Apagaba
solamente la pantalla de su ordenador, para evitar a cualquiera que entrara no
husmeara de forma directa, en lo que llevaba avanzado de su novela. Necesitaba
tomar un descanso, se ordenó así misma levantando su trasero de la silla y
desperezando su cuerpo aletargado.
Su reloj marcaba casi la una del mediodía, solo faltaban unos minutos, aquello significaba que si su madre había vuelto de la ciudad, a lo que hubiese ido. Estaría ayudando a Camila con la comida.
Pero a pocos pasos de ella, detuvo sus pies y se quedó sin respirar unos segundos. Le pareció oír su nombre… Y conociéndola, primero era mejor asegurarse.
Y tenía razón… Se hallaban cuchicheando, cosa que pronosticaba algo, cosa que ella aún parecer aún no debía saber. Dios, se acercaba una tormenta al parecer.
Trató de dar un paso hacia ellas sigiloso, pero acabó dando un salto y siendo descubierta por su prima Elisabeth, que rápido asomó la cabeza, cuando su móvil rompió el silencio pro una llamada entrante de Donvan.
Con la cara sonrojada y sonrisa pillina, se alejó apresurada de allí descolgando la llamada
-Hola –Lo saludó con la voz entrecortada por el susto y el salir corriendo de la casa.
-Hola… -Saludó con aire contrariado-. ¿No te estarás tocando, por curiosidad?
Silvia, frenó de golpe su caminar para apartar el teléfono de su oreja y mirarlo con el ceño fruncido.
-Perdona, pero acabas tal vez de preguntarme si me estoy tocando en… -Se sentía avergonzada.
-Sí –La interrumpió-. ¿Te estás masturbando? ¿Conociéndote? ¿Quitándote la frustración?
A medida que él preguntaba, la boca de ella se abría más por el asombro-. Dado que llevamos siendo interrumpidos y nos quedan más veces aún y tú voz, sonaba con falta de aliento.
-¡No! –Le gritó algo violenta-. ¿Y qué es eso de más veces?
-No te enfades cielo –Soltó con voz sensual-, yo puedo darte clases particulares de cómo hacerlo, cuando quieras.
-¡Donovan! -Le riñó, sin poder esconder del todo su risa.
-Necesito verte –Aquello hizo que su corazón diera un vuelco-. Quiero contarte algo que acabo de descubrir. Es como un complot…
-Algo así, acabo casi de descubrir –Informó algo decepcionada, al ver que solo quería verla para contarle eso.
-¿Podrías escabullirte y venir sin que nadie te viera?
-Dame quince minutos –Indicó dando media vuelta para volver hacia la casa.
-Y cielo… -Pronunció con cariño-. Procuraremos darte esas clases hoy.
El hombre colgó la llamada, dejando a una Silvia con la respiración acelerada por lo que acababa de escuchar… Si aquello era cierto, no iba a tardar quince minutos. Antes, tenía que pasar por la ducha y por su cajón de ropa interior de encaje.
Salía
del dormitorio, con su misma indumentaria polvorosa, para no levantar
sospechas. Pero bajo sus acostumbradas prendas de diario, te hallabas con un
conjunto morado de satén y su piel perfumada, con la fragancia de las dulces
flores de las lilas.
Tenía
que parecer todo muy normal, no quería que nadie supiera a donde iba. Y menos
que llegara a los oídos de Alex, lo difícil a conseguir, si éste se hallaba en
casa de Donovan en aquel momento.
Por
ello, que detuvo sus pasos en el marco de la puerta de la cocina, y asomó su
cabeza con una pequeña sonrisa.
-¡Me
voy! –Mostró total normalidad en su voz y mirada-. Cualquier cosa, me dais un
toque a mí móvil.
-¿Dónde
vas tesoro? –Preguntó su madre, dejando por un momento de pelar las judías que
tenía en sus manos.
-A
la ciudad –Sus mejillas se sonrojaron un poco-, quiero mirar unas cosas para
mí.
-¿Quieres
que te acompañe? –Se ofreció su prima Elisabeth.
