viernes, 30 de enero de 2015

Agencia Maridos a domicilio 10 °



Ethan bajó del auto, Francesca  suspiró mientras descendía detrás de él. Había tomado una decisión, no podía dejar de sentirse contrariada, pero no le gustaba estar en deuda.
Ethan se giró hacia ella y la vio detenida a pocos pasos, era obvio que estaba muy concentrada en algún pensamiento, tenía el ceño fruncido y parecía molesta. Era notable lo transparente que le resultaba, casi podía ver funcionar los engranajes de su mente.
-¿Cómo le fue a la clienta desnuda? ¿Todo salió bien? – preguntó casualmente para atraer su atención.
-Sí, sí…todo bien. ¿Señor Brey?
-Ethan…- insistió él.
-Como sea. He pensado que…- empezó a anunciar ella, pero fueron nuevamente interrumpidos por  Iván que al escuchar la voz de su Jefa había salido a buscarla.
-¿Ya volviste? Tenemos más problemas…o trabajo, pero en un día como hoy es un poco….

-¿Ya regresaste? ¿Marcos está bien?
-Sí sí, todo bien, me hizo regresar para ayudar aquí.
- De acuerdo, ¿qué sucede ahora? – preguntó ella y entró de prisa mientras, una vez más, Ethan iba detrás
- Tenemos un par de llamados más, parecen haberse puesto de acuerdo hoy en los pedidos extraños y las complicaciones…- se quejó el muchacho y ella elevó una ceja con impaciencia.
-Iván…
-Ah sí…se trata de acciones y muebles.  Una joven tiene que armar muebles y tras varias horas de intentarlo sin éxito nos llamó La pobre acaba de descubrir que el servicio de ensamblado no venía incluido. No soy bueno con las herramientas, pero seguramente entre tú y yo podremos resolver eso, pero en el segundo caso…
-¿Acciones dijiste?
- Si de esas del mercado, ya sabes como las películas de Wall Street y todo eso. La Señora Devliss quiere ayuda para saber qué hacer con sus acciones.
-¿Y nos llama a nosotros? ¿No debería recurrir a su contador, un inversor o algo así?
-Es que era algo que hacia su difunto esposo, él la guiaba sobre qué hacer con las acciones y todas sus inversiones, y sabes lo particular que es, no confía en nadie…pero si en nosotros…- se explicó Iván y Fran revoleó los ojos.
A veces la confianza era una carga. La Sra. Devliss era una de las mujeres más ricas del lugar, también había enviudado recientemente, absolutamente quisquillosa y exigente. Era una clienta difícil de tratar y complacer, pero ellos habían logrado hacerlo. De hecho la aprobación de aquella mujer les había servido para mejorar su reputación en un importante sector de la sociedad. Pero aquello estaba más allá de su alcance.
-Yo al llamaré para explicarle…- dijo sabiendo que  defraudar a su clienta les traería repercusiones negativas.
-Puedo hacerlo – dijo Ethan Brey a sus espaldas, era la segunda vez que ella escuchaba aquello ese día, pero volvió a sorprenderse. Había olvidado que estaba allí y que su conversación con él había sido interrumpida.
- Se lo agradezco, pero esto no es un juego es mi trabajo, es algo serio.
-Lo sé, también para mí. Es mi trabajo, me dedico a las inversiones, así que esto es lo que hago a diario. Puedo ayudar a su clienta, soy un experto en el tema, no voy a hacerla quedar mal.- dijo y le extendió una tarjeta de negocios para probar lo que decía.
Francesca lo miró, parpadeó, y volvió a mirarlo.
-¿Va a negarse de nuevo, verdad?
-Me temo que no, no soy tan necia. Sólo que no me gusta la idea.
-Sabe que puede confiar en mí.
-No lo conozco y no deposito mi confianza en extraños, pero sé que está diciendo la verdad. De acuerdo, esto es lo que haremos. Usted nos ayuda esta vez y en tanto estén libres, y que ellos acepten, mis chicos podrán asesorarlo con lo que necesite en su casa.
