- ¿Diga? - Habló una Elisbeth, con cautela, al no conocer
el número que había aceptado responder-. ¡Yola! -Exclamó sonriente-. Me pillas,
que voy en dirección a casa de Eric, de modo que espero... -Calló un segundo al
ser interrumpida por su joven amiga-. ¡Cómo! -Exclamó sorprendida y nerviosa-.
De modo, que acabas de conocer a Jordi -Repitió con voz temblorosa, deteniendo
sus pasos enfrente su coche-. Me hallaba en casa de mí prima, pero el listo de
Eric, me pidió que acudiera a su casa por un asunto oficial de trabajo -Reveló
con enfado-. Ya veo, te han dejado incomunicada -Sonrió levemente, antes de abrir la
puerta del conductor, lanzar su bolso a la parte del vehículo, para sentarse
tras el volante-. Gracias por tenerme como importante en tú corazón, sino fuera
así, no te hubieras sabido mi número de teléfono... Mira -Arrancó el coche-, en
veinte minutos te picaré al interfono, tú estate al lado, para abrirme al
instante la puerta, por si acaso están rondando abajo ésos dos. Hasta pronto...
Por lo
visto Eric, no mentía cuando le dio el aviso aquella noche. Pensó algo
nerviosa, por no comprender, qué demonios pintaba en aquel momento Jordi en
Barcelona.
¡Y el
muy cretino, se creía listo al montarle una encerrona!
Soltó
una fuerte carcajada, por la repentina ayuda de Yola, arruinándoles el plan.
Se lo
merecían. Aún no se creía, que Jordi hubiese volado desde París, solo por el
tema de sus peculiares reservas en restaurantes... Tenía que haber otro motivo,
solo que se aprovechaba. Seguro...
Y por
otro lado... Qué se creía Eric, ¿qué iba a ocurrir? Para nada, pensaba
plantarse enfrente de Jordi, y confesarle su amor desde hacía bastantes años.
¡Y un
cuerno!
Que
primero, se confesara él a Yola.
Con mal
humor, diez minutos después, estacionaba su coche en una calle trasera al
bloque de pisos de Yola, y con veinte ojos, corría al portal.
Cerraba la puerta con un solo gesto de mano, para girarse
a mirar a su amiga y al segundo, rompían en risas por la larga espera, que les
quedaba a los muchachos.
-Schh –Alzó Yola un dedo a sus labios-. Mi hermano
pequeño ya duerme –Elisabeth, hizo divertida una cremallera en su boca-. Ven,
vayamos al comedor y así, conoces en persona a mí madre.
Diez minutos después, las tres se hallaban sentadas en la
mesa pequeña de la cocina, con un café cada una, como tres amigas de toda la
vida.
- ¿Y cuándo pensabas decirme que Eric es tú tutor? –La reprendió
su madre, sin tono alguno de enfado.
-Iba a decírtelo hoy mismo –Miró hacia su amiga, para
reír-. Pero surgió un asunto –Comentó señalándola con la cabeza.
-Me tenéis súper intrigada, chicas –gruñó poniéndose en
pie para acercarse a la nevera y extraer del congelador, un cucurucho para cada
una. Justo cuando el móvil de Elisabeth, sonaba con la entrada de un nuevo
mensaje.
-Mira –Señaló en voz alta, para acercarle el aparato a la
joven, quien soltó una fuerte carcajada.
-Yo también quiero reírme –Sollozó su madre, con cierta
imitación de un puchero.
Elisabeth, dio su primer mordisco al helado, para empezar
a explicarle todo a Judith, aprovechando para poner a su amiga la tanto, de sus
sentimientos por Jordi.
-Hombres –suspiró fuerte Judith-, por qué siempre nos
hacen sufrir…
Yola, miró un momento con cierta preocupación a su madre.
- ¿Estás bien? –Apoyó su mano, encima de su rodilla.
-Lo creas o no –Se giró a mirarla con una sonrisa cargada
de cariño-, mejor que nunca. Ya no debo estar pendiente, de si tiene un nuevo
ligue y está por su familia…
-Él, es el imbécil que se lo pierde –Señaló Yola con una
triste sonrisa-. No ha sabido valorarte como debe.
-Has visto que magnifica hija –Le señaló a Elisabeth, con
un asomo de lágrimas, quien a su vez, las observaba de igual manera.
-Te doy toda la razón –Les guiñó un ojo.
- ¿Y sí les envías una fotografía de las tres juntas a
Eric? –Confabuló con tono travieso la mujer.
Yola frunció el ceño, mientras que la otra chica, ya le
daba a la aplicación.
-Pero sabrán que estás aquí –Alertó-. Puede que decidan
montar guardia.
-Que duerma en el sofá –Se alzó de hombros su madre-. Es
ancho y muy cómodo. Además, se le ve muy ocupado a Jordi –Les giñó un ojo-.
Seguro que en el amanecer debe partir.
-Cierto –Asintió con un gesto de cabeza Elisabeth-. Tiene
mañana en la tarde una reunión importante –Se puso en pie con el móvil en
mano-. Vamos Yola, que se muerdan la lengua de rabia –Rio divertida, yendo a
posicionarse en medio de las dos, para hacer la fotografía.
