Estrella ardiente
Hay
gente a la que no podemos imaginar
siendo adultos.
Es
como si aquella juventud que destilan, tan abrumadora y desafiante fuera su
estado ideal. No están hechos para
envejecer, sólo para brillar en la etapa de mayor plenitud.
En
ese entonces yo tenía dieciocho años, estaba a punto de graduarme y mirando a mis congéneres podía imaginarlos de
mayores. Casi podía ver sus futuros.
Algunos
tras un escritorio, otros siendo abogados, un par haciendo trabajos mal pagados,
políticos o desempleados. También podía imaginar qué sería de las chicas
populares, de aquellas que nos traían locos a todos.
Imaginaba que Dalia sería una gran doctora, Elisa
una modelo, Jessica con sus pequeñas
minifaldas se casaría con algún rico y tendría un par de hijos antes de llegar
a los veinticinco , quizás antes.
Incluso
podía imaginar mi propio futuro, me imaginaba a mí a los treinta, a los
cuarenta, a los cincuenta.
Pronto
iría a la Universidad y más allá de las curvas del camino, podía visualizarme
con el correr de los años.
Podía
imaginarlos a todos, excepto a ella.
Tess con su cabello corto de color azul eléctrico, su personalidad
vibrante y retadora, su rebeldía casi
icónica, no parecía estar hecha para envejecer.
No
podía imaginar a una Tess adulta, ella y la adultez eran algo irreconciliable.
Había personas así, como si estuvieran
ardiendo de golpe, para luego apagarse.
Pero
en ese entonces, también yo era joven y vivía mi juventud como una época
eterna. En ese entonces no lo sabía.
“-¿Qué
harás si atrapas una estrella?” – me preguntó Tess un día.
-¿Qué?
– dije confundido ante aquella pregunta
-Si
atrapas una estrella…aunque supongo que no hay mucho que hacer, ¿verdad?. Si es
una bola de gases y tratas de atraparla desaparecerá, y si es fuego vas a
quemarte. ¿Qué harías si atraparas una estrella? – volvió a preguntarme después
de hacer aquel razonamiento como si llevara mucho tiempo pensándolo.”
Era la primera fiesta del verano
después de la graduación y yo no podía quitar mis ojos de Tess. Iba bailando
abriéndose paso entre la gente con una botella de cerveza en la mano, haciendo
que todos se voltearan a verla pero sin prestar atención especial a nadie.
Era
extraño, a pesar de que ella solía beber, no recordaba haberla visto borracha
jamás, o tenía mucha tolerancia o conocía bien sus límites.
Siempre
estaba llena de energía, era bonita más allá de aquel extraño cabello y en el
último par de años su cuerpo se había vuelto una tentación, con curvas en los
lugares indicados, aunque en general iba
vestida con prendas raras, desde góticas a vestidos totalmente naif que
parecían resignificarse en ella para volverse más provocadores que ropa de
encaje.
Solía
salir con chicos mayores, y era más el tiempo que se salteaba las clases que el
que asistía, aún así se la había arreglado muy bien para aprobar y graduarse
como el resto de nosotros.
No
les caía bien a las demás chicas y no parecía tener amigos aunque siempre
estaba rodeada de gente. Era rápida para responder, ingeniosa e inteligente,
así que nadie se metía con ella. La respetaban.
Las
chicas de nuestra escuela la envidiaban , por no decir que la odiaban y
nosotros, los chicos , estábamos fascinados por Tess Blur
A
mí me atraía como a todos, pero jamás me había acercado. Mis hormonas estaban en
constante revolución, pero no parecía una chica para mí. Definitivamente no
daba la imagen de esposa y madre que imaginaba para la mujer que me acompañaría en mi futuro, ni
tampoco se parecía a las chicas con las que salía usualmente para pasar el rato.
Ella era muy intensa para mí.
Para
ser sincero no me había enamorado nunca, sólo
aprovechaba al máximo como cualquier chico de dieciocho años, así que no
había salido con nadie más de un par de meses. Nada serio.
Sin
embargo en un par de meses empezaría la Universidad, había bebido un poco y esa
noche no podía quitarle los ojos de encima.
Estaba
bailando arriba de una mesa, y era como una señal luminosa que me atraía.
Yo
era capitán del equipo de básquetbol, era popular y estaba acostumbrado a que
todo fuera según mis planes.
Y
esa muchacha de cabello azul era un desafío, era uno de mis pendientes,
acercarme a ella algo que quería hacer antes de dejar la adolescencia atrás
Empecé
a caminar hacia donde bailaba. Justo llegué cuando ella intentaba bajarse y le
tendí mis brazos para ayudarla a descender de su escenario improvisado.
-¡Vaya!
Si es el chico bueno – dijo aceptando la ayuda.
