Las vacaciones de Lucian habían
sido demasiado cortas, a opinión de Beth. Despedirse en el aeropuerto les había
llevado horas. Prometió que iría a América pronto. A Lucian no le había gustado
el sonido de esa palabra. Pero él tenía que volver a la promoción de la sexta
temporada de su serie, a conceder entrevistas y asistir a eventos. Además que
la filmación de la séptima temporada iniciaría pronto. Beth suspiró. No habían
podido hablar de cómo solucionarían ese asunto. Entre los demás que Beth aún
los miraba como impedimentos aunque Lucian no.
- ¡Hola superestrella! –saludó
Beth y Lucian emitió una sonora carcajada.
- ¿Cuánto tiempo practicaste ese
saludo? –inquirió Lucian al otro lado de la línea- no eres tan buena mintiendo
como tú piensas.
- No estaba… -Beth suspiró- ¿por
qué lo dices?
- Soy actor, Beth. Lo que mejor
hago es mentir –bromeó- no a ti, por supuesto –aclaró con tono solemne. Beth
rió- pero a ti no te gusta mi profesión. Lo puedo ver.
- ¿Lo puedes ver? ¿Cómo si no
estoy ahí? –se burló.
- Porque lo vi desde que nos
conocimos. Tú no tomarías enserio a un actor nunca. ¿No es cierto?
- ¿Cómo puedes saber eso? –Beth
se sorprendió- ¿no te molesta?
- ¿Qué quisieras haberte
enamorado de un empresario rico e italiano? No, en lo absoluto –mintió.
- Tampoco eres demasiado bueno
mintiendo –dijo Beth, aunque no sabía si él mentía o no. Quería suponer que era
así.
- Es obvio Beth. ¿Recuerdas que
una vez me llamaste inteligente? –rió Lucian- pues simplemente até cabos.
¿Cuánto tiempo estuve en Italia? Y, curiosamente, a pesar de que tenemos una
relación. Tú no tienes ningún compromiso aparte, espero, ni yo tampoco lo
tengo; debimos escondernos. No conocí a tu familia ni a tus amistades.
- Las cosas no son así…
-protestó débilmente.
- Por supuesto que lo son
–Lucian soltó en tono burlón- no es importante, por ahora. ¿Pero más adelante?
¿Me esconderás para siempre?
-
Yo no… -Beth suspiró- Lucian, es complicado.
- Beth, siempre lo es.
- No quiero discutir…
- No estoy discutiendo –Lucian
negó con una leve sonrisa- incluso estoy sonriendo, deberías mirarme.
- Tú siempre estás sonriendo
–puso en blanco los ojos- pero puedo saber qué clase de sonrisa tienes.
¡Lástima que no te veo!
- ¿Tengo clases de sonrisa?
¿Cuándo lo has sabido?
- No lo sé, he contado varias
–Beth sonrió recordándolo- me encanta tu sonrisa traviesa, tus ojos se
iluminan.
- Beth ¿quién diría que eres una
romántica?
- ¿Por qué te encanta burlarte
de mí? –usó su tono autoritario- no me importa lo que tengas que decir.
- Seguramente elevaste tu
barbilla ligeramente mientras hablabas ¿no es cierto? –aseguró Lucian.
- ¿Por qué piensas eso?
- Porque te conozco también,
Beth. Te he observado y me gusta ese gesto tan… altivo en ti.
- Lucian… -Beth murmuró dudosa-
¿crees que va a funcionar?
- Nosotros haremos que funcione.
Tenemos que ¿no? Después de todo, fui hasta Italia por ti.
- ¿Y eso qué tiene de
extraordinario? Yo fui a América primero y te encontré.
- Pues que yo fui a Italia por
ti, única y exclusivamente por ti.
- ¿Ah sí? ¿No lo harías por
nadie más?
- No –Lucian sonrió- solo por
ti, Beth.
Beth sonrió mientras continuaba
hablando con Lucian. Esa sonrisa no se la podría quitar en días, meses, años.
Nunca más… porque amaba a Lucian. Y no podía creer lo real y correcto que se sentía
ahora.
