miércoles, 18 de marzo de 2015

San Valentin Perverso II

Imposible hacer un cuento mini mini.
Tendrá tres o cuatro partes. Aich... Aquí os dejo la segunda.

Un beso enorme







Eliot miraba la puerta blanca, sin saber si aporrearla a golpes o tirarla de una sola patada. Para coger a la desvergonzada de su vecina, y mostrarle que él no era… Que no le iban para nada los hombres.

-Eliot… -Lo llamó Bret con tono divertido-. ¿Qué haces aún ahí parado?

Éste se giró con el rostro rojo de rabia, por no haber conseguido nada con su paseíto en ropa interior por el rellano del edificio.

-Pero tú has visto, lo que esa niñata…  -Calló por unos segundos, hiendo de vuelta al interior de su piso-. ¿Pero qué demonios quiere de mí? –Gruñó ofuscado.

-Lo mismo que tú de ella –Soltó con burla Bret, yendo a la cocina a prepararse un café, consiguiendo la total atención de su hermano, quien lo siguió también a aquella estancia.

-Llevas aquí apenas unas horas –Soltó con ironía Eliot-, y unos minutos en su presencia y ya sabes lo que quiere ella y yo también.

Bret, se llevó con total calma la pequeña taza a los labios, para dar un buen sorbo al caliente líquido oscuro. Al tiempo que hacia gesto de encogerse de hombros.

-Claro –Confirmó con gran seguridad y cierta mueca divertida en sus labios-. Ella te quiere echar un polvo, como tú a ella.

Soltó así sin más, logrando que por un momento su hermano dejara de rechinar los dientes.

-¡Acaso me crees un acosador de niñas! –Volvió a bramar completamente enfurecido-. OH desde que estas casado, crees que ves el amor en todos lados.

Indicó con cierto aire de repulsión, dándole la espalda para encaminarse fuera de la cocina, pero la exclamación de su hermano lo detuvo en seco.

-¡Lo sabía! –Chascó los dedos triunfante.

Eliot, se giró a mirarlo enfurruñado pero sorprendiéndose, al hallar a su hermano casi bailando de alegría. Absteniéndose de hacerlo, suponiendo que por la mirada gélida que le estaba dedicando en aquellos instantes.

-Y ahora, qué cojones se supone que sabes –Exigió con tono crudo.

-Tienes miedo a follártela, porque sabes que es distinta –Mostró una enorme sonrisa-. Porque sabes que a ésta no podrás echarla tan fácilmente de tu cama, dado que ya estas colado por ella.

-Menuda sandez has ido a decir –Dijo con tono controlado, muy controlado.

Ahora, se sentía rendido por ser descubierto y sin ganas de seguir discutiendo. ¿De qué iba  a servirle, si tan transparente había sido para su hermano?

No valía la pena perder el tiempo, en contradecir lo que tan evidente era.

Maldecía mil veces, el día que se fue a mudar aquel edificio.

Se suponía, que antes de llegar allí y volver a tener su mundo patas arriba, creía que se sentía bien consigo mismo.

Pero alguien debía de odiarle mucho, porque le habían enviado aquel glorioso ángel, siendo su gran perdición en su auto controlado deseo sexual.

¡Pero si era una universitaria!

Era una niña, en plena demanda sexual. Que simplemente quería buscar su orgasmo. Y pensaba que los mejores en proporcionárselo, eran los maduritos treintañeros.

Y si caía en aquella red de deseo sexual, sabía que iba a salir dañado.

-¿Por qué quieres complicarte tanto la vida? –Curioseó Bret.

Eliot lo miró con el ceño encogido, por no comprender su pregunta.

-Por eso me alejo de ella –Respondió con tono exasperado-. Para no complicarme nuevamente.

Su hermano sonrió, mientras hacia un movimiento negativo con su cabeza y se acercaba a él.

-Me temo que no me comprendiste –Le apoyó una mano en su hombro izquierdo-. Te estás complicando la vida, al no aceptarla en ella –Soltó un profundo suspiro.

Su mirada fue algo lánguida, mientras se detenía a pensar en lo que le decía su hermano mayor.

-Me asusta que se convierta en una montaña rusa –Acabó por confesar-. No quiero volver a sentir el mismo daño.

-¿Y no crees, que tú mismo te lo estas volviendo a crear con tanta negación? –Le indicó con tono confidente.

En parte tenía razón y lo había sabido desde un principio.

-Me voy a correr un poco al parque –Indicó con un encogimiento de hombros.

Bret chascó la lengua, antes de volver hacer un gesto negativo de cabeza.

-Si quieres quitarte esa tensión, que sepas que la solución se halla tras la pared de tu cama.

Eliot, volteó sus ojos antes de entrar en su dormitorio para cambiarse.


SE hallaba limpiando la ventana de su dormitorio, que casualmente daba a la calle de la entrada principal, cuando pudo observar a su atractivo vecino ataviado con un chándal, saliendo con un leve trote en dirección a la avenida de la rambla.

Vaya, así que mantenía aquel cuerpo de aquella manera.

Soltó un profundo suspiro, al recordarlo en el rellano solo en ropa interior. Había que decir, que los bóxers ajustados le gustaban más que aquel bañador de media pierna que gastaba.

Lo que daría, por poder verlo ducharse alguna vez. Contar la cantidad de gotas llenas de jabón, que correrían por su torso hasta perderse en su ingle.

Volvió a suspirar pero más acalorada.

Aquello, si tenía que venir por mano de él, seguro le salían antes canas. No creía que tuviera nunca una oportunidad de verlo bajo un chorro de agua.

Incluso, estaba segura que la censuraría con la mirada, si fuera en la ducha pública de la piscina comunitaria.
Pero por mala suerte, estaban a principios de año. Aún quedaban meses para bajar a darse un chapuzón.

¡OH!

Tensó su espalda y soltó el trapo de limpiar, cuando se le vino una idea  a la mente.

Si que existía un modo, de tenerlo bajo la ducha y casi intentar entrar con él, tras seducirlo antes.


Sus labios mostraron una gran sonrisa, mientras corría a la cocina y de debajo el fregadero, sacaba una llave inglesa de su padre. 

2 comentarios:

  1. Se nota que va llegando el calor a España!! Quiero más y PRONTO!! Besos cielo

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  2. Te puedes creer que parece que esté llegando nuevamente invierno grrrrrr

    Tranquila, será pronto. aunque no me está gustando nada... aich...

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