-¿Eso
es bueno o malo? – pregunté y ella me miró como si aún lo estuviera evaluando.
Su
cuerpo contra el mío al ayudarla causó que me recorriera una onda de
electricidad.
-¿Bailas
conmigo? – pregunté aún teniendo las manos en su cintura y sonrió al tiempo que
hacía un leve gesto de asentimiento. Tenía ojos color verde, maquillados con un
sombreado oscuro que los hacía más llamativos y más misteriosos. Quería que me
siguiera mirando hasta descifrar que era lo que pensaba de mí.
La
tomé de la mano y fuimos hacía el centro para poder bailar más cómodos. Había
demasiada gente y mucho ruido además de la música, así que inevitablemente
terminamos muy cerca. E inevitablemente traté de besarla. Ella me eludió
ágilmente.
-¡Oye!¡No
beso a desconocidos! – exclamó poniendo sus manos contra mi pecho. Era bastante
alta para ser chica pero yo era más alto que el promedio. Aún así, Tess intimidaba más que yo. No iba a darme por
vencido tan fácil.
-¿Y
si dejamos de ser desconocidos? Soy Samuel McCartney, o “Mac” – dije tratando de
sonreír de aquella forma que enloquecía a las chicas.
-Sé tu nombre, llevamos años yendo juntos a la
escuela. Pero por eso no dejas de ser un desconocido, ¿verdad?- preguntó a su
vez con aquella lógica imbatible. Era cierto, conocer el nombre de alguien no
hacía que uno lo conociera. Tampoco la información al azar, eran piezas
sueltas, sólo cuando uno las podía reunir y tenían sentido, podía conocer a
alguien. Aunque también eso era bastante inusual.
-¿Quieres conocerme? Porque yo definitivamente
quiero saber todo de ti – dije en plan seductor. Pero era verdad, quería saber
más de ella.
-Estás empezando a darme curiosidad, Samuel.
-Mac – recalqué, estaba acostumbrado a mi
sobrenombre más que a mi nombre que sonaba demasiado formal. Ella me dedicó una de esas miradas
que parecían hechas a propósito para hacerme sentir tonto.
-Me gusta más Samuel – respondió quitando
importancia a mis palabras.
-¿Quieres tomar algo? – pregunté tratando de hilar
una conversación, no me resultaba fácil, quizás porque usualmente eran las
chicas quienes me buscaban a mí. Quizás porque ella parecía estar más allá de
las frases hechas.
- No, gracias. Ya me voy a casa – respondió y antes
que tuviera tiempo se empezó a alejar de mí.
-¡Espera! Decía en serio lo de conocernos, quiero
volver a verte – le dije tratando de retenerla o conseguir una cita.
-Y nos veremos Samuel “Mac” McCartney.
- ¿Cuándo? ¿Dónde? – pregunté ansioso.
-No lo sé, en algún momento, es una ciudad chica
así que es casi una certeza estadística. Volveremos a vernos, es imposible no
cruzarnos. Sólo tienes que estar atento- dijo guiñándome un ojo y desapareció
en la multitud antes que pudiera hacer algo. Ni siquiera su pelo azul me
alcanzó para localizarla.
Las estadísticas tenían mucho que ver en mi vida,
pero no me gustaba dejar nada librado al azar, como capitán de mi equipo era un
estratega, me gustaba tener todo planificado. Aún así estaba habituado a los
imprevistos, un jugador que se lesionaba, un tiro triple que entraba en último
segundo, un tiro perfecto que fallaba, no
me gustaba pero lo inesperado estaba siempre, y Tess era lo más imprevisible de
todo.
Nuestra ciudad no era tan chica como ella decía,
aunque ciertamente la gente de nuestra edad solía rondar los mismos lugares,
sólo me quedó encomendarme a los dioses
de la casualidad porque deseaba volver a verla.
Aquella noche de fiesta terminé besándome en un
rincón con una rubia de cuarto año que llevaba una buena temporada detrás de
mí, pero mi mente estaba en otro lado, en una chica de pelo azul que era inmune
a mis encantos.
Una semana después estaba dando vueltas en la nueva
camioneta que me habían regalado por mi ingreso a la Universidad cuando recuperé la fe en la providencia. Cuando me detuve en el semáforo divisé a Tess
caminando unos metros delante de mí. Sonreí.
Avancé despacio y puse la camioneta a su lado, al
ritmo de sus pasos. Tuve que tocar bocina para llamar su atención, se quitó los
auriculares y se giró alarmada. Parecía enfadada pero su mirada cambió al darse
cuenta que era yo.
-Parece que esta vez eras tú quien no prestaba
atención – dije.
-Pero tú sí…
-El azul es difícil de ignorar- comenté señalando
su cabello.
