martes, 31 de mayo de 2016

APRENDIENDO A SEDUCIR-EPILOGO PARTE VI

Una vez  que Donovan  la había dejado  en el suelo  fuera de la puerta principal, volvió a escucharse el walkie  con la voz de Soul. Éste parecía algo confuso.

- Jefe, disculpe  pero... - Comenzó a decir  con cierta duda  en la voz-. Tengo al sheriff, que dice... -Carraspeó nervioso-. Que resulta imposible  que tengamos  aquí al bicho ése, pues hace unas dos horas, que lo fueron a sacar del granero  nuestro con Álex  y  Antonio... –Calló, en espera de una respuesta, sabiendo que aquello no iba a gustarle al hombre.


El rostro de Donovan, se tornó serio mirando un momento a la mujer que tenía al lado suyo, viendo cómo está había comprendido, lo que quería decir su capataz.  Era obvio, que la cabeza de su primo iba a ser cortada si él, no ponía remedio.

-Si con esto ya estás nerviosa, no quiero imaginar cómo te pondrás cuando te enseñe, lo que tenemos  precisamente en el granero, además de copiado en el tuyo y en el café del pueblo - señaló con gran ironía  y aguantando  una risa nerviosa, mientras se rascaba la cabeza impaciente por ver su reacción -. Y todo es obra de mi primo.

Silvia, se giró a mirarlo con mucho enfado mientras intentaba calmarse, soltando el aire profundamente varias veces con cierta pausa.

- Te lo dije una vez y te lo vuelvo a recalcar ahora, te has quedado  sin padrino  para nuestra boda, a tu primo  hay que hacerle  volver a la realidad de la vida. Se está pasando ya con todo éste asunto de mi virginidad… -Aspiró con mayor fuerza-. Y si debo ser yo,  quién le ponga  las pilas  con un par de golpes,  lo haré encantada.

Dicho aquello, observó como la chica emprendía a caminar hacia la parte trasera de la vivienda.

-¿Dónde vas? –Alzó una ceja.

-Obvio, que a calentar mi enojo con lo que tengas que mostrarme en ese granero –Masculló con cierto enfado.

Donovan, dio los pasos oportunos para posicionarse a su lado y acompañarla al lugar donde sabía, que iba a conocer alguna faceta nueva de su prometida. Pero a unos metros de la puerta del lugar, volvió hablarle empleando cierto tono apaciguador.

-Solo quiero, que una vez qué veas lo que hay dentro… -Soltó un suspiro-. Que seas algo objetiva y no enfoques toda tu irritación, hacia mi primo.

Silvia detuvo sus pasos abruptamente, para mirarlo sorprendida.

-¡Lo estas defendiendo! –Acusó con cierta discrepancia.

-¡Ni hablar! –Soltó con énfasis-. También opino que se está pasando cuatro pueblos –Alzó sus hombros y aspiró con cansancio-. Es solo, que quiero que tengas en mente en todo momento,  que él lo habrá ideado –Los ojos de la joven se achicaron, mientras daba un rápido vistazo a la puerta que tenía enfrente con el interés burbujeando desesperado por sus venas-. Pero todos y recalco, en todos –Generalizó con sus manos abarcando el aire que los envolvía, han estado de acuerdo en implicarse.

-Bien –Asintió con gesto amargado-. Ahora, apártate de enfrente vaquero y déjame que sea juez ante lo que me encuentre –Escupió con tono amenazante, dando ya los pasos necesarios para abrir la puerta y entrar en el granero.

A lo primero, tuvo que esperarse unos segundos hasta que la vista se acostumbrara a la penumbra del lugar. Después, echando un rápido vistazo a lo que tenía enfrente, no vio nada fuera de lo normal. Era un granero, con un par de peones dando de comer a los animales que había allí.

Pero tal vez, fuese la mirada nerviosa que le dirigieron éstos al verla allí, que hizo que diera un paso más al frente y entonces, se girara para posicionar la vista en donde uno de ellos, no paraba de apuntalarla con ojos sacrificados.

Y entonces, lo vio.

