Los días volvieron
a su gris transcurrir y cada uno de ellos a la rutina que había establecido.
Lo único que logró
animar a Cole y sacarlo de sus oscuras cavilaciones fue que finalmente pudieron
encontrar pruebas de las fechorías de Malone. Habían encontrado evidencia de
que era el responsable del incendio en los depósitos y otros delitos en su
contra. Tanto tiempo de feroz vigilancia
había dado sus frutos y ahora la policía de Londres lo buscaba, porque
lamentablemente estaba prófugo.
Aunque Cole también
tenía a toda su gente buscándolo, pronto lo atraparían y él podría relajarse.
Sin embargo, cuando
Bart entró llamándolo a los gritos supo que no eran buenas noticias.
-Cole…vieron a
Malone y algunos de sus hombres, iban hacia la calle Baker.
-¿Por qué …? – empezó a preguntar pero inmediatamente
supo la razón, y temió que ya fuera tarde- ¿Hay alguien cuidándolas?
-Sólo un hombre, ya
sabes ,tratamos de ser discretos. Y nunca pensé…
-No hay tiempo –
dijo Cole y salió corriendo, no había
medio suficientemente rápido así que lo único que atinó a hacer fue buscar un
caballo, no era su medio preferido pero era el más rápido. Ni el coche , ni ir
corriendo bastaría. Montó al animal y empezó una cabalgata enloquecida. Creyó oí a Bart
llamarlo, pero no le importó, ni siquiera recordó su aversión por cabalgar.
Habían terminado de
cenar cuando escucharon ruidos extraños afuera. Abigail estaba por ir a ver qué
sucedía cuando la puerta fue abierta
bruscamente y entraron cuatro hombres desconocidos. La madre de Aby dejó caer
los platos que llevaba en las manos y corrió hacia su hija gritando.
Los hombres
parecían venir de una pelea pues tenían heridas menores e iban desarreglados.
Abigail pensó que eran ladrones, pero luego tuvo un pensamiento mucho peor,
retrocedió instintivamente y trató de llegar a su madre, pero se les
abalanzaron antes de poder hacerlo.
Las dos mujeres
gritaron . Uno de ellos atrapó a Abigail que se removió, pateó y mordió, pero
no pudo soltarse
-Tú, eres la mujer
de ese bastardo. Él te puso esta casa…- dijo quien parecía el líder acercándose
a ella y en ese momento la joven supo de quien se trataba. Sintió miedo.
Malone la tomó del
brazo con fuerza y se pegó a ella.
-Ese cabrón va a
enojarse si te lastimo, ¿verdad?.Aunque no entiendo por qué, parece que le
importas mucho…- le dijo y ella le lanzó una patada tratando de zafarse.
Aquello pareció enfurecerlo más y la arrastró hacia la mesa que había a pocos
pasos mientras la chica se retorcía – Vamos a probar qué le gusta tanto a Cole
Bailey de ti- dijo y la subió a la mesa
al tiempo que le levantaba la falda.
-¡Abigail!- gritó
su madre desesperada intentando liberarse de quienes la retenían, pero le
dieron una bofetada que la lanzó contra la pared dejándola atontada.
-¡Mamá! – gritó la
chica preocupada, pero una mano de
Malone fue hacia su escote y desgarró el frente del vestido, mientras con la
otra mano la mantenía inmovilizada. Abigail quería gritar y llorar, pero no iba
a darle el gusto a aquel monstruo, lo que quisiera de ella tendría que
arrancarlo por la fuerza , pero no le
daría sus lágrimas.
El hombre se acomodó entre sus piernas y ella sintió un profundo asco al tenerlo así de cerca.
El hombre se acomodó entre sus piernas y ella sintió un profundo asco al tenerlo así de cerca.
-¿No vas a rogar? –
dijo y la tironeó del cabello corto para obligarla a mirarlo. Abigail sacudió
la cabeza para soltarse y lo vio sonreír
lascivamente – Eres bastante salvaje, va a ser divertido domarte – dijo
y ella tembló , su madre estaba allí…y Cole…él iba a condenarse por su culpa, y
ella…ni siquiera quería pensar en el
horror que se cernía junto al cuerpo de aquel hombre. Forcejeó y cuando lo
sintió apretarse contra ella, lo mordió con fuerza en el brazo, él al golpeó.
