jueves, 6 de agosto de 2015

Aún te amo 12 - Gaby Ruiz



-  Gracias Caro  -se puso la chaqueta que ya no le iba tan bien.  Él estaba más ancho de hombros ahora…  su cuerpo había cambiado tanto pero sus ojos… eran los mismo del Fernando que Caro tanto amó-  ¿Todo bien?
Ella sonrió.  Aquella frase: “Todo bien”… tan típica en él.  Y no pudo evitarlo… rió encantada por tenerlo de nuevo en su vida.  Sí…  era un absurdo.  Ellos ya habían decidido que lo suyo había llegado a un punto muerto… sin retorno.  Pero ahora, frente a frente… más maduros…  se abría una estrecha posibilidad de volver a amar.

-  Sí Fer… todo bien…  -asintió cuando dejo de reír-  ¿estás bien?  -inquirió cuando él se puso repentinamente serio.
-  Sí, perfectamente ¿por qué?  -preguntó Fernando y Caro recordó una de las cosas por lo que nunca funcionaría.  Fernando volvía a tener esa actitud de hombre de hielo que tanto odiaba… tan frío e indiferente…  ¡que cambiante!
-  Yo sabía que no funcionaría  -murmuró por lo bajo y salió de la habitación.
Fernando se maldijo mentalmente antes de decidir ir tras Caro.  Es que odiaba que ella se burlara de él…  el tono en que había dicho todo bien…  el uso del diminutivo Fer y su risa…  ella definitivamente se había burlado de él, aunque fuera inconscientemente, cuando él tan solo usaba una frase familiar que nunca le había dejado de recordar el pasado…  eso era  -se repitió mentalmente-  pasado  que no volvería…  no más.
-  ¿Carolina?  Creo que ha dejado de llover y Christopher…  -decía Fernando y se detuvo al ver a su sobrino riendo con Caro.  ¡Sí, Christopher!   Tan serio y algo huraño desde la muerte de su padre.  Y se quedó mudo de asombro.
-  ¿Qué haces ahí Fernando?  -preguntó Caro fríamente mirándolo pasados unos instantes-  ¿quieres chocolate?
-  No, gracias  -negó él y no quiso alejar a Christopher de Caro… si ella le hacía tanto bien…  y, aunque no lo admitiera, a él le hacía tanto bien Caro.
-  ¿Ya nos vamos tío?  -preguntó Christopher con tristeza-  ¿Por qué?
-  Eh… supongo que Caro tendrá otros invitados a cenar y ya es hora de llegar a casa  -explicó él.
-  Sí, mamá estará preocupada  -dijo el niño con seriedad-  Un gusto señorita.
Ella esbozó una sonrisa involuntaria.  Daba una sensación de ternura y desamparo ver a un niño hablar con tal solemnidad… sobre todo si el niño en cuestión tiene apenas 5 o 6 años.
-  Caro, dime Caro o Carolina por favor  -pidió ella con dulzura y tomó la manito extendida.
-  Esta bien Caro…  -aceptó Christopher y se entretuvo mirando por la ventana mientras Fernando ya estaba a unos pasos de Caro.
-  Yo…  -Fernando intentó tocarla pero se detuvo-  lo siento  -murmuró finalmente-  creo que me porté algo brusco y te pido disculpas…  ¿Caro?  -al ver que ella no lo escuchaba la tomó de los hombros y la giró hasta tenerla frente a él-  realmente… perdóname…  -susurró él.
Caro sintió deseos de llorar.  Y realmente hizo un esfuerzo enorme por no hacerlo.  Pero ahí tenía a su Fernando…  pidiendo perdón con tanta suavidad que le partía el corazón… y el llanto tanto tiempo reprimido por su partida…  por el odio que nunca logró sentir… por el amor que siempre sintió.
-  Sí…  -su voz se quebró y tragó con dificultad, intentando mantener la compostura.  Como no podía hablar… se conformó con asentir con su cabeza intentando ratificar su anterior declaración.
-  Caro… en verdad no quise hacerte daño…  ¡Dios, me cortaría la mano antes de herirte!  -ella se dio vuelta-  no, Caro… no te alejes…  -él iba a irse molesto por su actitud… ella no lo quería… estaba claro…  hasta que la miró por última vez… sus hombros se sacudían ligeramente…  ella estaba… ¿llorando?
Fernando se acercó y le tomó en sus brazos por detrás, estrechando su espalda contra su pecho.  Le acarició con ternura el cabello y Caro se derritió.
Apoyando su cabeza en el pecho de Fernando, Caro se creyó en paz…  una seguridad que nunca había sentido le inundó y ella deseó no alejarse nunca de ese contacto…  quería quedarse así… para siempre.
¿Cómo podía un hombre cambiar de un momento a otro?  ¡Fernando!  Un enigma que no logró resolver a pesar de los años juntos…  ahora…  ¿ahora era momento de volver a intentarlo?  ¿por qué el destino los había vuelto a unir?
Y en ese momento, todo encajó… todo el juego de la vida fue perfecto…  Fernando ladeó la cabeza de Caro hasta que miró sus ojos y se acercó lentamente…
***
-  ¡Respira Danna!  -urgió Caro cuando vio que su amiga se ponía pálida-  Si te mueres… Leonardo me mata…  -bromeó.
-  Exagerada…  ¿pero como esperas que reaccione?  -preguntó con tono de superioridad-  ¿cuando vienes y me sueltas así como así que te reencontraste con nuestro Fernando?
-  En primera no me reencontré ni nada…  fue pura casualidad  -explicó una vez más Caro y Danna resopló-  además, no es nuestro Fernando  -añadió.
-  ¿No?  ¿Solo tuyo verdad?  -la picó Danna
-  Sí…  -asintió Caro sin pensar y luego añadió-  si…  eh…  fue una especie de reencuentro  -completó sin saber que decir.
-  Ay Caro… ¿y cómo estuvo?  ¿fue emocionante?  -inquirió pero no la dejó hablar-  ¡pero qué digo!  ¡¡Claro que debió ser emocionante!!  ¿Qué te dijo?  ¿qué le dijiste?  Una vez más… ¿cómo pasó de encontrarte en la calle a estar en tu departamento?  Y no olvides…  ¿cómo fueron sus apasionados besos en plena avenida?  -respiró finalmente y la miró.
-  ¿Terminaste?  ¡Pensé que no lo harías nunca!  -suspiró Caro y resignada la miró- ¿y cómo sabes…? No importa, ¿por dónde empiezo?  Ah sí, estaba caminando bajo la lluvia hasta mi departamento cuando un auto se acercó…

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