-Mejor
no –entrecerró la mirada-, esperando que se la creyeran-. Que seguro tú me liarías
con lo que quiero, haciendo que escoja lo que en verdad no quiero. Necesito
concentración para ésta parte de mi novela.
-Tranquila
cielo –Le guiñó un ojo su madre-, no te preocupes y sal a buscar inspiración, que
por aquí nos las arreglaremos si surge algo.
-Pero
mañana te necesitamos por un rato –Le sonrió su tía-. Hay que mirar vestidos
para todas, hoy por la tarde me traen los catálogos.
-De
acuerdo –Soltó en un leve gruñido, al tiempo que sus ojos volteaban hacia el
techo al saber que aquella tarea se convertiría en un infierno. Pero dando
saltitos de alegría internamente, al comprobar que ninguna de las mujeres que
había en la cocina, había sospechado de su marcha repentina.
Ahora,
a coger su jeep y dirigirse en busca de su vaquero sexy.
Apagaba
el motor de su coche, con un gran revoleteo de mariposas por todo su sistema
nervioso, al ver como su hombre acudía hacia ella con paso tranquilo y sonrisa
en sus carnosos labios.
También
le detectaba algo de impaciencia, en verdad habían transcurrido cuarenta
minutos, desde que le había colgado la llamada. ¿Cómo lo sospechaba? Por su
mirada fija en ella, absorbiendo todo sus movimientos y tratando de vislumbrar
lo que llevaba bajo su camisa.
-Hola
vaquero –Lo saludó con una sonrisa, mientras cerraba la puerta y éste, paraba a
un paso de ella para alargar sus brazos y conducirlos de forma posesiva a su
cadera.
-Has
tardado mucho pequeña –Señaló, presionando en su piel para arrastrarla contra su
cuerpo cálido.
-OH
–Gimió por el leve choque contra sus fuertes músculos.
Después,
con una sonrisa nerviosa por no creerse aún, que él fuera al fin suyo, alzó su
mirada para toparse con la de él, pero éste tenía los ojos cerrados.
-hueles
de maravilla –Gimió aún sin abrir sus ojos-. Si es la causa de tu tardanza,
estas perdonada –Dijo mirándola al fin, con una sombra de deseo-. Pero ahora,
han cambiado mis prioridades. Primero, iremos arriba a mi dormitorio, para que comprobar
si sabes igual de dulce a como hueles…
Silvia,
solo supo soltar una pequeña risita nerviosa de impaciencia, dejándose conducir
al interior por él.
¿Nerviosa?
Como
un flan en manos de un niño de dos años.
Pero
aún así, le superaba el ansia del deseo por dejarse llevar al mundo de la
pasión. En aquel momento, era como una adolescente en su noche de baile, que
había decidido estrenarse con su novio del instituto.
Pero
lo bueno, que no era una adolescente y no debía reprimirse en sus movimientos.
Ni como él, iba a resultar preocupado en como si fallaba y la trataba de forma
incompleta, por no ser un adulto y sexy vaquero.
Entraron
en la casa, y en vez de coger las escaleras hacia el dormitorio, Donovan la condujo por el pasillo hacia su
despacho. Aquello la confundió un poco, pues lo normal sería ir en busca de la
cama, como había dicho hacía unos momentos. Pero el sofá de su despacho no era
nada incómodo, tal vez pequeño para las piernas largas del hombre, pero bien
mullido.
-Acaso
intentas recrear alguna marrana fantasía en tu despacho, de cuando me quedé a
dormir en él –Habló con tono risueño, logrando arrancarle una carcajada al
hombre.
-No
preciosa –Detuvo sus piernas, para dar un suave tirón del brazo por donde la
tenía cogida, para volver a pegarla a su duro y caliente cuerpo-. Dejé mi walkie
ahí y sabes, que un vaquero siempre debe llevarlo encima – Informó acercando
sus carnosos labios a los de ella, para darle un suave beso, repetido por una
secuencia de cinco más y aumentando cada vez su presión-. ¡Dios! –Gruñó con voz
ronca pro el deseo que le consumía-. Dame cinco minutos, para confirmar unas
cosas con mi capataz y subimos a mi dormitorio –Le dio un último beso-. A
nuestro futuro dormitorio –Señalizó henchido de felicidad, soltando un profundo
suspiro, para sujetarla nuevamente de la mano y entrar en el despacho tras
haber recorrido los dos metros que les faltaban.