Luego lo sintió desabrocharse los pantalones y volvió a removerse, pero uno de los otros hombres lo ayudó a
sujetarla.-Basta de juegos – le dijo Malone.
Abigail cerró los
ojos un breve segundo y contuvo la respiración. En ese
instante fue como si una tormenta se
desatara. Primero los ruidos y luego el cuerpo del hombre que estaba sobre ella
fue apartado con violencia.
Cole estaba allí.
Los hechos se
desarrollaron vertiginosamente, los hombres lo atacaron pero él devolvió golpe
por golpe , derribándolos y se lanzó sobre Malone.
Aby lo observó, ese
Cole era un desconocido, comprendió que ese era el de la calle, el que había
sobrevivido gracias a sus puños implacables y sus reflejos acerados.
Otro hombre entró a
la casa, justo cuando los compañeros de Malone se levantaban, iba bastante maltrecho y la chica pensó que
atacaría a Cole, pero parecía estar de
su lado, pues fue a detener a los atacantes.
Ella aprovechó ese
instante para ir hacia su madre.
-Mamá, mamá, ¿estás
bien? – la llamó asustada y la mujer asintió. Aún estaba algo aturdida por el golpe , y tenía un moretón en
la sien, pero por lo demás parecía ilesa.
Y luego la atención
de la joven fue atraída por los sonidos sordos de golpes, Cole tenía a Malone
en el suelo y no dejaba de darle puñetazos. Al mismo tiempo llegó Bart,
acompañado de la policía y otros hombres.
Ella corrió hacia
Cole que parecía incapaz de frenarse a sí mismo.
-Cole detente, ya
basta. Cole, por favor, vas a matarlo – insistió viendo al hombre
sangrando ante el ataque feroz de
Bayley- Cole -volvió a llamarlo y le tocó los hombres aunque temía salir
despedida por los movimientos violentos
de él.- Cole… - llamó de nuevo y él se detuvo y volvió a mirarla. Y se aplacó.
Se levantó dejando a Malone en el suelo, Bart y la policía se hicieron cargo de
los asaltantes y él se quedó observándola.
-¿Estás bien? –
susurró manteniendo la distancia.
-Sí…- susurró ella
y él se espantó del estado en que estaba ella, por su culpa. Ropa desgarrada,
despeinada, la marca de un golpe en la mejilla. Titubeante se le acercó , se quitó el abrigo y la cubrió. Abigail aprovechó
ese instante y se abrazo a él. Fue entonces cuando notó que ella temblaba.
-Aby, ¿estás bien?-
preguntó como si estuvieran solos, mientras a su alrededor había un gran
despliegue. La policía arrestaba a los hombres, Bart se encargaba de dar la
información necesaria y asegurar que Cole declararía luego, uno de sus hombres
ayudaba a Beatriz Owen. Retiraban a los malhechores de la casa. Y Ellos seguían
allí como si no hubiera nadie más.
La joven sintió que
las fuerzas la abandonaban al tiempo que las lágrimas que había controlado tan
tenazmente se derramaban al sentirse segura en los brazos del hombre que amaba.
Él se asustó.
-Aby…¿ estás bien?
¿Te lastimó…? ¿Llegué a tiempo?- preguntó sin poder quitarse la imagen que
había visto al llegar. Ella seguía llorando y él estaba aterrado. La levantó en
brazos, se sentó en un sillón cercano con la muchacha acurrucada contra él.- Ya
estoy aquí, lo siento, Aby, lo siento. Mi amor, mi amor, ¿estás bien?
Respóndeme.- dijo cada vez más preocupado. Ella levantó su mirada.
-Estoy bien, no
pasó nada, estoy bien. Gracias por estar aquí – respondió titubeante y él la
envolvió, aunque intentando ser cuidadoso.
-Tenía tanto miedo,
perdóname, perdóname. Si algo te hubiera sucedido…- dijo y Aby levantó la mano
para acariciarle la mejilla.
-Estás lastimado.
