- ¿Diga?
-contestó Caro ansiosa y con un ligero temblor en su cuerpo.
- Hola Caro…
-se escuchó la alegre voz de Danna al otro lado.
- Hola Danna
-intentó disimular la decepción de su voz- ¿qué tal?
- ¿Qué tal?
Yo todo bien… pero tú no pareces tan bien… ¿sucedió algo? ¿La comida con Flavio fue mal? -preguntó preocupada.
- No exactamente… todo iba bien… -hizo una pausa y suspiró- hasta que Fernando llegó.
- ¿Qué?
-Danna casi soltó el auricular-
ahora mismo quiero saber la historia completa.
Pasados varios
minutos, Caro aún seguía explicando lo sucedido.
- Hummm…
-refunfuñó bajo Danna- así que
Fernandito lo arruinó todo.
- No le digas así… -defendió Caro por el tono empleado por
Danna- él no lo hizo a propósito… ¿cómo iba a saberlo?
- Sí, eso lo sé. Pero, ¿no crees que Fernando tuvo celos? Esa actitud de salir, casi huyendo de ahí…
¡pues no me parece! Y que tú hayas ido
detrás de él…
- ¿Qué, Danna?
¿Qué habrías hecho en mi lugar?
-increpó Caro- Si estuvieras en
mi lugar y fuera Leonardo quien se iba… ¿lo habrías seguido?
- ¡Claro que sí! Pero, es distinto porque yo amo a Leonardo…
-Danna se quedó repentinamente callada-
¿Estás insinuando que… aún amas a Fernando?
Un largo silencio
siguió a la temida pregunta. Danna pensó
que Caro no iba a contestar, hasta que escuchó un suspiro al otro lado de la
línea.
- ¿No crees que es mejor hablarlo en vivo? -sugirió Caro.
- Si, si así lo deseas -y antes de que Caro colgara le dijo- Te quiero amiga.
- Gracias, Danna -Caro se oyó más animada- Yo también te quiero.
***
Caro golpeaba con los
nudillos la mesa. Francamente se sentía
muy… confundida. El reencuentro con
Fernando estaba siendo de todo menos lo que había esperado. Él no decía nada y ella estaba empezando a
desesperarse. ¿Para qué la había
llamado? ¿Para estarse mirando las
caras? ¡Maldición, como se arrepentía de
haber aceptado esa cita! Pero… él se oía
tan animado por teléfono… y…
- Caro…
pensé que… -Fernando tomó un sorbo de agua- esto sería… distinto. No es que…
- No tienes que explicarlo -interrumpió Caro- yo también pensé que sería distinto…
- Entonces… ¿qué hacemos?
- ¿Hacer?
Nada Fernando. Creo que es hora
de dejarlo todo atrás. Es evidente que…
tú mente anda en otro lugar y… que yo… ya no soy la misma persona. Necesito algo… real. Algo, que tú no me puedes dar -admitió Caro sorprendida. Por primera vez expresaba lo que su corazón
guardaba profundamente.
- ¿Dejarlo atrás? Caro…
-Fernando se sorprendió al sentir que su voz se quebraba. Respiró hondo y carraspeó- Yo… -lo que estaba a punto de hacer… era
una cobardía pero… ¿qué más daba?- es
cierto, Caro yo no puedo darte lo que necesitas. No pude antes… y no creo que pueda
ahora. Tengo otro compromiso en mi vida…
has acertado.
A Caro se le cayó el
mundo encima. Fernando… ahora sí,
realmente iba a renunciar a él. Y se dio
cuenta, que en realidad nunca se había resignado, que una parte de ella siempre
lo había anhelado y… se odió por las
lágrimas que sintió caer de su rostro.
- Fernando…
yo… ¿un compromiso? -dijo de repente.
- Sí, Caro… antes de que reaparecieras en mi
vida… yo… estaba a punto de pedirle
matrimonio a Debbie, la madre de Christopher.
- ¿Te ibas a casar? -Caro abrió mucho los ojos. ¿Enserio Fernando le había citado para
decirle que se iba a casar?- ¿Te vas a
casar ahora?
- No… -Fernando cerró los ojos. Sentía que le faltaba el aire… ¿qué diablos
estaba haciendo?- No lo sé.
- ¿No sabes?
¡Yo renuncié a todo por ti!
- ¿Qué?
Yo no te lo pedí… ¿a qué renunciaste?
¿a una relación con ese hombre de tu casa? -espetó Fernando con rabia. Necesitaba desahogar su frustración y escogía
el peor momento y… la persona incorrecta.
- ¡No es ese!
Tiene nombre… además… aún no he
renunciado a nada con él. Tienes razón,
aún estoy a tiempo, Flavio puede hacerme feliz… yo merezco ser feliz. Y es evidente
-dijo escondiendo su mirada- que mientras tú estés presente en mi vida…
no lo lograré….
- Esta vez…
-Fernando bajó la voz- ¿es un
adiós?
- Un hasta siempre Fernando… pero si, es la
despedida definitiva. Yo ya no quiero
más…
- ¿Ya no me quieres más? -Fernando se llevó una mano y apretó su
sien- Yo… debo irme… adiós Carolina.
- Adiós Fernando… -Caro lo vio marcharse y sintió nuevamente el
corazón en un puño. Pero no debía ser
tan terca… no funcionaba. Debían
seguir…- Fernando… -susurró-
yo ya no quiero… amarte más… -sintió una lágrima en su mejilla- ¿cómo lo hago? ¿cómo… lo lograré?
Ya en su habitación,
Caro volvió a cerrar los ojos con fuerza.
Aún los tenía rojos y le ardían.
Definitivamente, no había sido un sueño…
Fernando se iba a casar… y no había nada… absolutamente nada que pudiera
hacer.
- ¡Enséñame a olvidarte Fernando! -pidió-
¿Cómo lo lograste?
No hay comentarios:
Publicar un comentario