Ethan bajó del
auto, Francesca suspiró mientras
descendía detrás de él. Había tomado una decisión, no podía dejar de sentirse
contrariada, pero no le gustaba estar en deuda.
Ethan se giró
hacia ella y la vio detenida a pocos pasos, era obvio que estaba muy
concentrada en algún pensamiento, tenía el ceño fruncido y parecía molesta. Era
notable lo transparente que le resultaba, casi podía ver funcionar los
engranajes de su mente.
-¿Cómo le fue a
la clienta desnuda? ¿Todo salió bien? – preguntó casualmente para atraer su
atención.
-Sí, sí…todo
bien. ¿Señor Brey?
-Ethan…-
insistió él.
-Como sea. He
pensado que…- empezó a anunciar ella, pero fueron nuevamente interrumpidos
por Iván que al escuchar la voz de su
Jefa había salido a buscarla.
-¿Ya volviste?
Tenemos más problemas…o trabajo, pero en un día como hoy es un poco….
-¿Ya regresaste?
¿Marcos está bien?
-Sí sí, todo
bien, me hizo regresar para ayudar aquí.
- De acuerdo,
¿qué sucede ahora? – preguntó ella y entró de prisa mientras, una vez más,
Ethan iba detrás
- Tenemos un par
de llamados más, parecen haberse puesto de acuerdo hoy en los pedidos extraños
y las complicaciones…- se quejó el muchacho y ella elevó una ceja con
impaciencia.
-Iván…
-Ah sí…se trata
de acciones y muebles. Una joven tiene
que armar muebles y tras varias horas de intentarlo sin éxito nos llamó La
pobre acaba de descubrir que el servicio de ensamblado no venía incluido. No
soy bueno con las herramientas, pero seguramente entre tú y yo podremos
resolver eso, pero en el segundo caso…
-¿Acciones
dijiste?
- Si de esas del
mercado, ya sabes como las películas de Wall Street y todo eso. La Señora
Devliss quiere ayuda para saber qué hacer con sus acciones.
-¿Y nos llama a
nosotros? ¿No debería recurrir a su contador, un inversor o algo así?
-Es que era algo
que hacia su difunto esposo, él la guiaba sobre qué hacer con las acciones y
todas sus inversiones, y sabes lo particular que es, no confía en nadie…pero si
en nosotros…- se explicó Iván y Fran revoleó los ojos.
A veces la
confianza era una carga. La Sra. Devliss era una de las mujeres más ricas del
lugar, también había enviudado recientemente, absolutamente quisquillosa y
exigente. Era una clienta difícil de tratar y complacer, pero ellos habían
logrado hacerlo. De hecho la aprobación de aquella mujer les había servido para
mejorar su reputación en un importante sector de la sociedad. Pero aquello
estaba más allá de su alcance.
-Yo al llamaré
para explicarle…- dijo sabiendo que
defraudar a su clienta les traería repercusiones negativas.
-Puedo hacerlo –
dijo Ethan Brey a sus espaldas, era la segunda vez que ella escuchaba aquello
ese día, pero volvió a sorprenderse. Había olvidado que estaba allí y que su
conversación con él había sido interrumpida.
- Se lo
agradezco, pero esto no es un juego es mi trabajo, es algo serio.
-Lo sé, también
para mí. Es mi trabajo, me dedico a las inversiones, así que esto es lo que
hago a diario. Puedo ayudar a su clienta, soy un experto en el tema, no voy a
hacerla quedar mal.- dijo y le extendió una tarjeta de negocios para probar lo
que decía.
Francesca lo
miró, parpadeó, y volvió a mirarlo.
-¿Va a negarse
de nuevo, verdad?
-Me temo que no,
no soy tan necia. Sólo que no me gusta la idea.
-Sabe que puede
confiar en mí.
-No lo conozco y
no deposito mi confianza en extraños, pero sé que está diciendo la verdad. De
acuerdo, esto es lo que haremos. Usted nos ayuda esta vez y en tanto estén
libres, y que ellos acepten, mis chicos podrán asesorarlo con lo que necesite
en su casa.