-Tengo una idea mejor, trabajo por trabajo. Sé que su gente está ocupada y que ustedes no hacen esto, así que además de pagarles por el trabajo que hagan, les pagaré con horas de voluntariado. Algo así como un trabajador honorario…
-Ya le dije que esto es mi trabajo y que es algo serio, si está aburrido busque otro pasatiempo.
-Jefa…es la Sra. Devliss…quiero decir…tenemos que ayudarla.- le recordó Iván.
-Ella es difícil, no se parece en nada a la Srta. Edelweiss…-explicó Fran a Ethan.
-Puede ser infernal…- agregó Iván.
-No me intimido fácilmente – dijo él sonriendo- Puedo ayudar con esto y usted pensará qué hacer con mi propuesta, ¿de acuerdo?
- Sólo esta vez, voy a pagarle por esto,  no puedo darme el lujo de perder a esta clienta, pero es importante que ella entienda que es una situación extraordinaria, si usted puede aconsejarle a quien recurrir la próxima vez, se lo agradecería.
-Entendido…
-Luego,  hablaremos de lo demás. – Dijo ella- Vámonos, este día se está haciendo excesivamente largo- masculló para sí misma, pero Ethan sonrió levemente al escucharla.
Francesca Meadow tenía un día complicado, pero él estaba muy satisfecho de poder estar allí y ser de ayuda.  Y aunque la Señora Devliss fuera el mismo demonio, iba a estar agradecido con ella por darle la oportunidad de ser útil a aquella mujer.
Una vez más, Ethan se dirigió al auto de la joven , pero para su disgusto, Iván se adelantó en sentarse junto a ella, dejándolo relegado al asiento de atrás. De pronto se sentía como un adolescente con ganas de hacer un berrinche, porque no podía estar a su lado ni acaparar su atención.
Aunque en cierto modo era refrescante, era un hombre adulto, pero se sentía como hacía mucho tiempo que no lo hacía, Francesca Meadow estaba haciéndolo actuar como un tonto, mezcla de caballero andante y adolescente enamorado por primera vez.
El teléfono de ella sonó y eso lo sacó de sus pensamientos.
-Iván, atiende por mí – dijo pasándole el teléfono a su empleado.
- Es Brandon que acaba de desocuparse, dice que si puede ayudar en algo.
-Dale la dirección a la que vamos, nos vendrá bien ayuda si es demasiado para armar.
-De acuerdo – dijo y le dio la información al otro empleado- Jefa deberías dejar que te enseñe a usar el manos libres o instalarle algo de tecnología a esto…
-Sabes que no es lo mío, prefiero lo tradicional y no me atrae la idea de que mi teléfono sea más inteligente que yo- dijo ella y el muchacho sacudió la cabeza.
Ethan observó atentamente la conversación, absorbía todo dato casual que escuchaba, era una forma de conocer a Francesca.
Aunque no tuvo demasiado tiempo porque llegaron rápido a su destino, una impresionante casona antigua.
-La casa de la Sra. Devliss…- anunció la joven y lo invitó a bajar de auto- Vamos, voy a presentarlos.
El lugar era bastante impresionante, tantos los muebles como la decoración  eran lujosos, con mucha clase, al igual que la propietaria del lugar. La Sra. Devliss era una mujer de unos sesenta años, y desde su peinado hasta sus zapatos, absolutamente todo en ella llevaba el sello de la elegancia. Su mirada era aguda, y recorrió inquisitivamente a Ethan, cuando Francesca se lo presentó.
Él extendió  su tarjeta de negocios una vez más y ella aceptó que la asesorara.
-Vendré a buscarlo cuando terminemos con los muebles, ¿cree que ese tiempo estará bien?
-Su teléfono- indico él y ella lo miró con curiosidad, por lo que el hombre precisó un poco más- Si me da su teléfono podré avisarle cuando termine o si surge algo.
Francesca dudó, pero ciertamente necesitaba estar en contacto con él, así que un poco renuente le dio su número.
-Cualquier cosa…- dijo preocupada.
-Todo irá bien, no se preocupe. Soy bueno en esto – dijo guiñándole un ojo
Y Francesca no tuvo más opción que creerle.

