viernes, 27 de febrero de 2015

Estrella ardiente 1° parte

Andaba viendo cuál de mis historias continuar, pero apareció una nueva, la idea es que sea una HC( historia corta) así que  trataré que sean pocas entregas y rápidas, para no hacerlas esperar, y sigo escribiendo poco a poco las pendientes. Saludos.Y espero comentarios ya que he salido de mi estilo usual


                                                            Estrella ardiente



Hay gente a la que no podemos  imaginar siendo adultos.

Es como si aquella juventud que destilan, tan abrumadora y desafiante fuera su estado  ideal. No están hechos para envejecer, sólo para brillar en la etapa de mayor plenitud.

En ese entonces yo tenía dieciocho años,  estaba a punto de graduarme y mirando  a mis congéneres podía imaginarlos de mayores. Casi podía ver sus futuros.

Algunos tras un escritorio, otros siendo abogados, un par haciendo trabajos mal pagados, políticos o desempleados. También podía imaginar qué sería de las chicas populares, de aquellas que nos traían locos a todos.

 Imaginaba que Dalia sería una gran doctora, Elisa una modelo,  Jessica con sus pequeñas minifaldas se casaría con algún rico y tendría un par de hijos antes de llegar a los veinticinco , quizás antes.

Incluso podía imaginar mi propio futuro, me imaginaba a mí a los treinta, a los cuarenta, a los cincuenta.

Pronto iría a la Universidad y más allá de las curvas del camino, podía visualizarme con el correr de los años.

Podía imaginarlos a todos, excepto a ella.

Tess  con su cabello  corto de color azul eléctrico, su personalidad vibrante y retadora,  su rebeldía casi icónica, no parecía estar hecha para envejecer.

No podía imaginar a una Tess adulta, ella y la adultez eran algo irreconciliable.

 Había personas así, como si estuvieran ardiendo de golpe, para luego apagarse.

Pero en ese entonces, también yo era joven y vivía mi juventud como una época eterna. En ese entonces no lo sabía.

“-¿Qué harás si atrapas una estrella?” – me preguntó Tess un día.

-¿Qué? – dije confundido ante aquella pregunta

-Si atrapas una estrella…aunque supongo que no hay mucho que hacer, ¿verdad?. Si es una bola de gases y tratas de atraparla desaparecerá, y si es fuego vas a quemarte. ¿Qué harías si atraparas una estrella? – volvió a preguntarme después de hacer aquel razonamiento como si llevara mucho tiempo pensándolo.”