-Tengo una idea
mejor, trabajo por trabajo. Sé que su gente está ocupada y que ustedes no hacen
esto, así que además de pagarles por el trabajo que hagan, les pagaré con horas
de voluntariado. Algo así como un trabajador honorario…
-Ya le dije que
esto es mi trabajo y que es algo serio, si está aburrido busque otro
pasatiempo.
-Jefa…es la Sra.
Devliss…quiero decir…tenemos que ayudarla.- le recordó Iván.
-Ella es
difícil, no se parece en nada a la Srta. Edelweiss…-explicó Fran a Ethan.
-Puede ser
infernal…- agregó Iván.
-No me intimido
fácilmente – dijo él sonriendo- Puedo ayudar con esto y usted pensará qué hacer
con mi propuesta, ¿de acuerdo?
- Sólo esta vez,
voy a pagarle por esto, no puedo darme
el lujo de perder a esta clienta, pero es importante que ella entienda que es
una situación extraordinaria, si usted puede aconsejarle a quien recurrir la
próxima vez, se lo agradecería.
-Entendido…
-Luego, hablaremos de lo demás. – Dijo ella- Vámonos,
este día se está haciendo excesivamente largo- masculló para sí misma, pero
Ethan sonrió levemente al escucharla.
Francesca Meadow
tenía un día complicado, pero él estaba muy satisfecho de poder estar allí y
ser de ayuda. Y aunque la Señora Devliss
fuera el mismo demonio, iba a estar agradecido con ella por darle la
oportunidad de ser útil a aquella mujer.
Una vez más,
Ethan se dirigió al auto de la joven , pero para su disgusto, Iván se adelantó
en sentarse junto a ella, dejándolo relegado al asiento de atrás. De pronto se
sentía como un adolescente con ganas de hacer un berrinche, porque no podía
estar a su lado ni acaparar su atención.
Aunque en cierto
modo era refrescante, era un hombre adulto, pero se sentía como hacía mucho
tiempo que no lo hacía, Francesca Meadow estaba haciéndolo actuar como un tonto,
mezcla de caballero andante y adolescente enamorado por primera vez.
El teléfono de
ella sonó y eso lo sacó de sus pensamientos.
-Iván, atiende
por mí – dijo pasándole el teléfono a su empleado.
- Es Brandon que
acaba de desocuparse, dice que si puede ayudar en algo.
-Dale la
dirección a la que vamos, nos vendrá bien ayuda si es demasiado para armar.
-De acuerdo –
dijo y le dio la información al otro empleado- Jefa deberías dejar que te
enseñe a usar el manos libres o instalarle algo de tecnología a esto…
-Sabes que no es
lo mío, prefiero lo tradicional y no me atrae la idea de que mi teléfono sea
más inteligente que yo- dijo ella y el muchacho sacudió la cabeza.
Ethan observó
atentamente la conversación, absorbía todo dato casual que escuchaba, era una
forma de conocer a Francesca.
Aunque no tuvo
demasiado tiempo porque llegaron rápido a su destino, una impresionante casona
antigua.
-La casa de la
Sra. Devliss…- anunció la joven y lo invitó a bajar de auto- Vamos, voy a
presentarlos.
El lugar era
bastante impresionante, tantos los muebles como la decoración eran lujosos, con mucha clase, al igual que
la propietaria del lugar. La Sra. Devliss era una mujer de unos sesenta años, y
desde su peinado hasta sus zapatos, absolutamente todo en ella llevaba el sello
de la elegancia. Su mirada era aguda, y recorrió inquisitivamente a Ethan,
cuando Francesca se lo presentó.
Él extendió su tarjeta de negocios una vez más y ella aceptó
que la asesorara.
-Vendré a
buscarlo cuando terminemos con los muebles, ¿cree que ese tiempo estará bien?
