miércoles, 11 de enero de 2017

Deberes De Princesa casi final...





-Señor, su hija acaba de partir y creemos que en dirección a la casa del señor Saphire –Comunicó uno de los guardaespaldas, una vez que hubo entrado en el despacho y asegurado que no había nadie más en la estancia.

Ramón sonrió levemente, girando su rostro a la ventana para mirar hacía la blanca luna.

-Supongo que hay tras ella por seguridad un coche, pero resguardado... -Inquirió con tono esperanzado. 

-Así es –Asintió el hombre trajeado de oscuro con un asentimiento de cabeza-. Como también hemos mantenido al margen a su majestad de éste nuevo movimiento –Sonrió levemente por saber lo que ocurriría si se enteraba la monarca.

-Bien – Suspiró-. Tenedme al tanto de lo que ocurra por favor –Señaló, volviendo a inmiscuir su cabeza en los documentos que tenía en la mesa.



Iba sola por la carretera, con la ventanilla bajada para sentir el fresco de la noche en el rostro, sin borrar la sonrisa que llevaba en él. 

No quería pensar de forma negativa. Ya no pensaba echar marcha atrás. Sabía que su madre con todo su corazón, había trazado un plan. Pero quería de su propia mano, solucionar aquello con Kénan.

En parte, no estaba bien el que dejaran a un lado al hombre engañado. Durante ese proceso, él estaba sufriendo.

Como también lo hacía ella.

Era el momento de decirse las verdades a la cara, si realmente querían que aquello funcionase.

Antes de llegar a la verja de la propiedad, decidió apagar las luces, para poder entrar con el coche dentro de la propiedad con sigilo, intentando no llamar la atención de los hermanos Saphire.

Decidiendo en ese instante, que era mejor dejar el coche resguardado tras unos enormes arbustos que tenía a la izquierda, dejándolo a más, encarado nuevamente a la salida.

Nunca había que dar las cosas por sentadas. Eso, lo tenía más que comprobado aquellos días.

Tras dirigirse a la parte trasera, como le había informado Norah, siendo ella la que se iba aprovechar de aquello, comprobó que la puerta de acceso trasera, comunicaba con el salón. 

Perfecto, desde allí sabía ir de sobras al dormitorio de él. Lo dificil, pasar sin ser descubierta.

Entre la oscuridad de la noche y del jardín, pudo dislumbrar a su amiga, sentada en un sillón con su atención en el móvil.

Por el momento, no había modo de acceder al dormitorio, sin pasar por delante de sus narices, tornándose su operación misión imposible.

Aquello, no podía estar pasándole por favor.

El corazón le iba a mil por hora, por varios motivos. Aquello que estaba haciendo, se sentía como si tuviera dieciséis años y fuera a robarle un beso a su novio a escondidas.

Pero ni tenía esa edad, ni venía solo por un beso. Venía a por su final feliz, dejando a todos de lado.

No estaba enfadada con nadie. Todos miraban por su felicidad, pero quería hacerlo ella misma.

Sola.

Por ello, que tenía que pasar por el maldito salón sin ser vista por Norah. Quien al parecer, tenía dudas del encerramiento de Kénan. 

¿Cuánto rato iba a estar allí de rodillas, hasta que se moviera su amiga?

Había decidido darse una ducha, por ver si conseguía relajar así, un poco la musculatura de su cuerpo.

Empezaba a notar un leve dolor de cabeza, a causa de darle tantas vueltas a lo mismo.

Pero se sentía rabioso y dolido.

Le había abierto su corazón, le había dicho que sentía lo hecho y que la quería.

¿Y ella?

Comportarse fría como el hielo. Sin querer rebajarse a que ella lo quería por ser quien era.

¡Maldita idiota! Gruñó con mal humor, abriendo la puerta del baño que había en su dormitorio, para detener sus pasos de forma brusca, bajo el quicio de la puerta.

Borracho no estaba, porque a causa de estar allí su hermana, sabía de sobras que habría escondido todo el alcohol de su casa.

Por ello, que había ido al llegar a casa directo a su dormitorio, sin pensar detenerse siquiera en el salón para atacar al mini-bar.

De modo, que la nerviosa Jacqui que había parada en medio de su dormitorio, mirándolo fijamente, era real.

No había escuchado el timbre de la verja, ni tampoco se había acercado una preocupada Norah, para prevenirle de su llegada.

Aquello era raro.

-Hola -Saludó nerviosa, estrujando sus manos.

Kénan, achicó por un segundo sus ojos en silencio, estudiando lo que podía significar el que ella, se hallara allí.

-Vaya -Silbó de modo petulante-, no hay nada como ser poseedora de un título real, para que hagan oídos sordos a los deseos de uno, y éstos cumplan todos los tuyos bajo coacción. ¿Es así como  has entrado y no me han dicho nada, príncesa de hielo?