Ella siguió camino hasta la casa de su otra clienta ,la chica que les abrió la puerta era la vívida imagen de la desesperación, iba despeinada, se la notaba agotada y llevaba un martillo en la mano.
-Llegaron, pasen, pasen…- dijo aliviada.
- Le ganaremos a esos muebles, no te preocupes- le dijo Francesca cálidamente tratando de que la joven ser relajara- y suavemente le quitó la herramienta que sostenía con fuerza.
La chica había comprado muebles, sin saber que nadie los armaría ya que no tenían ese servicio ni personal que lo hiciera.. La joven se había mudado  recientemente a la ciudad, así que no tenía a quien recurrir para ayudarla y tras varias horas de intentos vanos, había decidido llamarlos.
Era una situación frecuente y Francesca se indignaba un poco cada vez que sucedía, era  molesto que las tiendas no tuvieran en cuenta las necesidades de sus clientes. Las mueblerías solían contra con servicio de transporte y armado, pero muchas de las tiendas departamentales no. En general el cliente terminaba pagando el flete y muchas veces, como en este caso, con un mueble que en lugar de solución se convertía en una molestia. Nada como un inmenso ropero, una biblioteca o una cama rebelde para hacer sentir inútil  una mujer sola.
Brandon llegó en aquellos momentos, así que él e Iván se fueron a ubicar y armar los muebles, una cama, un chifonnier y un escritorio.
Francesca prefirió tomar un té con la joven, la notaba nerviosa e incómoda, ella mejor que nadie entendía como se sentía. Así que prefirió darle charla para tranquilizarla.
-Estaba perdiendo la paciencia….- dijo la joven centrando su mirada en el martillo que descansaba en la mesa.
-Lo sé, también me ha pasado. Una vez al desarmar una cama me encargué de un tornillo rebelde a martillazos…
-¿Resultó? – preguntó la chica.
-En cierta forma, el tornillo salió, también algunos trozos de madera…- recordó ella sonriendo. Aquello había sido al desmontar el dormitorio matrimonial de sus padres, para darle una nueva habitación a su mamá, ahora podía reír pero en su momento había estado a punto de llorar de impotencia. Se había sentido tan inútil.
-Supongo que no es buena idea…- comentó la clienta.
-No lo creas, la gente subestima el poder del martillo en manos de una mujer. En otra ocasión armé exitosamente una cama, y también acomodé una ventana chueca…
-Jefa, Thor estaría orgulloso de ti – dijo Iván  que venía a avisar que ya los habían armado y quería que les indicaran donde ubicarlos.
- Créeme Iván, de vez en cuando, la fuerza bruta ayuda tanto como el ingenio…-dijo ella.
-Y la tozudez – agregó Brandon con un tono divertido.
- Bueno, soy un poco terca- reconoció Francesca.
-Y cada día agradecemos por ello-  dijo su empleado haciéndola sonreír.. También ella agradecía su terquedad, muchas veces, era lo único que la había hecho seguir adelante.

2 comentarios:

  1. jajajaja

    Vaya peleita con el tornillo, la cama y el martillo de thor!!!!

    Me ha encantado el capitulo, su desconfianza que poco a poco deberá ir cambiándola quiera o no quiera. Sino, dame al hombrecito a mí!!!!!

    Todo un placer de volver a saber de esta agencia.

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    Respuestas
    1. Cualquier relación con la vida real... besos !!!! Por el poder del martillo!!

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