- Gracias Caro
-se puso la chaqueta que ya no le iba tan bien. Él estaba más ancho de hombros ahora… su cuerpo había cambiado tanto pero sus ojos…
eran los mismo del Fernando que Caro tanto amó-
¿Todo bien?
Ella sonrió. Aquella frase: “Todo bien”… tan típica en
él. Y no pudo evitarlo… rió encantada
por tenerlo de nuevo en su vida.
Sí… era un absurdo. Ellos ya habían decidido que lo suyo había
llegado a un punto muerto… sin retorno.
Pero ahora, frente a frente… más maduros… se abría una estrecha posibilidad de volver a
amar.
- Sí Fer… todo bien… -asintió cuando dejo de reír- ¿estás bien?
-inquirió cuando él se puso repentinamente serio.
- Sí, perfectamente ¿por qué? -preguntó Fernando y Caro recordó una de las
cosas por lo que nunca funcionaría.
Fernando volvía a tener esa actitud de hombre de hielo que tanto odiaba…
tan frío e indiferente… ¡que cambiante!
- Yo sabía que no funcionaría -murmuró por lo bajo y salió de la
habitación.
Fernando se maldijo
mentalmente antes de decidir ir tras Caro.
Es que odiaba que ella se burlara de él…
el tono en que había dicho todo bien…
el uso del diminutivo Fer y su risa…
ella definitivamente se había burlado de él, aunque fuera
inconscientemente, cuando él tan solo usaba una frase familiar que nunca le
había dejado de recordar el pasado… eso
era -se repitió mentalmente- pasado que no volvería… no más.
- ¿Carolina?
Creo que ha dejado de llover y Christopher… -decía Fernando y se detuvo al ver a su
sobrino riendo con Caro. ¡Sí,
Christopher! Tan serio y algo huraño
desde la muerte de su padre. Y se quedó
mudo de asombro.
- ¿Qué haces ahí Fernando? -preguntó Caro fríamente mirándolo pasados
unos instantes- ¿quieres chocolate?
- No, gracias
-negó él y no quiso alejar a Christopher de Caro… si ella le hacía tanto
bien… y, aunque no lo admitiera, a él le
hacía tanto bien Caro.
- ¿Ya nos vamos tío? -preguntó Christopher con tristeza- ¿Por qué?
- Eh… supongo que Caro tendrá otros invitados a
cenar y ya es hora de llegar a casa
-explicó él.
- Sí, mamá estará preocupada -dijo el niño con seriedad- Un gusto señorita.
Ella esbozó una
sonrisa involuntaria. Daba una sensación
de ternura y desamparo ver a un niño hablar con tal solemnidad… sobre todo si
el niño en cuestión tiene apenas 5 o 6 años.
- Caro, dime Caro o Carolina por favor -pidió ella con dulzura y tomó la manito
extendida.
- Esta bien Caro… -aceptó Christopher y se entretuvo mirando
por la ventana mientras Fernando ya estaba a unos pasos de Caro.
- Yo…
-Fernando intentó tocarla pero se detuvo- lo siento
-murmuró finalmente- creo que me
porté algo brusco y te pido disculpas…
¿Caro? -al ver que ella no lo
escuchaba la tomó de los hombros y la giró hasta tenerla frente a él- realmente… perdóname… -susurró él.
Caro sintió deseos de
llorar. Y realmente hizo un esfuerzo
enorme por no hacerlo. Pero ahí tenía a
su Fernando… pidiendo perdón con tanta
suavidad que le partía el corazón… y el llanto tanto tiempo reprimido por su
partida… por el odio que nunca logró
sentir… por el amor que siempre sintió.
- Sí…
-su voz se quebró y tragó con dificultad, intentando mantener la
compostura. Como no podía hablar… se
conformó con asentir con su cabeza intentando ratificar su anterior
declaración.
- Caro… en verdad no quise hacerte daño… ¡Dios, me cortaría la mano antes de
herirte! -ella se dio vuelta- no, Caro… no te alejes… -él iba a irse molesto por su actitud… ella
no lo quería… estaba claro… hasta que la
miró por última vez… sus hombros se sacudían ligeramente… ella estaba… ¿llorando?
Fernando se acercó y
le tomó en sus brazos por detrás, estrechando su espalda contra su pecho. Le acarició con ternura el cabello y Caro se
derritió.
Apoyando su cabeza en
el pecho de Fernando, Caro se creyó en paz…
una seguridad que nunca había sentido le inundó y ella deseó no alejarse
nunca de ese contacto… quería quedarse
así… para siempre.
¿Cómo podía un hombre
cambiar de un momento a otro?
¡Fernando! Un enigma que no logró
resolver a pesar de los años juntos…
ahora… ¿ahora era momento de
volver a intentarlo? ¿por qué el destino
los había vuelto a unir?
Y en ese momento,
todo encajó… todo el juego de la vida fue perfecto… Fernando ladeó la cabeza de Caro hasta que
miró sus ojos y se acercó lentamente…
***
- ¡Respira Danna! -urgió Caro cuando vio que su amiga se ponía
pálida- Si te mueres… Leonardo me
mata… -bromeó.
- Exagerada…
¿pero como esperas que reaccione?
-preguntó con tono de superioridad- ¿cuando vienes y me sueltas así como así que
te reencontraste con nuestro Fernando?
- En primera no me reencontré ni nada… fue pura casualidad -explicó una vez más Caro y Danna
resopló- además, no es nuestro Fernando -añadió.
- ¿No?
¿Solo tuyo verdad? -la picó Danna
- Sí…
-asintió Caro sin pensar y luego añadió-
si… eh… fue una especie de reencuentro -completó sin saber que decir.
- Ay Caro… ¿y cómo estuvo? ¿fue emocionante? -inquirió pero no la dejó hablar- ¡pero qué digo! ¡¡Claro que debió ser emocionante!! ¿Qué te dijo?
¿qué le dijiste? Una vez más…
¿cómo pasó de encontrarte en la calle a estar en tu departamento? Y no olvides…
¿cómo fueron sus apasionados besos en plena avenida? -respiró finalmente y la miró.
- ¿Terminaste?
¡Pensé que no lo harías nunca!
-suspiró Caro y resignada la miró- ¿y cómo sabes…? No importa, ¿por
dónde empiezo? Ah sí, estaba caminando
bajo la lluvia hasta mi departamento cuando un auto se acercó…
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