Sí, estaba muy enfadado con ella.

Tensó su espalda, mientras sentía como un frío le recorría por la espalda, al no querer aceptar nuevamente aquel tono de voz en él.

Ahora, sí que era como volver a su juventud. Sus anteriores nervios se habían esfumado, al comprender que tenía enfrente suyo a un Kénan, que para nada era el que había estado días atrás con ella.

Estaba asustada, lo confesaba. Aquel timbre de voz, solo le traía recuerdos dolorosos. Pudiendo ser aquello, una señal a como iba acabar la noche.

Su corazón aníquilado para siempre.

-Nadie sabe que me hallo aquí -Habló al fin con cierto resentimiento.

-Es verdad -Rió con falsedad, acercándose a unos pasos de ella, sin apartar su mirada de ella-. Se me olvidaba que últimamente, prefieres ése modus operandis conmigo.

Jacqui frunció el ceño.

-Vamos mí príncesita -volvió a sonar socarrón-, no lo niegues. Solo me quieres para tí, cuando estamos fuera del ojo público.

-Comprendo que te halles enfadado trás...

Tuvo un intento de explicarse, tras haber cogido aire profundamente. Pero él no dejó que avanzara más en sus palabras, al romper en una fuerte carcajada.

-¿En serio me comprendes  Jacqueline? -Alzó un brazo, para llevar su mano a la barbilla de ella y poder alzarle el rostro y así, mirarla de más cerca con su brillo de burla y frialdad.

-¿Por qué estás haciendo ésto? -Se acercó a preguntar, aún con el calor de los dedos de él en su barbilla.

-¿Haciendo el qué? -Se alzó de hombros tras soltarle el rostro-. Le molesta mi forma de dirigirme a usted, su alteza -Alzó entonces la comisura de sus labios, dándole a entender que aquella iba a ser su actitud con ella.

-¿Ahora pones por delante mi título? -Alzó entonces ella una ceja, intentando sacar valor de donde podía para poder enfrentarlo-. ¿Ya no me tratas como tu esposa?

Aquella vez, quien frunció el ceño con furia fue Kénan.

-Si mal no recuerdo, me tienes citado en los juzgados porque no te gusta ése otro título.

Jacqui se cruzó de brazos, para soltar un pequeño resoplo al tiempo que se mordía el labio.

-Éso, no es del todo cierto...

-¡Joder mí princesa! -Medio vociferó y carcajeó con sarcasmo-. Creo que yo y todo Mónaco, ha llegado a esa conclusión tras escuchar tus palaras, después de mí confesión. 

Los ojos de Jacqui, comenzaban a brillar por el asomo de unas lágrimas.

-Si has venido por un último polvo, para consolarme -Comenzó hablar, pero acortando la distancia entre ellos con dos pasos, para agarrarla de muy malas maneras del brazo-. Que sepas, que tu viaje ha sido en balde -Soltó con terquedad, comenzando arrastrarla hacia la puerta del dormitorio, para abrirla al momento con gran ímpetu con su mano libre, sin percatarse ninguno de los dos de la presencia de Norah a pocos metros, con rostro pálido por lo que estaba presenciando-. ¿Tienes miedo  a perder el cariño de tu pueblo?

-¡No! -Logró exclamar con voz rota y sin detener la caída de sus lágrimas.

-Fíjate, que por mucho que hubieras venido a rectificar tu respuesta -con un fuerte empellón, la sacó del dormitorio, dándole igual las lágrimas que bañaban su pálido rostro-. Créeme, que ahora quien ofrece rechazo soy yo -Soltó con un bramido, cerrando la puerta con gran violencia.

Por unos minutos, se quedó allí quieta, observando la puerta del dormitorio cerrada, mientras que sus oídos aún zumbaban a causa del fuerte golpe de ésta, sin contar como su mente le repetía una y otra vez, las palabras de rechazo de Kénan.

Ahora sí.

Su vida estaba hundida. Iba a estar sola para siempre. Daba igual cuanta gente tuviera a su alrededor...  Él, era su mundo.

-Jacqui -Susurró Norah ya a su lado, con mucho cariño, mientras la cogía de su mano izquierda con delicadeza, consiguiendo así que supiera de su presencia-. ¿Qué ha ocurrido? -La miró preocupada a sus anhegados ojos-. ¿Cuándo y cómo has entrado en su dormitorio?

Jacqui, después  de mirarla por unos segundos o minutos en silencio, pero con su llanto volvió a romper el silencio del pasillo con un gemido profundo de su garganta.