-Olvídate, de que aparezca por aquí Elisabeth –Comentó un
Eric molesto, al ver la respuesta de su amiga ante su mensaje-. Yola, se ha
metido en medio –Informó, mostrándole a su hermano la fotografía, quien
estrechó su mirada.
- ¿Cómo que tú novia conoce a Elisabeth? –Preguntó confuso.
-Primero –Sonrió levemente-. No es mi novia…
- ¿Tienes miedo de mamá, cierto? –Mostró una ancha
sonrisa, por la estúpida negación de su hermano.
- ¿Y tú, de qué tienes miedo? –Achicó entonces sus ojos
Eric, yendo a por todas.
-No sé de qué me hablas –Soltó entre dientes, alzando su
copa de whisky para darle un corto trago.
- ¡Venga ya, no soy imbécil! –Escupió divertido Eric-.
Confiesa y confieso… -Señaló alzándose de hombros, mientras se giraba a mirar
las vistas desde su balcón-. Llevamos mucho tiempo que no pasábamos un rato
juntos como antiguamente –Dijo con una sonrisa cariñosa, volviendo a girarse
hacia su hermano-. Siempre lo hemos sabido todo de nosotros. Ni siquiera hacía
falta que habláramos a veces… ¿Por qué nunca has dado el paso hacía ella?
Preguntó mirándolo fijamente a los ojos.
-Te recuerdo –Estrechó su mirada-. Que, en un principio,
ella estaba con Pere –Gruñó molesto por los recuerdos amargos de aquella
época-. Iban a casarse.
-Era un matrimonio arreglado –Recalcó resoplando su
hermano-. Recuerdo lo mal que lo pasó al enfrentarse a su familia y defender,
su propio corazón… Nunca sintió más que repulsión por el idiota de su
prometido. Debo recordarte, todas las aventuras de cama que tubo estando prometido
con ella, y las que sigue manteniendo… Me alegro, que lograra quitarse de
encima a ése idiota –Frunció el ceño-. En aquella época, me hallaba un poco
enfadado contigo. Elisabeth, es como una hermana para mí –Se rascó la cabeza-.
Ha crecido con nosotros… Y tú, solo supiste comportarte como otro idiota.
- ¿Hablamos de Laia? –Estrechó su mirada mientras
empleaba cierto tono duro en su voz.
-Pero yo no estaba enamorado de ninguna –Le reprochó con
el mismo tono de voz.
- ¡Joder Eric! –Gruñó posicionándose en pie, para caminar
hasta su lado-. Quieres saber el por qué, verdad –Se reclinó hacía delante,
para apoyar sus brazos en el muro del balcón y mirar a la noche estrellada-. Porque
Elisabteh, no se merece a un capullo cretino como yo… -Confesó con cierto
abatimiento.
-Cuándo me he perdido tú paso a idiota –Frunció el ceño,
haciendo movimientos negativos con su cabeza-. ¿A qué viene esa acusación
propia a tú persona?
-Tú mismo has visto con tus propios ojos –gruñía entre
dientes-, como no he parado de pasearme con mujeres enfrente de ella. Estaba
muy enfadado en aquella época, cuando escuché un día a mamá, comentar sobre el
compromiso de Elisabeth y como le desagradaba aquel enlace –Resopló con gran
frustración-. Comprendí, que perdía el tiempo con ella… Pero a la vez, me
sentía confuso, pues creí ver señales positivas entre nosotros dos –Aspiró con
fuerza-. Recuerdo, que al día siguiente le pregunté sobre su compromiso y ella,
solo supo asentir con un gesto de cabeza. No se atrevió a decir nada… -Se
enderezó, pasando sus manos por el cabello en gesto nervioso-. Yo estaba
dispuesto a confesarle mis sentimientos y luchar con su familia, pero a ella no
la vi dispuesta…
-Sabes como era su padre –Reprochó Eric apenado.
-Y cómo también era ella de tímida, Eric –Se giró a
mirarlo con ojos tristes-. A partir de aquel día, yo empecé a desfilar con
montones de chicas y lo hacía en toda su cara, viendo como le hacía daño…
-Y ahora, no te atreves por eso… -Alzó sus comisuras con
sarcasmo Eric-. Imbecil, idiota, capullo…
- ¡Oye! –Lo enfrentó con rabia agarrándolo del cuello de
la camiseta.
- ¡Pégame si eso hace sentirte mejor! –Le escupió con
enfado-. Pero eres un idiota si no peleas por ella. Sabes que la quieres, nunca
has dejado de hacerlo… Como ella también lo hace por ti.
-No –Masculló entre dientes, mirándolo fijamente a los
ojos.
-Sí –Le reprochó con la misma rabia-. ¿Dónde está el
hermano mayor que siempre he admirado? –Le sermoneó con lástima.
-Está bien –Lo soltó, para emprender la marcha hacia la
otra parte oscura del balcón de su hermano.
Hola, que genial poder leer mas de Yola y Eric, aun más al saber que tendremos doble romance, me pregunto ¿Cuál de las dos parejas será la primera en formalizar como se debe su amor?.. Gracias, esperare las proximas.
ResponderEliminarGracias yocelyn y cierto... quién irá antes ??? Jajaja
EliminarMe encanta EJ, ya se hechaba de menos a mi Yola jijiji y a ustedes principalmente.
ResponderEliminarMuchos besos 😙😙😙
muchas gracias guapisima!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
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