Una
vez que Donovan la había dejado en el suelo
fuera de la puerta principal, volvió a escucharse el walkie con la voz de Soul. Éste parecía algo confuso.
-
Jefe, disculpe pero... - Comenzó a
decir con cierta duda en la voz-. Tengo al sheriff, que dice...
-Carraspeó nervioso-. Que resulta imposible
que tengamos aquí al bicho ése,
pues hace unas dos horas, que lo fueron a sacar del granero nuestro con Álex y
Antonio... –Calló, en espera de una respuesta, sabiendo que aquello no
iba a gustarle al hombre.
El
rostro de Donovan, se tornó serio mirando un momento a la mujer que tenía al
lado suyo, viendo cómo está había comprendido, lo que quería decir su capataz. Era obvio, que la cabeza de su primo iba a ser
cortada si él, no ponía remedio.
-Si
con esto ya estás nerviosa, no quiero imaginar cómo te pondrás cuando te enseñe,
lo que tenemos precisamente en el
granero, además de copiado en el tuyo y en el café del pueblo - señaló con gran
ironía y aguantando una risa nerviosa, mientras se rascaba la
cabeza impaciente por ver su reacción -. Y todo es obra de mi primo.
Silvia,
se giró a mirarlo con mucho enfado mientras intentaba calmarse, soltando el
aire profundamente varias veces con cierta pausa.
-
Te lo dije una vez y te lo vuelvo a recalcar ahora, te has quedado sin padrino
para nuestra boda, a tu primo hay
que hacerle volver a la realidad de la
vida. Se está pasando ya con todo éste asunto de mi virginidad… -Aspiró con
mayor fuerza-. Y si debo ser yo, quién
le ponga las pilas con un par de golpes, lo haré encantada.
Dicho
aquello, observó como la chica emprendía a caminar hacia la parte trasera de la
vivienda.
-¿Dónde
vas? –Alzó una ceja.
-Obvio,
que a calentar mi enojo con lo que tengas que mostrarme en ese granero
–Masculló con cierto enfado.
Donovan,
dio los pasos oportunos para posicionarse a su lado y acompañarla al lugar
donde sabía, que iba a conocer alguna faceta nueva de su prometida. Pero a unos
metros de la puerta del lugar, volvió hablarle empleando cierto tono
apaciguador.
-Solo
quiero, que una vez qué veas lo que hay dentro… -Soltó un suspiro-. Que seas
algo objetiva y no enfoques toda tu irritación, hacia mi primo.
Silvia
detuvo sus pasos abruptamente, para mirarlo sorprendida.
-¡Lo
estas defendiendo! –Acusó con cierta discrepancia.
-¡Ni
hablar! –Soltó con énfasis-. También opino que se está pasando cuatro pueblos
–Alzó sus hombros y aspiró con cansancio-. Es solo, que quiero que tengas en mente
en todo momento, que él lo habrá ideado
–Los ojos de la joven se achicaron, mientras daba un rápido vistazo a la puerta
que tenía enfrente con el interés burbujeando desesperado por sus venas-. Pero
todos y recalco, en todos –Generalizó con sus manos abarcando el aire que los
envolvía, han estado de acuerdo en implicarse.
-Bien
–Asintió con gesto amargado-. Ahora, apártate de enfrente vaquero y déjame que
sea juez ante lo que me encuentre –Escupió con tono amenazante, dando ya los
pasos necesarios para abrir la puerta y entrar en el granero.
A
lo primero, tuvo que esperarse unos segundos hasta que la vista se acostumbrara
a la penumbra del lugar. Después, echando un rápido vistazo a lo que tenía
enfrente, no vio nada fuera de lo normal. Era un granero, con un par de peones
dando de comer a los animales que había allí.
Pero
tal vez, fuese la mirada nerviosa que le dirigieron éstos al verla allí, que
hizo que diera un paso más al frente y entonces, se girara para posicionar la
vista en donde uno de ellos, no paraba de apuntalarla con ojos sacrificados.
Y
entonces, lo vio.
Se
trataba de una pizarra de corcho, de medio metro de ancho por uno y medio de
altura, aproximadamente. Ésta, se hallaba en el lateral izquierdo de la puerta.