-Ahora sí que lo siento -Habló con voz rota, soltándose del suave agarre de su amiga, para comenzar alejarse de allí-, el apodo de tu hermano de príncesa de hielo, se acaba de volver real -Sorbió su nariz, al tiempo que intentaba detener con una fuerza bruta sus lágrimas-. Mi corazón, se acaba de sumergir en un frío invierno para siempre -Rió unas milésimas de segundo con profundo dolor de su desgracia-. Es curioso verdad, que se volviera ése mote real...

-¡No! -La detubo cortante su amiga-. No te digas eso, no te castigues así por la idiotez de mi hermano... -Le acarició con cariño su mejilla izquierda.

-¿Seguro que el idiota aquí, es tu hermano?

Norah, suspiró negando con su cabeza en silencio, para rodearle la cintura con su brazo derecho.

-Ven, vayamos al salón para calmarnos un poco -Ordenó en apenas un susurro, emprendiendo la marcha con ella.

Pero cuando llegaron al salón, Jacqui con gran rotundidad, se negó a tomar asiento, ni a beberse un thé.

-Debo irme -Se soltó de su sujección, intentando sonreír por el apoyo de su amiga, pero apenas fue un amago de alzamiento de sus comisuras-. Es su casa y me echó de aquí, como bien oíste -Se alzó de hombros-. No pinto nada aquí... -Su voz sonó quebrada-. Solo soy un estorbo ahora.

-Por qué te rindes ahora -Habló con suma tristeza y tambien un asomo de sus lágrimas-. Siempre has sido fuerte, has aguantado miles de tormentas -Una lágrima resbaló con delicadeza al no tener fuerza de voluntad-. Siempre estube muy orgullosa de tu persona, de tu fortaleza -Alzó un brazo hacia ella-. Ahora te miro, y apenas reconozco en tí a esa amiga mía tan preciada ¿Para qué viniste ésta noche?

-Para decirle la verdad de los juzgados -Su voz carecía de ilusión alguna-. Y mis sentimientos...  No quería esperar ni un minuto más -Se alzó de hombros-. Pero no hizo falta abrir la boca, en verdad, me sirvió para no hacer el rídiculo en los juzgados.

-¡No! -Soltó Norah con rabia-. Eso ni lo pienses, solo tenéis que calmaros y volver hablar...

-Creo que es mejor así -Avanzó un paso hacia la salida-. Ya todo terminó, nada más que esconder -Sonrió levemente-. Ánimo, pasado un año, será todo un leve recuerdo amargo. Cada uno, hará su vida normal, tranquila... -Se limpió las lágrimas con cierto ímpetu-. Solo hay que dejar que el tiempo haga su trabajo, Norah.

-Difiero en toda ésta charada que acabas de soltarme...

-Y yo... -Interrumpió una voz masculina perteneciente al amigo de Kénan-. ¿Qué ocurre? -Caminó hacia ellas, tras haber aparecido por la misma puerta que Jacqui timepo atrás.

Pero ella, solo le dedicó una amable sonrisa antes de girarse nuevamente a su amiga, para fundirse                                                  en un corto abrazo con ella.

-Pero tú, no dejes pasar más el tuyo -Se despidió con un medio susurro, emprendiendo al momento la marcha de allí.


                                           ***

-¡Largo! -Vociferó como una bestia mal humorada, cuando escuchó como intentaba su hermana acceder al dormitorio.

Se hallaba sentado en el suelo, con la espalda apoyada en la cama y de muy mal humor, por como había acabado al final todo el asunto.

No quería escuchar a su hermana, como defendía a su amiga por su comportamiento con ella. Sabía que no había actuado bien. Pero era la única manera, para no escuchar sus palabras de compasión hacia él. 

No quería sentir como se desquebrajaba aún más su corazón.

-¡Abre la maldita puerta! -Soltó Norah, aporreando ésta con sus puños de forma repetida. 

-¡No estoy de humor! -Volvió a vociferar en dirección a la puerta.

-¡Lo que no estas, es bien de la cabeza idiota! -Soltó la chica con mal humor desde el otro lado de la puerta, dejando de aporrearla.




¿Y ME DEJAS AQUÍ? ¿Y LOS BESOS? ¿Y LA RECONCILIACIÓN? GRRRRRRRRRRRR

Sólo por éso jajaja lo subo así. Fin.de semana el desenlace 😂😂😂😂😄😄😄😄😄

3 comentarios:

  1. ¿¿EN SERIO?? ¿¿CASI FINAL??
    ¿¿Sabes lo q llevo esperando por este final???
    Jopeeee EJ... quiero mi final 😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭

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    Respuestas
    1. Lo sientoooo es que al escribirlo de mi mente,se me hace más largo. De modo,que sí el siguiente ya finalizados
      Muchos besos

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