-No es nada, amor
mío.- respondió y acarició la cara de ella, era tan pequeña, tan frágil, y él
la había sumergido en el horror.
-¿Puedes besarme?-
preguntó la joven y él se sorprendió.- Por favor, Cole. Necesito…- dijo sin terminar su frase y él entendió. Necesitaba
borrar lo sucedido. Bajó la cabeza y la besó muy suavemente. Sin controlarse,
ella volvió a llorar, había estado tan aterrada y ahora estaba allí, envuelta
en la calidez de Cole, segura, y aunque
hubiese estado en el infierno por unos momentos, agradecía que ahora él hubiese
vuelto a su lado.
Cole la mantuvo
abrazada a sí mismo hasta que ella pareció calmarse.
Beatriz Owen los
observó en silencio.
Fue Bart quien
carraspeó y los hizo ser conscientes de la realidad.
-Señor, creo que
sería mejor llevarlas a la mansión por esta noche, no pueden quedarse aquí – dijo interrumpiendo. Entonces los dos
jóvenes se separaron, Aby se puso en pie y Cole también, pero la tomó de la mano para transmitirle
seguridad y porque realmente no podía soltarla, casi como si temiera que se
desvaneciera..
-Es verdad, no
pueden quedarse aquí. Por favor, por esta noche vengan a mi casa – dijo mirando
a Beatriz Owen. La mujer asintió levemente. En ese momento Abigail apretó la
mano del hombre y luego se soltó para ir con su madre. Bart las guió hacia el
coche que esperaba en la puerta y Cole los siguió, aún alerta, vigilando que
todo estuviese bien.
Viajaron en silencio y al llegar a la mansión
fue Antoniette quien expresó en voz alta
el horror al ver el estado de las mujeres cuando entraron.
-¡Oh santo cielo!
¡¿Qué sucedió criatura?!
-Por favor prepara
habitaciones para ellas, y un baño caliente y lo que necesiten. Bart, busca al
médico – ordenó Cole y su amigo asintió, mientras Antoniette iba a buscar a Nelly para que la ayudara a
preparar todo. Regresó inmediatamente e incluso trajo algo de su propia ropa
para Abigail.
- No se nos ocurrió
traer ropa…- dijo Beatriz agradecida al ser consciente de la ropa rota y del
abrigo de Cole manchado con sangre que cubría a su hija.
-No se preocupen,
yo me encargaré de todo – dijo la francesa y
con su decisión habitual las llevó escaleras arribas y antes se giró
hacia su jefe- Yo las cuido, no se preocupe.
Y así fue, se
encargó de que las mujeres se dieran un baño caliente y cambiaran sus ropas.
También las acompañó cuando llegó el médico
y una vez que el galeno aseguró
que más allá de los moretones, estaban bien, se encargó de acomodarlas en sus
habitaciones.
-Una habitación es
suficiente- protestó Beatriz Owen cuando
le dieron a cada una un cuarto de huéspedes.
-Abigail está en la
habitación de al lado, no se preocupe, pero es mejor que tengan cada una su
espacio esta noche. Quiero decir, esa
muchacha tiende a hacerse la fuerte si hay alguien cerca, creo que quizás esta
noche necesite un momento a solas para
dar rienda a sus emociones si lo necesita. ¿No le parece? Discúlpeme si
soy muy entrometida.
-No, tiene usted
razón, tampoco quiero que ella se preocupe por mí, esta noche. Ya pasó por
mucho.
-Entonces descanse,
señora. Es lo que aconsejó el médico.
-Llámame Beatriz,
por favor.- pidió.
-Trataré –
respondió Antoniette y luego fue a ver a Abigail.
-¿Mi madre? –
preguntó al verla entrar.
-Está bien, también
escuchaste lo que dijo el médico, y la viste hace poco. Ahora tienes que dormir, pequeña.
-Pero…
-Sin peros. Vamos a
dormir – dijo la mujer y cuando la muchacha se acostó, se sentó junto a ella y
le empezó a cantar suavemente en francés, hasta que Abigail cerró sus ojos.
Entonces se retiró.
