- ¿Carolina? -llamó Fernando que la había estado
observando por varios minutos recorrer el pasillo hasta la habitación de
Christopher- ¿Quién está con Chris?
- Buenos días para ti también Fernando –rezongó
Caro y lo miró con paciencia- con la enfermera recibiendo su dosis de medicina
de la mañana.
- Si, lo siento. Estaba algo nervioso por haberlo dejado.
- No hay problema, lo entiendo –sonrió con
cansancio- ahora vamos.
Cuando entraron a la
habitación, Fernando estuvo a punto de desmayarse de la impresión y miró hacia
Caro, que también estaba desconcertada.
Aparentemente, Christopher había despertado.
- ¿Chris?
-Fernando susurró incrédulo- Esto es…
- He llamado al doctor. Estará aquí en cualquier momento.
Carolina no
pronunciaba palabra y Christopher no parecía mirarlos. Estaba desorientado y, al parecer, la
transfusión había funcionado.
- Pensamos que no habría ningún cambio –decía
desconcertado el doctor que había entrado hacía varios minutos- lo hemos monitoreado por dos días completos y
ningún cambio aparente…
Fernando miraba
atentamente hacia Christopher, pero ninguna palabra salía de sus labios. Se
sentía nervioso y expectante… si su hijo había despertado, tenía que ser una
señal de que todo iba a ir bien.
- ¿Cómo está doctor? -preguntó Fernando impaciente.
- Sus signos vitales son normales y sus pupilas
responden. Él nos escucha, tal vez solo
está desorientado…
Una mujer ingresó a
la habitación y miró a su alrededor. Con
ironía alzó la voz:
- ¿Esta es la gran emergencia Fernandito? ¡Qué
fácil te asustas!
Fernando cerró los
ojos ante la ira que parecía surgir desde el fondo de su corazón. ¡Esto no podía ser posible! Deborah, precisamente cuando Chris despertaba
y venía con su tono de superioridad.
Esto no iba a ir nada bien.
- Ah… veo que no
pierdes el tiempo –Deborah destilaba veneno en su voz, mientras recorría la
habitación de Christopher y miraba fijamente a Caro- No puedo creer que
interrumpiera mi crucero… para esto… -añadió con desprecio y los ojos de
Christopher se llenaron de lágrimas.
Esa fue la gota que
derramó el vaso para Fernando. No podía
concebir la idea que un ser tan ruin podría ser llamado madre. La tomó del brazo fuertemente y echando un
vistazo a la habitación, la sacó rápidamente.
- No puedes venir aquí, con esa actitud después
de todo lo sucedido… -Fernando se sostuvo la cabeza con fuerza- ¿Para qué estás
aquí?
- ¿No fuiste tú quien me llamó? –replicó
Deborah con calma. Al ver que no
contestaba, continuó- ¿me equivoco?
- Sí, pero pensé que te interesaría saber lo
sucedido con Christopher…
- El hecho que tú no tengas cuidado… no es mi
problema –añadió con despreocupación.
Fernando apretó la
mandíbula, sin embargo no le siguió el juego.
- Si estás aquí para reprenderme…
créeme que ya he tenido demasiado castigo por mis decisiones –Fernando la miró
con desprecio- sin embargo, no está claro el motivo de tu llegada. Has visto a Christopher en el mismo instante
en que despertó… y sin embargo tu evidente desagrado hacia él es notorio… ¿qué
quieres? -estaba la pared que contenía
su mal genio derribándose peligrosamente- he intentado localizarte hace más de
dos meses. Te escribí cartas, intenté hacer llamadas, te seguí el rastro por un
mes completo. Nunca respondiste, no tuve
noticias tuyas, ni una sola palabra… nada.
Y ahora… -una mueca de ironía llenó su rostro- apareces y no precisamente con ánimo de ver a
tu hijo –le taladró con la mirada.
- Fernandito… no seas tan duro conmigo –ella se
acercó, su escultural cuerpo moviéndose coquetamente- las cosas no son así…
-rió.
- No lo entiendo… ¿cómo puedes ser tú la madre
de Chris? –repitió con incredulidad- solo dime… ¿a qué has venido?
Mientras tanto, en la
habitación el niño era examinado por el perplejo médico y Carolina paseaba de
un lado a otro del lugar. Se sentía
nerviosa y, miró hacia la puerta, la llegada de Deborah no presagiaba una
mejoría en el ánimo de Fernando. Lo
sabía… había visto su rostro. Esa mirada
fulminante lo ensombreció repentinamente. Estaba en verdad sorprendida. ¿Había algo más detrás de la “buena
intención” de Fernando? Será que… -por
primera vez se lo planteó- alguna vez él… ¿amó a Deborah?
Sacudió su cabeza,
intentando despejarla de esas conjeturas tan absurdas y que no le incumbían a
ella de ninguna manera. Fernando era
pasado y así debía quedarse. Había
resuelto su vida, hace unos días estaba convencida de lo que quería… o lo que
no quería. Fernando… ¿por qué estaba ella aquí? Era estúpida… después de todo,
ella seguía ahí demostrando que…
Cerró sus ojos con
violencia. No, no y no… eso no podía ser
posible. No lo amaba. No, no había discusión…
- ¿Señorita
Rivas? -el médico se había acercado y
ella se obligó a prestar atención asintiendo- La mejoría de Christopher es
repentina y por el momento, inexplicable. Suponemos que el tratamiento ha dado
resultados rápidamente y mejor de lo que esperábamos, para ser sincero. Así que serán unos cuantos análisis más para
determinar su condición y pronto… -sonrió con calidez el médico- podremos
hablar de darlo de alta.
Carolina sonrió. Esa era una maravillosa noticia. Fernando
estaría feliz… y ella ya no tendría nada que hacer ahí.
Que bien que ya Chris se ha recuperado. Pero la actitud de Deborah... demuestra que no quiere a su hijo. Gracias por el capitulo, Gaby.
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