Salió
de los vestuarios con su ropa de piloto, dispuesto a desquitarse en la pista.
Aún tenía mucho rencor que quemar.
Pero
al llegar allí, se encontró a Santino con cierta actitud reticente, a lo que le
estaba mostrando uno de los mecánicos.
-Que
tal chicos –Los saludó apoyándose en el coche junto al capó abierto, para
quedarse embobado con el motor de aquella maquina.
Santino
interrumpió su charla, para mirar a su amigo y compañero.
-¿Y
Jaimie?
Le
preguntó extrañado al no verla allí, sabiendo que hoy salía a pista su diseño
por ellos.
-Ha
subido un momento a las oficinas –Respondió sin alzar aún la mirada-. No sé
quien me ha dicho que venía hoy –Volvió a indicar con un alzamiento de hombros.
-Es
verdad –Recordó de repente el hombre-. Creo que me comentó algo de una fotógrafa,
que envía nuestra agencia para lanzar la nueva campaña y temporada de
competición –Hizo una mueca con su cara-. Pero creo, que habría que haberse
esperado una semana más. Al menos que hubiéramos probado bien éste prototipo,
porque vete a saber como responde.
-¡De
maravilla! –Se adelantó el mecánico con ojos brillantes de emoción-. El otro
día, lo volvimos a probar poniéndolo a tope tu mujer y yo y… -Carraspeó un poco,
sabiendo que era tarde para arreglar lo dicho, cuando tenía a Santino rojo como
la grana y con ganas de abalanzarse a su yugular.
-No
te pares –Dijo alzando una mano y posándola en el hombro del chico, mientras
que empleaba un tono de voz algo amenazante-. Sigue explicándome más de esas
puestas apunto que habéis realizado.
-Santino…
-Trató de calmarlo su amigo con tono pacificador-. Como es posible que aún te
pongas hecho un basilisco, al tratarse de tu mujer tras un volante en estas
pistas.
-Porque
es una loca rematada y lo sabes –Lo encaró en un gruñido-. A pesar de tener una
hija de cinco años, no ha disminuido para nada su…
Sandro
volvió a inmiscuirse.
-No
puedes prohibírselo –Soltó un profundo suspiro-. Ama lo mismo que tú –Mostró una
leve sonrisa-. Los coches, los motores, la velocidad y a vuestra hija –Le guiñó
un ojo-. Así que no seas tan cascarrabias y egoísta.
-Pero
es que parezco envejecer de golpe diez años, cada vez que la veo ponerse un
mono y bajar a las pistas –Renegó pesaroso-. Ya podría su padre haberle negado
el conducir también y que se dedicara solo a la mecánica… Vete tú a saber, sino
resulta esto un peligro y se hubiera hecho daño el otro día.
-¡Estas
de broma! –Volvió hacer acto de presencia el mecánico, quien había callado un
rato por su seguridad-. Créeme que esto debería convertirse en otra de las
maravillas del mundo. Es magnífica la potencia y estabilidad que tiene, su
respuesta es…
-¡Me
pido conducirlo primero! –Exclamó Sandro frotándose las manos, al tiempo que se
dirigía al interior del vehículo y agarraba el casco del sillón del copiloto.
-Como
quieras –Se alzó de hombros Santino, acabando por aceptar su derrota.
***
Aunque
en su rostro brindara una sonrisa relajada, se hallaba en verdad algo más que
nerviosa. Puede que un poco ansiosa y acojonada. Solo esperaba que no
apareciera nadie más, para tener que estrecharle la mano. Pues esta las tenía húmedas
del sudor.
Por
fin iba a ocurrir.
Tras
muchos años de sufrimiento, había endurecido su corazón con una capa de hielo,
para poder tener el enfrentamiento cara a cara que venía buscando en aquel
lugar.
Había
llegado el momento, de poner fin a una etapa muy dolorosa y amarga de su vida.
Necesitaba
hacer aquel último punto y entonces, ya tendría por completo las riendas de su
vida. Pues ya se hallaba harta de tener a su alrededor a gente manipuladora y
traidora.
Había
resultado difícil, tener que enfrentarse a su propia familia y luchar por lo
que ella creía justo. Pero con un gran empuje desde el fondo de su corazón
muerto, había encontrado el valor suficiente para ello.
Ahora,
antes de que se evaporara aquel valor, tenía que solucionar una última cosa.
Algo que para ella, antiguamente había sido lo más importante de su vida. Cosa
que ahora, ya no lo era. Pues su mundo giraba alrededor de otra persona. Una
persona, que formaba todo lo importante para ella, sin cabida para nadie más.