La joven
durmió un par de horas pero luego se
despertó gritando atormentada por pesadillas. Su madre la escuchó desde la
habitación de al lado y corrió a socorrerla, pero al llegar a la puerta se
encontró con Cole que también llegaba corriendo. Era obvio que no había
dormido, sino que había estado vigilando por si Abigail necesitaba algo. El
hombre se mostró cohibido, ella lo ignoró y entró a la habitación, se acercó a
la cama de Aby mientras él la seguía en silencio y esperaba guardando distancia.
-Sólo fue un sueño ¿Estás
bien, hija? – preguntó la mujer acercándose a ella y acunándola.
- Sí, estoy bien –
dijo aún turbada. Luego se separó de su madre y vio a la alta figura que las
observaba – Cole…- musitó.
Beatriz le dio una
palmaditas cariñosas en la mano y se puso en pie.
-Voy a buscar un té
para Abigail, ¿puede cuidarla? – preguntó y él asintió- Apenas la mujer
atravesó la puerta, corrió hacia ella que le extendió la mano para llamarlo a
su lado.
-¿De verdad estás bien?
-Sí. Sólo fue un
sueño. Estás aquí.- dijo ella y Cole le
acarició la frente como si así pudiera despejar su mente de los malos recuerdos.
-No dejaré que nada
te pase. Vuelve a dormir- prometió sosteniéndole la mano.
-No te vayas, no te
vuelvas a ir…- musitó ella acomodándose de nuevo para dormir y sin soltarle la
mano.
-No me iré, Aby,
duerme.- insistió y se quedó a su lado hasta que la joven volvió a caer en un
profundo sueño.
Beatriz iba hacia
la cocina cuando Se encontró con Antoniette que salía a su encuentro en camisón
y bata.
-Señora Owen,
¿necesita algo?
-Iba a preparar un
té para Abigail, acaba de despertar por las pesadillas.
-Ya se lo hago, y
uno para usted también.
-No es necesario.
Vaya a dormir, es muy tarde.
-No se preocupe, no
dormía, estaba despierta por si alguien necesitaba algo, ha sido un día muy
difícil para todos, ¿cómo podría dormirme? Vamos, venga conmigo.- dijo y la
llevó con ella. Le sirvió un té y se ofreció a llevar el de Aby.
-Antoniette, por
favor pídale al Sr. Bayley que venga a hablar conmigo.
-Lo haré. Es un
buen hombre, puede no parecerlo, pero lo es.- sentenció la francesa antes de
subir con la bandeja.
Cuando llegó a la
habitación, Aby estaba dormida y Cole se mantenía vigilante a su lado, aunque
se volteó sorprendido al escuchar que alguien entraba.
-Traje el té- dijo
la sirvienta.
-Está dormida-
susurró él.
-Yo la cuido, usted
baje. La señora Owen lo está esperando- le informó Y Cole hizo una mueca
desganada, besó a Abigail en la frente y se puso de pie.
-Cuídala.
-Mejor preocúpese por
usted mismo, yo me ocuparé de ella.- lo aconsejó.
Cole bajó las
escaleras como si fuera al cadalso, en aquel momento Beatriz Owen le daba más
miedo que cualquier otra persona.
La mujer estaba
sentada con la taza humeante de té delante
suyo, era obvio que estaba pensando en algo más. El joven carraspeó para no
sobresaltarla y luego se acercó a ella, pensó que lo mejor era ser directo.
-Le pido perdón por
todo lo que sucedió, sé que mis palabras no alcanzan y que por mi culpa usted y
Abigail salieron dañadas, no me lo voy a perdonar nunca….
-Cuando ella se
quemó y arrestaron a su padre, durante muchas noches se despertó gritando en
medio de pesadillas, todo lo que no podía expresar despierta la atormentaba en
sueños. Seguramente pasará lo mismo esta vez- dijo la mujer y él bajó la
mirada.
-Lo siento, lo
siento mucho más de lo que pueda expresar con palabras. La alejé de mí para que
nada le pasara, intenté protegerla. Sé que no soy adecuado para ella, pero…
-Siéntese – lo interrumpió Beatriz Owen y él obedeció
inmediatamente.