***
El tiempo juntos había volado
entre viajes de Beth a América y Lucian a Italia. En el transcurso de ese
tiempo, Beth había acompañado a Lucian a cenar con su madre y ella les había
dado su aprobación. Era una mujer encantadora y Beth suspiró aliviada. Ni
siquiera había notado la distancia en edades que tenían. La había invitado a
venir a Italia, para que conociera a su familia cuando gustara.
Lucian se había burlado. Aún él
no conocía a su familia. Y tenía razón, demasiado tiempo ocultándolo. Pero no
quería que lo ahuyentaran ni someterse a un interrogatorio. ¿Aún podía esperar
no?
Para su cumpleaños nº 28, Lucian
había decidido que quería algo íntimo, solo para la familia y amigos cercanos.
Eso significaba una cantidad reducida de personas, pues la madre de Lucian era
prácticamente toda su familia, sus compañeros de trabajo Derek, Donovan y Nick
estarían también junto a Kristen. Las amigas de Beth, Julie y Sylvie… esos
parecían ser todos. Y por supuestos, Beth sería la encargada de organizarlo
todo. No sería ninguna sorpresa, por supuesto, pues Lucian había sido muy claro
con lo que esperaba.
Un par de días antes de viajar,
Beth se encontraba en la oficina revisando unos papeles. Su padre tocó la
puerta.
- Adelante –elevó sus ojos y le
sonrió- ¿si papá?
- ¿Cómo estás cariño? ¿Estás muy
ocupada?
- Casi terminando –Beth restó
importancia- ¿por qué papá?
- Debía ir a solucionar un
asunto importante en España pero ha surgido algo importante y no puedo ir. Te
necesito, Beth.
- ¿Ahora? –Beth exclamó sin
saber bien qué decir- ¿cuándo?
- Mañana a primera hora necesito
que viajes allá.
- ¿Qué? Pero papá, yo pensaba…
-Beth se calló de pronto.
- ¿Si hija? ¿Tienes algo más
importante que hacer?
- Bueno… es solo que, ya tenía
otros planes… -murmuró.
- ¿Qué planes hija? –Leonardo la
interrogó entrecerrando los ojos- ¿a dónde ibas?
-
Yo… a ningún lado papá –Beth suspiró- claro que iré. Estaré en España
arreglando el asunto que necesitas.
- Gracias hija. Sé que es
precipitado pero te lo agradezco infinitamente. Luego, puedes tomarte unos días
libres si lo deseas.
- Gracias papá –Beth esbozó una
sonrisa leve- lo haré.
Beth inspiró hondo intentando
calmarse. Aún no era ninguna tragedia. Podía ir a España y de ahí tomar otro
vuelo, en cuanto terminara, hacia América. No tenía que decirle a Lucian nada
todavía, podía lograrlo. Claro que podría. No tenía porque complicarse.
Al día siguiente, por la noche,
cuando vio que no tendría más remedio que regresar a Italia pues el vuelo así
había sido programado, supo que tendría que hablar con Lucian. ¿Qué otra
alternativa le quedaba? ¡No estaría con él en su cumpleaños! Lo iba a
decepcionar tanto… ¡era su novia, rayos! ¿¡Cómo no iba a estar ahí!? No se lo
iba a perdonar.
Tenía que pensar con calma. No,
ni eso la ayudaría en ese instante. Solo un milagro lo haría. Solo así llegaría
a tiempo.
- Lucian… -saludó Beth
desanimada.
- Hola amor –Lucian sonrió-
¿estás bien?
- Si… no –Beth suspiró- no lo
creo.
- ¿Qué pasó? –él se alarmó- ¿ha
pasado algo con tu familia?
- No, nada.
- ¿Tu trabajo?
- No.
- Entonces, ¿qué es lo qué pasó?
–escuchaba su tono preocupado y Beth se sintió terriblemente mal.
- No lo lograré, Lucian –se tapó
el rostro con una mano- no iré a América.
- ¿Qué? ¿Por qué no?
- Porque estoy en España, en un
viaje de negocios y mañana regreso a Italia. Ya intenté cambiar el pasaje y no,
no hay un vuelo disponible para mí.
- Pensé que… -Lucian estaba
decepcionado- también era importante para ti.
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