-Bien
Regina –Se le acercó nuevamente la bella y joven ingeniera en mecánica, con una
agradable sonrisa en el rostro-. Ya lo tengo todo, de modo que si me acompañas,
bajaremos a las pistas para que veas el coche y estudies como enfocar todo el
proyecto.
-Me
parece perfecto –Trató de agrandar su propia sonrisa, cuando en verdad su labio
quería tener libertad propia, para temblar y mostrar lo que sentía en verdad…
Miedo,
terror, pavor.
Nada
más salir por la puerta de la oficina, que su corazón parecía ir acorde con los
coches que se escuchaban correr al fondo en las pistas.
¡Pero
a quién demonios quería engañar!
Aún
no se sentía lo suficiente preparada para aquel momento. Y la culpa de ello, la
había tenido su familia, por tenerla encerrada en una jaula de oro, sin
libertad para moverse por su propia decisión.
De
acuerdo que iba asustada, nerviosa y muchas más cosas, que entraban en lo
calificable a una cobarde total y con enorme deseo de salir huyendo de allí, para
seguir dejando en el anonimato su gran tesoro.
Pero
él no tenía culpa alguna. Se merecía una respuesta a sus preguntas diarias. En
el fondo, Max tenía todo el derecho del mundo a conocerlo. Y ahora que había
sido lo suficiente valiente para llegar hasta allí, era de idiotas huir sin
mirar atrás.
Cada
paso que daban, más le costaba tragar saliva.
Incluso,
creía imposible el que la chica no se diera cuenta de su respiración cada vez
más alterada, cada vez que se topaban con algún hombre vestido con un mono.
Si
incluso por instinto, tenía su mano
izquierda pegada al corazón por si éste se le salía en uno de aquellos saltos
mortales que daba en cada sobresalto.
Y
cien metros más adelante, que se le habían hecho eternos. Las dos llegaban a
una de las pistas, en donde pudo apreciar a dos hombres en la zona de mandos, sintiendo
al momento gran alivio, cuando comprobó que ninguno de ellos era Sandro.
-Querido
–Habló la joven con tono cálido al hombre más alto. Reconociendo al segundo, al
famoso piloto. Quien resultaba ser amigo y compañero, del padre de su hijo-.
Deja que te presente a Regina Paccara, quien se va a ocupar de…
No
hacía falta girarse para mirar a la joven y saber el porqué se había callado. En
el rostro del piloto tenía la respuesta.
Éste
la miraba como si ella fuese la aparición de un fantasma.
¿Qué
demonios ocurría allí?
Pero
no pudo preguntarlo, porque de repente se escuchó tras ellos un fuerte chirriar
de ruedas que llamó toda su atención, justo para que pudieran ver como el
prototipo perdía el control y se estrellaba contra una valla de hormigón.
-¡Sandro!
–Exclamaba Santino aterrado mientras acudía hacia allí.
Lo se!!! Mucho tiempo!!!! Pero ahora que vuelvo al trabajo, ya voy teniendo ratillos para poder escribir y subir la continuidad de mis historias y partes nuevas.
ResponderEliminarAqui os dejo el segundo capitulo, con nuestros amigos de ocultandose al amor.
Las encontré mucho a faltar!!!!! Besazos
Feliz regreso cariño, para ti y tus historias!! Ya sabemso que estás a cargo de tu mejor obra ahora, nuestro sobri, así que tú tranquila y despacio....
EliminarObviando todo lo que dje antes ¡¡¡¡¿EN SERIO?!!!! ¿NOS DEJAS AHÍ? Es qué estás loca....?? QUIERO MÁSSSSSSSSS...Sandro estrellado, el regreso de Regina y ....¿no hay más?
Qué te quiero mucho lo sabes...pero quiero másssssssssssssss
creo que Nata me robo las palabras. iba leyendo trankilamente para no apurarme, con el corazon latiendo al igual que Regina y..... quedas ahi. quiero mas, y mas, pero sin presiones, jejejeje. gracias
ResponderEliminarcreo que nunca es tarde para comentar... :D
ResponderEliminarcito esta parte: "Querido –Habló la joven con tono cálido al hombre más alto. Reconociendo al segundo, al famoso piloto. Quien resultaba ser amigo y compañero, del padre de su hijo-. Deja que te presente a Regina Paccara, quien se va a ocupar de…"
entendi bien? que Regina es... ohh!! en verdad esta historia merece continuar :)
tambien lei ocultandose al amor, y me gusto mucho que tenga una continuacion
EliminarHOla SayA Di, gracias por seguir ésta historia. Prometo que ésta semana de aniversario, leerás su siguiente capitulo. Y la vuelta de ella.
EliminarUn fuerte abrazo