          Era la primera fiesta del verano después de la graduación y yo no podía quitar mis ojos de Tess. Iba bailando abriéndose paso entre la gente con una botella de cerveza en la mano, haciendo que todos se voltearan a verla pero sin prestar atención especial a nadie.
Era extraño, a pesar de que ella solía beber, no recordaba haberla visto borracha jamás, o tenía mucha tolerancia o conocía bien sus límites.
Siempre estaba llena de energía, era bonita más allá de aquel extraño cabello y en el último par de años su cuerpo se había vuelto una tentación, con curvas en los lugares indicados,  aunque en general iba vestida con prendas raras, desde góticas a vestidos totalmente naif que parecían resignificarse en ella para volverse más provocadores que ropa de encaje.
Solía salir con chicos mayores, y era más el tiempo que se salteaba las clases que el que asistía, aún así se la había arreglado muy bien para aprobar y graduarse como el resto de nosotros.
No les caía bien a las demás chicas y no parecía tener amigos aunque siempre estaba rodeada de gente. Era rápida para responder, ingeniosa e inteligente, así que nadie se metía con ella. La respetaban.
Las chicas de nuestra escuela la envidiaban , por no decir que la odiaban y nosotros, los chicos , estábamos fascinados por Tess Blur
A mí me atraía como a todos, pero jamás me había acercado. Mis hormonas estaban en constante revolución, pero no parecía una chica para mí. Definitivamente no daba la imagen de esposa y madre que imaginaba para  la mujer que me acompañaría en mi futuro, ni tampoco se parecía a las chicas con las que salía usualmente para pasar el rato. Ella era muy intensa para mí.
Para ser sincero no me había enamorado nunca, sólo  aprovechaba al máximo como cualquier chico de dieciocho años, así que no había salido con nadie más de un par de meses. Nada serio.
Sin embargo en un par de meses empezaría la Universidad, había bebido un poco y esa noche no podía quitarle los ojos de encima.
Estaba bailando arriba de una mesa, y era como una señal luminosa que me atraía.
Yo era capitán del equipo de básquetbol, era popular y estaba acostumbrado a que todo fuera según mis planes.
Y esa muchacha de cabello azul era un desafío, era uno de mis pendientes, acercarme a ella algo que quería hacer antes de dejar la adolescencia atrás
Empecé a caminar hacia donde bailaba. Justo llegué cuando ella intentaba bajarse y le tendí mis brazos para ayudarla a descender de su escenario improvisado.
-¡Vaya! Si es el chico bueno – dijo aceptando la ayuda.
-¿Eso es bueno o malo? – pregunté y ella me miró como si aún lo estuviera evaluando.
Su cuerpo contra el mío al ayudarla causó que me recorriera una onda de electricidad.
-¿Bailas conmigo? – pregunté aún teniendo las manos en su cintura y sonrió al tiempo que hacía un leve gesto de asentimiento. Tenía ojos color verde, maquillados con un sombreado oscuro que los hacía más llamativos y más misteriosos. Quería que me siguiera mirando hasta descifrar que era lo que pensaba de mí.
La tomé de la mano y fuimos hacía el centro para poder bailar más cómodos. Había demasiada gente y mucho ruido además de la música, así que inevitablemente terminamos muy cerca. E inevitablemente traté de besarla. Ella me eludió ágilmente.
-¡Oye!¡No beso a desconocidos! – exclamó poniendo sus manos contra mi pecho. Era bastante alta para ser chica pero yo era más alto que el promedio. Aún así, Tess  intimidaba más que yo. No iba a darme por vencido tan fácil.
-¿Y si dejamos de ser desconocidos? Soy Samuel McCartney, o “Mac” – dije tratando de sonreír de aquella forma que enloquecía a las chicas.
-Sé tu nombre, llevamos años yendo juntos a la escuela. Pero por eso no dejas de ser un desconocido, ¿verdad?- preguntó a su vez con aquella lógica imbatible. Era cierto, conocer el nombre de alguien no hacía que uno lo conociera. Tampoco la información al azar, eran piezas sueltas, sólo cuando uno las podía reunir y tenían sentido, podía conocer a alguien. Aunque también eso era bastante inusual.
-¿Quieres conocerme? Porque yo definitivamente quiero saber todo de ti – dije en plan seductor. Pero era verdad, quería saber más de ella.
-Estás empezando a darme curiosidad, Samuel.
-Mac – recalqué, estaba acostumbrado a mi sobrenombre más que a mi nombre que sonaba demasiado  formal. Ella me dedicó una de esas miradas que parecían hechas a propósito para hacerme sentir tonto.
-Me gusta más Samuel – respondió quitando importancia a mis palabras.
-¿Quieres tomar algo? – pregunté tratando de hilar una conversación, no me resultaba fácil, quizás porque usualmente eran las chicas quienes me buscaban a mí. Quizás porque ella parecía estar más allá de las frases hechas.
- No, gracias. Ya me voy a casa – respondió y antes que tuviera tiempo se empezó a alejar de mí.
-¡Espera! Decía en serio lo de conocernos, quiero volver a verte – le dije tratando de retenerla o conseguir una cita.
-Y nos veremos Samuel “Mac” McCartney.
- ¿Cuándo? ¿Dónde? – pregunté ansioso.
-No lo sé, en algún momento, es una ciudad chica así que es casi una certeza estadística. Volveremos a vernos, es imposible no cruzarnos. Sólo tienes que estar atento- dijo guiñándome un ojo y desapareció en la multitud antes que pudiera hacer algo. Ni siquiera su pelo azul me alcanzó para localizarla.
Las estadísticas tenían mucho que ver en mi vida, pero no me gustaba dejar nada librado al azar, como capitán de mi equipo era un estratega, me gustaba tener todo planificado. Aún así estaba habituado a los imprevistos, un jugador que se lesionaba, un tiro triple que entraba en último segundo, un tiro  perfecto que fallaba, no me gustaba pero lo inesperado estaba siempre, y Tess era lo más imprevisible de todo.
Nuestra ciudad no era tan chica como ella decía, aunque ciertamente la gente de nuestra edad solía rondar los mismos lugares, sólo me quedó encomendarme  a los dioses de la casualidad porque deseaba volver a verla.
Aquella noche de fiesta terminé besándome en un rincón con una rubia de cuarto año que llevaba una buena temporada detrás de mí, pero mi mente estaba en otro lado, en una chica de pelo azul que era inmune a mis encantos.


