martes, 7 de julio de 2015

Noches En El Balcón 26

Subo capi corto... Sino, no vería si podía hacerlo mañana, así os dejo un poquito. Besazos!!!!!

Aún seguía sin dormir cerca de la media noche, cuando le pareció oír ruido en la puerta principal.

Era extraño, pensó con el ceño fruncido y el oído en alerta. Pues si su madre fuera a llegar  aquella noche, lo más normal es que la hubiese llamado para informarle de su llegada.

En aquello, su madre era muy predecible.

Nuevamente volvió  aquel ruido, picando su curiosidad a levantarse de su cama y acercarse allí con paso sigiloso. Era como un leve siseo de voces. Ya casi tocando la puerta, se puso de puntillas para mirar con sumo cuidado por la mirilla y al segundo siguiente, dar dos saltos atrás de ella con el corazón acelerado.


¡Tres hombres! ¡Tres hombres con ropas oscuras, estaban intentando abrir su puerta!

Apoyada contra la pared del recibidor e intentando calmar sus pulsaciones, comenzó a mirar hacia todos los sitios pensando donde era mejor ocultarse. Además, tenía que coger su móvil para llamar a la policía…

¡Pero acaso no habían más puertas y plantas qué entrar a robar! Masculló con terror, mientras salía de allí por patas, entrando en la seguridad de su dormitorio. Para mirar que bajo la cama, seguro la verían al igual que en el armario, pues bien que venían a robar.

¡Tenía que salir de allí! Se apresuró a recomendarse presa del pánico, sin saber qué hacer. Se encontraba en la parte más alta del edificio, no podía escapar y tampoco quería morir ni que le hicieran daño.

Y al volver al mirar a su balcón con ojos casi empañados por el miedo, que lo vio.

-¡Menuda idiota! –Gruñó por lo bajo, yendo a toda prisa afuera de su balcón para salir deprisa en busca de Eric.

Estaba tan superada por el miedo, que no se acordaba de que podía acceder al bloque vecino por su terraza. Dos besos a su madre, por detenerla en poner el panel divisor. Se apuntó de forma mental, pasando por encima del bajo muro y yendo a parar al oscuro comedor de Eric.

Allí, con respiración acelerada y algo más espabilada, se apresuró en correr la puerta corredera y echarle el cierre.

Que bien sonaba aquel chasquido, por dios. Suspiro más calmada, sabiéndose algo más protegida. Ahora, a buscar a Eric o llamar a la policía, si éste no se hallaba allí.

Sin pudor alguno, se aventuró por el oscuro pasillo, con la única esperanza de encontrarlo. Dándole igual por el momento, si lo encontraba con alguna chica, ya lo analizaría más adelante.

Era curioso, en verdad solo conocía el comedor de su piso. Era la primera vez que se aventuraba a tanto. Pero tampoco era momento para curiosear por la casa.

Tras haber pasado por la cocina, un baño, un despacho y dos dormitorios, vestidos únicamente con lo esencial, llegó a una última puerta que como todas, se hallaba entornada.

Era ya, el único sitio que le quedaba por ver y averiguar así, si se hallaba sola para lo que ocurría en su casa.

Pero al abrir de forma sigilosa un par de palmos, gracias a la luz de la luna, lo vio tumbado en la cama.

Relajándose por completo, se aventuró a él con paso apresurado. Tenía que despertarlo y…

Sus piernas ya chocaron con el colchón y sus palmas se apoyaron en las sábanas. Pero el aire contenido, no le dejaba expulsar ninguna palabra para alertarle. Volvía hallarse bloqueada.

Él, se hallaba completamente desnudo encima de las ropas de cama. Mostrándole así, la primera vez un cuerpo de hombre y su anatomía. La cual, por suerte o mala suerte suya, se hallaba también despierta.

De pronto, sintió el mayor calor de su vida en su rostro, nublándole el oxígeno a su cerebro y siendo la causa, de que soltara lo primero que se le vino.

-¡OH dios mío, estas empalmado!

-¡Yola! –Exclamó un sorprendido Eric, incorporándose en la cama de forma abrupta.

-¡Y despierto! –Soltó aún sorprendida y avergonzada, cerrando de forma apretada por unos segundos los ojos-. Lo siento, yo no quería mirar.


Aún se sentía confuso. Hacía apenas un momento, que se hallaba tumbado en la cama desnudo, luchando contra su cerebro. Éste, solo hacía que pensar en Yola. Proyectando imágenes de ella y recordándole, cuando se besaron en el salón.

Por ello, que se hallaba con el termómetro de su deseo, en alza.

Y ahora, para su sorpresa y confusión, tenía realmente a una Yola en su dormitorio muy exaltada tras verlo de aquella manera.

¿Qué demonios hacía allí?

-Acaso has venido a cobrarte de la misma manera –Escupió con cierto sarcasmo al tiempo que se levantaba de la cama, quedando desnudo delante de ella.

Ésta, al verlo tan cerca no sabía donde fijar la vista. Sacándole así una sonrisilla al chico, comprendiendo que no venía a por aquello.

-Yo… Yo… -Buscaba aire, mucho espacio y aire.

-Perdona pequeña demonio –Se disculpó con voz dulce-. Es solo que me sorprendiste.

-¡Como tú a mí tarugo! –Soltó acalorada e impaciente-. ¡Pero quieres cubrirte de una vez! –sus mejillas ya iban a explotar.

-Claro –Rió, por que se daba cuenta que a pesar de su sed de deseo por ella, se sentía cómodo mostrándose tal cual. Por ello, que caminó hacia la cómoda a paso relajado-.Y a qué debo tu interrupción en mi alcoba.

-Tres hombres –Soltó recordando el porqué se hallaba allí-. Están intentando entrar en mi piso.


Una vez más, volvía a quedarse con la boca abierta al ver como éste sin ropa alguna, salía del dormitorio apresurado.

2 comentarios:

  1. OH VAYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!! en serio tus chicas suelen sorprender a tus chicos de la peor ( o mejor) manera.....Y agradezco que subieras capi, lo sabes, pero ...¿HASTA AQUÍ?
    Aishhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!! Te quiero y se nota que hace calor por tu lado del mundo

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  2. jeje sabes que me gustan con ropa interior o sin ella. culpables tal vez mis padres,que me llevaban a mis diez años a la playa nudista con ellos? ?????
    Ho simplemente reconozcamos que mi mente es picantona jijiji

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