Se trataba de una pizarra de corcho, de medio metro de ancho por uno y medio de altura, aproximadamente. Ésta, se hallaba en el lateral izquierdo de la puerta. Y en ella, con chinchetas de multicolores, varios folios.

Se volteó un instante, para comprobar que su vaquero seguía allí con ella, confirmándole de aquel modo, que ya lo había visto. Ahora, solo faltaba averiguar qué era concretamente.

Aspiró con fuerza y con pasos cortos, se dirigió averiguar que treta había montada.

Al principio, solo veía las columnas con los nombres de casi toda la gente conocida del pueblo, y a su lado, fechas próximas a la boda o que ya habían pasado…Frunció un poco el ceño, sin comprender en un principio. Hasta que al ver, en la primera hoja de todas, la cantidad de dinero a participar, que pudo hacer una conjetura de todo…

-¿Estás bien? –Quiso saber el hombre, apoyando una mano con cariño en su hombro izquierdo.

Aspiró con gran fuerza por la nariz, intentando calmar el ataque de ansiedad que quería explotar.

-Me estas contando –Intentaba forzar su tono de voz a uno calmado, en vez del histérico que quería emplear-. Que la gente… Y dijo gente, refiriéndome a todo el maldito pueblo… -Masculló con la vena del cuello, ligeramente hinchada-. Han apostado a cien dólares por cabeza, intentando averiguar el día que voy a lograr acostarme contigo.

Donovan, solo supo asentir con un gesto de cabeza.

-Pásame tu walkie –Demandó alzando su mano izquierda con gran decisión, viendo como aparecía la confusión en el rostro del hombre.

-Se que estas enfadada –Intentó calmarla, sin darle aún el aparato-. Pero piensa en qué vas hacer, cuando son todos los que han participado –Volvió a recordar, sin percatarse de que aún infundía más inyección de venganza en la joven.

-Voy a enseñarle a tu primo, que yo también puedo controlar al pueblo, para volverlo momentáneamente en su contra –Informó con sonrisa diabólica. Para chascar los dedos de la mano que tenía alzada-. Tú walkie.


De mala gana, éste le pasó el aparato a la joven. Observando, como emprendía la marcha fuera del granero y se acercaba a su jeep. Aquello, lo intrigó aún más causando que se acercara a ella, solo para observar. Después, ya vería si tenía que intervenir. 

Con el ceño fruncido, observó a la joven extraer de su vehículo su propio walkie y activar a la vez los dos por su canal, donde cada finca tenía abierto para todos los trabajadores. Seguidamente, se quedó un momento con los ojos cerrados, para después abrirlos con determinación y apretar sendos botones rojos y empezar su venganza.

-Al habla Silvia –El aparato chisporroteó un poco a causa de la cobertura-. Informo a todo aquel que me esté escuchando, y que quiera compartirlo con quien deseé… Que pagaré quinientos dólares al momento, al que me de caza al primo de Donovan, es decir al encantador Alex y me lo lleve a mi granero, en donde deberá dejarlo en ropa interior o desnudo y atado a un poste o en una silla… No estoy de broma, hablo en serio.

Y soltó los botones rojos, bajo  la expectante mirada de su vaquero.

-No sé porque… -Se rascó tras la cabeza-. Pero creo que me mantendré un poco aparte de todo esto que hayas ideado… -Alzó un dedo-. Solo te recuerdo, que hay leyes… Y también existe el maltrato al hombre… -Carraspeó un poco-. ¡Pero qué puñetas vas hacerle al pobre hombre!


-¡Oh! –soltó escandalizada-. ¡Pobre hombre! Venga Donovan, no me digas que te ablandas tan rápido –Soltó con cierta pulla-. Y puedes estar tranquilo –soltó con sonrisa traviesa-. Solo voy a utilizarlo como mi muñeco de despedida, para las mujeres del pueblo… Luego, que algunas sientan ciertos instintos de venganza, posesión, etc… -Se alzó de hombros-. Ya se verá –Dijo con cierto tono indiferente-. Si no te importa, aplazamos nuestra cita para ésta noche –Señaló con un guiño de ojos antes de abrir la puerta de su coche y subirse a él. 

1 comentario:

  1. Vaya guerra!!!! Vamso pro el VII!! ESCRIBEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE

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