto oficial de trabajo -Reveló con enfado-. Ya veo, te han dejado incomunicada -Sonrió levemente, antes de abrir la puerta del conductor, lanzar su bolso a la parte del vehículo, para sentarse tras el volante-. Gracias por tenerme como importante en tú corazón, sino fuera así, no te hubieras sabido mi número de teléfono... Mira -Arrancó el coche-, en veinte minutos te picaré al interfono, tú estate al lado, para abrirme al instante la puerta, por si acaso están rondando abajo ésos dos. Hasta pronto...
Colgó y lanzó su teléfono al sillón del copiloto, mientras introducía la primera y giraba el volante hacia la izquierda, para incorporarse al tráfico en dirección a casa de su amiga.
Por lo visto Eric, no mentía cuando le dio el aviso aquella noche.  Pensó algo nerviosa, por no comprender, qué demonios pintaba en aquel momento Jordi en Barcelona.
¡Y el muy cretino, se creía listo al montarle una encerrona!
Soltó una fuerte carcajada, por la repentina ayuda de Yola, arruinándoles el plan.
Se lo merecían. Aún no se creía, que Jordi hubiese volado desde París, solo por el tema de sus peculiares reservas en restaurantes... Tenía que haber otro motivo, solo que se aprovechaba. Seguro...
Y por otro lado... Qué se creía Eric, ¿qué iba a ocurrir? Para nada, pensaba plantarse enfrente de Jordi, y confesarle su amor desde hacía bastantes años.
¡Y un cuerno!
Que primero, se confesara él a Yola.
Con mal humor, diez minutos después, estacionaba su coche en una calle trasera al bloque de pisos de Yola, y con veinte ojos, corría al portal.

Cerraba la puerta con un solo gesto de mano, para girarse a mirar a su amiga y al segundo, rompían en risas por la larga espera, que les quedaba a los muchachos.
-Schh –Alzó Yola un dedo a sus labios-. Mi hermano pequeño ya duerme –Elisabeth, hizo divertida una cremallera en su boca-. Ven, vayamos al comedor y así, conoces en persona a mí madre.
Diez minutos después, las tres se hallaban sentadas en la mesa pequeña de la cocina, con un café cada una, como tres amigas de toda la vida.
- ¿Y cuándo pensabas decirme que Eric es tú tutor? –La reprendió su madre, sin tono alguno de enfado.
-Iba a decírtelo hoy mismo –Miró hacia su amiga, para reír-. Pero surgió un asunto –Comentó señalándola con la cabeza.
-Me tenéis súper intrigada, chicas –gruñó poniéndose en pie para acercarse a la nevera y extraer del congelador, un cucurucho para cada una. Justo cuando el móvil de Elisabeth, sonaba con la entrada de un nuevo mensaje.
-Mira –Señaló en voz alta, para acercarle el aparato a la joven, quien soltó una fuerte carcajada.
-Yo también quiero reírme –Sollozó su madre, con cierta imitación de un puchero.
Elisabeth, dio su primer mordisco al helado, para empezar a explicarle todo a Judith, aprovechando para poner a su amiga la tanto, de sus sentimientos por Jordi.
-Hombres –suspiró fuerte Judith-, por qué siempre nos hacen sufrir…
Yola, miró un momento con cierta preocupación a su madre.
- ¿Estás bien? –Apoyó su mano, encima de su rodilla.
-Lo creas o no –Se giró a mirarla con una sonrisa cargada de cariño-, mejor que nunca. Ya no debo estar pendiente, de si tiene un nuevo ligue y está por su familia…
-Él, es el imbécil que se lo pierde –Señaló Yola con una triste sonrisa-. No ha sabido valorarte como debe.
-Has visto que magnifica hija –Le señaló a Elisabeth, con un asomo de lágrimas, quien a su vez, las observaba de igual manera.
-Te doy toda la razón –Les guiñó un ojo.
- ¿Y sí les envías una fotografía de las tres juntas a Eric? –Confabuló con tono travieso la mujer.
Yola frunció el ceño, mientras que la otra chica, ya le daba a la aplicación.
-Pero sabrán que estás aquí –Alertó-. Puede que decidan montar guardia.
-Que duerma en el sofá –Se alzó de hombros su madre-. Es ancho y muy cómodo. Además, se le ve muy ocupado a Jordi –Les giñó un ojo-. Seguro que en el amanecer debe partir.
-Cierto –Asintió con un gesto de cabeza Elisabeth-. Tiene mañana en la tarde una reunión importante –Se puso en pie con el móvil en mano-. Vamos Yola, que se muerdan la lengua de rabia –Rio divertida, yendo a posicionarse en medio de las dos, para hacer la fotografía.