-Por eso te dije que prestaras atención, no es tan
complicado encontrarme.
-¿Te llevo?
-¿A dónde?- preguntó volviendo a desconcertarme.
-A donde vayas…
-Es que no sé dónde voy, sólo salí sin rumbo fijo…-
respondió levantando los hombros. Volvía a ponerme en un aprieto, no podía
dejar la camioneta para acompañarla a caminar, ni podía llevarla. La confusión
debió notarse en mi cara porque la escuché reír y antes de darme cuenta, abrió la
puerta y se sentó a mi lado.
-Vamos Samuel, piensa en algún buen lugar –me dijo
y antes que se arrepintiera arranqué. Noté que llevaba en sus manos el
cuadernillo con el que la había visto muchas veces, sabía que dibujaba allí,
pero no tenía idea de qué.
-¿Qué dibujas? – pregunté tratando de ganar tiempo
y descubrir un buen lugar donde llevarla. No sabía si una confitería, un lugar
al aire libre o dónde, ciertamente éramos desconocidos.
- Encuentra un buen sitio y te muestro.- ofreció y
eso me dio una idea. Quería saber de ella y quería que supiera de mí. Me dirigí
a la vieja cancha de básquetbol donde
practicaba de niño. Quedaba junto al río, era un bonito lugar , con buenos
recuerdos, aunque ya nadie lo frecuentara.
-Me gusta…- dijo ella cuando llegamos y se sentó en
una de las viejas gradas de madera, estiró los brazos y tomó una gran bocanada
de aire como si lo saboreara. Me senté a su lado.
-¿Puedo? – pregunté señalando el cuadernillo. Y
ella me lo pasó. Tenía una inscripción en la tapa que me dio mucha más
curiosidad por su contenido, decía “Lo que nadie ve”
Ansioso comencé a pasar las hojas. Los dibujos eran
magistrales, muy realistas y retrataban todas clases de cosas, ciertamente era
lo que nadie veía. Detalles de las personas, de la ciudad o de objetos que pasaban desapercibidos en el día a día..
El dibujo de una hormiga cargando una hoja, una
veleta de un edificio, la nuca de una persona viajando en autobús, una
hamburguesa a medio comer abandonada, dos perros callejeros jugando. Levanté la
vista un momento para contemplar a la chica, era una artista, pero era más que
eso, era alguien que miraba el mundo en una forma completa, era quien veía lo
que los demás no. Seguí pasando hojas y me detuve en una imagen particular.
Sólo se veían unas manos vendando una rodilla, algo en el gesto era demasiado
familiar.
-Este soy yo….- dije dubitativamente.
-S, tú en el último campeonato escolar – respondió
y la miré estupefacto. Me asombraba que ella me hubiese estado mirando, que me
dibujara pero me intrigaba cómo cuadraba mi dibujo en aquella colección- ¿Y qué
es lo que nadie vio de mí? – pregunté.
-Tu dolor….estabas herido pero jugaste igual, todos
vieron la victoria, pero no lo que costó – me respondió y entonces no sólo me
quedé sin palabras sino que casi sentí miedo por la capacidad de observación
que tenía Tess. Tragué saliva e intenté retomar la conversación - ¿Es alguna
clase de proyecto o sólo te gusta dibujar?
-Sólo porque me gusta y es una forma de sacar de mi
cabeza todo aquello que veo. – respondió y pensé que era una respuesta algo extraña.
-¿Por qué necesitas sacarlo?
-Porque ,a veces, puede ser agobiante. ¿Tú te
descargas haciendo ejercicio, verdad? – Preguntó señalando la cancha y yo
asentí- Yo dibujo.
No entendí del todo a qué se refería, pero sí tuve
la impresión de empezar a conocerla, de dar un vistazo en la verdadera Tess, la
chica de pelo azul que veía el mundo de una forma completamente diferente a
como lo hacía yo.
Me gusta me gusta (aunque no es Conociéndote pero esperaré jejejejjej). Sobretodo me gusta que sean diferentes entre sí, para que cada uno pueda conocer otra forma de ver el mundo. Además, se dice que los polos opuestos se atraen jajajaja
ResponderEliminarMuy bien Nata, continúala pronto
Muchos besoooooos
Gracias Thais me alegra que te gustara...y poco a poco avanzo con Conociéndote. Besos
EliminarMe encanta, espero con ganas mucho más.
ResponderEliminarEsta pareja me trae buen sentimiento.
Gracias por tu nueva historia. Besitos
Muy buena historia, ya lo sabes mi querida Nata. Esperando siempre por más. Besosssss!!
ResponderEliminarSis por fin pude leer...Omoooo es genial, tan tú pero con algo diferente, no sé si me explico... muakkk x mil
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