¡Odiaba
aquella hora, odiaba aquel semáforo y odiaba aquella carretera! Masculló para
sí, muy enfadada al verse metida en aquel indeseable atasco. Llevaba casi media
hora parada... Estaba a punto de apagar el motor, y sentarse en la terraza de
cualquier bar a tomarse un delicioso capuchino... ¡Y odiaba, estar enganchada
al café!
Al
menos, si hubiera sido más lista se habría puesto en uno de los carriles de los
laterales, para que cuando llegase a un cruce dar media vuelta y largarse... El
día, tenía muchas horas para ir hacerle una visita a su amiga Sandra... Pero
Dylan, quería saber alguna cosa lo más rápido posible. Y ella, en siete horas
volvía a estar en línea.
Una
llamada al móvil, interrumpió sus cavilaciones. Al segundo tono, la voz de su hermana sonó por los altavoces del
coche.
-¡Hola
preciosa! -Saludó la otra feliz.
-Hola
Nata... -Saludó a su hermana con un suspiro.
-¿Qué
te ocurre? -Preguntó suspicaz-. Te noto, como un poco...
-Agobiada
por un maldito atasco -Acabó ella la frase con sarcasmo.
-Ya
veo... Y de seguro, que tenías en mente un café... -Soltó divertida al saber de
la adicción de su hermana.
-Pues
un capuchino... -Rió ella.
-Pues
te quedas sin nada, sabes que no tienes que abusar tanto...
-¿No
tienes qué dar clases, en vez de estar sermoneándome? -Frunció el ceño con
humor.
-Hoy
tengo dos horas libres, mis alumnos están de excursión en un museo...
-Que
bien para ti... ¿Qué me llamas por el cumpleaños de mis dos sobrinos?
-Sí.
¿Has comprado alguna cosilla?
-Por
supuesto, un juego de ordenador para Rafe y dos libros de las crónicas de
Narnia, que le faltaban a Julia...
-¿Para
qué te llamo entonces? -Rió Nata-. Eres la tía favorita de mis mellizos, y para
mí punto de vista la mejor... Serias muy buena madre...
-¡OH,
por favor Nata! -Volteó los ojos hacia arriba-. No empieces otra vez con ese
tema. Recuerda, que te amenacé con dejarte de ir a ver...
-Tienes
treinta años, se te va a pasar el arroz para tener hijos. ¿Por qué quieres
tener, verdad?
-Por
supuesto que quiero tener... Y me encontraría tener también mellizos -Suspiró-.
Pero para ello, antes tengo que hallar a mi rana...
-¡Pues
no será porque el estanque no esté lleno! -Señaló irónica su hermana Natasha.
-¡Eh!
-Rió-. No me culpes, por no tener la misma suerte que tú... Roul, es un
magnifico marido y cuñado...
-¡Verdad
que sí! -Señaló orgullosa.
-¿Cuando
vas a estirar la pata, para quedarme con él? -Bromeó Gabriela.
-¡Ha!
Espera a que lleves bastón y te quedes calva.
-¡Calva
no! -Rió feliz-. Al menos, ponme el cabello canoso...
-Ni
hablar...
-Mala
hermana... -Rió ella.
-Y
tú, incordio de hermana... -Se metió Natasha.
-¡OH!
Verás cuando se lo diga a mamá y papá...
-Chivata...
-Siguió riéndose Natasha-. Bueno... -Cogió aire-. Nos vemos mañana sábado, a
las seis de la tarde.
-Ahí
estaré, bien hermosa para robarte a tú marido...
-Muy
bien, no me queda más remedio que sacar la lima de las uñas...
-¡Perversa!
-Adiós
guapa -Se despidió Natasha.
-Adiós,
señorita rotenmeier... -Señaló Gabriela, sabiendo que no le gustaba aquel
apodo.
-¡OH!
enfréntate tú, a treinta chavales de quince años todos los días, para darles
clases de literatura...
-¡Antes,
me meto a monja! ¡Hasta mañana guapa! -Y cortó la comunicación, al ver que la
cola empezaba a moverse un poco.
Iba
avanzar, cuando justo después de introducir la primera marcha sintió una
bocina, y como un golpe en su lateral derecho... Miró hacía allí, y se encontró
con una furibunda mirada de ojos color miel... ¡Genial, ahora le abollaban el
coche sin tener ninguna culpa!
Se
desabrochó el cinturón de seguridad, y pasó por encima del sillón del copiloto,
porque su lado era imposible de abrirse al estar el otro vehículo, pegado al
suyo.
-Hola...
-Habló aquel hombre atractivo-. ¿Se encuentra bien? -Le preguntó con voz segura
y un poco rasposa... ¡Es decir, sexy!
-Sí...
