martes, 8 de septiembre de 2015

Aún te amo 15 -Gaby Ruiz



-  Pasa Fernando ¡qué sorpresa verte!  -decía Caro abriendo la puerta.
-  Sí, no quería molestarte y solo pasaba un momento porque…  -se calló al ver que un hombre salía de un lugar del departamento-  ¿estabas comiendo?  -fue lo único que se le ocurrió decir.
-  Sí, con un colega de la academia  -asintió Caro nerviosa y sintiendo que le faltaba el aire.  Se apoyó ligeramente en la pared y continuó- Fernando, él es Flavio.  Flavio, él es Fernando… un amigo de Ecuador  -añadió.
Los dos hombres se evaluaron rápidamente y se dieron la mano.  Flavio sabía quién era ese tal Fernando. 

Fernando solo sospechaba quién podría ser ese Flavio… ¿tendría algo que ver con Caro?  -el solo pensamiento…
-  ¿Quieres unirte a nuestra comida?  -preguntó torpemente Caro y su error fue obvio cuando los dos hombres le miraron con extrañeza.
-  No, creo que no es lo mejor.  Pero, gracias por la invitación.  Yo solo quise entregarte esto…  -y le extendió la chaqueta que ella le había prestado el día anterior-  gracias y debo irme  -salió rápidamente que Caro no tuvo tiempo ni de decir adiós.
Flavio comentó algo de que maleducado era… pero Caro ya no estaba.  Había salido tras Fernando.
Caro recorrió rápidamente el pasillo y abrió la puerta que daba a la calle.  Parecía que Fernando había corrido esa distancia porque no lo había alcanzado.  Echó un vistazo al exterior justo a tiempo de mirar a Fernando abriendo la puerta de su coche.   Ella se dirigió hacia él… quedándose congelada al percatarse que… Fernando no estaba solo.  Lo acompañaba una mujer, a la que también se le congeló la sonrisa al ver quien salía de esa puerta por la que Fernando había entrado hace unos minutos…
Fernando observó las miradas que cruzaron las dos mujeres que eran parte de su vida.  Caro, ella era su pasado… y Deborah, su futuro.  O eso había creído, hasta que halló a Caro nuevamente.  Y él… él se encontró que no podía cumplir con su compromiso… con su autoimpuesta obligación con Deborah.  ¡Carolina había vuelto a su vida!  No importaba la razón de su regreso… pero él la quería de vuelta.  No importaba cómo ni sobre quien pasara… nadie lo iba a impedir.
-  Caro…  -pronunció finalmente Fernando saliendo de sus reflexiones-  te presentó a Deborah.  Debbie, ella es Caro.
La mujer, Deborah, asintió y le ofreció a Carolina una sonrisa artificial.  Caro le devolvió una gélida sonrisa y se dirigió hacia la puerta de su departamento, para volver a entrar.
-  Caro, espera…  -Fernando le alcanzó-  yo quería hablar contigo.  Quiero saber… muchas cosas están por decir Caro…
-  Fernando, creo que te esperan…  -le espetó ella.
-  Deborah no significa nada en mi vida… ella es solo… la madre de Christopher…  -explicó Fernando y Caro lo miró sonriente-  Caro, en verdad necesito estar a tu lado, yo…
-  Sí Fernando… yo también…  -Caro aceptó.  Sabía que debía negarse porque pensaría mejor sola que en compañía de Fernando pero… no pudo resistirse-  ¿te parece si hablamos por teléfono y quedamos?  Creo que ahora mismo… tenemos otros asuntos que atender…  -dijo y miró hacia Deborah.
Fernando aceptó de mala gana.  Le tendió su tarjeta con su teléfono y anotó el teléfono de Caro.  No pudo resistirse y le dio un beso en la comisura de los labios, despidiéndose con un gran abrazo y unas palabras susurradas en el oído de Caro.
Ella sintió que se derretía ante el contacto de Fernando.  Era tan dulce…  con tanta suavidad y ternura… y al mismo tiempo, insinuaba la gran pasión que Caro sabía escondía Fernando en su interior. 
Cruzaron una última mirada que significó más que mil palabras, antes que Fernando abordara su auto y se alejara mientras Caro recorría el pasillo hasta su departamento… lenta… muy lentamente.  Como saboreando cada instante…  y recordando el día de ayer… como Fernando la había estrechado en sus brazos, una y otra vez, besándola con gran ímpetu…  con el deseo dibujado en sus ojos y con cada músculo tenso…  ella se había estremecido de deseo también.  Justamente como lo hacía en ese preciso instante.  Solo sabía una cosa…  había extrañado a Fernando.  No importaba lo qué sentía o ya no sentía por él.  Lo había extrañado…  y eso, eso nunca lo podría negar.
-  ¿Qué pasó Caro?  -preguntó Flavio el mismo instante en que Carolina atravesó la puerta del departamento y él miro por sobre Caro… buscaba al hombre que se había marchado, obviamente.
-  ¿Qué pasó?  -repitió Caro-  No entiendo a qué te refieres, Flavio… mejor continuemos con la comida…
-  ¿Estás enfadada?  -insistió él-  Porque yo no he hecho nada y no me parece justo que…
-  No, no estoy enfadada.  ¿Vamos a comer o no?
-  Tú no eres así…
-  No me conoces…
-  Ya veo…  ¿no quieres hablar cierto?
-  ¡Brillante!  -Caro sabía que estaba siendo odiosa pero no podía evitarlo-  no, no quiero.
-  Entonces, creo que lo mejor es dejarte sola.  Adiós Caro.
-  Adiós Flavio  -lo acompañó silenciosamente hasta la puerta y se despidió con un breve beso en la mejilla.
Mirándolo partir, se sintió una completa tonta.  Las cosas no habían funcionado con Fernando… con Flavio apenas empezaba.  ¿Qué debía hacer?

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