Una semana después estaba dando vueltas en la nueva camioneta que me habían regalado por mi ingreso a la Universidad cuando  recuperé la fe en la providencia.  Cuando me detuve en el semáforo divisé a Tess caminando unos metros delante de mí. Sonreí.
Avancé despacio y puse la camioneta a su lado, al ritmo de sus pasos. Tuve que tocar bocina para llamar su atención, se quitó los auriculares y se giró alarmada. Parecía enfadada pero su mirada cambió al darse cuenta que era yo.
-Parece que esta vez eras tú quien no prestaba atención – dije.
-Pero tú sí…
-El azul es difícil de ignorar- comenté señalando su cabello.
-Por eso te dije que prestaras atención, no es tan complicado encontrarme.
-¿Te llevo?
-¿A dónde?- preguntó volviendo a desconcertarme.
-A donde vayas…
-Es que no sé dónde voy, sólo salí sin rumbo fijo…- respondió levantando los hombros. Volvía a ponerme en un aprieto, no podía dejar la camioneta para acompañarla a caminar, ni podía llevarla. La confusión debió notarse en mi cara porque la escuché reír y antes de darme cuenta, abrió la puerta y se sentó a mi lado.
-Vamos Samuel, piensa en algún buen lugar –me dijo y antes que se arrepintiera arranqué. Noté que llevaba en sus manos el cuadernillo con el que la había visto muchas veces, sabía que dibujaba allí, pero no tenía idea de qué.
-¿Qué dibujas? – pregunté tratando de ganar tiempo y descubrir un buen lugar donde llevarla. No sabía si una confitería, un lugar al aire libre o dónde, ciertamente éramos desconocidos.
- Encuentra un buen sitio y te muestro.- ofreció y eso me dio una idea. Quería saber de ella y quería que supiera de mí. Me dirigí a la vieja cancha de básquetbol  donde practicaba de niño. Quedaba junto al río, era un bonito lugar , con buenos recuerdos, aunque ya nadie lo frecuentara.
-Me gusta…- dijo ella cuando llegamos y se sentó en una de las viejas gradas de madera, estiró los brazos y tomó una gran bocanada de aire como si lo saboreara. Me senté a su lado.
-¿Puedo? – pregunté señalando el cuadernillo. Y ella me lo pasó. Tenía una inscripción en la tapa que me dio mucha más curiosidad por su contenido, decía “Lo que nadie ve”
Ansioso comencé a pasar las hojas. Los dibujos eran magistrales, muy realistas y retrataban todas clases de cosas, ciertamente era lo que nadie veía. Detalles de las personas, de la ciudad o de objetos  que pasaban desapercibidos en el día a día..
El dibujo de una hormiga cargando una hoja, una veleta de un edificio, la nuca de una persona viajando en autobús, una hamburguesa a medio comer abandonada, dos perros callejeros jugando. Levanté la vista un momento para contemplar a la chica, era una artista, pero era más que eso, era alguien que miraba el mundo en una forma completa, era quien veía lo que los demás no. Seguí pasando hojas y me detuve en una imagen particular. Sólo se veían unas manos vendando una rodilla, algo en el gesto era demasiado familiar.
-Este soy yo….- dije dubitativamente.
-S, tú en el último campeonato escolar – respondió y la miré estupefacto. Me asombraba que ella me hubiese estado mirando, que me dibujara pero me intrigaba cómo cuadraba mi dibujo en aquella colección- ¿Y qué es lo que nadie vio de mí? – pregunté.
-Tu dolor….estabas herido pero jugaste igual, todos vieron la victoria, pero no lo que costó – me respondió y entonces no sólo me quedé sin palabras sino que casi sentí miedo por la capacidad de observación que tenía Tess. Tragué saliva e intenté retomar la conversación - ¿Es alguna clase de proyecto o sólo te gusta dibujar?
-Sólo porque me gusta y es una forma de sacar de mi cabeza todo aquello que veo. – respondió y pensé que  era una respuesta algo extraña.
-¿Por qué necesitas sacarlo?
-Porque ,a veces, puede ser agobiante. ¿Tú te descargas haciendo ejercicio, verdad? – Preguntó señalando la cancha y yo asentí- Yo dibujo.
No entendí del todo a qué se refería, pero sí tuve la impresión de empezar a conocerla, de dar un vistazo en la verdadera Tess, la chica de pelo azul que veía el mundo de una forma completamente diferente a como lo hacía yo.

5 comentarios:

  1. Me gusta me gusta (aunque no es Conociéndote pero esperaré jejejejjej). Sobretodo me gusta que sean diferentes entre sí, para que cada uno pueda conocer otra forma de ver el mundo. Además, se dice que los polos opuestos se atraen jajajaja
    Muy bien Nata, continúala pronto
    Muchos besoooooos

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    Respuestas
    1. Gracias Thais me alegra que te gustara...y poco a poco avanzo con Conociéndote. Besos

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  2. Me encanta, espero con ganas mucho más.
    Esta pareja me trae buen sentimiento.
    Gracias por tu nueva historia. Besitos

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  3. Muy buena historia, ya lo sabes mi querida Nata. Esperando siempre por más. Besosssss!!

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  4. Sis por fin pude leer...Omoooo es genial, tan tú pero con algo diferente, no sé si me explico... muakkk x mil

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