-Olvídate, de que aparezca por aquí Elisabeth –Comentó un Eric molesto, al ver la respuesta de su amiga ante su mensaje-. Yola, se ha metido en medio –Informó, mostrándole a su hermano la fotografía, quien estrechó su mirada.
- ¿Cómo que tú novia conoce a Elisabeth? –Preguntó confuso.
-Primero –Sonrió levemente-. No es mi novia…
- ¿Tienes miedo de mamá, cierto? –Mostró una ancha sonrisa, por la estúpida negación de su hermano.
- ¿Y tú, de qué tienes miedo? –Achicó entonces sus ojos Eric, yendo a por todas.
-No sé de qué me hablas –Soltó entre dientes, alzando su copa de whisky para darle un corto trago.
- ¡Venga ya, no soy imbécil! –Escupió divertido Eric-. Confiesa y confieso… -Señaló alzándose de hombros, mientras se giraba a mirar las vistas desde su balcón-. Llevamos mucho tiempo que no pasábamos un rato juntos como antiguamente –Dijo con una sonrisa cariñosa, volviendo a girarse hacia su hermano-. Siempre lo hemos sabido todo de nosotros. Ni siquiera hacía falta que habláramos a veces… ¿Por qué nunca has dado el paso hacía ella?
Preguntó mirándolo fijamente a los ojos.
-Te recuerdo –Estrechó su mirada-. Que, en un principio, ella estaba con Pere –Gruñó molesto por los recuerdos amargos de aquella época-. Iban a casarse.
-Era un matrimonio arreglado –Recalcó resoplando su hermano-. Recuerdo lo mal que lo pasó al enfrentarse a su familia y defender, su propio corazón… Nunca sintió más que repulsión por el idiota de su prometido. Debo recordarte, todas las aventuras de cama que tubo estando prometido con ella, y las que sigue manteniendo… Me alegro, que lograra quitarse de encima a ése idiota –Frunció el ceño-. En aquella época, me hallaba un poco enfadado contigo. Elisabeth, es como una hermana para mí –Se rascó la cabeza-. Ha crecido con nosotros… Y tú, solo supiste comportarte como otro idiota.
- ¿Hablamos de Laia? –Estrechó su mirada mientras empleaba cierto tono duro en su voz.
-Pero yo no estaba enamorado de ninguna –Le reprochó con el mismo tono de voz.
- ¡Joder Eric! –Gruñó posicionándose en pie, para caminar hasta su lado-. Quieres saber el por qué, verdad –Se reclinó hacía delante, para apoyar sus brazos en el muro del balcón y mirar a la noche estrellada-. Porque Elisabteh, no se merece a un capullo cretino como yo… -Confesó con cierto abatimiento.
-Cuándo me he perdido tú paso a idiota –Frunció el ceño, haciendo movimientos negativos con su cabeza-. ¿A qué viene esa acusación propia a tú persona?
-Tú mismo has visto con tus propios ojos –gruñía entre dientes-, como no he parado de pasearme con mujeres enfrente de ella. Estaba muy enfadado en aquella época, cuando escuché un día a mamá, comentar sobre el compromiso de Elisabeth y como le desagradaba aquel enlace –Resopló con gran frustración-. Comprendí, que perdía el tiempo con ella… Pero a la vez, me sentía confuso, pues creí ver señales positivas entre nosotros dos –Aspiró con fuerza-. Recuerdo, que al día siguiente le pregunté sobre su compromiso y ella, solo supo asentir con un gesto de cabeza. No se atrevió a decir nada… -Se enderezó, pasando sus manos por el cabello en gesto nervioso-. Yo estaba dispuesto a confesarle mis sentimientos y luchar con su familia, pero a ella no la vi dispuesta…
-Sabes como era su padre –Reprochó Eric apenado.
-Y cómo también era ella de tímida, Eric –Se giró a mirarlo con ojos tristes-. A partir de aquel día, yo empecé a desfilar con montones de chicas y lo hacía en toda su cara, viendo como le hacía daño…
-Y ahora, no te atreves por eso… -Alzó sus comisuras con sarcasmo Eric-. Imbecil, idiota, capullo…
- ¡Oye! –Lo enfrentó con rabia agarrándolo del cuello de la camiseta.
- ¡Pégame si eso hace sentirte mejor! –Le escupió con enfado-. Pero eres un idiota si no peleas por ella. Sabes que la quieres, nunca has dejado de hacerlo… Como ella también lo hace por ti.
-No –Masculló entre dientes, mirándolo fijamente a los ojos.
-Sí –Le reprochó con la misma rabia-. ¿Dónde está el hermano mayor que siempre he admirado? –Le sermoneó con lástima.

-Está bien –Lo soltó, para emprender la marcha hacia la otra parte oscura del balcón de su hermano.

4 comentarios:

  1. Hola, que genial poder leer mas de Yola y Eric, aun más al saber que tendremos doble romance, me pregunto ¿Cuál de las dos parejas será la primera en formalizar como se debe su amor?.. Gracias, esperare las proximas.

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    1. Gracias yocelyn y cierto... quién irá antes ??? Jajaja

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  2. Me encanta EJ, ya se hechaba de menos a mi Yola jijiji y a ustedes principalmente.
    Muchos besos 😙😙😙

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