Un
minuto después, volvió a verse libre del cálido agarre de su mano, cuando tuvo
que agarrar el hombre un plano de su terreno mientras hablaba por el walkie.
Se
retiró un par de pasos, para poder deleitarse con total atención y libertad,
del maravilloso cuerpo del hombre… Rezumaba sexo por todos los poros… Desde su
mirada, pasando por su ancho cuello y bajando por aquellos largos y fuertes
brazos, medio tapados por aquella camisa verde oscuro de mangas cortas, que se
hallaba apresada en aquella estrecha cadera, que tapaban sus desgastados
tejanos.
Sin
darse cuenta, aspiró con gran anhelo. Sin apartar su mirada de la presilla de
los tejanos, mientras Donovan seguía hablando ajeno al escrutinio que estaba
siendo sometido.
¿Que,
qué pasaba por su mente? Por favor, lo más normal de una situación como
aquella.
¿Estaría
su sexo listo, para ser acariciado?
Dio
un paso hacia él, pero volvió a detenerse con cierta duda ¿Y si no le gustaba
que ella decidiera tantear el terreno?
Volvió
a mirar el trasero apretado del hombre y luego, fijó la vista en la presilla de
la cremallera, y sin darse cuenta tragaba saliva.
¡Tonterías!
Sonrió
de forma traviesa, volviendo a dar un paso y luego otro, hasta posicionarse
junto a él, causando que notara su presencia y se volteara a mirarla con una
sonrisa, que borró al instante cuando ella le guiñó un ojo poco antes de
propinarle un pellizco suave, en su apretado trasero.
Donovan
alzó una ceja, mientras escuchaba hablar a su hombre.
A
Silvia, se le escapó una casi silenciosa risa, al descubrir lo divertido de la
situación. Consiguiendo envalentonarse y
decidiendo investigar…
Alzó
su cuerpo de puntillas, para darle un casto beso en la mejilla, luego no tan
casto en el lóbulo de su oreja y terminando en la base palpitante de su cuello.
Donovan,
carraspeó un poco mientras intentaba detenerla con la mirada y daba, un paso
atrás.
Aquello,
causó que Silvia se mordiera el labio para no soltar ninguna carcajada y
avanzara el paso que él, había interpuesto de separación, para sorprender al
hombre inesperadamente al agacharse enfrente suyo y dejar un dulce beso en su
bragueta.
Donovan,
cogió aire de forma exagerada mientras cerraba los ojos con fuerza, debido al
gesto atrevido y sensual de la joven. Teniendo que carraspear fuerte, antes de
hablarle a su capataz.
-Perdona
Soul –Volvió a carraspear, al tiempo que le sonreía a Silvia y le hacía un
gesto negativo con la cabeza-. Puedes repetirme lo último –Dijo soltando el
botón del walkie que tenía presionado con su dedo índice y fijando, la mirada
en su dulce joven prometida-. Tú pequeño bicho travieso, no hagas travesuras si
no… -Calló, cuando su capataz volvía a repetir lo dicho anteriormente.
¿Qué
no hiciera travesuras? ¿En serio, con lo divertido que era y lo desinhibida que
se sentía por primera vez?
-No
–Susurró, alzando aquella vez sus manos a la cintura de los pantalones y
alegrándose, porque éste no llevara cinturón. Solo botón de metal y cremallera,
quien por cierto se veía notoriamente abultada-. Me lo debes pro todo lo que me
has hecho pasar –Soltó con cierto puchero al tiempo que le soltaba el botón y
sonreía, al ver como la cremallera cedía un poco por la presión que ocasionaba
el sexo de Donovan.