-Respondió con admiración-. ¿Qué ha ocurrido? ¡OH! -Exclamó al ver una
furgoneta gris, pegada por un lateral al culo del coche del hombre. Estaba
claro, que aquel era el culpable...
-Un
chico impaciente, pro entrar en el atasco -Sonrió, sin darle mucha importancia
de que su deportivo hubiera sido dañado.
-¡Lo
siento! -Exclamó el joven, al bajarse de la furgoneta-. Me ha fallado el freno,
al llegar al ceda...
-No
pasa nada... -Habló el dueño del deportivo-. Lo importante, es que no hemos
sufrido ningún daño.
-¡Idiota!
-Gritó algún individuo que estaba en la cola, y enfadado al ver que iba a
incrementarse más el atasco-. ¡Haberte esperado a que pudieras pasar!
-¡OH!
-Se sorprendió Gabriela-. La gente es muy maleducada...
-¡EH,
amigo! -Gritó el joven, alzando la voz para que lo escuchase aquel individuo-.
¡Me han fallado los frenos! ¡Así, que no me falte al respeto!
-¡Que
te jodan! -Volvió a exclamar aquel furioso-. ¡Date prisa, y mueve el coche!
-¡Que
le jodan a usted! -Gritó otro conductor, que salió de su coche al ver lo que
estaba ocurriendo-. Deje al chaval en paz, que no ha tenido la culpa...
-¡Eso!
-Gritó otro más.
-La
verdad, es que salgo del taller de cambiar las pastillas... -Confesó el chico.
-Pues
ya sabes... -Rió el atractivo hombre-. Pásale los partes y los daños al
taller... Bueno... ¿Cómo empezamos hacer los partes?
-Si
queréis, empezar primero vosotros dos... -Sugirió ella-. Después, tú y yo...
-Dijo sonrojándose un poco, al ver como la miraba aquel hombre con sonrisa...
¿Tierna? ¡Dios, qué guapo era!
-Me
parece bien...
Tres
minutos después, colgaba el teléfono ya más tranquila, al avisar a su amiga
Sandra de su tardanza. Miró unos segundos a su alrededor, viendo como los
coches poco a poco se iban desplazando, gracias a un guardia que circulaba por
allí con su moto, y al ver aquel caos, se había detenido a guiar el trafico.
Se
giró a mirar a los hombres, para ver cómo iban con el parte de accidente cuando se topó con la mirada de
aquel adonis… Se sonrojó un poco, pues le ponía un tanto nerviosa… Se parecía a
una quinceañera, cuando tenía delante a un profesor guapo…. Le sonrió, y se
acercó a él al ver que ya habían terminado ellos dos.
-¿Ya
habéis hecho vuestra parte? –Preguntó con voz dulce y tímida, al desplegar su
carpeta con sus documentos sobre el capó del deportivo.
-Sí…
-Sonrió el joven-. Ahora ustedes dos, y me iré a meterle bronca al del taller
mecánico.
-Yo
ya rellené mi hueco en una hoja nueva –Habló el hombre-. Solo tienes que
rellenar, tus campos y todo listo… -Dijo, entregándole un bolígrafo cálido
entre sus dedos por su calor.
-Gracias…
-Se inclinó sobre las hojas, y al mirar la primera línea de él para ver cómo
había rellenado se quedó blanca.
-¿Le
ocurre algo? –Preguntó éste al ver su
expresión.
-Eres
Cristian Doyle… -Susurró sin tono alguno.
-Sí
–Dijo con sonrisa sexy-. Veo que me conoces… Sin embargo, yo no tengo aún ese
placer…Señorita…
-Y
ni lo vas a tener… -Soltó con voz fría-. Me enseñaron, que al enemigo ni agua…
-¿Enemigo?
–Frunció el ceño divertido-. Me temo que hay una equivocación…
-No
la hay, si vas a trabajar para Dual
Emisora…
-¿Cómo
sabes tú eso? –Se quedó parado-. Has dicho antes que era tu enemigo… Así, que
tú eres locutora en…
-Gabriela
Breston, locutora de…
-Top
30… -Respondió él con una sonrisa-. A quien tengo que bajarle audiencia…
-Exacto
–Soltó con frialdad.
-Pues,
es todo un placer el ponerle al fin un rostro a tan bonita voz… Deja que te
diga, que…
-No
quiero escuchar nada –Lo cortó con sequedad-. Me importa un pepino lo que me
vayas a decir. Porque relleno esto y me
voy… Ya que no creo que nos volvamos a ver nunca más.
-Eso
no se sabe… Creo que hay muchas celebraciones…
-Tranquilo,
ya procuraré no toparme en tú camino… Ahora si me disculpas…
-Claro…
-Rió divertido, mientras la observó detenidamente todo el rato que ella rellenó
el parte, inclusive cuando se montó en su coche una vez que hubo acabado y se
marchó sin mirar atrás.
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