-Señora Owen…
-La ama- dijo ella
y no era pregunta, era una aseveración, casi como si se lo dijera a ella misma.
-Sí- reafirmó él.
-La ama más que a
sí mismo.
-Siento no haberla
protegido.
-Protéjala ahora –
dijo la mujer y él la miró incrédulo- Protéjala desde ahora en adelante, hágase
responsable de las pesadillas y no deje que nada le vuelva a pasar jamás.
-¿Puedo quedarme a
su lado?- preguntó temeroso.
-No- dijo ella y lo miró fijamente- Cásese con ella.
-Creí que me odiaba
– dijo Cole casi sin pensar.
-Los vi a ambos, no
importa lo que yo pienso, Sr. Bayley. Sé lo que vi, aún en las peores
circunstancias mi hija lo ama, no va a sentir eso por otro, no va a cambiar. Y
usted, la ama de la misma manera, la
protegería aún a costa de su vida. Sufre si ella sufre y es feliz si Abigail lo
es. Seguramente debe haber hombres mejores y más adecuados para mi hija, pero
ahora entiendo que nadie la va a amar como la ama. Eso tendrá que bastar- dijo
ella y Cole tomó las manos de la mujer
entre las suyas ,conmovido, acababan de darle el regalo más grande de toda su vida.
-Gracias – susurró-
gracias.- Y la madre de Aby asintió levemente con la cabeza.
Abigail despertó
cuando apenas amanecía, iba a levantarse pero notó que algo se lo impedía,
sorprendida notó que Cole estaba sentado junto al lecho y se había dormido
apoyando medio cuerpo sobre la cama.
Casi temiendo que
se desvaneciera o que entrara su madre o alguien se lo llevara de su lado, le
acarició el cabello oscuro. Él abrió los ojos.
-¿Estás despierta?
-¿Qué haces aquí,
Cole?
- Me quedé por si
volvías a tener pesadillas y quería verte cuando despertaras.
-Mi madre…
-Dijo que puedo
quedarme contigo.
-¿Te dejó dormir
aquí?
-Para siempre, dijo
que puedo quedarme contigo para siempre, pajarillo.
-¿De qué estás
hablando? – preguntó confusa ya que acababa de despertar.
-Nos dio permiso.
Así que , Abigail Myrtle Owen, cásate conmigo – pidió y extrajo el anillo que
llevaba guardando tanto tiempo.
-¿De verdad? –
preguntó y él asintió tomando su mano.
-Di que sí,
Pajarillo. Después de todo acabamos de dormir juntos, así que deberás casarte
conmigo.- dijo sonriendo por primera vez en mucho tiempo.
Abigail extendió la
mano para aceptar el anillo y luego le
echó los brazos al cuello para abrazarlo.
Él no pudo resistir
la tentación y la dio un beso fugaz.
-Tu madre …- dijo
cuando ella se quejó al apartarse.
-Mi madre – dijo
ella levantándose de la cama, y así en camisón, fue corriendo hasta la
habitación de su mamá. La mujer acaba de levantarse y estaba cambiándose cuando
ella la abrazó con fuerza.
-Gracias, gracias
,mamá.
-Sé feliz, Abigail-
dijo la mujer con cariño y rogando no equivocarse.
-Ya lo soy – dijo
la joven y le mostró el anillo a su madre.
Cole y Aby
programaron la fecha de su boda para después de que liberaran al padre de
Abigail de prisión, aunque Cole hubiese preferido casarse inmediatamente, temía
que el progenitor de la joven se
opusiera o surgiera algún otro contratiempo que los separara.
También despidió
definitivamente a Aby de su trabajo en la mansión y les consiguió una nueva a
casa a ella y su madre, a pesar de las protestas de su futura suegra.
Además aprovechó su
nuevo estatus de prometido y le compró todo lo que había deseado regalarle,
aunque la chica no dejaba de fruncir el ceño cuando lo veía llegar con un
paquete nuevo.
Y Abigail no dejó
de rondar por la mansión y estar tan
cerca como fuera posible haciendo que Cole fuera inmensamente feliz.
En aquel preciso
momento, mientras Bart le pasaba unos informes no dejaba de sonreir.