-Silvia
por favor –Gruñía cargado de deseo y frustrado por no poder hacer nada-. Dame
unos minutos, es muy importante –Suplicó dando un paso atrás nuevamente, pero al
intentar dar el segundo, sus pies se clavaron en el suelo cuando la chica
alargó una mano y le acarició por encima de la ropa interior-. Silvia –Gimió cerrando
los ojos.
-Vaya…
-Habló hipnotizada y haciendo caso omiso a las súplicas del hombre-. Es más
dura y ancha que la de mí muñeco –Señalizó sin dejar de acariciar maravillada
por encima de la tela.
-Por
favor mujer –Dijo con cierto arrastre y ojos aún cerrados-. Quiero ser el
primero en acariciarte, en darte placer, en hacerte llegar…
-¿Donovan?
¿Hola? –Interrumpió Soul, al haber vuelto a repetir todo y no recibir respuesta
alguna.
-Joder
–soltaba el improperio, cuando alzaba el walkie para responderle, pero el
corazón le daba un enorme vuelco al introducir Silvia, la mano dentro de sus
calzoncillos.
-OH
que suavecita y calentita –Decía con tono inocente y ojos sorprendidos, como al
regalarle a una niña un peluche nuevo.
-Jesús
Silvia, juro me estas matando –Gimió Donovan, cuando ésta comenzó a hacer más
presión en sus caricias.
-¡Vaya!
–Exclamó con tono curioso-. Juraría que ha crecido un poco más.
-¡Vale!
–Se escuchó a Soul-. Suficiente para mis oídos. ¡Suelta el botón Donovan!
-Mmmm
–Gimió el hombre, con todos sus sentidos volcados en lo que le hacía la chica,
para nada en la indicación de su capataz.
-¿Puedo
probarla? –Siguió Silvia con su exploración, también ajena a nada que no fuera
Donovan.
-¡Soltar
el maldito botón! –Exclamó Soul con sufrimiento-. ¡No puedo apagar el walkie y
quedarme incomunicado! ¡Además, estas en el canal abierto a todos los
trabajadores, idiota!
Se
sentía impaciente por saber, a qué sabía y ver si era como se describía en los
libros que había leído. Pero también se sentía nerviosa, por no hacerlo bien y
hacerle daño al hombre.
Iba
a dar el paso definitivo, cuando un movimiento a su izquierda bajo el
escritorio de Donovan, captó su atención.
Al
instante, estaba reculando de culo hacia tras con los ojos desorbitados y
gritando. Captando la total atención del vaquero, por la exclamación
horrorizada de la chica.
-¡Es
una serpiente! –Dijo pegando su espalda contra la puerta, mientras se escuchaba
la voz de Soul de fondo pro el walkie.
-¡He
dicho que no quiero detalles! ¡Cambiar el canal! –Gruñó con gran énfasis.
Donovan,
ya captó las palabras de su capataz y frunció el entrecejo extrañado mirando
entonces, que en todo momento había tenido el botón pulsado. Pero después,
desvió los ojos hacia donde miraban los de ella y pasó de sentirse violento por
lo sucedido allí, pasando también al terror al encontrarse con una enorme pitón
bajo su escritorio.
-¡Mierda
Soul! –Dijo volviendo apretar el botón-, avisa al sheriff de que ah aparecido
la pitón de Jeff.
-Voy…
Y espero estéis decentes por dios –Acabó cortando la comunicación con un
gruñido.
-Tesoro,
no te va hacer nada –Dijo con tono suave mientras se cerraba el botón y se
subía la cremallera-. Te aseguro que es inocente.
-Me
da igual, tú ayúdame a salir de aquí por
favor –Le suplicó, siendo incapaz de moverse de donde estaba.
-Tranquila,
que me encantará ser tú vaquero montado en un corcel blanco –Soltó con cariño,
al tiempo que se acercaba y la cogía en brazos, para llevarla fuera de allí y
esperar que viniera el sheriff a buscar al pobre animal-. Pero tenemos que
hablar, de cierta cosa que ha ocurrido ahí dentro y creo que no te gustará.
Jajajajajajaj!! Estás loca como cabra....qué risa ha sido esa transmisión por el Walkie y la serpiente qué inoporrunaaaaaaaaaa
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