- ¿Qué
pasa? -la voz infantil se escuchó entre
la tormenta- ¿No te da frío?
Caro miró hacia el
auto en el que venía Fernando. No había
estado solo… allí había un niño. ¿Qué
hacía Fernando con un niño? No podía ser… ¡Claro que no! El niñito tendría unos 5 o 6 años… no habían estado tanto tiempo lejos y…
Sus dudas fueron
contestadas cuando Fernando respondió, acercándose al coche y arrastrándola
consigo:
- No había tomado en cuenta el frío,
Christopher -sonrió Fernando con aire
paternal- Espera un momento… he olvidado
presentarte a alguien. Ella es mi amiga
Caro… Caro, él es Christopher -ella le obsequió una sonrisa genuina pero
esa palabra “amiga”… no le había gustado nada-
es hijo de mi primo…
prácticamente mi sobrino -añadió
y Caro soltó el aire que había estado conteniendo… ni siquiera lo había notado.
- ¡Oh!
Mucho gusto Christopher -asintió
encantada al niño que la miraba curioso y sonriente. Tenía un aire inocente y… ¿triste?
- ¿Eres amiga del tío Fernando hace mucho
tiempo? -inquirió agudamente.
- Mmm…
bastante.
- Bien
-confirmó casi con solemnidad y Caro se preguntó si Fernando era quien
estaba criando a ese niño… porque le
recordaba claramente a él…
- ¿Qué edad…?
-decía Caro y un repentino temblor le recorrió el cuerpo. Había olvidado que se encontraba calada hasta
los huesos.
- Es mejor que te quites esa ropa y te
abrigues, Caro -ordenó Fernando.
- Pero…
-ella decía y desistió. Él tenía
razón… no había punto que discutir- Tú
también estás empapado -comentó- ¿te ofrezco una toalla? No quiero que te enfermes y estando así...
Él asintió y… recordó
a Christopher… no podía dejarlo en el auto.
Solo.
- Creo que… lo mejor es que nos vayamos -dijo enfáticamente.
- Ah
-entendió Caro- no hay
problema. La lluvia ha cesado y pueden
pasar a mi casa, mientras tú te secas, yo prepararé un chocolate caliente para
los tres ¿qué dices?
- Eh… yo…
-Fernando dudaba. No por
ella… porque lo había soñado tanto… sino
por Christopher… en ninguno de sus sueños… él estaba acompañado de su pequeño
sobrino.
- Sí, tío Fernando… por favor…
-rogó sorpresivamente el pequeño-
tengo frío y me apetece mucho un chocolate caliente…
- Vamos Fernando… no lo pienses más… ¿o me
quieres evitar?
- Nunca
-respondió concisamente y sacó a Christopher del auto.
Se encaminaron hasta
el departamento de Caro luego de que ella abriera la puerta. Una vez en la sala, dejaron a Christopher
sentado con uno de los libros de cuentos que Caro tenía por motivos de
trabajo. Ella le pidió a Fernando que le
siguiera hasta el baño y ahí le dio una toalla que él agradeció y se secó
superficialmente.
Caro lo dejó para ir
a cambiarse y cuando volvió a donde él estaba… aún se sentía aturdida y
temiendo que él no hubiera sido más que producto de su imaginación. Pero no era así… Fernando estaba en su baño… en casi idéntica
posición en que lo había dejado. Eso
significaba que no se había movido del lugar… él tampoco estaba tan convencido
de que lo sucedido fuera real.
- ¿Así está mejor, cierto? -sonrió Fernando al mirar completamente seca
a Caro y con su cabello suelto y brillante.
- Sí, mucho mejor -confirmó ella y notó que Fernando aún tenía
frío. Eso se le pasaría con el chocolate
pero… su chaqueta estaba totalmente mojada… y él no podía estar así o se
resfriaría.
- ¿Vamos por…?
-empezaba a decir él y Caro negó.
- Ven, tengo algo que te servirá -dijo y tomó su mano para llevarlo a su
habitación. Él aún no entendía a qué se
refería- No puedes estar así…
- ¿Mojado?
-preguntó y ella asintió- ¿Y qué
pretendes que me ponga si…? -estaba protestando
cuando entendió. Ella le iba a dar ropa…
de hombre. ¿De… su…? ¡no!, pensó con un
nudo en el estómago, ¿qué hacía ella con
esa clase de ropa? Ella… Caro…
¿estaba con…?
Sus divagaciones se
cortaron cuando ella sacó una vieja chamarra de su clóset. Fernando la miró una vez… dos veces…
-sonrió- su chaqueta. ¡Dios!
Después de tanto tiempo… y ¡ella
la tenía! Caro aún conservaba su
chaqueta… de aquella lejana tarde – noche en que habían cumplido 5 años
juntos. Caro… su Caro… eso significaba
que ¿aún había esperanza para ellos?
Caro miraba
nerviosamente la reacción de Fernando.
¿Qué habría imaginado él?
¡Flavio! -la idea de aquel hombre
la volvió a golpear como una ráfaga-
¿Qué diablos estaba haciendo?
Ella quería dejar atrás el pasado…
seguir su vida. ¿O no
quería? Pensaba que Flavio ya estaba
conquistándola y… reaparecía Fernando en su vida, arrojando todo ligero sentimiento
al traste… ¿ella estaba realmente
preparada para seguir su vida? ¿o aún
amaba al hombre que la miraba sonriente y con una ensoñación nada típica en su
mirada avellana?
Ella aún mantenía en
alto la chaqueta y él no la tomaba.
Empezó a sentirse sumamente incómoda cuando Fernando finalmente la
tomó. Observó el ligero desgaste que
había sufrido y aquella rasgadura tan familiar.
¡Era increíble cuántos recuerdos pueden contener un simple objeto! Y…
¡Dios! Ahora tenía a la mujer de
sus sueños en su vida nuevamente… Y la
quería a su lado. ¡Sí, la amaba! No la dejaría ir otra vez… no podría.
Caro vio la resolución
dibujada en las facciones de Fernando… ¿qué estaría pensando?
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