-Su teléfono-
indico él y ella lo miró con curiosidad, por lo que el hombre precisó un poco
más- Si me da su teléfono podré avisarle cuando termine o si surge algo.
Francesca dudó,
pero ciertamente necesitaba estar en contacto con él, así que un poco renuente
le dio su número.
-Cualquier cosa…-
dijo preocupada.
-Todo irá bien,
no se preocupe. Soy bueno en esto – dijo guiñándole un ojo
Y Francesca no
tuvo más opción que creerle.
Ella siguió
camino hasta la casa de su otra clienta ,la chica que les abrió la puerta era
la vívida imagen de la desesperación, iba despeinada, se la notaba agotada y
llevaba un martillo en la mano.
-Llegaron,
pasen, pasen…- dijo aliviada.
- Le ganaremos a
esos muebles, no te preocupes- le dijo Francesca cálidamente tratando de que la
joven ser relajara- y suavemente le quitó la herramienta que sostenía con
fuerza.
La chica había
comprado muebles, sin saber que nadie los armaría ya que no tenían ese servicio
ni personal que lo hiciera.. La joven se había mudado recientemente a la ciudad, así que no tenía a
quien recurrir para ayudarla y tras varias horas de intentos vanos, había
decidido llamarlos.
Era una
situación frecuente y Francesca se indignaba un poco cada vez que sucedía,
era molesto que las tiendas no tuvieran
en cuenta las necesidades de sus clientes. Las mueblerías solían contra con
servicio de transporte y armado, pero muchas de las tiendas departamentales no.
En general el cliente terminaba pagando el flete y muchas veces, como en este
caso, con un mueble que en lugar de solución se convertía en una molestia. Nada
como un inmenso ropero, una biblioteca o una cama rebelde para hacer sentir inútil una mujer sola.
Brandon llegó en
aquellos momentos, así que él e Iván se fueron a ubicar y armar los muebles,
una cama, un chifonnier y un escritorio.
Francesca
prefirió tomar un té con la joven, la notaba nerviosa e incómoda, ella mejor
que nadie entendía como se sentía. Así que prefirió darle charla para tranquilizarla.
-Estaba
perdiendo la paciencia….- dijo la joven centrando su mirada en el martillo que
descansaba en la mesa.
-Lo sé, también
me ha pasado. Una vez al desarmar una cama me encargué de un tornillo rebelde a
martillazos…
-¿Resultó? –
preguntó la chica.
-En cierta
forma, el tornillo salió, también algunos trozos de madera…- recordó ella
sonriendo. Aquello había sido al desmontar el dormitorio matrimonial de sus
padres, para darle una nueva habitación a su mamá, ahora podía reír pero en su
momento había estado a punto de llorar de impotencia. Se había sentido tan
inútil.
-Supongo que no
es buena idea…- comentó la clienta.
-No lo creas, la
gente subestima el poder del martillo en manos de una mujer. En otra ocasión
armé exitosamente una cama, y también acomodé una ventana chueca…
-Jefa, Thor
estaría orgulloso de ti – dijo Iván que
venía a avisar que ya los habían armado y quería que les indicaran donde
ubicarlos.
- Créeme Iván,
de vez en cuando, la fuerza bruta ayuda tanto como el ingenio…-dijo ella.
-Y la tozudez –
agregó Brandon con un tono divertido.
- Bueno, soy un
poco terca- reconoció Francesca.
-Y cada día agradecemos
por ello- dijo su empleado haciéndola sonreír..
También ella agradecía su terquedad, muchas veces, era lo único que la había
hecho seguir adelante.
jajajaja
ResponderEliminarVaya peleita con el tornillo, la cama y el martillo de thor!!!!
Me ha encantado el capitulo, su desconfianza que poco a poco deberá ir cambiándola quiera o no quiera. Sino, dame al hombrecito a mí!!!!!
Todo un placer de volver a saber de esta agencia.
Cualquier relación con la vida real... besos !!!! Por el poder del martillo!!
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