-¿Estás feliz? –
preguntó casi molesto porque su jefe no se concentraba.
-Sí – respondió y
lo hizo reír.
-¿Y qué es ese
aroma?
-Dulce de manzana,
Antoniette y Abigail decidieron hacer dulce. Acabo de verlas en la cocina, esa
muchacha tiene más dulce encima de ella que el que hay en la olla. Hasta sus
rizos están pegoteados. Nelly y
Antoniette ya no saben qué hacer con ella.
-A veces cuando
pienso que será la señora de esta casa, siento algo de temor – confesó Bart y
Cole sonrió ampliamente.
-También yo.
-No lo parece.
-Bart…
-¿Sí?
-Ella lo valió
todo. Si puedo tenerla a ella, los días oscuros valieron la pena.
-Ya no pienses en
el pasado , Cole. Ahora sólo vive el presente y sé feliz.
-Eso es lo que
planeo – respondió y su amigo asintió aliviado, había temido que aquel muchacho
terminara mal, ahora sentía que una jovencita menuda y valiente , iba a
mantenerlo a salvo. Se sentía agradecido.
El tiempo pasó y
fueron días felices. El padre de Abigail fue liberado y aceptó a Cole después de tener una larga
conversación con él y después que Abigail le dijera cuánto había tenido que ver
su prometido en su liberación y lo mucho que lo amaba. Incluso Beatriz Owen
habló a favor de Bayley, así que no hubo mucho que decir.
Los padres de Aby
decidieron instalarse, después del casamiento, en una de las propiedades que
Cole tenía en el campo, declinaron vivir junto a ellos en la mansión y
prefirieron estar alejados de la vida
social, disfrutando del aire libre y la tranquilidad.
La ceremonia y el
festejo fueron sencillos, sólo la familia y amigos muy cercanos estuvieron
presentes. Cole había querido hacer una fiesta grande y algo memorable, pero
Abigail se había negado, ese día cuando se convirtieran en marido y mujer sólo
quería tener a la gente cercana y querida a su alrededor, gente que de verdad
bendijera aquella unión y les deseara felicidad.
Así fue, una boda
pequeña, íntima y emotiva. La hermosa novia ataviada con un bellísimo vestido
sólo tenía ojos para su apuesto novio, y él sólo veía a aquella muchacha cuando
juró estar a su lado para siempre.
También el festejo
fue breve y frugal. Comieron algo, disfrutaron del exquisito pastel de bodas
que había preparado Antoniette y bailaron en el jardín de la mansión.
Luego todos se
retiraron y los dejaron solos, incluso la gente de la mansión se escabulló para
darles espacio.
Se habían dicho que
se amaban innumerables veces aquel día, pero siguieron diciéndoselo cuando Cole
la levantó en brazos para llevarla a la habitación, cuando se miraron descubriendo
que realmente estaban casados, cuando se besaron y se tocaron con anhelo y
timidez.
-Mi esposa…-
susurró él mientras quitaba la corona de flores que había ceñido los rizos de
Abigail. Su cabello había crecido bastante y ya le llegaba a los hombros.
-Mi esposo- dijo
ella a su vez mientras le desataba la ancha corbata que parecía haber estado
asfixiándolo. Y al acariciar el cuello masculino pudo percibir los fuertes
latidos.
Él la guió
suavemente hacia la cama y, en medio de palabras cariñosas, se dedicó a
quitarle el vestido.
Un rato después, Cole estaba seguro de haber desabrochado al menos cincuenta diminutos botones de perlas, cuando
el segundo se le había resbalado entre los dedos, había deseado rasgar el
vestido, pero no quería espantar a Abigail, así que había seguido con mucha
paciencia, desprendiendo uno a uno.
-Listo…- exclamó al desabrochar el último y se detuvo a respirar un
segundo. Estaba nervioso, le temblaban las manos.
-¿Estás bien?- preguntó Aby.
-No, nunca estuve tan aterrado en toda mi vida. Ni siquiera sé qué hacer
a continuación- dijo sinceramente.
-Creo que quien debería estar aterrada debería ser yo, es mi primera vez,
soy la inexperta – dijo ella y él se arrodilló delante suyo.