Y en ella, con chinchetas de multicolores, varios folios.
Se
volteó un instante, para comprobar que su vaquero seguía allí con ella,
confirmándole de aquel modo, que ya lo había visto. Ahora, solo faltaba
averiguar qué era concretamente.
Aspiró
con fuerza y con pasos cortos, se dirigió averiguar que treta había montada.
Al
principio, solo veía las columnas con los nombres de casi toda la gente
conocida del pueblo, y a su lado, fechas próximas a la boda o que ya habían
pasado…Frunció un poco el ceño, sin comprender en un principio. Hasta que al
ver, en la primera hoja de todas, la cantidad de dinero a participar, que pudo
hacer una conjetura de todo…
-¿Estás
bien? –Quiso saber el hombre, apoyando una mano con cariño en su hombro
izquierdo.
Aspiró
con gran fuerza por la nariz, intentando calmar el ataque de ansiedad que
quería explotar.
-Me
estas contando –Intentaba forzar su tono de voz a uno calmado, en vez del
histérico que quería emplear-. Que la gente… Y dijo gente, refiriéndome a todo
el maldito pueblo… -Masculló con la vena del cuello, ligeramente hinchada-. Han
apostado a cien dólares por cabeza, intentando averiguar el día que voy a
lograr acostarme contigo.
Donovan,
solo supo asentir con un gesto de cabeza.
-Pásame
tu walkie –Demandó alzando su mano izquierda con gran decisión, viendo como
aparecía la confusión en el rostro del hombre.
-Se
que estas enfadada –Intentó calmarla, sin darle aún el aparato-. Pero piensa en
qué vas hacer, cuando son todos los que han participado –Volvió a recordar, sin
percatarse de que aún infundía más inyección de venganza en la joven.
-Voy
a enseñarle a tu primo, que yo también puedo controlar al pueblo, para volverlo
momentáneamente en su contra –Informó con sonrisa diabólica. Para chascar los
dedos de la mano que tenía alzada-. Tú walkie.
De
mala gana, éste le pasó el aparato a la joven. Observando, como emprendía la
marcha fuera del granero y se acercaba a su jeep. Aquello, lo intrigó aún más
causando que se acercara a ella, solo para observar. Después, ya vería si tenía
que intervenir.
Con
el ceño fruncido, observó a la joven extraer de su vehículo su propio walkie y activar
a la vez los dos por su canal, donde cada finca tenía abierto para todos los trabajadores.
Seguidamente, se quedó un momento con los ojos cerrados, para después abrirlos
con determinación y apretar sendos botones rojos y empezar su venganza.
-Al
habla Silvia –El aparato chisporroteó un poco a causa de la cobertura-. Informo
a todo aquel que me esté escuchando, y que quiera compartirlo con quien deseé…
Que pagaré quinientos dólares al momento, al que me de caza al primo de
Donovan, es decir al encantador Alex y me lo lleve a mi granero, en donde
deberá dejarlo en ropa interior o desnudo y atado a un poste o en una silla… No
estoy de broma, hablo en serio.
Y
soltó los botones rojos, bajo la
expectante mirada de su vaquero.
-No
sé porque… -Se rascó tras la cabeza-. Pero creo que me mantendré un poco aparte
de todo esto que hayas ideado… -Alzó un dedo-. Solo te recuerdo, que hay leyes…
Y también existe el maltrato al hombre… -Carraspeó un poco-. ¡Pero qué puñetas
vas hacerle al pobre hombre!
-¡Oh!
–soltó escandalizada-. ¡Pobre hombre! Venga Donovan, no me digas que te
ablandas tan rápido –Soltó con cierta pulla-. Y puedes estar tranquilo –soltó con
sonrisa traviesa-. Solo voy a utilizarlo como mi muñeco de despedida, para las
mujeres del pueblo… Luego, que algunas sientan ciertos instintos de venganza,
posesión, etc… -Se alzó de hombros-. Ya se verá –Dijo con cierto tono
indiferente-. Si no te importa, aplazamos nuestra cita para ésta noche –Señaló con
un guiño de ojos antes de abrir la puerta de su coche y subirse a él.
Vaya guerra!!!! Vamso pro el VII!! ESCRIBEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE
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