-No de mí, nunca te asustes de mí, Abigail. No te haré daño, voy a
cuidar de ti, ahora y siempre.- dijo con intensidad , mirándola a los ojos.
-Lo sé…- musitó porque lo que en verdad le asustaba más allá de la
cuestión física de la primera vez que se unieran, era no complacer a Cole, no
ser suficiente para él. Pero confiaba en su esposo con todo su corazón.
-Y lo que dije es cierto, estoy
más aterrado que tú. Es mi primera vez también.
-Mentiroso. – le dijo entrecerrando los ojos, recordaba muy bien a
aquella Hannah.
-Oye pajarillo, es verdad. Nunca antes me acosté con una mujer que amara. Esto es totalmente
nuevo…- dijo y era una verdad absoluta, hasta había comprado una cama nueva,
una que fuera sólo de ellos dos, para un nuevo comienzo.
-No te preocupes, voy a cuidar de ti- dijo ella sonriendo complacida por
sus palabras, estaba feliz de ser especial y no una más- Y me parece que lo que
sigue es que me beses.
Cole le devolvió la sonrisa y la besó. Siguió besándola un largo tiempo.
Luego terminó de desvestirla y la acarició con suma delicadeza, atesorándola,
como jamás lo había hecho antes con nadie.
Mucho después, mientras le enseñaba a recibirlo en su interior, fue ella
quien le enseñó a amar con cuerpo y alma.
Y fue maravilloso para ambos.
Lo primero que vio al despertar fue a la jovencita rubia cubierta por
las sabanas, dormida plácidamente a su lado y apoyando una mano sobre su pecho
como para no perder el contacto aún en los sueños.
Nunca antes se había sentido tan bien, tan agradecido de despertar a un
nuevo día, tan maravillado de la existencia de otro ser humano. La observó un
rato pendiente de cada gesto, de su respiración, hasta que ella entreabrió los
ojos y le sonrió muy levemente.
Cole tomó la mano de ella y la besó, al hacerlo notó que debajo de las
marcas de quemaduras en su palma había algo más. Aby se acercó a él
acurrucándose contra su hombro.
-¿Es un lunar…? – preguntó curioso queriendo conocer cada centímetro de
ella.
-Es mi corazón – respondió Aby- Mi padre siempre decía que yo andaba con mi corazón en la mano y que eso
me traería problemas.
-¿Corazón?
-Antes tenía un lunar con forma de corazón, ahora queda una parte, ya casi no se nota – dijo ella y como si un rayo lo golpeara, Cole supo la
verdad.
-¿Estudiabas piano en la calle Sloane? – preguntó ansioso.
-Sí, hace muchos años, antes de
la bancarrota ¿cómo lo supiste? ¿Te lo dijo mi padre? –le preguntó somnolienta.
-Es una larga historia.
-¿Me la vas a contar?
-Algún día, pajarillo. Algún día…- dijo y la atrajo hacia sí y la besó.
La besó como llevaba veinte años queriendo besarla.
Un año después
Cole llegó a su casa y se quedó un rato observando a su esposa que
tocaba el piano, pronto notaría su llegada, pero ahora estaba tan concentrada
que no se había dado cuenta y él podía
mirarla.
Ahora sabía la historia completa , la familia Owen había sido una
familia acomodada, de hecho su suegra provenía de una familia noble, pero los
negocios habían salido mal y además su
suegro había sido engañado por gente inescrupulosa, así había terminado preso y
su familia en la calle.
Su esposa había sido alguna vez una princesa, pero se había adaptado a
las circunstancias y no había perdido su brillo. Y lo más importante había
llegado hasta él.
Había sido muy tonto al creer que la mujer que buscaba era alguien como
Victoria, una niña que se había preocupado por un marginado como él, debía
haberse convertido en una mujer que rescataba gatos callejeros, que trepaba
árboles para bajar cometas, que se preocupaba por los demás y trabajaba sin
descanso. Debía ser alguien con un corazón hermoso. Había estado ciego, pero
aún así algo en su interior la había
reconocido. Afortunadamente.
Sonrió porque su esposa era una verdadera preciosura, su melena rubia ya
llegaba hasta la espalda y llevaba un
bonito vestido azul, aunque nada lujoso. A excepción de cuando iban al teatro o
a algún evento importante, Abigail prefería la ropa sencilla. Aún así, ahora
que no estaba tan delgada y que no debía preocuparse por sobrevivir, había
florecido. De hecho ,era muy consciente de las miradas de admiración que le
dirigían los otros hombres, en otras épocas eso hubiese bastado para que
empezara una pelea, pero ahora no.
Trueno lo descubrió y empezó a maullar, eso lo delató. Aby se giró y lo
vio allí, sonrió ampliamente y corrió hacia él.
-¡Cole, llegaste!
-¡Feliz aniversario Abigail Bayley! – le dijo y la besó tan pronto ella
llegó hasta él.
-¿Y mi regalo? – preguntó bromista porque lo único que en verdad deseaba
era compartir muchos años más con aquel hombre.
-Aquí está- dijo Cole y extrañamente no sacó de su bolsillo ni una joya
ni nada extravagante, sino una galleta. Abigail lo miró sin entender- También
tengo una historia – dijo él.
-Creo que eso me gusta más, ¿qué tipo de historia?
-Una vez dijiste que todos tenemos algún recuerdo feliz en el pasado,
tienes razón, voy a contarte sobre eso. Y también sobre la princesa rubia con
la que quería casarme.
-No creo que me guste entonces – dijo ella, aquella antigua pretensión
de Cole siempre le resultaba dolorosa. Estaba segura de su amor, pero aún así ,
sabía que ella distaba de lo que él había perseguido durante años.
-Va a encantarte esta historia, confía en mí, pajarillo.- le dijo y la
arrastró al sillón.
-Confío en ti.- afirmó y se sentó sobre la falda de él para escucharlo
atentamente.
-Esta historia comenzó hace unos veinte años, en un callejón…-empezó a contarle
y cuando ella supo que él era el niño lastimado que recordaba, derramó varias
lágrimas, porque la imagen apareció tan clara como si la viera ahora, recordaba
la tristeza que le había provocado y lo mucho que había deseado consolarlo.
Durante mucho tiempo había pensado en él, hasta que sus propias penurias lo
habían desterrado de su mente.
Luego él le contó como aquel encuentro lo había hecho seguir adelante y
como su deseo de casarse con una damita de la alta sociedad era debido a ella.
-¿Entonces…?
-Entonces siempre fuiste tú, Abigail. Tú eres mi milagro, eres mi
redención. Tú eres la mujer con quien siempre quise casarme. Tú eres mi
recuerdo feliz aún en mis días más oscuros- confirmó.
-Amo esa historia – le dijo conmovida .Parecía increíble que hubieses
estado conectados desde un inicio.
-Y yo te amo a ti- le dijo Cole.
-También te amamos, mucho, muchísimo- le dijo ella tomando su mano y apoyándola
en su vientre y, una vez más, Abigail logró sorprenderlo. Y lo sorprendió de
nuevo al besarlo.
-Cole Bayley, prometo que esta historia va a ser cada vez mejor. Confía en
mí.
-Confío en ti , pajarillo. Tienes mi corazón en tus manos, desde el
principio.
Fin
Espero que les haya gustado esta historia, mis disculpas por haber demorado tanto tiempo en escribirla ( ¡DOS AÑOS!), últimamente mis palabras salen a cuentagotas. Gracias a quienes me acompañaron todo este tiempo- esta historia lleva años en mi mente y ha costado dejarla ir, gracias a quienes le dieron su cariño.
Muchas gracias por esta historia, me alegro que Cole descubriera que su pajarillo era a quien siempre espero y que la amo antes de saberlo. No importa el tiempo, aunque la espera sea larga el resultado final es lo importante.
ResponderEliminar¡Muchas gracias a ti Yocelyn por leerla durante dos años y por comentar!
EliminarMe gustó mucho esta historia, y la última frase me encantó.
ResponderEliminarGracias SayA Di, me alegra que te gustara!
Eliminar¡Preciosa historia! Un abrazo fuerte :)
ResponderEliminarGrcias por acompañar esta historia paso a paso!
Eliminar